Atlantic Assasin (AC Cross Over-Secuencia 2 iniciada)

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Atlantic Assasin (AC Cross Over-Secuencia 2 iniciada)

Notapor Thalmor » Dom Ago 05, 2012 2:28 pm

Bueno, mi siguiente relato es una entre mezcla entre Assasin's Creed y la serie Boardwalk Empire. He de advertir que solamente he jugado a la primera entrega, así que cualquier detalle o incoherencia respecto al funcionamiento del Animus o el comportamiento de determinados personajes queda en parte justificado debido a mi desconocimiento de la evolución de la saga. He de decir también que encontareis ciertas incoherencias históricas, pero ahí está la gracia. Este capítulo se ambienta inmediatamente después de los sucesos de Assasin's Creed 1 en la línea cronológica, o eso al menos intentaré hacer notar. Sin más preambulos:

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PROLOGO: Edificio de Abstergo

-Desmond, Desmond...- Una rasgosa y familiar voz resonaba en la cabeza del asesino.-Sr. Miles, es hora de levantarse.

Desmond Miles abrió los ojos con cierta dificultad. Como le permitieron aquellas fuerzas del alba, se incorporó y miró fijamente a la persona cuyo sueño había perturbado. Se trataba como ya era costumbre del doctor Warren, quien sostenía felizmente una taza de café.

-Le veo de buen humor. Es extraño, luego de que intentase matarme. Ayer no tenía más que miradas asesinas y ahora parece que esté a punto de darme un abrazo.- Replicó con cierto tono burlón Desmond.

-Sr. Miles, no confunda mi humor con mi buena disposición para hacer mi trabajo. Sigo pensando que es una pérdida de tiempo mantenerle con vida, sobre todo viendo que no hay nada en sus memorias que pueda sernos de verdadera utilidad. En mi opinión, es usted como ese inquilino indeseable al cual no se le expulsa de la comunidad por bueno, digamos, pena.

-Mire doc, sus superiores estuvieron de acuerdo en que yo...

-Sus memorias Sr. Miles, no usted- Interrumpió el doctor Warren.

-De acuerdo, mis memorias, pero siguen siendo mias, por ende, seguís necesitandome. Sino, quien sabe que horrores podrías encontraros en la búsqueda de lo que sea que andeis detrás. A lo mejor os ataca un Kraken milenario y puede que de casualidad solo uno de mis antepasados sepa como vencerlo.

-Basta de charla sr.Miles, casi se me acaba el café y la verdad es que no estoy para conversaciones demasiado largas esta mañana. He de pedirle que entre al Animus, hemos encontrado en sus genes un código de memoria que quizá interese a cierto "cliente".

-Oh, ya veo, ahora haceis recaditos a cambio de dinero. Muy buena doc, ¿que será lo próximo? ¿un tour simulado por el pasado de las peronas? ¿quizá un viaje a la antigua Grecia, o al Paleozoico?

El doctor Warren ya había puesto rumbo hacia su mesa de trabajo ubicada al fondo de la sala del Animus obviando los comentarios de Desmond. El rehén de Abstergo decidió entonces dirigirse al dispositivo conocido como el Animus, capáz de resucitar de forma impactante los recuerdos de sus antepasados. Pero al cruzar la puerta que separaba su habitación de la sala con el dispotivo, se llevó una ligera sorpresa. Lucy, la operaria habitual del Animus, no se encontraba allí, sino un extraño sujeto con gafas de pasta y mirada perdida.

-Sr.Miles, este es Jacob, será el encargado de velar por su seguridad dentro del Animus. Si se pregunta donde está Lucy, tuvo que marcharse una semana debido a unos asuntos de índole personal- Informó Warren mientras tecleaba algo en su ordenador.

-Sr.Miles, entre en el Animus- Dijo Jacob con un tono bastante imperativo.

-De acuerdo, ya voy. No me habeis dejado siquiera estirar las piernas.

Desmond se tumbó sobre el dispositivo y la pantalla pronto se colocó encima de su cabeza.

-Sr.Miles, ¿que le parece la idea de visitar los años 20? Una gran época... para los indeseables.-Dijo Warren con cierto tono entusiasta.

-Se refiere a Gangsters y todo eso, ¿no?- Replicó Miles con un tono algo desconfiado.

-Me refiero a la época de la ley seca, del apogeo de Ku Klux Klan, de auténticas batallas entre policias y traficantes. Lo disfrutará Sr.Miles, creame.

-Es increíble, mis antepasados han hecho de todo...

-Le sorprendería saber en cuantos embrollos han estado metidos los de tu organización.

-Por última vez, ya no soy un asesino.

-Claro que no Sr.Miles, claro que no. Jacob, inicie el programa, no hay tiempo que perder.

El aparato inició el proceso y la vista de Miles se tornó borrosa. Pronto, su mente se desconectó del mundo real para ingresar en uno distinto y olvidado.

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ATLANTIC CITY, AÑOS 20

Eran las 01:23 del día martes 27 de Noviembre. Un pequeño barco se acercaba furtivamente a los muelles de Atlantic City con un cargamento ciertamente sospechoso. Un puñado de hombres que lo tripulaban se encontraban escoltando una gran pila de cajas oculta en la bodega. Todos ellos iban armados, y el recelo y el miedo habitaban en el interior de todos ellos.

-¿Ves algo, Jackie?-

-Veo el faro, estamos cerca, de eso no hay duda.

