[Port Royal] Princesa por sorpresa

Prólogo de Sito y Mentos

Si ya has creado tu ficha, pásate por aquí para escribir la primera página de ese gran libro que va a ser tu vida. O échale un vistazo a los amigos y rivales con los que te encontrarás en un futuro.

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro

[Port Royal] Princesa por sorpresa

Notapor Nell » Mié Ago 06, 2014 7:07 pm

La vida en la calle fue más dura de lo que podrían haber imaginado Nico y Coli. Ambas habían pasado su infancia en entornos difíciles, pero siempre habían tenido al menos un techo sobre el que guarecerse por las noches, cuando tenían problemas o simplemente para aislarse.

Ahora, tenían que buscar diariamente nuevos refugios, puesto que la guardia siempre estaba al acecho de echar vagabundos hasta de los lugares más recónditos. Por no hablar de que el resto de sin techo no las querían, puesto que les quitaban espacio y comida. Y el frío por las noches era horrible.

Habían pasado unos cuantos días y las cosas no mejoraban. Si buscaban un trabajo normal, nadie las quería al reconocerlas (aunque lo negaran). Si trataban de volver al anterior, los clientes las rehuían porque preferían acudir al seguro y escondido burdel.

En esta situación, un día que caminaban con normalidad por una concurrida vía por la tarde, un hombre al que no conocían empezó a gritarlas por detrás. En cuanto hubo captado su atención, las rodeó para ponerse en su campo de visión.

Hooooola ―se puso en medio para detenerlas―. Estaba caminando taaaan tranquilo cuando he quedaaaado maravillaaado por su belleeeza ―parecía que alargaba las letras aposta para hacerse el interesante―. Un guuuusto, preciooosas, mi nombreeee es Abraaaaham.

Extendió las dos manos para cogerle una a cada una, si se dejaban, y besárselas con caballerosidad. Si no querían, desistiría sin borrar la sonrisa bobalicona de la cara.

Os estaba buscaaando. Mi señoooora querría invitaaaaros a su fiestaaa privaaaada de cumpleaños. A las «chicaaas más hermoosas que veas», dijooo ―recitó sus órdenes―. ¿Querréis asistiiiir? Ya ha empezaaaado ―por el tono, dio a entender que, de hecho, llegaban tarde a pesar de haber sido avisadas en aquel mismo instante.

Podrían discutir si ir o no, porque no era el único punto de interés al que podían ir aquella tarde. Entre los vagabundos se rumoreaba que una mujer rica, de sobrado dinero, había sobrevivido a la muerte gracias a que había prometido a Dios que daría de comer a los más necesitados.

Fuera verdad o no toda la historia, había corrido la noticia de que se iba a abrir en breves ese «comedor social». Sabían la localización (un par de calles más allá, cerca del puerto), pero si se iban con el hombre a la fiesta de cumpleaños, se perderían la apertura.
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Re: Princesa por sorpresa

Notapor Sito » Jue Ago 07, 2014 1:22 am

Nicoxa no había tenido una vida fácil. No parecía encajar del todo bien en su familia y las cosas fueron aún peor un fatídico día en el que, por medio de una persona que la hizo creer que era su amiga, sufrió un destino nefasto en el que sus padres la echaron de casa y un hombre la secuestró, obligándola a trabajar en su burdel en contra de su voluntad.

Había aprendido mucho allí. El error que tuvo al confiar en su "amiga" al menos la hizo madurar y a no ser tan ingenua como lo fue entonces; hubo gente que la despreciaba o que la tachaba de falta de respeto viviente, a lo que Nicoxa respondía con mano dura. Esa gentuza no volvió a pisar ese lugar, pero pese a todo era horrible trabajar allí y necesitaba huir.

Ya habían transcurrido varios días desde que Nicoxa y Colibritany escaparon del horrible lugar donde trabajaban, y desde entonces las cosas no habían mejorado demasiado, ya que no tenían un hogar fijo y la mayoría de la gente las despreciaba. Se giró hacia Colibritany.

«Pobre, lo tiene que estar pasando peor que yo»

Colibritany fue una grata sorpresa para Nicoxa: su pasado le recordó al suyo y le permitió empatizar rápidamente con ella. Indudablemente se habían hecho muy amigas.

Llevaban algunos días durmiendo directamente bajo el cielo, sin un techo que las cobijara. Aun así ninguna de las dos barajaba la posibilidad de volver atrás, no con lo que les costó escapar.

¿Cómo estás, Coli? ―le preguntó.

Ah, estoy bien... pero con tanta hambre que me comería dos caballos y medio― le contestó su amiga.

Qué...― ella también tenía hambre, pero no llegaba a esos extremos―. Bueno, a ver cómo transcurre el día de hoy...


Ese día ambas caminaban por una concurrida calle de Port Royal. Parecía que iba a ser un día tan deprimente como los demás cuando, sin previo aviso, apareció un hombre que se dirigió directamente a ellas.

Hooooola ―se interpuso en el camino de ambas―. Estaba caminando taaaan tranquilo cuando he quedaaaado maravillaaado por su belleeeza ―oírle hablar así le recordaba a un hombre beodo ―. Un guuuusto, preciooosas, mi nombreeee es Abraaaaham.

Nicoxa miró al hombre con curiosidad, le provocaba diversión y a la vez un poco de desconfianza, pero...

¿Hmm...? ¿qué quieres de nosotras? ― Nicoxa permitió que la besara en la mano y le dedicó una enigmática sonrisa.

Os estaba buscaaando. Mi señoooora querría invitaaaaros a su fiestaaa privaaaada de cumpleaños. A las «chicaaas más hermoosas que veas», dijooo ―a pesar de la dura situación que estaban pasando, Nicoxa dejó escapar una risita―. ¿Querréis asistiiiir? Ya ha empezaaaado ―parecía que fuera lo que fuese aquel asunto, ya se estaba haciendo tarde.

Entendió que el hombre la eligiera a ella, no en vano es una chica muy hermosa. Hacía mucho que Nicoxa no iba a ninguna fiesta y, ciertamente le hacía bastante ilusión, podían ir a mirar un poquito...

Miró a su amiga Colibritany a los ojos antes de responder y percibió que ella también desconfiaba un poco de aquel hombre, pero dada su situación tenían que aprovechar.

A la vista está que has elegido a dos chicas hermosas― le guiñó un ojo inocentemente tras esas palabras ―. A ver, Coli, ¿tú que opinas?


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El diálogo con Coli y el control sobre ella está pactado con Mentos.
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v. Ficha de Nicoxa .v
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Re: Princesa por sorpresa

Notapor Mentos » Jue Ago 07, 2014 4:58 pm

«Solo puede ir a mejor la cosa ahora, ¿no?»

O eso pensaba Colibritany el momento en el que se levantaba, una vez más, para afrontar el nuevo día. Estaba tan obsesionada con la idea de liberarse del burdel de una vez por todas que se le olvidó lo que el destino planearía para ella una vez pisara las sucias y egoístas calles de Port Royal.

Por ahora, nada estaba siendo tan fácil como ella creía que iba a ser. Llevaban ya días vagando por la ciudad, dejando sus huellas por casi todos los lugares habidos y por haber. Pero todo intento en busca de algo mejor acababa igual; o eran expulsadas del nuevo cobijo por la guardia o ya estaba ocupado por los demás renegados de la dura sociedad establecida.

Coli no aguantaba más: pronto iba a perder su esbelta y cuidada figura, que era envidiada por todo ser viviente. No podía ni tomarse un respiro… pero por suerte para ella, no estaba sola.

Tenía a su gran amiga Nicoxa Razor, que siempre la apoyó dentro del oscuro y peligroso burdel. Eran inseparables. Amigas hasta la muerte. Y ambas sabían que, si una no pudiera contar con la otra, ya estarían sus cadáveres en una fosa común con los demás vagabundos y sin techo.

En cualquier caso, ya nada servía arrepentirse de haber abandonado su pasado de bailarinas sensuales en aquel tétrico burdel. De hecho sería un insulto para ambas volver allí después de todo lo que habían luchado para escapar.

Así que era hora de empezar otro terrible y pesimista día. Como siempre, Colibritany y Nicoxa fueron vagando por las calles de Port Royal, en busca de una nueva oportunidad. Llegaron a una de las más importantes calles cuando llegó la tarde y, como era de esperar, estaba realmente transitada. Coli sentía como, mientras caminaba, era el centro de atención.

Y ella creía adorar ser la persona en la que todo el mundo se fija siempre, pero… ¿cuando te miran con desprecio y desdén? Puede que destacar sobre los demás no fuera tan bueno como pensaba.

La muchacha siguió caminando junto con su amiga hasta que ésta detuvo los íntimos pensamientos de Colibritany con una simpática pregunta.

¿Cómo estás, Coli?

Ah, estoy bien… pero con tanta hambre que me comería dos caballos y medio ―respondió de manera franca y sincera, mientras acariciaba de forma delicada su perfecta y redonda panza.

Qué… ―el asombro de Nicoxa alegraba a Coli, pues significaba que no notaba el hambre como lo hacía ella―. Bueno, a ver cómo transcurre el día de hoy ―finalizó.

Sí… esperemos que el comedor social del que tanto se habla sea verdad.

Cuando menos se lo esperaban, escucharon como alguien gritaba por sus espaldas. Era una persona a la que jamás habían visto.

Hooooola ―dijo mientras impedía el paso a las lindas jóvenes. Estaba caminando taaaan tranquilo cuando he quedaaaado maravillaaado por su belleeeza ―el uso tan alargado de las letras exasperaba a Coli―. Un guuuusto, preciooosas, mi nombreeee es Abraaaaham.

Seguidamente, el desconocido extendió las manos para llevar a las muchachas. Sin embargo, Colibritany no se fiaba demasiado de él por lo que rechazó la propuesta del beso de la mejor forma que pudo.

