por ita » Mié Ene 14, 2015 10:50 pm
Las partes en negrita son traduciones propias del original en inglés, de Casandra Clare [The VoiceMail], el onceavo relato de las "Las Crónicas de Bane". El resto es cosa mía. Espero les guste.
El Contestador de Magnus Bane
La luz de su teléfono parpadeaba, roja, incomodándole. Nadie solía dejarle mensajes de voz (le gustaba pensar que su aterrador mensaje atemorizaba a los pobres incautos que cayeran en la tentación de llamarle). Recordaba con bastante cariño el momento en que lo había grabado, poniendo su mejor tono de Gran Brujo de Brooklyn, amenazando a quien osara molestarle con un par de sus mejores maldiciones. Por supuesto aquello mantenía alejados a los mundanos, pero no podía aplicarse lo mismo al resto de los mortales. Y, mucho menos, a ciertos nefilims que no entendían el significado de “no os quiero volver a ver”.
Dándose por vencido, pulsó el botón. La voz de Alec llenó la sala, ansiosa y triste, lista para volver a partirle el corazón. Exactamente lo que esperaba.
Hoy 2:00am
Hola, soy Alec. Alexander. Bueno, ya lo sabes... Sólo llamo porque realmente creo que tenemos que hablar. Supongo que estarás ocupado. Llámame cuando puedas.
Biip
No esperaba más mensajes. Al menos no de otros, por eso oír la voz de Izzy le sorprendió. No había supuesto que, tal vez, Alec se lo contaría a su hermana, que Alec no sabía mentir y llevaba escrita la verdad en su cara, que, aunque tratara de callarlo, se acabaría sabiendo.
Hoy 2:10am
Hey, Magnus. Soy Isabelle Lightwood. Parece que ha habido un pequeño malentendido. Mi hermano ha vuelto a casa dando la impresión de algo que estoy totalmente segura que es un error. ¡Llámame o lo que sea, y vamos a arreglar esto!
No sé por qué he dicho “o lo que sea”, ¡todos somos amigos!
Biip
¿Una impresión equivocada? Supuso que Izz no quería verlo, no aún, que había sido él el primero en añicarle el corazón a su hermano. No quería creer que era capaz de algo así de malo, algo así de cruel. Pero era cierto, le había dejado, abandonándolo en los suburbios de una estación congelada en el tiempo, lúgubre como la vida que ahora empezaba, una vida sin estrellas ni alegría; una vida sin Alec.
Hoy 2:35am
Vuelvo a ser yo, Isabelle. Tal vez no haya sido un malentendido. Quizás lo único que ha pasado es que tú has cometido un terrible error. ¡Está bien! La gente se equivoca. Lo único que tienen que hacer es arrastrarse y rogar perdón, entonces todo vuelve a su sitio. Así es como debe ser. Por esta vez te lo dejaré pasar, Magnus.
Biip
Se encogió de hombros y se recostó en el sofá. Presidente Miau se arropó entre sus piernas, frotando su cabecilla contra su rodilla, mirándolo como afligido; tal vez porque no le estaba prestando atención, sino que tenía la mirada perdida, fija en la luz que aún parpadeaba, anunciando más mensajes de voz. Mensajes que no quería oír pero que fluían, crueles, burlas demoníacas que le recordaban aquello que había hecho, su pequeño delito.
En ese preciso instante la grabación dio paso a una nueva llamada. Su pequeño teléfono empezó a vibrar y a entonar una canción que anunciaba el nombre de quien llamaba; Isabelle Lightwood. Con un ademán de manos, lanzó el teléfono lejos de su alcance, para ahorrarse las palabras crueles que la nefilim estaba a punto de lanzarle, las amenazas implícitas en su voz.
Pero el buzón de voz le traicionó, permitiéndole grabar su mensaje y que resonó por toda la habitación.
Hoy 3:00am
Isabelle de nuevo. Permíteme que te ilustre con lo que pasará si cometes el error de dejar a mi hermano. Los Lightwood somos gente muy atractiva. Algunos dicen que los Herondale solían serlo más pero, piénsalo de este modo, no sólo los superamos en número, sino que les arrebatamos a su último bomboncito y lo hicimos nuestro. Les ganamos por goleada.
