[Atlántica] Corazón de mago

Prólogo de Albert

Si ya has creado tu ficha, pásate por aquí para escribir la primera página de ese gran libro que va a ser tu vida. O échale un vistazo a los amigos y rivales con los que te encontrarás en un futuro.

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Re: [Atlántica] Corazón de mago

Notapor Leechanchun » Sab Mar 01, 2014 11:54 pm

Ante el comentario de Albert, Yami, se paró en seco, mientras aún le sujetaba de la muñeca.

Familia, siempre la familia ―parecía que aquella palabra sumía a la mujer en un semblante serio y pensativo―. Nos quieran mucho o no, nos cortan las aletas de la libertad. A nosotras, sí... y a todos.

>> ¡Piensa por un momento en ti, sólo en ti!

El joven desvió la mirada de la de Yami; se sentía mal, ya que al parecer había provocado que aflorasen amargos recuerdos en la mente de la mujer. No lograba comprender. ¿Si seguía con su familia no podría ser libre?

«¿Soy prisionero de mi familia?», la duda le carcomía

Albert no conocía a otras personas en las que más pudiera confiar que en sus padres y hermanos. Siempre han estado allí para ayudarlo y protegerlo. No entendía cómo sus seres queridos, las personas que más le querían, iban a impedir que pudiera llegar a ser libre.

«Pensar solo en mi...»

De pronto, algo acaparó la atención de Yami. Una sombra se acercaba poco a poco hacia ellos, pero a los poco segundos cambió de dirección y se alejó a la profundidad del océano.

¡No se vaya, señor! ―exclamó entonces Yami, aleteando con bastante soltura a comparación de Albert― ¿Podría indicarnos el camino al castillo de Tritón, sí? ¡Diga que sí!

>> ¡Vamos, bonito! ¡Venga con nosotros, sí! ¡Bailaremos juntos y nosotras le invitaremos a jazmín salado!

Albert no sabía que podía ser esa sombra, pero al ver alejarse a Yami, la única persona que le brindaba la oportunidad de ver el mar y sus misterios, empezó a aletear torpemente en la misma dirección.

¡Esperame, Yami!― la joven nadaba bastante bien y le costaba seguirla ―No se nadar tan rápido como tu.

Se esmeró lo más que pudo, ya que además, Yami era su única vía para volver a ser humano.
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Re: [Atlántica] Corazón de mago

Notapor EspeYuna » Dom Mar 02, 2014 11:56 pm

La mujer se detuvo a medio camino al escuchar a Albert pidiendo que fuera más despacio, intentando darle alcance. Alegremente le cogió de la muñeca y le ayudó a nadar más rápido con la fuerza de sus aletas, las cuales parecían más experimentadas, sin duda. ¿Habría estado más veces bajo el mar? Con todo lo que había asegurado y dicho, quizás fuera así.

¡Disculpe! ¡No, no se vaya, señor... señor...!

Cuando le dieron por fin alcance, aquella mole de pescado se giró hacia ellos y mostró un aspecto aterrador. Aunque no tanto como sus feroces fauces.

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¡¡Señor tiburón!! ―exclamó con entusiasmo Yami.

No parecía muy asustada por lo que tenía frente a ella y al joven Albert.
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Re: [Atlántica] Corazón de mago

Notapor Leechanchun » Lun Mar 03, 2014 1:59 am

Yami, viendo que Albert era incapaz de seguir su ritmo, ayudó al joven cogiéndolo de la muñeca y marcando el compás de nado. Se notaba que la mujer tenía práctica y seguramente había estado varias veces bajo el mar.

Siguieron nadando mientras Yami llamaba sin parar a la sombra, la cual estaba cada vez más cerca. Cuando finalmente le dieron alcance, Albert se quedó sin aliento y empezó a sentir un miedo que no había experimentado nunca. Ante ellos se encontraba una gran mole de pez de un aspecto terrorífico con unas fauces de un tamaño tan descomunal, que casi provocaron que el joven sastre se desmayase.

¡¡Señor tiburón!! ―exclamó con entusiasmo Yami.

