[Agrabah] No hay piedad entre ladrones

Prólogo de Naira Ruthe

Si ya has creado tu ficha, pásate por aquí para escribir la primera página de ese gran libro que va a ser tu vida. O échale un vistazo a los amigos y rivales con los que te encontrarás en un futuro.

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[Agrabah] No hay piedad entre ladrones

Notapor Tanis » Vie Mar 13, 2015 2:57 pm

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Era una mañana normal y corriente para Naira, una de esas tantas en las que, como cuando era pequeña, iba con su madre al bazar. Sólo que esta vez ella era la encargada de su pequeño puesto de telas y especias.

Cuida de las ventas en lo que yo no estoy, volveré pronto.

A pesar de la promesa, su madre no estaba volviendo pronto. Lo que fuera que tuviera que hacer, algún trato, algún trueque, lo que fuera, le estaba llevando más tiempo del previsto según los imaginarios cálculos de Naira. Pero no tenía problemas, clientes iban y venían, compraban algún saquito de pimienta, un par de metros de tela, nada del otro mundo. Y ella guardaba las ganancias, claro.

Todo lo que pudiera conseguir era bien recibido para la familia.

Pero otros no parecían tener tanta suerte como ella ese día. Junto a su puesto de tela y especias se encontraban otras tiendas de otros comerciantes de su mismo estatus social o incluso un poco peores, donde vendían o trataban de vender comida de todas clases, cerámica o viejas lámparas de aceite bastante mugrientas. Justo después de despachar a su último cliente, Naira podría ver el puesto de enfrente, en el que vendían dátiles y manzanas. El dueño estaba agachado tras el puesto, podía verse su espalda encorvada por encima de las cestas de fruta. Debía de estar ocupado con alguna cosa... y sin embargo una de sus clientas no parecía querer esperar. Con rapidez, aquella mujer, si es que era una mujer, se guardó cuantos dátiles pudo en sus mangas y por dentro del vestido.

Nadie más parecía haberla visto hacer eso, salvo Naira.

Aquello no era justo. El dueño de ese puesto no era ningún ricachón, no le sobraba el dinero, y la fruta se vendía demasiado barata para que pudiera amortizar coste. No era justo que le robasen y pasara hambre. La ladrona se echó la capucha de su manto por encima de la cabeza y se deslizó entre la multitud del bazar, lejos de su víctima. Naira podría verla andar cada vez más deprisa a cada paso que daba.

¿Qué podía hacer Naira? ¿Ir tras ella, enseñarle una lección y devolver los dátiles?, ¿mirar a otro lado? La picazón de la justicia y la impulsividad le mordió la garganta. Esa mañana era el puesto de enfrente, pero mañana podía ser el suyo, el de su madre. Podrían perder mercancía y dinero, que se acrecentara su pobreza... Y Naira no quería eso.

¿Qué iba a hacer?

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Bienvenida, soy Tanis y seré el master que lleve tu prólogo. Espero que te lo pases bien roleando en él, trataré de actualizar nada más lo hagas tú para que vaya fluído y puedas empezar a hacer encuentros y tramas.

Tienes libertad de actuación, sin límite de fecha y ante cualquier duda, estoy a tu disposición mediante MP.

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Re: [Agrabah] No hay piedad entre ladrones