He estado mirando retratos de nuestros ancestros. Gabriel Lightwood era un bellezón. Se rumoreaba que un Cónsul estaba de acuerdo con cualquier cosa que mi tatara-tía-abuela Felicia Lightwood dijera, porque todo lo que oía era “sexy, sexy, sexy”. Si rompes con Alec, no estarás perdiendo a uno de los chicos más atractivos, sino a toda una familia de macizorros. Se lo diré a todos. Nunca más ningún Lightwood volverá a guiñarte el ojo en un bar. Piensa en ello. Piensa en una vida sin Lightwoods, una vida solitaria durante quinientos años a partir de ahora, en un triste y distante bar, en la luna.
Biip
Había conocido suficientes Lightwood como para saber que sólo eran monstruos de ojos verdes, malvados y conspiradores. Alec, claro, era diferente; dulce, cariñoso, sincero. No había falsedad en su vida, su mundo estaba tan lleno de inocencia y pureza que quería quedarse en él, perderse en aquel mar de azul. Se había extrañado tanto en ver esa combinación, tan propia de los Herondale que había conocido, en un rostro tan ajeno a ellos... por ello había tenido que recurrir a sus recuerdos para encontrar el motivo. Y sí, aquello le había confirmado sus temores, Alec era un Lightwood. Pero uno particularmente agradable, al que no le importaría tratar con más intimidad. Y ahora estaba huyendo de él, como si se hubiera convertido en un gusano gigante. Y tuvo que contenerse, porque aquel recuerdo de Benedic Lightwood le obligó a tararear la tonta canción que Will compuso en honor a la viruela demoníaca; era demasiado hilarante como para poder contener la carcajada. Fue la primera vez que reía, o que, en general, hacía algo más que estar tirado en alguna parte con la mirada vacía y el rostro ceniciento, taciturno y perdido en sus oscuros pensamientos.
La música, proveniente de algún lugar misterioso, lo sacó de la cama. Era temprano y ya estaba a punto de enviar hordas de purpurinas a acabar con el idiota que le llamaba, cuando la voz de Alec lo arrancó de entre las sábanas. Corrió hacia la sala, donde, vagamente, recordaba haberse deshecho de su dichoso móvil, al esquivar las llamadas de Izzy. Quería contestarle, decirle que lo superase, que siguiera adelante. Necesitaba hablar con él, suplicarle que no muriese en alguna estúpida misión, que le necesitaba vivo, que la certeza de que estaba bien era lo único que podría mantener su cordura. Pero la voz de Alec se apagó, con un sonido metálico al colgar, dejando tras de sí su último mensaje, grabado en su contestador.
Hoy 11:00am
Hola. Soy Alec. Supongo que sigues estando ocupado. Eso está bien. Sé que tienes un montón de cosas por hacer. Solo... ¿llámame cuando puedas? Sea cuando sea, no importa la hora. Estaré despierto. Realmente necesito hablar contigo.
Biip
- Y yo también – le dijo a la nada, a las montañas de cajas olvidadas de comida para llevar, a su gato que jugaba con una de sus fabulosas camisas, dejada sobre el suelo sin miramientos y que ahora no era más que una bolita sobre la que Presidente enterraba sus uñas.
Se dejó caer sobre el sofá y tiró sobre él una manta. Volvía a dormirse cuando una irritante voz atacó, desde los recónditos lugares de su sala de estar.
Hoy 2:30pm
Buenas tardes señor Bane. Le llamamos de Industrias Hadrian. Llamamos para pedir sus servicios para un ritual sencillo, como el que realizó el pasado febrero. También nos gustaría si pudiera traer consigo una caja de sapos cornudos. Le recompensaremos generosamente por los sapos.
Biip
Se alegraba de no haberles contestado. Trabajo, aburrido y tedioso trabajo. Ni aunque le pagasen el doble que la otra vez, no estaba interesado. No tenía ganas de salir y enfrentarse al mundo, a ese mundo sin Alec.
