CELESTE—
Creo que hay un modo de atravesar la tormenta. Aún así, tendríamos que ser muy rápidas; el tiempo también nos afecta a nosotras.—
Con los Gliders tardaríamos menos de una hora en atravesar todo el desierto con seguridad —meditó Nanashi—.
Piensa las enormes distancias que hay entre cada mundo y el poco tiempo que nos lleva atravesar el Intersticio. Por poder, podríamos recorrer todo el mundo en menos de un segundo, pero eso podría causar una catástrofe. Por eso el uso del Glider está limitado.—
Badra, ¿cuántas horas calculas que tenemos hasta el amanecer?—
Ocho en cuanto el último rayo de sol desaparezca en el horizonte —contestó la mujer.
—
¿Sabes algo más sobre ese Sincorazón, Badra? ¿Aspecto, manera de atacar..? Entiendo que sea doloroso recordarlo, y no te lo preguntaría si no fuese absolutamente necesario, pero necesitamos más información. Entrar en batalla sin conocerlo bien sería un suicidio. La mujer asintió.
—
Ese sincorazón tiene un gran tamaño, al menos es cinco veces más grande que un ser humano y su apariencia es la de una hormiga león —relató mientras hacía memoria. Bajó la mirada tratando de mantener su semblante serio y no romper a llorar al recordar a sus seres queridos muriendo frente a sus ojos—.
Tiene diversas formas de atacar, la más importante es que puede escupir arena por su cuerpo, lo que provoca tormentas de arena como la que ahora estamos sufriendo. Otra de sus capacidades es que puede esconderse bajo la arena y hacer trampas en forma de arenas movedizas o disparar bombas.>>
Como ya dije, parece que el frío le debilita, por lo que la magia de Hielo podría ser su debilidad. Hemos comprobado que la magia ígnea no le afecta y que controla poderes tanto de Tierra como de Viento.—
Maestra Nanashi, ¿qué deberíamos hacer? Ya he comprobado que vos y Badra sois fuertes, pero si ese Sincorazón pudo con una tribu entera... teniendo a la Maestra Lyn indispuesta y a los Villanos Finales rondando por la zona no deberíamos arriesgarnos.
»Quizás habría que centrarse en encontrar a la princesa y ponerla a salvo, ¿no? El Sincorazón no ha salido del desierto, pero quizás lo haga si empieza una guerra civil en Agrabah.—
No saldrá del desierto, te lo aseguro.Los ojos de Badra se clavaron en Nanashi buscando explicaciones.
—
Todo aquel que pierde su corazón se convierte en un sincorazón —empezó a hablar—.
La forma de ataque principal de éste sincorazón es la de afectar a un área grande, en éste caso Agrabah. La arena que hay en el ambiente se mete en los pulmones de la gente haciendo que aquellos que no tienen hogar enfermen, seca los pozos y ha cerrado todas las rutas de suministros que entraban en la ciudad. Si se deja al sincorazón en el desierto en menos de un mes toda la ciudad estará sepultada bajo la arena, y sus habitantes, al haber muerto por culpa directa o indirecta de la influencia de la tormenta de arena de éste sincorazón... —La Maestra guardó silencio dejando a la imaginación el escenario que quedaría tras algo así. No sonaba muy bonito, la verdad. Nanashi negó con la cabeza tratando de ser un poco más suave.
>>
Por suerte, hemos venido a tiempo. Solucionaremos lo de éste sincorazón en cuanto nos reunamos todos.—
No dejaremos que sus muertes hayan sido en vano —prometió Celeste. Nanashi sonrió conforme con la promesa de la aprendiz—.
