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-¿Una tormente?.-dijo Sora abatido-. ¡Oh, no, la balsa!
Sora fue corriendo hacia la isla donde él, Riku, y Kairi habían compartido graindiosos momentos, entre ellos la construcción de una balsa para conocer otros mundos, otros distintos al que ellos conocían. Como había tormente, había muchas probabilidades de que se rompiese esa balsa que tanto trabajo y esfuerzo había costado construir.

Cuando llegó aún no había empezado a llover, pero estaba muy oscuro, demasiado oscuro… Sora miró al cielo y lo que se encontró le sorprendió: una gran especie de bola de oscuridad, parecida a un agujero negro, se acercaba hacia la isla. Sora se acercó a la playa y de la arena comenzaron a salir unos bicho negros con unos ojos amarillentos como el sol, y antenas arrugadas, que corrían haci él arrastrándose por el suelo.

De repente, una gran llave apareció en la mano de Sora, y como no tenía otra cosa mejor con la que hacerlo, atacó con todas sus fuerzas a aquellos seres, y, para su sorpresa, les hacía mucho efecto cada estocada con aquella extraña llave.
Cuando acabó con ellos, Sora se acercó al muelle, donde se encontró con Riku solo, sin Kairi.
-¿Dónde esta Kairi?.-gritó Sora a su amigo.-¡Pense que estaba contigo!
-La puerta se ha abierto.- dijo Riku a Sora, con una extraña calma a pesar de aqulla extraña bloa negra acercándose a ellos
-¿Qué? No entiendo nada, ¡tenemos que encontrar a Kairi!
-Kairi viene con nosotros, Sora.-Anunció Riku con solemnidad.-Una vez que salgamos, quizá no podamos volver. A lo mejor no volvemos a ver a nuestros padres.-hizo una pausa.-Pero puede ser nuestra ultima oportunidad. El miedo no debe detenernos. ¡No temo a la oscuridad!

Un aro de humo negro rodeó a Riku y empezó a tragárselo poco a poco hasta que un rayo de luz final, Riku desapareció del todo.Sora volvía a tener la extraña llave en su mano, así que decidió ir a buscar a Kairi, su mejor amiga. No le costó mucho encontrarla, estaba en la cueva que él y Riku descubrieron de pequeños, donde él y Kairi hicieron pintadas en la pared, y allí estaba ella, mirando fijamente a la puerta que había en la cueva, de espaldas a Sora.
-¡Sora!.-gritó Kairi, mientras un nube negra se la llevaba también a ella…

-¿Qué? ¿Dó… Dónde estoy?.-Kairi despertó en un lugar completamente desconocido-. Recuerdo una nube negra atrapándome… y Sora al lado mía…¡Sora! ¿¡Dónde está mi casa?! ¡¿Y mi isla?! ¿Dónde estoy?.- la voz del eco son a lo largo de un pasillo largo.

Kairi observó aquel lugar tan extraño en el que se encontraba, era una habitación redonda, con una alfombra roja que cubría toda la estancia, y con pegatinas de muebles en el suelo, que realmente parecían reales, gracias al estilo 3D que tenían. Lo más raro de aquella estancia era que no tenía techo, y si lo tenia, estaba demasiado alto como para dislumbralo. Kairi no podía quedarse allí de brazos cruzados esperando a que viniese Sora o Riku a rescatarla, así que decidió ir a buscarlos por el único camino que veía, un pasillo con una puerta al final.
Atravesando la puerta se podía llegar a una pequeña pero confortable habitación, esta vez con muebles autenticos, una cama, una chimenea, una mesita en el centro… Pero no solo eso, también había una pequeña niña, con un vestido azul y un delantal blanco, con un largo pelo rubio conuna diadema azul, a juego con sus celestes ojos. No parecía muy mayor, tan solo dos o tres años menos que Kairi.

-Hola, soy Kairi, ¿y tu?.-pregunto amistosamente Kairi, al no obtener respuesta, decidió volver a intentarlo-. ¿Hola? Tranquila, no te hare nada malo.

-Soy Alicia, y estoy perdida, yo estaba tranquilamente en mi jardín, cuando un conejito blanco se metió por un agujero, y yo lo seguí. Aparecí aquí y no había ni rastro del conejito.- dijo aun temblorosa Alicia-. ¿Y tú?

