SaitoEl aprendiz de Bastión Hueco escuchó lo que el que parecía ser el capataz de la obra entrando a la caseta que servía como vestuario para los empleados de la obra. Dentro se respiraba un ambiente un tanto desagradable (olía a sudor y de los baños que había al fondo salía un tufillo bastante malo).
Sin más preámbulos Saito podría cambiarse su ropa cogiendo de un vestuario cualquiera unas prendas que por suerte encontraría de su talla -al parecer de un tal Bob-. En el momento en el que el aprendiz trató de salir se daría cuenta de algo. Un muchacho que había pasado desapercibido por completo se encontraba sonámbulo paseándose por el vestuario y acercándose hacia el muchacho cada vez más y más...
El desconocido que caminaba dormido despertó en cuanto ambos cayeron al suelo, no fue un gran golpe para Saito, aunque que se le cayese una persona encima nunca era agradable. Aquella persona no parecía mucho mayor que el propio miembro de Bastión Hueco, como mucho tendría un año más que él y era un humano. Uno cuya apariencia era especialmente atractiva, por lo que al principio no sentiría que lo conocía, pero si se lo imaginaba con el pelo más desarreglado, ojeras y con al menos quince años más... ¿No le resultaría
MUY familiar?
—
Mamá... No es hora de ir a... Eh... Trabajar... —dijo mientras bostezaba enseñando todos los piños y entreabría los ojos—.
Oh... Esto... Buenos días y tal. ¿Eres mi compañero? No recuerdo tu nombre... Esto... ¿Doctor qué? Bueno, no importa... Es un placer conocerte y esas cosas... Me conocen por aquí como "Marmotilla", todavía no entiendo por qué. Perdona que esté tan cansado... Anoche estuve leyendo hasta tarde.>>
El jefazo me pidió que te diese un paseo por el castillo, ahora mismo estamos con una cámara secreta... Se supone que tenemos que firmar un documento para asegurar que no le diremos a nadie nada de ese sitio... No sé para qué es, la verdad. Supongo que para algún tesoro, desde que aprender magia se puso de moda algunas personas empezaron a aprender hechizos para robar y tal... ¡Bueno, en marcha!Y salió de la caseta-vestuario, no sin antes volver a girarse hacia Saito al darse cuenta de un buen detalle.
—
¿Y cómo te llamas tú?KairiEl ratón dio unos pequeños saltitos mientras asentía con gran energía indicando que efectivamente, él les había salvado. Por algún motivo el ratón no parecía poder hablar ni emitir ninguna clase de sonido por la boca, pero aún así no se negaba a contestar meneando la cabeza felizmente o gesticulando con las manos.
Aquel amable ratón hizo gestos varios con las manos, muchos de ellos eran difíciles de entender, pero finalmente el hombrecillo chocó su puño contra su palma abierta como si hubiese tenido una gran idea o se hubiese acordado de algo. Se levantó y corrió a por un libro que tenía guardado con sumo cuidado para extenderselo a la joven. En aquel libro (que tenía grabadas las siglas K.J.) había varios bocetos; el de un castillo a medio construir, el de una joven de pelo liso furiosa, el del símbolo de un sincorazón, el de la forma más básica de una llave espada (la cadena del reino), el de un hombre con turbante y otro con parche que a Kairi le sonaría mucho entregando la susodicha llave espada a un joven de pelo largo y descuidado... No podría dejar pasar un mensaje que parecía dirigido a su salvador "ve al Astillero el día 15/07/12XX a las 17:15:34 y recoge a la chica inconsciente. Estará rodeada de monstruos, debes hacer que se alejen. Es muy importante que no muera". Pero había una página que sin duda tenía que causar de alguna manera una impresión enorme a Kairi.