Gracias por ayudarnos.—
Sin embargo, el primer paso es rescatar a la princesa Yasmín. Si deshacemos la tormenta de arena es muy posible que los Villanos Finales puedan acceder a las ruinas, y eso sí que significaría su muerte. Badra, ¿tienes alguna idea más sobre a dónde puede estar el escondrijo de Kefka y Kuja?—
La zona pobre parece el lugar más sensato para esconderse pese a los sincorazón. Si se es lo suficientemente fuerte no resulta difícil sobrevivir allí y ni siquiera los guardias se atreven a adentrarse en la zona más de veinte minutos... Y en todo caso no se suelen mover de la calle principal.—
Empecemos por un edificio algo llamativo y que tenga reservas de comida que puedan seguir intactas. Es posible que sea allí donde se oculten... Al fin y al cabo deben de estar aquí desde que empezó la tormenta.—
El orfanato en ese caso es una buena opción para empezar. Había casi doscientos niños allí, tenían que tener suficiente comida para alimentarlos a todos, aunque fuese de una manera pobre... Pero en conjunto ese lugar debe tener un almacén lleno de agua y comidaUna vez las tres estuvieron de acuerdo en ir hacia allí no tardaron demasiado en ponerse en camino. Mientras se dirigían hacia allí, Nanashi utilizó su teléfono móvil discretamente contestando, aparentemente un mensaje. Celeste pudo escucharla murmurar un nombre. “Kamra”.
Badra volvió a hacer de guía caminando por los callejones. Atravesaron la calle principal, muy cerca del portón que les separaba de la zona pobre, sin embargo no fueron hacia allí, sino que subieron a lo alto de un edificio cercano al muro y que era más alto que él. Al otro lado del muro se veía un fardo de paja en un carro de madera. No estaba realmente lejos, por lo que era posible llegar a él con un salto con carrerilla. Sería más cómodo saltar primero al muro y después al carro, pero mantener el equilibrio sobre el muro (que no era especialmente grueso, además de que por la parte de arriba se estrechaba mucho) era una tarea imposible si no se disponía de un entrenamiento en aquella clase de situaciones.
—
Ya he utilizado este sistema para pasar por el muro. Es seguro… Siempre que no caigáis fuera del fardo —aseguró Badra mientras se echaba hacia atrás y hacía algún cálculo mental—.
Un amigo se rompió una pierna haciéndolo.Muy alentador, sin duda.
Badra cogió carrerilla y corrió con todas sus fuerzas. Al llegar al borde del edificio dio un salto amplio cayendo de lleno sobre la paja. El carro crujió con fuerza, pero no se rompió.
La hija del Maestro Rayim hizo un gesto con su mano. Era el turno de Nanashi.
—
No te preocupes, Celeste. Si veo que fueses a caer fuera del fardo utilizaría un hechizo para protegerte —consoló la Maestra justo antes de saltar sin necesidad de coger carrerilla.
El salto de la mujer fue grande y grácil como si se tratase de un ave y cayó con suavidad sobre el fardo de paja. Salió del carro e indicó a la aprendiza que era su turno.
Una vez lo hizo no perdieron el tiempo. Era hora de dirigirse al orfanato.
MALIKPeinar la ciudad de Agrabah no era una tarea sencilla. Incluso aunque la zona rica era la más pequeña, aquello no quitaba que siguiese siendo una zona enorme.
Los callejones no se parecían a los que se encontraba en la zona pobre o de clase media. Aquellos callejones tenían decoración, había gente de aquí para allá pasando sin mucho problema. Había numerosos antros, como bares con temática exótica llenos de bailarinas vestidas con atrevidos atuendos, que también servían las bebidas. Había algunas librerías también y alguna que otra oficina de algún mercader, que llevaba desde allí la contabilidad de su empresa.
Las sombras de los callejones impedían ver demasiado bien al no llegar hasta allí la luz del sol, por lo que la mayor parte de lugares estaban sumidos en penumbras. Por suerte, estaban empezando a encender antorchas para iluminar aquellos rincones.
Tras un buen rato sin éxito Malik encontró la entrada a unos subterráneos de la ciudad. La entrada consistía en unas escaleras que descendían por la parte de abajo de un edificio y que se internaban en las entrañas de la ciudad. Si el aprendiz hacía memoria probablemente recordase que bajo Agrabah había una compleja red de túneles que servían como alcantarillado… Y como escondrijo para todo tipo de gente. El estado de aquellas cloacas no era del todo malo, pero los tratos más oscuros y algunas personas peligrosas rondaban aquella zona.
