[País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Trama de Light, Hana, Freya, Myxa y Jeanne

La aparente traición de Tierra de Partida en un acuerdo de paz provocó el anuncio de la guerra por parte de Bastión Hueco. Los aprendices deben enfrentarse entre sí, entre antiguos amigos y compañeros. ¿Cómo lograrán sobrevivir cuando otras amenazas acechan?

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

[País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Notapor Tsuna » Vie Ene 16, 2015 11:55 pm

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Una mañana más en Tierra Partida, mundo principal de la Orden de la Llave Espada. Hacía bastante sol y apenas había nubes en el cielo; un tiempo perfecto. En esa ocasión tres aprendices se encontraban entrenando con la maestra Lyn en la sala del trono, acompañados por el maestro Kazuki, el cual esperaba por otro grupo de aprendices para irse a una misión en quién sabía dónde. Era un milagro que aquel maestro se hubiese levantado tan temprano, aunque igual la presencia de Lyn hubiese tenido algo que ver.

Fuera como fuese, todo comenzó con una peculiar carta que encontraron en sus respectivos dormitorios:
Ey holgazán, espabila que toca entrenamiento conmigo dentro de media hora. No desayunes si no quieres arrepentirte luego, que ya me conozco esta historia. Nos vemos en la sala del trono, así que rapidito.

Atentamente: La maestra Lyn.


Si habían decidido ignorar a la maestra y habían desayunado, era cosa suya. Los tres aprendices que habían tenido que acudir al entrenamiento eran Light, Hana y Myxa. Concretamente al primero de ellos le había tocado enfrentar a la maestra en primer lugar, mientras las dos chicas esperaban su turno. En efecto, el entrenamiento se basaba en un uno contra uno, y si conocían a Lyn sabrían que aquellos combates eran bastante duros, sobre todo para los aprendices que no poseían suficiente resistencia física o mucho aguante.

¿¡Es eso lo único que sabes hacer, Hikari!?

Entre estocada y estocada, la maestra Lyn le propinó a Light un rápido golpe como el rayo que no pudo ver. El chico cayó al suelo de bruces, derrotado. Entretanto, Ronin por su parte iba directo a la sala del trono acompañado de Jeanne Mars, a la cual había ido a buscar a su dormitorio personalmente. El maestro de maestros le dio varias palmadas en la espalda, palmadas que por poco no le rompieron los huesos a la pobre.

¡Seguro que te va a encantar la misión que te tengo preparada!

Ronin y Jeanne entraron en la sala del trono justo para ver a Light tirado en el suelo, frente a la poderosa Lyn que alzaba su Llave Espada victoriosa.

Eh… Deberías entrenar más la elasticidad, Licari.

Bueno, bueno, qué animado está esto hoy. A ver, chavales, necesito que me acompañéis a otro mundo de misión. ¿No te importa que te robe a tus aprendices un día, no Lyn? —preguntó, con un tono bastante serio y nada común en él

Lyn le dirigió una mirada desaprobatoria, para luego fijar su vista en sus aprendices. El entrenamiento no había hecho más que empezar, y Light no había recibido tanta paliza por su parte, así que tras suspirar, desmaterializó su arma y accedió.

Está bien, Ronin. Y respecto a vosotros, retomaremos esta sesión otro día que tengáis libre, no os penséis que os vais a librar.

Venga, Jeanne, no seas tímida y haz unos cuantos amigos —exclamó Ronin a la aprendiza, dándole un empujón para dejarla a la altura de Myxa y Hana—. Pues eso, preparaos. Os esperaré en los jardines, y ya os contaré los detalles por el camino.

El maestro Ronin marchó, Kazuki se quedó dormido y Lyn, resignada, esperó en silencio a que partieran.

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En Bastión Hueco por otro lado el ambiente no dejaba de ser lúgubre y frío. Freya había tenido madrugar mucho por petición de la maestra Nanashi, que parecía tener bastante que contarle a la aprendiza. Ambas se encontraban en el despacho personal de Nanashi, decorado por estanterías y grandes cantidades de libros, sin cuadros de ninguna clase, y con una mesa de caoba en el centro de la estancia donde la maestra posiblemente llevase a cabo sus investigaciones y sus trabajos.

Siéntate, por favor.

La maestra Nanashi invitó a la muchacha a sentarse sobre una de las sillas, e imitando la mujer aquel gesto después de recoger un libro particular de su enorme biblioteca. La mujer lo abrió por una determinada página y se lo mostró a Freya, pudiendo esta ver la antigua imagen de un gran tesoro acompañado de mucho texto que no le dio tiempo a leer.

Freya, un placer. Como introducción, me gustaría comentarte que existe un mundo particular donde el maestro Ryota, en su tiempo, llevó a cabo investigaciones sobre los Sincorazón. Este lugar está dividido en dos grandes zonas: la primera, Londres, es donde logramos conseguir valiosa información gracias a uno de nuestros aprendices, pero no es este el lugar que buscamos, sino su contraparte, Nunca Jamás, de donde no tenemos suficientes datos —y señaló la imagen del tesoro, tallado en la áspera página del libro—. Aunque si la poca información que tenemos es cierta, ese tesoro podría contener un artefacto mágico de gran poder. Debemos adelantarnos a Tierra de Partida, que en el peor de los casos ya habrán escuchado algo sobre este artefacto tan misterioso, y no quiero imaginar qué sucedería de conseguir ellos semejante ventaja —y cerró el libro—. En efecto, todo apunta a que se encuentra en Nunca Jamás, por lo que deberás acompañarme en esta misión de exploración.

La maestra se levantó con el libro en mano y se dirigió la estantería de la cual lo había sacado, colocándolo de nuevo en su sitio. Una vez hecho, se situó frente a la vidriera que decoraba la estancia y miró con frialdad a la aprendiza.

A pesar de la escasez de información, hemos averiguado que esa tierra está habitada por piratas. Nuestra prioridad es intentar estrechar relaciones con ellos y así conseguir sacar toda la información posible sobre el tesoro. ¿Alguna duda?

En caso de que Freya tuviese algo que preguntar, la maestra la escucharía atenta. Y cuando ya no hubiese nada más pendiente, Nanashi la invitaría a salir del despacho para que se preparase, si quería hacerlo o si lo necesitaba, por supuesto.

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Bienvenidos a mi primera trama. Es un placer teneros a todos aquí, y espero que disfrutéis roleando en ella. Cualquier duda o lo que sea, no dudéis en comentarlo por MP o por spoilers :)

Fecha límite: Miércoles 21 de Enero.
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Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Notapor 15nuxalxv » Sab Ene 17, 2015 12:59 am

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Cerré el libro con un sentimiento de satisfacción. Como siempre, me había despertado con las primeras luces del alba, un hábito que adquirí gracias a la profesión de mi padre (había cosas que no cambiaban); y había dedicado las horas en las que la mayoría de los Aprendices dormían a acabar aquella novela ambientada en un mundo medieval.

Me levanté y lo coloqué en la mesa mientras me calzaba, con la idea de devolverlo a la biblioteca cuanto antes. No me gustaba retrasarme demasiado con los plazos, y mañana se liquidaba. Tal vez buscara otro tomo de la misma ambientación si ningún Maestro me reclamaba para entrenar.

Una vez puestas las botas, llamaron fuertemente a mi puerta. Se trataba del Maestro Ronin, líder de Tierra de Partida, al que había conocido antes de empuñar la Llave Espada. En aquel momento había estado un tanto… ebrio, aunque afortunadamente no se encontraba en el mismo estado. Al menos aparentemente.

Antes de ser capaz de mediar palabra, me había sacado de mi dormitorio y me conducía al Salón del Trono. Caminé en silencio, preguntándome para qué había ido a buscarme.

Mientras me planteaba hipótesis, desperté de mi ensimismamiento por cortesía de Ronin. Palmeó mi espalda con jolgorio, aunque a mí no me agradó tanto. No exageraba si decía que a punto estuve de expulsar los pulmones por la boca. Se vaciaron totalmente.

¡Seguro que te va a encantar la misión que te tengo preparada!exclamó, mientras yo tosía fuertemente. Sentía que me ahogaba.

Entramos en el magnífico y colosal Salón del Trono. Allí, pude ver a mi Maestra, Lyn, encargándose del entrenamiento de tres alumnos a los que no conocía. Uno bastante duro, por cierto; uno de ellos estaba en el suelo. Aunque era algo normal en ella.

También estaba el Maestro Kazuki, sentado en un trono. Tan sosegado como siempre. Era sorprendente cómo se diferenciaban los Maestros entre ellos, no sólo por su manera de impartir las clases: Ronin, Lyn, Kazuki, Yami… Todos eran únicos, a su modo.

Eh… Deberías entrenar más la elasticidad, Licari.

Bueno, bueno, qué animado está esto hoy. A ver, chavales, necesito que me acompañéis a otro mundo de misión. ¿No te importa que te robe a tus aprendices un día, no Lyn?la faz del Maestro cambió, insituadamente seria; un detalle que no se me pasó.

Así que una misión… De eso se trataba. Me sentí algo halagada al percatarme que había ido a por mí en persona. Ni siquiera era demasiado veterana. Y por su expresión, debía ser algo serio. ¿Tal vez relacionada con la guerra?

Mi Maestra miró a su superior y luego a sus aprendices, visiblemente descontenta con la interrupción. Finalmente, accedió:

Está bien, Ronin. Y respecto a vosotros, retomaremos esta sesión otro día que tengáis libre, no os penséis que os vais a librar.

Venga, Jeanne, no seas tímida y haz unos cuantos amigosme animó riendo, empujándome hacia dos chicasPues eso, preparaos. Os esperaré en los jardines, y ya os contaré los detalles por el camino.

Las observé, algo abochornada. Ambas parecían de menor edad que yo. Una llevaba el cabello azulado (ya me había acostumbrado a los colores insólitos de pelo) recogido con un pañuelo naranja, y la otra era de menor estatura que yo (algo a lo que estaba poco acostumbrada), con el pelo castaño acabado en tonos rojizos y unos ojos verdes y vivaces.

Hola… saludé, incómoda, haciendo un leve ademán con la manoSoy Jeanne, Jeanne Mars.

Después, me fijé en el chico que completaba nuestro grupo: alto, fuerte y de cabello moreno, que resaltaba frente a su tez pálida, al igual que yo. Licari, si recordaba las palabras del Maestro Kazuki. Aunque parecía algo propenso a errar en los nombres de los aprendices. Incluso llegó a llamar Roger a River, la muchacha peliazul que conocí hacía poco.

Bueno… Creo que iré a hacer el equipaje… ¿Nos vemos en los Jardines cuando acabe de prepararme?

Una vez respondieran (si lo hacían), me despedí con una pequeña inclinación de cabeza y me dirigí a mi cuarto de nuevo. Agarré todo lo que consideré necesario: la brújula, la cuerda, el Dispositivo de Comunicación (que había adquirido en la tienda recientemente tras descubrir la utilidad de las Perlas en mi misión en Espacio Paranoico)... Lo guardé todo en mi zurrón y, lista al fin, me dirigí a los jardines.

Hacia una nueva aventura.

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¡Encantada de rolear con vosotros! Espero que nos lo pasemos genial~
Me he tomado la libertad de narrar un poco cómo Ronin vino a por mí, espero que no haya problema alguno ^^.
EDIT: Mi código de color es #800000, por si alguien lo necesita.
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Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Notapor Crystal » Dom Ene 18, 2015 7:57 pm

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Madrugar no era de mis cosas favoritas; nunca lo había sido. Sin embargo en aquel lugar no me importaba madrugar, contando que tampoco dormía tanto como yo esperaba. Casi todas las noches tenía pesadillas, por no decir todas, y eso afectaba a mi ritmo diario. La única energía que recibía era por el azúcar de los dulces, o al menos eso creía yo.

Aquel día tuve que madrugar por una razón especial; la maestra Nanashi me había convocado. Iba a ser la primera vez que la veía, puesto que solo había oído hablar de ella una vez y fue cuando conversé con Simbad. El aprendiz me había contado que era bastante... fría. Y eso en un primer momento me asustó.

