Crucé aquel jardín que estaba tan bien cuidado. Por su aspecto, alguien debía estar viviendo en la mansión; no había otra explicación, o en aquel momento no se me ocurría otra. Me acerqué con mucho sigilo a la puerta pero un sonido de varios jarrones estrellándose contra el suelo me hizo retroceder. ¿Qué estaba pasando allí adentro? Mi intriga pudo con mi miedo de nuevo, y cuando quise darme cuenta, ya estaba dentro de la mansión.
Sorprendida, encontré a dos hombres vestidos de negro en el suelo y, alrededor de ellos, trozos de cerámica. La explicación más obvia a esto era que la chica los había lanzado, quizás para protegerse. Cuando levanté la vista, observé a la chica de pelo azabache, que esta vez tenía una especie de arma en la mano. Era una espada, eso seguro, pero... ¿Tenía una extraña forma de llave o eran imaginaciones mías?
Por lo visto, éramos los únicos en la mansión. O eso quería creer yo. Pero mirando los fríos ojos azules de la chica, buscando a alguien más, me preocupó bastante.
Levanté más la vista y no di crédito a lo que veía; una ristra de objetos de cerámica flotaban en el aire, apuntando a la misteriosa chica, esperando el momento para atacarla. La maceta salió disparada cuando menos me lo esperaba. Quise cerrar los ojos, deseando por alguna razón que no hiciesen la hiciesen daño, pero no los cerré. E hice bien, pues pude observar como con una precisión y una elegancia increíbles, la chica hacía un corte perfecto en el objeto. La maceta cayó al suelo instantes más tarde.
Pensé que quizás debería irme, que ya había visto suficiente por hoy, pero ya era demasiado tarde. El resto de objetos se dirigieron a ella con una gran fuerza; pero ella sencillamente los esquivaba con bastante facilidad. Hizo, espera... ¿Desaparecer? ¡¿Ha desaparecido su arma?! ¿Qué ha sido ese manto de luz que ha emergido de la espada haciéndola desaparecer?
Con la misma elegancia que hasta ahora, se acercó al par de hombres y con una fuerza increíble los lanzó hacia la puerta. Ahogué un grito, pensando en que podían haberse estrellado contra mí. Los ojos de la chica se cruzaron por primera vez con los míos.
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¿Y tú quié dem...? —calló para poder esquivar un cuchillo que iba directo a ella—.
¡Fuera! —chilló.
No tuve tiempo a responder, puesto que se dirigió corriendo a la puerta y lanzó a los dos hombres; acto seguido, cerró la puerta. Pude escuchar como todos los objetos se estrellaban contra ésta. Era un sonido bastante desagradable.
—
Vaya par de inútiles —se refería a los dos hombres, supuse. La verdad es que estaba en lo cierto; no tenían mucha pinta de ser de mucho provecho—.
¿Quién demonios eres? —completó la frase que antes no pudo terminar al haber sido interrumpida—.
¿Tus padres no te han dicho que entrar en casa ajenas está mal?Me mordí la lengua para no contestar lo primero que me vino a la cabeza. Desearía que mis padres estuviesen aquí y pudiesen castigarme todo el tiempo que quisiesen por haber entrado aquí. Desgraciadamente, eso ya no era posible.
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Soy Freya—tampoco había una respuesta mejor a la primera pregunta. No tenía intención de contarle toda mi vida—.
¿Esta es tu casa? Espera... mejor dicho... ¿Quién eres?—las preguntas empezaron a fluir por mi boca; ya no podía controlarme. Necesitaba saber que demonios era todo aquello—.
Tu espada ha... ¿Desaparecido? ¿Y cómo han podido volar todos aquellos objetos?Estaba segura de que no estaba teniendo un comportamiento muy cortés, pero no podía ser de otra manera. Todo aquello salía de lo normal.
¡Vale! Muchísimas gracias :3 Me esforzaré mucho en mi primera trama. Espero hacerlo bien aunque llevo poquito en el rol