Tierra de Partida—
Maestro, ¿Se sabe si han vuelto a aparecer los espectros negros que atacaron Villa Crepúsculo, o si Seifer ha vuelto a hacer de las suyas?—
No, eh, Naru. Villa Crepúsculo permanece tranquila, al menos de momento. Ningún habitante recuerda nada de los sucesos de ayer —contestó Kazuki a la primera pregunta.
—
¡¿POR QUÉ SIEMPRE DE MADRUGADA?! ¡Existen las 9 de la mañana!—
Debemos actuar lo antes posible y sin llamar la atención de, esto, habitantes de Villa Crepúsculo, Horo.—
¿Qué le hace suponer que la barrera nos dejará pasar a nosotros? —
La barrera está hechizada específicamente para que, eh... Los Maestros no podamos pasar. Podremos crear un pequeño agujero para que los aprendices podáis pasar, pero para nosotros es, em, imposible, Koiri.—
En resumen, entramos en la torre y despertamos a Yen Sid, ¿correcto?—
Correctísimo, eh, Moya —asintió Kazuki.
Con la última pregunta respondida, el Maestro esperó a que los aprendices cruzaran el portal, aunque sólo Maya había tenido la iniciativa de cruzarlo. El hombre tuvo que insistir a los demás para que se apresuraran a atravesarlo, e incluso tuvo que lanzarle un pequeño
Electro a Hiro para que se despertara.
Tenían trabajo que hacer.
Alec—
¿Por qué se me ha enviado únicamente a mí para esta misión? Quizás enviar a un segundo aprendiz aseguraría el que la misión se realizara con éxito, además de que no sabemos si Tierra de Partida tomará también cartas en el asunto. Recuerda que cuando se descubrió el estado del Maestro Yen Sid era parte de Tierra de Partida y Ronin aseguró que investigarían lo sucedido, es muy probable que ellos también actúen vistas las circunstancias—
Uf, hablas demasiado —protestó la niña, lanzándole una mirada asesina a Alec—.
Lo que ahora hay dentro de la torre es diferente a lo que había la última vez que la visitaste. No estamos seguras de qué es. Y lo sé, porque esa vez fui yo la responsable. Me aburría y me apetecía jugar un poco, ya sabes. Nunca imaginé que el viejales sería tan tonto como para dejar que le hechizara y que encima se negase a despertar.»
Te lo he dicho, vas solo porque no me apetece arriesgarme a meter a varios allí dentro sin saber exactamente qué hay. No somos como Tierra de Partida, no sois carne de cañón. Si mueres, bueno, serás un héroe —soltó una risita por lo bajo, como si le pareciera divertida la idea—.
Y sobre todo, porque lo digo yo. ¡No me cuestiones!Por un segundo, Alec pudo asegurar que algo le había golpeado en la nuca, como si le hubieran dado una colleja. Sin embargo, Shinju no se había movido (aunque le miraba con cara de enfado), y el dolor había desaparecido al instante. ¿Imaginaciones suyas?
—
Segunda, ¿se sabe a que clase de ser nos enfrentamos? ¿O hay alguna información sobre él? Debilidades, forma de atacar, cualquier cosa que pueda ayudarme en la misión y por último y mi duda más importante…—
No tengo ni idea —Se encogió de hombros—.
Cuando atacaron ayer Villa Crepúsculo eran una especie de fantasmas negros, vulnerables a la llave espada. Úsala si te encuentras algo así.—
¿Voy a tener que pasar nuevamente por el acertijo de las partituras? Porque si entre cuatro nos costó, no quiero saber el tiempo y la energía gastaría completando todas las partituras que encuentre.
—
¡Eres un maldito preguntón! ¡No, no tendrás que pasar por ningún acertijo! —le gritó, arreándole ahora sí una colleja al aprendiz—.
De hecho, si ves alguna partitura aléjate de ella. O acabarás en el mundo musical que Yen Sid protege. Céntrate en encontrar al viejales en la parte más alta de la torre, en su desván.»