Me encontraba en su despacho, divagando entre estos pensamientos, a la vez que observada detenidamente la estancia: estanterías llenas de libros enormes, paredes vacías y una mesa en el centro a modo de escritorio personal. Para mi gusto aquello era demasiado profesional, por definirlo de alguna manera. No era partidaria de los sitios cargados de decoraciones, pero aquel sitio era lo mínimo de lo mínimo.

Siéntate, por favor.

Tras la invitación me senté en una de las sillas, y la maestra hizo igual después de coger uno de los libros de aquella enorme biblioteca que tenía. Abrió por una página y me lo tendió, mostrándome aquello que quería que viese. No me dio tiempo a leer toda la letra, pero si me fijé en la imagen de un gran tesoro que parecía bastante antiguo. Aquello despertó mi curiosidad de golpe.

Freya, un placer. Como introducción, me gustaría comentarte que existe un mundo particular donde el maestro Ryota, en su tiempo, llevó a cabo investigaciones sobre los Sincorazón. Este lugar está dividido en dos grandes zonas: la primera, Londres, es donde logramos conseguir valiosa información gracias a uno de nuestros aprendices, pero no es este el lugar que buscamos, sino su contraparte, Nunca Jamás, de donde no tenemos suficientes datos —señaló la imagen del libro, y mis ojos siguieron su dirección, pero en cuanto volvió a hablar la miré a ella—. Aunque si la poca información que tenemos es cierta, ese tesoro podría contener un artefacto mágico de gran poder. Debemos adelantarnos a Tierra de Partida, que en el peor de los casos ya habrán escuchado algo sobre este artefacto tan misterioso, y no quiero imaginar qué sucedería de conseguir ellos semejante ventaja —cerró el libro—. En efecto, todo apunta a que se encuentra en Nunca Jamás, por lo que deberás acompañarme en esta misión de exploración.

Nunca Jamás...

Se levantó para depositar el libro en el hueco correspondiente de la estantería, y con un paso sereno se situó en frente de la vidriera para mirarme con una extrema frialdad. Le sostuve la mirada, algo preocupada por lo que pudiese decir a continuación.

A pesar de la escasez de información, hemos averiguado que esa tierra está habitada por piratas. Nuestra prioridad es intentar estrechar relaciones con ellos y así conseguir sacar toda la información posible sobre el tesoro. ¿Alguna duda?

No —negué con la cabeza—. Todo claro.

Nanashi me invitó a salir y me dirigí rápidamente a mi habitación. Mientras llenaba mi mochila con cosas esenciales que había adquirido en la tienda hace poco, me pregunté como sería aquel nuevo mundo. No me gustaba mucho la idea de estar entre piratas, pero si estaba emocionada por el hecho de emprender una nueva misión. Me pregunté porqué Nanashi me había pedido a mí que la acompañase, sabiendo que era una misión importante, y que con mi poca experiencia podría cometer algún error. Pero me convencí a mi misma de que podría hacerlo igual de bien que cualquier otro aprendiz.

Guardé con sumo cuidado las pistolas en los bolsillos de la chaqueta y cogí la mochila, colgándomela en las espaldas. Salí de mi cuarto y por primera vez en lo que llevaba de día, noté el frío que hacía. Que lúgubres eran las cosas en Bastión Hueco en aquel momento. Deseé, mientras me dirigía a reencontrarme con la maestra, que todo empezase a animarse.

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¡Un placer estar en esta trama! o/
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Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Notapor Light » Lun Ene 19, 2015 5:57 pm

Lo primero que hizo Light nada más levantarse fue examinar la nota que había aparecido en su habitación. Emitió un prolongado bostezo y empezó a leerla con interés.

«¿Entrenamiento con Lyn? Genial», pensó, sin utilizar sarcasmo.

Si ella se iba a encargar de supervisar su entrenamiento aquel día, éste prometía ser bastante duro. No obstante, prefería mil veces esos entrenamientos físicos de Lyn que las aburridas y abstractas clases de magia de Kazuki, no podía negarlo. Al menos se volvería mucho más fuerte gracias a los entrenamientos de la Maestra.

No había tiempo que perder. Arrugó la nota antes de arrojarla a una papelera y se metió en la ducha.

***


¿¡Es eso lo único que sabes hacer, Hikari!?

Puede que al final sí prefiriera las clases de Kazuki.

Con la respiración entrecortada y el agotamiento dibujado en el rostro, Light apretó la empuñadura de su llave, decidido a no rendirse todavía. El entrenamiento de aquella mañana, que no podía resultar más extenuante, consistía en luchar contra la Maestra de Tierra de Partida. El chico había sido elegido para combatir en primer lugar, mientras sus compañeras simplemente miraban y esperaban su turno.

Una de ellas era Myxa. Light la saludó y se presentó a la aprendiza antes de iniciar el entrenamiento. Tenía la ligera impresión de que la había visto en algún otro mundo aparte de Tierra de Partida, pero no estaba nada seguro. ¿Procedería de Villa Crepúsculo por un casual?

La otra era Hana, a quien saludó con una sonrisa de oreja a oreja. A ésta sí que la conocía; y tanto que la conocía, si incluso ambos habían compartido una noche de lo más divertida y movidita (y la cama de un hostal, cabía destacar). No recordaba todo lo acontecido aquella noche, pero era consciente de que habían cometido todo tipo de locuras.

El caso era que Lyn iba a destrozar a los tres: a Light, a Myxa y a Hana. El primero ya estaba para el arrastre y apenas podía permanecer de pie por sí mismo. ¿Cuántos golpes había recibido ya? Había perdido la cuenta porque habían sido muchos.

Tantos que ya no le quedaban fuerzas ni para realizar un simple tajo.

Recordó el día que salieron de misión con la joven Maestra, cuando le dio a Cerbero una tremenda paliza. Definitivamente ella era un monstruo, un monstruo que admiraba y, que en parte, temía. Si algo caracterizaba a la Maestra Lyn era la tremenda fuerza que demostraba en combate, digna de elogiar.

«Me revienta», aseguraba, incapaz de seguir bloqueando sus ataques incesantes. Era fuerte, era rápida; era invencible.

Finalmente, tras recibir varias estocadas, el combate finalizó. Lyn derribó al aprendiz con un golpe veloz que el chico no pudo ver venir de ninguna manera, ni mucho menos protegerse.

No se levantó. No podía porque estaba extenuado y los músculos apenas le respondían: le habían derrotado. Su cuerpo, lleno de moratones, permaneció tumbado sobre el suelo.

Con el orgullo herido, apretó los dientes mientras observaba a la Maestra victoriosa. Light había quedado en ridículo delante de los Maestros y sus compañeras. Estaba seguro de que podía haber aguantado mucho más.

Eh… Deberías entrenar más la elasticidad, Licari.

Respondió a su consejo con un leve quejido y se volteó, poniéndose boca arriba.

En ese preciso momento se dio cuenta de que Ronin había entrado con una aprendiza. Llegaba en el mejor momento, irónicamente hablando por supuesto. Light se quedó mirando a su mentor desde el suelo, inmóvil. De tener fuerzas se hubiera levantado inmediatamente.

Bueno, bueno, qué animado está esto hoy. A ver, chavales, necesito que me acompañéis a otro mundo de misión. —A Light se le iluminó ligeramente el rostro—. ¿No te importa que te robe a tus aprendices un día, no Lyn?

Ronin era el líder de los Maestros, el superior de Lyn. ¿Cómo iba a desobedecerle? Ante aquella expresión seria y poco común de Ronin no se podía negar de ninguna de las maneras.

O eso quería pensar Light. El aprendiz intercambió miradas entre Ronin y Lyn, esperando la aprobación de la segunda. Ya le habían dado una paliza y no podía ni con su alma.

Está bien, Ronin. —Finalmente cedió—. Y respecto a vosotros, retomaremos esta sesión otro día que tengáis libre, no os penséis que os vais a librar.

Light liberó un soplido cargado de alivio. No se habían librado definitivamente, pero al menos saldría vivo aquel día.

Pues eso, preparaos. Os esperaré en los jardines, y ya os contaré los detalles por el camino.

Acto seguido, el aprendiz llamó a su mascota para que ésta se apareciera y le ayudara a levantarse. Le cargaría en su lomo gracias al Modo Cabalgadura para llevarle a la enfermería.

Antes de salir hacia aquel lugar, Portador y mascota se aproximarían a la aprendiza que había entrado con Ronin para presentarse.

Soy Light, encantado —dijo a Jeanne con un tono de voz débil—. Y éste es mi amigo Gaomon. —Se dirigió a Myxa también cuando presentó a su amigo, pues al contrario que Hana no le conocía—. No muerde, no os preocupéis —les confirmó para su tranquilidad.

Y tras aquellas rápidas presentaciones, se dirigieron finalmente hacia la enfermería del castillo. Después, se reunirían con Ronin y los demás en el lugar acordado para partir; aunque antes pasarían por las cocinas para comer algo. ¡Ni siquiera había desayunado!

«Joder… Menuda bruta», se llevó la mano hasta un moratón y se mordió el labio inferior, dolorido.

Empezaba bien aquella aventura.
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Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Notapor Nell » Mar Ene 20, 2015 2:41 am

Una mañana más. Y otra que pensaba pasar encerrada en su habitación.

Apenas había salido desde que volvió de Ciudad de Paso. Únicamente lo hacía para buscar comida, ir al baño o ducharse, todo en solitario y sin dirigirle la palabra a nadie. Ni siquiera se habría molestado de no ser porque una voz en su cabeza le decía que tenía que seguir sobreviviendo. Costara lo que costase, o perdería el juego en el que había entrado desde que nació en un mundo tan cruel.

Durante el cautiverio auto-impuesto, dibujaba. Malgastaba decenas de hojas en blanco al día para plasmar hasta lo más nimio que se le pasaba por la cabeza. Y francamente, lo hacía bastante mal. Apenas era capaz de trazar líneas rectas, esbozar las formas deseadas o colorear las sombras. Algo normal, puesto que no tenía mucha costumbre.

Sin embargo, los resultados no le importaban. Cada uno de los desastres hechos merecía la pena si con ellos se ganaba otro día más a sí misma. Al recuerdo de que había fracasado estrepitosamente y que nada podía arreglarlo.

Había descubierto que concentrarse en el dibujo hacía que su mente divagara y no pensara en nada más. Y eso le ayudaba mucho, porque cada vez que reflexionaba sobre sí misma, lo que hacía o había hecho, notaba unas garras invisibles ahogándola, como si quisieran llevarla a la otra vida. Peor aún: a veces meditaba seriamente la posibilidad de no detenerlas. Por eso, dibujaba y dibujaba a todas horas para salvarse de sí misma.

Hasta ese día, en el que una carta se coló bajo su puerta. Meditó seriamente la posibilidad de ignorarla y seguir con los planes que tenía aquel día (que consistían en seguir dibujando), pero la curiosidad pudo con ella.

Ey holgazán, espabila que toca entrenamiento conmigo dentro de media hora. No desayunes si no quieres arrepentirte luego, que ya me conozco esta historia. Nos vemos en la sala del trono, así que rapidito.

Atentamente: La maestra Lyn.


Lo leyó varias veces, memorizó cada una de las palabras e hizo florituras en los márgenes. Al final, rendida, se lo guardó en el bolsillo. Era su primer contacto con la realidad en mucho tiempo y, pese a no querer reconocerlo, le había gustado que se acordaran de ella, incluso si se trataba de la estricta Lyn para un dichoso entrenamiento.

Aun así, no pensaba ir. Si la Maestra iba a buscarla, simplemente fingiría estar enferma, como siempre. No le apetecía seguir jugando el papel de la aprendiza de la Llave Espada. Nunca le había gustado, en realidad, y sospechaba que tarde o temprano tendría que armarse de coraje y huir de allí. El único sueño de su vida era ser libre, y eso no encajaba con el ideal justiciero que impregnaba el ambiente de Tierra de Partida. Ser Maestra no era un objetivo que le hubiese seducido nunca.

Y para una vez que había pretendido hacer algo bueno para Tierra de Partida, había metido la pata hasta el fondo. Por culpa de su propio egoísmo y de ser tan débil.

