[Libre] ¡Los reyes han llegado!

[Astro]

El caos reinaba en Tierra de Partida y Bastión Hueco. Aquella mañana del 6 de enero, al despertarse, maestros y aprendices habían descubierto que tres misteriosos individuos habían asaltado los respectivos castillos durante la noche. ¿Habían robado algo? No, todo lo contrario.

En los comedores se apilaban una montaña de regalos, cada uno dirigido a un habitante de cada base. ¡Había incluso para los moguris trabajadores! ¡Menuda sorpresa!

Nanashi y Lyn estaban furiosas. ¿Cómo habían podido burlar las defensas de los castillos? Yami y Ariasu, sin embargo, se habían dejado llevar por la emoción y lanzaban los regalos por los aires para que cayeran en las manos de sus destinatarios.

Dentro, cada uno encontraría un obsequio dirigido para él o ella. ¿Habrían acertado con su regalo? ¿O encontrarían carbón por haber sido malos durante el último año?

El color del regalo lo diría.


¡Sorpresa! ¿Creíais que no habría regalos este año? Pues un poco más tarde que de costumbre, pero aquí tenemos la tradicional rifa navideña, en esta ocasión con una temática un poco diferente.

Para poder participar, debéis postear en este tema como si fuese un libre, interpretando con vuestro personaje el momento descrito arriba: en el comedor del castillo de tu bando ha aparecido una montaña de regalos, y uno lleva tu nombre. Esta vez no será un número lo que tendréis que elegir, sino un color: el color del papel que envuelve el regalo que recibirás. ¡Te dejamos una lista de 50 entre los que puedes elegir!

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Rojo
Rojo bermellón
Rojo carmesí
Rojo escarlata
Rojo frambuesa
Rojo granate
Naranja
Naranja rojizo
Ámbar
Naranja caqui
Oro
Amarillo
Amarillo de cobalto
Crema
Amarillo limón
Amarillo verdoso
Verde
Esmeralda
Verde oliva
Verde primavera
Verde azulado
Cian
Aguamarina
Azul celeste
Turquesa
Azul
Añil
Índigo
Zafiro
Violeta
Morado
Púrpura
Magenta
Rosa
Color carne
Fucsia
Salmón
Blanco
Gris
Negro
Negro carbón
Marrón
Marrón pardo
Beis (o beige)
Café
Caoba
Caqui
Chocolate
Ocre
Siena

No habrá recompensa de PX por participar (a no ser que te toque eso en la rifa), y basta con postear una única vez. ¡Recordad la regla de cinco líneas y no seáis vagos! También, recordad que los colores no pueden repetirse. Echad un vistazo a los que han posteado antes de ti para no elegir un color ya cogido.

El día límite para postear es el sábado, 10 de enero, y los regalos se repartirán el domingo. Podéis participar todos, estéis en Prólogo o Trama, siempre que os hayáis inscrito con un personaje antes de la apertura de este tema.

PD. Si te toca algo que no quieres, puedes renunciar a él. Sin embargo, no podrás traspasárselo a nadie, ni ganar los platines que cuesta.

[Light]

Light caminó desde su habitación hasta el comedor del castillo para desayunar, como cualquier otro día. Mientras atravesaba los pasillos respiró cierta tensión en el ambiente. Parecía que personas ajenas a la orden había entrado en su cuartel general y había burlado todas las protecciones. Estos individuos habían dejado algo en el comedor: aquello tenía que verlo con sus propios ojos cuanto antes, así que aceleró el paso.

Cuando entró en el comedor, se detuvo en seco y se quedó mirando la pila de paquetes variopintos, aturdido. No se explicaba por qué les habían entregado aquellos regalos, pero tampoco se iba a quejar.

La feliz de Yami, que se dedicaba a lanzarlos por los aires, le arrojó un paquete de color azul que iba dirigido a él: venía su nombre en la etiqueta y todo.

―¿Un regalo para mí?

No perdía nada por abrirlo.

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Azul

[LightHelco]

—¿Qué es todo este follón? —pregunté más para mi mismo que buscando una respuesta tras ver al gran grupo de gente arremolinándose alrededor de una montaña de regalos.

