Re: [Ciudad de Halloween] Zombies y momias no son lo mismo
Publicado: Vie Dic 12, 2014 10:46 pm
Mientras la bruja seguía estremeciéndose, el mago hizo desaparecer mágicamente su arma con un haz de luz (no sabía cuál era su afinidad; había lanzado bolas de fuego pero hacía aparecer y desaparecer aquel extraño objeto con destellos de luz) y buscó al fantasma que anteriormente había sido Martha. Después, vio a Charlie. Tras lo que parecía un híbrido entre suspiro y bostezo, comenzó a acaronar la cabeza de la adolescente, mientras le dedicaba palabras tranquilizadoras.
—Eh, está bien, no llores...
River lo miró con los ojos enrojecidos, y trató de limpiarse las lágrimas. No era momento para llanto. Tenía que curar a su amigo; se lo debía a Martha, estuviese donde estuviera ahora. Además, no quería que Charlie se asustara viéndola así cuando recuperara el conocimiento. No antes de que se lo explicase todo.
El hombre se levantó sujetando la mano que antes había poseído el pequeño perrito, y se dirigió al joven caído en el suelo. River se incorporó lo más rápido que pudo y le siguió. No pensaba quedarse de brazos cruzados.
Los dos se arrodillaron frente al cuerpo, y River le apartó el pelo de los ojos mientras el joven juntaba la mano con el muñón usando una de las vendas de Martha. Era bastante guapo, pensó (aunque no tenía mucha experiencia en eso); Martha y él habían hecho una buena pareja. Habían...
De pronto, un brillo de tonos verdes rodeó el cuerpo del muerto viviente, cerrando sus heridas. Aquel hombre... ¿cómo podía conocer la magia de la curación también? ¿Quién demonios era? La bruja lo miró de reojo, tratando de descifrar las respuestas a aquellas preguntas.
El brujo soltó la mano de Charlie, y River comprobó cómo la venda había quedado adherida a él, como si fuera parte de su cuerpo. Al igual que Martha había sido parte de su corazón.
Mientras el zombie comenzaba a dar señales de vida (removiéndose y gimiendo), su salvador se alzó y comenzó a alejarse. River lo siguió con la mirada, pero volvió la vista a su amigo cuando este se incorporó poco a poco. Al ver a la bruja, su rostro se iluminó, contento.
—¡River! Estás bien, estás... ¿Y el monstruo? ¿Se fue? —River lo miró con expresión neutra. Sentía que las gotas volvían a aflorar en sus ojos, pero se resistió. No podía llorar. No delante suya—. ¿Dónde... Dónde está Martha? ¿Está bien?
Aquella luz que había poblado sus ojos desapareció en cuanto se percató de la ausencia de la momia. River supo que era el momento de las explicaciones. Se cogió un mechón de pelo, y sin mirar al zombie a los ojos, comenzó a hablar con voz triste.
—Tras desmayarte... El monstruo... El monstruo se acercó a Martha y... —pensó que no necesitaba detalles, así que hizo una pausa y después continuó—. Apareció un corazón que se elevó hacia el cielo, y luego aquel fantasma... No... No pude hacer nada... Lo siento mucho, Charlie.
Sintió que una lágrima rebelde se escapaba pese a sus intentos de retenerla. Agarró de la mano a Charlie (la mano que el perro le había arrancado), justo donde estaba la venda.
>>Ella... Ella siempre formará parte de ti, siempre estará contigo. No te abandonará —Estiró del vendaje, para mostrarle que no se soltaba—. ¿Ves? Sigue aquí. Y aquí—Señaló al lugar donde el corazón del no-muerto debería latir.
Consolar al chico, de alguna manera, también la consoló a ella. Martha siempre viviría, mientras no la olvidaran. River sonrió tristemente.
Después, se percató de que el brujo había desaparecido de escena sin llamar la atención. Lo buscó, diciéndole a Charlie:
—Él... Él nos salvó. Es una especie de brujo. Mató al monstruo él solito, ¿sabes?
Vio cómo el hombre se acercaba al fantasma que una vez había sido Martha. A la bruja se le pasó por la cabeza, por un momento, que tal vez pudieran salvar a la momia de alguna manera, invirtiendo el proceso. Tal vez existiera alguna forma... Con aquel fantasma.