«Recuerda, Hana. La muerte es sólo una alusión de la justicia. Si cruzas esa línea, no podrás volver atrás».

«Estúpido, más que estúpido. Ni siquiera he tenido aún la oportunidad de darle muerte. Y voy a hacerlo, aunque eso conlleve condenar a otros», se desahogaba internamente contra Ronin.

La carta le había hecho recordar de nuevo todo lo que había acontecido en Ciudad de Paso. La tortura a Cagnazzo, la victoria de los Villanos Finales… Y todo lo podría haber evitado, si la venganza no le hubiese cegado. Por ser consciente de ello, dirigía su rabia hacia Ronin y se perdía entre el dibujo, reprimiendo las ganas de derrumbarse y llorar, como había sucedido a su regreso del mundo.

Y dibujar era lo que necesitaba en aquel preciso instante para quitarse a Lyn de la cabeza. Se dirigió a su escritorio y rebuscó entre los papeles para hallar uno limpio. En vez de eso, encontró otra cosa diferente que se había traspapelado hacía tiempo: un retrato suyo que le hizo otro aprendiz, Exuy, con mejores dotes que ella:

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Qué irónico. Hacía tiempo que podía sonreír, pero no recordaba haberlo hecho todavía. No había tenido motivos.

Observarse a sí misma le devolvió algo. No sabría decir si era esperanza o un deseo de cambio, pero gracias a ello cambió de decisión. Fue a ducharse para estar presentable, se arregló y acudió al desayuno, porque al fin y al cabo seguía siendo Hana, una transgresora de la normas. Llegó por los pelos al entrenamiento.

El cual, por cierto, consistía en un enfrentamiento directo contra Lyn de uno en uno, empezando por Light. En cuanto entró a la sala, este la saludó con una sonrisa de oreja a oreja, que no supo interpretar. No le devolvió ninguno de los dos gestos, porque no sabía cómo responder a ellos, y se sentía demasiado apagada para pensarlo.

Por el contrario, no conocía a la otra aprendiza que se sentó a esperar con ella. No obstante, no se molestó en intentar que entablaran una conversación durante ese descanso.

¿¡Es eso lo único que sabes hacer, Hikari!?

«Abusona», la llamó mentalmente. Eso era Lyn: pura fuerza con la que se imponía a los demás. No tuvo ni un pensamiento positivo para ella, porque no estaba de humor. De hecho, le rodeaba un aura de depresión que no se había quitado solo por salir de la habitación.

Al final, naturalmente, Lyn salió victoriosa. Acto seguido le habría tocado a una de las dos, si Ronin no hubiese entrado para interrumpir el entrenamiento. En cuanto se cercioró de quién era, Hana desvió la mirada y no quiso observarle más, sino que le escuchaba de fondo.

Eh… Deberías entrenar más la elasticidad, Licari ―comentó por otro lado el Maestro Kazuki, cuya existencia Hana había olvidado porque apenas tenía relación con él.

Bueno, bueno, qué animado está esto hoy―«Sí, lo estábamos pasando en grande esperando nuestro turno para ser reventados, hasta que llegaste tú»―. A ver, chavales, necesito que me acompañéis a otro mundo de misión. ¿No te importa que te robe a tus aprendices un día, no Lyn? ―«Claro que le importa, se ha quedado sin juguetes porque el jefe pretende llevárselos».

La cara de Lyn confirmó las sospechas de Hana de que no le hacía gracia que Ronin finalizara el entrenamiento. No obstante, incluso ella sabía que no se debía a que quisiera pegarlos como había insinuado mentalmente; no iba a arrepentirse por sus pensamientos, no aquel día, que no le apetecía ser feliz, ni simpatizar con nadie.

Está bien, Ronin. Y respecto a vosotros, retomaremos esta sesión otro día que tengáis libre, no os penséis que os vais a librar ―«Creo que voy a enfermar durante la misión».

Ronin había traído consigo a otra aprendiza, que Hana tampoco conocía y de la que no se había percatado hasta que el Maestro les presentó:

Venga, Jeanne, no seas tímida y haz unos cuantos amigos. Pues eso, preparaos. Os esperaré en los jardines, y ya os contaré los detalles por el camino.

Los Maestros se dispersaron. Ronin se marchó por donde había venido, Lyn se resignó a dejarles ir y Kazuki… se había quedado frito. A otra Hana le habría hecho gracia y habría propuesto hacerle alguna jugarreta de no estar presente la Maestra. Por otro lado, dio comienzo la ronda de presentaciones.

Hola… Soy Jeanne, Jeanne Mars ―«No te voy a comer, ¿sabes?».

Soy Light, encantado. Y éste es mi amigo Gaomon. No muerde, no os preocupéis ―«Te ha faltado decir que cabalga a velocidades de vértigo».

Hana ―se presentó secamente, cruzándose de brazos.

Bueno… Creo que iré a hacer el equipaje… ¿Nos vemos en los Jardines cuando acabe de prepararme?

No respondió. Se limitó a marcharse tras la chica, después de escuchar la última presentación, de vuelta a su habitación. Al entrar en ella, recordó los días pasados y la seguridad que le habían dado aquellas cuatro paredes. Aún estaba a tiempo de acudir a Ronin y pedirle (o exigirle) que la dejara fuera de la misión. No podía ir. ¿Y si volvía a fastidiarla, y si…?

«¿Y si esta vez me encuentro a Zande?».

Se sentó sobre la cama, dispuesta por primera vez a meditarlo. Si iba a la misión, cabía la posibilidad de que se encontraran otra vez con los Villanos Finales… y, por tanto, de conseguir información sobre ese monstruo. Pero, de ser así, si se dejaba llegar de nuevo podía perjudicar más a Tierra de Partida… y avergonzarse por ello, como no había parado de hacer, confinándose en su cuarto y en sí misma.

En cambio, si no iba… lo lamentaría, seguro. Incluso si no se encontraban con la pandilla villana. Al fin y al cabo, Hana nunca perdía la oportunidad de viajar y visitar nuevos lugares.

Consciente por fin, aunque no demasiado animada, se cambió el chándal de entrenamiento por una camisa verde y unos pantalones piratas. Puesto que no le habían advertido de disimular su aspecto, no se preocupó por esconder los tatuajes o el pelo. Preparó la mochila con sus pertenencias y se encaminó a los Jardines, donde se sentó en uno de los bancos a esperar.

Ni siquiera la luz del sol le hizo sentirse mejor.
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Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Notapor Myxa » Jue Ene 22, 2015 1:49 am

Aquella era una de esas mañanas en las que tentaba pasarse el día en la cama sin hacer nada. En realidad ese era el plan de Myxa: no hacer nada. Había estado bastante alterada con el tema de Villa Crepúsculo y los extraños espectros que rondaron las maravillas la última vez que estuvo de misión y eso terminó por hacer mella en su estado de ánimo. Incluso terminó volviendo a casa para asegurarse de que todo iba bien y que su amigo se encontraba en buen estado. Cabía decir que el recibimiento no fue demasiado caluroso, más bien podía considerarse que volaron varios cuchillos y sermones acompañados de la agria actitud que cabía esperar de Soma, pero aun así le sentó bien volver al hogar. Tuvo que pasar un par de días en la enfermería después de aquello, pero le sentó bien.

Y por la nota que recibió de una tal Maestra Lyn para un improvisado entrenamiento presentía que volvería en nada.

***


"Acabo de encontrar a la hermana felina perdida de Soma". Fue la primera impresión que tuvo al ver cómo machacaba a Light. Dolía con sólo verlo y asustaba pensar que eso era lo que le tocaba sufrir en unos momentos. "Ya he tenido suficiente en casa, dejadme en paz" pensaba para sus adentros y la verdad se sentía tentada de decirlo en voz alta. Con un poco de suerte la gata se cabrearía tanto que de un golpe la dejaría inconsciente y se libraría de aquello, sin embargo algo le decía que era mejor callarse.

Encima el chico al que atizaba había acudido amablemente a presentarse antes de comenzar la prueba. Tenía la impresión de haberle visto en alguna otra parte, poseía la vaga sensación de que era en Villa Crepúsculo sin embargo no podía confirmarlo. Tenía una pésima memoria a la hora de reconocer caras, nombres o echos particulares. A pesar de todo aprovechó para presentarse como era debido. Al contrario que la primera vez que llegó a Tierra de Partida ya se estaba acostumbrando a conocer a nueva gente y a entablar conversaciones con desconocidos, por lo que gran parte de su timidez había desaparecido así que comenzó a mostrarse más social que otras veces.

También había otra chica con ellos. Era una jovencita de pelo azul brillante a la que Light saludó con una gran sonrisa, pero ésta apenas reaccionó. El aire a su alrededor era pesada y sombría, como su expresión, por lo que supuso que no sería buena idea acercarse ya de primeras. Mejor esperar a otro momento para las presentaciones.

Y, de pronto, irrumpió Ronin en la sala, acompañado de una chica que no había visto jamás.

¡Ronin, cuanto tiempo! —una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en el rostro de Myxa al ver a su Maestro tras largo tiempo. No sabía exactamente por qué pero el Maestro había estado muy ausente las últimas semanas, incluso algún mes quizá, y le alegraba verle por fin.

Bueno, bueno, qué animado está esto hoy. A ver, chavales, necesito que me acompañéis a otro mundo de misión. ¿No te importa que te robe a tus aprendices un día, no Lyn?

En contraposición de Light la mujer-gato sí se mostró recelosa de dejarles escapar.

Está bien, Ronin —cedió—. Y respecto a vosotros, retomaremos esta sesión otro día que tengáis libre, no os penséis que os vais a librar.

"Qué lástima, tengo el resto de mi vida ocupada. Tendrá que esperar a la siguiente."

Cuando Ronin se marchó, después de empujar a la desconocida en dirección al grupo que se había juntado, con el pretexto de que hiciese más amigos, Myxa se acercó a los demás. Más que nada sentía curiosidad por el bicho gigante que había aparecido de la nada para ayudar a Light y tenía una tentación irresistible de tocar su piel con el dedo para comprobar si era de verdad o eran imaginaciones suyas.

Hola… Soy Jeanne, Jeanne Mars ―se presentó la nueva en un tono de voz tan tímido y bajo que apenas era audible.

Soy Light, encantado. Y éste es mi amigo Gaomon. No muerde, no os preocupéis ―era la señal que necesitaba Myxa para acortar distancias y observarlo con ojos brillantes de emoción y curiosidad. Esperaba que no se lo tomara a mal, pero no todos los días se veía a una criatura de ese tamaño y especie que, encima, resultaba ser dócil.

Hana ―dijo solamente la chica de pelo azul.

Oh, pues yo me llamo Myxa. Encantada de conoceros, chicos.

Hubo un pequeño silencio antes de que Jeanne diese fin a la conversación.

Bueno… Creo que iré a hacer el equipaje… ¿Nos vemos en los Jardines cuando acabe de prepararme?

Claro, sin problemas. Nos vemos ahí.

Sin más dilación pegó un bote y salió corriendo hacia su habitación, en busca del equipaje que había dejado preparado hace días por si surgía alguna misión espontánea como aquella. Le sorprendió ver que su pequeño amigo Oburas no estuviese en la habitación esperándola. Myxa se encogió de hombros: probablemente habría salido a recolectar más cachibaches inútiles por el castillo. No comprendía del todo a cuento de qué le había entrado esa manía con coger todo lo que veía, al final era mejor dejarle hacer lo que quería. Cada persona tiene asuntos privados que no quiere confesar a nadie, ni a sus mejores amigos, por lo que mejor no atosigarle.

Resultó que no estaba de recolección. Se había plantado en medio de la salida a los jardines sin ninguna intención de moverse de ahí. Inmediatamente supo por qué.

Obu, ya hemos hablado de ésto. Te he dicho que a misiones no puedo llevarte —ante la negativa de Myxa el golem comenzó a rebotar encima de la rueda que tenía en la base, pasando el peso del cuerpo de un lado a otro con insistencia— ¿Que por qué no puedes? Dejame pensar... ¡¡Porque eres un jarrón enorme!! Llamas MUCHO la atención. Y, a parte, nadie excepto yo puedo escucharte, ¿lo entiendes? —con el dedo índice y el corazón se tocó la cabeza un par de veces para enfatizar más sus palabras que ya de por sí eran bastante explícitas.

