Prólogo
La casa del árbol estalló en llamas con fuerza. Los animales huían de la muerte desordenadamente, creando una cacofonía de gritos de desesperación que se unía al llanto de los niños del pueblo élfico. Elfos y elfas jóvenes corrían hacia el río más cercano a la aldea para intentar sofocar las abrasadoras llamas, mientras las madres sacaban de sus casa a los niños. El fuego se propagaba a gran velocidad por la casas y poco a poco fue consumiendo aquel pueblo élfico entre negras cenizas, cubriendo el cielo del bosque en una negra cárcel de fuego. Nadie podía hacer nada ya, el fuego había cobrado mucha fuerza, la magia era inútil.
-¡Dirijámonos todos hacia la llanura de oro! -gritó uno de los ancianos del pueblo- ¡Si el fuego quema las ramas de los árboles la casas podrían derrumbarse!
Dejaron los cubos en el suelo, junto con la esperanzas de salvar sus casas, su pueblo...su hogar.
-¡Pero mi madre está dentro de mi casa! -se resistió un elfo joven entre lágrimas detenido por dos elfos más.
-¡Ya no podemos hacer nada ,es peligroso entrar a la casas!
El joven se dejó caer al suelo de rodillas deshecho en amargas lágrimas, resistiéndose a dejar su madre sola .Se lo llevaron a la fuerza hasta la llanura de oro, desde donde todos pudieron observar como el odio del fuego se llevaba consigo los recuerdos de su vida, de su esfuerzo.
-El futuro de los elfos lo veo muy negro...-se burló una voz grave y cruel a las espaldas de los seres.
Un hombre, subido a un elegante caballo, de pelo largo y blanquecino levantó el brazo izquierdo haciendo una seña a la que acudieron un grupo numeroso de humanos armados con espadas de escudos mágicos en los cuales se mostraba una circunferencia blanca con una cruz negra en el centro.
-Tu otra vez, maldita sea...-gruñó entre dientes el elfo más viejo que parecía ser el jefe- ¿por qué no te mueres de una vez por todas?
-Lo siento amigo...pero hoy te toca a ti -sonrió cruelmente.
Con un nuevo movimiento de su brazo, el ejercito de humanos se abalanzó sobre los elfos desprotegidos y agotados. Los masacraron sin piedad, de una forma solo posible en esta raza de odio. Niños, mujeres, jóvenes...todos acabaron formando parte de un mundo lejano a este. La sangre de inocentes manchaba las ropas y armas de los humanos que sonreían con satisfacción.
-Es hora de marcharnos, chicos -sugirió el hombre de pelo blanco al observar el trayecto del incendio.
Entre las llamas, un bebé lloró y lloró desesperadamente con la esperanza de que su madre acudiera en su ayuda, pero no lo hizo. En su cuna de forma peculiar, las lágrimas le ahogaban, mientras tal vez por arte de magia, las llamas pasaban de largo sin rozar la siquiera. Sus gemidos podían oírse por encima de la furia del fuego. El deseo de volver a ver a su madre, le otorgó fuerzas para llorar durante horas. A lo lejos, el eco del sonido de unos cascos chocar contra la tierra, le calmó instintivamente. El calor de las llamas, fue remitiendo poco a poco.
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Ya estoy escribiendo el primer capi ^^ cuando alguien comente lo colgaré ^^
Espero que os guste x3 comentad