La joven no parecía preocupada ante el animal que tenían enfrente, pero Albert estaba temblando.

Ya-yami― dijo susurrando ―E-es un ti-tiburón― tragó saliva haciendo un sonido ridículo ―¿Po-podemos irnos?― miró al animal de nuevo y se quedó sin habla, el miedo dominaba su cuerpo y se había quedado paralizado.

«Voy a morir»
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Re: [Atlántica] Corazón de mago

Notapor EspeYuna » Mar Mar 04, 2014 1:01 am

El tiburón no tardó en mostrar su peligrosa naturaleza: en cuanto Yami comenzó a agitar de nuevo los brazos para llamar su atención, la criatura de gigantescas fauces se abalanzó sobre ellos.

Cuando Albert pensó que era el fin, viendo como se le abría la boca para devorarle vivo, Yami lo apartó con un empujón y ella ascendió con sus aletas hacia arriba, sin dejar de sonreír.

¡Pero bueno! ¡Serás maleducado! ―exclamó, señalándolo y sin no temer lo más mínimo por su vida― ¡No se va por ahí intentando devorar a los más pequeños! ¿¡Qué diría tu madre!?

Sin embargo, la criatura marina no estaba dispuesta a escuchar a una de sus presas. Y al ver que Yami era una sirena fuera de su alcance, sus ojos se posaron de nuevo en Albert. Aunque fuese más pequeño, se conformaría con un primer aperitivo.

Estuvo a punto de hincarle el diente en un segundo intento cuando la mujer, alarmada entonces por la seguridad del muchacho, invocó en un haz de luz su mágica arma y de la nada un estruendo se interpuso entre el tiburón y su presa.

¿La mujer había hecho magia de nuevo? ¿Albert había escuchado un trueno en medio del océano?

¡Albert, por aquí!

Una gran humareda se había levantado alrededor del muchacho. Pero había escucho claramente a Yami decir que le siguiera para salvar el pellejo, y rápido.

El caso es... ¿cómo debía mover sus aletas?

¿A la izquierda, a la derecha? ¿Hacia arriba o hacia abajo?
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Re: [Atlántica] Corazón de mago

Notapor Leechanchun » Mar Mar 04, 2014 12:22 pm

Al ver al gran pez nadar hacia él, Albert cerró los ojos instintivamente. Sabía que iba a morir, no nada bien y no era fuerte como Yami. Su vida iba a acabar en ese instante.

De pronto, escuchó un gran estruendo, el cual lo dejó algo aturdido en lo que le parecieron minutos.

¿Q-qué..?― Albert no podía asimilar lo que había pasado en apenas un segundo. El tiburón se había abalanzado sobre él para comerle y casi lo consigue, por suerte Yami fue más rápida que el descomunal animal e hizo magia con su extraña arma. ―Eso ha sido un trueno. ¡Un trueno bajo el agua!― la descarga se había producido cerca del joven provocando una gran humareda. ―¡Yami! ¿Dónde estás?― si no la encontraba, estaba perdido.

¡Albert, por aquí!

El joven había escuchado claramente a la mujer llamándolo, pero la gran nube que lo rodeaba no le dejaba ver con claridad. Debía salir de allí lo antes posible, pues en el mar, aquel tiburón jugaba con gran ventaja ante tan fácil presa. ¿Hacia dónde debía dirigir sus aleteos?

Estaba tan nervioso que sus escuálidos músculos se encontraban en tensión y se movía cada vez más torpemente. Solo recordaba que Yami había ascendido e intentó imitarla lo más rápido que pudo. Si no conseguía moverse inmediatamente sería la cena de aquel tiburón.

«Solo un poco más, un poco más.»

No sabía si estaba yendo en la dirección correcta, pero no paraba de aletear. Sentía que lloraba, pero en el agua las lágrimas se fusionaban con el resto del mar.