No era mala idea explorar el lugar, sobretodo teniendo en cuenta que los Villanos Finales podían estar allí abajo, en alguna parte. Seguramente hubiese guardias por allí, en busca de la princesa. Lo cierto era que tardarían días en recorrer todo. Por suerte, moverse por allí no era del todo difícil si se disponía de algún método de iluminación (Malik tenía cerca una antorcha que acababan de encender) ya que había flechas y carteles de cuando en vez que señalaban la ubicación y las salidas cercanas. El lado bueno era que siguiendo aquellos túneles podía llegar rápidamente a cualquier área de la ciudad… Aunque era muy probable que hubiesen construido barricadas para evitar que entrasen sincorazón desde la zona pobre.
Se decía que aquellos túneles habían sido construidos durante la época de la primera sultana de la ciudad, justo después de que una tormenta de arena convirtiese en ruinas la vieja Agrabah, lo que hizo que se fundase la que existía ahora. Era una historia antigua, una leyenda. Nadie había vivido lo suficiente como para verlo con sus propios ojos, pero se hablaba de que la primera sultana de Agrabah, (conocida como Kamra) había mandado construir bajo la ciudad aquella compleja red de túneles, no solo para sanear la parte visible de la ciudad… Sino que se contaba que en aquellos intrincados subterráneos existía una puerta secreta que llevaba a un lugar que guardaba tesoros que habían pertenecido a la sultana… Aunque aquello era una simple leyenda, claro. También se decía que los subterráneos eran como última instancia un refugio en caso de que la ciudad fuese atacada… Y no sería de extrañar que aquello último fuese cierto. Había pocos accesos a esos túneles… La mayoría muy bien escondidos. No era como el alcantarillado de otra ciudad, al que se podía acceder por cualquier tapa de alcantarilla que hubiese por ahí.
Siempre podría dar media vuelta… ¿Pero acaso iba a dejar la oportunidad de entrar a investigar aquel lugar? ¡Allí dentro podía estar Kuja!
Si decidía bajar no tardaría mucho en notar el tufillo a cerrado, humedad y heces.
La siguiente parte del post de Malik ocurre solo si decide bajar a los túneles.
SAEKOAladín y Saeko exploraron un poco la zona. Los sincorazón no actuaban de manera diferente a como se habían comportado antes, no se mostraban del todo violentos, casi como si estuviesen “desactivados” o a la espera de órdenes.
Solo se volvían violentos si se acercaban demasiado a uno de ellos, de lo contrario ni se inmutaban.
—
Espera —detuvo Aladín al pasar por delante del bajo de un edificio. Había una puertecita de madera en mal estado—.
Me gustaría empezar mirando por éste almacén.Si Saeko se preguntaba el motivo, Aladín no tardaría en responder.
—
Éste era el Almacén (y también la tienda) de un Mercader de la ciudad, que de un día para otro se volvió de alguien pobre a alguien al nivel del Sultán. Tal vez fue un espía para esa gente… Y tiene tanto dinero ahora por sus servicios ofrecidos.La portadora y el joven de Agrabah se internaron en la tienda. Estaba tal cual la habían dejado… Tenía cajas llenas de mercancía sin vender, un libro de cuentas abandonado a su suerte y en una esquina había una losa de piedra que difería de cómo era el suelo del comercio.
Aladín se acercó a ese lugar para examinarlo. Pero mientras tanto, Saeko pudo mirar aquel libro de cuentas… Por lo que se veía, el Mercader estaba perdiendo ingentes cantidades de dinero, y apenas vendía sus lámparas y sus vasijas de cerámica. ¿Solo dos ventas en una semana? ¡Estaba arruinado!
