Sin más dilación, aqui va:
Spoiler: Mostrar
Sergio se encontraba en la cornisa del arco de la Moncloa sin poder dejar de mirar el bello atardecer de Madrid. Era un día con nubes pero no nublado, de esos cuyo sol ilumina sin deslumbrar.
Se quería tirar, estaba convencido, lo haría. Cuando por fin bajó la mirada vio a dos niños jugando a la pelota.
Estaban a unos cuantos metros debajo de él.
-Parecen felices –Pensó-. Me recuerdan a mi hermano y a mí cuando jugábamos en el parque. Pero ya no está, ya no hay nadie que me proteja, nadie que le plante cara a los matones que me roban el almuerzo en el colegio.
Soltó una mano –estaba decidido-, soltó la otra –ya no había vuelta atrás-. Intentó levantar una pierna, pero no pudo.
Le pesaban demasiado, como si algo en él deseara quedarse. Pero, de pronto, le volvió el recuerdo de su hermano y volvió a estar seguro.
Sin embargo, antes de que pudiera hacer nada, un grupo de gente apareció (dos chicos y dos chicas). Eran sus amigos.
-¡No lo hagas! –Le gritó Penélope, su ex novia-.
-¿Qué razón tengo para vivir cuando lo que más quiero se ha ido? –Se cuestionó apenado Sergio.
-Nos tienes a nosotros…
Pero Sergio no estaba tan seguro. Al contrario, tenía que hacerlo, debía hacerlo.
Penélope, al ver que Sergio no se convencía, se acercó a la cornisa y saltando el pequeño muro que separaba el territorio seguro de la parte peligrosa se colocó, como Sergio, en aquella pequeña plataforma.
-Si tú lo haces, yo también –Advirtió Penélope-. Y que sepas: tengo vértigo.
-¿Por qué hace esto la chica que me dejó por la masa de músculos? -Preguntó extrañado Sergio.
-Porque te queremos –Dijo otro de los amigos que también había llegado a la cornisa-. Y creo que hablo por todos si digo que, al suicidarte tú, moriremos también nosotros. No solo Lope y tú, sino cada uno de nosotros.
Todos los chicos se habían colocado ya en la citada cornisa.
-Mirad a esos niños de ahí –Comentó la otra chica-. Me recuerdan mucho a tu hermano y a ti…
-Dime una cosa Sergio ¿De verdad vas a manchar la memoria de tu hermano haciendo algo así? – Preguntó en tono de indignación, uno de sus amigos-.
-Estoy completamente segura de que tu hermano no hubiera querido que acabaras así. Ahora bien, haz lo que quieras, yo no te diré nada más –Finalizó Penélope-.
Lo intentó, intentó arrojarse al vacío pero, de nuevo, no lo consiguió.
-¿Por qué no puedo tirarme si tanto lo deseo? –Pensó Sergio.
Estuvieron diez minutos allí arriba hasta que, por fin, Sergio se sentó en el borde de la estrecha cornisa y comenzó a llorar.
Después de muchas disculpas y algunos abrazos, todos bajaron donde se encontraban los niños. O más bien el niño, pues, ahora, solo había uno.
-¡Mirad! –Dijo uno de los chicos-. ¡Al niño se le ha caído el balón a la carretera! ¡Hay que ayudarle o le atropellará el camión!
Pero Sergio ya había ido a por el niño.
Pocos segundos después, un agudo pitido procedente del camión se escuchó seguido de un chirriante quemar de ruedas.
El niño que había ido a por su pelota salió corriendo asustado hacia su amigo, mientras, los chicos miraban desconcertados el cadáver atropellado de Sergio.
~~La vida ofrece muchos caminos, pero todos terminan en el mismo lugar~~
Se quería tirar, estaba convencido, lo haría. Cuando por fin bajó la mirada vio a dos niños jugando a la pelota.
Estaban a unos cuantos metros debajo de él.
-Parecen felices –Pensó-. Me recuerdan a mi hermano y a mí cuando jugábamos en el parque. Pero ya no está, ya no hay nadie que me proteja, nadie que le plante cara a los matones que me roban el almuerzo en el colegio.
Soltó una mano –estaba decidido-, soltó la otra –ya no había vuelta atrás-. Intentó levantar una pierna, pero no pudo.
Le pesaban demasiado, como si algo en él deseara quedarse. Pero, de pronto, le volvió el recuerdo de su hermano y volvió a estar seguro.
Sin embargo, antes de que pudiera hacer nada, un grupo de gente apareció (dos chicos y dos chicas). Eran sus amigos.
-¡No lo hagas! –Le gritó Penélope, su ex novia-.
-¿Qué razón tengo para vivir cuando lo que más quiero se ha ido? –Se cuestionó apenado Sergio.
-Nos tienes a nosotros…
Pero Sergio no estaba tan seguro. Al contrario, tenía que hacerlo, debía hacerlo.
Penélope, al ver que Sergio no se convencía, se acercó a la cornisa y saltando el pequeño muro que separaba el territorio seguro de la parte peligrosa se colocó, como Sergio, en aquella pequeña plataforma.
-Si tú lo haces, yo también –Advirtió Penélope-. Y que sepas: tengo vértigo.
-¿Por qué hace esto la chica que me dejó por la masa de músculos? -Preguntó extrañado Sergio.
-Porque te queremos –Dijo otro de los amigos que también había llegado a la cornisa-. Y creo que hablo por todos si digo que, al suicidarte tú, moriremos también nosotros. No solo Lope y tú, sino cada uno de nosotros.
Todos los chicos se habían colocado ya en la citada cornisa.
-Mirad a esos niños de ahí –Comentó la otra chica-. Me recuerdan mucho a tu hermano y a ti…
-Dime una cosa Sergio ¿De verdad vas a manchar la memoria de tu hermano haciendo algo así? – Preguntó en tono de indignación, uno de sus amigos-.
-Estoy completamente segura de que tu hermano no hubiera querido que acabaras así. Ahora bien, haz lo que quieras, yo no te diré nada más –Finalizó Penélope-.
Lo intentó, intentó arrojarse al vacío pero, de nuevo, no lo consiguió.
-¿Por qué no puedo tirarme si tanto lo deseo? –Pensó Sergio.
Estuvieron diez minutos allí arriba hasta que, por fin, Sergio se sentó en el borde de la estrecha cornisa y comenzó a llorar.
Después de muchas disculpas y algunos abrazos, todos bajaron donde se encontraban los niños. O más bien el niño, pues, ahora, solo había uno.
-¡Mirad! –Dijo uno de los chicos-. ¡Al niño se le ha caído el balón a la carretera! ¡Hay que ayudarle o le atropellará el camión!
Pero Sergio ya había ido a por el niño.
Pocos segundos después, un agudo pitido procedente del camión se escuchó seguido de un chirriante quemar de ruedas.
El niño que había ido a por su pelota salió corriendo asustado hacia su amigo, mientras, los chicos miraban desconcertados el cadáver atropellado de Sergio.
Lo siento si es un poco... macabro, era para que mi profesora me cogiera para un concurso de la comunidad de Madrid... pero beh xD en fin, espero que os guste =D
Bye~~