¿Hmm...? ¿qué quieres de nosotras? ―preguntó Nicoxa mientras dejaba que el hombre le besara la mano.

Os estaba buscaaando. Mi señoooora querría invitaaaaros a su fiestaaa privaaaada de cumpleaños. A las «chicaaas más hermoosas que veas», dijooo ―Coli no se sorprendió ante tal hecho. Sabía que ella y Nicoxa eran realmente hermosas―. ¿Querréis asistiiiir? Ya ha empezaaaado ―al parecer la fiesta ya había comenzado y debían responder rápidamente.

Colibritany empezó a barajar sus posibilidades. La idea de ir al comedor social era sin duda la más lógica, pero tanto ella como Nicoxa sabían que era demasiado bueno para ser cierto. ¿Y si era otro intento para raptar jóvenes y hacerlas trabajar en el burdel?

La fiesta de cumpleaños también era sospechosa, sin duda. Pero si era cierto, no solo podrían comer allí más que incluso en el comedor, sino que Coli podría ligarse a la cumpleañera con sus dotes naturales.

A la vista está que has elegido a dos chicas hermosas ―le contestó Nicoxa con un tono sensual―. A ver, Coli, ¿tú que opinas?

Bueno… ―musitó mientras se acercaba al oído de Nicoxa para susurrarle―. Si vamos a esa fiesta, no solo comeremos lo que queramos sino que yo podré embelesar a la señora esa de la que habla ―continuó diciendo mientras miraba de reojo al hombre para comprobar si escondía algo peligroso.

Ya estaba decidido, ambas querían ir. Así que Colibritany se cargó de valor y respodió.

Listo entonces… muéstranos el camino hacia esa fiesta de cumpleaños ―dijo con claro tono de superioridad al dirigirse al desconocido.
"La nostalgia es como el alcohol; arruina tu juicio".

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Re: [Port Royal] Princesa por sorpresa

Notapor Nell » Vie Ago 08, 2014 7:00 pm

El hombre asintió con la misma sonrisa boba a todas y cada una de las palabras que le dijeron, además de besuquear con ahínco la mano que le dejó cogerle Nico. Cuando volvió a ser enteramente suya, tenía algo de babas, porque el hombre había doblado los labios.

¡Me place muchíiiisimo escuchar vuestra confirmacióoooon! ―retintineó―. ¡Seguiiiiidme!

Les ofreció que rodearan cada una de ellas sus brazos para llevarlas a los lados. Si rehuían, volvería a fingir que no importaba e iniciaría el camino.

Salieron de la vía principal y se internaron hacia tierra adentro de Port Royal, siempre por calles anchas y vivas, donde abundaba la gente. Cuanto más avanzaban, más se sustituía la plebe y los obreros con nobles de bajo rango, que aun así caminaban con la cabeza bien alta, las manos suaves e impolutas y los hombros hacia atrás, sacando pecho al más puro estilo de Coli. Además, había más guardias a su alrededor.

Notarían el marcado cambio que se hacía a su alrededor cuando entraron a un barrio acaudalado. Los comercios de pescado y verduras (más pochas que sanas) eran remplazados por delicatesen y otras tiendas de alto standing como joyerías o vestuarios extravagantes.

Abraham ignoró todas ellas y siguió adelante hasta llegar a una casona rodeada por una valla y un pequeño jardín frontal donde no había más que un camino de gravilla para los carruajes. A ambos lados de la puerta había dos guardias apostados, pero ninguno les prestó atención cuando pasaron en compañía del sirviente.

Ya estaaaamos aquí ―les avisó, abriendo los portones principales―. Bienveniiiidas a la fieeeesta de princesaaas.

Y efectivamente, todo el espacio estaba ocupado por cientos de princesas. Aparte, la casona por dentro era espectacular, como cabía esperar. Ellos estaban en una entradita, pero por el arco de la puerta veían el salón principal atestado por las invitadas a la fiesta, paseando, charlando, bailando y degustando entre mesas de un banquete variadísimo.

Como ya he dicho antes, no había casi espacio en dicho salón por todas las chicas que lo llenaban. Sin embargo, enseguida se darían cuenta de una cosa: no todas eran bellas como Abraham les había dicho. Había altas y bajas, gordas y delgadas, de piel marfil y morena, de cabello liso y desaliñado, de manos limpias y sucias, de ojos color claro y oscuro, etcétera. Ni siquiera había un patrón en ellas. Todas eran diferentes… salvo por sus vestidos de princesa.

Paaasen por aquí paaara vestiiirse ―les indicó Abraham, señalando una puertecita a la izquierda que les abrió, y solventando su duda.

La puerta les llevaba a una sala que, se notaba, habían vaciado. Probablemente un saloncito o comedor, puesto que se habían dejado la alfombra. No había cuadros, ni plantas, ni esculturas. Su única decoración eran mesas dispersas y sin orden donde se habían estirado decenas de vestidos de princesa, de infinidad de tipos que pudieran imaginar (algunos, incluso, tan extravagantes como ciertos objetos que llevaban las chicas), con la única excepción de que todos eran largos hasta los tobillos.

En otra, además, había corsés, ligas, fajas y cintas para hacerse recogidos en el pelo.

¡Uuuusen lo que quieeeran! ―les invitó Abraham―. Y cuando estéeeen liiiistas, únanseeee a la fieeesta.

Si tenían alguna pregunta más, se quedaría a resolvérsela. Una vez estuviera todo claro, se marcharía por donde había venido, dejándoles privacidad.

Aparte de la puerta por la que habían entrado, tenían otra a su derecha, que les llevaría hasta la misma sala que habían visto nada más entrar, la que estaba repleta de otras princesas. Aun con la puerta cerrada, al rato, escucharían el rugido (porque era imposible calificarlo como chillido) de alguien entre el murmullo.

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Re: [Port Royal] Princesa por sorpresa

Notapor Sito » Dom Ago 10, 2014 2:30 pm

Aguardaba la respuesta de su amiga mientras mantenía su sonrisa críptica, sin apartar sus ojos de Abraham.

Bueno… ―musitó Colibritany mientras acercaba su boca al oído de Nicoxa―. Si vamos a esa fiesta, no solo comeremos lo que queramos sino que yo podré embelesar a la señora esa de la que habla― en el fondo ella también quería ir.

Le alegró escucharla decir eso. La conocía muy bien y llegó a pensar que preferiría ir al comedor, y no se lo habría reprochado. Aunque en realidad tenía razón: en la fiesta también saciarían su hambre y además se lo pasarían bien.

Listo entonces… muéstranos el camino hacia esa fiesta de cumpleaños― le confirmó con una voz que la hizo reír.

El hombre no paraba de asentir todo el rato con tal cara que a Nicoxa le dio la impresión de que no prestaba demasiada atención real a lo que le decían.

¡Me place muchíiiisimo escuchar vuestra confirmacióoooon! ―retintineó―. ¡Seguiiiiidme!

El beso que le había dado en la mano se la había humedecido hasta límites insospechados, sólo le faltaba habérsela metido en la boca directamente. El hombre les ofreció que le rodearan los brazos y Nicoxa aceptó: si en algún momento posterior le apetecía apartarlo lo haría.

«Bueno, así no puede mancharme nada, además...»

Lo rodeó con la mano que le tendió para besarse y se limpió las babas disimuladamente en su ropa.

Los tres se pusieron en marcha rumbo a la fiesta de cumpleaños. Poco a poco la gente pobre y plebeya que poblaba las calles por las que caminaban era reemplazada por personas nobles que, a pesar de no tener un rango alto, se enorgullecían de su condición y rezumaban un aura a superioridad que le recordó a Coli y a sí misma. También se percató de la presencia de los guardias, así que no quiso llamar la atención de momento.

Cuando llegaron a un barrio en el que había varias tiendas lujosas, un sentimiento de nostalgia se apoderó de Nicoxa. Se soltó de Abraham, que parecía estar acostumbrado a ellas, y fue directa al escaparate de una joyería.

Oh Dios mío tía, mira ese anillo... ―le dijo con voz de contenida emoción mientras palpaba el cristal con ganas―. Me quedaría perfecto en el dedo índice del pie.

Todo el lujo que las rodeaba la evocó tiempos pasados, cuando disfrutaba de aún mas riquezas rodeada de su familia. Ella no tenía los modales exquisitos de sus hermanas, cierto, pero aquello no le impedía gozar de sus numerosas posesiones.

Pensar en sus hermanas ensombreció su rostro. Estaban desaparecidas, y no quería recordarlo en ese momento. No ahora que parecía que por fin iban a salir adelante, aunque fuera por poco tiempo.

En cuanto llegaron a la casona, Nicoxa se sintió decepcionada al ver el jardín: apenas había nada decorativo, de hecho lo único que había de interés era el camino de gravilla que estaban pisando.

Qué simple es el jardín, la verdad, espero que la fiesta de dentro no sea tan sosa. ―declaró al recordar el que tenían en la casa donde vivió su infancia: este palidecía mucho en comparación.

Ya estaaaamos aquí ―les avisó, como si ellas no se hubieran dado cuenta ya―. Bienveniiiidas a la fieeeesta de princesaaas.

Abraham abrió las puertas de la casa y entraron. Nada más poner un pie dentro, la recibió un bochorno que provenía de la enorme cantidad de "princesas" que había en el comedor. También había un banquete que no pasaría desapercibido para nadie, y mucho menos para su amiga. Al final la fiesta no era precisamente sosa.

Al ver a tantísimas chicas con tan largos vestidos, y más concretamente al ver a las que no eran ni la mitad de agraciadas que ella misma, empezó a cuestionarse si el gusto del hombre que las había traído era discutible o si, en el fondo, había una razón más profunda para la presencia de mucha más gente de la que Nicoxa esperaba.