-Muy bien, tenemos que entregar ya este cargamento. El señor White no soportaría otro retraso y podría retirar el pago. Y eso se traduciría en nuestra sangre y cadaveres manchando el Atlántico. No sé tú, Jackie, pero yo no quiero acabar en una cuneta marina.

-Mucho me temo, que ni este cargamento tocará tierra, ni tu cuerpo evitará bañarse en las frías aguas de invierno.

Un tercer individuo apuñaló por la espalda al contrabandista y rápidamente disparó con una mini ballesta oculta bajo su muñeca a Jackie. La flecha impactó en el cuello de este, quien murió a los pocos instantes. El veneno había hecho su efecto: los dos vigilantes a estribor habían muerto sin tener posibilidad alguna de dar la voz de alarma. El asesino, vestido con una ropas ligeras y capucha blancas, se apresuró a lanzar los cadaveres por la borda. Avanzó sigilosamente hasta la puerta que conducía a las entrañas del barco. Cuando llegó a la cabina de mando, llamó a la puerta. El sicario que se encontraba en la cabina abrió la puerta confiadamente.

-¿Por que coño golpeas? Sabes que está abierto...

Si, abierto, al igual que su yugular. Antes de que pudiese reaccionar, el asesino clavó su hoja oculta en el cuello del sicario, matándolo al instante. El sigiloso heraldo de la muerte le arrebató al cadaver un rifle cargado y se dispuso a bajar a la bodega. Allí encontró lo esperado: un puñado de hombres, concretamente cuatro, jugando a las cartas y a su alrededor una gran cantidad de cajas. El asesino no vaciló y disparó indiscriminadamente, confiando en que serían los últimos. A uno de ellos le pilló por sorpresa, encajandole una bala en la nuca. A otro le reventó el pecho de un disparo cuando se disponía a levantarse de la silla.

El tercero llegó a parapetarse. Se inició entonces un tiroteo que obligó al asesino a ocultarse tras las cajas. El sicario avanzó con su revolver, temeroso. El otro superviviente decidió atacar al asesino por la retaguardia, dejando a su compañero con las espaldas descubiertas. Y esto le costó la vida a su compañero,ya que lo último que vío fue a un ángel de la muerte descender sobre su cuerpo para asestarle una mortal puñalada en el cuello. Al ver el último que estaba solo frente al asesino, decidió tirar su arma al suelo y ponerse de rodillas, pidiendo clemencia. El asesino se acercó hasta él.

-Tengo unas preguntas que hacerte, ¿de quien es este cargamento? ¿a donde va? ¿cuanto pagan por esto?- Preguntó con firmeza el asesino.

-Este cargamento viene desde una destileria situada muy a las afueras de New Jersey. Decidimos transportarla por mar ya que nos habían allanado el camino para poder descargar la mercancia sin problemas. No sé cuanto se habrá pagado por esto, a mi solo me han pagado para callar y trabajar. No sé siquiera quien nos manda.

-¿Es todo lo que sabes?

-Es todo... ¿me dejarás marchar?

-¿Para que cuentes lo que has visto? No, prefiero que esto parezca una declaración de guerra entre bandas.

Dicho esto, atraveso al sicario con su hoja oculta, haciendo que se desangrará rápidamente hasta morir. Por curiosidad, abrió una de las cajas ayudandose de un fierro. Encontró lo que se esperaba: numerosas botellas de Whisky, GInebra y demas clases de alcohol. Las dejaría como pruebas para los agentes defensores de la prohibición. El asesino entonces saltó por la borda y decidió avanzar a nado hasta el destino de sus objetivos: los muelles de Atlantic City.

12:30 A.M.

El paseo de Atlantic City estaba lleno de vida en aquellas horas. Numerosas tiendas adornaban el lugar y la playa le daba un toque especial al ambiente. Un hombre vestido con un abrigo y boina blanca se detuvo frente a un pequeño arbolario llamado "La rosa de Masyaf". Dentro, se acercó a la recepcionista y, sin mediar palabra, esta le respondió:

-En el piso de arriba Chuck.

Aquel "Chuck" subió por unas escaleras hasta llegar al piso de arriba. Allí había un despacho bastante recogido y un gracioso hombrecillo con bigote y bombin se encontraba observando algunos documentos. Encima de la mesa había, además, un pequeño estandarte con el símbolo de los asesinos.

-Has regresado... ¿que has podido averiguar?- Preguntó el hombrecillo a Chuck.

-No he podido sacar demasiado, maestro. Pero mencionaron a un tal Sr.White.

-Excelente Chuck, con eso nos bastará.

-¿Sabe quien es esa persona?- Preguntó Chuck.

-Se trata de un hombre bastante influyente. Controla a gran parte de la comunidad negra de Atlantic City. Su nombre es Chalky, Chalky White. Se rumorea que es uno de los mayores traficantes de licor de toda Atlantic City.

-¿Debo acabar con su vida?

-No, tenemos una amenaza mucho más urgente.

-Te escucho.

-Tu objetivo es mucho más peligroso que unos cuantos traficantes de alcohol. Este hombre tiene un ejercito de varios millones de personas, que están dispuestas a seguir su enfermiza ideología. Hablo de Joseph Simmons, el líder de la organización conocida como el Ku Klux Klan.

-¿Quieres que mate a un líder?

