En algún lugar de la islaEl pirata que cargaba con el conjunto de llaves en su cintura era robusto, tenía una enorme barriga y parecía alguien resistente, aun así, Freya lo intentó. Pegó un fuerte y rápido tirón, ella no contaba con las fuerzas necesarias para superarlo en fuerza física, al menos en condiciones normales, pero el factor sorpresa influyó. Quizá porque el hombre no esperaba que intentara escapar siquiera.
Y eso jugó a su favor.
La aprendiz se liberó del agarre del pirata, que retrocedió unos pasos nervioso, todavía asimilando que debía prepararse para luchar. Y el siguiente paso en el plan de Freya era escapar, girar sobre sí misma invocando su arma para propinarle un golpe en la pierna. Lo que no contó con el otro pirata que la llevaba todavía por el otro brazo, más alto, delgado y musculoso. De él no se iba a librar porque la mantuvo agarrada por la extremidad restante con mayor fuerza aún.
El pirata regordete no tardó ni un segundo en pegarle un doloroso y seco puñetazo en el rostro a la pelirrosa, que sintió su moflete arder y la cabeza darle vueltas. ¿Se había mordido un labio durante el golpe? Era posible, a fin de cuentas, sangraba por la boca.
—
Menuda estúpida... ¿Es que no escuchas? —dijo con voz ronca y profunda. La volvió a sujetar, esta vez con tanta fuerza que parecía que le iba a cortar la sangre del hombro para abajo.
Freya había querido luchar una vez más, pero no había conseguido absolutamente nada. Los dos hombres tiraron de ella por el riachuelo, donde sintió algún pececillo en sus tobillos, y Samy, tras un suspiro, se llevó una mano a la frente mostrando clara decepción.
—
No vas a dejar de intentarlo, ¿verdad? Te hemos arrastrado porque te necesitamos, pero no confundas a los piratas de Nunca Jamás con unos cualquiera. Si sigues viva es por eso, así que siéntete afortunada. —explicó, después se giró arroyo abajo y continuó la marcha.
»
En marcha.Caminaron durante unos minutos, unos tortuosos minutos de dolor para la aprendiz que seguía con el moflete al rojo vivo. Salieron del riachuelo y se adentraron en un caminito ascendente cubierto de nieve, subiendo previamente por una explanada de tierra. Escuchó el siseante silbido de alguna serpiente acechando desde los árboles, el piar de los pájaros y las frías ráfagas de viento sobre su cabeza, donde se empezaban a formar las estrellas, pero los piratas no prestaron mayor atención. Arriba del todo se podía ver el final de la colina, donde el bullicio era cada vez mayor. Al llegar comprobó por qué: piratas, un gran grupo de piratas.
El sonido de sus pisadas sobre la nieve cesó al estar frente a la banda de corsarios. Una vez allí los dos piratas obligaron a Freya a caer de rodillas sobre la nieve con una fuerza atroz, desde donde se podía apreciar un precioso paisaje de fondo, en el que se veían estrellas y miles de mundos, como si el cielo se tratase de una enorme bóveda.
—
Capitán, ya la tenemos aquí.Pero unos pasos sonaron con fuerza en aquella multitud, obligando a todos a mantener silencio. De entre los piratas, un hombre ya conocido apareció.
—
Vaya, vaya, vaya... ¿¡a quién tenemos por aquí!?Vestía principalmente de rojo, con colores blancos o rosados. Aquel sombrero con la pluma, aquellos bigotes estrafalarios, esa mirada cargada de maldad y su enorme estatura... Era imposible no reconocerlo, porque se trataba del capitán de los piratas: el Capitán Garfio.
Su oscura figura rompió con todo lo precioso que podía aportar el paisaje y se acercó a Freya, con su única mano palpando el mango de su estoque, y con su garfio amenazador.
—
Nos ha costado traerla, capitán. Pero como ya sabe —se aseguró de mirar a Freya con severidad—
, no tendrá elección. Nos ayudará. —claro que eso Freya podía hacerlo o no cuando la liberaran. Si la liberaban.