Esto... Coli... ―empezó a susurrarle―. ¿No te parece un poco sospechoso que haya tantísimas personas? encima muchas son feas ―le comentó sin tapujos, pues era la pura verdad―. Se suponía que iban a venir las chicas más hermosas, pero...

Abraham les señaló una puerta a su izquierda.

Paaasen por aquí paaara vestiiirse ―les indicó mientras la abría.

La nueva sala en la que se encontraban estaba repleta de los vestidos más bonitos, atrevidos y extraños que habían visto desde que abandonaron el burdel, todos bastante largos. También había diversos complementos.

Nicoxa divisó un extraño vestido compuesto de cosas que parecían como peluches de ranas y no le quitó el ojo.

¡Uuuusen lo que quieeeran! ―les invitó Abraham―. Y cuando estéeeen liiiistas, únanseeee a la fieeesta.

Antes de abalanzarse sobre ese vestido, decidió preguntarle directamente a él sobre aquello que la tenía intrigada.

Abraham, me gustaría preguntarte una cosa: ¿no se suponía que a la fiesta iban a ir las «chicas más hermosas que veas»? ―le preguntó―. Me ha dado la impresión de que habéis traído aquí a cualquier tipo de mujer, porque vamos, ¡hay muchas que no alcanzarían ni un cinco en mi escala personal de belleza!

«Con ese panorama debe de sentirse orgulloso de haber encontrado a dos chicas con tanta clase y lindura como nosotras»

En cuanto las dejó a solas, Nicoxa se desnudó y se puso el vestido que había llamado su atención: era improbable que las miradas no se fijaran en ella con eso puesto. También se arregló el pelo y lo adornó con lazos que resaltaban el color de sus ojos.

Reconozco que es un poco raro, pero, ¿y lo gracioso que resulta? ―rió mientras pasaba el brazo rodeando el cuello de Colibritany en un gesto amistoso.

Había otra puerta cerrada en la sala, que daba a la zona donde estaban todas las mujeres que habían visto antes desde la entrada. Nicoxa se acercó a ella, y no hizo falta ni que la tocara cuando oyó un rugido que provenía de allí.

¿¡DÓNDE ESTÁ MI REGALO!?

Miró a su amiga con cara de repentina sorpresa. La fiesta era de cumpleaños, era algo tan básico y aun así no se habían dado cuenta...

¿Cómo no hemos caído en que seguramente habría que hacer un regalo? ―farfulló sin elevar demasiado la voz por si acaso―. Parece tener muy malas pulgas quien sea que dijo eso... ¿qué hacemos?

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Imagen Vestido de Nicoxa
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v. Ficha de Nicoxa .v
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Re: [Port Royal] Princesa por sorpresa

Notapor Mentos » Dom Ago 10, 2014 6:36 pm

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Tras la confirmación de Colibritany, Abraham, que seguía asintiendo mientras actuaba de forma algo despistada, pronunció unas palabras con su característico tono de reticencia.

¡Me place muchíiiisimo escuchar vuestra confirmacióoooon! ¡Seguiiiiidme!

Ante el aprobado, emprendieron su camino hacia la fiesta. El hombre ofreció un brazo a cada una para llevarlas de forma cortés. Coli agradeció el detalle aunque, una vez más, rechazó la propuesta por no fiarse aún de sus intenciones.

Tomaron un amplio camino a rebosar de gente, en el que destacaba una gran cantidad de plebeyos. La muchacha se tomó su tiempo observando sus alrededores, al mismo tiempo que caminaba con Nicoxa y Abraham.

Lo que más le llamó atención de la primera etapa del recorrido fue los mercados de comida. Obviamente estaba hambrienta y le apetecía comer algo, incluso si no tenía muy buena pinta. Lo que más le gustaba a Colibritany eran las verduras, pues ella se la comía sin ningún tapujo: brócoli hervido, espárragos, nabos, pepinos, etcétera.

«Me comería todo sin dejar nada de nada»

Estaba tan atenta mirando todos los puestos de alimentos que, en cuanto se dio cuenta, la plebe había sido sustituida por la clase alta. Las tiendas de alto standing empezaron a sobrepasar a las que estaban dirigidas para gente con poco poder adquisitivo, hasta que al final éstas últimas desaparecieron por completo de las calles por las que los tres transitaban.

Por si el cambio no fuese ya suficientemente palpable, Coli empezó a notar un mayor número de guardias, que seguía creciendo cuanto más se adentraban en Port Royal.
La joven estaba empezando a preocuparse por todo cuando Nicoxa se fijó y acercó a uno de las tiendas que vendían joyas.

Oh Dios mío tía, mira ese anillo... ―dijo Nicoxa a la par que presionaba el cristal del escaparate de forma enfermiza―. Me quedaría perfecto en el dedo índice del pie.

Vaya, es precioso ―respondió Colibritany mientras veía la brillante joya―. Aunque yo me lo pondría en la mano como la gente normal, ¿sabes? ―bromeó junto con su amiga, casi olvidando sus anteriores temores.

Tras continuar el viaje, Coli atisbó desde la lejanía una casona. Poseía un jardín algo diminuto y para nada destacable que servía más para que los caballos pasasen ―debido al camino de gravilla que existía― que para los visitantes. Además, algunos guardias vigilaban el pórtico; estos daban una imagen de peligro para las dos lindas jóvenes que no se fiaban mucho de la situación.

Abraham se dirigió hacia el edificio. Al parecer ahí era donde se celebraría la fiesta.

Qué simple es el jardín, la verdad, espero que la fiesta de dentro no sea tan sosa ―Nicoxa se mostraba claramente decepcionada.

Pues vaya ―Colibritany pronunció con tono de tristeza―. Hasta el burdel era más impresionante que esto.

Ya estaaaamos aquí ―dijo Abraham mientras abría las puertas principales―. Bienveniiiidas a la fieeeesta de princesaaas.

Colibritany se quedó parada en la entrada mientras examinaba el interior. Sin duda era más impresionante que la zona exterior.

Bueno, diría que esto es algo más de mi nivel ―mencionó Coli con una sonrisa.

Sin embargo, algo acabaría pronto con su ligera alegría: los demás invitados. El salón principal estaba lleno de chicas con traje de princesas, sí, pero como no se llamaran todas Princesa, poco más tendrían en común. Todas poseían rasgos distintos, desde la estatura hasta la anchura.

La muchacha no sabía qué hacer. Era obvio que el sirviente no era muy espabilado y había elegido mal, pero de ninguna forma esto podía ser una fiesta de cumpleaños normal y corriente. Colibritany sospechaba que quizás todo esto fuese una trampa. Incluso si se veía a las demás jóvenes pasándolo bien, ella estaba muy preocupada para fijarse en eso. Hasta se le había quitado el hambre, ignorando por completo el banquete establecido.

Esto... Coli... ―Nicoxa susurró a Colibritany―. ¿No te parece un poco sospechoso que haya tantísimas personas? encima muchas son feas ―la sinceridad era sin duda uno de sus fuertes―. Se suponía que iban a venir las chicas más hermosas, pero...

Sí… la verdad es que esto huele peor que el aliento de un gato callejero.

Paaasen por aquí paaara vestiiirse ―dijo Abraham mientras las chicas cuestionaban su criterio.

Colibritany le siguió la corriente a falta de alternativas y el trío continuó hacia la puerta que les señaló él mismo. Daba hacia una sala que era algo vacía, debido a que carecía de decoración como cuadros o estatuas y se notaba que había sido improvisada.

Aunque, por suerte para ella y Nicoxa, había unas mesas llenas de trajes realmente largos y adornos. Coli no pudo evitar acercarse a ellas y palpar suavemente los distintos tejidos. Le recordaba cuando tejía para Berta, mejor conocida como la Tigresa del Oriente. Aunque lo hacía obligada, era algo que ella disfrutaba haciendo pues era realmente original a la hora de crear diseños. Una pena que luego ella no podía llevarlos puestos para ella misma.

¡Uuuusen lo que quieeeran! ―Abraham dijo―. Y cuando estéeeen liiiistas, únanseeee a la fieeesta.

Abraham, me gustaría preguntarte una cosa: ¿no se suponía que a la fiesta iban a ir las «chicas más hermosas que veas»? ―Nicoxa se atrevió a preguntar sobre la duda que preocupaba a ambas―. Me ha dado la impresión de que habéis traído aquí a cualquier tipo de mujer, porque vamos, ¡hay muchas que no alcanzarían ni un cinco en mi escala personal de belleza!

Al marcharse el sirviente, ambas se desnudaron enfrente de cada una. Coli no era para nada una persona que no estuviese orgullosa de su cuerpo y Nicoxa mucho menos.

Colibritany vio un traje de lo más extravagante que solo ella sería capaz de ponerse. Además había varios complementos a juego con él.

«Pues como que elijo este conjunto y tal, sin duda resalta mi figura»

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Nicoxa optó por un traje de lo más gracioso y que sin duda le quedaba genial.

Reconozco que es un poco raro, pero, ¿y lo gracioso que resulta? ―Nicoxa admitió entre risas mientras le pasaba el brazo por el cuello de forma amistosa.

Mientras Colibritany comprobaba que su traje estuviera puesto correctamente, pudo escuchar un gran ruido que, para sorpresa de ella, era actualmente una persona hablando.

¿¡DÓNDE ESTÁ MI REGALO!?

¿Cómo no hemos caído en que seguramente habría que hacer un regalo? ―preguntó Nicoxa sin levantar la voz―. Parece tener muy malas pulgas quien sea que dijo eso... ¿qué hacemos?

Coli debía tomar una importante decisión. Se olvidaron sin lugar a dudas de lo más obvio. Pero, si ellas lo hicieron, eso significa que las demás también pudieron.