-Exacto. Durante estas últimas semanas se han producido numerosos linchamientos y asesinatos contra negros en numerosos estados. Este fin de semana estará en Atlantic City para uno de sus infames discursos, ya que es quien coordina las actividades del clan. Bueno, él y sus capellanes. Aún así, los hombres son ambiciosos. Sí Joseph muere, un ambiente de inestabilidad llevará al Klan a su inminente caída... Escuchame, ese hombre, es un peligro para un mundo integrado y libre de prejuicios raciales. Sus acciones han llegado demasiado lejos. Debe morir...

-...y yo seré la hoja ejecutora.

-Precisamente. Ya sabes que debes hacer, investiga todo lo que puedas. Simmons es un hombre muy reservado, y te costará dar con él, al menos en un momento en el que no se encuentre seguro. Además, es un poco paranoico, y nunca sale de su casa sin escolta.

-Yo le daré una razón de ser a sus miedos.

-Así me gusta. Chuck, por cierto, bienvenido a Atlantic City. Este será nuestro cuartel de operaciones. Puedes descansar aquí siempre que lo necesites. Ahora, en marcha.

Chuck, miembro de la Hermandad de los Asesinos, se despidió de su maestro para iniciar su investigación en las corruptas calles de Atlantic City.
Última edición por Thalmor el Lun Ago 13, 2012 12:51 am, editado 3 veces en total
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Re: Atlantic Assasin (AC Croos over)

Notapor GuilleOrgWbo » Dom Ago 05, 2012 2:34 pm

Esta bastante bien,aparte me parece un crossover muy original sigue así ^^
Muchas gracias Sho ^^:
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Re: Atlantic Assasin (AC Cross over)

Notapor Thalmor » Mié Ago 08, 2012 3:05 am

-Memoria de asesinato 1: Joseph Simmons-

Chuck abandonó la Rosa de Masyaf tras despedirse de forma seca de la dependienta. Una vez fuera, inició su recorrido por el paseo, pensando por donde podría iniciar su investigación. Lo más lógico sería detectar alguna de las sedes del Klan en Atlantic City, infiltrarse y buscar algo de información útil o simplemente esperar a que alguno de los miembros abandonase el recinto para interrogarlo. Ninguna de esas dos opciones haría falta. Lo que Chuck vió le hizo creer que la suerte le sonreía nada más empezar el día: un hombre repartía folletos al final del paseo mientras anunciaba a los paseantes:

-¡Unase al Ku Klux Klan, por una América mejor, libre de corrupción racial, donde sus hijos podrán ir tranquilos a la escuela, al igual que sus esposas y madres, sin miedo a ser asaltadas por los negros!

Aquel hombre, además, llevaba una cinta en su brazo derecho con la caracerística cruz con un cuadrado inscrito en el centro, además de la llama roja. Chuck se acercó hasta el repartidor de folletos, quien rápidamente miró con recelo al asesino.

-¿Que te ocurre? ¿por qué me miras? estoy luchando por lo que creo, una América libre de vosotros, los no-católicos y los no-blancos. Algún día, vosotros no sereis más que un mero recuerdo, cuando nuestra nación renazca.

Se me había olvidado mencionar que Chuck no era un hombre caucásico. Tenía rasgos árabes y una piel de tono moreno, regalo de sus antecesores asesinos de Masyaf. Como era claro, el propagandista del Klan dió la espalda a Chuck y se dispuso a encaminarse a la salida del paseo. El asesino le siguió disimuladamente unos metros hasta que el propagandista tuvo que detenerse ya que un grupo de gente se había parado a ver un "espectaculo".

-¡Venid todos a ver al Rey Mogmambe-Be, el rey del congo, tráido desde las más densas profundidades de la selva por colonos belgas!¡Venid a verlo, pero mantened lejos a vuestros hijos o puede que se los coma!

El rey Mogmambe-Be no era más que un negro disfrazado de hombre de la jungla, portando un escudo y una lanza, vestido únicamente con un taparrabos y varias pinturas de guerra en gran parte de su cuerpo. Tenía además un graciosos piercing postizo hecho de huesos. Un buen truco para turistas y gente adinerada de la ciudad, y además una buena oportunidad para Chuck de hurtar la cartera del bosillo trasero al propagandista del Klan. Chuck se alejó a paso rápido y se sentó en un banco a revisar la cartera del miembro del Klan. Dentro encontró unos cuantos dolares, un documento de identidad y... una dirección. El bar Mr.Roger's, en West Atlantic. Era hora de pedir un taxi.

40 minutos más tarde, Chuck bajó del taxi y pagó la tarifa al conductor, de color negro, quien le advirtió.

-Este sitio es peligroso para gente como nosotros, señor-

-¿Ha pensado alguna en vez plantarles cara?

-¿Yo sólo? Son demasiados. Los negros de esta ciudad deberíamos organizarnos y cazar a estos desgraciados uno por uno. Aunque eso sería ser como ellos. no lo sé, simplemente, quiero vivir al márgen de todo.

El taxista arrancó, como queriendo alejarse de ese lugar a toda prisa. Chuck vió a dos hombres a las puertas del bar hablando sobre algo. Afinó el oído y se dispuso a oír lo que decían.

-Simmons está aquí, pero no ha dejado verse hasta ahora. Estoy muy nervioso la verdad, su seguridad es algo prioritario, muchos enemigos a la causa podrían intentar atentar contra él.

-No te preocupes, tendremos el lugar bien controlado. Además, contamos con el apoyo de algunos hombres del cuerpo de policía, suministrados por el mismisimo Sheriff.

