Foros KHWorld

Ragun parecía ver que Enok no quería responder a su pregunta por lo que se dirigió hacia uno de los postes de entrenamiento. Mientras que el chico entrenaba con su llave espada, la cual tenía un aspecto muy extraño, Enok permaneció observándole en la lejanía.

Paso un rato y Enok decidió explorar todo aquello a su antojo no sin antes despedirse de Ragun. Se dirigió hacia él sin saber lo que podría decirle. Cuando estuve cerca de él decidió optar por lo mas básico...

- A...adios. - dijo levemente echando a correr hasta 'refugiarse' tras un árbol.

Tras ese pequeño 'incidente', Enok prosiguió con su exploración. Había bastantes postes de entrenamiento, así como numerosas colinas que se podían escalar fácilmente. Todo era muy bello y parecía encajar a la perfección en aquel lugar tan 'pintoresco'.

Cuando empezó a cansarse, decidió sentarse en un banco. Decidió acomodarse en el mas cercano a el grupo de chicos que había visto antes.

-Si que tengo una Llave espada, pero, como casi nunca la uso... La trato como si no existiera. Y, en cuanto a lo segundo... Tal vez tengas razón, pero digo lo que he visto en toda mi vida... Y siempre ha sido así. ¿Bueno, Andros, tu que dices? ¿Te haces del grupo? ¿Eh?

No esperaba que se uniese. ¿Se unirá... O no? En un grupo solo hay una regla fundamental: proteger y ser protegido.

-Sigo esperando una respueeestaaaa...

Ya se estaba haciendo tarde. Había pasado un buen rato, pero me entraron ganas de irme a dormir.
Antes de irme a dormir volví a sacar mi Llave Espada. Tenía ganas de dar un paseo por el cielo. Le di a la pieza metálica que me puse en el hombro y miré mi armadura con más detenimiento.


La armadura me impresionó. Tenía una forma muy oscura, tal vez por la oscuridad de mi corazón. Lancé la Llave Espada al cielo, y se convirtió en mi vehículo de transporte.



Me subí a mi vehículo y me dirigí volando hasta mi habitación para irme a dormir.

Lo asaltaron con aquella idea repentina y en un primer momento no supo que decir: lo cierto era que nunca había formado parte de un grupo. En la mansión, solo, quizás con sus padres, pero nunca había estado con otros chicos; ladrón, solo también, Eone no tenía ni idea a lo que se había estado dedicando (o eso creía Andros, la verdad era que el anciano tenía una breve idea)... Por ello le costaba decidirse.

¿En el juego sería malo unirse a otras personas? Bueno... también eran peones del juego y si se unían... ¿formarían un jugador mucho más grande y poderoso? Si era así, seguramente le convendría. ¡Claro, aquella sería la entrada a una nueva fase! Dios un sonoro golpe en la palma de su mano, sonriendo para si mismo, mirando a algún punto del cielo de Tierra de Partida. Además, esos chicos no parecían ser los enemigos del juego, todo lo contrario, eran aliados: sin duda aquello solo tenía cosas buenas.

—De acuerdo, formemos un grupo -se inclinó de manera demasiado pomposa, mostrando sus respetos-. Sin duda alguna será un honor unirme a vosotros dos, chicos. Haré todo lo que pueda para protegeros y espero poder confiar de la misma manera en vosotros

-¡Déjate de formalidades! ¡Estás en un grupo! Aquí no hace falta hacer eso... Somos amigos, no maestros. ¿Por cierto, os parece si hacemos una actividad de alto riesgo? ¿Se llama, "¡¡Yiiijaaaa!!" y, sabeis como se juega? Te tienes que tirar desde una altura bastante grande, y caer de pie en el suelo. Me lo he inventado yo, pero mas de una vez me he hecho una herida bastante grande...

No iban a aceptar, estoy seguro. ¡Vamos, quien querría matarse solo por jugar! Aunque, es divertido si sabes hacerlo bien...

Mike era como una máquina de locura, era muy ansioso e incluso excesivamente directo. Su proposición fue también muy extraña, suicida incluso, saltar desde un sitio altísimo y caer de pie. No me gustaría morirme tan pronto, aún no he viajado lo suficiente aparte de el miedo que me entró de repente por esa opción.