Se me ha ocurrido un plan algo loco ―le confesó a su amiga―. Mira todo lo que tenemos aquí… dudo mucho que si todo esto pertenece a ella, pueda recordar cada una de las prendas. Recomiendo salir y, si nos reclama un regalo, quizás podamos salvar nuestro culo haciendo un hermoso traje con todo lo que tenemos aquí. Probablemente pueda arrancar los tejidos más bellos y unirlos con un lazo, aunque no aseguro que el resultado sea de su gusto.

Tras revelar el plan a Nicoxa, se propuso salir al salón e ir hacia donde surgía la voz para ver cómo se desenvolvería la desesperada situación.
"La nostalgia es como el alcohol; arruina tu juicio".

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Re: [Port Royal] Princesa por sorpresa

Notapor Nell » Mar Ago 12, 2014 1:51 am

Antes de que el criado se fuera, respondió con la misma sonrisa a Nicoxa, sin inmutarse porque esta hubiese puesto en tela de juicio su valoración del resto de princesas.

Y sooon las chicas mááááás hermosas ―asintió con vehemencia―. No pueeeedes apreciarlo poooorque tu figuraaaa, y la de tuuuu amiiiiga, destacan sobreee todas laaaas deeeemás ―las alabó―. Vuestra belleeeza desluuuumbrará en la fieeeesta; os tendráááán enviiiidia.

Cerró la puerta tras de sí, para dejar que se cambiaran, dejando pasar el último murmullo que hacía para sí mismo:

Eso lo comprobaréis más tarde.

¡A saber de qué hablaba! Sin poco más que hacer, procedieron a rebuscar entre la pila de vestidos hasta hallar los dos más idóneos para ella. Apenas hubieron terminado, el grito las alertó de su craso error. Coli trazó un plan algo descabellado, ya que tendrían que servirse de todos los accesorios disponibles para confeccionar algo a la altura que no pareciera cutre.

En cualquier caso, tenían que decidirse ya. Una vez salieran, tal vez no pudieran escaquearse de nuevo a la habitación para hacer el apaño. Tenían a su disposición todo lo antes descrito y, sin duda, una gran imaginación para crear un vestido a la altura de las expectativas.

Finalmente, con o sin vestido (con o sin regalo), saldrían a la fiesta. Tal y como habían visto antes, estaba repleto de princesas, aunque vieron cumplido su deseo al destacar por los excéntricos vestidos que habían elegido. Muchas fueron las que se giraron para verlas pasar, aunque acto seguido ponían mala cara y seguían a lo suyo.

Además, se encontraron con que había a su alrededor muchas caras conocidas. En el buffet libre estaba sirviéndose (y guardándose en el escote del vestido, pringándolo por completo) una vagabunda a la que Nico y Coli habían visto vivir bajo uno de los puentes de Port Royal; frente a una orquesta que deleitaba a toda la sala con música clásica, estaba una camarera de uno de los peores tugurios del barrio pobre, bailando; y una prostituta de renombre, a la que no admitían en ningún burdel por su tendencia a robar a los clientes. Resultaba chocante encontrarlas allí, vestidas de princesa y aparentando ser una más, pese a la realidad de sus vidas.

Y no había ningún chico a su alrededor, salvo los criados.

Atravesaron la habitación hacia la procedencia de la voz chillona, que no se había callado en todo el rato desde que escucharon su grito desgarrador. Las princesas, sin embargo, se habían acostumbrado al tono y habían vuelto a sus conversaciones, ahogándola entre sus murmullos.

La atisbaron entre la multitud, aún a cierta distancia. Era una chica más joven que ellas, pero se alzaba por encima de sus cabezas debido a que se hallaba sentada en un trono con varios escalones que lo elevaban. La muchacha en cuestión era castaña, ni muy guapa ni muy fea, dentro de la media; iba vestida de princesa, como las demás, pero su vestido era increíblemente más bello que cualquier otro (y que los de la habitación). Además, era la única que llevaba joyas: anillos, pulseras, colgantes y una corona de oro sobre la cabeza para rematar.

A su lado, estaba Abraham.

¿¡Cómo osas…!? ¡¡Lleváosla!!

La chica que estaba frente a ella (al parecer habían estado hablando), fue agarrada de cada lado por dos fornidos guardias que hasta entonces habían estado situados al pie de las escaleras del trono. Empujaron a la multitud para abrirse paso hacia la salida, pasando al lado de Nico y Coli. La muchacha pedía piedad, pero fue ignorada por todos, y echada fuera.

Lo lameeeento, señoriiiita… Fueee una maleducaaada…

¡Cierra la boca! Era demasiado fea para estar en mi fiesta, nada más ―se irguió muy digna ella en el trono―. ¿Y por qué hablas así? ¡Habla normal!

Sí, señorita ―se acabaron las letras alargadas, aunque mantuvo la sonrisa―. Como le decía, han acudido dos nuevas invitadas…

¿Y dónde están? ¿¡Por qué no se han personado aún ante mí!?

Señorita Flor, necesitaban…

¡¡No me llames Flor!! ¡¡Soy Coli!! ―le corrigió.

Sí, señorita Coli…

¿¡Y dónde están!? ―repitió.

Abraham miró a su alrededor, desesperado. La cara se le iluminó al verlas entre la multitud, y les hizo señas para que se acercaran. De no entenderlas, él mismo se dirigiría a las chicas para pedirles que felicitaran a la cumpleañera.

Coli, la mencionada cumpleañera, al atisbarlas también, esperaría con paciencia (y sin gritos) hasta que ambas se pusieran frente al trono.

¿Y bien? ¿Qué tenéis que decirle a vuestra reina?
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Re: [Port Royal] Princesa por sorpresa

Notapor Sito » Sab Ago 16, 2014 1:05 pm

Recordó lo que había dicho él justo antes de abandonar la sala.

―Eso lo comprobaréis más tarde.

Al oírle decir eso Nicoxa empezó a ponerse alerta. No eran palabras propias de Abraham, o quizás simplemente es que en realidad él estaba representando un papel y ni Coli ni ella se habían dado cuenta.

Pero ahora su alerta era completa. Las sonoras palabras de aquella mujer eran la causa.

Su amiga ideó un plan que podía salvarlas del apuro: consistía en fabricar un vestido nuevo a partir de trozos de los que había en la habitación donde se encontraban. Había tantos que si su dueña se acordaba de cada uno merecía un premio a la memoria.

―No es tan mala idea... lo importante es la intención, ¿no? ―pretendía auto convencerse, aunque le daba la impresión de que a esa fémina no le bastaría con intenciones― Deberíamos hacerlo ya, antes de salir de esta habitación ―inclinó la cabeza y empezó a girarla haciendo círculos, moviendo su largo pelo como si fuera una hélice: podía parecer una chorrada, pero ese movimiento le proporcionaba viento en la nuca y la ayudaba a pensar fríamente y a tranquilizarse.

Colibritany empezó a coger tela de aquí y de allá. Las unía casi sin darse cuenta, sin apenas esfuerzo. Cuando entablaron amistad ella le confesó que hacía muchos años tuvo que trabajar mucho para su madre adoptiva; y uno de esos trabajos consistía en coser e hilar.

Nicoxa quería ayudarla aunque no se le diera bien tejer, así que se acercó a ella con paso firme.

―Deja que te ayude un poco, no es necesario que lo hagas sola ―sonrió. Fue cogiendo las cosas que Coli le ordenaba y se las acercaba o las cortaba como le indicaba.

No tardaron demasiado tiempo cuando ya les quedó algo medianamente aceptable. Se miraron y Nicoxa intentó poner una cara tranquilizadora ―no muy convincente― para relajar el ambiente.

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Ambas se dirigieron hacia la habitación llena de mujeres, con el regalo bajo el brazo de Coli, sacando barbilla y con la espalda recta.

Las miradas de la mayoría cayeron sobre ellas: quién sabe si por los vestidos que llevaban puestos, por el que llevaban de regalo o si simplemente porque eran muy hermosas.

Mientras caminaban los temores de Nicoxa no hacían más que aumentar. Al pasar entre ellas reconoció a unas cuantas mujeres, y todas eran chusma: una vagabunda siniestra con la que coincidieron una vez, una fulana cleptómana, una camarera que trabajaba en un lugar marginal. ¿Qué estaba ocurriendo ahí?

Iba a decírselo a su amiga cuando se giró y comprendió al ver su preocupado rostro que ella también se había dado cuenta de todo.

«¿Qué pretenden haciendo una fiesta con esta clase de personas?» Nicoxa no se incluía en sus pensamientos, puesto que ella no tuvo más remedio que trabajar así.

Finalmente se decidió por comentárselo a Coli, aunque fuera para oírse a sí misma decirlo.

―Igual la fiesta es para divertirse, sea cual sea tu condición social, ¿no? ―intentaba ser positiva, pero entonces se acordó― Aunque esos guardias de la entrada... y además, no tiene demasiado sentido traer a gente pobre e indecente y esperar que te hagan un regalo ―no terminaba de entender lo que ocurría ni el propósito de la fiesta.

Se dirigían al origen de la voz que las alertó en el otro cuarto: no había pérdida ya que la mujer en cuestión estaba sentada en un trono. Nicoxa la analizó con la mirada cuando la pudo ver por completo.

No era fea, pero no era tan bella como ella misma, para empezar. Debía ser algo más joven que ellas y tenía el pelo del color de la madera de los barcos de la ciudad. Todos sus rasgos eran muy comunes, pero había algo que hacía que se fijaran en ella: una corona y un vestido mucho más impresionante que cualquiera de los que habían visto desde que entraron.

Al lado de ella se encontraba Abraham, ¿estaba bizco o simplemente se lo había parecido? En cualquier caso, eso no era importante en aquel momento.

―¿¡Cómo osas…!? ¡¡Lleváosla!!