Tampoco pareció gustarle esa respuesta. Se quedó quieto en el sitio por unos momentos, sin moverse, mirando a la nada. Casi parecía que se quedaría ahí cuando empezó a rodar en linea recta y desapareció en la esquina. Y no volvió a aparecer.

Tengo la extraña sensación de que ésta me la va a hacer pagar. No sé por qué... —se acarició el mentón mientras continuaba su camino hacia los jardines.

Después de aquella discusión más le valía llevarle un buen regalo del lugar donde iba, sino ya se volvía a ver que se despertaría con la cama llena de piedras afiladas, como ocurrió la última vez que tuvieron una conversación acalorada.
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Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Notapor Tsuna » Vie Ene 23, 2015 12:54 am

Tierra de Partida:

Ronin esperó en los jardines del exterior del castillo, de pie y con brazos cruzados, serio. Se mantuvo en el sitio hasta que los cuatro aprendices llegasen por fin al lugar, y en otras circunstancias hubiese intentado animar a Hana, tan visiblemente decaída que estaba, pero no lo hizo; permaneció en silencio. Una vez todos se hubiesen reunido hizo un gesto con su brazo mientras vestía su armadura e invocaba su Glider directamente para emprender el vuelo, esperando que los aprendices le siguieran.

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Escuchadme atentamente, chicos. Nos ha llegado información sobre el paradero de un enorme tesoro en un mundo llamado Nunca Jamás, ¿lo conocéis? Hace unos años, la propia maestra Nanashi encaminó una expedición al lugar, igual alguno de vosotros acudió con ella —Ronin quedó en silencio unos instantes, esperando alguna respuesta por parte de los jóvenes. La hubiera o no, continuó—. Sobre ese tesoro… no sabemos nada, excepto que podría hallarse en ese mundo. Así que tocará explorar hoy, chavales, y espero que hayáis desayunado fuerte porque ese sitio se las trae.

En ese momento, volando a través del intersticio entre roca y roca, se terminaron internando en una enorme nube de gas amarillo, aún así seguían siendo capaces de verse entre ellos.

>No creo que Mog esté equivocado, pero si lo que nos ha dicho es cierto, debemos encontrar ese tesoro antes que Bastión Hueco o los Villanos Finales… Podría ser muy peligroso si cayese en manos equivocadas.

Ronin no dijo nada más acerca del tesoro, sino que lo dejó en manos de sus aprendices, los cuales eran libres de especular como desearan. ¿Tendría aquel tesoro algo de valor que pudiese fortalecer a los enemigos de Tierra de Partida? En caso de ser así, era de urgente prioridad encontrarlo, ¿pero serían capaces? Estaba en su mano. A los pocos minutos el grupo salió de la enorme nube para visualizar frente a sí un mundo de lo más peculiar, conformado por varios islotes que no consiguieron vislumbrar con exactitud hasta que atravesaran las nubes:

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Una enorme isla rodeada de mar, arcoiris, una roca con aspecto de calavera gigante muy al este y numerosos arrecifes que se alejaban del centro, hacia el horizonte. Si alguno de los aprendices creía o había leído cuentos sobre hadas, no se equivocaría al pensar que ese era su hogar. El grupo, tras Ronin, aterrizó en la espesura de la selva, concretamente en un pequeño claro donde no pudieron ver nada ni nadie, solamente el ruido de las hojas meciéndose en el aire y el silbido del viento; el tiempo era impecable ese día, con aquel sol arrollador e imponente en el cielo.

Está bien, aquí toca separarnos. Yo me iré por allí —expresó, señalando una ruta entre la espesura—, y tened cuidado, ¿vale?

Ronin marchó por aquel camino dejándolos solos. Si querían ir con él o no, era cosa suya, pero cuando Jeanne dio unos pocos pasos se chocó contra algo que no pudo ver: algo invisible. La chica cayó de culo al suelo dolorida por el golpe y, antes de poder averiguar qué demonios era aquello que se ocultaba, unos gritos llamaron la atención de los aprendices:

¡No os detengáis por nada, corred! ¡Los niños malos no nos alcanzarán a esta velocidad, estoy segura!

¡A-ah! ¡Ayudadme, mami no me dejes aquí!

¿Acababa de decir mami? ¿Niños malos? ¿Qué demonios estaba pasando al otro lado? Y justamente era la dirección contraria por la que había ido Ronin. Por supuesto, siempre podían perderse por Nunca Jamás, pero quién sabía los peligros que encontrarían, si nada más aterrizar ya encontraban a gente pidiendo auxilio. ¿Y qué era esa cosa invisible que estaba en medio del claro? Por mucho que la golpearan como salvajes —si lo hacían— no sucedería nada, pero...


Bastión Hueco:

Cuando Freya volvió al despacho de la maestra Nanashi esta asintió con la cabeza, serena, y le pidió a la aprendiza que la siguiese hasta un patio trasero del castillo, desde donde podían salir a otros mundos sin problemas. La maestra vistió su armadura y montó en su Glider esperando por la muchacha, que cuando estuviese lista, partiría hacia el vasto intersticio que conectaba los mundos.

Durante el viaje la maestra no comentó nada, sino que se mantuvo callada en todo momento, hasta que ambas alcanzaron lo que parecía su destino…

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Una enorme isla rodeada por el vasto océano y numerosos arrecifes que se extendían hasta el fin del mundo. Si Freya estaba entusiasmada por aterrizar en aquel lugar se llevaría una decepción cuando en el último segundo la maestra Nanashi cambió el rumbo, dirigiéndose hacia uno de aquellos islotes alejados de la costa.

Es allí, ¿lo ves?

No hizo falta señalar ni indicar más, porque lo tenían justo delante: un enorme galeón de motivos rojizos que portaba una bandera pirata en lo alto.

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Obviamente, sin Garfio y sin el bote xD


Era de día y el sol pegaba bastante fuerte, por lo que Nanashi decidió aterrizar tras unos arrecifes cercanos al galeón pirata. Una vez allí se encaminó directamente al lugar, donde pudieron ver algunos piratas en la orilla haciendo el vago al lado de la rampa que conectaba el navío con tierra firme.

Debemos mantener la calma. No creo que sea sencillo hacernos con su confianza por las buenas, pero intenta no cometer ninguna imprudencia. Piensa que esta misión te ayudará a ganar experiencia, Freya.

La maestra Nanashi acudió a la entrada del barco, donde los piratas miraron con interés a la mujer, silbando en algunas ocasiones y otros riendo por lo bajo.

Oh, ¿qué hacen dos damiselas tan bellas por aquí, en ninguna parte? —comentó uno de ellos con camisa negra y pantalones de color blanco, que se acercó apestando a alcohol. Tenía la tez morena, y la barba de algunos días

Otro pirata que estaba sentado sobre una roca pelando patatas con un cuchillo silbó entre risas, y Freya, si observaba el rostro de la maestra, comprobaría que la pobre mujer hacía esfuerzos por no perder los papeles. Tras un suspiro, se atrevió a hablar.

Nos gustaría ver al capitán, estamos interesadas en ofrecer nuestra ayuda.

Uno rió a carcajadas desde atrás, y antes de que ambas se diesen cuenta la cubierta ya estaba repleta de curiosos que se habían acercado a mirar la escena.

¿Y de verdad piensas que el mismísimo Capitán Garfio va a dejar que unas…?

¡Silencio! —interrumpió tajante uno de los bucaneros desde el barco, alguien que parecía ser de alto rango y cercano al capitán, pues todos callaron de inmediato— Si quieren ver al capitán… Adelante.

Wow, estáis de suerte. Ahora que lo pienso a nuestra tripulación no le vendría mal un toque femenino, jeje.

El pirata les permitió el paso y ambas pudieron subir por las escaleras hacia la cubierta. Nanashi observó de reojo a Freya para analizarla, esperando que no estuviese asustada o tensa. La situación era muy delicada.

Seguidme.

La maestra siguió al pirata a través de la cubierta, en todo momento siendo ambas acosadas por las incansables miradas de la tripulación, entre la cual también hallaron mujeres. Y finalmente alcanzaron la puerta que llevaba al camarote del capitán. Dentro estaba todo muy oscuro, y cerraron la puerta con llave tras su entrada, imposibilitando su huida. Al fondo, junto a una especie de lámpara que iluminaba la estancia con pequeñas chispas muy extrañas situada sobre una mesa, un imponente garfio se clavó en un mapa de Nunca Jamás que se encontraba sobre el mueble.

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¿Y quién tiene el placer de querer reunirse… Con el Capitán Garfio?

Nanashi observó a Freya, esperando que la muchacha se lanzara. No todo iba a depender de la maestra, ¿no? Era su oportunidad de demostrar de qué era capaz… Negociando con un mismísimo capitán pirata al que ni siquiera podía verle el rostro debido a la penumbra.

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Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Notapor Light » Vie Ene 23, 2015 4:31 am

Vendas, un poco de mejunje curativo, un par de tiritas en la mejilla y listo. Las heridas producidas en el entrenamiento ya no le dolían apenas y podía andar por sí mismo. Estaba más que preparado para iniciar aquella aventura y cumplir la misión que le encomendaran. Cualquier cosa que no consistiera en combatir contra Lyn debía ser lo más fácil del mundo en comparación, no podía existir algo peor.

Light, que se había pasado por la enfermería y la cocina, posiblemente se tratara del aprendiz que más se entretuvo de todos para prepararse. Fuera el caso o no, se encontraría en los jardines a un Ronin serio que le inspiró bastante respeto.

Anímate, mujer. —Posó su mano sobre el hombro de Hana mientras pronunciaba estas palabras, en voz baja. Podía hacerse a la idea de los motivos de su enfado, lo ocurrido en Ciudad de Paso no era un secreto para nadie.

Sin más dilación, se colocaron sus armaduras y partieron en glider hacia un mundo que jamás había pisado. Le resultaba imposible imaginárselo.

***


Durante el trayecto por el intersticio, Ronin comenzó a explicarles sobre aquella misión.

Escuchadme atentamente, chicos. Nos ha llegado información sobre el paradero de un enorme tesoro en un mundo llamado Nunca Jamás, ¿lo conocéis? Hace unos años, la propia maestra Nanashi encaminó una expedición al lugar, igual alguno de vosotros acudió con ella. —Como no era el caso de Light, éste permaneció en silencio—. Sobre ese tesoro… no sabemos nada, excepto que podría hallarse en ese mundo. Así que tocará explorar hoy, chavales, y espero que hayáis desayunado fuerte porque ese sitio se las trae.

A decir verdad no había desayunado demasiado. Se llevó a la boca lo primero que encontró en la cocina (un zumo y un par de galletas) y salió escopetado hacia los jardines para no hacer esperar demasiado a sus compañeros. Si no hubiera perdido tanto tiempo en la enfermería podría haber desayunado tranquilamente.

«Si Lyn no fuera tan bruta…».

Los aprendices y el Maestro se sumergieron en una zona del intersticio cubierta de gas amarillento, desconocido para él obviamente. Gracias a la armadura que le cubría no tenía nada que temer, sin importar qué fuera.

No creo que Mog esté equivocado, pero si lo que nos ha dicho es cierto, debemos encontrar ese tesoro antes que Bastión Hueco o los Villanos Finales… Podría ser muy peligroso si cayese en manos equivocadas.

Y tanto que podía ser peligroso. Inevitablemente, rememoró todo el lío que se armó con la Armadura de Gárland, objeto que provocó directamente su resurrección. La misma Lyn le dijo que Ronin y Kazuki planearon utilizar aquella armadura como una invocación para aplastar al bando de Bastión Hueco.

Si llegaban a hacerse con ese tesoro, esperaba que no se asemejara nada a aquella armadura. Por culpa de ésta, la vida de un inocente que no tenía nada que ver con la Orden corrió mucho peligro.

Abandonó sus pensamientos cuando, al fin, fue capaz de vislumbrar a lo lejos el exótico mundo en cuestión. Se sujetó con fuerza a los mangos de su vehículo e inició el descenso.

