AleynAbel se quedó pensando un rato la pregunta de Aleyn mientras estudiaba con frialdad las espinas.
—
No tiene sentido malgastar el polvo en la espinas en sí. Hay que acercarse a las raíces.—Señaló hacia la luz—.
Si las cortamos ahí no deberían poder seguir creciendo. A menos que la magia funcione de otra forma.Como Aleyn tampoco tendría mucha idea, siguieron la idea de Abel y llenaron la capa del joven de polvo. Al acercarse a la luz notaron un extraño latido que los puso algo nerviosos y Abel aceleró el proceso, poniendo polvo sobre las raíces. Luego sacó un pedernal que, como comentó, solía llevar consigo por si acaso tenía que hacer patrullas por la noche. Le llevó un poco conseguir fuego. Parecía que en el caso de Aurora el polvo había estallado con rapidez por estar cerca del fuego, pero ellos no querían acabar siendo pasto de la explosión, por lo que tuvieron que luchar un rato para prender la capa de Aleyn, que Abel enrolló alrededor de un trozo de madera. Entre tanto, Aleyn podía usar la espada para despejar el pasadizo sin problemas, aunque sería un incordio trasladar las espinas.
Luego, Abel sugirió a Aleyn que cogiera a su zorro y levantara el escudo. Luego lanzó la antorcha directa contra el centro de las espinas y se apresuró a retroceder para protegerse detrás del escudo. Casi no llegó.
La explosión fue brutal y si Abel no hubiera sostenido con firmeza a Aleyn por los hombros, ambos habrían salido despedidos contra la pared. Las llamas chocaron contra el escudo y todo se llenó de un humo extrañamente denso y asqueroso.
Entonces fue cuando se dieron cuenta de que había algo mal. El humo era demasiado denso. Y no era cálido, sino frío. Además, comenzó a moverse hacia el centro de la estancia, como si algo lo estuviera absorbiendo.
Así pudieron ver que aunque gran parte de las espinas ardían, otras tantas se deshacían y se unían para formar una figura.
Hubo un nuevo estremecimiento en la atmósfera y, por un segundo, empezaron a surgir más espinas de la luz del Corazón.
La criatura movió su guadaña y empezó a avanzar con lentitud hacia ellos. Los superaba por varias cabezas y su aspecto correoso prometía ser muy resistente. Abel maldijo entre dientes y enarboló su propia arma. Casi no tuvo tiempo para interponerla entre él y el monstruo que se precipitó con tal ímpetu sobre él que lo levantó del suelo y lo estampó contra una de las columnas. Luego se volvió hacia Aleyn y trató de ir hacia él. Abel soltó un rugido y la atacó por la espalda, pero el monstruo fue mucho más rápido y detuvo su gigantesca espada casi sin esfuerzo.
Tal y como Freyja había advertido, Maléfica había dejado a una guardiana para asegurarse de que las cosas salían como ella quería. Parecía haber surgido de las mismas espinas así que, probablemente, tuviera la misma debilidad que ellas. Por suerte para Aleyn, algunas espinas todavía ardían y había suficiente madera para intentar formar una nueva antorcha.
Pero, aun así, no sería suficiente para hacerle daño. ¿Qué era preferible, ir a buscar a toda velocidad más polvo, con la esperanza de que quedara el suficiente para luchar contra esa bestial criatura, o centrarse en las espinas que todavía estaban saliendo del Corazón? Porque parecía que Maléfica había plantado una semilla muy, muy profundamente.
Aleyn
VIT : 20/32
PH : 5/11
****
Saito—
Más lejos.
Se alejaron más, lanzándole miradas furiosas y, a la vez, llenas de miedo. Entonces, cuando Saito arrojó al chico, se apresuraron a lanzarse a cogerlo. Saito no se quedó a mirar si lo perseguían y salió disparado escaleras abajo. Se chocó con los goblins que estaban subiendo, a los que destrozó con un nuevo ataque acuático. Por el momento, no necesitó nada más.
El resto fue correr, escondiéndose aquí y allá de algún grupo de goblins que miraban en derredor buscándolo —probablemente—. Llegar a la torre donde se suponía que estaban Nanashi y Nikolai no le llevó más que un par de minutos.
Y fue allí donde encontró los problemas:
Un grupo de diez goblins esperaba en lo más bajo de las escaleras —dándole la espalda— y apuntando con sus armas hacia arriba. Parecía que esperaban que bajara alguien y estaban más que dispuestos a detenerlo.
Saito tenía ventaja sobre ellos, pero seguían siendo diez contra uno. Quizás debería esperar a que estuvieran distraídos con quien intentaba bajar o abrirse camino entre ellos sin intentar dejarlos a todos fuera de combate.
¿Cuál sería la mejor opción?