En una esquina del almacén había una cama de paja con otro libro tirado de cualquier manera, como si se hubiese abandonado a toda prisa. Se trataba de un diario que no contaba gran cosa, en la mayoría de él solo se quejaba de clientes maleducados y de los ladrones… Sin embargo, en las fechas más próximas mencionaba algo que sí que resultaba interesante. Mencionaba una serie de pesadillas que tenía todas las noches en las que un “ser poderoso de color rojo que habitaba en una lámpara negra” se le aparecía instándole a meterse en los túneles que había ocultos en el almacén para infiltrarse en el palacio y conseguir una lámpara negra, que supuestamente solucionaría todos sus problemas financieros. Aquella página estaba datada de hacía unas pocas semanas atrás… Justo cuando la tormenta de arena se había iniciado, justo cuando se suponía que los Villanos Finales habían aparecido en el mundo, justo cuando todos los sincorazón empezaron a comportarse de una manera más organizada… Y justo cuando el Mercader se volvió millonario de la noche a la mañana.
Claro, que todo aquello Saeko no lo sabía…
En ese momento, Aladín pidió ayuda para mover la roca que había al fondo del puesto del Mercader desvelando unas escaleras que parecían llevar a unos túneles.
—
Vaya, no sabía que hubiese una entrada al alcantarillado por aquí. —Se sorprendió el joven—.
Oh, te explicaré. El alcantarillado de Agrabah recorre toda la ciudad, incluyendo el palacio. Eso hizo que muchos ladrones y gente que buscaba negocios “sucios” se empezasen a reunir ahí dentro para llevar a cabo sus maquinaciones.>>
Te noto extraña, ¿estás bien Saeko?Tras contestar (si así lo deseaba) Saeko podía internarse en los túneles o seguir explorando la zona pobre… Pero una cosa estaba clara. Los Villanos Finales ya no eran el único de los problemas de todos los que podrían tener a aquellas alturas.
SAITOTras enviar el mensaje a Nanashi, el aprendiz no tardó en ser respondido por la Maestra.
Gracias por tu información. Investigaremos más tarde esas ruinas para comprobar lo que puede haber allí. Las ruinas de éste mundo son famosas por albergar trampas, por lo que será mejor que vayamos en cuanto haya alguien más contigo.
Puedes seguir investigando por tu cuenta. Un saludo.
Incluso con sus mensajes su famosa frialdad era palpable.
Saito no tuvo problema en seguir el camino de vuelta, excepto que la tormenta de arena parecía algo menos intensa que antes. Pero solo un poco. Era una suerte que aquella montaña estuviese pegada prácticamente al boquete del muro, de lo contrario la arena se le habría acabado metiendo por los pulmones matándole en pocos minutos. Por supuesto, la vuelta fue más sencilla ya que era cuesta abajo.
El aprendiz se dirigió a la mansión del mercader. No le resultó difícil encontrarla, era demasiado llamativa como para pasarla por alto.
Se trataba de un caserón enorme, cubierto con una decoración que rivalizaba con el palacio de Agrabah. Tenía un recinto privado, un precioso jardín que parecía un oasis en mitad del desierto. Todo era muy verde, comparado con el color predominante de la ciudad (el amarillo y el marrón)
Un mercenario esperaba en la puerta, cruzado de brazos y con cara de tener muy malas pulgas. Tal vez Saito no se hubiese fijado especialmente en él, pero era uno de los vigilantes que había en la tienda.
—
Debes de ser el joven que se ha citado con mi señor. —Casi rugió—.
Permítame registrarle antes de entrar.Si Saito se negaba el guardia no le dejaría pasar.
Una vez Saito accedió a ser registrado, el guardia buscó entre sus prendas cacheándole. Armas o cualquier objeto que pudiese ser potencialmente peligroso (incluyendo frascos de pociones etc) fueron requisados por él. Parecía creer que las pociones podían ser un veneno, o algo.