***


Antes de pisar tierra firme examinó qué componía aquel mundo. A simple vista le parecía maravilloso —a pesar de la roca con forma de calavera que le daba mal rollo—, un lugar sacado de cuento. En cuanto comprobó lo vasta que era la isla principal, se dio cuenta de una obviedad bien grande: buscar aquel tesoro sin pista alguna sería como buscar una aguja en un pajar. Podría encontrarse en cualquier parte de aquella isla gigantesca, o puede que no y estuviera escondido en la gran roca tétrica. ¿Y si por el contrario se encontraba bajo el mar? ¡A saber!

Aterrizaron sin problemas en un claro de la selva. Light desactivó su armadura y empezó a dar sus primeros pasos en terreno desconocido, con llave en mano. Aquel paraíso natural y relajante contaba con un clima envidiable: puede que en sus próximas vacaciones eligiera las playas de aquella isla para tomar el sol. Si regresaba a Islas del Destino lo mismo volvía a coincidir con Ragun, y no le apetecía demasiado (por no decir nada).

«¿Pensando ya en vacaciones?».

«¡Déjame! Joder, después de todo lo que nos ha pasado creo que lo merecemos», le respondió a su eidolon desmaterializado, tajante.

Está bien, aquí toca separarnos. Yo me iré por allí. —Ronin dejó constancia de la ruta que iba a escoger—, y tened cuidado, ¿vale?

La búsqueda del tesoro comenzaba.

Pues yo voy por aquí también. ¡Hasta luego si eso! —Se despidió con entusiasmo de los aprendices que se quedaran allí.

Light tiró por la misma ruta que había cogido Ronin. La verdad es que no tenía especial preferencia por ningún camino de los disponibles, y el mero hecho de ir con el pirata le transmitía más seguridad. Si las cosas se ponían realmente feas su Maestro siempre le podría echar un cable; aunque no entraba dentro de sus planes depender de nadie, y mucho menos pedir expresamente ayuda a alguien que no fuera Gaomon.

Mientras aceleraba el paso para alcanzar a su Maestro, los gritos de unos niños alcanzaron sus oídos y le llamaron bastante la atención.

«¿Niños? ¿En medio de una selva?».

No le parecía un lugar adecuado para jugar, la verdad. En ese caso, si había niños correteando y jugando por ahí, aquella isla no podía ser tan peligrosa, ¿no? El lugar idóneo para irse de vacaciones, vaya. Seguramente aquellos niños procedían de una aldea cercana.

De todos modos solo podía hacer suposiciones al no conocer aquel mundo.

Como le dio la impresión de que eran niños que simplemente estaban jugando —¿a polis y cacos quizás? Por lo de "niños malos" más que nada—, no le dio mucha importancia y se limitó a seguir los pasos de su Maestro.

Eh, Ronin —le llamó. A pesar de que se dirigía formalmente a los Maestros, ya habían transcurrido dos años desde que empezó a entrenar con su mentor, por lo que había cogido confianza—. ¿Cuando dijiste que este mundo se las trae te referías a los Sincorazón? ¿O hay otros peligros aparte de estos? —le interrogó interesado para aprender más sobre aquel mundo.

»Y ahora que lo pienso, ¿qué clase de nombre es Nunca Jamás para un mundo? —reflexionó después en voz alta.
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Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Notapor 15nuxalxv » Vie Ene 23, 2015 11:05 pm

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Antes de acudir a la cita de Ronin, pasé por la cantina del castillo y me agencié con un café y un bollo. El desayuno era la comida más importante del día, y más todavía si había misión. Además, ya había pasado bastante hambre en Port Royal como para saltarme comidas a la ligera.

Mientras acababa con el pastelillo, vislumbré a Ronin, una solitaria montaña en medio de la explanada verde. Su expresión y pose eran serias; sin duda aquella misión no debía tomarse en broma. Aquel Maestro se alejaba de el que fue la primera vez que le conocí, sin duda. Aunque, después de todo, estábamos en guerra. Un conflicto que, según lo que Neru me contó, supuestamente había comenzado él.

Yo tampoco estaría recogiendo florecillas en el campo, precisamente.

Una vez estuvimos allí los cuatro, Ronin se limitó a armarse y a invocar al Glider. Miré a mis compañeros. La que se había presentado como Hana parecía algo alicaída, aunque tampoco quise entrometerme. No la conocía, y seguramente ella no tuviera muchos deseos de cambiar eso. Light, por su parte, sí que la animó.

Imité a Ronin, materializando armadura y Glider, y emprendí el vuelo tras él. Me pregunté a qué mundo nos dirigíamos, había más posibilidades de que no lo hubiese visitado. La idea de explorar y descubrir me hizo sentir más ligera mientras nos elevábamos por el cielo azul.

Una vez nos sumergimos en el infinito de planetas y constelaciones, el Maestro comenzó a relatarnos nuestro cometido. Presté atención a sus palabras, aunque sin dejar de observar maravillada el Universo que se abría ante mí. Jamás dejaría de maravillarme.

Escuchadme atentamente, chicos. Nos ha llegado información sobre el paradero de un enorme tesoro en un mundo llamado Nunca Jamás, ¿lo conocéis? Hace unos años, la propia maestra Nanashi encaminó una expedición al lugar, igual alguno de vosotros acudió con ellaMiré a mis compañeros buscando una respuesta afirmativa, después negué con la cabeza—. Sobre ese tesoro… no sabemos nada, excepto que podría hallarse en ese mundo. Así que tocará explorar hoy, chavales, y espero que hayáis desayunado fuerte porque ese sitio se las trae.

En resumen, debíamos buscar un tesoro sin saber su paradero, ni si estaba protegido… No sabíamos de qué se trataba siquiera. Mi mente, tratando de imaginarlo, no pudo evitar recordar los cofres pirata que hacían que embarcaciones se disputaran para llegar los primeros a la isla desierta donde estaban enterrados. O al menos, los relatos sobre ellos que contaban los viejos lobos de mar, demasiado cansados para navegar pero no tanto como para contar una buena historia.

Los cinco nos internamos en una nube de gas amarillento, que afortunadamente no era lo bastante denso como para nublar mi vista o mis oídos. Seguí escuchando a Ronin, ahora más atenta.

>>No creo que Mog esté equivocado, pero si lo que nos ha dicho es cierto, debemos encontrar ese tesoro antes que Bastión Hueco o los Villanos Finales… Podría ser muy peligroso si cayese en manos equivocadas.

Así que era un elemento clave para la guerra… No sabía quiénes eran esos Villanos Finales, aunque el nombre de por sí ya traía connotaciones negativas. Debía investigar más sobre el presente de la Orden, para poder seguir las conversaciones y entenderlo todo. Aún era una novata, después de todo.

Seguí preguntándome qué sería aquel “tesoro”: ¿armas? ¿Estrategias? ¿Documentos con descubrimientos inéditos? Un millar de posibilidades se abrían ante mí. Me sentí algo cohibida, no podía negarlo. No sabía si aquella misión me quedaría demasiado grande para mis capacidades. Tal vez lo mejor sería tomarla como una prueba para medir mis progresos, para convencerme a mí misma de que era una buena Aprendiza.

Algo más motivada a causa de aquel pensamiento, al fin salimos de un grupo de nubes que nos había estado impidiendo ver el mundo. A duras penas conseguí reprimir una exclamación.

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Era una gran isla rodeada de resplandeciente y azul mar. Había una gran roca en forma de calavera que parecía sacada de los relatos de los marineros, doradas playas, selvas tropicales. Pero lo que más llamaron mi atención fue una especie de arcos de colores que surcaban el cielo, como el rastro que podría dejar un hada al volar más allá de las estrellas. En Port Royal jamás había visto uno, pero si no se equivocaba, se llamaba arcoiris.

Siguiendo al Maestro, aterrizamos en un claro en mitad de la jungla, donde todo eran verdes hojas y viento silbante. Desintegré Glider y armadura y volví a mi apariencia normal: mi pañuelo rojo, mi chaleco negro, mis bombachos, mis botas. Y el zurrón, por supuesto.

Giré sobre mí misma lentamente para observarlo todo bien. No quería perderme ni un detalle.

Está bien, aquí toca separarnos. Yo me iré por allí señaló su ruta—, y tened cuidado, ¿vale?

Asentí. Estaba emocionada por comenzar a explorar la isla, no podía negarlo.

Pues yo voy por aquí también. ¡Hasta luego si eso!Light decidió marchar con Ronin. Me despedí con la mano. Él parecía también exaltado.

Ahora yo debía elegir ruta. Podía seguir a los dos hombres, ir con Myxa y Hana, o lanzarme en solitario. ¿Qué hacer?

¿Vosotras hacia dónde vais a…les pregunté a mis compañeras, mientras comenzaba a caminar hacia ningún lado en concreto.

No pude acabar la frase, pues de pronto noté algo sólido golpeándome. Caí al suelo irremediablemente, acabando sentada. Con una mezcla de dolor y asombro, miré a mi alrededor, desorientada.

—¡No os detengáis por nada, corred! ¡Los niños malos no nos alcanzarán a esta velocidad, estoy segura! —Una voz gritona apareció de pronto, aunque allí no había nadie más.

—¡A-ah! ¡Ayudadme, mami no me dejes aquí!

Miré a las Aprendizas (si no se habían ido ya) extrañada, para después levantarme. Mientras me espolsaba los pantalones, llenos de tierra, dirigí la vista hacia donde se suponía que las voces procedían, en un ángulo de ciento ochenta grados respecto al camino de los chicos.

Creo que… Creo que me ha golpeado algo… invisibleIncluso diciéndolo en alto sonaba increíble.

Tanteé el aire buscándolo. Me sonrojé pensando lo tonta que parecería buscando algo que no era visible, aunque sabía que existía. Lo había notado.

Tenía curiosidad por saber quiénes eran los propietarios de aquellas voces y cuál era su problema con los “niños malos”, pero sería inmiscuirse en los asuntos del mundo. Aunque, bien mirado, podrían darles información.

¿Deberíamos preguntarles… qué les pasa? pediría la opinión de mis compañeras en caso de que quedara alguien junto a mí, mientras seguía tratando de encontrar aquellos que me había hecho caer.
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Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Notapor Crystal » Dom Ene 25, 2015 9:32 pm

Cuando me reuní de nuevo con la maestra, la seguí hasta el patio trasero del castillo. Allí Nanashi vistió su armadura y se montó en su Glider, y yo la imité sin demorarme. Ambas partimos hacia el intersticio en busca de aquel mundo que la maestra había llamado antes: Nunca Jamás.


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No podía creerme lo que estaba viendo: una enorme isla, rodeada de un precioso mar y una gran cantidad de arrecifes que parecían infinitos. Nanashi parecía ir rumbo allá, pero en último momento cambió la dirección, y tuve que seguirla sin rechistar. Ojalá hubiésemos podido parar allí… parecía un lugar tan cálido. Sin embargo Nanashi se dirigía unos islotes bastantes alejados de la costa.

Es allí, ¿lo ves?

Justo delante de nosotras se abría paso un enorme galeón que ondeaba una bandera pirata. Fantástico. Si salía viva de aquello no podría quejarme nunca más de nada.

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Sin Garfio, sin Garfio xDDDD


¿Cómo no verlo?

Aterrizamos cerca del galeón, detrás de unos arrecifes. Tuve que espabilarme, puesto que Nanashi iba a la suya y en cuanto acabó se dirigió directamente al lugar. Yo la seguí, observando todos aquellos piratas que había en la orilla. Por lo visto vagueaban, cosa típica, al lado de la rampa del barco.

Debemos mantener la calma. No creo que sea sencillo hacernos con su confianza por las buenas, pero intenta no cometer ninguna imprudencia. Piensa que esta misión te ayudará a ganar experiencia, Freya.

Está bien.

La maestra se encaminó a la entrada del barco, y los piratas empezaron a emocionarse. Dirigían unas miradas lascivas, silbaban o reían, todo esto a causa de la impresión que causaba la maestra a su paso. Obviamente, la belleza de Nanashi no podía ser ocultada ni podía pasar desapercibida. Todo lo contrario a mí.

