El muchacho de cabellera azulada parecía bastante afectado por el robo por parte del Risitas, quien había salido corriendo hacía unos momentos, por lo que me ofrecí a ayudarle a atrapar al ladrón. Esperé unos instantes (bastante cortos, pues el Aprendiz se apresuraba para no perder de vista a su "objetivo") mientras le explicaba la situación a su amiga, la chica de gafas que había permanecido a su lado desde que el alboroto comenzó. Luego, obtuve una respuesta directa:
—
Si quieres ayudarme mejor, no quiero tener que montar un lío demasiado grande de esto, aunque alguien va a pagar los platos rotos de mi enfado, y se trata de aquel que corre cual gato asustado.— expresó el joven de cabellos azulados rápidamente. Me limité a asentir con la cabeza, sonriente y confiado. No era precisamente una misión, pero... era algo que hacer. Durante el corto tiempo que había pasado en Tierra de Partida no había tenido precisamente mucho para pasar el rato. Sin embargo, San Valentín parecía compensarlo—.
Vamos— agregó el joven. Luego, echó a correr por el pasillo.
—¡Hey, espera! —llamé, imitando su acción y lanzándome tras él, con cuidado de no chocar con ninguno de los otros estudiantes. No me respondió ni me hizo caso alguno: sencillamente continuó corriendo.
Con un grácil giro me vi obligado a evitar a un chico alto y rubio y a un joven de diluidos rasgos animales que conversaban en medio del corredor, bloqueando el paso. Mi compañero de cabello azul casi salta por encima de un Aprendiz bajito y de pañuelo en la cabeza, y yo por poco me lo llevo de encuentro. No necesité estudiar demasiado al joven para saber que seguramente se trataba de un Aprendiz más "viejo" que yo, pues su velocidad y reflejos, aunque no con mucha diferencia, superaban a los míos. Y yo estaba bastante orgulloso de ellos cuando los exhibía en el Reino, cabe decir.
—¡O... ye...! ¡Por lo... menos... podrías...! Decir..... nombre.....Mi resistencia, por otro lado, no se comparaba en lo más mínimo con la de él. No habíamos corrido en
sprint completa por más de tres minutos cuando el aire comenzó a faltarme y los músculos a dolerme. ¿De qué me servía ser veloz si no podía ser constante? Mi compañero se alejaba más y más, mientras yo comenzaba a perder el ritmo de mi carrera; comencé a valerme de los muros para mantener el equilibrio, lo cual sólo me fatigaba más todavía, y el sol que entraba por los cristales no ayudaba mucho...
Por suerte, los corredores del castillo no eran muy enrevesados, por lo que pude seguir el rastro del otro Aprendiz (y con él, el del Risueño Ladrón) sin tener que pisarle los talones. Me permití disminuir mi carrera a un ligero trote, y con el tiempo logré llegar a mi destino: una intersección que, si mal no recordaba, llevaba a la biblioteca. El otro chico se había detenido allí para conversar con un Aprendiz de alborotado cabello... ¿morado?
—
...blas de Ivan acaba de pasar por ahí —decía al de cabellos azules. Me detuve a escuchar y a recuperar el aliento, apoyándome en el muro. Unos instantes después, sin embargo, advertí cómo el Aprendiz usaba su Llave-Espada como bastón, así que decidí imitarlo para así poder unirme a la conversación, invocando la mía propia—:
¡Ah, espera! ¿Qué es lo que pasa en el castillo?—Celebración... de San... Valentín... Cosas de... la Maestra... Yami.....—respondí. No tengo idea de cómo logré articular palabra con lo seca que tenía la garganta, pero sin duda me sorprendió confirmar que los otros dos podían escucharme todavía. Tragué saliva y varias bocanadas de aire antes de continuar—:
Entonces perseguimos... a un tal Ivan, ¿no...? ¡Uf! ¿Se me permite usar el Glider... en los pasillos? Sombra escribió:No estaba seguro del color de tu diálogo >.<
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