La figura del capitán se aproximó a Freya despacio, lento y amenazador, con su única mano todavía sobre el mango del estoque. Cuando estuvo delante suya enarboló el garfio de metal a toda velocidad, y el sonido del acero chirrió en los oídos de la aprendiz. Antes de darse cuenta se encontró con el garfio ante sus ojos.
—
Ha pasado mucho tiempo, Freya... No puedes imaginar cuánto —exhibió una sonrisa cargada de malicia, sin apartar el rostro de ella—
. Tú y tu maestra, salidas de la nada, me engañastéis para encontrar un Tesoro, ¡pero me traicionastéis, ayudando a ese mocoso de Peter Pan! Y claro, mi barco, mi tripulación y yo... sufrimos las consecuencias.Aproximó el garfio de acero a la mejilla donde tenía el morado, paseando con lentitud su peligrosa arma por la misma.
»
Muchas noches he pasado, pensando en lo idiota que fui, pero eso se acabó. Esta noche acabará todo para ti y tu grupito, y para ese indeseable de Pan —habló con claro desprecio—
. Si no fuese porque te necesitamos ahora... no dudaría en rebanarte la cabeza. Espero que seas considerada y te portes bien, quizá me hagas cambiar de parecer. ¿Eh?Se aseguró de presionar con fuerza el moflete con la punta de su garfio, reprimiendo las ganas de acabar con ella allí mismo. Luego se separó y se dio la vuelta, dándole la espalda. Se ajustó el sombrero y se adentró en la multitud. Samy por otro lado aprovechó para acercarse a ella y con un movimiento de cabeza, ordenó a los dos piratas que la sujetaran de nuevo. Luego la llevaron tras Garfio, hasta el final de aquella colina.
—
Va a ser complicado que el capitán cambie de parecer... Pero si nos ayudas, yo te podría devolver el favor. —le susurró.
Y una vez cerca del risco, que conectaba con otra parte inferior de la jungla —donde se hallaba el portón de oro, lo que no se podía ver desde allí—, Garfio alzó su estoque al aire, apuntando a las estrellas.
—
C-capitán... ¿cree que es una b-buena idea?—
Así es, Smee. ¡Esta será la noche de mi venganza! ¡Adelante, Sincorazón!Al principio no sucedió nada, sino que solo se escuchó el silbido del viento, pero después unas nubes de oscuridad se manifestaron en el aire dejando ver a dos fantasmas. Garfio bajó su estoque y titubeó, luego miró al resto de su tripulación entre la que se encontraba Freya, y Samy se adelantó.
—
Funciona, pero estos no nos valen, necesitamos uno de los grandes. —Garfio tragó saliva y empezó a sudar, quizá nervioso por algo.
A Freya la seguían manteniendo apresada por ambos brazos, pero la tripulación seguía concentrada en el espectáculo que estaban viviendo...
Bueno, tienes varias opciones en esta parte, como intentar de nuevo escapar (aprovechando que los piratas andan despistados), o quién sabe, igual puedas convencer a Garfio de que lo que intenta es una locura, aunque claro, cuentan con Freya por si las cosas se salen de control. Quizás puedas aprovechar eso a tu favor o no... Siempre puedes sorprenderme, recuerda que también tienes cierta complicidad por parte de Samy.
El Campamento Indio—
¿Mi armadura...? —comentó Gabranth, entre sorprendido y confundido cuando Hana apoyó la idea de despojarlo de su armadura.
Fuera como fuese el villano no ofreció resistencia alguna, es más, se limitó a quedarse quieto y en silencio, obediente hasta el final. Cuando la última pieza de metal cayó en la arena los aprendices vieron su auténtico aspecto: se trataba de un hombre corpulento, alto, y vestía con traje, el mismo que le había visto Neru la mañana en Londres. Aunque el estado de su traje era lamentable: mojado y lleno de arena o desgarros y marcas de quemaduras.
Cargaron con el Juez y marcharon volando hasta el campamento. Las piezas de su armadura eran muy pesadas, pero entre todos podían intentar llevarlas. De verlos con problemas Balthier sacó una bolsa en la que ofreció guardar toda placa metálica que hubiese llevado el Juez encima. Excepto el casco, que seguía en posesión de Maya Zawrid.