¡Yami!― gritó una vez más, el terror dominaba su voz.
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Re: [Atlántica] Corazón de mago

Notapor EspeYuna » Mar Mar 04, 2014 4:49 pm

El joven siguió nadando sin un rumbo fijo, ahogándose en la humareda y entrecerrando los ojos a causa de la misma. No conseguía divisar a Yami, y si escuchaba a la mujer y decidía aletear a la izquierda, entonces parecía alejarse más de ella, y viceversa.

Albert salió de la humareda, sí, pero el joven no salía de una trampa sin meterse en otra. De repente, algo le agarró del brazo y lo empujó hacia el interior de un remolino de agua que engulló su cuerpo por completo.

Y comenzó a girar, a girar... y a girar.

*****


Finalmente, cuando Albert recobró el sentido y comprobó que se encontraba de una pieza, contempló el lugar en el que había acabado. Frente a sus ojos yacía un barco hundido. Impresionante a la vista, éste dormía en las profundidades del océano, esperando ser explorado por los más valientes.

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Pero... ¿esa era la razón por la que Albert se encontraba allí? Había una ruta visible al otro lado de las paredes rocosas, pues por la que había salido el joven se podía escuchar perfectamente el remolino en el que, seguramente, no querría volver a entrar.

¿Cuál sería su prioridad? ¿Buscar a Yami para que le devolviera a la normalidad cuanto antes? ¿O aprovechar aquella mágica experiencia buscando los tesoros de un barco hundido? Existían tantos peligros bajo el océano, ¿qué sería más seguro?

Él tenía el control de sus aletas.
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Re: [Atlántica] Corazón de mago

Notapor Leechanchun » Mar Mar 04, 2014 7:05 pm

Albert abrió lentamente los ojos, la cabeza le daba vueltas y se sentía aturdido. ―Mmm… ¿Dónde estoy?― tenía recuerdos borrosos de lo que parecía un sueño. Una misteriosa mujer, un hechizo que le había hecho tener cola de delfín, un tiburón que quería convertirle en su cena y un remolino sin fin que lo tragaba. Poco a poco fue dándose cuenta de que no era un sueño y sino su realidad. Tenía cola de delfín y se encontraba en las profundidades del mar.

Ante el recuerdo del terrorífico tiburón, el joven se inspeccionó temiendo que el animal le hubiera devorado alguna parte de su cuerpo. Afortunadamente se encontraba de una pieza y eso calmó, brevemente, a Albert.

Tras calmarse, contempló el lugar en el que se encontraba. Allí, frente a él, reposaba un gran barco hundido rodeado por paredes rocosas, en una de ellas se observa una ruta. El buque tenía un aspecto muy deteriorado, probablemente llevase mucho años allí.

En aquel lugar imperaba el silencio, excepto por los sonidos del fondo del mar, y no había ni rastro de Yami. ¿Habría corrido el mismo destino? Ante la posibilidad de que la joven hubiera sido arrastrada por la misma corriente, el sastre decidió llamarla.

¡Yami! ¡Yami! ¿Dónde estás?― pero no escuchaba nada. En aquel momento se encontraba solo. Solo y perdido en la inmensidad del mar. ―No… no puede ser― no pudo evitar empezar a sollozar ―¿Qué voy a hacer ahora?

Se aferró a la idea de que Yami debía andar cerca, tenía que creer en que estaba en aquel lugar.

«Puede que el remolino la lanzase más lejos que a mi… ¿Pero dónde podrá estar?», pensó sin dejar de mirar el navío.

El barco...― no quería pensar en la idea de tener que entrar en aquella monstruosidad de madera podrida, pero si Yami estaba allí, debía intentar ayudarla. De lo contrario, no podría volver a ser humano y tendría que ser medio pez para siempre.

«Me voy a arrepentir de esto toda mi vida»

Tembloroso y no muy seguro de lo que iba a hacer, Albert, emprendió el nado hacia la embarcación. Solo esperaba no volver a encontrarse con ninguna otra criatura aterradora.
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Re: [Atlántica] Corazón de mago

Notapor EspeYuna » Jue Mar 06, 2014 7:08 pm

Aquel barco hundido en las profundidades del océano llamaría la curiosidad de cualquiera, incluyendo a personas no tan intrépidas como Albert.

