Relato corto. Silencio.

por **Gray** » Jue Ene 19, 2012 12:32 am

Silencio.

Aquel extraño sentimiento aún se sentía en mi pecho. Aquella sensación al elevar los píes del suelo no podía ser comparable a nada, ver como los demás te miran con ojos incrédulos mientras avanzas en el aire y vuelas. Si vuelas. Porque no se puede llamar de otra forma a esos escasos segundos en los cuales me encontraba en el aire, era como si mi corazón comenzase un baile, el tango.

Cinco segundos.

Nos habíamos mirado a los ojos a penas una décima de segundo, pero mi compañero ya me había entendido al instante. La bola pasó de una punta a otra del campo, como un cometa. Justo en aquel instante, aparecí como llevado entre alas de ángel, para coger aquella pelota, que se antojaba como la salvación.

Cuatro segundos.

Un punto arriba. No hacía falta mas que eso para ganar aquel encuentro, no podíamos perder. Habíamos puesto sudor y sangre en aquel partido, nuestro esfuerzo no podía irse ahora, no debían relajarse. El tiempo muerto paró el reloj en cuatro segundos. El entrenador hablaba y hablaba, todos nos golpeábamos para seguir en calor, nos sentíamos dioses en aquellos leves instantes. La respiración comenzó a normalizarse, aquel tiempo había acabado y todos teníamos que volver al campo.

Sacaron desde el medio del campo. Yo me encontraba con mi rival durante todo el encuentro, el mismo que había hecho un baile diferente al mío, el mismo que se había atrevido a oponerse a mi. pero no perdería, no ahora, no en aquel momento. Un golpe me distrajo de todo lo demás, la concentración se fue, pero conseguí recuperarla a tiempo.

Dos segundos.

Corrí todo lo que pude correr, mi alma no podía dejarse vencer. El mismo la recibió y yo no podía llegar, ¿Cómo había conseguido distraerme? ¿Cómo había cometido tal error? Me moví como un leopardo, corriendo lo mas veloz que pudiera alcanzar, incluso si me lesionaba, aquello me daba igual.

Un segundo.

Aunque conseguí llegar a tiempo para enmendar mi error, mi rival ya estaba saltando. Ante mis ojos comenzaron a suceder todas las imágenes que había podido contemplar en aquel partido y entonces recordé aquella sensación. De nuevo volé en el árbol como si de un pájaro se tratase, mi mano se elevó en su máxima expansión probable, tocando levemente el balón del contrario. Aquella bola tuvo una parábola extraña, pero finalmente... Entró.

Final del partido.

Silencio. No podía escuchar en aquel momento nada que no fueran los latidos de mi corazón. Nunca antes había perdido un partido como aquel, mi espíritu fue decriciendo, mi cuerpo fue contra el suelo, chocando sonoramente. Aunque había conseguido estropear todo, en mi rostro se veía una sonrisa, no sabía porque pero sonreía. Quizás era la propia ironía.