-Sinceramente no lo sé, primero hubo una tormenta, y luego una nube negra, y Sora, y… es todo tan confuso. Bueno, ¿qué te parece si buscamos al conejito para preguntarle donde estamos?

-Sí, se fue por esta puertecita, pero el picaporte de la misma me dijo que era demasiado grande, ¡Es la primera vez que alguien me dice eso!

-Vale, preguntemos al picaporte.-Kairi se acerco a aquella diminuta puerta-. Perdone, señor Picaporte, ¿podría dejarnos pasar?

-¡No, no, no! Ustedes señoritas son demasiado grandes para pasar, ¡podrían dañar mi pintura color oro!.-grito el picaporte-. Si quieren pasar tendrán que hacerse pequeñitas, del tamaño de un conejo.

Kairi y Alicia buscaron la forma de empequeñece. Nada debajo de la cama, ni en la chimenea, ni siquiera en la mesa, en la que solo había un botecito en el que ponía:

“Bebeme”

-Es lo único que hemos encontrado, total, ¿Qué podría pasar?.- dijo Kairi animando.

Kairi bebió del bote, y, sorprendentemente, Kairi y Alicia se hicieron pequeñas, sin necesidad de que Alicia bebiera.

-Señor Picaporte, ¿nos deja pasar ahora?.- exclamo Alicia

- Por supuesto, es lo menos que podría hacer por unas señoritas tan chiquitas.-dijo gentilmente Picaporte.

Al otro lado de la puerta se encontraba un gran palacio hecho con cartas, cartas de rombos y tréboles, pues los corazones y las picas estaban de guardia en cada “columna” del palacio. Al final del mismo, un gran trono presidia la sala, dándole un toque medieval a la estancia. Sentado en él, otra carta, pero esta parecía que tenia mas poder, que controlaba las otras, era la Reina de Corazones.

-¿¡Quién osa entrar en mi castillo sin permiso?!.- Gritó enfadada la Reina de Corazones

-Perdone usted, señora Reina, nos hemos perdido y no sabemos donde estamos, ¿verdad, Alicia?.- Dijo rápidamente Kairi.

-S… Si.-susurro temblorosa Alicia.
-¿No seréis nuevas por aquí no?.- les gritó la Reina

-Pues resulta que si, por ello hemos venido.- dijo Kairi

-¡Apresadlas! ¡Y llevadlas a juicio! ¡Seguro que ellas son las causantes de mi pérdida de memoria!.- grito enfurecida la Reina de Corazones.

-¿¡Qué?! ¡No nos puede llevar a juicio, somos inocentes!.- exclamo Kairi mientras unos soldados naipes se les acercaban.
“No puede estar pasando, desearía estar en otra parte, junto a Sora.” Pensoó Kairi, y de repente, la misma nube negra de Islas del Destino, apareció y desapareció en menos de un minuto, llevándose consigo a Kairi.

-¡Kairi!.- Grito Alicia-. ¡Kairiiiiii no me dejes sola!

En un abrir y cerrar de ojos, Kairi había desaparecido, dejando sola a Alicia ante el tribunal. Ahora Kairi se encontraba en una habitación, que parecía infinita, todo llena de oscuridad, con dos objetos únicamente, un espejo, y un agujero negro. No sabia que haría con el agujero negro, pero sabia que por el espejo podría ver a Sora y compañía, y Sora y compañía estaban saliendo de un coliseo, en una nave gumi.

