—¡Hey, kupó! —llamó un pequeño moguri a otro que estaba distraído con una fregona en uno de los numerosos pasillos del castillo de Bastión Hueco.
La despistada y adorable criatura dio un brinco en el aire y sus alas le fallaron por un instante, a punto estuvo de caer de culo contra el suelo.
—¡¡¡No me sobresaltes así kupó!!! —reprochó.
—Perdona, kupó. La Maestra Nanashi nos ha pedido que limpiemos la habitación de "él" kupó —informó el moguri con un tono sombrío a medida que hablaba, especialmente cuando dijo "él".
—¿Ha descubierto que nos hemos estado saltando su habitación kupó? —se preocupó—. Me da miedo, ¿y si aparece su fantasma kupó? ¡Escuché que algunas veces se escuchan sonidos muy raros dentro kupó, kupó!
El otro moguri afirmó con la cabeza.
—La limpiaremos juntos, así no nos dará miedo, kupó.
Ambos moguris se dirigieron a la habitación de "él". En vida, aquella persona había sido bastante mala con los pobres moguris, por lo que temían que pudiese quedar algo de él impregnado allí, algo que pudiese hacerles daño... Pero era una tontería, ¿no? Había muerto, era imposible que Ban Oswald apareciese...
Las graciosas criaturas entraron en la habitación tras abrir la cerradura. La habitación estaba tal cual Ban la había dejado en su última misión antes de perecer... Salvo que llena de polvo y telas de araña, lo más llamativo era un ordenador que tampoco se había salvado de llenarse de suciedad.Lo cierto era que nadie había vuelto a pisar aquella habitación y los nuevos reclutas se habían instalado en otras. Todavía nadie había retirado sus objetos personales.
Los moguris empezaron a limpiar levantando una polvareda enorme. Uno de ellos, el que parecía más despistado (o incluso algo adormilado) pasó el plumero sobre el ordenador y por detrás cuando entonces...
Click.
Sinquerer, mientras limpiaba, el moguri le dio al botón de encendido al ordenador. La criatura se sobresaltó cuando el ventilador de la torre soltó una nube de polvo que salió hacia fuera.
—¡Oh no kupó! ¿Cómo se apaga ésto kupó? —dijo con tono nervioso.
La criatura se puso frente a la pantalla, que cargaba una serie de programas y archivos y de golpe, por error el moguri pulsó una carpeta con un programa que salió en la pantalla, al frente del todo.
—¿Prototipo 01 kupó? —se preguntó mientras una línea de carga empezaba a completarse.
De golpe, la pantalla se iluminó intensamente asustando a ambos moguris.
—¡¡¡FANTASMA KUPÓ!!! —gritó el otro cuando una silueta humanoide empezó a materializarse.
Los dos moguris gritaron y de un portazo abrieron la puerta y salieron aleteando a toda velocidad.