¡Se acabaron las preguntas!Menudo inicio de misión. Cuando el tren apareció, Shinju entró la primera, con Lolo en el hombro. La joven Maestra se sentó alejada de Alec, con cara de pocos amigos. La oferta del aprendiz de jugar al Poker fue respondida con un silencio sepulcral por parte de ella, y con un graznido desagradable por parte del loro.
Pasados cinco minutos de viaje, finalmente, Shinju se acercó hasta el semibrujo. Seguía teniendo cara de enfado, pero ligeramente menos que antes.
—
Toma esto.Le extendió un largo pergamino enrollado, que había sacado de su bolsillo.
—
No lo abras ahora, hazlo cuando encuentres a Yen Sid. Servirá para despertar al viajeles de su sueño profundo. Asegúrate de no perderlo, y que no se te rompa.Volvió a sentarse, ahora al lado de Alec, aunque sin decir nada más. El joven podía entablar conversación con ella, con su posible respuesta, pero cuando no habían terminado de pasar ni cinco minutos, un destello envolvió el vagón.
Sin embargo, era diferente al que Alec recordaría. Y por el brusco movimiento que había dado el tren, podría jurar que estaban moviéndose hacia atrás.
—
¡No! ¡Nonononononononono! —chilló Shinju, montando una pataleta—.
¡Ahora no!Tierra de PartidaTras atravesar el portal, los cinco aprendices se encontraron en la estación central de Villa Crepúsculo. A aquellas horas de la mañana, ni siquiera había abierto al público. A la única persona que vieron fue a un pobre empleado, del que Kazuki se encargó antes de que pudiera descubrirles. Con un rápido
Morfeo, el hombre cayó al suelo, plácidamente dormido. Menuda envidia.
—
La Torre de los Misterios está, eh, protegida por un campo protector, y no se puede acceder a ella ni por el intersticio ni con portales —explicó el Maestro—.
Tendremos que usar el tren mágico que conecta la Villa con la Torre.Hizo un gesto en el aire, y un destello de luz cegó a todos los presentes. Cuando pudieron abrir los ojos de nuevo, encontraron que en las vías había aparecido un extraño tren morado, de un sólo vagón, decorado con detalles dorados en forma de lunas y estrellas. La puerta abierta invitaba a los jóvenes a entrar.
—
Todos, esto, dentro. Nos están esperando.Kazuki esperó a que los aprendices entraran, y tras él se cerró la puerta. Pocos segundos después, el tren arrancó.
Destino: la Torre de los Misterios.
TodosUna vez recuperada de la pataleta, y pensando con frialdad, Shinju había reaccionado con bastante velocidad. Agarró a Alec y a su gata con brusquedad, y los arrastró con una fuerza inhumana hasta la pared del fondo del vagón. En ese momento, la puerta del tren se abría.
—
Tierra de Partida —explicó con un susurro—.
¡Había elegido esta hora para no coincidir con ellos! ¡Les odio aún más!La joven elevó una mano y cerró los ojos durante unos instantes. Frente a ellos, apareció una fina barrera transparente. Cuando los aprendices de Tierra de Partida subieron al vagón, no encontraron nada extraño. Ni siquiera se dieron cuenta de que el interior del tren era ligeramente más corto que en el exterior: la ilusión de Shinju mantenía al bando de Bastión Hueco oculto en el fondo del vagón.
—
No hagas ningún ruido, limítate a escuchar —le advirtió la Maestra entre susurros, sentándose en el suelo cerca de la barrera ilusoria con una sonrisita—.
¿Y ves lo que te decía? Mandan a cinco aprendices al matadero cual cerdos. Ojalá el traidor la palme.Por su parte, Kazuki se sentó en el primer sitió que encontró. Por un segundo, a los aprendices les pareció que se había quedado automáticamente dormido, sobre todo por una cabezada que dio, pero se recuperó enseguida.
