Bueno, se que esto es un foro de KH pero me da igual xD Cuelgo este fic de "Sweeney Todd" (más basado en la peli que en la obra de teatro o la historia original) en el que la protagonista es la señora Lovett, un personaje que gustó bastante y creo que ya es protagonista de muchos otros fanfics. Si es que ella lo vale xD
Espero que, si alguien lo lee, al menos no se aburra. Será un fic de unos tres capítulos y cuenta una parte bastante importante en la vida de la pastelera.
[center]Sobre gatitos y botellas de ginebra[/center]
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Las luces de la cada vez más putrefacta calle Fleet casi se habían extinguido cuando Nellie Lovett llegó a la tienda cargada con dos pesadas bolsas de carne. Tras dejarlas en la desgastada mesa del establecimiento, cogió una botella de ginebra y un vasito de cristal y se dejó caer en el viejo sillón de su tío-abuelo Albert. Sonó un crujido, pero la pastelera no lo oyó puesto que en esos momentos emitió un largo y fatigado suspiro.
Hoy no prepararía más empanadas, estaba cansada y le dolía el cuello. Además, seguramente nadie iría a comprar mañana, los clientes no eran tan constantes y había mejores pastelerías, como la de la señora Mooney. Se echó ginebra en el vaso y bebió un trago.
Un gato negro se detuvo frente a la tienda y miró a la mujer abriendo por completo dos grandes ojos verdes. Eran lo único que se distinguía en la oscuridad. La pastelera lo vio y sorbió otro trago de ginebra.
-Vete. Si quieres comida, aquí no la obtendrás –dijo la mujer con tono cansado-. En la tienda de Mooney puedes comer hasta hartarte.
Inesperadamente, el gato dio media vuelta y corrió a toda velocidad en dirección a la calle continua. En esa zona estaba la tienda de la señora Mooney.
-Luego probablemente te despelleje, te cocine y meta trozos de tu carne en sabrosas masas de empanada –dijo Lovett cuando el felino hubo desaparecido- Entonces la vieja se forrará una vez más y me lo restregará por la cara–bostezó-. Quizás no debí dejarte huir.
La panadera rió amargamente.
-Cada vez estás peor Nellie –se dijo a sí misma-. Y eso que hoy apenas has bebido.
Había vaciado el segundo vaso cuando se percató de que un par de personas habían entrado a la ominosa calle. Uno de los dos era mujer, puesto que llevaba vestido y un escote -enorme, según la pastelera-. De la segunda persona no cabía duda de que era un hombre; era más alto, corpulento y no llevaba vestido. Cuando pasarón justo enfrente del establecimiento, la figura del hombre aminoró un poco el paso y alzó la mano para saludar a la panadera. Nellie Lovett vaciló un momento y le devolvió el saludo. Ninguno de los dos podía verse las caras debido a la oscuridad.
-Vamos Benjamin –le apremió la mujer acompañante-.Dijiste que antes del anochecer ya estaríamos en casa y a este paso no llegaremos ni al alba.
El hombre aceleró el paso y cogió a la mujer por el hombro. Ésta soltó una risita que puso nerviosa a la pastelera. Cuando hubieron desaparecido de la calle, Lovett se llevó la mano a la cabeza y se preguntó quién sería aquel hombre.