Se trataba de un dibujo de la propia aprendiza con su llave espada, pero no estaba sola: Maya, Saito y Alec también estaban dibujados en diferentes páginas con sus respectivas Llaves Espadas y todos tenían algo en común: Estaban encarados a una figura envuelta en una túnica negra y que al igual que ellos portaba entre sus manos una llave espada que carecía de una forma definida puesto que estaba enborronada haciéndola imposible de distinguir.
Había muchos más bocetos páginas más adelante, en el siguiente había algo similar a un enorme ojo de cerradura, pero el ratón casi se lanzó por el libro cuando alguien llamó a la puerta impidiendo a la chica ver más. El extraño salvador de Kairi escondió de nuevo el libro y apremió a la chica a ir hacia un armario que había en la habitación vecina a la que ella había despertado. En dicho armario había un falso-fondo que se apartó al pulsar un botón dejando a Kairi la posibilidad de irse por unas estrechas escaleras que llevaban a algún lugar desconocido. El rató la miró suplicante para que se fuera, pero la chica se marchase por aquel lugar.
No tardaría en ver que aquella gruta acababa a los pocos metros. Olía con gran fuerza a humedad y pronto llegó a una salita circular con un dibujo en el suelo; un círculo mágico que brillaba con una tonalidad azulada. Era imposible decir lo que hacía, pero si aquel ratón la había mandado hasta allí abajo era por algo.
AlecLa defensa de la Sota de Tréboles de Alec fue suficiente para hacer que el vehículo sincorazón se estrellase contra la pared de zarzas. El daño que recibió no fue ni mucho menos letal (solo unos arañazos superficiales en la carrocería y un faro roto) pero claro, si teníamos en cuenta que uno de sus faros era un ojo se podría decir que era un gran daño, y así lo mostró el propio sincorazón que dejando la marca sobre el asfalto al retroceder se alejó unos metros sorprendido (si es que los sincorazón podían sorprenderse, claro)
Aún así, el aprendiz pudo convocar bajo las ruedas del vehículo unas pequeñas llamas que derritieron dos de las ruedas dejando su movimiento severamente dañado (se notaba que le costaba moverse en línea recta)
La gatita tampoco se quedó quieta provocando un corte que efectivamente, cegó al vehículo, que empezó a moverse sin ton ni son por la calle hasta estrellarse contra un edificio con el que quedó empotrado sin posibilidad de salir de allí. Desventajas de tener una forma tan poco usual, posiblemente.
Pero en ese momento alguien cayó desde el cielo. Un encapuchado que portaba una llave espada cadena del reino... No, no era una cadena del reino, era imposible distinguirla de una, pero había algo en ella que sentiría diferente, como si fuese una fuerza diferente. Alec no tardaría en distinguir a aquella persona: El Rey Mickey.
—
El pasado debe ser alterado. Todos los portadores deben morir —murmuraba mientras se movía erráticamente como si no fuese dueño de su propio cuerpo... O como si estuviese bajo un potente hechizo hipnótico—.
Aquí, ahora, siempre, antes, después, en todas partes. Para librarnos de la pesadilla eterna el mundo debe ser reescrito.Mickey dio un paso hacia delante formando unas grietas sobre el suelo de la que surgían pequeñas rocas levitando durante unos instantes para luego caer de nuevo contra el suelo, un nuevo paso y lo mismo. Se acercaba lentamente, pero Alec notaría que aquel portador no era alguien al que él pudiese vencer. Parecía poseer una fuerza igual o mayor que la de Ronin o Ryota, no era algo que supiese con certeza, pero un aprendiz que llevaba tanto tiempo como portador no era estúpido. Sabía que aquel no era un enemigo que pudiese vencer.
Aún así... ¿Huír o enfrentarse a una derrota inminente? El reloj seguía avanzando.
Maya—
¡N...!—
¡Claro que puedes venir! —sonrió el hombre del turbante soltando una carcajada que sin duda parecía más característica de Ronin, aunque éste último simplemente miraba enfadado a su maestro por haber sido interrumpido—.
¿Y cómo te llamas, pequeña? —preguntó con amabilidad.
