Se movió tan rápido que le costó pensar. La tormenta envolvió a Dark Light y permitió que Daian, que había estado a punto de caer bajo la embestida de este, procedierara para ponerse a salvo. Después, la
Razia Lunar de Fátima dio contra la versión oscura de Dark Light. La joven apretó los dientes, hundió los talones en el dsitio y presionó. Durante una eternidad que apenas duró unos segundos, Fátima vio cómo su Razia perdía frente a la de Dark Light y se preparó para contraatacar…
—
¡¡¡Aaaaaaaaahhhhhhhhhh!!!Alguien gritaba. ¿Ho-Chan? Entonces hubo una violenta explosión. Notó, a través de sus niñas, que el obelisco se había caído abajo. Dark Light saltó directo hacia este. Fátima gritó, dispuesta a ir tras él, pero lo detuvo un hermoso fénix de fuego. Nadhia. No. Daian. Y después, una flecha le dio directa en el pecho. Fátima no vaciló en liberar con una explosión en su
Flor y los alaridos de Dark Light de pura furia le supieron a gloria.
Fátima cayó de rodillas, jadeante y con los pulmones ardiendo de dolor. Neutralizó su magia y se apretó una sien, notando un terrible pulso que prometía una terrible jaqueca si no apuraba unos éteres. Se giró para comprobar dónde estaba Harun y vio que se había alejado del obelisco. No muy lejos estaba Lyn, que había protegido, por su estado, a Ho-Chan. Él lloraba y Fátima se incorporó de un brinco para acercarse y comprobar que su Maestra estaba sana y salva, pero entonces la sala comenzó a temblar. A su alrededor, el mundo cambiaba, se borraba, la oscuridad desaparecía. En su lugar quedó una sala del trono y… la cerradura. Ho Chan sacó una Llave Espada.
Fátima se quedó congelada en el sitio.
El joven selló la cerradura.
Fátima se quedó mirándolo, sin comprender. Luego, una idea, la única que importaba, la golpeó como un mazazo. Era un Portador. Otro huido, otro renegado. Podría haber luchado con la maldita Llave Espada, pero no lo había hecho.
Sus labios se apretaron en una línea blanca.
Le dio la espalda y corrió junto a Harun. Lo acarició y él le lamió el rostro.
—
¿Duele? Lo sé, lo sé. Parece que la corrupción ya no es tan fuerte, pero en seguida vamos a ir a ver a Nithael. ¿De acuerdo?Ejercería un
Cura sobre él para ahorrarle dolor y le acariciaría una vez más antes de que el deber la reclamara y fuera a asegurarse de que Lyn y Maya se encontraban bien. Parecía que solo se habían quedado inconscientes. También les aplicó sus respectivos
Cura (bebiendo los éteres que fueran necesarios). Solo entonces prestó atención a Dark Light, justo cuando un pedazo de la flor se fragmentó y su cabeza quedó libre.
—
¿Así que creéis haber ganado...?Rió y rompió a toser. Fátima no se preocupó. Sabía que no podía escapar de su flor. Es más, el joven ahora parecía normal, sin su armadura, sin sus espadas, que habían desaparecido junto al obelisco.
Gracias a la Luz que Miki había destruido los exteriores. No habrían podido vencer, de lo contrario.
—
¿Y ahora qué...? ¿Vais a matarme? ¿O a encerrarme? —Reía y tosía, como si nada le importara. Quizá no lo hacía—.
Da igual lo que hagáis... Madre ya ha ganado.«
Madre, ¿eh?»
Todavía ningún bando había encontrado a los bebés, pero Fátima sabía que el suyo cargaba con un estigma que todavía no se había cumplido. En un futuro que esperaba que jamás sucediera, en cambio, sí había pasado. Habían dejado a unos niños sin la madre que podrían haber tenido. O sin Xihn.
Pero una madre tenía responsabilidades y ella lo sabía bien. Lo había sufrido demasiado. Idris era la prueba. Su pequeño y querido Idris, que lo tendría que sacrificar todo de forma absurda si…
Y Atiya y Kris. Y su Malik.