El joven entró por un hueco en la cubierta del mismo, sin darse cuenta que una sombra lo acechaba a su espalda. Albert observó lo oscuro y abandonado que estaba el interior del navío una vez descendió por unas escaleras que quizás hubiera podido romper con sus pies, si no fuera porque en ese momento carecía de ellos. Si esperaba encontrarse con una gran montaña de monedas de oro, el botín de unos piratas o las joyas de un rey, se decepcionaría al comprobar que las entrañas del barco estaban vacías. Sólo encontraría madera levantada y podrida entre aleteo y aleteo.

Cuando entonces, escuchó un ruido a su espalda. Y algo le tocó la espalda desnuda para empujarlo suavemente hacia delante. Al darse la vuelta, comprobaría que su depredador era más ni nada menos que un simpático delfín.

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¿Quieres jugar conmigo? ―preguntó la criatura.

Sí, exacto. El delfín había hablado.
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Re: [Atlántica] Corazón de mago

Notapor Leechanchun » Vie Mar 07, 2014 7:47 pm

No sabía que iba a encontrar dentro del navío. Albert nadó a su ritmo, ya se sentía algo más suelto, pero la inquietud provocaba respuestas torpes en sus aleteos. Al acercarse al barco observó un hueco en la zona de la cubierta, era bastante grande y le permitiría sin duda acceder a aquella embarcación que se pudría bajo el océano. El joven entró lleno de dudas y temores a lo que allí puediera descubrir.

El ambiente en el interior de aquella masa de madera deteriorada era sepulcral. No se escuchaba nada y, para desgracia del sastre asustadizo, tampoco se veía nada, prácticamente solo había oscuridad. Nadaba por lo profundo del barco, sin éxito en su búsqueda pues Yami no se encontraba allí, cuando vio unas escaleras que conducían a la bodega del navío y descendió por ellas para encontrar, nuevamente, nada.

Puede que en otro tiempo, mucho antes de que la embarcación se hundiera, allí hubiera muchos tesoros o botines, pero en esta ocasión no fue así, aunque eso tampoco era lo que más le importaba a Albert en ese momento. Seguía estando solo en la inmensidad del mar y no sabía nada. ¿En qué parte de todo el océano había ido a parar? ¿Cómo iba a regresar a su hogar si su compañera no aparecía?

Era normal que Albert siempre se pusiera en lo peor, su vida nunca había sido fácil y siempre veía el lado negativo de todo lo que le acontecía. Pero aquella situación, sin duda, era la más compleja y rara en la que se había visto envuelto y allí no había nadie para ayudarlo, no tenía a su familia para escudarse de aquello que le diera miedo.

Lloraba, en silencio, en las entrañas de un barco hundido en el mar, cuando escuchó un ruido a su espalda. Se quedó congelado, si el tiburón lo había seguido y estaba tras él, iba a encontrar la muerte. Pero al segundo notó como algo lo empujaba suavemente hacia delante.

Se giró bruscamente para ver qué era lo que le había empujado. Para su sorpresa y alivio se trataba de un delfín.

¿Quieres jugar conmigo? ―preguntó la criatura.

Albert estaba alucinando, pues el delfín estaba hablando y en su mismo lenguaje. O puede que fuera al revés y que a causa del hechizo que le había dotado de cola de pez, también pudiera entender a los seres del mar.

Aún no salía de su asombro, cuando empezó a hacerle preguntas al simpático animal, ignorando la que éste le había hecho, necesitaba respuestas a las preguntas que llevaba formunlándose desde que se encontró frente al barco.

¿Dónde estamos? ¿Has visto a una chica por aquí?― preguntó sin esperar respuesta entre pregunta y pregunta.
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Re: [Atlántica] Corazón de mago

Notapor EspeYuna » Sab Mar 08, 2014 2:23 am

¿Dónde estamos? ¿Has visto a una chica por aquí?

