Salí de entre los matorrales en los que había caído a tiempo para ver como Celeste cegaba al cíclope desde su Glider utilizando un Electro. Orthos empezó a aullar de dolor mientras daba manotazos al aire como quien buscaba atrapar un mosquito. Mis sincorazón siguieron lanzándose contra él sirviendo como distracción.
Celeste descendió con el Glider y se acercó a mí, aunque parecía querer mantener las distancias... Intuía por qué.
—¿Estás bien? —Se preocupó—. Hay que limitarle de algún modo, si nos atrapa, nos mata. Estoy abierta a todas las opciones.
—Nuestros ataques son demasiado débiles, su cuerpo es como el blindaje de un tanque —comenté, aunque sabía que tras lo que le había pasado al hacha ya se había dado cuenta—. Parece que tiene especial interés en mí así que tengo una pequeña idea.
>>Montarás en tu Glider otra vez y volarás alto. Después, cuando me esté atacando descenderás y atacarás a su otro ojo. Tendrás que estar preparada cuando lo dejes ciego, empezará a atacar todo.
Acabé de hablar justo a tiempo para ver como el cíclope se reponía y centraba ambos ojos en nosotros.
—¡Comida! —gritó mientras nos señalaba.
Orthos cogió del suelo uno de los árboles que había derribado y se preparó para lanzarnoslo.
—¡Ahora!
Celeste tuvo que apresurarse para no acabar aplastada por el árbol, mientras que yo me introducía en el suelo con una Evasión Sombría. Me moví por el suelo junto a varias de mis sombras y salí empleando una Explosión Sombría que apenas le hizo nada.
Me mordí el labio frustrado al ver como me iba quedando sin opciones para tumbarlo.
—¡Eh, grandullón! —rugí—. ¿Eres tan grande y ni puedes atraparnos? ¡Con razón Diana te dio calabazas! ¿Pero sabes qué?
Sonreí con picardía.
—¡A mí me ha besado!
—¡¡¡TE MATARÉ!!!
Orthos empezó a correr hacia mí. Silbé con fuerza haciendo que varias Sombras atacasen la pierna que habíamos herido antes, al menos estaba cojeando. Me giré tratando de escapar de él y alejarme lo antes posible, por suerte para mí. Orthos no era especialmente rápido. ¡Era el turno de Celeste!