La respuesta a su pregunta no llegó inmediatamente, algo totalmente normal si tenía en cuenta que estaban siendo atacados por montones de sincorazón y lo peor era que cada vez aparecían más. ¿En qué clase de mundo estaban? Si había tantos en aquel mundo, ¿por qué no les habían atacado nada más llegar? Debía de haber algún tipo de razón para que no pararán de aparecer, quizás la clave estuviera en…
―Somos amigos, Bavol. Aún a pesar de que nos encontremos en esta situación, somos amigos.
La respuesta de Hikaru interrumpió el razonamiento del pequeño. Bavol no pudo evitar esbozar una suave sonrisa, su amigo seguía ahí a pesar de todo. Ahora tenía más motivos que nunca para salir de aquella situación juntos.
―Maldita sea, no se acaban…
Su amigo tenía razón, daba igual cuantos sincorazón destruyesen, al instante surgían varios más. Tenía que haber algo que los atrajera, debían de ser sus Llave Espadas y sus corazones, pero jamás había visto tanta cantidad por solo dos Aprendices.
Bavol se giró hacia su compañero y se percató de un detalle que había estado pasando por alto hasta ahora. Parecía que los sincorazón se sentían especialmente atraídos por Hikaru, incluso si se concentraba él también parecía detectar algo proveniente de su compañero. Su compañero emanaba un aura de… de… oscuridad.
Esa tenía que ser la explicación. Los sincorazón eran seres de oscuridad y debían de sentirse atraídos por ellas. Si recordaba bien cuando habían comenzado a aparecer, se daría cuenta que lo habían hecho cuando Hikaru estuvo dudando entre si matarlo o no como si algo lo carcomiese por dentro. Fuera lo que fuese lo que le estuviese pasando por dentro, debía de calmarse si quería que los sincorazón dejarán de aparecer.
―¡Hikaru, eres tú! ¡Eres tú el que los está atrayendo! ¡Es tu oscuridad! ―chilló Bavol intentando advertir a su compañero para que hiciera algo.
No tuvo tiempo para seguir explicandole lo que ocurría, dos sincorazón se lanzaron directos contra él y consiguieron derribarlo contra el suelo. Ahora tenía que intentar sobrevivir, por lo que su compañero debería de resolver solo aquella situación.