Si mal no recordaba, la Navidad ya había pasado, por lo que no entendía muy bien el porqué de tanto regalo. Tampoco terminaba de entender porque estos volaban de un lado a otro de la sala, solo sabía que tuve que esquivar más de uno para acercarme. En más de una ocasión me vi obligado a sujetarme el sombrero debido a que algún que otro paquete llegaba a chocar con él.

Entre esa lluvia de cajas de colores, uno de los regalos cayó directamente en mis manos. Este estaba envuelto en un papel de color morado y colgándole de uno de los lados había una etiqueta con mi nombre.

—Vaya, no me esperaba nada nuevo este año —sonreí ilusionado con el regalo, después de todo un regalo era un regalo —. Esperemos que cambiar a Bastión Hueco no haya hecho que me pase a la lista de niños malos.

Y sin esperar más, me dispuse a abrir el paquete curioso de saber que guardaba en su interior.

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Alec elige el color Morado

[Drazham]

Primera hora de la mañana y ya había revuelo por todas partes.

Nada más salir de su cuarto, Nikolai se encontró a varios aprendices corriendo hacia el comedor y con un inusual entusiasmo. Que raro, los desayunos en el bastión eran bastante pobres como para que alguien saliese disparado a tomárselo. Lo mismo los moguris les habían preparado alguna sorpresa.

Y menuda sorpresa en cuanto llegó al comedor.

Una enorme pila de regalos se levantaba en una de las mesas del comedor. Arriba del todo se encontraba la Maestra con ese gorro tan grande, Ariasu, lanzándolos de uno en uno hacia la masa de aprendices que se habían apelotonado delante de la montaña.

Uno de los regalos voló sobre la cabeza de Niko hasta que aterrizó en sus manos. Era un bonito paquete añil con una etiqueta en la que venía su nombre.

¿Que es lo que abría en su interior?

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Color añil para Nikolai.

[James Bond]

Aquella mañana Keiko se levantó y notó que había un gran follón por todo el castillo. Curiosa, salió a investigar que era lo que había pasado para que todos estuvieran así.

No tardó mucho en descubrir que la responsable era una Maestra de largo pelo y vestida con kimono, que estaba lanzando regalos a los aprendices. La muchacha también quería un regalo, así que empezó a saltar y a mover los brazos como si fuera un portero de fútbol dispuesto a parar un penalti.

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[color=#E30032]Rojo escarlata

[Mentos]

Todo parecía otra aburrida mañana más para Coli... pero no lo era.

Un gran alboroto procedía del comedor, y ella al levantarse tarde como siempre se lo estaba perdiendo. Decidió dirigirse hacia allá para comprobar a qué venía tal jaleo.

Cuando llegó, una enorme pila de regalos la recibió. Y no sólo a ella, sino a todos los aprendices: uno para cada uno. Ariasu comenzó a arrojarlos, ilusionada por la situación sin cuestionarse su procedencia. Uno cayó sobre Colibritany, literalmente, pues no pudo atraparlo a tiempo debido al sueño que aún tenía.

Lo miró fijamente. Estaba envuelto con un papel de color crema. Sin poder contenerse más, lo destrozó hasta abrirse paso hacia su interior.

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Rica Crema para Coli ñ_ñ

[Tanis]

Aquella mañana Malik se levantó igual que todos los días anteriores, se metió al cuarto de baño, se puso la ropa y regañó a Asah por remolonear. La dejó en la cama porque estaba todavía demasiado dormida como para mantenerse erguida en su hombro.

Nada extraño. Todo parecía normal, como siempre. Sólo que al entrar al comedor para desayunar, se encontró con que una montaña ingente de regalos estaba apiñada en la sala, y la maestra Yami lanzaba los paquetes según destinatario. Él no pudo evitar alzar una ceja mientras intentaba pasar entre los aprendices más jóvenes para poder sentarse y al menos acabar con el paquete de galletas que alguien se había dejado olvidado en la mesa.