El Mercenario abrió la verja tras aquello y lo guió por el jardín hasta la entrada de la mansión. Ya dentro, entregó todo lo que había requisado a otro guardia, que entró en una especie de puesto de guardia. Todas las pertenencias que le habían quitado fueron guardadas en un cofre bajo llave… Bueno, al menos Saito sabía que había varias cosas que no podían arrebatarle: Su magia y su Llave Espada. Al menos si las cosas se torcían podría apañárselas.
—
Sube las escaleras hacia la derecha y sigue recto por el pasillo hasta el final. El Amo desea invitarle a cenar —explicó el hombre—.
Una vez la cena termine le registraremos una vez más por cuestiones de seguridad. —Advirtió con severidad.
Con “Seguridad” el guardia quería decir que si robaba algo de la mansión se enteraría.
El hall de la mansión era amplio y muy luminoso. Tenía una lámpara colgante con cristales que parecían (y probablemente eran) diamantes. Había cuadros de todo tipo colgados en las paredes y el suelo de mármol estaba cubierto con una alfombra roja con bordados hechos con hilo de oro.
Aquella zona tenía dos puertas en la planta baja y al fondo una escalera que hacía forma de “Y” dividiendo la mansión en una ala Este y una ala Oeste. Si no quería llamar la atención, debería ir por el camino indicado (aunque siempre podía ir a saco y hacer lo que quisiese… Aunque aquello pondría violentos a los guardias seguro).
Si Saito hacía caso de las indicaciones del guardia se encontraría en un pasillo con cuatro puertas a ambos lados y una más grande al fondo. Solo una de las puertas laterales era llamativa, puesto que había un olor penetrante… Muy similar al del laboratorio que había pertenecido al visir de Agrabah. Podía ir a investigar, con el riesgo de que le pillasen o ir hacia su encuentro con el Mercader.
CELESTEEl orfanato de Agrabah estaba bastante alejado del muro, por lo que tardaron al menos media hora en llegar. La noche ya les pisaba los talones y la luz blanquecina de la Luna Llena ya estaba empezando a aparecer en el horizonte.
Badra guió a ambas mujeres por las callejuelas de la zona pobre… Se conocía muy bien el lugar para ser una nómada. ¿No se suponía que vivían en el desierto? Nanashi pareció darse cuenta de aquello, por lo que mientras caminaban evitando enfrentamientos con los sincorazón (que parecían demasiado inofensivos, excepto que se acercaran a pocos metros de ellos) decidió hablar:
—
Parece que conoces bien la ciudad, Badra. Creía que los nómadas nunca pisabais la capital.—
Incluso los nómadas no somos totalmente autosuficientes —respondió ella—.
Algunos recursos los conseguimos entrando a la ciudad… Aunque como no tenemos dinero los adquirimos de maneras poco ortodoxas —admitió algo avergonzada—.
Solo robamos en el barrio rico. Entrábamos en la ciudad a través de un agujero que fuimos haciendo en el muro poco a poco durante varios años y que ocultamos en una zona poco transitada. Algunas veces nos pillaban robando y teníamos que dar un rodeo por toda la ciudad para despistar a los guardias, por lo que acabamos aprendiéndonos los planos de la ciudad y los mejores trucos para evadir a los “perros del sultán”.>>
Simple supervivencia.—
¿Sabía eso tu padre? Teniendo en cuenta su historia no creo que le gusten mucho los ladrones… —interrogó Nanashi.
—
Los nómadas no somos como su hermano mayor. Él mataba con sus Salteadores del Camino con tal de robar, nosotros nunca herimos a nadie… Y no es por codicia, es por necesidad.La Maestra asintió conforme con su respuesta.