-¿Qué? ¿Dó… Dónde estoy?.-Kairi despertó en un lugar completamente desconocido-. Recuerdo una nube negra atrapándome… y Sora al lado mía…¡Sora! ¿¡Dónde está mi casa?! ¡¿Y mi isla?! ¿Dónde estoy?.- la voz del eco son a lo largo de un pasillo largo.
Kairi observó aquel lugar tan extraño en el que se encontraba, era una habitación redonda, con una alfombra roja que cubría toda la estancia, y con pegatinas de muebles en el suelo, que realmente parecían reales, gracias al estilo 3D que tenían. Lo más raro de aquella estancia era que no tenía techo, y si lo tenia, estaba demasiado alto como para dislumbralo. Kairi no podía quedarse allí de brazos cruzados esperando a que viniese Sora o Riku a rescatarla, así que decidió ir a buscarlos por el único camino que veía, un pasillo con una puerta al final.
Atravesando la puerta se podía llegar a una pequeña pero confortable habitación, esta vez con muebles autenticos, una cama, una chimenea, una mesita en el centro… Pero no solo eso, también había una pequeña niña, con un vestido azul y un delantal blanco, con un largo pelo rubio conuna diadema azul, a juego con sus celestes ojos. No parecía muy mayor, tan solo dos o tres años menos que Kairi.
-Hola, soy Kairi, ¿y tu?.-pregunto amistosamente Kairi, al no obtener respuesta, decidió volver a intentarlo-. ¿Hola? Tranquila, no te hare nada malo.
-Soy Alicia, y estoy perdida, yo estaba tranquilamente en mi jardín, cuando un conejito blanco se metió por un agujero, y yo lo seguí. Aparecí aquí y no había ni rastro del conejito.- dijo aun temblorosa Alicia-. ¿Y tú?
-Sinceramente no lo sé, primero hubo una tormenta, y luego una nube negra, y Sora, y… es todo tan confuso. Bueno, ¿qué te parece si buscamos al conejito para preguntarle donde estamos?
-Sí, se fue por esta puertecita, pero el picaporte de la misma me dijo que era demasiado grande, ¡Es la primera vez que alguien me dice eso!
-Vale, preguntemos al picaporte.-Kairi se acerco a aquella diminuta puerta-. Perdone, señor Picaporte, ¿podría dejarnos pasar?
-¡No, no, no! Ustedes señoritas son demasiado grandes para pasar, ¡podrían dañar mi pintura color oro!.-grito el picaporte-. Si quieren pasar tendrán que hacerse pequeñitas, del tamaño de un conejo
Kairi y Alicia buscaron la forma de empequeñece. Nada debajo de la cama, ni en la chimenea, ni siquiera en la mesa, en la que solo había un botecito en el que ponía:
“Bebeme”
- Es lo único que hemos encontrado, total, ¿Qué podría pasar?.- dijo Kairi animando.
Kairi bebió del bote, y, sorprendentemente, Kairi y Alicia se hicieron pequeñas, sin necesidad de que Alicia bebiera.
-Señor Picaporte, ¿nos deja pasar ahora?.- exclamo Alicia
- Por supuesto, es lo menos que podría hacer por unas señoritas tan chiquitas.-dijo gentilmente Picaporte.
Al otro lado de la puerta se encontraba un gran palacio hecho con cartas, cartas de rombos y tréboles, pues los corazones y las picas estaban de guardia en cada “columna” del palacio. Al final del mismo, un gran trono presidia la sala, dándole un toque medieval a la estancia. Sentado en él, otra carta, pero esta parecía que tenia mas poder, que controlaba las otras, era la Reina de Corazones.
-¿¡Quién osa entrar en mi castillo sin permiso?!.- Gritó enfadada la Reina de Corazones
-Perdone usted, señora Reina, nos hemos perdido y no sabemos donde estamos, ¿verdad, Alicia?.- Dijo rápidamente Kairi.
-S… Si.-susurro temblorosa Alicia.
-¿No seréis nuevas por aquí no?.- les gritó la Reina
-Pues resulta que si, por ello hemos venido.- dijo Kairi
-¡Apresadlas! ¡Y llevadlas a juicio! ¡Seguro que ellas son las causantes de mi pérdida de memoria!.- grito enfurecida la Reina de Corazones.
-¿¡Qué?! ¡No nos puede llevar a juicio, somos inocentes!.- exclamo Kairi mientras unos soldados naipes se les acercaban.
“No puede estar pasando, desearía estar en otra parte, junto a Sora.” Pensoó Kairi, y de repente, la misma nube negra de Islas del Destino, apareció y desapareció en menos de un minuto, llevándose consigo a Kairi.
-¡Kairi!.- Grito Alicia-. ¡Kairiiiiii no me dejes sola!
En un abrir y cerrar de ojos, Kairi había desaparecido, dejando sola a Alicia ante el tribunal. Ahora Kairi se encontraba en una habitación, que parecía infinita, todo llena de oscuridad, con dos objetos únicamente, un espejo, y un agujero negro. No sabia que haría con el agujero negro, pero sabia que por el espejo podría ver a Sora y compañía, y Sora y compañía estaban saliendo de un coliseo, en una nave gumi.