Espero que sea de vuestro agrado, de lo contrario, lamento mucho las molestias.
LAST FIGHT
- Desde lo alto, el cielo parece infinito. Bajo sus pies se extiende la inmensidad de la ciudad. Sobre sus ojos, a lo lejos, las estrellas brillan, iluminando la escena. Todo está en calma; el viento juguetea con su cabello y, divertido, lo hace volar.
No siente nada. Sabe lo que debe hacer; ya no tiene nada que perder y todo por ganar.
Sonríe, segura, mientras avanza hasta alcanzar el borde, en el punto más alto. Ya no habrá más dolor, no más sufrimiento. No más... nunca más.
El viento silba en sus oídos y acuchilla su piel. Un frío inmenso la envuelve mientras cae, veloz. El dulce sabor de la adrenalina recorre su cuerpo y siente el suave aroma de la muerte. Y su corazón palpita, rápido, desbocado, sin control; como una melodía que va repitiéndose dentro de su cabeza, difusa al principio, alocada y clara con cada metro que, fugaz y fragmentado, pasa ante sus ojos abiertos. Patética.
La sangre fluye, tintando el blanco mármol de carmín. Ella está estirada en el suelo con la cabeza vuelta. Sus piernas dibujan un ángulo especial, mientras que sus manos, rasguñadas, caen inertes sobre su pecho. Tiene los ojos abiertos, mirando, vacíos, el infinito del cielo, perdidos bajo la luz de la luna.
Corre hacia el cuerpo. Lo abraza, con delicadeza, lo estrecha contra su pecho, con miedo a perderla, a dañarla. Contempla sus ojos verdes, que tantas veces le han cautivado, y siente, de nuevo, esa atracción imposible e inevitable. Sus pupilas se disuelven en lágrimas, que caen, mojando el rostro de ella, llevándose la sangre que, tierna, aún la cubre. Acaricia, desesperado, su cabello rubio, que cubre, libre, sus hombros. Recorre con sus dedos sus mejillas que aún están tibias y dibuja su perfil, una y otra vez, para no olvidar... para no olvidarla.
Besa sus labios rojos, con furia, con desesperación, esos labios prohibidos que le trastocan y siente el sabor cálido de su sangre mezclándose con la suya. Abraza su cuerpo con fuerza, queriéndose fundir con ella, para siempre, no separarse jamás. Araña su espalda y grita, loco de dolor, al ver que la ha perdido, que nunca la ha tenido. Y que ya nunca lo será.
A su lado, como por magia, aparece un hombre. Con gravedad apoya su mano en su hombro y se arrodilla junto a ella, tendida. Mira sus ojos, que se pierden en la bastedad del firmamento y, con la mano, cierra sus párpados, sellándolos para siempre, ocultando al mundo aquel verde intenso que ya no volverá a brillar. Y sus miradas convergen y, levantándose, le tiende la mano.
– Vayámonos, todo ha terminado.
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*Notas de publicación: se subirán los capítulos semanalmente.
*La historia cuenta con un total de 10Movimientos.