En lo que cayó de ahí arriba, es un barco de los humanos ―respondió con amabilidad―. Si te refieres a Ariel, hace tiempo que no nada por aquí.

» Puede que su padre no la deje salir de palacio. La verdad es que le echo mucho de menos.

El simpático animal dio un par de vueltas alrededor de Albert, meditando sobre lo que el joven sireno había dicho.

¿Es la primera vez que sales de casa? ―preguntó entonces el delfín con curiosidad― No muchos se atreven y a veces me siento muy solo. ¡Todo por culpa de ese tiburón metomentodo!

» Si nunca has estado fuera, tampoco sabrás qué hay en la superficie, ¿verdad? ¿Quieres que... te lo enseñe?
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Re: [Atlántica] Corazón de mago

Notapor Leechanchun » Lun Mar 10, 2014 7:32 pm

Ante las preguntas del asustadizo sastre, el simpático delfín le contestó:

En lo que cayó de ahí arriba, es un barco de los humanos ―respondió con amabilidad―. Si te refieres a Ariel, hace tiempo que no nada por aquí.

» Puede que su padre no la deje salir de palacio. La verdad es que le echo mucho de menos.

La suerte no estaba de su parte, pues parecía ser que aquel delfín no entendía lo que Albert quería preguntarle. Él sabía lo que era un barco y que estaba en uno, pero no sabía en qué zona del océano se encontraba, seguía estando igual de perdido. Además, el animal no había visto a Yami.

Aunque hubo algo en el comentario del delfín que despertó un rayo de esperanza para el miedoso sireno: el palacio.

«Si es cierto lo que dice, ese palacio no puede ser otro que el del rey Tritón y por todo lo entusiasmada que estaba Yami con ir, podría ser posible que estuviera allí, ahora mismo», pensó Albert animado.

Mientras el joven divagaba en su razonamiento, el delfín empezó a nadar alrededor del sireno, cuando le preguntó:

¿Es la primera vez que sales de casa? No muchos se atreven y a veces me siento muy solo. ¡Todo por culpa de ese tiburón metomentodo!

» Si nunca has estado fuera, tampoco sabrás qué hay en la superficie, ¿verdad? ¿Quieres que... te lo enseñe?

Albert tardó en caer en la cuenta de que el gracioso animal no sabía que él realmente era un humano y, obviamente, tampoco que su actual apariencia de sireno era fruto de un conjuro mágico que Yami había realizado.

Bueno, podría decirse que es mi primera salida de casa, sí. Vengo de… un mar muy lejano. De tan lejos, que estas aguas me son desconocidas y por eso estoy perdido. ― Albert no quería decirle que en realidad venía de la superficie y tampoco sabía cómo iba a reaccionar el delfín si le hubiera dicho la verdad. ―Además en el mar que yo vivo, subir a ver tierra firme es algo muy normal, yo pasaba allí la mayor parte del tiempo y es muy aburrido, siempre ves lo mismo.

Le sabía mal mentir a ese simpático pez, pero Albert necesitaba encontrar a Yami. Si al menos estuviera con ella, tendría de seguro la posibilidad de volver a su auténtica forma y estar a salvo de los peligros del océano, pues había repelido al tiburón sin apenas esfuerzo.

¿Podrías llevarme a palacio? Tengo entendido que hoy se celebra allí una gran fiesta y he realizado tan largo viaje para poder asistir.― no estaba seguro de si el delfín accedería a su petición, pues parecía más interesado en jugar y subir a la superficie que en otra cosa, pero era lo único que tenía para encontrar a Yami.
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Re: [Atlántica] Corazón de mago

Notapor EspeYuna » Mié Mar 12, 2014 6:06 pm

¿Visitas mucho la superficie, dices? ―cuestionó algo sorprendido el curioso delfín― En tus tierras entonces no debe haber muchos humanos, ¡qué suerte!

Cuando Albert le pidió que le acompañara a palacio, el animal emitió el sonido tan característico de su especie y asintió con la cabeza.