-Son buenas noticias pues, entremos a por un café.

Bueno, pues parece ser que Simmons estará bien respaldado, así que acercarse a él directamente será algo imposible. Habrá que buscar un modo de llegar hasta él, y quizá aquel bar tenga la respuesta.

"White's only" era lo que se podía leer en la puerta. Chuck hizo caso omiso de la advertencia y entró. Se acercó a la barra tranquilamente y se dirigió al bar man.

-Un café, por favor.

Con mala cara, el dependiente le respondió.

-Supongo que no sabes leer, cosa que no me extrañaria, pero en tal caso, este local es solo para gente blanca.

-Blanco o negro, tengo dinero, y exigo un servicio. ¿Que más te da de quien provenga?

-A saber de donde habrás sacado ese dinero. Una persona como tú no puede haberlo conseguido de forma honrada. ¿Lo has robado a un inocente blanco americano, verdad? Debería molerte a palos asqueroso árabe.

-Entonces, si no vas a atenderme ahora...

-Ni nunca, fuera de aquí, o sacaré el rifle.

Chuck se levantó de la barra y se dirigió a la salida. Se había percatado de que un cuarteto de hombres le estaban observando, y en el momento en que el asesino abandonó el bar, estos salieron tras él. El plan había funcionado, su violencia niega su juicio y les hace confiarse en exceso. Chuck se dirigió a un callejón a la izquierda del Mr.Rogers, y allí se dirigieron los hombres del bar pensando en arriconarle. El asesino se frenó en seco cuando los cuatro aparecieron armados con bates y navajas.

-¿Como te atreves a poner un pie en nuestro territorio árabe asqueroso?, ahora vamos a desollarte vivo por ello. ¡Poder blanco!

Los cuatro se abalanzaron al mismo tiempo sobre Chuck. Los pobres infelices apenas vieron como el tren les pasaba por encima: el primero sufrió un horrible agujero en su cuello producto de la hoja oculta, el segundo cayó al suelo tras una zancadilla e inmediatamente una bala salió disparada de un extraño artefacto que ocultaba Chuck en su mano derecha. El tercero sufrió una instantanea rotura de cuello y el cuarto simplemente arrojó el arma y se postró de rodillas.

-¡Si eres un enviado de Satán, por favor, no me mates!

-Los únicos que actuais como demonios, sois vosotros. Vuestro líder estará esta semana en Atlantic City, quiero saber donde.

-De acuerdo, de acuerdo. Simmons estará presidiendo está madrugada un acto del Klan en las afueras, en Birch Groove Park. Iniciará a varios miembros, entre ellos nosotros cuatro. Por favor, déjame vivir y te prometo que dejaré de lado esta vida de violencia.

-¿Y dejar que cuentes todo esto? Te dejaré... que tu Dios sea el encargado de purgarte.

Dicho esto, atraveso al miembro del Klan con su daga oculta. En cuestión de segundos murió desangrado. Chuck volvió a ingresar al bar mientras el barero le observaba aterrado.

-Si ellos no han vuelto... ¿tu...?

Chuck buscó algo entre las pertenencias que habían dejado los novicios del Klan. Encontró una bolsa con uno de los características túnicas y capuchas puntiagudas de los miembros de la hermandad. El asesino, antes de abandonar, dejó un gran fajo de billetes en la mesa del barero.

-De parte de los hijos blancos de américa.

--Avanzando la memoria hacia un bloque más reciente--

De vuelta en la Rosa de Masyaf, Chuck se encontraba delante del maestro.

-¿Que has averiguado sobre nuestro objetivo?

-Simmons está en la ciudad como me habías dicho, pero es imposible acercarse a él ya que le protegen fuertes medidas de seguridad dentro de la sede del Klan. Aún así, he podido averiguar que abandonará su bunker para presidir una reunión de la hermandad en el Birch Groove Park por la madrugada. El Klan tiene conexiones con el departamento de policia, ya que habrá varios agentes velando por la seguridad de los miembros y de Simmons. Visto así, parece una misión imposible de acometer, pero tengo un plan.

-Explícate

-Simmons iba a iniciar a algunos miembros a las filas del Klan durante reunión. He conseguido algunos trajes y acreditaciones de la hermandad. Si consigo hacerme pasar por uno de los novicios, podré acercarme los suficiente a él, y en cuanto baje la guardia, actuaré.

-Suena arriesgado, pero me temo que es todo lo que tenemos.

-No te preocupes maestro, es nuestra obligación adapatarnos a la situación si el plan no sale como estaba previsto.

-Tienes permiso para actuar pues. Debes detener la locura de ese hombre antes de que más inocentes salgan perjudicados.

El maestro abrió un pequeño cajon de su mesa y de él sacó una pluma.

-Como hacían nuestros ancestros, baña su sangre en ella. Descansa aquí hasta que anochezca.

-Así lo haré

--Avanzando la memoria a un bloque más reciente--

01:12 A.M.

Oculto tras la maleza del bosque, Chuck se enfundó el uniforme del Klan y avanzó hasta el lugar de la reunión. Habría al menos 500 encapuchados presentes. Al fondo, se podían ver unas altas cruces, listas para arder como era la tradición de la hermandad. El asesino llevaba la cabeza cubierta por la capucha blanca, por lo que no podrían identificarle a menos que le obligase a quitarsela. Cuando se disponía a acercarse, otro miembro de mayor rango le ordenó que se detuviese.