Sin embargo no pudo. De repente le impactó un regalo contra la frente, que le hizo trastabillar. Al recuperar el equilibrio y cogerlo del suelo para quitarlo de en medio, vio que llevaba su nombre.

—¿Va en serio?

A pesar de la irritación por el dolor del golpe y el chichón, Malik se llevó el regalo bajo el brazo hasta una mesa y empezó a abrirlo, con disimulada y contenida ilusión. Lo más curioso de todo era que el papel que envolvía el paquete era de su color favorito.

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Nos gusta el Púrpura

[EspeYuna]

—¿Pero qué...?

Nadhia se frotó los ojos varias veces cuando entró al comedor, por mucho que se hubiera lavado la cara antes de bajar a desayunar. La imagen de Yami y Ariasu lanzando regalos a diestro y siniestro era una idea tan estúpida e irreal, en aquel momento y sus circunstancias, que no le extrañaría nada estar soñando.

Le pidió a Tandy que le pellizcara, y éste, con ojos brillantes, le concedió su deseo con entusiasmo. Nadhia, antes de poder quejarse, recibió en la nuca desnuda un golpe y se llevó las manos, dolorida y maldiciendo a Yami.

Todavía no sabía qué estaba pasando, pero ver aquel ambiente tan particular, hogareño y cálido le hizo olvidarse de la declaración de guerra y pensar que, aquel día, se había alzado la bandera blanca.

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Naranja rojizo <3

[Myxa]

—¡Por fin alguien monta bulla, y esta vez no soy yo!

Saltó de la cama, tropezándose de paso con las sábanas, y corrió hacia el origen de aquel escándalo. Tuvo la mala suerte de olvidarse de que la puerta de su habitación estaba cerrada y se pegó de morros contra ella. Buena forma de despertarse el día de reyes.

Por el pasillo voló como alma que lleva el diablo hasta llegar al gran salón donde Yami lanzaba frenéticamente regalos por todos lados, todos procedentes de una enorme montaña de ellos. No sabía cómo ni de dónde salían, pero le daba igual. ¡Había un regalo para ella! La Maestra arrojó a las manos de la chica una caja envuelta en papel rojo bermellón con una etiqueta con su nombre escrito. En cierta manera era inconfundible.

Pegó saltitos de alegría, emocionada con que se habían acordado de ella y le habían echo el detalle de regalarle lo que sea. Le daba igual lo que había dentro: la intención era suficiente regalo para ella.

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Por si no había quedado claro yo elijo el robo bermellón

[Sombra]

Una fría mañana sin demasiado significado para mí, de hecho había madrugado tan solo para entrenar como habría hecho cualquier otro día.

Al caminar por los lúgubres pasillos del castillo (que estaban decorados con motivos navideños) pude darme cuenta de que por algún motivo la gente parecía... Conmocionada. Me acerqué al lugar que me indicaron, Ariasu estaba repartiendo unos regalos o algo así, algo que me pareció raro. ¿No se supone que ya habían pasado las fechas de aquel tal Santa Claus que siempre nos dejaba algún que otro regalo por estas fechas?

En ese momento, una caja envuelta con papel de regalo negra cayó sobre mis manos, Ariasu; mi maestra. Había lanzado hacia mí aquella caja que estaba a mi nombre mientras cargaba otra decena de paquetes de regalo multicolor.

—¿Qué es esto? —pregunté, aunque no recibí respuesta pues la mujer se marchaba repartiendo más de aquellas cajas al resto de aprendices del castillo.

Suspiré resignado viendo que tendría que abrirlo para saber su contenido. Desenvolví con cuidado del paquete evitando incluso romper el papel de regalo mostrando lo que me deparaba dentro.

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Negro

[15nuxalxv]

Aquel día, uno entre tantos otros, me dirigí al comedor para desayunar. Cuando abrí la puerta, no pude sino abrir los ojos hasta que casi se saliesen de sus órbitas.

Una gran montaña de regalos.

Aprendices tanto conocidos como desconocidos iban buscando el suyo. Yo me acerqué a la pila, mirando indecisa. ¿De verdad podía coger uno? Nunca he tenido demasiados regalos, y mucho menos porque sí.

