Las calles estaban completamente vacías a aquellas horas de la noche por lo que llegar hasta allí no supuso ningún problema. Hacía bastante frío, aunque no lo bastante como para provocar que me pusiese a temblar.
El cielo, completamente iluminado por miles de estrellas hacían que la arena del desierto brillase con un tono pálido y azulado, muy sombrío, pero igualmente hermoso. Casi parecía que la propia arena tenía cientos de pequeñas perlas.
Nadhia miró al cielo con un gesto melancólico, probablemente pensando en la ausencia de una de las estrellas del firmamento. Tras unos instantes, la aprendiza materializó su Glider. El aspecto del vehículo no era mucho mejor que el de la llave espada y de hecho parecía como si se pudiese partir en dos al más mínimo impacto por parte de algún sincorazón del intersticio.
—Gracias, Ragun —agradeció mientras su cuerpo se cubría por su armadura—. Y sobre la oferta de Bastión Hueco… me lo pensaré. Quizás Ryota pueda ayudarme.
»Vuelve con Chris. Tenéis mucho de lo que hablar… estaré bien, te lo prometo.
—¿Segura? —enarqué una ceja dudoso, sin embargo. Sin esperar una respuesta decidí no insistir más—. Está bien, volveré con Chris… Apenas hemos podido hablar todo lo que me habría gustado, además hay ciertos aspectos de mi familia que no conozco y a los que él seguramente tiene respuesta.
Sonreí levemente mientras veía como la aprendiza crepuscular se elevaba en su propio Glider antes de desaparecer a gran velocidad en mitad de la noche.
Solté un largo suspiro. Aquel había sido un día muy largo.
Las palabras de Nadhia resonaron enigmáticas en mi cabeza.
¿Que ya no existía? ¿Qué había querido decir con aquello?
Me di la vuelta en dirección a la casa de mi hermano, tenía bastantes cosas de las que hablar con Chris… Y todavía desconocía lo grave de la situación de Nadhia, de lo contrario jamás habría dejado que se fuese sin más.
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La conversación con Chris duró horas. Hasta prácticamente el amanecer del día siguiente, cuando las primeras señales de la tormenta de arena empezaron a aparecer.
La gente había estado evacuando durante todo el día hacia las zonas de clase media y Chris al parecer se quedaría en su hogar en la zona pobre, un lugar bastante seguro y con muchas provisiones. Además, estaba resguardado de la tormenta de arena.
Me despedí de él con la promesa de llamarle de vez en cuando y de visitarlo en algunos de mis días libres, aunque teniendo en cuenta que mi entrenamiento se había vuelto mucho más estricto dudaba que fuese pronto… Y mi prioridad era como portador, los temas personales eran secundarios.
Abandoné el mundo rumbo a Bastión Hueco sin evitar preguntarme si Nadhia había llegado sana y salva a Tierra de Partida. Bueno, ya le hablaría por KhatsApp más tarde.