Una chica, que se encontraba ante ella, fue llevada por dos corpulentos guardias a la salida. Se quejaba y pataleaba como una perra herida, pero nadie movió un dedo por ayudarla. Nicoxa observó a los guardias, pensativa.

―Lo lameeeento, señoriiiita… Fueee una maleducaaada…


―¡Cierra la boca! Era demasiado fea para estar en mi fiesta, nada más ―Nicoxa habría pensado lo mismo en su lugar, pero de ahí a expulsarla de forma directa había un margen―. ¿Y por qué hablas así? ¡Habla normal!

«Oh, sí, por fin alguien se lo dice»

―Sí, señorita
―mantenía la sonrisa, pese a todo―. Como le decía, han acudido dos nuevas invitadas…

Se dieron por aludidas, como es lógico, aunque aún no estaban del todo cerca de la muchacha del trono. Nicoxa se enderezó y prestó atención.

Y dónde están? ¿¡Por qué no se han personado aún ante mí!?

Así que aún no habían sido vistas por esa joven. No sabía cómo tomárselo ya que precisamente se pusieron esos vestidos para llamar la atención.

―Señorita Flor, necesitaban…

«Así que se llama Flor, bueno, es un dato...»

―¡¡No me llames Flor!! ¡¡Soy Coli!! ―le gritó a Abraham.

―¿Ha dicho lo que creo que ha dicho? ―masculló Nicoxa con sorpresa.

Miró con los ojos abiertos como platos a su amiga para ver su reacción. ¿Se llamaba Flor, se llamaba Coli, o simplemente era un mote que había apropiado? También podía ser una simple coincidencia, pero fuera lo que fuera, todo lo que estaban viviendo hoy resultaba de lo más inusual.

―Sí, señorita Coli…

―¿¡Y dónde están!? ―volvió a decir con mayor insistencia.

Abraham las vio y les hizo gestos que, al menos Nicoxa, ignoró para ganar tiempo y meditar qué decir a continuación. Al final se acercó él y pidió directamente que fueran y felicitaran a la mujer.

Ya estaban justo delante de ella cuando dirigió sus palabras hacia Nicoxa y Colibritany.

―¿Y bien? ¿Qué tenéis que decirle a vuestra reina?

Tenía que pensar bien las palabras que diría para no acabar como la fea mujer de antes: la educación y la cortesía se le daba mejor a sus hermanas, ¿cómo actuarían ellas en su lugar?.

―Primero que todo, feliz cumpleaños ―se inclinó mientras la miraba directamente a los ojos― Muchas gracias por habernos invitado a vuestra fiesta, hay gente muy... particular, ciertamente.

Nicoxa siempre fue muy sincera, y tenía la imperiosa necesidad de averiguar más sobre algo que la atormentaba.

―Disculpad mi atrevimiento
―al oírse pronunciar esas palabras dedicó un pensamiento a Isasa y a Dora― Pero, ¿conocíais a todas estas mujeres personalmente o están invitadas por un motivo más especial? ―preguntó sonriendo, con la voz más amable e inocente que pudo poner.

¿Le diría algo Coli relacionado con su nombre? Eso también le producía curiosidad, pero si alguien tenía que preguntarlo era su amiga.

También esperaba no haber ofendido a Flor, o "Coli", pero con lo raro que resultaba todo quería saber ya qué era lo que se tramaban. Entonces se acordó del regalo y se giró hacia un lado, donde estaba su compañera.

―Ah sí, bueno... te hemos traído un regalo
―instó a Coli a que se lo enseñara―. Espero que este vestido tan especial sea de su agrado y sirva para agradecer tu generosidad.
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v. Ficha de Nicoxa .v
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Re: [Port Royal] Princesa por sorpresa

Notapor Mentos » Sab Ago 16, 2014 10:02 pm

Con el plan ya dicho y planeado, Colibritany decidió ponerse manos a la obra.

No es tan mala idea... lo importante es la intención, ¿no? Deberíamos hacerlo ya, antes de salir de esta habitación ―indicó Nicoxa mientras su extendido pelo giraba alrededor de su cabeza, casi azotando a Coli, que se hallaba cerca de ella.

Avisa cuando vuelvas a pensar otra vez de esa forma tan… pasional ―la pobre chica casi se había comido el pelo de Nicoxa durante la acción.

Tras contestar a su amiga, se dirigió hacia la mesa a rebosar de vestidos de diversos colores y tejidos. Colibritany se fijó en los más coloridos para poder realizar un traje bien llamativo y exótico; y así, complacer a la misteriosa cumpleañera.

Al contemplar todos los trajes, Coli trazó en su mente el diseño final que llevaría a cabo. Sin duda era algo que sería capaz de realizar incluso si no poseía las herramientas de trabajo necesarias para lograr el mejor resultado.

Empezó a coger telas y telas, arrancándolas con su fuerza bruta; aunque los vestidos eran tan delicados que no eran realmente resistentes. Acto seguido, las unía mediante pequeños lazos que eran imposible de ver a primera vista.

Deja que te ayude un poco, no es necesario que lo hagas sola ―Nicoxa se mostró comprensiva ante la ardua tarea y decidió ayudar a su linda amiga.

Vaya, gracias… mira, ve uniendo estas telas que ya he preparado al vestido ese de ahí ―le señaló un vestido realmente simplón de color amarillo, que podían rellenar sin problemas gracias a su sencillez―. Si ves que algo no queda bien, no dudes en arreglarlo por ti misma. ¡Confío en ti, golfa experta! ―concluyó de forma cariñosa.

Al cabo de unos largos y tendidos minutos, las dos muchachas acabaron con el vestido sin ningún percance mayor. Sin duda habían hecho un gran trabajo, pues era difícil notar que era un vestido amarillo con muchos tejidos distintos acoplados a él.

Hmm… creo que podría quedar mejor si… ―Colibritany detuvo su oración por la mitad, y empezó a coger varias telas sobrantes y hacer una bola caótica con ellas, dejando un boquete donde poder depositar la cabeza.

¡Listo! Se puede usar a modo de tocado, ¿no crees? ―dijo mientras miraba a Nicoxa, que le respondió con una cara algo calmada aunque no escondía de forma eficaz su preocupación.

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Finalizado todo, decidieron salir de la sala para no retrasarse aún más. Coli cogió el tocado, lo metió dentro del vestido, y cargó con todo en el brazo.

Nada más salir, todas las miradas se clavaron fijamente en ellas. Era difícil saber qué era lo que tanto admiraban… aunque sin duda sería algo malo, ya que después cambiaban sus rostros a frigidez absoluta.

Colibritany miró a su alrededor, muchas de esas personas ya las había visto antes. Sin duda era capaz de reconocer a la ramera que era conocida por su obsesión de meter mano en bolsillos ajenos; o a la sin techo que vivía bajo uno de los numerosos puentes de la ciudad. Por si el panorama no fuese ya suficientemente familiar, también pudo contemplar a una camarera que trabajaba en un antro para nada agradable y que Coli aborrecía con todo su ser.

La muchacha se sentía decepcionada profundamente con los invitados: no había ni ninguna chica destacable para sus gustos ni ningún chico a la vista.

Igual la fiesta es para divertirse, sea cual sea tu condición social, ¿no? Aunque esos guardias de la entrada... y además, no tiene demasiado sentido traer a gente pobre e indecente y esperar que te hagan un regalo ―Nicoxa estaba sin lugar a dudas igual de preocupada que Coli, pero ya era tarde para dar marcha atrás.

Es una posibilidad, sí, pero con los gritos que hemos oído antes… dudo que esa chica sea muy abierta de ideas.

Al finalizar su conversación, continuó andando por la habitación. Finalmente, llegar a ver a la chica que chilló anteriormente.

Era obvio a simple vista que no era como las demás personas de la sala: poseía un trono propio que la erguía por encima de las demás, unas prendas y joyas dignas de una princesa real y una corona dorada que brillaba fuertemente. Por si esto no añadiera suficiente a su presencia, Abraham estaba a su lado cual leal sirviente.

Sin embargo, eso no era suficiente para hacerla bella e impresionante, pues su físico no era nada del otro mundo comparado con Colibritany. Era sin duda joven ―incluso más que ella― y tenía el pelo de color castaño.

¿¡Cómo osas…!? ¡¡Lleváosla!!

Coli había ignorado por completo a la persona que estaba delante de la chica, ya que estaba absorta examinando la apariencia de la joven cumpleañera.

La chica fue agarrada por dos guardias que poseían atractivos cuerpos para Colibritany. Arrastraron a la chica que pedía clemencia mientras se hacían paso entre la multitud que se mostraba especialmente indiferente.

Lo lameeeento, señoriiiita… Fueee una maleducaaada… ―Abraham intentó calmar a la enfurecida princesa.

¡Cierra la boca! Era demasiado fea para estar en mi fiesta, nada más. ¿Y por qué hablas así? ¡Habla normal!

Sí, señorita. Como le decía, han acudido dos nuevas invitadas… ―el cambio lingüístico agradó a Colibritany, que estaba ya algo cansada del mayordomo.

¿Y dónde están? ¿¡Por qué no se han personado aún ante mí!?

«Supongo que se está refiriendo a nosotras»

Señorita Flor, necesitaban…

«Y se llama…»

¡¡No me llames Flor!! ¡¡Soy Coli!! ―Colibritany no pudo ni acabar su pensamiento de lo rápido que corrigió a Abraham.

¿Ha dicho lo que creo que ha dicho? ―Nicoxa se mostró sorprendida, pero no tanto como Coli… la verdadera Coli.

«Espera un momento, ¿cuál es su maldito nombre? ¿Flor o Coli? ¿¡Se cree que soy yo o qué!?»