Cargar con Mog tampoco fue fácil, y más llevando la armadura. Siempre tuvieron la opción de dejarlas todas en el campamento, dentro de alguna tienda de campaña, pero eso ya era decisión suya. Nada más alcanzar el campamento indio en el risco principal, todos dieron un informe de la situación, tanto a Light como a la maestra Shinju y a Nono, que el Moguri no parecía querer separarse de los Caballeros de la Llave. Hana, por su parte, tenía cosas que justificar:
―
Siento haberme marchado sin decirte nada. Quería ir a buscar a Neru y eso hice, aunque al final él nos encontró a nosotros.Shinju se llevó ambas manos a las caderas y miró atónita a la aprendiz.
—
Si no fuese porque me llevé la bronca de los padres de esos críos me daría igual, ¿sabes? —afirmó mientras Lolo se posaba sobre su hombro.
Los aprendices se pusieron al día y el tiempo siguió su curso, sin pausa. La tarde fue algo lenta pero sin incidentes, se podían considerar incluso afortunados de que ningún sincorazón hiciese acto de presencia en todo el poblado. Los Niños Perdidos terminaron por aparecer desde las alturas, y Light fue el primero en acudir a ellos, preocupado por Osezno.
―
¿Qué tal estáis? ¿Y esa herida? ¿Mejor? —
Oh, Light, lo siento. Me temo que te debemos una disculpa. Los que acudieron bajo mis órdenes para reunirse contigo se quedaron dormidos... ¿No tienes nada que decir al respecto, Osezno?—
L-lo siento... ¡pero estaba muy mareado! Aunque ya estoy bien. Mira, no me duele nada. —expresó haciendo algunos estiramientos que parecían costarle una barbaridad.
Y la celebración empezó, sin venir muy a cuento con la peligrosa situación de la isla, perspectiva que pudo desconcertar a algún aprendiz. Todos llenaron sus estómagos y se divirtieron, sin apartar la vista del atado y exhausto Gabranth. Al ver que incluso Light invocaba su mascota para vigilarlo, soltó una sonrisa misteriosa. ¿Denotaba arrogancia, diversión, o qué...? Nadie le preguntó, así que se mantuvo en su sitio, apartado de la fiesta y observado por todos para que no hiciera ningún movimiento sospechoso, cosa que no sucedió porque no se movió ni un milímetro del sitio.
La noche cayó sobre el mundo y todos presenciaron un magnífico campo de estrellas que lo cubría todo como un manto infinito de luces. Parecía como si la propia isla de Nunca Jamás tuviese una bóveda que conectara con el resto de los mundos.
Neru se alejó para hacer patrulla en los lindes del poblado, puesto que en la fiesta no parecía que nadie le fuese a prestar atención a sus preguntas y había demasiado jaleo. Presenciando o no el precioso paisaje nocturno encontró alguna que otra pareja o grupo de amigos que se alejaban de la zona para hacer de las suyas a escondidas de los adultos. También halló a más de un guerrero en la misma situación que él, viligando y con lanza en mano. El aprendiz quiso indagar en los asuntos de la isla, así que le tuvo que preguntar a varias personas, ya que no todas tenían suficiente tiempo para él.
—¿Seymour? Él aparecer hace una semana, salvando a hermano mío de los demonios. Yo todavía no creer que él traicionar y engañar a todos, y encima asesinar a compañeros. Ahora tengo claro que él mentir y ser auténtico culpable, y vosotros ser buenas personas que querer impedir todo esto. Yo querer también saber de donde vosotros venir, y qué ser esas armas tan raras.
El guerrero señaló a la cintura de Neru, pensando que guardaba allí su Llave Espada. Era libre de responder o no, pero el indio ya le había ofrecido sus impresiones sobre Seymour.
—¿Peligros? Los únicos peligros que tú encontrar en la isla, joven, ser los piratas, o las serpientes venenosas. También haber insectos peligrosos, pero estar alejados de nuestro poblado. Nosotros vivir en paz. Pero los piratas y su capitán ser muy peligrosos, sí, sí. Los Niños Perdidos ayudar mucho a nuestro pueblo, ellos ser muy amables.