Chasqueó los dedos, totalmente desganado, y disfrutó, durante unos breves instantes, de paz y del amargo aroma del café colombiano que acababa de conjurar en su mano. Era café negro, oscuro, tal como le gustaba a Alec... Sabía como él, como sus labios. Apretó tanto la taza de papel que el contenido, cálido, se derramó sobre su pijama de papagayos danzantes, ahogándolos entre manchas marrones.
Tras verse obligado a cambiarse (un conjunto sobrio acorde a sus emociones; pantalón tejano rasgado y un suéter monocromático que sospechaba no era de él), volvió a echarse en su otomana, con un libro en la mano y la manifiesta intención de no hacer nada, hasta fundirse con la pared.
Había llegado a la parte más emocionante de un tratado del siglo VIII, cuando la musiquilla, procedente de alguna misteriosa, suficientemente cercana para oírse con claridad, pero recóndita en su localización, le hizo alzar la mirada. Renunció a la paz y dejó que Isabelle hablara.
Hoy 5.14pm
“Miau”, “¡Miau!”.
¡Oh! ¡Oh! ¡Gato estúpido!
Ejem... Me dijiste “deja de llamar, Isabelle”, pero no soy yo quien está llamando. Es Iglesia. Yo sólo contribuyo a hacer posible esta llamada.
Mira, aquí hay algo que quizás no sabías antes de cometer tus recientes actos rastreros. ¿Nuestro gato, Iglesia, y tu gato, Presidente Miau? Están enamorados. Nunca había visto un amor así antes. Nunca creí que un amor así pudiera existir en el corazón de un... gato. Algunos dicen que no está bien que dos gatos macho se quieran, pero yo pienso que que es precioso. El amor hace a Iglesias más feliz de lo que nunca le he visto. Nada le hace tan feliz como Presidente Miau. Ni siquiera el atún. Ni siquiera arañar viejos tapices. Nada. Por favor, no mantengas a estos gatos separados. Por favor, no te lleves la felicidad de Iglesia.
Mira, esto es sólo una advertencia por tu propio bien. Si insistes en separarlos, Iglesia se enfadará. No quieres verlo enfadado.
Biip
Estaba claro que las amenazas no iban a persuadirla de que dejara de llamar. Debería haberlo sabido; la conocía lo suficientemente bien como para dar por sentado que Izzy jamás se daría por vencida en la empresa de molestarlo, de intentar convencerle de volver con su hermano. Debía admitir, pero, muy a su pesar, que tenía imaginación. Tal vez demasiada. ¿Cuándo se habían conocido sus gatos?
Iba a reanudar su lectura, tras llenar de mimos y caricias a Presidente (quien había maullado de felicidad, contento de volver a ser el centro de amor de Magnus), cuando el dichoso buzón de voz le atacó de nuevo. Debería encontrar el teléfono y apagarlo, para poder seguir con su emocionante vida de soltero, triste y angustioso, pero no tenía fuerzas para aquello. Así que, de nuevo, le tocaba escuchar las quejas de algún otro nefilim que se divertía molestándolo cuando no estaba en su mejor momento.
Hoy 6:00pm
Hola Magnus. Soy Clary. Nadie me ha pedido que hiciera esta llamada.
Isabelle me preguntó si podría hacerlo, pero le dije que no, así que ella no sabe nada.
Honestamente, cuando conocí a Alec, pensé que era horrible. Aunque, claro, con todo eso de descubrir el mundo de las sombras y el secuestro de mi madre, no estaba en mi mejor momento. Fueron tiempos malos, pero Alec seguía sin ser mi persona preferida.
Era un gilipollas. Pero no un gilipollas porque fuera mala persona, sino porque era infeliz y trataba de actuar como si fuera otro. Supongo que aprendió que tenía que ocultar cosas mientras crecía – o guardar secretos o perder personas. Él es muchísimo mejor cuando está contigo. Es mejor porque está feliz.
No sé muy bien cómo funcionan las relaciones. Jace es mi primer novio y ya te digo que nuestra relación no es nada normal. Pero supongo que, para mi las relaciones son así; no importa lo que suceda, mientras sean felices juntos.