-Lo siento, pero creo que de momento no estoy interesado en tirarme desde un precipicio para destrozarme entero, seguramente.- le respondí, seguramente a su pesar.
-Lo que sí que podemos hacer es aceptar una misión, ¿no?

Ante la idea de aquel tipo de suicidio Andros prefirió que Fran contestase primero, lo de tirarse para romperse las piernas no le agradaba. Así que prefería que el otro hablase, para ver por donde iba la discusión. Ante su negativa suspiró, mucho más aliviado. Luego, sonrió, mirando a los dos, la idea de las misiones le atraía mucho más. Pero claro... una misión de qué y a dónde, eso era lo esencial.

— ¿Hay algún sitio donde se miren las misiones? No sabía que hubiese o algo así -rió, pasándose la mano por la cabeza, algo cortado por su poca experiencia en aquellas cosas-. ¿Es una especia de cartel o tablón...? Y... ¿ustedes sois buenos con el vuelo en llave..? Por si alguno se ve capaz de enseñarme... no es exactamente igual que mantener el equilibrio en un bote...

La verdad era que pedir ayuda de esa manera lo avergonzaba un poco. Seguro que ellos ya lo tenían todo totalmente dominado.

-Pues la verdad, ahora que lo pienso no sé donde se pueden conseguir las misiones. Supongo que algún día llamará un maestro, pero de momento no tengo ni idea... Y lo de vuelo en llave, se me da bastante mal. Entre que tengo miedo a las alturas y que soy más torpe que yo que sé, pues no se me da muy bien que se dice. - desde que llegué a Tierra de Partida, no transformé ni una sola vez mi llave espada en esa especie de nave, me daba pereza y miedo. ¿Y si me caía al espacio? En fin, suponía que ninguno de los tres teníamos idea de montar, o quizás Mike sí. Casi que a él le podía ver haciendo cualquier cosa.

-Bueno... Si quieres, te puedo llevar de paseo en la mía, Andros. Aunque... Tampoco se me da bien. Y, que yo sepa, un tablón de misiones... Yo no he visto ni uno. Tendremos que esperar... ¡Agh, me aburro...! ¿No sabeis si hay algo para divertirse, aunque fuera un poco? Porque... Enseñar a alguien a ir en Llave epada... No es facil. Vamos, algo, lo que sea!

Pero que aburrimiento... ¡Preferiría estar en mi cuarto!

...Habían pasado varios días desde mi entrenamiento especial con Ronin en el que nos había mandado enfrentarnos a él y hacerle retroceder un paso (cosa que no logremos) y luchar contra unos moguris. Aquel entrenamiento había servido de mucho más de lo que había esperado. Había conocido a dos personas que tenían mucho en común conmigo. Por ejemlo ninguno de los tres eramos buenos en el trabajo en equípo, aunque nos habíamos esforzado mucho.

También había pasado algo con mi Llave Espada, algo misterioso. Esta se había transformado sin que yo le hubiese puesto ningún llavero en una que reconocieron como la Llave Espada Oscura.

El jardín estaba bastante tranquilo, a pesar de la presencia de varios aprendices que también entrenaban o charlaban entre sí. Me acerqué a uno de los pocos postes libres y invoqué mi Llave Espada para comenzar el entrenamiento matutino que Kazuki me había mandado llevar a cabo incluso en mis días libres.

Salí a los jardines buscando algo de paz... Mi cabeza daba enormes vueltas, y no conseguía cuadrar todo aquello que, sin duda, me era muy difícil de entender... Quizá serían los enormes delirios de Yami entremezclados con tanta cosa nueva, o yo y mi torpe entendimiento... Pero sin duda, necesitaba relajarme; y... ¿Qué mejor que un jardín que me rememorase aquellos enormes bosques que vi en mi infancia? Nada más llegar pude ver diferentes personas desperdigadas a lo largo de la amplitud de los jardines. Me moría de ganas de hablar con todos ellos, pero también tenía mi parte de vergüenza... Era un zoquete... ¿Qué dirían cuando supiesen que llevo tiempo intentando descifrar un escrito?