Oh, ¿qué hacen dos damiselas tan bellas por aquí, en ninguna parte? —comentó uno, que cuando se acercó pude notar su olor a alcohol.

Otro de los piratas silbó, y el rostro de Nanashi mostraba que le estaba costando horrores el no perder los nervios. No sabía qué hacer para ayudarla, aquella situación era igual de embarazosa para las dos.

Nos gustaría ver al capitán, estamos interesadas en ofrecer nuestra ayuda.

A partir de aquello empezaron a rodearnos, como si la curiosidad les hubiese traído hasta allí. Yo también tuve que hacer un esfuerzo para no poner los ojos en blanco.

¿Y de verdad piensas que el mismísimo Capitán Garfio va a dejar que unas…?

¡Silencio! —alguien interrumpió todo el escándalo. Obviamente tenía que ser alguien importante, porque todos callaron al instante— Si quieren ver al capitán… Adelante.

Wow, estáis de suerte. Ahora que lo pienso a nuestra tripulación no le vendría mal un toque femenino, jeje.

Ni de coña —añadí, lo suficientemente bajo para que ni la maestra que estaba a mi lado pudiese oírme.

Cuando nos dieron paso, subimos las escaleras para llegar a la cubierta. Intenté mantener una expresión neutra, pero estaba segura de que se notaba mi nerviosismo. Cuando la maestra mencionó lo de los piratas, no me imaginaba algo así. Era la primera vez que tenía contacto con ellos.

Seguidme.

En todo momento me mantuve al lado de Nanashi, temiendo que si me despistaba pudiera acabar entre las zarpas de alguno de aquellos. Aunque en la tripulación también había mujeres, parecían igual de peligrosas. Finalmente llegamos a lo que parecía la puerta del camarote del capitán. Entramos, y todo estaba oscuro. Y por si fuera poco escuché el ruido de llaves cerrando tras nosotras. Las posibilidades de escapar de allí se reducían por momentos. Gracias a una especie de lámpara pude ver que había en aquella sala. Un garfio clavado en un mapa. Aquello era aterrador.

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¿Y quién tiene el placer de querer reunirse… Con el Capitán Garfio?

Nanashi me miró, alentándome con la mirada a que hiciese el trabajo de explicarle al Capitán nuestras intenciones. Se me hizo un nudo en la garganta; no sabía si sería capaz de aquello. Tenía miedo a fastidiarlo todo.

C-Capitán, estamos aquí para ofrecerle un trato —noté como me costaba hablar, y como todo mi cuerpo temblaba. Me cogí ambas manos con fuerza, y olvidé lo que vendría después de aquello para intentar recobrar fuerza en mis palabras—. Necesitamos su ayuda para encontrar… Un tesoro. A cambio, por supuesto, mi maestra y yo le ofrecemos nuestro servicio y llevaremos a cargo el encargo que le apetezca mandarnos.

Me había subido arriba con toda aquella charla. Crucé mis brazos y sonreí, pensando en que no me había ido tan mal como creía.

>> Piénselo bien, Capitán. Nuestra ayuda puede sacarle de más de un apuro si lo necesita.
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Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Notapor Nell » Lun Ene 26, 2015 4:14 am

Reunidos todos juntitos alrededor de Ronin, Hana no pudo evitar pensar que cada vez parecían más una pandilla de retrasados. Lo tenían todo: el pirata tuerto que se creía muy guay (y no, no lo era); Light, el arrepentido borracho y miedica cuya honestidad le asqueaba (como todas las honestidades); Jeanne, la mojigata y seguramente listilla del grupo (como revelaban sus gafas, aunque su pañuelo le gustaba); y Myxa, la novata que ni sabría qué demonios hacía allí, y tan bajita que algunos podrían pisarla (por suerte, Hana no se contaba entre ellos).

Por último, ella misma. Una depresiva y traumatizada niñata que no podía tener ni un pensamiento feliz.

¿Cómo no iba a volver a salir todo mal?

Necesitaba odiarles. Si no lo hacía, y algo les ocurría… se atormentaría también por ello.

Anímate, mujer.

Le sobresaltó la voz de Light, perdida en sus cavilaciones y decidió no responderle. Ni siquiera tenía fuerzas para decirle que se metiera en sus asuntos o que la dejara en paz. Ni en reconocer que se sentía un poco mejor cada vez que alguien le apoyaba.

Con todos reunidos, partieron enseguida. Hana no quiso preguntarse por la seriedad del Maestro. No le importaba, del mismo modo que a él no le importaba ella.

Se dio cuenta enseguida de que iban a un nuevo mundo, uno al menos en el que la chica no había estado. Mientras viajaban, y se aproximaban a una nube amarillenta que cubría parte de la entrada al cielo, fue explicándoles adónde se dirigían:

Escuchadme atentamente, chicos. Nos ha llegado información sobre el paradero de un enorme tesoro en un mundo llamado Nunca Jamás, ¿lo conocéis? —«Pues no, genio»―. Hace unos años, la propia maestra Nanashi encaminó una expedición al lugar, igual alguno de vosotros acudió con ella. Sobre ese tesoro… no sabemos nada, excepto que podría hallarse en ese mundo. Así que tocará explorar hoy, chavales, y espero que hayáis desayunado fuerte porque ese sitio se las trae.

Cuando alcanzaron la nube, siguió volando guiada por la voz de Ronin. La idea del tesoro habría encantado a la antigua Hana y esta ya habría empezado a maquinar la mejor forma de hacerse con él y apropiárselo. La nueva, no. Lo tenía por una empresa perdida. Daría una vuelta para airear las piernas y regresaría otra vez con las manos vacías.

Intentó tocar la nube, pero era como niebla espesa. Menuda decepción. Estuvo tentada a quitarse el casco para comprobar si sabía o no a algo, al menos.

No creo que Mog esté equivocado, pero si lo que nos ha dicho es cierto, debemos encontrar ese tesoro antes que Bastión Hueco o los Villanos Finales… Podría ser muy peligroso si cayese en manos equivocadas.

Ronin no dijo más, y Hana interpretó correctamente que no pensaba decirles en qué consistía ese tesoro. ¿Para qué, claro? Solo eran unos aprendices idiotas que la pifiarían por ahí mientras él lo buscaba. Pues muy bien, eso mismo pensaba hacer.

Podía quedárselo: a Hana no le interesaba nada que Tierra de Partida quisiera.

No obstante, tenía que admitir que el lugar era bonito. La isla que se extendió bajo sus pies, cuando sobrepasaron la nube, estaba rebosante de vegetación. ¡Incluso había una roca en forma de calavera! Era el sueño de todo pirata. El arcoíris, sin embargo, le amargaba un poco el ambiente.

Aterrizaron en la selva. Hana saltó del glider y se estiró cual gata, porque se sentía verdaderamente contraída, como si llevara meses sin moverse. El Maestro, como había supuesto antes la chica, se alejó rápidamente de ellos, y Light le siguió detrás.

Que os cunda.

Ni en broma iba a seguirles a ambos. A uno, porque reiteradamente tenía que repetirse que le daba completamente igual el Maestro; y al otro, porque no quería que continuara dándole ánimos ni ñoñerías por el estilo.

Sin embargo, en ese mismo instante, algo ocurrió. Jeanne se dirigió a ambas y…

¿Vosotras hacia dónde vais a…?

… se cayó de espaldas. Hana, testigo de cómo la chiquilla caminando hacia delante se hacía daño en el coxis, no sabía si reír o llorar. Anteriormente, habría hecho lo primero sin dudarlo. Ahora, quizá lo que tenía que plantearse era si debía irse de una puñetera vez de Tierra de Partida y ganarse la vida como buena pirata en Port Royal, o en algún otro lugar de mala muerte.

Justo en ese momento, por el lado contrario al que se habían marchado Light y Ronin, se escucharon unas voces que, por sus palabras, parecían estar huyendo de algo. No veía cómo ella misma podía ser peor que la cosa de la que estuvieran escapando, así que decidió dirigirse por ahí.

Jeanne, por otro lado, seguía con su problema, buscando en el aire a un culpable.

Creo que… Creo que me ha golpeado algo… invisible.

Claro, cómo no. Te dejo con tu amigo, voy a ver qué tripa se le ha roto a esa gente ―le soltó Hana.

En su propio repertorio de hechizos tenía uno de invisibilidad, pero no cayó en ello. Prefería pensar que todos estaban locos, y que no era solo cosa suya.

Se dirigió hacia el camino del que procedían las voces, sin prisa, con las manos en los bolsillos. No obstante, había una palabra que le repiqueteaba en el cerebro:

«¿Mami?»
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Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Notapor Tsuna » Mié Ene 28, 2015 8:34 pm

Light:

Nada más llegar a Nunca Jamás cada uno de los aprendices tuvo claro lo que hacer. En el caso de Light, convencido de que al otro lado del claro solo iba a encontrar un grupo de niños jugando a polis y cacos, algo totalmente normal para alguien que no conocía el mundo, se apresuró por seguir a Ronin a través del follaje de la selva. El camino no resultó ser complicado, y lo único a destacar eran las raíces que sobresalían de manera peligrosa en el suelo, o los molestos insectos que se adherían con rapidez a la vestimenta del aprendiz.

Encontrar a Ronin en aquel paisaje fue como encontrar una estrella en el cielo nocturno. Su ropa roja y llamativa, así como su altura, lo ayudaban a destacar por encima de todo lo demás. A los dos minutos caminando ambos dejaron de escuchar los gritos de los niños, y del resto de aprendices. Se habían quedado solos pero, ¿a dónde iría el maestro de maestros? Parecía tener claro un objetivo, o igual no. A medida que avanzaban el olor a mar se hacía más fuerte, y el sonido de las olas chocando con la costa también.

Anda, Light, ¿qué tal te va? ¿Has encontrado algo? —Comentó de pronto Ronin, como si hubiese ignorado la presencia de su aprendiz durante todo ese tiempo

Los dos se habían detenido a la salida de la selva, en un peligroso risco de la isla que conectaba con una zona montañosa y con el mar. Muy a lo lejos los dos pudieron ver un enorme barco pirata de color rojo, ¿o quizás marrón? Desde aquella distancia era difícil de averiguar, pero el maestro no comentó nada al respecto. De hecho, comenzó a mostrar interés cuando Light mencionó a los Sincorazón.

Ah, sí, los Sincorazón. Ahora que me lo has recordado, esa es otra de las razones que me han traído aquí —Ronin se cruzó de brazos, pensativo y con bastante seriedad. Tenía la vista perdida en el horizonte, en el barco pirata—. Hay otra zona en este mundo llamada Londres, que si no me equivoco te debería ser familiar. Verás, hace un tiempo unos aprendices fueron con Kazuki a investigar allí, y nos dimos cuenta de la terrible realidad que puede estar amenazando este lugar —fue entonces cuando Ronin dirigió su vista al aprendiz—. Los Sincorazón crecen por momentos en Londres, y están controlados por uno mucho más poderoso, puede que demasiado. Los aprendices hubiesen muerto aquella noche de no ser por el vago de Kazuki, y los seres de oscuridad no paran de propagarse con rapidez. ¿Entiendes lo que eso significa?

El maestro de maestros señaló entonces el galeón, a lo lejos. Cambiando de tema y respondiendo a una de las preguntas que Light le había formulado.

>Este mundo se las trae principalmente por los piratas, Light. Y porque es el lugar ideal para vivir aventuras —y le golpeó con tal fuerza en la espalda, que el aprendiz estuvo a punto de caer al vacío—. Basta de tanta cháchara, ¡tenemos que espabilar que los tesoros no se buscan solos! Venga, déjame la montaña a mí.

Ronin echó a andar por el mismo sendero que llevaba a la zona montañosa, alejándose cada vez más de la jungla. Pero a su aprendiz se le abrían nuevos caminos. Podía optar por volver a la selva o intentar ir tras el maestro —a pesar de lo que éste le hubiese dicho—, también tenía la posibilidad de aventurarse por un camino del precipicio que descendía hasta una playa y parecía un poco peligroso. O bien montar en Glider e ir al barco pirata, pero aquello sería una locura, ¿no? ¿Qué iba a hacer acaso en un barco pirata? Además, era libre de quedarse allí quieto, pero llegaría bastante moreno a Tierra de Partida porque el sol pegaba fuerte.

