Gracias por el cambio de color (:
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Buenos tardes señorita, señor, siento la interrupción, creía que era alguien que conocía, ha sido un pequeño fallo. ¿Y es que acaso me vas a disparar delante de la señorita Caroline por cometer un pequeño error?Las maneras correctas y educadas del joven Mike tuvieron un efecto más que claro en la joven Caroline: había estado sujeta a las vestimentas de su marido, y oculta bajo sus altos hombros; no obstante, al escuchar al muchacho disculparse, alzó levemente la cabeza y miró con sus ojos vidriosos al chico, con la extrañeza y la curiosidad reflejados en ellos. Parecía un animal herido, la pobre...
No obstante, al esposo, el tal James, no le había hecho tanta gracia. Como queriendo demostrar el porqué de su enfado siendo tan evidente, se llevó la mano libre al hombro, frotándose los músculos para intentar disminuir el dolor. El trabuco no bajó ni siquiera una pulgada. Por el pulso de médico de aquel pirata, podía decirse que había matado varias veces sin remordimientos. No sabría decirse con seguridad si los tendría con el joven Mike...
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Tiene razón —declaró el hombre, levantando las cejas y suavizando su semblante—.
No puedo dispararle frente a Caroline, señor.Muy seguramente el alivio se haría evidente en Mike. En sus músculos relajándose o en un suspiro, sí; pero estos pronto serían en vano, porque luego James dibujó una sonrisa tétrica en su rostro.
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Olvida los oídos, Caroline. Tápate los ojos.—
Por cierto un nombre tan bello como ella, has tenido suerte, sabes... aún quiero vivir, quiero encontrar a alguien con quien compartir mi vida, tener hijos, nietos, encontrar a un ser querido desaparecido que ni siquiera se si esta vivo, quiero ir a África, montar una panadería, y una compañía de transporte en barco. ¿Enserio crees que vale la pena pegarme un tiro por tan pequeño desliz?¿ enserio me vas a matar por intentar ayudar a un linda dama? seguro que tu también lo habrías hecho compañero. —
¡Oh, el loro del capitán Roberts abría el pico menos que tú! —rugió el pirata, claramente comenzando a perder sus estribos—.
¿No le tiene envidia tu culo a tu boca, con tanta mierda que suelta?Amenazante, plantó la pistola mucho más cerca del rostro de Mike. El joven, no obstante, en lugar de salir corriendo (¡estadísticamente, sólo 30% de los disparos de alguien sin entrenamiento acertan en un blanco en movimiento!), decidió arrodillarse y entregar su vida en bandeja de plata
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¿Los dos somos humanos, vas a matar a uno de los tuyos? —James soltó una carcajada. Claramente Mike no sabía con quién estaba hablando: ¡un pirata, querido Mike, un pirata! Una vida más no hacía ninguna diferencia para él, especialmente si lo habían provocado
y le habían hecho daño
y habían tocado a su mujer—.
Si después de pensar en todo ello sigues con la misma intención aquí estoy, soy todo tuyo, no me voy a negar, ni te voy a culpar, ademas el disparo atraería a gente curiosa y alguno me reconocería, y lo peor de todo es que vivirías perseguido, mis familia es poderosa pero muy rencorosa, lo que no soy yo, y no lo digo por vanagloriarme , tu también puedes serlo, pero un asesinato no te ayudaría compañero.—
A nadie le interesa el sonido de un disparo en Port Royal, sucia rata —se jactó el pirata, agitando su pistola para ilustrarse. Y, desgraciadamente, lo más seguro era que tuviese razón—.
Soy James Flynn, tripulante del Raven del capitán Roberts. Nadie es más poderoso que nosotros y sin duda alguna, nadie es capaz de alcanzarnos.Esta vez, Mike sintió cómo el frío metal hacía contacto con la piel de su frente. El olor de la pólvora llegó a su nariz y estuvo a punto de hacerle estornudar... pero el joven continuó hablando... y hablando:
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Si después de todo esto seguís queriendo dispararme... aquí estoy no me opondré, pero si no, podemos celebrarlo, no te preocupes, invito yo.—
Ya me cansé de tu palabrería, "amigo" —declaró el violento pirata. Mike estuvo seguro que, por una milésima de segundo, pudo ver el dedo deslizarse sin dilación por el gatillo, en cámara lenta...
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¡No, James, detente!...menudo alivio. Al menos a Caroline parecía haberla convencido. La mujer extendió su brazo hasta que pudo asir la muñeca de su marido con sus dedos. Con delicadeza, lo obligó a retirar el arma que apuntaba al rostro de Mike, haciéndola hacia un lado. Intentando tranquilizarlo, la joven se acercó a su cuello y se acurrucó cariñosamente.
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Déjalo ir. Después de todo, todavía tenemos asuntos que discutir... —recordó. ¿Se refería la joven a la violenta discusión que habían tenido?—.
El niño es tuyo, James. Te lo aseguro. Confía en mí.¡Qué mejor momento para retirarse! ¿No? ¿...no, Mike? O tal vez era justo quedarse a saber de quién era el niño. Pintaba interesante, ¿no?
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No llegó por coincidencia... —musitó James entre dientes.
Sin previo aviso, la pistola volvió a caer sobre su frente. ¿¡Qué!?
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¿¡Es éste, zorra!? ¡Dime! ¿¡Es él!?Ay, historias de piratas.