"Se trataba de un chico que parecía tener un año o dos más que yo. Tenía los ojos negros, igual que su pelo."
Mis ojos son dorados y no negros, Pawah xD
Pude observar como mi aspecto singular causó cierta impresión entre algunos aprendices junto a los que pasaba, atrayendo algunas miradas. Pero bueno, ya estoy algo acostumbrado porque en las islas tampoco es muy común, supongo que serán nativos de mi mundo natal... en cuanto al color de mis ojos, sé que a menudo es tratado como un síntoma de una continuada exposición a la oscuridad, pero ese no es mi caso.
La chica a la que formulé la pregunta parecía querer ir en búsqueda del aprendiz causante del revuelo inicial junto a su acompañante ¿Parecían pareja? Alcé ligeramente la mano cuando se giraron, creyendo que no me habían oido, pero justo entonces la joven volteó en mi dirección.
- No deberías ser tan grosero cuando hay damas presentes- dijo mientras señalaba a la joven de piel morena. No parecía decirlo de forma enfadada, sino corrigiendo mi tono de habla, demasiado coloquial supongo.
- Y mejor que te tomes algo para el estómago, seguro que hoy en el comedor dan mucho dulce para comer.- Una vez terminó de hablar, tomó la mano del chico y siguió su camino -
Eh... Gracias por el consejo...-.
Miré tras de mí y al ver como todos parecían enfrascarse en sus propios temas mientras otros se iban, me encogí de hombros. Recorrí los pasillos en busca de algo de comer, y en uno de ellos un Moguri dejó caer una caja de bombones en forma de corazón en mis manos sin más dilación, mientras se alejaba volando.
Comí los bombones alegremente hasta acabar la caja, tras lo cual hice una parada en el comedor. Al ver tanta comida, me relamí los labios y me froté las manos, tras lo cual me lancé al ataque sin poder contenerme.
Mi hambre atroz hizo de las suyas, causé estragos a todos los platos que se presentaban y aún así podía atacar otro y otro más sin cansarme... es increible que no engorde. Cuando tuve suficiente, dejé el comedor conteniendo el aire con una mano en la boca al limpiarme con la servilleta mientras me frotaba el estómago, complacido.
Mi siguiente parada fueron los jardines, observando el crepúsculo. Cuando el sol estaba a punto de ocultarse, suspiré invocando mi llave espada; acto seguido me puse en pie y la lancé a los cielos para transformarle en el Glider, que usé para colocarme en un tejado bastante elevado desde el cual ver las estrellas.
Tumbado en este y observando el cielo azulado contrastando con las luces rosadas que salían de las vidrieras del castillo, hurgué con la mano mi bolsillo y extraje lo que estaba buscando: Una concha de thalassa.
Alcé mi mano con ella sujeta entre los dedos índice y pulgar para verla claramente a la vez que las estrellas, haciéndola girar de vez en cuando. -
Un día- susurré -
Sé que compartiré este día con alguien- una sonrisa agridulce se formó en mis labios.
Permanecí allí viendo estrellas fugaces hasta que noté que hacía bastante frío. Volví a mi cuarto y me dejé llevar a un plácido sueño esperando ese momento.
Fin de San Valentín para Kousen