Notapor Nayath » Vie Mar 13, 2015 6:12 pm

-¿Este color? Enseguida. -Naira dio un paso atrás para coger la tela que le pedían y se la mostró al cliente, un hombre que, tras una mirada, pidió el tamaño y sacó las monedas que Naira guardó mientras su madre le entregaba el tejido a su nuevo dueño.
Era un día caluroso, pero no de un modo exagerado, y las ventas parecían ir viento en popa o al menos todo lo bien que podían ir en un lugar así. Estando las dos en el puesto, además, todo se hacía con eficiencia... aunque la madre de Naira se ausentó en un momento dado. Ella asintió y, tras despedirse con un gesto, volvió a pasar un ligero inventario de lo que quedaba por vender y lo que sería aconsejable reponer. Su mirada se deslizó después por los puestos circundantes, rellenos de cualquier mercancía imaginable que los dueños pretendían vender. Estaban en la parte pobre del bazar y la gente subsistía como podía, incluso vendiendo las pertenencias más valiosas que tenían... que tampoco lo eran tanto.
Instantes después se acercó una mujer a por un saco pequeño de pimienta y, tras pensarlo bien, compró también dos ramas de canela. Era inusual que comprasen dos cosas a la vez, normalmente la gente no podía permitirse tales lujos... Sería una ocasión especial.
La joven se sentó en el taburete detrás del escaparate, observando sus alrededores en busca de un nuevo cliente. ¿Dónde estaría su madre? Empezaba a tardar demasiado... Mas un suceso distrajo sus pensamientos: frente a ella podía ver a una figura cubierta que, aprovechando la distracción del tendero, recogió varios dátiles y los escondió bajo sus mangas.
Durante un segundo Naira trató de analizar la situación, pero de inmediato se le subieron los colores a la cara: el vendedor no podía presumir de riqueza, precisamente. No lo había visto mendigar, pero sus ropas estaban ajadas y viejas... más que las suyas propias, y eso ya era un decir. Además, se trataba de un hombre legal, una buena persona que no amañaba los precios de sus productos ni trucaba su balanza.
Antes de darse cuenta, la joven ya estaba en pie con los puños apretados, y a punto estuvo de salir en su persecución. Pero no podía abandonar el puesto, no por miedo a la reprimenda de sus padres sino porque si les robaban algo pasarían hambre durante varios días. Miró a su alrededor, angustiada y furiosa a partes iguales. ¿Nadie más lo había visto? ¿Dónde estaba su madre? O Yusuf, ojalá pudiera verlo... no podía fiarse de los otros tenderos, ya tenían sus problemas, pero con cualquier oportunidad pensaba salir del pequeño puesto y salir en persecución del ladrón.
-¡Eh! -Gritó, aunque fuese un poco tarde. -¡Ladrón! -Varias cabezas se giraron hacia ella, quien señaló primero los dátiles y luego la figura. -¡Al ladrón!
En un barrio más rico, cuatro o cinco dátiles no serían un problema. Ahí... ojalá su madre volviera o su hermano apareciera de dónde fuera que estaba. Porque entonces ella misma pensaba encabezar la persecución. ¿Dónde estaban los guardias cuando hacían falta?
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Re: [Agrabah] No hay piedad entre ladrones

Notapor Tanis » Mar Mar 17, 2015 1:20 pm

Los gritos de Naira tan sólo provocaron que varias cabezas se giraran hacia ella y hacia el río de gente que fluía entre los puestos, pero parecía ser que nadie logró ver al supuesto ladrón, que ya se había mezclado con los demás transeúntes. Ya ni siquiera Naira pudo ver la figura responsable del hurto.

Quizá al oír sus gritos había apretado el paso disimuladamente. Bien sabía Naira que lo peor que un ladrón podía hacer si era sospechoso entre tantas personas, era echar a correr.

Un ladrón, un ladrón. ¿No te parece un poco hipócrita, muchacha, que precisamente tú grites eso?

Una mujer de mediana edad se había acercado al puesto de Naira. Ella la recordaría, claro, y no sólo por sus ropajes de mejor calidad. Era la esposa de un mercader más acaudalado que sus padres, a quien había robado hacia un par de semanas para poder aguantar por un tiempo.

Tres onzas de pimienta, por favor, y se generosa.

Si esa mujer sabía quién era y que robaba, eso significaba que debían de haberla visto en alguna ocasión, quizá cuando lo hizo en la casa de aquel matrimonio. Quizá se comentaba por todo el mercado, pero... ¿por qué ningún guardia la había ido a buscar y encerrado en las mazmorras de palacio? ¿Por qué sus padres no le habían dicho nada? Entendía que, después de todo, ni esa mujer ni su esposo quisieron denunciarla. Ni a la guardia... ni a sus padres.

Y era algo de agradecer. Pero quizá tendría que replantearse un poco las cosas, intentar robar lo menos posible o sencillamente mejorar sus métodos. Quizá su hermano no podía enseñarle mucho más, pero otros ladrones... era otro cantar.

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Ten cuidado con manejar el ambiente. Puedes perfectamente declara una acción, como gritar para descubrir al ladrón, pero la reacción que se provoque corre de mi parte.

Y también, los diálogos: No los incluyas en el propio párrafo donde describes tus acciones, sino utilizando el guión largo como he hecho yo en este post, queda mucho más separado y limpio. E intenta separar los párrafos, si no quedará un bloque de texto cansado de leer.
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