¡Claro que sí! ¡Y si conoces a Ariel te harás amigo de ella enseguida! Bueno, ella es amiga de todos, pero seguro que te la ganas contándole cosas de la superficie. ¡Vamos, agárrate a mí!

El viaje a palacio fue tranquilo durante todo el trayecto. El animal seguía unas indicaciones doradas en las rocosas paredes de las grutas marinas, semejante a un tridente. Albert sabría por las leyendas de su pueblo que ese objeto pertenecía al Rey de los Mares.

Entrando en una última ruta oscura, la luz volvió a cegar los ojos de Albert y, para cuando los abrió, sus ojos se encontraron con el paisaje más bello que podrían haber visto desde que nació. El océano se extendía bajo los rayos de sol iluminando la lejana superficie. Un largo camino de coral conducía a la infraestructura que Albert tanto había visto ilustrada en los cuentos: el palacio del Rey Tritón. El Reino de Atlántica.

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Y era cierto que debía estarse preparando una gran fiesta, pues no paraban de llegar detrás suya y a ambos lados centenas, miles de peces. Y algo que pudo llamar más la atención del humano: sirenas y sirenos se dirigían a palacio, algunos con un rostro igual de joven que el suyo, otros que podrían ser de la edad de su madre... y pequeños retoños echando una carrera.

La música se escuchaba en la lejanía. Un ritmo espectacular, la cual daban ganas de tararear o seguir con el aleteo de su nuevo cuerpo de sireno.

¡Venga, cojamos sitio antes de que pillen las primeras filas! ¡Así podremos oír de cerca a Ariel cantar! Tiene una voz preciosa.

Y Albert quería seguir a su nuevo amigo, cuando de pronto experimentó una sensación asfixiante en la garganta. Comenzó a toser con violencia al haber tragado agua, acostumbrado a respirar con la misma desde hacía un buen rato. Se dio cuenta entonces de que le faltaba aire. De hecho, siempre le había faltado allí abajo.

Pero al quemazón de sus pulmones se le unió un cosquilleo en la parte inferior de su cuerpo. Y comprendió entonces que estaba volviendo a ser humano.

Estaba en las profundidades del océano y la superficie demasiado lejos de su alcance.

La imagen de su amigo delfín se perdió en la oscuridad.

*****


Para cuando Albert recuperó la consciencia, lo primero que sintió fue que estaba completamente empapado, y que hacía mucho frío. Olía a sal marina y la parte izquierda de su cara estaba cubierta de arena.

Cuando se levantara y situara, comprobaría que volvía a tener piernas. Y que era de noche. Allí, a la orilla del mar, Albert escuchó unos gritos al otro lado de la playa.

Estaban buscándole.
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Re: [Atlántica] Corazón de mago

Notapor Leechanchun » Vie Mar 14, 2014 10:20 pm

Podía ser que la fortuna de Albert empezase a cambiar para mejor, pues el delfín no puso objeciones en conducirlo al palacio del rey del mar. Además el simpático animal se dispuso para llevarle agarrado a su aleta superior, lo cual significó mucho para Albert, pues aún no nadaba con demasiada soltura.

En el tranquilo trayecto a palacio, Albert vio unas marcas doradas con forma de tridente que adornaban las paredes del fondo marino a modo de señal, pues el delfín las seguía a lo largo de todo el viaje.

Mientras iban hacia aquel castillo mágico del fondo del mar, Albert no pudo evitar pensar en algo que había dicho el delfín antes de partir: "En tus tierras entonces no debe haber muchos humanos, ¡qué suerte!" ¿Esa era la idea que tenían los seres del mar de los de la superficie?

En parte no le extrañó mucho ese hecho. Los humanos pescaban sin parar todos los días, era comprensible que el delfín tuviera esa idea de ellos. Eso provocó que Albert se sintiera mal y se pusiera en el lugar de su nuevo compañero, pues seguramente el delfín soñaba con la posibilidad de conocer la superficie, pero la constante amenaza que suponían las personas le impedían hacerlo.