Sin duda todo había tomado un nuevo nivel de sospechas. ¿Por qué no quería ser llamada Flor, si al parecer es su nombre real? ¿O quizás fue todo un malentendido del sirviente y su nombre es una simple coincidencia con la hermosa muchacha?

Sí, señorita Coli… ―Abraham se mostraba arrepentido.

¿¡Y dónde están!? ―pero ella seguía en sus trece.

El mayordomo empezó a hacer gestos extraños para que las dos chicas se acercaran. La preocupación que mostraba mientras conversaba con “Coli” desapareció al verlas. ¿Qué las hacía más importantes sobre las demás?

Colibritany pudo descifrar sin esfuerzo las crípticas señas, y caminó hacia ellos con una cara de indignación.

¿Y bien? ¿Qué tenéis que decirle a vuestra reina?

La indignada chica tenía pensado decirle lo que pensaba, pero su amiga habló antes que ella.

Primero que todo, feliz cumpleaños. Muchas gracias por habernos invitado a vuestra fiesta, hay gente muy... particular, ciertamente.

Disculpad mi atrevimiento. Pero, ¿conocíais a todas estas mujeres personalmente o están invitadas por un motivo más especial? ―Nicoxa intentó no cabrearla demasiado ante sus preguntas.

Colibritany simplemente cruzó los brazos y esperó a que terminara de hablar.

Ah sí, bueno... te hemos traído un regalo. Espero que este vestido tan especial sea de su agrado y sirva para agradecer tu generosidad.

Nicoxa miró a Colibritany, esperando a que le diera el regalo. Pero ella no podía fingir que la situación era normal. Debía decidir si enfrentarse ante la auto-proclamada reina o dejarse llevar por la situación y pensar que todo es una coincidencia.

Observó el regalo y reflexionó rápidamente sobre todo.

Bueno, antes de que te dé este maravilloso vestido que destacará aún más tu figura me gustaría preguntarte una cosita... ¿te llamas Flor o Coli? ―la chica no creía que la coincidencia del nombre de ambas fuese posible. Y más cuando se burlaban de pequeña de lo anacrónico que era su nombre.

Si es Coli… ¿por qué ese nombre?
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Re: [Port Royal] Princesa por sorpresa

Notapor Nell » Mar Ago 19, 2014 1:17 am

La joven asintió complacida por las palabras de Nico, hasta que esta le formuló la pregunta. No enrabietó, pero se le crispó el gesto y pareció costarle encontrar las palabras adecuadas.

Son todas amigas mías ―respondió cortante―. Igual que vosotras. ¿Por qué si no iban a ponerse mis vestidos, entrar en mi casa y comer de mi comida? No oses volver a dudar de mi extensa red de amistades.

Todo quedó olvidado cuando Nico reveló que le habían llevado un vestido de regalo. Pegó tal salto que rebotó sobre el trono, emocionada, con los puños cerrados.

¿¡Un vestido!? ¡¡Me encantan los vestidos!! ¡Dámelo ya!

Sin embargo, Coli se hizo de rogar. La coincidencia de los nombres había hecho saltar las alarmas de ambas chicas, que pensaban que su invitación a la fiesta podía no haber sido fortuita. Coli 2 (la señorita) frunció el ceño, extrañada y recelando de inmediato porque en su conversación no había mencionado a ninguna de las dos chicas cómo se llamaba, ni cuál era el otro nombre que no quería usar (Flor).

Abraham fue quien rompió el silencio.

El nombre de la señorita es Coliflor.

¡¡Cállate!! ¡No se lo digas! ―aunque el daño ya estaba hecho―. Para vosotras soy Coli. Me niego a llamarme «Flor», es horriblemente cursi; y tan terrible como el que me puso madre al parirme.

»¿Y dónde está el regalo de vuestra reina, princesas? ¡Estoy esperándolo! ―desde que se había sacado a colación el tema de su nombre, se notaba exasperada, como si el viraje de la conversación no le hubiese gustado nada y quisiera salir de ella cuanto antes.

Al final, parecía todo una coincidencia. Coli 2 no sabía el nombre de sus invitadas, y aunque Abraham lo había oído, parecía tranquilo y nada revelaba que se acordara del detalle.
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Re: [Port Royal] Princesa por sorpresa

Notapor Mentos » Mié Ago 20, 2014 5:10 pm

Colibritany se quedó quieta, preparándose para lo peor. Estaba ansiosa por escuchar la respuesta, pero también asustada: ¿y si no era una coincidencia y “Coli” les iba a atacar de algún modo ahora que ellas sabían de sus intenciones?

La autoproclamada reina, sin embargo, se mostró confundida. Como si le pillase por sorpresa. Sin duda no se esperaba el comportamiento de Colibritany.

Mientras, la muchacha seguía un poco asustada ante la próxima reacción de ella, aunque el prolongado silencio la alegró ligeramente, ya que había conseguido bajarle un poco los humos… pero no por la razón que ella estaba pensando. Abraham al parecer no era muy bueno a la hora de ayudar a su reina en apuros.

El nombre de la señorita es Coliflor.

Colibritany puso una cara realmente extraña que acabó convirtiéndose en una de intentar contener la risa… Había encontrado una persona con un nombre más ridículo y anacrónico que el suyo.

¡¡Cállate!! ¡No se lo digas! Para vosotras soy Coli. Me niego a llamarme «Flor», es horriblemente cursi; y tan terrible como el que me puso madre al parirme ―se mostraba realmente afligida por su nombre.

B-bueno lo correcto sería llamarte Coli. A mí nadie me llama Britany por ejemplo ―ella intentó consolar a Coliflor a su manera―. Por si no lo sabías, mi nombre es Colibritany… aunque como a ti, prefiero que me llamen Coli nada más. Tú puedes llamarme como quieras ―dijo mientras guiñó un ojo a Coliflor.

La situación parecía menos tensa ya que todo parecía una simple coincidencia. Colibritany estaba dispuesta a olvidar todo esto y seguir con la fiesta ―además de su plan de ligarse a Coliflor― pues ya estaba volviendo a recordar su feroz hambre ahora que tenía menos cosas de las que preocuparse.

¿Y dónde está el regalo de vuestra reina, princesas? ¡Estoy esperándolo! ―intentó cambiar de tema ante lo incómodo que era el actual.

Ah sí, cierto, como se nos puede estar olvidando lo más importante. Es un vestido que hemos traído de tierras lejanas, muy lejanas. Con esto, serás el foco de todas las miradas y elogios. Te sentirás como la reina de todo el mundo… además de que incluye un tocado a juego. Este conjunto es capaz de anular la frigidez de cualquier persona con tan solo ponérselo, aunque no es tu caso afortunadamente.

Tras intentar vendérselo de la mejor forma que pudo, se arrodilló ante Coliflor, que seguía sentada en su trono.

Pues eso, esperamos tanto Nicoxa como yo que sea de tu agrado ―acto seguido, Colibritany agachó su cabeza y extendió sus brazos para que la reina lo aceptara y diera su opinión.
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Re: [Port Royal] Princesa por sorpresa

Notapor Sito » Jue Ago 21, 2014 1:34 pm

La tal Coli respondió a la pregunta que le formuló Nicoxa con mejor humor del que esperaba de ella. Zanjó el asunto rápidamente con una contestación que no vio demasiado convincente, pero prefirió no insistir más de momento. Además al conocer la existencia del vestido que habían hecho las dos jóvenes se mostraba visiblemente emocionada y no era buena idea hacerla cambiar ese estado de ánimo.

¿¡Un vestido!? ¡¡Me encantan los vestidos!! ¡Dámelo ya!

Nicoxa se mordió el labio. Rezaba para que no se diera cuenta de que lo habían fabricado con las telas de los que le pertenecían a ella. Al principio no creía que se percatara, había tantos...

Pero ahora era distinto, su declaración la hizo dudar: si tanto le gustaban es posible que si se percatara del apaño, y eso no acarrearía nada bueno. Ya daba igual, de todas formas le había hablado del vestido y no había vuelta atrás.

Mientras esperaba a que Colibritany le diera el regalo la observó y comprobó que estaba intranquila. Algo la hacía dudar y, conociéndola como la conocía, no tardó en formular la pregunta que debía rondar su cabeza.

Bueno, antes de que te dé este maravilloso vestido que destacará aún más tu figura me gustaría preguntarte una cosita... ¿te llamas Flor o Coli? ―dijo directa y sin pelos en la lengua―. Si es Coli… ¿por qué ese nombre?

Era evidente que esa pregunta incomodó a la anfitriona. Aun así la respuesta no la recibieron de ella, ya que las palabras que resolverían la duda salieron de la boca de Abraham:

El nombre de la señorita es Coliflor.

«Increíble...»

Tras esa declaración Nicoxa se obligó a fijar su atención en otra cosa para evitar pensar sobre la verdura que le daba su nombre. Si se hubiera reído o mofado de ella seguramente no se lo habría tomado bien. Al descubrir que parecía que todo era producto de una casualidad se sintió más segura.

¡¡Cállate!! ¡No se lo digas! Para vosotras soy Coli. Me niego a llamarme «Flor», es horriblemente cursi; y tan terrible como el que me puso madre al parirme ―le dio hasta un poco de pena a Nicoxa: era un tema que por lo visto le afectaba bastante. Probablemente se sentía mejor si la llamaban de la otra forma, y no tenía ningún motivo para llevarle la contraria.

B-bueno lo correcto sería llamarte Coli. A mí nadie me llama Britany por ejemplo ―se apresuró a decir su amiga para hacerla sentir mejor―. Por si no lo sabías, mi nombre es Colibritany… aunque como a ti, prefiero que me llamen Coli nada más. Tú puedes llamarme como quieras ―terminó en un tono muy cordial.

Al oír a Coli presentarse se dio cuenta que ella aún no lo había hecho, así que decidió hacer lo mismo para no causarle desconfianza.