-¿Identificación?

Chuck le entregó el carnet obtenido del miembtro asesinado en el Mr.Rogers.

-Los novicios han de ir en primera fila, date prisa hermano. Y gracias por contribuir a nuestro sueño de una américa limpia.

El asesino avanzó rodeando a la multitud hasta llegar al lugar donde se encontraban los demas novicios. En frente, una tarima de madera y detras de esta las gigantescas cruces.

--Memoria del antepasado sincronizada--

Allí estaba, Joseph Simmons en persona, vestido con una túnica roja. Quien había refundado el Ku Klux Klan hacía 5 años, y el primer objetivo serio del la Hermandad de los asesinos en Atlantic City. Pero no venía solo. Otros dos miembros apresaban a un hombre negro, el cual se hallaba atado de manos. Le arrojaron con fuerza en la tarima mientras Simmons le miraba con asco.

-Así que tú eres quien alienta a los negros a reclamar una sociedad igualitaria, ¿no? Me han llegado muchas noticias sobre tí, y sobre todo de tus calumnias hacia nuestro Klan.

-Señor Simmons, ¿que le hemos hecho? ¿Que hemos hecho los negros de América para que nos odieies de esta forma?

-¡Porque para empezar no sois de América!¡Sois mugre, esclavos, traídos aquí por nuestros ancestros, quienes fueron injustamente deslegitimados en el sur tras la abominalbe guerra de secesión!. Vuestro deber es plantar nuestras cosechas, limpiar nuestros coches, nuestras casas... debeis someteros al hombre blanco, porque esa es la voluntad de Dios. Pero en vez de eso, venís reclamando tener nuestros mismos derechos. ¿Vosotros lo veis justo hermanos?

Un sonoro NO se oyó a lo largo del lugar.

-¿Acaso pretendeis que un blanco limpie vuestras casas, coches? ¿LO VEIS JUSTO HERMANOS?

El No se volvió a repetir.

-Pero señor Simmons, solo queremos tener una oportunidad, no somso mugre, somos seres humanos como vostros, hijos de Dios...

-¡¿Hijos de Dios, HIJOS DE DIOS?!¿¡ACASO CREES QUE UN SER INMUNDO COMO TU Y UN BLANCO COMO YO PUEDEN COMPARTIR EL MISMO PADRE!?

Tras decir esto, Simmons propinó una fuerte patada en la cara al hombre negro. Luego, cogió un bate y se acercó hasta él amenazante.

-Espero que ahora entiendas negro, que vuestro lugar en el mundo será siempre servirnos... A NOSOTROS.

Los golpes llovían. La madera impactaba con fuerza en el cuerpo de aquel pobre hombre, cuyo cuerpo no puedo resistir más y acabó falleciendo por numerosos y repetidos traumatismos.

-¡ASI ES COMO CONSTRUIREMOS UNA AMERICA MEJOR, ACABANDO CON LA ESCORIA DE LOS NEGROS, LOS JUDIOS, LOS CRISTIANOS ROMANOS!¡Todos y cada uno de ellos deberán someterse a la voluntad del Klan, y de Dios!¡Y todos vosotros hermanos, me acompañareis en esta gran sodoma!¡PODER BLANCO!¡PODER BLANCO!

El grito de guerra del Klan se oyó por todo el bosque.

-Ahora hermanos, encenderé la llama, de nuestra victoria.

Simmons, con una antorcha, encendió la primera de las cruces, y con un gesto ordeno que encendiesen las demas.

-Deshaceos de este cadaver. ¡Novicios, acercaos, es la hora de que hagais oficial vuestra unión a nuestra causa!.

Habría unos diez, además de Chuck. El asesino se coló en tercera posición. Los novicios subieron por una pequeña escalinata mientras se arrodillaban frente a su líder y se quitaban la capucha. Tras prestar juramento a la causa, se dirigían con el resto de miembros. Llegado el turno de Chuck, Simmons le habló.

-Es la hora hermano mío, de que nos ayudes en nuestra causa, de una América mejor.

Chuck se quitó entonces la capucha, ante la cara de sorpresa del propio Simmons.

-Lo haré encantado.

Antes de que pudiera siquiera moverse, el asesino derribó al líder del clan y le perforó el cuello con su hoja oculta. Entonces, el tiempo pareció paralizarse, y Chuck se quedó contemplando a Simmons a los ojos, mientras este aún vivia.

-Se acabó Joseph. Ahora verás que a pesar de que podamos ser de distinta raza, en el fondo todos tenemos el mismo color, el rojo.

-Ja, ¿eso crees? ¿realmente crees que los negros merecen vivir en esta Gran América que deseamos construir? Por favor, ellos siempre han sido nuestros esclavos, y eso no va a cambiar. No...no lo voy a permitir, y mis hermanos tampoco.

-¿Realmente estás tan convencido que las personas están determinadas por su color de piel? Yo creo que lo que ocurre en realidad Simmons, es que no confías en ti mismo, y necesitas buscar una excusa estúpida para sentirte superior a los demás.

-No es una estupidez, son los designios de Dios... la órden sagrada de formar y liderar una organización que libere a nuestra gran nación de razas inferiores como la tuya.

-Pues dile a Dios de mi parte, que un miembro de esa "raza inferior" se ha burlado de su emisario en sus propias narices y le ha asestado dos duros golpes.

-¿Dos... golpes...?

-Visto lo visto, uno solo no basta para acabar con tu locura.