El joven sireno recordó las muchas historias que le habían contado, sobre todo su madre, sobre el mar, un lugar peligroso y traicionero donde encontrar la muerte era frecuente, pues en sus aguas habitan horribles criaturas. Conociendo todo lo que había visto hasta ahora, solo el tiburón le había parecido peligroso y dudaba de la veracidad de las leyendas.

Sus divagaciones terminaron cuando, al atravesar una oscura gruta, una intensa luz lo cegó con un brillante destello dorado. Al abrir sus ojos, Albert se encontró ante la visión más maravillosa que había visto nunca. A lo lejos, frente a ellos, se alzaba un magnífico castillo, iluminado por la luz del sol, rodeado de bellos caminos de coral que conformaban un reino que conocía bien por los cuentos de la superficie. Se encontraba ante el Reino de Atlántica.

Albert no salía de su asombro y miraba sin parar, con una expresión de completa ilusión, a todos lados como cuando, de pequeño, observaba los trucos de magia de los prestidigitadores. Cientos de peces nadaban hacia allí, pero también sirenas y sirenos. Había tantos, que no quería creer que aquello que estaba viendo y viviendo fuera un sueño, un sueño precioso.

El ambiente estaba acompañado de una hipnotizante música, que le animaba a aletear a pesar de no nadar con soltura. Sin duda allí se estaba celebrando una fiesta, tal como dijo Yami, y Albert estaba cada vez más cerca de encontrarla.

¡Venga, cojamos sitio antes de que pillen las primeras filas! ¡Así podremos oír de cerca a Ariel cantar! Tiene una voz preciosa.

Albert comenzó a aletear en dirección al delfín, cuando comenzó a sentir un dolor axfisiante en la garganta, su infantil sonrisa se borró de su rostro y lo cubrió una mueca de angustia y sufrimiento. Se ahogaba, le faltaba el aire y le ardían los pulmones al tragar la salada agua del mar.

Empezó a sentir un ligero cosquilleo en la mitad inferior de su cuerpo. Estaba volviendo a ser humano y por eso ya no podía respirar bajo el mar.

Necesitaba volver a la superficie, pero era imposible llegar. Estaba tan lejos, en la profundidades del océano, que su esfuerzo de nadar hacia arriba sería inútil y excesivamente pesado.

«¡No! ¡Debo llegar!», fue lo último que pudo pensar antes de que la oscuridad lo tragara y dejara de ver a su amigo delfín.


****



Albert despertó tirado en la playa que había ido a visitar aquel día, se encontraba totalmente empapado, le escocían los ojos y se sentía cansado y con frío. Se giró y ,al mirar al cielo, comprobó que era de noche.

Se incorporó lentamente, sentándose sobre la arena y contempló sus piernas en silencio, seguidamente alzó su mirada al mar y empezó a llorar. Había sentido tanto miedo, que le temblaban las manos al recordar el momento en el que se ahogaba.

Pero no solo lloraba de temor, también de tristeza, pues había estado ante algo que siempre había ansiado conocer, algo que había dejado de ser una leyenda y se había convertido en realidad para él.

Su mudo gimoteo paró cuando escuchó que alguien le llamaba, alguien le buscaba.

Se levantó pesadamente y gritó:

¡Estoy aquí!― las rodillas le fallaron y cayó sobre la arena de rodillas.
Última edición por Leechanchun el Dom Mar 16, 2014 7:53 pm, editado 1 vez en total
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Re: [Atlántica] Corazón de mago

Notapor EspeYuna » Dom Mar 16, 2014 12:51 am

En efecto, alguien le estaba buscando en medio de la noche.

Un grupo de hombres se acercaron con una antorcha a donde yacía el muchacho tiritando de frío y gritaron a lo lejos que le habían encontrado. A algunos de ellos los reconocería: el panadero, algunos pescadores del puerto, vecinos. Medio pueblo costero había estado buscándole durante toda la noche cuando éste no volvió a casa y su hermana confesó a dónde había marchado. Su madre no había tardado en dar la voz de alarma.