No estoy llamando porque esté preocupada por Alec. Tu también parecías realmente feliz con él. Así que me preguntaba cómo estarías. Espero que bien.
Biip
Le habría gustado decirle que no lo parecía, que realmente había sido feliz, no era algo que pudiera fingir, aunque tenía en alta estima sus habilidades artísticas (siempre que no tuvieran que ver con instrumentos o la pintura, sus amigos le habían asegurado que esas vertientes le deberían estar totalmente vetadas). Tenía razón en lo que había dicho; Alec había luchado consigo mismo, tratando de ocultar lo que sentía, aquello que le hacía mejor. Por temor, por miedo, por el rechazo que la verdad le traería.
Se estaba perdiendo de nuevo en una maraña de caóticos pensamientos cuando otra vez, la voz de Alec lo devolvió al mundo.
Hoy 8:26pm
Hola Magnus. Soy Alec. Alexander. Supongo que no quieres hablar conmigo. Entiendo por qué, pero de verdad pienso que si volviésemos a estar juntos... si tan siquiera pudiera explicarte...
Soy malísimo para las palabras. Lo siento. Pero tú siempre parecías saber qué quería decir. No quiero perder eso. No quiero perderte a ti. Quiero hablar contigo tan desesperadamente... pero si no puedo supongo que estoy llamando para decir...
Realmente lo lamento. Sólo era eso.
Biip
- No digas eso... Claro que quiero hablar contigo, pero... - pero si le veía, sabía, que no podría comportarse. No delante de su debilidad, de aquellos ojos que le tenían embelesado, que le perseguían en sus sueños y se escapaban en la realidad. Todo su cuerpo deseaba volver a verlo, pero no debía. No era sólo porque le había traicionado... había algo más, algo egoísta y que le aterraba confesar; que algo grande y terrible estaba viniendo, algo capaz de asolar con todo, de arrasar con los nefilims, con cada uno de los hijos del ángel, para eliminarlos de la tierra. Y no quería sufrir más de lo que ya lo hacía. Perder a Alec ya era bastante malo, tener la certeza de que jamás podría recuperarle... era lo peor. Así que prefería alejarse, proteger su corazón y, lentamente, olvidarle, que fuese sólo un amargo recuerdo.
El siguiente mensaje recibido lo dejó totalmente perplejo.
Hoy 9:39pm
Hola Magnus. Soy Simon. Me conoces. Bueno, la última vez que hablamos me llamaste Soames, pero nos hemos juntado.
Estoy llamándote para... ugh... - sé que esto sonará mal – para sugerirte que vuelvas con Alec.
Creo que sería bueno para la moral. Sinceramente, Alec fue horrible con Clary la primera vez que se vieron y si vuelve a estar tan malhumorado de nuevo no sé qué hará Clary. En estos días ella tiene poca paciencia con las armas, menos aún con hermanos.
Aunque esta vez es diferente. Su novio está en llamas. Ya tiene suficientes problemas. Supongo que quiero decir que apreciaríamos si hicieras eso por el equipo.
No es como si yo fuera parte de los cazadores de sombras.
Los cazadores de sombras no dejan que los vampiros formen parte de sus equipos.
Probablemente este mensaje suene egoísta y tonto. Honestamente me siento mal por Alec. Es un buen chico. Mucho menos molesto e irritante que Jace. Siempre he pensado que podríamos ser amigos, si se diera la ocasión. Quizás colegas; colegas que practican tiro con arco juntos.
Llegados a este punto debe ser obvio que Isabelle me ha obligado a llamar. No estoy seguro de qué se supone que debo decir.
Aquí lo tienes. Alec se ve terriblemente mal.
¡Oh! ¡Isabelle! Quiero decir, él se ve bien, es un chico muy guapo. Mucho más que Jace, si me preguntas. Pero está hundido. Cualquiera puede notarlo.
No me había fijado en cómo se ven los chicos, pero incluso yo lo veo. Tiene ojeras horribles y sus suéteres parecen despedazados. Su madre está preocupada porque no come y escuché a Jace tirarle indirectas sobre peines ayer. Claro que, para un guerrero tan formidable como Jace eso sonaba muy remilgado.