—
Es una pena que no siga entre nosotros. El Maestro Rayim habría solucionado todo en un instante.—
Sí… Me habría gustado que hubiésemos podido enterrar su cuerpo según nuestras tradiciones. Así al menos sabría que su cuerpo se haría uno con el desierto y que su espíritu velaría por nosotros desde el paraíso.—
Los Portadores no podemos ser enterrados. Cuando morimos no dejamos un cuerpo, tan solo queda nuestra Llave Espada… Y nuestras reglas nos mandan llevarlas a la Necrópolis de la Llave Espada, es un honor yacer allí. Cuando terminó la charla las tres llegaron al famoso orfanato. Era un edificio viejo y un poco ruinoso, a la par que grande. Había un par de sincorazón con la apariencia de bocinas haciendo guardia. Vamos, que si les detectaban empezarían a hacer ruido llamando la atención de quien hubiese dentro. Por suerte para ellas, Nanashi ya había actuado.
Dos Perlas + salieron de la punta de sus dedos impactando contra ambos sincorazón, que se volatilizaron en fragmentos de luz liberando un par de corazones rojos y brillantes que se perdieron en el cielo.
—
Vamos.Badra asintió conforme, y con su daga desenvainada siguió a la Maestra, que avanzaba sin llegar a materializar su Llave Espada para evitar atraer la atención de otros sincorazón que pudiese haber cerca.
Registrando la parte superior del Orfanato no encontraron nada. Pero aquello no significaba que hubiesen visto todo. Tras la cocina había una puerta que descendía a la despensa, llena de cajas de comida. Lo primero que notarían extraño era que había antorchas encedidas allí abajo, aquello signficaba que alguien estaba allí, por lo que tuvieron que ser sigilosas. Las mujeres verían que había dos camas allí, restos de una hoguera y una bolsa llena de maquillaje en una esquina… Pero no era aquello lo que llamaría la atención de ellas más de lo necesario.
—
¡Mmmphf! Las tres escucharon aquello, tras una puerta cerrada con un candado… Uno demasiado moderno como para haber sido creado en Agrabah.
Nanashi dejó atrás el sigilo al comprobar que el lugar estaba desierto y utilizó su Llave Espada para abrir el candado. Abrió la puerta de un empujón que casi la tiró abajo y…
Allí estaba, una mujer que vestía con unos pantalones gruesos azules y un top del mismo color. Su cabello era negro, recogido en una diadema azul con una gema en el centro de color azul. También llevaba unos grandes pendientes de oro.
—
¡Princesa Yasmín! —Exclamó Badra adelantándose para liberarla—.
¿Se encuentra bien? ¿La han herido?—
Yo... Ha sido horrible —admitió abrazándose a la muchacha con fuerza. La pobre princesa prácticamente estaba muerta de miedo, temblaba con fuerza y parecía a punto de llorar.
—
Celeste, envía un mensaje al resto. Deben saber que tenemos a la princesa y que se encuentra bien, además de que hay que destruír el sincorazón que provoca la tormenta —susurró la Dama de Hierro antes de aproximarse a la joven—.
¿Está herida, princesa?—
No… Pero estoy asustada. —
La llevaremos con nosotros, pero por ahora no podremos llevarla a palacio. Sus secuestradores volverían a buscarla… Y creame, la guardia no los detendría. —Habló con tono sombrío.
—
Lo entiendo…—
Bien, nuestro objetivo principal ya está cumplido… Ahora deberíamos esconderla en nuestra base y dirigirnos a enfrentarnos contra ese sincorazón del desierto para deshacer la tormenta. Después, iremos a investigar las ruinas del desierto.>>
Badra. ¿Te dice algo unas ruinas de una tal Kamra? Uno de mis aprendices ha mencionado su nombre y unas ruinas a las que se accede mendiante un boquete en el muro de la zona rica.—
Sí, claro que conozco ese lugar —aseguró—.
Se trata de un lugar construido para honrar la memoria de la fundadora de ésta ciudad y que además salvó el mundo tras un cataclismo que destruyó la antigua Agrabah. Un día desapareció sin dejar rastro, por lo que se dice que murió… Pero hizo tantas cosas buenas que incluso ahora su leyenda es contada de generación en generación.Las tres salieron del Orfanato, aún quedaba un rato para que la luna se alzase en el cielo.
—
¡Lyn! —exclamó Nanashi al recordar lo que estaba a punto de ocurrir. Por cada problema que solucionaban aparecía uno más.