Una segunda puñalada terminó de cegar la existencia de William Joseph Simmons. Chuck sacó la pluma entregada por el maestro y la manchó con la sangre del objetivo. Pero vió una cosa más en el cuerpo del líder: un colgante extraño. Lo cogió, y el tiempo pareció volver de nuevo a fluir.

Los miembros del clan, alarmados, se dispersaron formando una increíble estampida humana. Los agentes del cuerpo de policia de Atlantic intentaron ir tras Chuck, quien rapidamente huyó hacia los matorrales.

-¡Mierda, se escapa! Tú, regresa a Atlantic e informa a Elyas de los sucedido, ¡rápido!

El agente salió a todo velocidad para montarse en su coche y partió hacia Atlantic City. Lo que no sabia era que cierto asesino había conseguido forzar el maletero para mantenerse oculto hasta llegar a la ciudad.

--Avanzando la memoria hacia un bloque más reciente--

De nuevo en la Rosa de Masyaf, Chuck se encontraba frente al maestro.

-Joseph Simmons y su locura racista se han ahogado en un pozo de sangre.

Dicho esto, le entregó la pluma.

-Has realizado un gran trabajo, y un enorme servicio a la comunidad. Es poco probable que la Hidra sobreviva sin su cabeza principal. Pero habrá que estar atentos...

-Maestro, he descubierto algo más. Un extraño colgante en el cuello de Simmons, ¿alguna idea de que és?

Tras observarlo detenidamente, el maestro respondió.

-Me temo que no. Pero mis fuentes no tardaran en averiguarlo. Haz realido un esplendido trabajo hoy. Duerme, te necesitaré espabilado por si surge algo, y tras lo sucedido hoy, las secuelas no tardarán en hacer acto de presencia.

--------------------------------------------------------------------------

Desmond Milles abandonó el Animus bastante agotado. Jacob, el operario, se dirigió hacia él.

-Ha sido una sesión ardua. El doctor Warren quiere que repose. Será mejor que lo haga sr.Milles.

-De acuerdo, de acuerdo. Oye, ¿no crees que...?

-Me limito a hacer lo que me ordenan, y no me han asignado hablar con usted.

-Vale vale, hasta mañana.

Sin más, Desmond se dirgió a su cama y se tumbó en ella, pensando en aquello que vió en el Animus. Pronto acabó rendido en un profundo sueño.

///////////////////

PD: Es una versión sin corregir, así que es probable que hayeis varias faltas. En cuanto pueda editaré para hacer un corrección gramatical completa.
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Re: Atlantic Assasin (AC Cross over)

Notapor Zee » Dom Ago 12, 2012 3:11 pm

Una historia interesante y entretenida, sin duda. Con la gran cantidad de escenarios posibles en la saga de Assassin's Creed, no me sorprende lo bien que lo has sabido aprovechar.

Cosas que remarcar, por ahora no mucho. Principalmente porque estoy usando el móvil ahora y no puedo hacer una crítica formal; debo solamente señalar la falta de descripciones. No es necesario describir los sentimientos del protagonista, puesto que has sabido elegir un narrador espectador y no omnisciente (bastante apropiado; kudos), pero sí que se echan en falta señalizaciones sobre los lugares y situaciones, pues no todos estamos familiarizados con las historias en las que te basas.

Cabe señalar otra cosa, además: aunque tu protagonista sea un assassin, dale su propio toque. Es que hasta ahora veo un segundo Altair, nada más xD

Y te leo. Espero continúes escribiendo, pues estaré esperando una evolución por tu parte. Hasta otra~
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Re: Atlantic Assasin (AC Cross over)-Un tiempo después...

Notapor Thalmor » Dom Ago 12, 2012 4:21 pm

El comportamiento algo robótico de Chuck tiene su explicación, en el próximo bloque de memoria se explicará un poco más quien es él en realidad.

Tengo que decir también que podría haber ampliado un poco más la introducción, pero primero quería comprobar que tal me desenvolvía escribiendo una historia de este tipo, y ahora que he acabado AC II he visto que puedo explotar muchas otras facetas para nutrir algo más la historia. Gracias por tu opinión Zero ;)

Continuo

Aquella mañana, Desmond se dirigió al Animus para una nueva sesión. El doctor Warren no se encontraba allí. Jacob no había demostrado ser un tipo de muchas palabras, así que el sr.Miles se recostó sin más sobre la maquina.

---Bloque de memoria 2---

Massachusets 14 de Enero de 1921

Habían pasado unos cuantos meses tras el asesinato del líder del Klan Joseph Simmons. Chuck había decidido regresar a su pequeña granja en Massachusets hasta que la situación se enfriase un poco. La granaja tenía unas 20 hectareas y en ella practicamente solo se cultivaban algunos vegetales de regadío y se criaba algunas vacas y cerdos. El asesino se encontraba en una de las casetas, echando estiercol para intentar fertilizar el suelo, un poco duro debido al frío invernal. La gente siempre le decía a Chuck que no era buena época para el cultivo, pero él preferia hacer las cosas a su particular manera. Cuando terminó de abonar una sección, una mujer de pelo rubio, bien abrigada y con un lazo en la cabeza se acercó a una de las vallas y se quedó contemplando al cansado granjero.

-¡Sr.Miles!