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Puedes ir detrás de Ronin si quieres, pero te ha dicho que él se encargará de la montaña. Y sí, puedes colarte en la parte de Bastión Hueco. Elige bien.


Freya:

Al principio la aprendiza se mostró intimidada, una reacción completamente normal cuando estaban ambas encerradas en un barco pirata frente al mismo capitán. Ningún pirata, si es que había alguno más aparte del que cerró la puerta, dijo nada, ni siquiera la propia maestra. Fue todo completo silencio hasta que la chica terminase de explicarle la situación. El supuesto Capitán Garfio jugaba con su peculiar mano sobre el mapa, mientras escuchaba paciente la propuesta de Freya: ayudarles a encontrar un tesoro a cambio de cumplir cualquier encargo que les mandase. Y después de unos pocos segundos de tensión, el capitán respondió.

¿Un tesoro? ¿Cuál de ellos, si puede saberse? —y alzó el garfio en la oscuridad, desapareciendo de su vista. Además, varias risas resonaron en la sala dando a entender que había más piratas allí— Nunca Jamás es demasiado grande para buscar un simple tesoro. ¿Y qué os hace pensar que vuestra ayuda nos compensará?

La maestra Nanashi frunció el ceño, imaginando por dónde iba a terminar la conversación. ¿Confiar en la palabra de dos desconocidas para encontrar un tesoro que podría darles riquezas inimaginables? Y eso, si llegaban a encontrarlo. ¿Cómo iba a poder fiarse de ellas? Su respuesta estaba clara, no iba aceptar, no a menos que pretendiesen insistir más.

Puede tener plena confianza en nosotras, capitán. Nuestro grupo es mucho más numeroso, y no debería subestirmarnos por nuestra condición.

Ambas escucharon unos pasos de alguien al otro lado del camarote, dando a entender que se acercaba cautelosamente al capitán y, aunque intentase susurrar de forma disimulada, las dos pudieron escucharlo sin problemas.

P-pero capitán, ¿qué hay sobre Peter Pan?

En ese instante la puerta del camarote se abrió de par en par desde afuera, alertando a todos. Dos hombres entraron de forma violenta, tirando varios cuerpos al suelo junto a Freya. Algunos piratas aprovecharon para encender mejor las luces —concretamente lámparas de las paredes—, y tanto la aprendiza como Nanashi pudieron ver con todo detalle el camarote del capitán: se podían contar hasta cinco corsarios allí, aparte de los que habían entrado y del propio capitán.

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El Capitán Garfio, ahora ante la aprendiza, vestía ropas de motivos rojizos, así como un sombrero donde descansaba una gran pluma, y enseñaba unos bigotes de lo más peculiares. Pero eso no era todo, sino que una de sus manos era el garfio que había visto antes sobre el mapa. Al lado del capitán se encontraba otro hombre más viejo y con pinta de bonachón; él era quien había intentado susurrarle algo sobre un tal Peter Pan al capitán.

¡Campanilla estás bien! ¡Garfio, suéltala!

Ahora sí que estamos en problemas…

Los dos cuerpos que habían caído junto a Freya pertenecían a dos niños. Uno con más carácter que el otro, vestido con pieles de zorro anaranjadas. El chico restante, por su parte, parecía vestir con lo que parecía una bata blanca, un sombrero y unas gafas; mostraba una personalidad más seria y madura:

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Nanashi no intervino en ningún momento, pues aquella situación les era completamente ajena. La idea de haber viajado tan lejos era aliarse con los piratas para tener más éxito en su búsqueda del tesoro, no salvar a unos niños. El Capitán Garfio por su parte sonrió, orgulloso por su nueva victoria, y agarró la lámpara que había iluminado levemente antes la sala con su garfio. Ahora todos podían verla mejor, y dentro se encontraron lo que nunca hubiesen imaginado: un hada.

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¡Campanilla! —Exclamó el chico vestido de zorro, amordazado e impotente en el suelo

¡Está bien! ¡Acepto vuestra ayuda!—respondió finalmente a las mujeres de Bastión Hueco— Pero a cambio, solo tengo una petición… Eliminad a Peter Pan.

Los niños se sobresaltaron en el sitio, alarmados, y la supuesta Campanilla comenzó a darle patadas al cristal de la lámpara, en vano porque no tenía manera de salir.

>Peter Pan es un auténtico diablo, un demonio. No sería de extrañar que esos monstruos que no paran de asaltar nuestra nave estén a sus órdenes —la maestra Nanashi abrió los ojos sorprendida por un detalle como ese—. Aunque todavía no he tenido el honor de conoceros.

Nanashi. Y la joven que me acompaña se llama Freya. —dijo lo más secamente que pudo

Garfio rió ante todos, mostrando cierto odio en sus ojos. Quizás había encontrado por fin la manera de acabar con aquel peligroso Peter Pan.

Podéis entonces prepararos antes de partir. La guarida de Peter Pan está en Nunca Jamás. Y recordad: si no veo su frío cuerpo ante mí, no habrá tesoro alguno queridas.

N-no le creáis, ¡es todo una vil mentira!

¡Eso es! ¡Peter no es ningún demonio!

Pero no pudieron protestar más. Los piratas se los llevaron de allí a los cuatro, dejando a Campanilla en manos del capitán y encerrada en la lámpara.

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Sé que esto te habrá resultado de lo más inesperado, pero no te alarmes. Actuaremos con cautela y mientras tanto les seguiremos el juego. Quédate aquí y prepárate debidamente.

Freya terminó en una habitación dentro del barco, supuestamente donde los piratas los habían dejado a todos. En aquel lugar había algunas estanterías con ropa y materiales de pesca, así como lámparas colgadas en las paredes y una gran alfombra roja, sin ventanas por ninguna parte. Si Freya no estaba acostumbrada a ir en barco notaría de inmediato los efectos del mar, y la cabeza le empezaría a dar algunas vueltas. La maestra Nanashi salió por la única puerta y no volvió a aparecer más, pero la chica se había quedado sola con los dos niños capturados en unas jaulas —y ya no estaban amordazados— , todos acompañados por otro pirata que se había quedado dormido. Los pequeños, sabiendo la oportunidad que tenían, intentaron tentar a la suerte.

Tss, eh. ¿Te llamabas Freya? ¿¡De verdad vas a creer a ese mentiroso!? —Susurró por lo bajo a la aprendiza

Por favor, ayúdanos. Tenemos que salir de aquí, o Wendy y los demás se preocuparán.

Pero entonces un estruendo resonó detrás de la puerta, acompañado de algunos quejidos. Por los ruidos parecía que se había librado un breve combate donde varios piratas cayeron sin dejar mayor pista que sus gritos de agonía. El hombre que acompañaba a la aprendiza se despertó y, aturdido todavía por el sueño, se acercó a dicha puerta, no sin antes mirar a la chica para proponerle un trato.

¿Pero qué demonios pasa ahora? Escucha tú… Si quieres demostrar tu confianza hacia el capitán y la tripulación, entra ahí y averigua qué ha pasado. ¿Vale? —Bonita forma de no jugarse el pellejo

El desalmado se aproximó a la puerta, a punto de abrirla. Mientras tanto Freya no estaba siendo vigilada. ¿De verdad iba a liberar a esos niños suplicantes y traicionar a Garfio? ¿O se adentraría directamente donde el hombre le decía? Éste abrió la puerta levemente, pero no estaba prestando demasiada atención por el sueño y el cansancio que tenía encima. Y si era conocedora del poder de la Llave Espada, se daría cuenta de que podría abrir las jaulas sin problemas con apuntar a los candados, aun así, tenía la llave de las jaulas en una mesilla a su lado.

Te llevaremos ante Peter si quieres… Tienes nuestra palabra.

Dependía solamente de Freya. Podía liberar a los niños, acabar con el pirata rápidamente e intentar salir de allí, o bien podía ir sola y hacerle caso al bucanero, como si nadie hubiese escuchado nada de los prisioneros.

Jeanne:

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Creo que… Creo que me ha golpeado algo… invisible.

Claro, cómo no. Te dejo con tu amigo, voy a ver qué tripa se le ha roto a esa gente

Tanto Myxa como Hana se marcharon al lugar del que provenían los gritos, los mismos que Light había ignorado pensando que se trataban de simples niños jugando a polis y cacos. Entretanto, Jeanne Mars siguió buscando aquello que la había hecho caer, sintiéndose ridícula por lo tonta que podía estar pareciendo, y su última pregunta no le llegó a nadie, al menos en principio. Pero a los pocos segundos se terminaría dando cuenta de que algunas plantas de entre los matorrales se doblaban bruscamente llegado un punto, como si hubiese algo invisible y estático que provocase ese efecto.

La aprendiza no tardaría en sentir una superficie sólida en sus manos, como si estuviese tocando algo de mayor tamaño que ella. Fue ahí cuando por accidente presionó lo que pareció un interruptor y todo se aclaró:

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Una enorme nave se materializó frente a ella, revelando aquello con lo que la aprendiza se había chocado al llegar. Pero claro, nadie se había fijado y todos tomaron sus caminos, ignorando aquel extraño suceso, excepto la propia Jeanne. No tardaría en iluminarse una luz verde proveniente de uno de los laterales del aparato volador, abriéndose después unas escaleras hasta tierra firme. De su interior salió una criatura de esas cuya raza abundaba en Tierra de Partida o en Ciudad de Paso: un Moguri.

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¿Qué les pasa a quiénes? ¿Ya habéis encontrado el tesoro, kupó?

El moguri pisó tierra firme con una llave inglesa en mano, y se sobresaltó al ver que allí no estaba quien hubiese esperado. Al contrario, se topó con Jeanne cara a cara, y la pequeña criatura asustada retrocedió de un salto.

¡Tú no eres quién yo pensaba, kupó! ¿¡Has venido a por nosotros, kupó!? ¡Electro!

El moguri extendió su llave inglesa hacia la aprendiza e invocó unos rayos que alcanzaron a esta, pero no sufrió muchos daños, sino un escozor y leves espasmos en la zona del golpe. Parecía inofensivo, aunque se encontraba asustado por alguna razón. ¿Sería bueno preguntarle algo, o tomaría la chica otro camino? Parecía que no solo Tierra de Partida andaba detrás del tesoro.

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Jeanne Mars:
VIT: 16/20
PH: 20/20


Hana y Myxa:


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Solo Hana y Myxa acudieron a los gritos de auxilio de los niños, sobre todo la segunda, que se lanzó directa hacia el lugar. Atravesaron algunas ramas y telas de araña que colgaban en los troncos de las palmeras, y al llegar vieron un escenario de lo más variopinto, o igual no…

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Efectivamente, una marea de sombras se había conglomerado en aquel estrecho camino y corrían todas detrás de un grupo de niños:

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Estos parecían ir vestidos con pieles de animales salvajes, y el pobre chico con disfraz de oso se había tropezado con una rama. ¡La avalancha de Sombras le iba a caer encima! Pero afortunadamente la única mujer del grupo, que no resultó ser ninguna madre, sino una niña, le salvó por los pelos. Corrieron con todas sus fuerzas y chocaron con el grupo de Hana y Myxa, consiguiendo que todos los presentes cayesen sobre la tierra.

¡Oh, no puede ser!

La masa de Sincorazón cada vez estaba más cerca de ellos, tanto que incluso algunas Sombras se atrevieron a saltar sobre el grupo de jóvenes, dispuestas a arrebatarles sus corazones. El camino era estrecho, y estaban todos allí en el suelo. Myxa había terminado bajo el niño con disfraz de oso, y sobre Hana había caído la niña y el pequeño con disfraz de mofeta. ¡Tenían que salir de allí cuanto antes!

¡Mami, nos van a comer!

¿Quiénes sois? Nunca os habíamos visto antes por aquí —y una Sombra aterrizó a su lado, junto a Hana —. ¡Esto es terrible! ¡Tenemos que escapar!