****
NikolaiEl plan de Nikolai fue bastante efectivo. Pudo salir de la celda y dejar que su mascota utilizara su habilidad para volver ligeramente el tiempo atrás. Luego, golpeó a Ronna con todas sus fuerzas en la espalda. Ronna, cogida por sorpresa, cayó de rodillas y recibió un violento golpe en la nuca.
Pero no fue suficiente para dejarla inconsciente. Así que Saic tuvo que usar un nuevo hechizo que, para horror de Nikolai, apenas sí afectaría a la mujer. Ella le dedicó una sonrisa sesgada y muy, muy peligrosa.
—
Voy a arrancarte las tripas a mordiscos, humanito.Estaba afectada, sí, pero la fuerza de Nikolai no era tan importante y menos contra un orco revestido con armadura.
De modo que tocó salir corriendo.
Quizás, mientras huía por el pasillo, Saic le señalara que Ronna no le estaba persiguiendo, sino que se había limitado a sacar su espada y plantarse en medio del pasillo, ampliando su sonrisa.
—
¿Vas a dejar aquí a tu maestra?—gritó—.
¡La Señora la quiere viva, pero nadie ha dicho que tenga que ser con todos los miembros.Y dio un paso hacia la puerta tras la que se ocultaba Nanashi que, por supuesto, estaba abierta. Solo necesitaba dar un empujón y entrar.
En cuanto a Nikolai, podía seguir corriendo y escapar, pero Ronna no tenía la más mínima intención de seguirle, al parecer...
En principio no uso el éter porque has dicho que solo lo utilizarías tras vencer a Ronna, pero puedes señalar en el siguiente post que se lo das nada más empezar y se lo aplicaré sin problemas.
Nikolai
VIT: 30/30
PH: 8/28 [Bloqueado]
Saic
VIT : 22/22
PH: 0/12
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Victoria y TristanMelkor examinó la espina y le salió una sonrisa irónica.
—
¿Y eso es todo, muchacho? Bueno, a menudo lo más simple es lo más efectivo. Sería mejor que le dijeras que has conseguido matar a ese ángel—añadió con una mirada que hablaba por sí sola—.
Y que toda tu actuación fue una patraña.Felipe, que les seguía con el ceño fruncido, se aproximó a Tristan, sobre cuyo hombro seguía descansando Garuda.
—
¿Qué le ha sucedido a Nithael?Tristan tuvo poco tiempo para explicarlo porque la línea enemiga estaba sorprendentemente cerca. O al menos esa impresión les daría. Antes de llegar, Tristan tendría que pedirle los tesoros a Felipe. Y se encontraría que, aparte del cuerno, el príncipe llevaba una perla que le entregó con reticencia.
Había orcos ocupándose de sus heridas, preparando sus armas, organizados en corros, en pareja o en solitario. Casi no se mezclaban con los escasos goblins que había por la zona y que eran lo suficiente altos para participar en el ataque contra el castillo. La vaharada de peste que acompañaba a todos los ejércitos estuvo a punto de tumbarlos porque ahora que llevaban casi un día entero plantados en el mismo sitio, sudando bajo el sol y dejando perdida la zona, era muchísimo más desagradable para las narices de los humanos.
Como Melkor lo dirigía, los orcos se limitaron a mostrarles los dientes, rugir alguna grosería —en especial contra el príncipe—. Uno que intentó coger a Garuda, quizás para comer, se llevó un picotazo en el ojo y provocó un estallido de brutales risas entre sus compañeros.
Cuando llegaron a la gran tienda de Melkor, un par de goblins les abrieron la entrada.
Dentro, sentada en una silla plegable que aun así, de alguna forma, dignificaba su figura, Maléfica les recibió con una siniestra sonrisa.
—
Vaya, vaya. Bienvenido alteza y… compañía.—Examinó con ojo crítico a Tristan y a Victoria—.
¿Buscáis algo? Tristan podría echar un vistazo a su alrededor. No había muebles como tal en la tienda, con la excepción de unas mantas que seguramente fueran para dormir, una mesa con un par de sillas, mapas y un par de cajitas.
Garuda se irguió y movió un poco las alas, nervioso. La espina empezaba a doler
de verdad y no era difícil imaginar que pronto el dolor le haría gritar. Mientras Tristan sostuviera los tesoros ocultarían el aura de la misma, ya que Maléfica no había comentado nada, pero sus ojos se desviaban una y otra vez hacia lo que sostenía Tristan. Así no iba a poder acercarse a ella.
Melkor se adelantó entonces, cogiendo al príncipe por un brazo. Maléfica sonrió, acariciando su báculo, y le dio una orden:
—
Inclínate, alteza. Por tu castillo y tu gente. Vosotros dos también. Y entrégame eso sin hacer ruido, miserable—añadió dirigiéndose a Tristan con una fría sonrisa—
, antes de que me arrepienta de dejarte vivo. Y aleja de mí todo lo que sea de hierro y a ese pájaro o te destruiré.Felipe luchó consigo mismo unos instantes. Después, con lentitud y el rostro crispado, hincó una rodilla en el suelo y se inclinó frente a Maléfica, cuyos ojos chispeaban de diversión.