No sé qué pasó entre vosotros, chicos, pero sé cuando alguien está arrepentido. Puedo asegurarte que, sea lo que sea que Alec hizo, lo siente.
Si pudieras darle un respiro, sería fantástico. Bueno. Supongo que eso es todo.
Por favor, no le cuentes a Jace que dije que era formidable.
Biip.
Tardó un rato en acordarse de quien era Simon. El vampiro diurno. Debería ser más cuidadoso, pues, a fin de cuentas, cuando el mundo fuera aniquilado, sólo los vampiros, los brujos y las hadas vivirían. Ellos dos serían los únicos que perduraran. En mil años, en dos mil... debería recordarlo. Pero los nombres no eran su mayor habilidad. A no ser que tuviera cabello oscuro y ojos azules, en ese caso podía hacer una excepción, pero Simon era tan mortalmente normal...
Y, ¿acaso Izzy había amenazado a todo el mundo para que le fastidiara? Tendría que tener unas serias palabras con esa jovencita sobre la intimidad y cómo molestas llamadas a deshoras afectaban a su ritmo vital y le hacían aparecer terribles arrugas en el entrecejo, de tanto fruncirlo enojado. Como si no tuviera suficiente ya...
Pero no, el mundo entero conspiraba para molestarle, irritarle y no dejarle dormir en paz.
Hoy 11:43pm.
¡No, escúchame, con tu cara de no contestar al teléfono! ¡Estás cometiendo un terrible error! ¡Fui lo mejor que te pasó!
Ugh... Bueno, estadísticamente no es muy probable.
Muchas cosas te han pasado. Mucha gente te ha pasado...
Creo que fue por eso que hice lo que hice. Quería saber que no era sólo, ya sabes, uno más de una larga lista. No quería ser una bonita nota a pié de página en la historia de tu vida.
¡Oh, Dios!
¡Jace, Jace, despierta! ¿Cómo se borra un mensaje en el teléfono de otra persona?
Biip
¿Había sido aquello Alec con una runa de valor? No, sólo por curiosidad, volvió a escuchar el mensaje. No, ese era Alec con un par de cervezas de más. O tinto. Sí, le pegaba más el vino. Como su madre. El desamor parecía que los llevaría a ambos a alcohólicos anónimos. Aunque no era tan divertido como para reírse, seguramente era el cansancio. A duras penas conciliaba el sueño; se había acostumbrado a la constante presencia de Alec, a sentir su respiración acompasarse con la suya, a notar los latidos de su corazón. Dormido era como un ángel caído para incitarle a pecar. Era indecentemente hermoso, con esa expresión relajada, la piel levemente brillante, reflejando la luz, pálida y plácida, cálida bajo su palma, con el cabello alborotado, muy negro sobre la almohada. Y su mano buscando a tientas la suya, aún entre sueños, entrelazándola. Y después, el aroma de café al despertar. Lo había perdido y, en su lugar, había dejado a un Alec que bebía demasiado y le hacía llamadas vergonzosas, confesiones que, de otro modo, no tendría el valor de realizar.
Le gustaría decirle lo equivocado que estaba, que él había sido lo mejor de su eterna vida, la razón para volver a sentir, para volver a querer, para descongelar todos aquellos sentimientos ya muertos, fósiles esperando desaparecer. Él lo había desenterrado todo, devuelto a la superficie, permitiéndole volver a maravillarse. No era insignificante como creía; lo era todo para Magnus, su razón de vivir.
¿Cómo era posible que los nefilims madrugasen tanto? Maldijo en todos los idiomas que conocía mientras el sueño, que a penas había acudido a él, se desvanecía.
Hoy 8:11am.
Señor Bane, le estoy llamando en representación de mi cliente. Es mi criterio, y seguro que también lo será del juez, que sus acciones con respecto a la finalización de su relación con Alexander Gideon Lightwood, señor, fueron ilegales. En mi oficina tengo testigos y documentos que prueban que ustedes estaban casados y, por tanto, el señor Lightwood podría reclamar la mitad de sus posesiones en Brooklyn.
Bien, vale, soy Isabelle de nuevo.