Se dio cuenta de que Ho-Chan estaba hablando. No, más bien declamaba, puño alzado.
—
… ojos cómo le pararán los pies a tu querida mamaita, y en ese momento disfrutaré viendo el dolor en tus ojos al ver que tanto sacrificio no te ha servido para nada, maldita copia bastarda...—Casi escupía de la rabia, pero intentó recuperar el control y casi de forma absurda se volvió hacia ellas—.
Esto... No permitiré que nadie provoque el fallecimiento de un prisionero Chino, nosotros no somos bestias como ellos. Os lo podéis quedar e interrogarlo, eso es todo.
En otra ocasión, habría saltado de rabia. ¿No nos permitiría? ¿Se lo podían quedar? En su lugar, solo sintió que su corazón se endurecía, tan frío como la prisión de Dark Light.
—
No sé quién eres tú, excepto que eres un traidor. Por eso puedes decir lo que dices, porque jamás has luchado de verdad ni conoces a este hombre.Miró a Daian. Quizás necesitaría su ayuda. No quería ponerse a pelear, no cuando el destino de toda una generación estaba a punto de cambiar. Quizás.
—
Fátima, haz lo que te dicte el corazón —le dijo—.
Seguro que Lyn estará de acuerdo con lo que decidas hacer. Y si lo deseas, puedo encargarme yo misma. Su corazón. Su corazón estaba frío como un témpano. Así estaba bien. Un Caballero no necesitaba corazón en circunstancias así.
—
No. Gracias. Lo haré yo.En China había tenido a Andrei. En China había conocido a Mulán, torturado a su primer hombre, visto lo que era morir en un verdadero campo de batalla. Nunca le deparaba nada bueno, excepto Mulán. Miró a Dark Light.
—
Cada uno elige lo que hace con la vida que se le ha dado y paga por sus crímenes, antes o después. Tú elegiste y llegaste hasta aquí. Al menos, te concedo eso. Pero no vivirás para corromper Tierra de Partida, ni volver a hacer daño. Te daré el reconocimiento y la muerte que tú jamás le diste a otras personas.Pensó en usar la pistola. Sería rápido. Pero él se merecía algo más. Un gesto de toda la Orden. Invocó su Llave Espada. No se justificaría. La sangre corrupta de Dark Light no mancharía a sus hijos, pero jamás les diría que lo hizo por ellos, sino porque era su deber.
Porque ya había muerto demasiada gente para permitirse que aquel monstruo tuviera una sola oportunidad más.
—
No finjo ser quien no soy. No soy Nadhia. Me llamo Daian... y no soy como tú.Fátima asintió a su amiga y luego abrió un poco la Flor, lo suficiente para dejar el pecho de Dark Light al descubierto. Si era necesario, llamaría a Cephiro, si es que seía, y de lo contrario a Selene u Ondina (si es que seguía también) para que apoyaran a Daian, que había tendido su cadena de oro, para empujar al traidor atrás o más lejos aún. No le permitiría intervenir bajo ningún concepto.
Miró a Dark Light a los ojos. Lo hizo rápido e indoloro. Directo al corazón.
*Si quedaba algo de Dark Light, se lo llevaría como prueba a Tierra de Partida, a menos que estuviera corrupto y fuera peligroso. En caso de que Ho-Chan intentara atacarla, bien, con sus reflejos, flexibilidad, y habilidad cuerpo a cuerpo, no sería difícil esquivarlo y meterle un rodillazo en el estómago si insistía. No era mucho más fuerte que ella y, desde luego, no er tan veloz. Si es que Cephiro no se ocupaba de él antes, por supuesto. Lo haría con desidia, sin interés. Estaba cansada.
Quería ver a sus hijos y a su marido.
—
No permitiré que le faltes el respeto a la Maestra Fátima. Dark Light era un peligro para todos —decía Daian contra la sarta de insultos que vomitaba Ho-Chan—.