El hombre esperó una respuesta, y en cuanto Maya continuó continuó hablando con total alegría.
—
Éste malhumorado que ves aquí es Ronin. Creo que no hizo bien de vientre esta mañana... —señaló al joven que no debía tener mucho más que veinte años—.
Es mi aprendiz, yo me llamo Rayim y soy un maestro de artes marciales, viajamos por todo el mundo juntos para fortalecer nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu.—
Pfff... —Ronin contuvo una carcajada ganando una mirada de desaprobación de Rayim, que suspiró con resignación viendo la actitud de su incorregible discípulo.
—
Pero bueno, ¿vamos? Unas obras no son un lugar seguro para una jovencita tan guapa —finalizó guiñándole un ojo con complicidad.
Así pues, entraron al castillo.
Todo estaba en obras y muchas cosas las tallaban a mano algunos humanos y animales antropomórficos, por lo que avanzaban lento, pero sin pausa. ¿Quién sabe? Quizás su abuelo se encontrase allí trabajando, aunque sería muy peligroso que intentase verlo por lo que lo mejor sería que no hiciese nada que pudiese provocar problemas en la continuidad del espacio y el tiempo. ¿Quién sabe qué desgracias podrían acontecer si algún evento era cambiado?
Los pasillos estaban repletos de largas escaleras y vigas para alcanzar las zonas más altas e inalcanzables. Sin duda Maya habría visto algún cuadro pintado de las obras del castillo así que era posible que le recordasen algunos trabajadores como parte de la plantilla de los que habían hecho posible la existencia de su hogar, una sensación sin duda extraña puesto que el castillo tenía al menos ochenta años de antigüedad.
La joven vería que llegaban a una zona vacía pero llena de vegetación donde un amplio taladro hacía un agujero en el suelo. En un futuro aquel lugar que estaban construyendo sería el hangar de naves gumis del reino.
Finalmente llegaron el lugar que en un futuro se convertiría en la biblioteca personal y despacho del Rey Mickey.
No había nada (obviamente) ni nadie. Nada excepto ellos y un reloj de cuco enorme al que le quedaban menos de treinta segundos para dar la hora en punto.
—
Por cierto... ¿Seguro que es aquí? —preguntó entonces el hombre del turbante con una sonrisa inocentona.
—
Más nos vale, con todas las molestias que nos hemos tomado en seguir a rajatabla esos documentos sería un desperdicio no descubrir de que va todo este embrollo.—
Él no parece capaz de dejar algo al simple azar. Bien has visto que todas las predicciones de su guión eran ciertas —el Maestro de "artes marciales" miró con preocupación a Maya—.
Esto... Mira, verás pequeña... Sé que va a sonar raro, ¿vale? No entiendo muy bien como tú entras en esto, pero es importante. ¿Podrás escucharnos?>>
Verás, alguien nos avisó de que nos ibas a seguir incluso antes de que te lo hubieses propuesto días antes o años alguien ya había escrito todo lo que iba a ocurrir hoy. En un guión venía esa información con todo lujo de detalles, cómo debíamos hablar, qué debíamos decir y cuando y evitar a toda costa aquel tumulto de gente de antes. No entendemos por qué, pero si también estás envuelta en ésto es que debes tener un papel importante para evitar lo que sea que vaya a suceder si no seguimos esas instrucciones.>>
En nuestro guión ponía que tú y los "otros tres" que aparecerían contigo no debían enterarse de ciertos detalles hasta "llegado el momento" y que nosotros tampoco debíamos haceros preguntas a vosotros ya que eso podría cambiar el flujo constante del tiempo. Siento no poder darte más información, nosotros tampoco sabemos nada. Pero pase lo que pase... Sepas que nos afecta a todos y es importante que colaboremos.El reloj de cuco dio la hora en punto. Las campanadas resonaron interrumpiendo al hombre, que se giró hacia el único mueble de toda la estancia mirando la hora con nerviosismo.