—
Encontraréis a, em, Yen Sid, en la parte más alta de la torre, en el desván del hechicero. Necesitareis esto para despertarlo. —Del interior de su túnica, sacó una pequeña caja de madera—.
Es una... Caja de música que he hechizado. Abridla cuando le encontréis, y su magia le sacará de su sueño profundo.Paseó su mirada entre cada aprendiz, parándose un poco en cada uno, hasta que finalmente fijó su atención en Neru.
—
Seru, tú serás el, esto, líder de la misión —Le ofreció la caja, esperando que la cogiera.
—
Nombro líder a tu gata —le susurró Shinju a Alec, con aire divertido.
—
Es... Posible que os encontréis con aprendices de Bastión Hueco en el interior de la Torre. No entabléis combate: Yen Sid nombró su torre terreno neutral. Pero, em, no confiéis en ellos.—
Lo mismo digo. Van a lo mismo que tú: no colabores con ellos, pero nada de pelear. Queremos a Yen Sid de nuestra parte.El resto del viaje transcurrió con normalidad. Kazuki, tras haber respondido a alguna pregunta que pudieran hacerle, acabó durmiéndose, y Shinju se entretuvo arreglándole las plumas a su loro. Los aprendices podían entretenerse hablando entre ellos (o con su mascota, en el caso de Alec) o disfrutando del paisaje.
Pasados diez minutos, un destello envolvió el tren. Cuando la luz desapareció, se encontraron en un escenario completamente diferente.
El vagón avanzaba por unas brillantes vías suspendidas en el aire, y frente a ellos se alzaba una extraña torre en medio de una alargada superficie de tierra que flotaba en medio de la nada. Salvo la propia torre y unos matorrales que la rodeaban, no había nada más en aquel lugar.
El tren frenó al poco, y las puertas se abrieron. Antes de salir, alguno tuvo que despertar a Kazuki, que seguía completamente frito.
—
Bienvenidos a —Kazuki bostezó ampliamente—.
la Torre de los Misterios —anunció una vez todos estuvieron fuera.
Por su parte, el dúo de Bastión Hueco también habían salido del vagón, invisibles a simple vista gracias a un hechizo de Shinju. La maestra, tirando del brazo de Alec, le arrastró hasta unos matorrales, donde pudieron pararse a observar al grupo de Tierra de Partida.
—
Debemos de llegar tarde —comentó Kazuki, examinando la zona—.
Los, eh, enviados del Rey Mickey ya han debido de entrar. No perdamos tiempo, preparaos. Vais a, esto, entrar.El Maestro les guió hasta la puerta de la torre. Aparentemente era una puerta normal, bastante grande y de madera vieja, pero cuando se acercaron lo suficiente pudieron ver una fina barrera de luz que bloqueaba el acceso al pomo e la puerta. Escritas en el centro, encontrarían dos frases, cada una de un color diferente:
"Ningún mal saldrá de esta torre."
"Ningún maestro entrará en esta torre."—
Eliminaré durante unos segundos la barrera física para que, eh, podáis abrir la puerta y entrar, pero debéis ser rápidos. Nada de empujones. ¿Listos?—
Tú también, ¡rápido! —apremió Shinju a Alec, empujándole hacia la puerta—.
Mi hechizo te mantendrá invisible durante unos cinco minutos. Aprovéchate y llega el primero hasta Yen Sid, ¿entendido? ¡No la cagues o te arrancaré los ojos si sobrevives!Kazuki elevó una mano, y tras unos segundos de tensión la barrera de luz estalló en añicos. Sin embargo, las dos frases escritas seguían flotando en el aire, y los trozos de la barrera se recomponían a una velocidad de vértigo.
—
¡Ahora!Atención, torristas. Antes de postear la próxima ronda me guardaré una copia de vuestras fichas para tenerlas como referente durante el resto de la trama. Por lo tanto, si tenéis pendiente alguna subida de nivel o comprar algo, ¡daros prisa!
Fecha límite: sábado 31 de enero.