Respiré hondo y volví a echar una ojeada, lo primero que me llamó la atención fue ver a una chica joven, con un aspecto muy distinto a lo que estaba acostumbrado a ver... ¿Sólo distinto? En general todos tenían una gran y cierta diferencia... ¿Cómo me verían ellos a mí? ¿Estaba el pañuelo de mi pelo bien atado?

Me acerqué lentamente a ella y la saludé:

—¡Hola! — Dije sonriendo. —¿Eres también de ese extraño mundo de donde viene la maestra Yami? Ése dónde se ponen los mantos como ropa.

—¡Hola! ¿Eres también de ese extraño mundo de donde viene la maestra Yami? Ése dónde se ponen los mantos como ropa.

Un personaje extravagante se acerca a hablar conmigo. ¿Que querría? Conocerme, no sé. Formulo una serie de respuestas en mi propio pensamiento para responder de la forma más adecuada.

"Sí, soy de Agrabah."

"¿De donde dices que es Yami?"

"Puede ser, en mi mundo de residencia la gente iba vestida con mantos por culpa de las arenas que levanta el viento."

"¿Quién eres?"

Me decanto por la tercera y le añado alguna que otra palabra y expresión para hacerlo más creíble.

—Puede ser, en mi mundo natal la gente iba vestida con esos mantos que dices a causa de las arenas movedizas que levanta el viento. ¿Enserio Yami es de allí? —pregunto con sincero interés por la maestra.

—Quiero enfrentarme en un duelo a alguien—Susurré por lo bajo. El combate con los moguris había sido intenso, pero me había sabido a poco. Paré de golpear al poste y miré a mi alrededor. Había una chica rubia hablando con otro chaval con la piel morena que llevaba un pañuelo rojo atado a la cabeza junto a unos pendientes de madera de los cuales uno de ellos tenía una pluma colgando. También había varios aprendices más, pero aquellos parecían agotados o algo así ya que era muy probable que hubiesen estado entrenando durante un buen rato.

Desmaterialicé mi oscura llave espada haciendo que desapareciera en un haz de rayos de luz negra que envolvieron la espada antes de hacerla desaparecer. Me pregunté por qué la forma de materializar o hacer desaparecer la Llave Espada había cambiado desde que cadena del reino se había destruido

—¿A dónde irán las llaves espadas cuando desaparecen?—Dije pensativo. Me quedé observando al grupo de la chica rubia y del chaval del pañuelo rojo. Quizás a ellos les apeteciera entrenar, aunque no quería acercarme a preguntar...

Hitori paseaba tranquilamente por Tierra de Partida, sin un rumbo fijo, mientras observaba su nuevo llavero. Lo había obtenido pocos minutos antes, puesto que un moguri repartidor se lo entregó recién llegado de Ciudad de Paso. El llavero le había costado bastante al chico, pero se sentía satisfecho de poder tener una nueva Llave. Sin darse cuenta, llegó a los jardines, en los que había gente charlando o entrenando.

Sin prestarles mucha atención, se alejó hacia un muro de piedra cercano y allí invocó su Llave Espada, que todavía tenía el llavero de Cadena del Reino. Le quitó el llavero de formas circulares y le colocó el nuevo, haciendo que su Llave se cubriese de luz que, tras desaparecer, dio lugar a una nueva Llave Espada, de tonos morados y azules, que tenía una luna con una estrella dentro, ambas amarillas. El mango estaba rodeado de unos adornos similares a unas alas blancas, con más adornos de estrellas.


—Así que esta es la Llave Espada llamada Explorador Estelar... —se dijo, en voz baja, observando el arma, aún maravillado—. Se supone que potencia la magia, ¡me encantaría poder probarla cuanto antes!

Fue entonces cuando vi a otro muchacho llegar. Observé como se apoyaba en una roca e invocaba su llave espada que tras ponerle un llavero se transformó inmediatamente. Según Kazuki aquella era la forma normal de transformar una Llave Espada ¿Por qué la mía se había transformado sin tener que cambiarle un llavero?

Por algún motivo algo me atraía a aquel chaval con cara de probar su nueva belleza azul y estrellada. No me moví de mi sitio, sin embargo le heché una mirada que invitaba a entrenar juntos un poco. Deseé que el joven aprendiz notase lo que quería decir y se acercara.