De acuerdo... mi abogado es Iglesia. Pero realmente creo que tenemos un caso. E Iglesia nunca ha perdido un juicio.
¡Responde al teléfono, Magnus!
Biip
¿Matar a un Cazador de Sombras seguía siendo ilegal?, ¿aunque aportara pruebas más que suficientes de que era en defensa propia? Sólo unas palabras se quedaba corto, a Izzy le tendría que poner una orden de alejamiento judicial. Al menos telefónicamente hablando.
Hoy 10:39am
Señor Bane, le llamo por un asunto de negocios urgente. Uno de nuestros representantes le llamó por el asunto de los sapos cornudos. Describió su respuesta como “cortante” y “extremadamente desagradable” y su tono como “salvaje, por no decir encolerizado”. ¿Hay algún problema con los sapos? Estamos muy preocupados.
Biip
Ignoró el mensaje. No había habido para tanto... Esos mundanos eran unos exagerados. Y unos desalmados, interrumpiendo de esa manera sus ansias asesinas contra Isabelle Lightwood.
Hoy 7:52pm.
Escúchame tío; nadie deja a un Lightwood. ¡Nadie! Meliorn pensó que podría contarles a sus colegas mientras tomaban hidromiel, que cortó conmigo y todo lo que puedo decir es que no ha vuelto a ver su corcel feérico.
Una vez un chico visitó el Instituto y pensó dejar una nota del tipo “Querida Jane”(*) para mi mientras se iba. Jace encontró la carta. Diez minutos después el chico tenía el brazo roto y una contusión. Luego lo dejé para Jace.
Por cierto, soy Isabelle.
(*) Es el nombre que se le suele dar a las cartas escritas con el propósito de terminar una relación.
Biip.
Llegados a este punto Magnus parecía más que dispuesto a saltarse los Acuerdos y asesinar a Izzy. Ignorando que hubo un tiempo en que le había caído bien e incluso habían invocado un ángel juntos... eso era pasarse de la ralla. Era desesperante. Y no tenía la fuerza ni las ganas de aguantarle nada más. La veta para la venganza estaba abierta.
Hoy 8:01pm.
Hola, Bane. Quiero decir... ah, Magnus. Salutaciones, Magnus Bane, Gran Brujo de Brooklyn, de parte de Maryse Lightwood, del Instituto de Nueva York. Um... líder del Instituto de Nueva York. Soy claramente la líder y estoy llamando por un asunto relacionado con los Cazadores de Sombras. Porque estoy al cargo de todos los asuntos relacionados con los Cazadores de Sombras. El tema por el cual estoy llamando es uno muy complejo. Demasiado para tratarlo por teléfono. Pienso que, dadas las circunstancias, lo mejor sería que viniera al Instituto y así pudiéramos discutirlo en persona.
Por favor, no me malinterprete. Esto es una llamada profesional, sobre negocios. Mi único propósito es solucionar este problema de los Cazadores de Sombras.
Por supuesto que está usted invitado a tomar el te y charlar con cualquier miembro que esté en el Instituto. Después de que hayamos concluido con nuestros asuntos, por supuesto.
Biip.
Cerró los ojos con cansancio. No podía creerlo, ¡incluso Maryse! Aunque, claro, la madre Lightwood era muy protectora, probablemente lo que quería era arrancarle lentamente la piel a tiras por romperle el corazón a su primogénito... o algo peor; incendiar su perfecto y glamuroso armario. No, no, eso no podía suceder. Igual en esos momentos no estaba muy al día (iba en bóxers y una camiseta austera agujereada, que nunca fue de Alec, de color marrón), pero era cuestión de tiempo que volviera a ser él mismo y necesitase estar magnífico.
Hoy 10:29pm.
Salutaciones para el Gran Brujo Magnus de parte de la manada de lobos de Nueva York. Soy Maia Roberts.
Uhm, Luke habría llamado pero... uhm... está en el baño.
¿Qué? ¡Cállate!
Lleva tanto tiempo en el baño, ¿vale? Creemos que ha sido la comida, que no le ha sentado bien. Lleva tanto en el baño que creemos que ya no es más nuestro líder.