La Maestra hizo aparecer un Portal de Luz frente a ellas y las invitó a pasar por él.
Al otro lado, estaba la habitación del hotel… Vacía.
Nanashi vio la nota que Malik había dejado… Y no pudo hacer otra cosa más que alarmarse.
—
¡Maldito iluso! —exclamó—.
Una celda que no esté preparada para un licántropo no la retendrá, se necesitaría de una cámara acorazada como mínimo para evitar que escape.>>
Badra, quédate con la princesa y protégela si es necesario. No abras a nadie bajo ningún concepto. Celeste, conmigo.La mujer salió de la habitación a toda velocidad. Nanashi no esperaría por Celeste, por lo que la aprendiza podía dejarla irse y quedarse con Badra y Yasmín (con una posible posterior bronca por su parte) o apurarse e ir con la Maestra.
Ahora mismo solo tienes dos opciones posibles, decide bien~~
MALIK (Si decide entrar a los túneles)Los túneles eran oscuros estrechos y fríos. La roca estaba llena de musgo y a pocos metros de él había un riachuelo de desechos humanos que probablemente recorría toda la ciudad.
De vez en cuando había señales que indicaban salidas, algunas marcas (de las que utilizaban los ladrones para guiarse y que eran códigos secretos) estaban grabadas en las paredes. Los carteles no solo marcaban las salidas, también señalaba por donde se accedía a la zona de clase media y a la pobre… ¡Incluso mostraba como se iba a los túneles que había bajo el palacio!
Mientras caminaba, un eco lejano… Unos murmullos llegaron a oídos del aprendiz.
—
Entonces, simplemente hay que infiltrarse en el palacio otra vez y robar las pertenencias de ese Visir para saber donde están las trampas de las Ruinas de Salomón, ¿no? —Quiso asegurarse la voz… Que sonaba igual que la de Kuja.
—
Ese tal Jaffar llevaba investigando durante años las ruinas de éste mundo… La Cueva de las Maravillas, las Ruinas de Salomón... E incluso una cueva sellada con magia y que al parecer se abrían al decir cierta frase —contestó alguien con una voz aguda y molesta, que cada pocas frases soltaba una horrenda risotada.
Malik podía irse o seguirles, aunque aquello significaría apagar la antorcha para no llamar la atención.
Lista de ubicaciones conocidas ahora mismo:
Zona Rica
-Centro Comercial (Tienda de oro del Mercader) (__)
-Mansión del Mercader (Mercader, Saito)
-Hotel La Joya del Desierto(Base de los portadores) (Badra, Yasmín, Nanashi, Celeste)
-Callejones//Entrada a túnel (¿Malik?)
-Palacio [Inaccesible ahora] (Sultán)
-Murallas (Grieta del muro, casa de la vidente)(_)
-Cuartel de la guardia (Lyn *Empezando transformación*(Calabozo))
Zona clase media
-Casa de Aladdín (___)
-Callejones (___)
-Pozo (???)
-Calle del Mercado (___)
-Campamento de los pobres (___)
-Escondite de Badra (___)
Zona clase pobre [Imposible acceder]
-Calle Principal (__)
-Bazar (???)
-Puerta al desierto (???)
-Antiguo puesto del Mercader//Entrada a túnel (Saeko, Aladdín)
-Callejones (__)
-Plaza (???)
-Orfanato (Base de los Villanos Finales en Agrabah)(__)
Túneles [Solo accesible por las entradas descubiertas]
-Sector del palacio de los túneles (???)
-Sector rico de los túneles (Kuja, Kefka, ¿Malik?)
-Sector medio de los túneles (???)
-Sector pobre de los túneles (???)
Desierto [Imposible adentrarse en el desierto (y por tanto acercarse a las ruinas)]
-Desierto (Ojo de la tormenta de Arena) (???)
-Ruinas (???)
-Montañas junto al palacio//Entrada a la tumba de Kamra (___)
Fecha límite 29/02/2015