Tapándolo con una manta por encima, varios hombres lo recogieron del suelo arenoso y lo llevaron corriendo a donde su familia para que un médico lo atendiera cuanto antes. Todos decían su nombre e intentaban mantenerlo despierto, asustados porque el muchacho muriera de una hipotermia.

Entre las rocas del lejano océano, una figura familiar para Albert observó como se lo llevaban. Y pudo escuchar, entonces, el canto de un delfín.

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Puedes dedicar este post a la llegada de Albert a casa. Puedes controlar al médico, pero lo mínimo y no va a saber que Albert se ha vuelto medio pescado un día entero (?)
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Re: [Atlántica] Corazón de mago

Notapor Leechanchun » Dom Mar 16, 2014 8:28 pm

Al poco de desplomarse sobre la arena, un grupo de hombres llegó en su búsqueda. Aunque las fuerzas ya le fallaban, pudo distinguir a varios de los hombres que habían ido en su encuentro, la mayoría vecinos del pueblo costero. Seguramente era cosa de su madre.

Albert sintió como lo tapaban con una manta y lo alzaban rápidamente para llevarlo a casa de sus padres. Apenas resistía ya consciente, aunque intentaba hacer el esfuerzo, pero el agotamiento y el frío que sentía podían con él. Escuchaba palabras sueltas de las frases que articulaban los hombres que lo cargaban, como médico, morir y su propio nombre, sobre todo esto es lo que más se repetía.

Entre aquel jaleo de palabras, Albert escuchó, de fondo, un sonido peculiar, un canto de delfín, pero creyó haberlo soñado, pues su mente no se encontraba estable.

Tras un corto trayecto, llegaron a la casa de los padres de Albert. Allí estaban sus padres y sus hermanos, acompañados del médico local. En cuanto entraron por la puerta escuchó como el doctor daba indicaciones de que lo tumbaran sobre la cama, mientras escuchaba como su madre sollozaba y gritaba su nombre.

Cuando el médico consiguió calmar a la madre de Albert, éste diagnosticó el estado físico del joven. Al parecer, Albert, estaba bien, pero era necesario que tomara reposo en cama, bien arropado y consumiera comidas calientes.

Tras la calificación física de la salud del joven, y viendo que ya se encontraba más estable, el médico le realizó unas preguntas, pues no le veía muy centrado.

Dime, Albert, ¿dónde has estado hoy? Nos tenías a todos muy preocupados, mira la que ha organizado tu madre para buscarte.― soltó una pequeña risa para restarle importancia al asunto.

Albert no paraba de pensar en todo lo que había vivido en tan pocas horas, pero no se atrevía a hablar de ello. Nadie le iba a creer si contaba que se había convertido en sireno y había nadado, con ayuda, hasta el mismísimo palacio del Rey Tritón, al Reino de Atlántica.

Yo… He ido a pasear a la playa esta mañana.

¿Solo has paseado? ¿Nada más? ¿Ni siquiera te has dado un baño? Porque estabas totalmente mojado, oliendo a sal marina y tiritando de frío. ¿Estás seguro?

Sí, lo estoy.― agachó la cabeza y movió los ojos a todos lados, pensando que podía decir. No podía contarle a nadie lo que le había pasado, le acusarian de estar loco y le encerrarían en el sanatorio. Solo de pensarlo, comenzó a temblar. ―Yo… no lo recuerdo. Fui a pasear a la playa, a pasar el día allí.― hizo una pausa ―Solo recuerdo haber visto a una extraña mujer que no era de por aquí y luego… todo se volvió una pesadilla. Lo último que me viene a la mente es despertarme tirado en la arena, nada más.

¿Una mujer? ¿Sabes quién era?

No. Nunca la había visto.― seguía temblando.

Está bien. Estás temblando de nuevo, deberías descansar.

El médico salió de la habitación e indicó a la familia de Albert que éste se encontraba bien y que debía descansar. También empezó a contarles la breve charla que había tenido con el joven, pero Albert ya estaba demasiado cansado para estar atento a lo que hablaban al otro lado de la puerta. Dejó que el agotamiento lo dominara y cerró sus ojos.
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