Al girar la cabeza para observar a la visita, Chuck puso el pie encima de una zona blanda del suelo, lo que le provoco una tortuosa caída de cara al fango. La mujer empezó a reir, mientras Chuck se limpiaba la cara y ponía cara de pocos amigos.

-Oye, ¿de tantos criar cerdos te has convertido en uno? jajaja.

Al oír esto, Chuck se acercó decididó hasta la mujer.

-Yo estoy hecho un cerdo, pero tu también.

-¿Como? Pero si el que está cubierto eres tú.

Tras esto, Chuck levantó a la mujer mientras esta le pedía que le soltase entre carcajadas. Entonces, la arrastró por el fango mientras ambos sonreían. Luego, se besaron apasionadamente.

-Me gusta que apestes a mi lado- Le dijo Chuck

-Trabajas demasiado, ¿no crees?

-Lo sé, pero cuando te casaste conmigo, acordamos que la granaja sería mi territorio ¿verdad?

-Si, jajaja, eres el rey de la granja de los Miles.

Sin percatarse, un niño de unos 12 años saltó encima de ambos, haciendo que ambos se llenasen aún más de estiercol. Se trataba de Marcus, el hijo de la pareja.

-Serás canalla, ¿acaso quieres ser tú quien abone toda la tierra?-Dijo Chuck mientras realizaba un candado a la cabeza del pequeño.

-Papá, mamá tiene razón, te pasas el día entre los cerdos. ¿Acabarás tu también comiendo césped?

-¡No, pero quizá tu acabaes comiendo aún más estiercol!- Tras decir esto, hundió suvamente la cabeza del niño en el barro. Los tres miembros de la familia sonreían felices mientras jugaban en aquella tarde de invierno.

---Avanzando memoria---

Al anochecer, mientras Marcus y Estella dormían, Chuck se dirigió a una caseta situada en uno de los extremos de la granja. Usando una candelabro, activó un pequeño mecanismo oculto en ella. Una trampilla se abrió por debajo del suelo y una escalerilla daba acceso al fondo de aquella habitación oculta. Chuck bajó por ella y allí se encontraba su uniforme de asesino, además de un símbolo de la hermandad inscrito en la pared. Había además algunos aparatos empleados por el asesino en sus misiones, muchos bastante peculiares. Pero encontró algo nuevo: un paquete cerrado. Al abrirlo, encontró un nuevo tipo de hoja oculta, con un diseño bastante raro. Tenía un diseño bastante moderno y algunos cables en su interior. Adjunto al arma encontró una carta.

"Quizá hayan conseguido desprestigiarme a los ojos del mundo, pero a los vuestros no. Este nuevo diseño te ayudará como ningún otro mecanismo que haya utilizado nunca tu organización. Espero verte algún día Chuck, tenemos mucho de que hablar.

Siempre tuyo, Nikola"

---Avanzando memoria---

De vuelta en su habitación, Chuck se dispuso a entrar en la cama cuando vio que Estella se encontraba despierta.

-Has ido allí, ¿verdad?

Chuck afirmó con la cabeza.

-¿Por qué? ¿Es que acaso no ibas a dejarlo?

-Mi misión probablemente no acabe incluso si muero de viejo, pero aún así, no puedo abandonar.

-Chuck, mírame. Tienes un hijo, me tienes a mi. Entiendo que trateis de salvar al mundo, pero, ¿no crees que tienes un mundo que defender aquí en tu casa?

Estella se levantó de la cama y se acercó hasta Chuck. Le abrazó con fuerza y empezó a susurrarle mientras empezaba a llorar

-Sufro mucho cuando te vas. Temo que no vayas a volver, es igual que cuando estuviste en la gran guerra. Tu guerra no tiene fín y lo sabes.

-Nada es verdad, todo está...

-Eso es lo que dice tu credo, ¿no? ¿Es todo lo que importa? Este guerra lleva librándose durante siglos, y no parece que vaya a cesar. Por favor te lo pido, quedate con nosotros Chuck, no podría aguantar que te volvieses a ir.

El asesino se quedó pensativo durante unos momentos. El Credo permitía a cualquier asesino renunciar al credo, a cambio de un sacrificio, claro está. Chuck sabía que la Hermandad necesitaba de sus servicios, pero su familia parecía necesitarle aún más.

-Estella...

Se besaron apasionadamente para luego yacer juntos en aquella noche de invierno.

---Avanzando memoria---

A la mañana siguiente, Chuck se encontraba delante de la puerta de la pequeña hacienda. Estella y Marcus se encontraban con él.

-Me dirigo a la ciudad, tengo algunos recados que hacer. Además, voy a llevar al niño a la feria, ¿seguro que no quieres venir?-

-Sabes que me encantaría, pero hay mucho que hacer aquí. Divertios mucho.

-Papá, eres un plasta.

Chuck dió un coscorrón cariñoso a su hijo.

-Prometo que te llevaré a las carreras la próxima semana, ¿vale?

-Como no sean las carreras de cerdos.

-Venga, sube a la camioneta campeón. Tened cuidado Estella.

-Sé conducir, ¿vale? Soy una de las pocas mujeres con permiso para conducir un coche en este Estado, y no es por nada.

Tras darse un corto beso, ambos, marido y mujer, se despidieron y emprendieron rumbos distintos.