Como sea, a la manada le gustaría quedar contigo. Ya sabes, uno de esos encuentros amistosos entre hombres lobos y brujos. Y cualquiera que quiera unirse.
¡Sólo quiero dejar constancia de que esto es una estupidez y que él jamás se lo creerá!
Biip.
Definitivamente Iz se había propasado. ¿A quién más le había pedido que le llamara? ¿era posible que obligase a todos sus estúpidos amigos? Y, más aún, ¿cuántos de ellos le quedaban? Bufó, debía poner fin a todo aquello, decirle que no se inmiscuyera de esa manera en la relación que mantenían su hermano y él. Nada que tuviera que ver con ella. Nada.
Pero todo evidenciaba que nada la detendría. Los terribles ruidos que amenazaban con destrozar la puerta claramente lo atestiguaban. Y la llamada posterior era prueba evidente de que Izzy había acabado de perder la cabeza.
Hoy 1:06am.
¡Estoy en tu puerta, Magnus!¡La voy a romper!
(silencio)
¡La habría roto si no le hubieras puesto un estúpido hechizo como un estúpido brujo tramposo! ¡Abre la puerta ahora mismo o te mataré! ¡Sé que estás dentro! Sé que le has roto el corazón a mi hermano. No lo voy a tolerar.
¡Abre la puerta para que pueda matarte!
Biip.
Los gritos desquiciados y el miedo a que realmente Izzy pudiera hallar el modo de colarse en su casa y matarle (o peor, robarle todos sus cosméticos – sabía que Iz se vería fabulosa con un poco más de purpurina en la piel -) le habían tenido en vela.
Estaba considerando hablar seriamente con Alec para que controlase a esa fierecilla salvaje que era su hermana cuando el timbre de su teléfono irrumpió todo pensamiento posible. Era un tono tan estridente que le dolían las orejas. Aunque eso podía deberse a la notable falta de sueño.
Hoy 2:33am.
Salutaciones, Magnus Bane, Gran Brujo de Brooklyn, de parte de Raphael Santiago, del clan de vampiros de Nueva York, leal servidor de nuestra gloriosa Reina Maureen, que gobierne por siempre en la oscuridad, y del futuro príncipe consorte Simon, el Dios sexy del Rock.
Tenemos que empezar así todas nuestras llamadas. Incluyendo las nocturnas a un club llamado Hot Topic.
Es innecesario decir que, tras esta presentación, me considere a mí mismo una alma condenada.
Me pongo en contacto contigo porque nuestra reina desea enviarle una invitación al “brillante hombre amigo de Simon”, cito textual. Añade que ella les apoya y que es una fan de algo llamado “yaoi manga.” No tengo ni idea de qué es y tampoco deseo tener tal conocimiento.
Mientras estoy al teléfono, parece ser que Lily ha escuchado una no muy terrible conversación en Taki's entre unos melodramáticos jóvenes que usted conoce. Imagine mi sorpresa cuando he sabido que la imprudente relación que tenía con un demasiado joven Cazador de Sombras ha sido abrupta y desagradablemente finalizada.
Deseo informarle que ahora, su estimado colega Ragnor Fell, me debe diez dólares a causa de una pequeña apuesta entre ambos sobre cómo este absurdo enlace terminaría.
Evidentemente Ragnor no me va a pagar, porque fue asesinado por nefilims, debido a un conflicto entre nefilims en el que los subterráneos nos vimos envueltos. Justo como el actual conflicto, así que supongo que podemos decir que Ragnor murió para nada.
Cazadores de Sombras. ¿Podía ser su nuevo lema “No merecen la pena”?
Biip
Raphael siempre había sido un chismoso. Debería haber dejado que se apolillara bajo el sol. Ser demasiado altruista y buena persona estaba sobrevalorado y sólo traía consigo problemas. Como que alguien se alegrase de su dolor. Aunque, claro, era Raphael, cualquier desgracia ajena le ponía de buen humor. Rodó los ojos y regresó a la cama. Pero era demasiado grande y estaba demasiado fría y vacía. Se acurrucó en el sofá y, abrazando a su gato (quien trató de escaparse de sus brazos carcelarios), se durmió. O lo habría hecho si la mala bestia que tenía por compañero no le hubiera estado arañando toda la noche.
