Un día 31 de octubre, siete niños decidieron cruzar una. No metafóricamente, si es lo que estáis pensando en este momento. Perdonadme si os he dado esa impresión con mi críptico lenguaje. Ellos la encontraron y, en vez de no hacerle caso y seguir adelante con sus planes, con lo que esperaban, la cruzaron.
Cada uno distinto, de un hogar diferente. Este mundo es especial en ese sentido: enlaza con tantos lugares de otro modo inaccesibles que casi conforma un propio universo por sí mismo. Cada mundo con un corazón distinto... ¡Menudo festín! ¡Y qué accesible! Seguro que los niños nunca habrían llegado a comprender lo que significa esta maravillosa pluralidad. Pobrecitos.
...
Ah, ¿pensabais que os iba a contar su historia? ¡No, no! Siento haberme expresado mal de nuevo. No es mi intención. No deberíais haberos hecho ilusiones de ningún tipo... De cualquier modo, no hay mucho que contar.
Su historia acabó hace mucho tiempo.
Os preguntaréis entonces por qué os estoy contando todo esto, ¿no? Ah, no le deis muchas vueltas. Tan sólo es un prefacio, para que entréis un poco en materia antes de embarcaros en vuestro periplo. Para que no entréis en el asunto sin saber nada, como lo hicieron aquellos niños... Oh, bueno, quizás puedo resumiros un poco lo que vivieron, ¿no? ¿Qué clase de anfitrión sería si no os concediese ni siquiera eso?
Llegaron.
Gritaron.
Me vieron.
Murieron.
Sencillo, ¿no? No hay demasiado más que contar, después de todo. Es más, creo que esta explicación ha sobrado un poco. Al fin y al cabo, todo os sonará redundante dentro de poco.
Cuando la historia se repita.
Ah, ahí estáis. País de Halloween, qué hermoso lugar... ¡sobre todo en estas fechas! Los árboles de las Tierras Remotas tienen una forma tan... evocadora. Me hacen sentir como en casa, la verdad. Seguro que alguno de vosotros se sorprenderá al asir el pomo de alguna de las puertas ancladas a los árboles del lugar. ¿El arbolito con regalos? ¡Cerrada! La de forma de huevo... también. Y así con las seis. Qué poca variedad de repente. Qué mal, qué asco. ¿Y por qué están tan inaccesibles de repente? Oh, ¿por qué va a ser?
Porque estoy yo aquí.
Si os adentráis un poco más en el bosque seguro que acabáis encontrando una bonita puerta. Minimalista a mi parecer, simple pero bella. Un óvalo blanco con... oh, vaya, alguien la ha marcado con una cruz. Menuda forma de estropear esta obra de arte. En fin, al menos el pomo sigue funcionando.
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No creo poder llegar a entender qué motivos tenéis para "celebrar" este día. ¿Es alguna especie de tradición? ¿Un día en el que os sentís más cerca de los muertos? Eso os hace sentir superiores, ¿verdad? Seguro que sí. No os culpo. Cada uno habrá decidido pasar este Samaín en este mundo en concreto por sus propias razones, pero eso no me importa.
¿Por qué no me lo contáis vosotros? Estoy dispuesto a escucharos.
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