¡Será por nombres raros! Yo me llamo Nicoxa, fíjate ―le comentó amigablemente―. Disculpa que no me haya presentado antes, ¡pero ver ese vestido tan lindísimo que llevas hizo que me olvidara por completo! ―esa excusa seguro que le gustaría.

Ya se habían presentado y Coliflor desvió el tema de conversación. El actual estaba claro que no le agradaba lo más mínimo:

¿Y dónde está el regalo de vuestra reina, princesas? ¡Estoy esperándolo! ―inquirió con ganas de dar lo anterior por zanjado.

Como el regalo lo seguía teniendo Colibritany, esperó a que se ella se adelantara.

Ah sí, cierto, como se nos puede estar olvidando lo más importante. Es un vestido que hemos traído de tierras lejanas, muy lejanas. Con esto, serás el foco de todas las miradas y elogios. Te sentirás como la reina de todo el mundo… además de que incluye un tocado a juego. Este conjunto es capaz de anular la frigidez de cualquier persona con tan solo ponérselo, aunque no es tu caso afortunadamente.

Apenas podía contener la risa: sólo a su amiga se le ocurriría venderle el vestido como lo estaba haciendo. Le dedicó una mirada especial, una que sólo comprendían ellas, cargada de un simbolismo fruto de una sólida amistad.

Además es muy exclusivo, nadie más tiene algo similar ―añadió a las palabras de Coli con algo que, de hecho, era cierto―. ¡Despertarás la envidia de todas las mujeres, travestis y hasta de los animales marinos que pueblan la ciudad con él! Los pulpos desearían tener menos extremidades para poder usarlo...

Era una exageración un tanto absurda, pero igual al decirle esas chorradas la hacía pensar en otras cosas y no estaría tan atenta a lo que Nicoxa temía...

Miró a la joven reina mientras la sonreía dulcemente. Colibritany se arrodilló y le tendió el regalo.

Pues eso, esperamos tanto Nicoxa como yo que sea de tu agrado.
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v. Ficha de Nicoxa .v
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Re: [Port Royal] Princesa por sorpresa

Notapor Nell » Vie Ago 22, 2014 6:56 pm

La reina no pareció muy contenta con que ambas se llamaran Coli (o que así se refirieran a ambas), por la cara de desagrado que puso. Pero lo solucionó rápido:

Pues te llamaré Brit ―resumió, puesto que Any le parecía un nombre muy común―. Y ante nosotras así te llamarás. O lo que es más importante, ante tu reina ―y alzó la cabeza, muy digna ella.

Además, se le hinchó aún más el ego cuando Nicoxa la halagó.

Tienes buen gusto. Todos mis vestidos son únicos y exclusivos. Compro y mando fabricarlos por todo el ancho mundo ―explicó, encantada.

Toda su dignidad se fue al garete cuando le tendieron el regalo. Se levantó de un salto (antes de recordar que tenía que sentarse de nuevo), lo cogió completamente ilusionada y comenzó a desplegarlo. De hecho, notarían que le temblaban las manos.

¡Esto es lo que me gusta! Un vestido estrafalario, extravagante, ¡exquisito! ―lo balanceó para verlo desde todos sus ángulos. No dio muestras de que había algo raro en él―. Merecéis la más absoluta gratitud de vuestra reina. Bien hecho. Abraham, llévatelo y disponlo para ponérmelo el… miércoles. Luego, al armario de los usados. Deberías limpiarlo, se están amontonando y necesito más espacio.

Como desee, señorita Coli ―el criado asintió, cogió el vestido y se lo llevó. Tanto Coli como Nico escucharían que se reía entre dientes, aunque Coli 2 no se pispó de nada.

Ahora, disfrutad de la fiesta ―les despachó―. Tengo otras invitadas a las que atender.

Con un gesto, les incitó a que se marcharan, mientras una nueva princesa pasaba a su lado para acercarse a la reina, acompañada de un criado diferente. Podían pasear por la habitación, comer, bailar y charlar con las invitadas. Todo parecía absolutamente normal y natural. Salvo los guardias. Nico sobre todo se daría cuenta de lo inusual que era que hubiera guardias en cada puerta, siendo una fiesta, impidiendo a las invitadas acceder a cualquier otra habitación del interior.

Comprobarían, a través de conversaciones y escuchas, que todas habían sido invitadas de la misma manera: un mayordomo las atisbó por la calle y las guió hasta la mansión. Luego, su reunión con la reina (en la que habían entregado algo que tuvieran para no ser expulsadas) y ahora su libre albedrío por la lujosa casona. Y claro, en vez de preguntar por qué, estaban encantadas y aprovechaban la irrepetible oportunidad de sentirse como princesas.

Entonces, entre todas esas princesas, una de ellas se les acercó deliberadamente. Vestía un pomposo vestido verde, de los de copa, y llevaba un sombrero de época ancho hasta sus hombros.

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(Que no os engañe la imagen, la vestimenta es la descrita, no la que hay ahí)


Qué muermo de fiesta ―comentó―. Esa niñata repelente necesita lecciones de diversión. ¿He dicho niñata? Quería decir estúpida reina ―se carcajeó―. He oído comentar a un mayordomo el «maravilloso» regalo que le habéis hecho. ¿Dónde lo habéis comprado? ¿Eh? ―enarcó una ceja―. No tengo ningún interés en delataros, pero… tal vez podáis prestarme vuestra ayuda para hacerle una «broma». ¿Qué os parece?

»¿Acaso no se lo merece?
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Re: [Port Royal] Princesa por sorpresa

Notapor Mentos » Sab Ago 23, 2014 11:12 pm

El momento decisivo había llegado. Todo colgaba de un fino y delgado hilo, y si la reina se daba cuenta de la verdadera naturaleza del vestido, se rompería fácilmente.

Nicoxa y Colibritany estaban realmente nerviosas: ¿acabarían como la otra invitada, expulsada por los guardias de forma brutal? ¿O su plan funcionaría, pudiendo por fin comer y disfrutar de la fiesta?

La reina saltó de su trono de forma inesperada. Coli se esperaba lo peor cuando de golpe la seriedad de Coliflor se tornó en gozo y placer. Cogió el vestido y empezó a palparlo con ahínco por todos sus ángulos y pliegues, sintiendo los distintos tejidos que formaban la prenda final.

¡Esto es lo que me gusta! Un vestido estrafalario, extravagante, ¡exquisito! ―se mostraba realmente satisfecha, como si no notase que estaba hecho con varias costuras de su amplio armario―. Merecéis la más absoluta gratitud de vuestra reina. Bien hecho. Abraham, llévatelo y disponlo para ponérmelo el… miércoles. Luego, al armario de los usados. Deberías limpiarlo, se están amontonando y necesito más espacio.

Colibritany soltó un gran respiro ante la positiva reacción de la reina. Su desesperada y loca idea funcionó a la perfección. Coliflor tenía su regalo y ellas su pase para por fin alimentarse y disfrutar por una vez en su vida como se merecen. Como auténticas princesas.

Como desee, señorita Coli ―Abraham cogió el vestido y se lo llevó, mientras se reía de forma discreta al marcharse.

«… ¿Se habrá dado cuenta él de su procedencia? ¿O simplemente le parece feo? Rezo a la virgencita para que sea lo segundo…»

Ahora, disfrutad de la fiesta. Tengo otras invitadas a las que atender.

La reina les invitó a que se retiraran para que por fin pudieran gozar de la excitante fiesta, mientras ella seguía atendiendo, o mejor dicho, exigiendo regalos a las demás. Colibritany se despidió de la reina con una reverencia propia de una señorita y otro guiño sugerente.

Bueno, nos ha costado lo nuestro, ¡pero al fin podemos hacer lo que queramos! ―pronunció Coli de forma risueña―. Nico, ¿qué quieres hacer tú?

Mientras su amiga se decidía, ella se lanzó rápidamente hacia el banquete. Estaba a rebosar de comida de todo tipo. Colibritany estaba demasiado hambrienta como para fijarse en qué era, así que solo comía y comía de todo, sin importarle lo que fuera. Esta oportunidad no se le presentaría una vez más en toda su vida, así que debía aprovechar lo máximo de la inigualable experiencia.

Cuando por fin sació su voraz apetito, empezó a observar sus alrededores tranquilamente. La cantidad de princesas era impresionante, casi tanto como la de guardias. Éstos estaban por todas partes, impidiendo el paso a la mayoría de las habitaciones. Si tanto presumía Coliflor que todas eran amigas suyas ―incluidas Nicoxa y Colibritany―, tratarlas como desconocidas y dudar de sus intenciones para el resto de su casa resultaba realmente extraño, sin lugar a dudas.

Coli quería saber más de cómo llegaron las demás invitadas, pero no se le daba muy bien hacer amistad en un entorno tan marginal. Así que empezó a bailar de forma sensual y mística, mientras se desplazaba de un sitio a otro, intentando escuchar las conversaciones de las demás princesas.

Pudo escuchar que todas llegaron de la misma forma que ella y Nicoxa; un criado las detuvo y las invitó a la fiesta; llegaban y tenían que dar un regalo a la reina para luego poder disfrutar del panorama festivo.

«Así que todas fueron invitadas como nosotras. Supongo que era de esperar. Pero el criterio que siguieron para escoger a las princesas… ¿por qué todas son del entorno callejero?»

No tenía mucho sentido la situación, pero la verdad es que la reina no se mostraba disgustada ante tanta chusma. ¿Quizás todo esto era un intento por parte de ella por haber sido tan egoísta? Los nobles eran normalmente así, Colibritany lo sabía muy bien.

En cualquier caso, ya se habían preocupado bastante anteriormente y no había servido de mucho, así que siguieron disfrutando de los manjares y la música… hasta que fueron interrumpidas por una misteriosa chica de rubio cabello, vestida de verde y con un despampanante sombrero, aunque no tanto como el de Coli.

