Espe ve a por palomitas, esto va para largo
El tranvía condujo a la joven a las afueras de la ciudad, los suburbios de Villa Crepúsculo, hogar de innumerables maleantes y necesitados, los considerados “la inmundicia de la ciudad”. También, era el hogar de Myxa, al igual que otros innumerables mendigos que no tienen qué para pagar el pan de cada día.
Atravesando las angostas callejuelas de los suburbios, llegó en frente de su casa, una casa desgastada, con grandes boquetes y vieja como la anciana de los gatos.
Nada más acercarse a la puerta del domicilio y agarrar el pomo de la puerta, esta se abrió de improvisto golpeando el rostro de la joven y provocando que cayese de espaldas a suelo mientras un joven de tez pálida y cabellos azules tirando a negro en las puntas salia impacientemente.
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Auuh, que golpe...-Se llevó la mano a la cara dolorida por el portazo.-
Hoy no escapo de golpes.
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¿Myxa?.-Aquel joven de tez pálida se la quedo mirando perplejo un segundo, hasta que estalló de rabia.-
¿¡Donde demonios has estado!? ¡¡Sabes lo preocupado que me has dejado mientras tu estabas fuera toda la maldita noche!!
Aquel estallido de rabia era incluso más grande que las anteriores. Siempre que llegaba un minuto más arde de la hora acordada, se ponía histérico sin remedio. La cogió del brazo para levantarla y la dirigió dentro de casa sin perder un segundo. Dentro de ella ni le dio tiempo a que replicase se cruzó de brazos y frunció el ceño mirándola directamente, esperando una buena explicación por parte de la joven.
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En serio que no es lo que parece. Me encontré con una anciana, me entretuve hablando con ella y perdí el tren es todo.-Puede que no fuese de todo cierto, pero tenía parte de verdad en ella-
No hay motivos para exagerar tanto.-
¿¡Que no hay motivos!? -Gritó tan fuerte que se podría escuchar en toda Villa Crepúsculo-
¿Pero tu sabes los brutos que hay en la ciudad? ¡Podrían haberte hecho algo peor que atracarte joder!-
Pero no a pasado. Es más, he encontrado a una persona que me a ofrecido trabajo.-Dijo con tranquilidad- En el extranjero... -
No vas a ir.-Dijo casi al instante nada mas escuchar las ultimas tres palabras.
Aquellas palabras le hicieron que su expresión cambiase por completo. No esperaba que le negase una oferta de trabajo. Al menos tan rápido.
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Pero Soma...-
He dicho que no. Tu no te iras a ningún sitio y menos con un tío que va ofreciendo trabajo al primero que pase porque sí. Es demasiado arriesgado, no me fio.-
No los es créeme. Me ha costado mucho encontrar trabajo y podría venir a visitarte siempre que quiera, y lograría dinero suficiente para...-
¿No lo es en serio? No soy idiota, se que estas ocultando algo gordo, se te nota en la cara. A otros les engañaras pero yo te conozco. ¿Porque no sueltas prenda de una vez y aclaras el tema?Myxa se quedó callada. Rezaba para que no se diese cuenta de nada, pero ya debería saber que mentirle a su compañero nunca había dado resultado antes. Se quedó en silencio un buen rato, había prometido que no iba a rebelar nada y se mantenía firme a esa promesa, pero ya no podía seguir mintiendo. Era una gran contradicción: faltar a la promesa que había hecho era impensable, pero no podía mentirle a su amigo.
Delante de ella escuchó un leve suspiro, y al alzar la mirada se encontró con los ojos de aquel frío joven posados en ella, pero su rostro no mostraba expresión alguna.
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¿Tan seria es la cuestión para llegar a esto?-Sus miradas se cruzaron el uno con el otro, pero antes de escuchar la respuesta, suspiró y añadió-
Date prisa entonces.Al escuchar esas palabras se quedó anonadada unos segundos sin saber que hacer. Después de tan enorme bulla, le estaba diciendo que se diese prisa en ir a su armario a recoger sus cosas para partir. Se apresuró a recoger sus cosas antes de que cambiase de opinión nuevamente, nunca se sabe cuando se le volvería a cruzar el cable de nuevo. No había demasiada cosa que recoger, solamente algo que comer por si el viaje duraba mucho y su fiel katana con la que entrenaba todos los días para las competiciones de struggle.
Cuando hubiese acabado de recoger, se giró para poder despedirse de su compañero por un largo periodo de tiempo, observó que estaba apoyado en el marco de la puerta con los brazos cruzados, como si la estuviese esperando para salir.
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¿Soma que estas haciendo?-Dijo totalmente perpleja.-¿Acaso vas a...?-
¿Lo dudabas? No te libraras de mi tan fácil. Muévete llegaras tarde.-Dicho esto se puso en marcha y salió de la casa con las manos en los bolsillos sin darle tiempo a que replicase.
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Espera un segundo...¡Soma no te pires sin mí!Salió corriendo tras el chico con paso apresurado hasta que logró alcanzarle casi cuando se dirigían a coger un tranvía de vuelta a la estación.
“La que se va a liar”. No tenía otro pensamiento en la cabeza en todo el recorrido, pues sólo había una explicación medianamente lógica para que la acompañase: montarle una buena bulla al Maestro Ronin por hacerla llegar tarde a casa y sobre todo, de llevársela con el para volver quién sabe cuando.