por Sombra » Vie Abr 08, 2016 11:59 pm
—Yo me largo, Ragun... —murmuró Saeko con un hilillo de voz.
Sentí que las palabras de Saeko me habían despertado de un profundo trance. Las tensiones dentro del Monstruo habían estado cociéndose desde el primer momento en una olla a presión imaginaria… Pero explotó, y con ello nuestros miedos, nuestro odio, nuestra frustración. Todo salió.
Miré a Light con furia, y luego a Nadhia. Debía mentalizarme de una puta vez. Nadhia era de Tierra de Partida, era el enemigo… ¿Pero por qué me resultaba tan difícil odiarla?
—Tierra de Partida será historia, acabaré con todos vosotros empezando contigo Hikari. Devoraré tu corazón —aseguré mientras mis ojos relucían con un profundo dorado que en plena oscuridad se veían perfectamente como dos puntos amarillos. Mi cuerpo aún seguía en una precaria forma sincorazón, había partes de mi cuerpo que seguían con aquella apariencia, pero mi transformación era solo parcial puesto que mi piel simplemente tenía manchas negras.
Me giré hacia el portal y lo atravesé sin más. Fuera quien fuera el que nos había rescatado debía ser uno de los nuestros.
No volví a verlos… O al menos no hasta muchos meses después… El día en el que todo había cambiado para la Orden, el día en el que Aaron apareció llevando consigo la destrucción.
¿Pero cómo habíamos acabado peleando prácticamente a muerte?
***
Todo había empezado poco antes de la aparición de aquel portal que nos había salvado la vida, mientras Nadhia valiéndose de su Nexo conmigo y yo de mi habilidad para devorar sincorazón.
—¿¡Qué cojones!?
Light nos había encontrado y había empezado a insultarnos antes de largarse de allí. Si comíamos sincorazón era porque no había nada más… De hecho, si Light había comido lo mismo que Saeko… ¿Por qué era el único que estaba totalmente bien?
La respuesta no tardó en ser respondida cuando volvimos a la boca de Monstruo. Gengar había pillado a Light haciendo algo tan rastrero, tan inhumano que su máscara de correcto y “gran” protector de la luz se vino abajo. Saeko había cogido a Nadhia
—¡Estabais escondiendo comida! Y ahora mírame, Nadhia, ¿de verdad te parece justo, de verdad soportabas verme así, enferma y muerta de hambre?
—Nadhia no tiene nada que ver con esto, yo soy quien ha escondido la comida —admitió Light—. ¡Ahora suéltala!
— ¿Qué has hecho qué? —rugí mientras me lanzaba contra Light con mi Llave Espada. El aprendiz no tuvo problema alguno en bloquearme puesto que en fuerza bruta me superaba, aunque fuese por un poco—. Saeko, suéltala. Ella no ha hecho nada —pedí mientras arremetía contra el aprendiz.
Alimentarme de sincorazón solo servía para aliviar la horrible sensación de no llevarse nada al estómago, pero… ¿Realmente estaba nutrido? ¿Tenían vitaminas necesarias para un cuerpo vivo?
Antes de haberlo imaginado, mi apariencia sincorazón fue revelada. Ataqué con fuerza al aprendiz. pero estaba tan débil que era incapaz de ser tan mortífero como me hubiese gustado. Por otro lado, veía como Nadhia y Saeko luchaban, pero yo… No era capaz de meterme ahí en medio. Si defendía a Nadhia sería como traicionar a Saeko, que también era mi amiga y a Bastión Hueco… Pero tampoco quería que Light tocase a la pelimorada.
En un momento de debilidad en el que Light empleó una Brecha Lunar con la que me derribó apartó a Saeko de Nadhia, que se había quemado el pelo con el ácido estomacal. No pude evitar sentirme mal por no haber hecho nada… Había fallado.
—¡Pues sí! Admito que es despreciable, aunque lo hice por mi propia supervivencia. Y por ella —gritó—. ¿Y tú? Trataste de acabar con ella mientras estábamos durmiendo, ¿verdad? Vaya, mira tú por donde, ¿eso no es despreciable?
Apreté el puño con fuerza alrededor del mango de mi llave espada mientras me colocaba junto a Saeko, preparado para un segundo asalto.
—Claro, iba a compartir la comida con gente dispuesta a matarnos a las primeras de cambio. ¡Una mierda!
—Tuvo la oportunidad, pero no lo hizo. Al menos ella no fue tan rastrera como para rebajarse al nivel de vuestro estúpido líder y el tuyo —reproché—. Eres igual que él, te mereces hundirte a su lado. Tan cegados estáis por vuestra luz que os creeis con el derecho de decidir lo que es bueno o malo. ¿Pero quién coño sois para juzgar nada? Sois una panda de hipócritas que se llenan la boca de tonterías sobre el bien y el mal, pero luego sois los primeros que matarían a la gente por la espalda. Sois escoria, por eso la mayoría de aprendices anteriores a la caída de Vergel Radiante se marcharon. Ellos sabían que Ronin está loco, que intentaba lavarles el coco. Pero estáis tan ciegos que os creeís todo. Necios.
Me quedé en silencio con mi mirada fija en Light y Nadhia. Esperando cualquier ataque, estaba débil, sabía que no podría derrotar a Light en mi estado, y menos a Nadhia si ambos luchaban juntos. Saeko estaba demasiado débil…
Y entonces, como si acabasemos de ser parte de algún macabro show que esperaba vernos pelear para acabar el programa… Un Portal de abrió.
Al otro lado, nos esperaba un Maestro, quise creer que de Bastión Hueco.
Saeko se adelantó, yo miré a ambos aprendices una vez más. Quería dejarlos allí abandonados a su suerte… ¡Ya los encontrarían sus Maestros! Pensaba.
Lo cierto, es que no recuerdo quien nos rescató ni si Nadhia y Light salieron por el mismo o algún otro portal… Lo que sí sé es que estuve casi una semana entera hospitalizado mientras me recuperaba lentamente.
Habíamos resistido mucho más de nuestros límites, era un milagro que todos saliéramos con vida… Lo que tenía claro era que no volvería a acercarme a aquella cosa… Y si la veía huiría con todas mis fuerzas. Una cosa estaba clara, aquel día ni Bastión Hueco ni Tierra de Partida había logrado llevar el libro donde se explicaba cómo construir la Bomba de Hidrógeno.