Le comentó la señora que encontró a altas horas de la noche frente al poblado, cargando algo de leña hacia una de las casetas. Neru prosiguió con su patrulla nocturna pero no encontró a nadie más, eso sí, en cierto punto, algo alejado del poblado, el chasquido de unas ramas desde las profundidades de la jungla rompió el silencio. En aquella zona todo estaba muy oscuro, pero sí, sin duda, esa era la silueta de alguien...
Una persona le estaba observando desde los matorrales.
Entretanto la fiesta continuaba. Los tambores sonaban con fuerza, el calor de las llamas calentaba sus rostros, y los aprendices se movilizaban. Tanto Maya como Hana aprovecharon para acercarse a Balthier, que probaba algo de carne acompañado de Nono, si algo les podía llamar la atención era el hecho de que tenían las bebidas intactas: no pensaban beber, ni él ni el Moguri. La sirena de pelo azul fue la primera en entablar conversación.
―
Creo que debería disculparme de nuevo por el asunto de Gabranth. Supongo que no te estará siendo fácil ―Balthier la miró con los mofletes hinchados por la comida, alzó una ceja y continuó masticando―.
Ya sabes cómo soy. Y sé que eso no es excusa. Si hubiera algún modo de asegurar que no vuelve a hacer daño a los míos, sería la primera en proponer esa solución. Pero ambos sabemos que no es así.—
Kupó, ¡apoya a los Villanos Finales, no hay más que hablar!»
Tú le conoces mejor que nadie. ¿Crees de verdad que cambiará? ¿O que abandonará a los Villanos Finales?Balthier tragó y bebió de una cantimplora suya, lo más probable es que se tratase de agua, puesto que estaba evitando el alcohol de la celebración. Suspiró y miró tanto a Maya como a Hana, la niña pudo enterarse de muchas cosas gracias a la conversación.
—
Si os soy franco, no lo sé. Ya sabes que venimos del mismo mundo, nuestra situación es similar, pero él ha decidido escoger ese camino, mientras que yo llevo el mío. A menos que alguien derrote a los Villanos Finales dudo que las cosas cambien... ¿Y tú, sirena? ¿Cuál es tu objetivo ahora, lo has pensado? Podrías aprovechar para sacarle información de los villanos, querías contactar con ellos, ¿no es cierto? —resopló, y luego afirmó—
. Pero dudo que suelte prenda.Hana consideró que ese era el final de la conversación, le pudo dedicar unas últimas palabras o no, pero ella tenía otro objetivo en mente: Peter Pan. Se acercó al chaval, que andaba en ese mismo instante jugando con un muslo de pollo con otros dos niños, cerca de Tigrilla y su padre. Cuando Hana se le acercó dejó que Zorrillo se hiciese con la carne para prestar atención a la aprendiz. Se elevó en el aire hasta su altura, acompañado de Campanilla, que no parecía muy contenta con su presencia allí.
―
Gracias a ti sigo viva. Gabranth me habría hecho papilla si no hubieras intervenido en el combate. Él dijo algo sobre qué te había dejado con vida… ¿qué ocurrió? ¿Qué sabes sobre él o sobre los Villanos Finales?—
¿Eh? ¡Qué va! Ni siquiera le conozco, pero ya se lo comentamos a Light la otra mañana, ya habíamos visto a ese Juez vagando por Nunca Jamás, siempre cerca de la Bahía de los piratas. ¿Crees que puede tener relación con ellos? —esperó la respuesta de Hana—
. Bueno, me dejó con vida porque... porque... No sé por qué me dejó con vida la verdad, murmuró algo sobre que no volviera a ayudaros. —Miró a Gabranth, que se mantenía cabizbajo apartado del núcleo de la fiesta, sentado y vigilado por Gaomon—
. ¡Pero que conste que yo no me dejé vencer, nos atacó por sorpresa con un ataque demoledor!―
Peter, vine a Nunca Jamás siguiendo la segunda estrella a la derecha, hacia el amanecer; y por el camino, vi a un montón de sincorazón dirigiéndose hacia aquí. Llegarán en cualquier momento. Nosotros no dominamos el cielo tan bien como tú, y quizá ni podamos prestarles atención a partir de ahora. Cuando ocurra, ¿puedes avisarnos? O preparar a los Niños Perdidos contra ellos.—
¿Qué? ¿Lo dices en serio? Entonces tenemos que prepararnos, Hana. ¡Déjame esto a mí, te lo haré saber de inmediato! —Peter se viró hacia los niños, que chillaban y reían como monos frente a la comida—
. Ey muchachos, es hora de ponernos manos a la obra. Tenemos que ayudar a Hana.Los Niños no se parecieron tomar la noticia de muy buen grado, porque preferían quedarse allí saltando y revolviéndose sobre la comida a estar vigilando, ¡qué aburrimiento! Pero después de todo obedecieron y siguieron a Peter hasta las estrellas.