—
¿Nos retiramos?—inquirió Melkor con voz grave.
Maléfica echó un vistazo hacia la tela de la tienda, iluminada por los rayos del atardecer. Amplió su sonrisa.
—
Esperaremos a que caiga la noche. Entonces iremos a tomar posesión del castillo de Estéfano. Permitiré que os reunáis con vuestra amada para que podáis enterrarla como gustéis, alteza.Felipe se puso rojo de rabia, pero Maléfica lo observaba fijamente, sin duda esperando que estallara para tener una excusa de… ¿De qué? ¿De destruir el castillo del príncipe? Al joven se le marcó una vena en la sien, pero consiguió mantenerse callado.
No faltaba mucho para que se hiciera de noche y, hasta entonces, Maléfica no pretendía alejarse. Era una buena señal pero, a la vez, peligrosa. Si esperaban hasta que estuviera distraída levantando el campamento, Nithael podía morir. Si se daban demasiada prisa, ahora que estaba pendiente de ellos, podía ocurrir un desastre.
Había que distraerla de alguna forma. Arriesgarse.
¡Pero cómo, si no podían hablar entre ellos! ¡Ni siquiera le habían dado indicaciones a Celeste por si no conseguían el antídoto o se quedaban a mitad de camino!
Entonces Maléfica se interesó por Victoria y sus alas. Torció la boca y se incorporó con lentitud.
—
Qué mal gusto, humana. ¿Cómo te atreves a acercarte a mí con esas… cosas?Melkor arqueó las cejas pero no dijo nada. Se limitó a echarse a un lado y cuando Felipe se incorporó para defender a Victoria, Maléfica hizo un gesto despectivo y de la tierra surgieron unas pequeñas enredaderas que atraparon los pies del joven. Los ojos del Hada casi parecían arder de odio mientras se acercaba a Victoria.
¿Qué iban a hacer?
****
CelesteCeleste optó por quedarse detrás, así que fue testigo de las expresiones de desesperación de los soldados al ver marchar a su príncipe. Heike contempló durante unos momentos cómo se alejaban y luego dio la orden, con voz potente, de cerrar las puertas.
—
Vamos a lo alto de la muralla. Quiero ver qué es lo que hace Maléfica—dijo, tensa, haciéndole una señal a Celeste para que la acompañara. Cuando llegaron, Heike apretó los puños al ver las figuras desaparecer dentro de la masa de orcos. Luego respiró hondo y miró a la aprendiz—.
Gracias por lo de antes. Atacar a Melkor habría sido fatal pero… ¿Qué hacías tú luchando contra él?Escucharía su respuesta y luego, tras dar un par de órdenes a sus hombres e indicar que cogieran todas las reservas de polvo y se prepararan para lanzarlo en caso de ataque, por lo que había que tener listas las flechas, dijo:
—
Te lo agradezco. El príncipe es un estúpido. Pero ha hecho lo que ha creído mejor. Ojalá sirva de algo.—Heike respiró hondo—.
Melkor no es de fiar. Pero si es cierto que Maléfica tenía a su madre…Heike parecía desconcertada y enfadada a la vez. Seguramente nunca se le había pasado por la cabeza que su enemigo pudiera tener algo tan «humano» como una madre. Luego la capitana sacudió la cabeza.
—
Quiero pedirte un último favor si todo esto falla. Antes de que uséis ese transporte para marcharos a vuestro reino.—Heike sonrió de medio lado con amargura—.
Aquí no quedaría ningún sitio libre de la influencia de Maléfica, pero conozco a una gente que vive en el bosque. ¿Podrías llevar a mi hijo hasta allí? Sé que es egoísta, pero si hay una mínima posibilidad de que sobreviva… Haría lo que fuera. Es a ese sitio a donde irá Abel si vuelve entero del reino de Estéfano.Siento que sea solo conversación pero, dependiendo de lo que hagan tus compañeros en la siguiente ronda, podrás hacer diferentes cosas.
Victoria
VIT: 40/40 [+1 Acc]
PH: 20/20
Celeste
VIT: 20/20
PH: 15/22
Tristan
VIT: 20/30
PH: 11/22
Dato curioso para todos: si Nanashi y Nithael no toman el remedio para antes del anochecer —que ocurrirá dentro de más o menos dos rondas— los efectos podrían ser irreversibles. Eso significa que los dos de la Montaña Prohibida tienen que salir cagando leches de ahí porque lo que habéis preparado es un remedio a medias y probablemente solo le de una o dos rondas de más, y los otros… Bueno, que mejor os combinéis lo mejor posible para conseguir el remedio.
Por otra parte: he dicho irreversible, no muerte. Podéis dejar pasar el tiempo si veis que no vais a ser capaces de llegar a tiempo o que os conviene más esperar.
Fecha límite: jueves 9 de junio.