¿No te das cuenta? Has visto lo que era capaz de hacer. No podíamos arriesgarnos a que siguiera esparciendo su Corrupción. De pronto, Fátima recordó a cierto aprendiz que también había visitado China y muy relacionado con los perros… y la pólvora. Torció la boca.
—
Ah, ya recuerdo quién eres. Otro de los que huyó y se cree con derecho a opinar desde la más pura ignorancia y cobardía. No te molestes, Daian, tenemos que hablar con Mulán y darle las buenas nuevas. Vamos, Harun.Ya fuera cuando Ho-Chan se marchara por su lado o se quedara aparte, Fátima estaba preparándose para abrir un Portal cuando Daian se le acercó y acarició la espalda. La joven se estremeció ante el amable contacto.
—
¿Estás bien? Pensó en mentir. Le cogió la mano y apretó.
—
No. China saca lo peor de mí. ¿Qué tal estás tú?—
Fátima, yo... desearía proteger a tu familia.—Fátima se giró, desconcertada y temblorosa. Daian la cogió por sorpresa cuando la envolvió en un cálido abrazo—.
No estás sola en esto. Acabaremos con la Corrupción.Fátima respiró hondo, pero ni así logró evitar que las lágrimas afloraran y le emborronaran la vista. Le devolvió fuerte el abrazo a Daian. No era Nadhia, no era su vieja amiga, pero no importaba. Era Daian, ofreciéndole todo aunque no tenía casi nada, y esa ternura la estaba destrozando. Enterró la cara en el hueco del hombro y el cuello de Daian, mientras Harun las envolvía en un círculo protector y las tocaba con el hocico.
—
Lo siento, Daian. Siento que tengas que vivir todo esto. Ojalá hubieras podido seguir viviendo tranquila, sin miedo.—Apretó fuerte los ojos y añadió—:
Gracias. Gracias por volver y estar aquí. Gracias por estar.Sí, sería juntos como conseguirían seguir adelante. Incluso si nada era como antes y todos estaban hechos jirones. Tenían que seguir intentándolo, porque de lo contrario no habría futuro que alcanzar.
Esperó hasta que se calmó y se frotó entonces la cara. Rascó a Harun, calmándolo, y sonrió a Daian. Le limpió de pólvora la cara.
—
Tú también eres parte de mi familia, ¿sabes? Y os voy a proteger a todos también.Abrió entonces el Portal, le dio un apretón, y fue a coger a Maya para echársela al hombro. Pesaba bastante más que cuando era pequeña, pero se las apañaría. En cuanto a Lyn, si con su
Cura no se había espabilado, le arrojaría directamente un
Cura +. No necesitaba que nadie la cargara. Y menos alguien que no había tenido el valor para pelear de verdad a su lado.
Ellas, entre tanto, tenían buenas noticias que dar. Y, si podía, a Miki también. Haría una pequeña parada fuera si era posible y lo devolvería a su hogar. Otro padre que había acudido a donde lo necesitaban. No podía dejar de darle las gracias.
Acciones acordadas con Espe :3
▪ Cura (HM) [Nivel 5] [Requiere Poder Mágico: 7]. Cura las heridas más leves y alivia un poco la fatiga.
(Con Maya evidentemente es cosa narrativa. Con Lyn… bien, los que necesite).
▪ Cura+ (HM) [Nivel 22] [Requiere Cura; Poder Mágico: 24]. Cura heridas más graves y alivia más fatiga.
Si es necesario con Lyn.
Técnicamente todas las esencias desaparecen más o menos por esta ronda. Si es necesario, Fátima se toma éteres e invoca a Cephiro.
▪ Cephiro (HM) [Nivel 44] [Requiere Afinidad a Viento; Poder Mágico: 60]. Cephiro, una esencia de viento, acude a las órdenes de Fátima y dispersa a sus enemigos mediante golpes de aire o con su propia presencia. Dura cuatro rondas y solo se la puede dispersar con aire de su mismo nivel.