Light por su parte había pasado el rato con Nana, preguntándole sobre el invitado tan especial que tuvo tiempo atrás.
―
Nana, antes has mencionado a un hombre con parche, un pirata vestido de rojo. Hablo del extranjero que te regaló la calavera, el mismo que rompió esa cama. Por un casual, ¿no se llamaría Ronin?—
¿Eh? Sí, él llamarse Ronin, ser exactamente igual que como tú describir.―
Lo sospechaba. Pues creo que tenemos un amigo en común.»Voy a pedirle al jefe indio ese mapa del Corazón —
Vale, yo querer ir contigo. —se ajustó la calavera de la cabeza.
Ambos se levantaron de sus asientos y se acercaron al jefe indio, que estaba acompañado de otros ancianos y ancianas y Tigrilla, así como los Niños Perdidos y Peter Pan que no estaban muy alejados. El aprendiz hizo una reverencia que fue bien recibida por el hombre, y se sentó en el suelo con Nana, a su lado.
―
Se nota que los indios sabéis divertiros.—
Ser tradición —afirmó—
. Nuestro poblado siempre honrar a aquellos que querer acceder al Corazón desde tiempos ancestrales. La ceremonia permitir que vosotros poder cumplir vuestra tarea con éxito.¿Les daría la ceremonia buena suerte, entonces?
―
Gracias por la fiesta, este descanso nos ha venido genial. ¡Y la comida está deliciosa! —El hombre asintió, satisfecho.
»Por cierto, ¿sigue en pie la oferta del mapa del Corazón? Se lo agradeceríamos muchísimo. Ojalá podamos ayudaros a echar a esos demonios de esta isla cuanto antes.—
Así ser, pero todavía no poder entregarlo. Vosotros tener que esperar un poco más.Tigrilla, que había estado pendiente a su conversación fue sorprendida por Hana.
―
¿Me enseñas a bailar?—
¿Eh? —musitó por unos momentos—
. ¡Claro!Tigrilla se levantó, sujetó a Hana por una muñeca y la sacó a la improvisada pista de baile, que no era otra cosa sino tierra y polvo rodeada de gente comiendo, charlando o tocando el tambor.
—
Primero tienes que mover la pierna así, ¿ves? —ejecutó el movimiento con una precisión envidiable—
. Luego mueves la cadera hacia un lado, sin apartar la vista del contrario, y aprovechar la otra pierna para desplazarte, manteniendo el equilibrio.Por cómo lo decía y hacía parecía algo muy fácil, pero se necesitaba mucha elasticidad en el cuerpo si se deseaba conseguir esos movimientos. Por suerte la elasticidad no era un problema para la aprendiz, aunque con lo que llevaba encima de bebida quizá le costara mantener la precisión de los movimientos.
—
Es la primera vez que un entranjero me pide que le enseñe. Estoy muy emocionada. ¿Cómo te llamas? Yo Tigrilla. —se presentó, amable.
Y ese fue el clímax de la celebración, cada uno dedicado a una cosa en particular. Maya quiso indagar en el pasado de Balthier tras la marcha de Hana, a lo que el hombre le pudo responder como pudo, aunque no fue posible resolver todas sus dudas.