Así, busqué alguno cuyo color me agradara y lo saqué del montón. Después, me senté en una mesa, abriéndolo con cuidado de no romper el papel.

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Jeanne escoge el rojo granate.

[Sito]

Aquel día Nicoxa se levantó resfriada debido a que la noche anterior probó una bebida llamada soda, que estaba bastante fría y le sentó un poco mal. Aunque tenía la cabeza dolorida y su mesita llena de pañuelos de sonarse, se vistió y, tras arreglarse un poco el pelo, salió de su dormitorio cubierta con una manta mientras se dirigía lentamente al comedor del castillo.

Una vez allí observó a su maestra Ariasu arrojando regalos para todos los apredices. Nicoxa parecía haberse curado repentinamente, puesto que se quitó rápidamente la manta que la cubría y corrió como una loca hacia uno de los regalos que lanzaban, cogiéndolo al vuelo.

—¡¡Es mío!!

Abrazando a su precioso regalo, Nico sentía una alegría y una calidez en su corazón que la emocionaba. Si no contaba las misteriosas cosas que aparecían de repente por las noches en las mesas de los aprendices, no tenía ningún regalo desde que era una niña pequeña, por lo que le hacía mucha ilusión.

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Nicoxa atrapa el regalo de color Zafiro

[Sheldon]

Día de reyes. Y con ese ya iban tres. Posiblemente sin regalo alguno, al igual que los pasados. Enok abandonó su habitacion bien entrada la mañana habiendo disfrutado de unas buenas horas de sueño extra.

Los pasillos del bastión, sin embargo, estaban demasiado vacios. Un poco extrañado el aprendiz recorrió en silencio el camino hacia el comedor. El alboroto cada vez se intensificaba más. El chico no tardó demasiado en fijarse en la fuente de aquel ruido, la propia cafeteria o comedor.

Sin perder mucho tiempo, Enok entro en la sala e instantaneamente quedó embelesado. Regalos, regalos y más regalos. Y aprendices, también estaban casi todos allí. Con paso firme, el muchacho se acercó a la montaña de presentes y tomó uno.

Tocaba abrir y descubrir que contenía.

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Me quedo con el color gris.

[Crystal]

Me desperté algo tarde aquel día, así que no me entretuve y me duché y vestí rápidamente. Salí de mi habitación sin un rumbo fijo; no sabía muy bien que hacer. Supuse que la mejor opción sería salir a tomar el aire un poco e intentar despejarme.

Pero no fue así.

Menudo jaleo venía del comedor. Decidí acercarme, con la excusa de ver que estaba ocurriendo, y por supuesto de pillar algún dulce para desayunar. ¡Y menuda sorpresa! Aquello estaba lleno de regalos. Era todo tan colorido... Entonces caí en el día en que nos encontrábamos: 6 de enero. ¡Hoy era un día de esos especiales!

Ariasu estaba eufórica, lanzando regalos por doquier. Me pilló desprevenida, y una caja impactó sobre mi cara. Por suerte conseguí retenerla entre mis brazos antes de que cayese al suelo. Deseé por un momento que Ariasu aprendiese a apuntar mejor; o que al menos avisase.

Me senté en el suelo, abrazando el regalo, y me dispuse a abrirlo con la misma ilusión que una niña pequeña. Había cosas que nunca cambiarían.

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Para Freya el Blanco

[River]

Cuando River fue al comedor, nunca podría haberse imaginado lo que le esperaba.

Regalos. Regalos por todas partes, empaquetados en bellísimos colores.

Extasiada, la bruja corrió hacia la montaña. Nunca había visto tantos regalos juntos. Se preguntó si sería alguna broma de un aprendiz de mente brillante. Ni siquiera a ella se le hubiese ocurrido.

Cogió el que tenía el color más bonito y se sentó en una silla, junto a su amiga Jeanne. Ella lo estaba desempaquetando cuidadosamente, pero la adolescente no tenía tanta paciencia. Rompió el papel con sus uñas, impaciente por desentrañar sus secretos.

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River escoge el Aguamarina~