Off-rol: Esto sucede poco después de mi primera Trama con Saito. Una parte del día a día de Saeko.
Anochecía, el Sol ya se ocultaba a lo lejos en el horizonte. En ese instante no vi nada ni nadie por allí, solo estábamos Gengar, el frío, la soledad y yo, sentados en un banco, contemplando el mágico mar de estrellas que ante nosotros se mostraba.
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Saeko... ¿De verdad crees que esto es lo correcto? —Me preguntó Gengar de golpe, levitando en el aire a mi lado.
Yo seguí mirando al horizonte, parecía que lo estaba ignorando por completo, pero en absoluto, pensaba en todo lo sucedido, me costó salir de mis pensamientos y responder.
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Claro que sí, ¿por qué crees que no debería serlo? —Y mordí con fuerza el helado azul.
Gengar quedó en silencio unos instantes, pensativo.
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A decir verdad... Aquí cada Usuario va por libre, por su cuenta, Ryota es el mandamás, sí, pero todos parecen seguirlo por sus propias razones, no por la Verdad.Eso me hizo pensar, era cierto que todos parecían ir por libre, no luchaban como lo hacía yo por la Verdad. Me sentía extraña, era rara incluso entre los Usuarios... ¿Por qué?
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Nosotros somos los raritos, Gengar. En cualquier caso, el propio maestro Ryota y la maestra Ariasu parecen perseguir eso, resolver sus propias dudas, alcanzar conocimiento. Soy Usuaria y no sé ni porqué estaba allí metida... —Miré el mar de estrellas, asombrada. La oscuridad se apoderó del mundo, permitiendo a cada estrella brillar de forma única. Un espectáculo muy bello.—
Sabes perfectamente que si no fuera por la maestra Ariasu, ambos ya habríamos sido eliminados por el Comandante Sark, tarde o temprano. Nos tenía ya acorralados.—
Sí, y entonces te interesa saber sobre tu pasado.. Saeko, tú también sabes perfectamente que te ayudaré.Y se sentó junto a mí, pasaron unos segundos hasta que le acaricié la cabeza, muy suave.
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Y dime Gengar, imagino que tú también querrás saber acerca de ti, ¿cierto? ¿Cómo terminaste allí?Le ofrecí el helado, pero se negó. Luego tiritó a causa del frío, rara vez se negaba a los helados azules, estaban exquisitos, pero hacía mucho frío ya.
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Si algo tenemos en común, Saeko, es que ninguno de los dos recuerda nada anterior al ciberespacio. ¿Crees que los que entran en ese mundo pierden la memoria?Una teoría interesante, sin duda. ¿Pero cómo habíamos entrado?
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Pues el maestro Ryota nos ayudará a eso, a saber sobre nosotros mismos. ¿Sigues creyendo que no es lo correcto? ¿Qué harías pues? Mira el cielo, miles de millones de estrellas, ¿habrá alguien allá arriba que nos recuerde? ¿Desde cuando estuvimos atrapados por el PCM? Puede que todos los que nos conocían muriesen con el tiempo... —Zarandeé el helado mientras debatía acerca de todo eso, varias gotas se desprendieron de éste y manchando el suelo.
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No nos queda otra entonces que ayudar al maestro Ryota con todo lo que tenemos. Él también pasará por lo mismo, querrá saber algo, ¿no?.—
Exacto. Eso es. Y conmigo también podrás contar para lo que sea Gengar, llevamos juntos en esto desde el principio. No te abandonaré ahora...—
Claro que no mujer, yo tampoco, me libré de la eliminación gracias a ti. ¿Nos vamos ya a dormir? Hace mucho frío, te resfriarás.Tenía razón, pero no, esa noche quería quedarme allí y pensar... observando las infinitas luces que nos iluminaban.