—
¿Fran? Ahora que lo dices, sí, es muy extraño. Ni siquiera ha contactado con Nono o conmigo. Si te soy sincero me empiezo a preocupar de verdad, quizás haya percibido algo en la jungla, no lo sé. Pero esto no me gusta —miró en dicha dirección, hacia la selva oscura y llena de nieve—
. La ayudé en el pasado, es una historia un poco trágica y a ella no le gusta hablar de eso. Desde entonces colaboramos. —finalizó sonriente.
»
Como ya habrás escuchado, Gabranth y yo venimos del mismo mundo, pero cayó en la oscuridad y ahora seguimos rutas distintas.Pero la conversación no pudo continuar. Estuviesen lo que estuviesen haciendo todos los aprendices se vieron interrumpidos por igual por el cese de los tambores. El ritmo de la fiesta aminoró y el jefe del poblado indio alzó una de sus manos.
—
Todos los guerreros, ¡ante mí! —miró a Light, que debía estar a su lado.
—
Oh, ¡ya ha empezado, Hana! —susurró Tigrilla a Hana. Las dos habían estado practicando la danza durante un rato—
. Os van a entregar el mapa y a bendecir. Colócate al frente.Era hora de moverse, ¿no?
En definitiva, el Jefe Indio os ha llamado a los aprendices para que os coloquéis frente a él. Neru puede mirar en los arbustos o acudir con todos los demás, pues la voz del Jefe indio ha resonado en todo el poblado y los tambores ya han dejado de tocar.
Podéis hacer lo que queráis con la armadura, os he dado la posibilidad de que Balthier la guarde en una bolsa, pero os podéis quedar con ella o esconderla por ahí. A vuestro gusto.
Light Hikari:
VIT: 66/66
PH: 58/58
Gaomon:
VIT: 36/36
PH: 20/20
Maya Zawrid:
VIT: 36/36
PH: 40/40
Ukki:
VIT: 6/6
PH: 2/2
Hana Shimizu:
VIT: 56/56
PH: 38/38
Neru:
VIT: 46/46
PH: 28/28
Freya:
VIT: 26/30
PH: 28/28
Fecha límite: Viernes 13 de Mayo.
¡Atención!
Bueno, esta última semana he estado reflexionando mucho sobre todo esto y cómo presentarlo para mejorar el rendimiento del tema en general y de los propios jugadores (vosotros). He llegado a la conclusión de que el ritmo de la trama es algo muy importante, ya no solo porque se agilice el tema (lo que me permite incluir cosas o no en el argumento, pues no es lo mismo tener tiempo de sobra a no tenerlo y tener yo, como GM, que omitir ciertos detalles para que no se eternice), sino porque hay unos plazos establecidos para todo el mundo por igual y es muy injusto, por no llegar a decir que me parece una falta de respeto, ignorar las fechas marcadas dando excusas un día sí y otro también, mientras que algunos de vuestros compañeros tienen que postear a tiempo todas las rondas.
Es por estas razones que he decidido ponerme muy estricta y tomar las siguientes medidas:
- Primero aclarar que no os contaré faltas a ninguno, pero el retraso de muchas rondas contará con una bajada significativa de PX al final de la trama, independientemente de si la interpretación del personaje ha sido excelente o no.
- A partir de este punto (desde esta misma ronda), solo daré como plazo un día extra a partir de la fecha límite. La misma noche, inmediatamente después de ese día extra, pondré candado a la trama para que nadie pueda postear. Si veis que no vais a poder os ruego que me aviséis con antelación desde el primer momento (a ser posible, indicando las acciones del personaje, pero no abuséis de esto, porque si os dedicáis a participar a base de mensajes privados no tendré nada con que puntuaros al final), tampoco me vale que me vengáis la noche del cierre a decirme que no habéis podido, lo siento pero no. Que para enviarme un mensaje tenéis todo el periodo del plazo hasta la fecha límite y considero que es más que suficiente.
Y creo que esto es todo. Siento ponerme así, pero veo que no me queda otro remedio porque se van a seguir acumulando retrasos que no nos podemos permitir y pueden afectar de forma negativa a la trama.