Pero después recordó el corazón... Martha era ese corazón, no el fantasma. Algo en su interior se lo decía. La gema era resplandeciente y bello, como ella. Aquel ser... No.
Se entristeció al saber que no habría vuelta atrás para su amiga, pero recordó lo que le había dicho a Charlie y supo que ella estaba en un lugar mejor.
—Eh, está bien, no llores...
River lo miró con los ojos enrojecidos, y trató de limpiarse las lágrimas. No era momento para llanto. Tenía que curar a su amigo; se lo debía a Martha, estuviese donde estuviera ahora. Además, no quería que Charlie se asustara viéndola así cuando recuperara el conocimiento. No antes de que se lo explicase todo.
El hombre se levantó sujetando la mano que antes había poseído el pequeño perrito, y se dirigió al joven caído en el suelo. River se incorporó lo más rápido que pudo y le siguió. No pensaba quedarse de brazos cruzados.
Los dos se arrodillaron frente al cuerpo, y River le apartó el pelo de los ojos mientras el joven juntaba la mano con el muñón usando una de las vendas de Martha. Era bastante guapo, pensó (aunque no tenía mucha experiencia en eso); Martha y él habían hecho una buena pareja. Habían...
De pronto, un brillo de tonos verdes rodeó el cuerpo del muerto viviente, cerrando sus heridas. Aquel hombre... ¿cómo podía conocer la magia de la curación también? ¿Quién demonios era? La bruja lo miró de reojo, tratando de descifrar las respuestas a aquellas preguntas.
El brujo soltó la mano de Charlie, y River comprobó cómo la venda había quedado adherida a él, como si fuera parte de su cuerpo. Al igual que Martha había sido parte de su corazón.
Mientras el zombie comenzaba a dar señales de vida (removiéndose y gimiendo), su salvador se alzó y comenzó a alejarse. River lo siguió con la mirada, pero volvió la vista a su amigo cuando este se incorporó poco a poco. Al ver a la bruja, su rostro se iluminó, contento.
—¡River! Estás bien, estás... ¿Y el monstruo? ¿Se fue? —River lo miró con expresión neutra. Sentía que las gotas volvían a aflorar en sus ojos, pero se resistió. No podía llorar. No delante suya—. ¿Dónde... Dónde está Martha? ¿Está bien?
Aquella luz que había poblado sus ojos desapareció en cuanto se percató de la ausencia de la momia. River supo que era el momento de las explicaciones. Se cogió un mechón de pelo, y sin mirar al zombie a los ojos, comenzó a hablar con voz triste.
—Tras desmayarte... El monstruo... El monstruo se acercó a Martha y... —pensó que no necesitaba detalles, así que hizo una pausa y después continuó—. Apareció un corazón que se elevó hacia el cielo, y luego aquel fantasma... No... No pude hacer nada... Lo siento mucho, Charlie.
Sintió que una lágrima rebelde se escapaba pese a sus intentos de retenerla. Agarró de la mano a Charlie (la mano que el perro le había arrancado), justo donde estaba la venda.
>>Ella... Ella siempre formará parte de ti, siempre estará contigo. No te abandonará —Estiró del vendaje, para mostrarle que no se soltaba—. ¿Ves? Sigue aquí. Y aquí—Señaló al lugar donde el corazón del no-muerto debería latir.
Consolar al chico, de alguna manera, también la consoló a ella. Martha siempre viviría, mientras no la olvidaran. River sonrió tristemente.
Después, se percató de que el brujo había desaparecido de escena sin llamar la atención. Lo buscó, diciéndole a Charlie:
—Él... Él nos salvó. Es una especie de brujo. Mató al monstruo él solito, ¿sabes?
Vio cómo el hombre se acercaba al fantasma que una vez había sido Martha. A la bruja se le pasó por la cabeza, por un momento, que tal vez pudieran salvar a la momia de alguna manera, invirtiendo el proceso. Tal vez existiera alguna forma... Con aquel fantasma.
Pero después recordó el corazón... Martha era ese corazón, no el fantasma. Algo en su interior se lo decía. La gema era resplandeciente y bello, como ella. Aquel ser... No.
Se entristeció al saber que no habría vuelta atrás para su amiga, pero recordó lo que le había dicho a Charlie y supo que ella estaba en un lugar mejor.
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