La niña se levantó como pudo y ayudó a Hana a levantarse. El osito por su parte se apuró e hizo lo mismo con Myxa.

¡Corred, por aquí!

Los niños llevaron a Myxa y a Hana agarradas por las muñecas a toda prisa por la angosta ruta, escapando como pudieron de los monstruos. Una incluso se agarró al rostro de Myxa como un insecto, pero no tardó en desprenderse y caer al suelo. Pasaron unos minutos corriendo por la selva, pero no hubo manera de escapar.

¡Qué insistentes están hoy! Normalmente con correr un poco es suficiente pero… Yo estoy exhausta.

Acabaron en una especie de charca oculta en la jungla. Y las aprendizas estaban ahora rodeadas por las Sombras y un nuevo invitado:

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Hana Shimizu:
VIT: 46/46
PH: 32/32

Myxa:
VIT: 46/46
PH: 16/16


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Fecha límite: Lunes 2 de Febrero.
EDIT: Editada la imagen del Moguri, que me han comentado que da problemas y no se visualiza correctamente. Se trata de Nono de Final Fantasy XII, por si las dudas.
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Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Notapor Light » Jue Ene 29, 2015 4:11 pm

Aprendiz y Maestro llegaron a una zona de la isla que conectaba montaña con mar. Light se aproximó con cuidado al borde del risco; tampoco demasiado, lo justo para otear algo mejor el barco pirata situado a lo lejos y disfrutar de las bonitas vistas.

Ah, sí, los Sincorazón. Ahora que me lo has recordado, esa es otra de las razones que me han traído aquí. Hay otra zona en este mundo llamada Londres, que si no me equivoco te debería ser familiar. —Light asintió, en efecto había estado en aquel lugar. Desconocía que estuviera conectado con Nunca Jamás y se sorprendió ligeramente al enterarse: ambas zonas eran completamente diferentes—. Verás, hace un tiempo unos aprendices fueron con Kazuki a investigar allí, y nos dimos cuenta de la terrible realidad que puede estar amenazando este lugar. —Ronin dejó de divisar el horizonte para mirar a su aprendiz—. Los Sincorazón crecen por momentos en Londres, y están controlados por uno mucho más poderoso, puede que demasiado. Los aprendices hubiesen muerto aquella noche de no ser por el vago de Kazuki, y los seres de oscuridad no paran de propagarse con rapidez. ¿Entiendes lo que eso significa?

Que estamos jodidos, vamos. Espero que en Nunca Jamás haya menos —comentó tras dar un resoplido, ligeramente agobiado.

Que el mundo estuviera repleto de Sincorazón no le hacía mucha gracia. Si además de buscar una aguja en un pajar debían enfrentarse a estas criaturas, iban a tardar la vida.

«Podremos defendernos los dos y acabar con ellos en un momento, no hay ningún problema», Gaomon intentó relajarle.

«Tienes razón», después de todo nunca estaba solo. Consideraba que él y su mascota hacían un buen equipo, por lo que no tenía nada que temer.

Ronin le señaló la embarcación alejada que podían ver desde allí.

Este mundo se las trae principalmente por los piratas, Light. Y porque es el lugar ideal para vivir aventuras.

El manotazo potente de Ronin casi le costó la vida, o en un caso más favorable, algunos huesos rotos. Light no pudo reprimir una pequeña exclamación cuando su cuerpo se inclinó peligrosamente, por culpa de su Maestro. Por suerte logró recuperar el equilibrio y no se cayó.

¿En qué demonios estaba pensando Ronin? Se llevó la mano al pecho y se quedó mirando la zona costera que quedaba bajo aquel acantilado, paralizado. A nadie le sentaba bien que le arrojaran por un precipicio después de todo: habría sido una caída de lo más dolorosa. Al menos le tranquilizaba pensar que de haber caído y reaccionar posteriormente a tiempo, la habilidad Planeador le hubiera salvado la vida.

Basta de tanta cháchara, ¡tenemos que espabilar que los tesoros no se buscan solos! Venga, déjame la montaña a mí.

Pues yo investigaré la costa —le indicó antes de que se separaran.

Las posibilidades de volver hacia atrás o visitar el galeón alejado le parecieron absurdas y ni siquiera pensó en estas. La primera implicaría perder el tiempo y la segunda no era segura teniendo en cuenta la clase de personas que eran los piratas; por no decir que volar hasta allí en glider resultaría demasiado llamativo.

«Vamos allá», al final iba a tirarse por el precipicio y todo.

Así que eligió bajar desde aquel acantilado para llegar a la costa. No descendería por ningún camino peligroso, sino que optaría por arrojarse desde el extremo del despeñadero (sin duda resultaba mucho más agradable que si te empujaban por sorpresa). El chico redujo la velocidad de la caída utilizando la habilidad Planeador para aterrizar de manera segura sobre la costa.

Una vez allí simplemente caminaría por ésta, examinando el suelo en busca de cualquier señal. Quizás el tesoro estaba enterrado por allí...
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Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Notapor 15nuxalxv » Sab Ene 31, 2015 4:06 am

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Mis dos compañeras se marcharon antes de que pudiese descubrir qué era aquello que me había hecho caer. La verdad, me sentía algo estúpida dando palos de ciego sin ningún resultado. Ya pensaba en abandonar mi búsqueda sin sentido cuando unos matorrales se doblaron misteriosamente, tal y como habían hecho cuando Hana y Myxa me abandonaron. Solo que ahora no había nadie que lo ocasionara.

Iba a investigar aquel extraño suceso cuando, al fin, las puntas de mis dedos notaron el tacto de un objeto invisible para mis ojos. Sorprendida (había empezado a dudar de si iba a encontrar algo), seguí modelando la forma de aquella cosa hasta que noté cómo se vencía bajo mi mano. Debió de ser un interruptor o algo parecido, pues de pronto ante mí apareció una gran nave, la responsable de mi caída.

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Pensé en avisar a los demás Aprendices, pero entonces unas luces de tono verdoso se iluminaron en su lateral, que desplegó una escalera hasta que tocó el suelo. Me alejé unos pasos para observarla mejor cuando de ellas bajó un pequeño ser que reconocí al instante, pese a que hacía relativamente poco que sabía de su existencia: un moguri.

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¿Qué les pasa a quiénes? ¿Ya habéis encontrado el tesoro, kupó?

¿Tesoro?

El pequeño ser, que parecía no haber advertido mi presencia, bajó hasta el suelo con una herramienta en la mano. Me pregunté a quién le hablaría. ¿Habría más seres invisibles a mi alrededor? O bueno, tal vez simplemente creyera que yo era otra persona. Aunque no me fiaba.

Terminó por ser la segunda opción, pues cuando me vio retrocedió, asustado.

¡Tú no eres quién yo pensaba, kupó! ¿¡Has venido a por nosotros, kupó!? ¡Electro!

Salté hacia atrás tratando de esquivar su súbito ataque, pero fue inútil. Se me erizaron todos el vello del cuerpo al notar la descarga, unidos a escozor y pequeños tics. Al menos había mejorado lo bastante como para no morir en el acto, pensé.

El moguri parecía aterrado, y eso que no había hecho nada. Mi sola presencia le provocaba miedo. ¿Qué podía hacer? Siempre estaba la opción de irme, pero había mencionado el tesoro, sin duda era un gran avance en mi búsqueda. Debía tomármelo con calma para poder sonsacarle información.

Alcé las manos con suavidad, para que viera que no iba a atacarle (pese a que él ya lo había hecho), y con voz calmada, hablé:

Tranquilo, estoy desarmada. ¿Ves? ―Aquello no era del todo cierto, podía invocar la Llave-Espada cuando quisiera, y ni siquiera necesitaba hacerlo para herirle―. Me llamo Jeanne Mars. Vengo en son de paz, sólo quiero hablar.

No podía parecer dubitativa, o sospecharía de mí.

Vaya, esa nave es impresionante. Sin duda, ha emprendido muchos viajes. ¿La cuidas tú? ―le pregunté, mirando la instrumento que sostenía como si fuese un arma― Debe de ser mucho trabajo…

>>¿A qué velocidad puede llegar?

Si desviaba su atención, probablemente conseguiría hacerme con su confianza y soltarle la lengua para que hablase. Me sentía algo manipuladora, utilizándolo tan groseramente; pero no era nada personal, después de todo. Era mi trabajo.

¿Y buscas un tesoro? ¡Debes ser un intrépido aventurero! Ese siempre ha sido mi deseo…

Aquello era en parte verdad, cuando era pequeña deseaba una vida como aquella. Y, reflexioné, ahora era así; más o menos.
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Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Notapor Nell » Dom Feb 01, 2015 5:03 pm

Al igual que ella, la chica llamada Myxa decidió descubrir qué ocurría detrás de aquellas voces. Hana no le puso trabas, ni se dirigió a ella. Cada uno era mayorcito para saber lo que hacía. En su lugar, fue haciendo camino hacia el lugar, puesto que estaba bloqueado por palmeras y telas de araña.

En el otro lado, les esperaba una veintena de sincorazón, que perseguían a tres niños. Los gritos procedían de uno vestido de osito (¿quién en su sano juicio podía ponerse eso?), puesto que había tropezado y pedía ayuda. La chica del grupo fue rápidamente a socorrerle, para levantarle y reanudar la marcha. Sin embargo, con las prisas, no se dieron cuenta de que Hana y Myxa se habían interpuesto en su camino y chocaron entre todos, regresando al suelo.

Hana luchó y pataleó por quitarse a la niña (¿la mami?) y al mofeta de encima suya, porque los sincorazón se acercaban cada vez más y saltaban sobre ellos. Pataleó a los que alcanzaba y cómo pudo. A la Sombra de su lado, le intentaría dar un cabezazo. No los temía, pero no quería tenerlos cerca mientras se sentía bloqueada.

Al final, a base de empezar a desmontar la montaña por la cima, se desenredaron entre todos y la niña ayudó a Hana a ponerse en pie. Esta ya estaba lista para interponerse entre ellos y las criaturas, cuando uno de los niños le cogió de la muñeca y la arrastró en su huida.

¡Oye, mocoso, suéltame! ¡Que yo puedo…!

Intentó desasirse con la mano, sin frenar, puesto que tenía miedo de hacer fuerza y arrastrarle con ella hacia los sincorazón. Si luchaba con ellos, tenía que ser en solitario.

Terminó por ser así cuando la chica comentó que estaba cansada de correr. Habían llegado hasta una charca en mitad de la jungla, y lo primero que hizo Hana fue ponerse entre los sincorazón y los niños. Por fin iba a conseguir algo de acción.

Sin embargo, estaban rodeados y no iba a ser fácil luchar y defenderlos al mismo tiempo. Lo único que se le ocurría le privaría de sesgar sincorazones con la Llave, como en ese momento deseaba más que nada para desestresarse, pero les salvaría a todos.

Echaos al suelo, ¡rápido! ―les ordenó, tratando de sonar como si no admitiera réplicas, porque no tenía ganas de discutir con ninguno de ellos su idea. ¿Y qué les importaba, si seguramente no la entenderían? Si se negaban o tardaban en reaccionar, Hana misma les pondría una mano en la cabeza y se la bajaría, para que se agacharan.

Supuso que Myxa actuaría como mejor viera, aunque la advertencia también iba para ella.

Creó diez pompas a su alrededor, flotando entre los sincorazón, a la espera de que alguno tocara una para que se iniciara la explosión en cadena. Puesto que ellos estaban en el centro, en teoría, no sufrirían daños. Solo en el hipotético caso de que las esquivaran, lanzaría un Electro a la más cercana para hacerla ella misma reventar.

Y fin. Nadie podría decirle que no hacía buenas acciones de vez en cuando.

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Pompas explosivas (HM) [Nivel 10] [Requiere Afinidad a Agua; Poder Mágico: 10]. Crea aproximadamente diez pompas pequeñas alrededor del usuario, que permanecen flotando en el aire hasta que alguien haga contacto con una, provocando una pequeña explosión de ésta. Las demás también lo harán según su cercanía con la primera que empieza la cadena.
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Awards 2010-2011, 2012, 2013, 2014 y 2015
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