---Avanzando memoria---

Era ya de noche. Chuck regresaba a casa tras pasar todo el día trabajando la tierra, pero algo le extrañó: Estella y Marcus todavía no habían regresado. Además, vio que una de las ventanas estaba entre abierta. Chuck cogió un revolver que tenía escondido en una de las macetas del jardín y entró con precausión en la casa. Avanzó hasta el salón y encendió la luz. Un terrible escalofrío invadió entonces el cuerpo de Chuck: una Cruz templaria pintada en la pared. Entonces, un hombre apareció por detras con intención de disparar al asesino por la espalda. Pero este, en un acto de reflejos, consiguió evadir el disparo, parapetarse en el sofá y eliminar al tirador. Otro sicario apareció, pero también fue abatido. Un tercero emprendió la huída hacia el patio. Chuck salió tras él. Le siguió hasta llegar a un árbol del patio.

Debajo del árbol había tres grandes zanjas. Chuck perdió de vista al sicario, por lo que se acercó hasta las zanjas. El corazón del asesino quedó paralizado: en la zanja de la izquierda se encontraba el cuerpo sin vida de Estella, en la derecha el de Marcus. Entonces, un fuerte golpe en la cabeza derribó a Chuck, quien empezó a sangrar profusamente. Media docena de agentes de policia le rodearon, apuntándole con sus armas. Preso de la rabia, el asesino intentó ponerse de pie, pero le derribaron a base de patadas. Ensangrentado y demolido, Chuck alzó la vista al frente: un hombre de pelo negro, no muy alto, y con la estrella distintiva de un Sheriff se acercó hasta él sonriente.

-La de en medio es la tuya.

El sheriff le cogió por los pelos y lo puso de rodillas. Chuck, derramando sangre y lágrimas, intentó golpear al policia, solo para recibir varios puñetazos. Entonces, este le escupió y lo derribó de un manotazo. Chuck luchaba por ponerse de pie, pero solo pudo postrarse nuevamente de rodillas.

-Nucky Thompson te envía saludos.

El sheriff le disparó a bocajarro y Chuck se quedó entonces inmovil. Los policias lo arrojaron dentro del ataud de la zanda central, lo sellaron con clavos, y rellenaron las zanjas, dejando a la familia Miles enterrada bajo su propio estiercol.

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Tras el asesinato de la familia Miles de los años 20, la impresión de memoria se detuvo repentinamente. La mente de Desmond permaneció en la máquina, aunque todo lo que veía eran datos y un enorme espacio azul.

-Algo va mal

La voz de Jacob se oía desde el exterior del Animus.

-¿Que es lo que ocurre?-Preguntó Desmond extrañado.

-Las memorias de Chuck Miles acaban ahí, parece ser que realmente murió.

-¿Entonces abandonamos la busqueda?

-Aún no, estoy intentando encontrar algún código de memoria que sea coetano a la época en la que se estaban desarrollando las acciones de Chuck. Muy bien... parece que tengo algo, preparate...

De golpe, el Animus se sobrecalentó y Desmond tuvo que cerrar la sesión con el mismo.

-¿Que ocurre? Maldita sea, el archivo no puede ser leído. Sr.Miles, por favor, retírese a su habitación.

Sin rechistar, el asesino se retiró a su habitación, confuso por lo que había ocurrido.

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(Advertencia: Este tramo de la historia se ambienta tras los sucesos de AC Brotherhood y Revelations. Pueden contener spoilers para quienes no hayan jugado a estos dos títulos. Advertidos quedan lectores)

Meses más tarde...

Desmond se hallaba aún en coma. Tras el sacrificio realizado por el sujeto 16 y el fin de la cadena de ADN de Ezio Auditore tras la muerte de este en Firenze, Desmond se encontraba ahora vagando en un túnel de datos corruptos aún dentro de la máquina.

-¿Aún no he salido del Animus? Me pregunto que es lo que ocurrirá ahora. Esos seres... me dijeron algo sobre una catastrofe inevitable, pero me han dejado en ascuaz. No entiendo que ocurre, y estoy solo. ¿Cuanto más durará esto?

Avanzando por aquel esperpéntico sitio, Desmond vió una silueta que enseguida tomó forma física dentro de la base de datos. Parecía ser un asesino... o una asesina mejor dicho.

-¿Hola?- Dijo extrañado Mr.Miles.

La asesina echó a correr a toda velocidad. Desmond, confuso, decidió perseguirla, a ver de que se trataba. El largo pasillo parecía interminable. Se detuvo la mujer enfrente de un portal en la pared. Dedicó a una ligera mirada a Desmond e ingresó en el mismo.

-Eh, ¿a donde vas? ¡Espera!

Sin poder contenerse, Desmond entró rápidamente en el portal, el cual se cerró a su paso.

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Secuencia 1 iniciada

Puerto de Atlantic City, 1921.

Un barco de vapor proveniente de Irlanda se detuvo en el pequeño puerto de la ciudad de Atlantic City, en la costa Este de los Estados Unidos de América. Era pleno invierno y la gente vestía sus mejores pieles y plumares, o por lo menos la gente pudiente. Los más humildes se conformaban con ir bien abrigados con pantalones de seda, camisas de tirantes, americanas y grandes abrigos de no muy buena calidad. No faltaban los característicos gorros e incluso algunas llamativas orejeras.

De entre todos los pasajeros, un joven moreno, de rasgos euro-árabes, con una pequeña cicatriz en la boca y bastante parecido a Desmond, pero con el pelo algo más liso.

-Así que este es otro de mis antepasados, ¿que historias tendrás que contarme? Un momento, esa cara me suena...-
Thalmor
3. Opera Amarilla
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