Qué muermo de fiesta ―extraño comentario considerando la gran oportunidad que era para las demás invitadas―. Esa niñata repelente necesita lecciones de diversión. ¿He dicho niñata? Quería decir estúpida reina. He oído comentar a un mayordomo el «maravilloso» regalo que le habéis hecho. ¿Dónde lo habéis comprado? ¿Eh? ―al parecer sospechaba sobre el origen del regalo―. No tengo ningún interés en delataros, pero… tal vez podáis prestarme vuestra ayuda para hacerle una «broma». ¿Qué os parece?

»¿Acaso no se lo merece?

Colibritany se mostró realmente confundida ante sus palabras. Todas las princesas estaban disfrutando de la fiesta puesto que era probable que fuese la única en la que habían estado en su miserable vida. Esa misteriosa joven criticándola como si fuese una fiesta más para ella preocupaba mucho a Coli: ¿qué pintaba ella ahí si no era una de la calle como las demás invitadas?

Solo había una cosa segura: tenían que ayudarla con esa «broma». Si no, serían delatadas y el chollo se les acabaría. Pero no sin antes saber más sobre ella. Colibritany miró con cara de preocupación a Nicoxa, mientras pensaba en su respuesta profundamente.

No creo que se lo merezca ―contestó firmemente Coli―. Es decir, esto es una gran oportunidad para todas nosotras, que hemos estado viviendo en la calle con poca comida y esperanza… ¿no crees? Si le gastamos una broma, nos va a echar sí o sí. Y eso sería horrible... Dime, ¿estás dispuesta a sacrificar todo esto?
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Re: [Port Royal] Princesa por sorpresa

Notapor Sito » Mar Ago 26, 2014 7:16 pm

Nervios.

Nicoxa estaba sonriendo a Coliflor, aunque por dentro estaba realmente tensa. Le acababan de dar el regalo y estaba desplegándolo. Todo podía salir mal si se daba cuenta del truco que escondía el vestido. Se sintió tentada de girar la cabeza como una loca, pero se contuvo: si había un momento para no hacer algo sospechoso era ese.

La autoproclamada reina miraba el vestido. Ya estaba muy ilusionada antes de verlo entero y parecía que no le había decepcionado.

¡Esto es lo que me gusta! Un vestido estrafalario, extravagante, ¡exquisito! ―mientras lo examinaba no dio ninguna señal que se pudiera interpretar como que conocía el origen real de su regalo―. Merecéis la más absoluta gratitud de vuestra reina. Bien hecho. Abraham, llévatelo y disponlo para ponérmelo el… miércoles. Luego, al armario de los usados. Deberías limpiarlo, se están amontonando y necesito más espacio.

Nicoxa se sintió tan aliviada al oírla decir esas palabras que temió que se le escapase una ventosidad debido a la liberación de sus nervios. Por fin tendrían un respiro para disfrutar de la fiesta. Se lo habían ganado.

Como desee, señorita Coli ―Abraham asintió y, mientras se alejaba, comenzó a reírse disimuladamente.

«¿Qué leches pasa con este tipo?»

Ya hacía rato que las acciones de Abraham le resultaban sospechosas. Se sintió tentada de quitarse un zapato y lanzárselo, pero ya estaba lejos y existía la posibilidad de herir a alguna invitada, así que desistió al verlo fuera de su alcance.

Ahora, disfrutad de la fiesta. Tengo otras invitadas a las que atender.

Se inclinó rápidamente ―el pelo le cubrió toda la cara cuando se agachó― y a continuación se alejó con su amiga. Observó que otra princesa se dirigía hacia Coliflor acompañada de un criado distinto, seguramente para pasar por la misma experiencia que habían sufrido ellas.

Mientras caminaban por la gran sala, Nicoxa no podía evitar fijarse en los guardias. Había tantos... Era sospechoso sobre todo porque estaban colocados de tal forma que impedían visitar cualquier otra estancia de la casa. Ya volvía otra vez la duda a su cabeza, a cuestionar la confianza que la joven consentida en teoría había puesto sobre sus invitadas.

Colibritany la sobresaltó cuando se dirigió a ella:

Bueno, nos ha costado lo nuestro, ¡pero al fin podemos hacer lo que queramos! ―pronunció con un tono juguetón, pero amigable―. Nico, ¿qué quieres hacer tú?

¡Oh! pues... ― Coli se alejó rápidamente en dirección al banquete y no le dio tiempo a responder―. Vaya, no debería sorprenderme ―rió mientras la seguía. Su amiga estaba zampando todo lo que había sin apenas prestar atención a lo que se metía en la boca. Nicoxa también probó la comida que había servida, saciando su hambre mucho más rápido que Coli. Así que aprovechó y se dedicó a observar a las otras invitadas.

Le parecía muy raro que todas las que Nicoxa conocía tuvieran en común una vida marginal. ¿Sería una coincidencia o era posible que todas las invitadas estuvieran relacionadas con esos entornos?

Una nueva duda asaltó a Nicoxa. Con todos los guardias bloqueando otras estancias podrían tenerlas a todas controladas en un mismo sitio, ¿y si era una especie de redada para cazarlas? Era tan desconfiada...

Necesitaba aclarar un poco sus ideas, así que bebió un gran vaso de agua y se adentró en la fiesta para averiguar de qué hablaban las demás chicas. Para ello iba buscando con la mirada a las que estaban entablando alguna conversación y se dirigía hacia allí. No quería perderse palabra alguna de lo que decían, así que se acercaba todo lo que podía. Y todo lo que podía era literalmente eso: situarse en medio de las muchachas que mantenían la conversación, ligeramente agachada para no llamar la atención ―cosa que no pudo asegurar que no hacía, ya que normalmente le salía sin proponérselo― y con una mano en la oreja para facilitar la escucha.

Tras repetir el proceso numerosas veces logró recopilar algo de información: uno de los criados las avistó por la calle y las trajo a la celebración, donde más les valía entregar algún obsequio a Coliflor si no querían que su visita a la casona fuera más fugaz que los momentos sin apetito de Colibritany.

Se reunió con su amiga ―a la que encontró bailando de forma sensual― para contarle qué es lo que había oído, pero prefirió unírse a ella y así disfrutar un poco de la fiesta.

«Me estoy comiendo la cabeza demasiado, quizás lo mejor sea esperar, pasarlo bien y ver qué ocurre»

Su danza fue interrumpida por una mujer rubia que se acercó directamente a ellas. Nicoxa la examinó de arriba a abajo: Iba con un lindo vestido verde y un sombrero que podría servirle de parasol perfectamente.

Qué muermo de fiesta ―confesó de forma tajante, pillando un poco por sorpresa a las dos amigas―. Esa niñata repelente necesita lecciones de diversión. ¿He dicho niñata? Quería decir estúpida reina . He oído comentar a un mayordomo el «maravilloso» regalo que le habéis hecho. ¿Dónde lo habéis comprado? ¿Eh? ―preguntó con un tono que no terminó de gustar a Nicoxa―. No tengo ningún interés en delataros, pero… tal vez podáis prestarme vuestra ayuda para hacerle una «broma». ¿Qué os parece?

»¿Acaso no se lo merece?


Las palabras de la desconocida hicieron meditar a Nicoxa: Coliflor podía ser un poco arrogante, pero no parecía ser mala persona. Aun así, estaba claro que esta chica las estaba amenazando con contar la verdad, y para colmo se había enterado por culpa de un mayordomo. Sospechaba que se trataba de Abraham.

De cualquier modo, si no cooperaban con ella también se podrían considerar en apuros. Estaban entre la espada y la pared. Nicoxa pensó qué le iba a contestar cuando se le adelantó Colibritany.

No creo que se lo merezca ―respondió con firmeza ante el plan propuesto―. Es decir, esto es una gran oportunidad para todas nosotras, que hemos estado viviendo en la calle con poca comida y esperanza… ¿no crees? Si le gastamos una broma, nos va a echar sí o sí. Y eso sería horrible... Dime, ¿estás dispuesta a sacrificar todo esto?

En verdad Nico creía que las palabras de su amiga tenían mucho de cierto. Cuando acabó de hablar fue el turno de ella.

A ver, la fiesta a primera vista parecía espectacular, aunque al final con tanto gentío me parece un poco agobiante, y no resulta especialmente divertida ―comentó, dando en eso la razón a la desconocida al recordar las fiestas de su más tierna infancia, en las que había decorados de todo tipo y personas que realizaban interpretaciones humorísticas que encantaban a Nicoxa―. Pero esto significa mucho para todas nosotras, más que nada por la ocasión de hacernos sentir como princesas, y de disfrutar de una buena comida a la vez que podemos olvidar por un momento de dónde venimos, ya que aquí somos personas iguales. ¿Acaso tú no te sientes así? Si no, entonces ¿qué haces en este lugar y cómo has llegado a esta fiesta? ―no podía creer que alguien al que no le importaba ser expulsado tuviera una procedencia igual de marginal que el resto de invitadas.

Quizás habían sido demasiado francas, igual que lo había sido ella al dirigirse a ambas. No podía tampoco olvidar que podía delatarlas así que suavizó un poco el tono que usó a continuación:

Y, bueno... ¿de qué clase de broma estamos hablando? ―le preguntó con una sonrisa traviesa― No digo que Coli se lo merezca, ya que me parece una niña consentida, pero no malvada. Si no es algo demasiado pesado, quizás... ―aún seguía indecisa, pero mejor conocer cuál es la broma que tenía pensada aquella mujer― Aunque preferiría gastársela a Abraham, la verdad, esos comentarios en voz baja y siniestra que se cree que no nos fijamos, ¡y cuando se rió tras entregarle el regalo! ¡Buf! ¡Me pone de los nervios!
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