Hoy 11:23am.
Hey, Magnus. Soy Isabelle. Te llamo para disculparme por tratar de derribar tu puerta, por las llamadas y por las visitas que me han dicho que podrían considerarse como acoso y por decirles a todos tus vecinos que eres un asqueroso subterráneo amante de las comadrejas. Aunque me doy cuenta de que alguna de las cosas dichas suenan amenazadoras, como Cazadora de Sombras nunca infligiría daño físico a nadie que no estuviera relacionado con el mal o, como mínimo, que no fuera totalmente molesto.
Siento que fui muy responsable todo el tiempo y llevándolo bien, pero me han dicho que, desde otra perspectiva, parecía que hubiera perdido la cabeza.
Reconozco que soy un poco sobreprotectora con mi hermano. Él siempre me ha cuidado.
La verdad es que no hay nada peor que pueda hacerte de lo que ya te has hecho a ti mismo.
Alec es valiente y bueno y leal y, como todos los Lightwood, tiene unos pómulos capaces de cortar salami. Nunca vas a encontrar a nadie mejor que mi hermano, o a alguien que te quiera más.
Él es una de las mejores cosas en mi vida, y apostaría que también de la tuya. Lo vas a lamentar mucho cuando te despiertes y te des cuenta de que lo has echado de tu lado.
A cambio de prometerte que te trataré mejor en el futuro, apreciaría si pudieras eliminar ese tonto mensaje. Tengo una reputación que mantener en esta ciudad.
Biip
No, jamás, eso era la venganza. Ninguna disculpa podría subsanar su falta de cordura y de sueño. QUERÍA DORMIR e Isabelle se había dedicado a gritar obscenidades en mitad de las escaleras de su casa. Toda la noche. Se merecía que aquel mensaje circulase por todo el mundo.
Ninguna excusa podría detenerle, su reputación de chica dura se iría al garete. Y él, por fin, podría descansar. Porque ya no habría más llamadas ni amenazas ni nada. Por fin avistaba el final de aquella dura semana...
Hoy 4:02pm.
Hola, Magnus. Soy Alec. Te llamo sólo para hacerte saber que podría haberle pedido a un par de personas con las que sueles hablar que te dijeran cosas buenas de mi. Y esto... ugh... me ha llamado la atención que estas dos personas igual se han sobrepasado un poco...
Supongo que este soy yo llamándote para pedirte disculpas. De nuevo.
No llamaré de nuevo. No te mandaré mensajes de texto. Siento todos los mensajes, especialmente ese que te mandé sobre las tres y cincuenta el miércoles. Ya sabes cual. Sí... estoy muy avergonzado por ello.
Llámame o mándame mensajes si quieres.
No espero que lo hagas. Pero me gustaría que lo hicieras. No perderé la esperanza.
Biip.
O no. Porque Alec se estaba dando por vencido y no quería eso. Que dejase de llamarle significaba perder todo contacto con él y eso no era lo que quería. A través de ellas había sabido que estaba bien, que aún pensaba en él, que le quería... que se rindiera quería decir que había aceptado que no había reconciliación posible, que lo superaría. Y no quería. Porque Magnus sabía que él necesitaría una vida entera para olvidarle, para volver a enamorarse, para volver a amar a alguien. Y que sus ojos, su sonrisa, su voz, sus manos acariciando su rostro... nunca podría superarlo. Alexader Lightwood, con todos sus defectos e inseguridades, con sus celos y quejas, con su todo, era el amor de su eternidad.
Hoy 5:06pm.
Señor Bane, somos de Industrias Hadrian. Le llamamos porque está siento muy impuntual en nuestro encuentro de hoy. Llevamos una hora esperándole. No hay señales de usted. No hay señales de los sapos. Queremos que...
(mensaje cortado)
[Estos mensajes fueron obtenidos, con dificultades, de un teléfono que parecía haber sido roto y quemado en un intenso fuego mágico]
Y, mientras lloraba, por fin pudo dormirse.
¡Muchas gracias por leer! Y, como siempre, cualquier crítica es bien recibida.