La peligrosa estatua no ofreció tanta resistencia como se había imaginado en principio. De hecho, bastó que Hana arrojara su arma y Balthier le disparara para ponerle fin. El indio de piedra se puso de rodillas y bajó la cabeza, derrotado. Sus ojos habían dejado de brillar.
—¿Ya está? —Dispuesto a rematarlo, se detuvo en seco en cuanto se dio cuenta de que ya no era necesario luchar. Incluso la pluma se había revelado. A partir de ese momento, Light era capaz de sentir que su magia había vuelto a la normalidad, menos mal—. Qué brutos sois. —Habló.
Se apropió de la pluma y se aseguró de ponerla a buen recaudo, en un bolsillo interior del kimono. A continuación, comprobó que el muro que les impedía abandonar esa zona había descendido, por lo que podían seguir avanzando.
Empezó a andar hacia Shinju, quien yacía en los brazos de Balthier, y se detuvo delante de ella. La Maestra borde y quejica —no había mejores adjetivos para describirla— no mostraba un buen aspecto precisamente. ¿Pero cómo demonios iban a ayudarla? No podían dejarla así, de ninguna manera, su vida corría peligro.
Entonces, Nono dio con una solución. Una que cayó literalmente del techo, en forma de plantas. Light no tenía ni idea de hierbas medicinales ni de venenos, al contrario que el moguri.
—Son hierbas medicinales, muy oportunas kupó. Estuve estudiando sobre ellas hace meses, debemos aplicar su savia en las heridas, kupó. Aunque el veneno tardará en curarse.
Fue Maya quien le dejó sus hierbas, por lo que Light se limitó a guardar las que había recogido. Acto seguido, se acercó a Nana para preguntarle cómo se encontraba y subirla a sus hombros. Balthier, por su parte, cargaría con la Maestra debilitada.
—Pues toca regresar a la zona de la primera inscripción, se supone que ahora deberíamos poder avanzar.
Así que tocaba volver sobre sus pasos. Allí, en la capilla, la pluma empezó a brillar y, a causa de ésta, los cristales de la estancia adquirieron un color rojizo. El mural se vino abajo, desbloqueándose así un nuevo túnel por el que podían seguir avanzando.
—Podemos seguir bajando, pero todavía quedan dos rutas más. ¿Os atrevéis?
—Prefiero avanzar al siguiente nivel, no quiero perder más tiempo, en especial si la Cerradura corre peligro —contestó de inmediato, serio e inflexible. Ya habían tardado lo suyo en abrir el portón y pretendía realizar aquella misión con la máxima brevedad. No podían entretenerse.
No esperó a que los demás le apoyaran —dudaba que les quedara otra que seguirle, pues el mapa lo tenía él— y se puso en marcha. No iba a replantearse su decisión porque la misión no era poco importante precisamente: el mundo estaba en juego. No cometería el mismo error que en La Red.
Siguió avanzando por el túnel oscuro, como siempre: con linterna y mapa en mano.
Debido al aire viciado le costaba un poco respirar, y para colmo era capaz de percibir el desagradable siseo de las serpientes. Aunque estaba ya tan acostumbrado a la fauna de aquel mundo que no le dio tanta importancia. Le desagradaba más la oscuridad que limitaba su visión, menos mal que había traído la linterna para iluminar el camino.
Por el camino, Light empezó a replantearse lo que estaban haciendo. Se suponía que su misión actual consistía en reunir las plumas para acceder al Corazón y localizar la amenaza, pero…
“Respecto a Ukki y a mí, nos hemos topado con Fran y Nono. Ella parece tener un sexto sentido para detectar la oscuridad, y según dice cree que sabe dónde está la cerradura del mundo, donde se encuentra la fuente de la oleada de oscuridad que está asediando este lugar".
“¿Estás segura? Sois Caballeros, sabéis sobre las Cerraduras. Los Sincorazón ya han traspasado ese portón, si no han destruido el mundo todavía es porque algo los retiene”.
Algo le parecía extraño. Según la mujer conejo, los Sincorazón habían atravesado el portón… pero todavía no se habían encontrado con ninguno, ni rastro de ellos. Solo serpientes y otros bichos. Además eran Portadores, los atraían con enorme facilidad, de estar ahí no deberían haber tardado en manifestarse. Era lo que le decía la intuición.
¿Realmente los Sincorazón habían sido capaces de alcanzar el Corazón? (Ellos ya lo estaban teniendo "difícil" con tanta prueba). ¿De verdad había algo que les retenía? No se imaginaba el qué.
Consideraba a Balthier, Nono y Fran unos aliados y buenas personas, pero, ¿de verdad había sido la arquera sincera con ellos? Quizás solo les había dado una excusa para abrirles el portón y dejarles vía libre para conseguir algún tesoro, por ejemplo. Típico de unos piratas…
«Quizás me estoy rayando demasiado», o quizás no. Definitivamente, no quería poner el mundo en peligro otra vez.
En el momento en que tuvo que agacharse para continuar avanzando —era una de las desventajas de ser tan alto—, le pidió a Nana que se agarrara a su espalda.
Finalmente, llegaron a una estancia muy grande. Dirigió el haz de luz de la linterna hacia varios rincones para investigar el lugar. Comprobó que las columnas alcanzaban bastante altura, la antigua arquitectura y que había varios desvíos, aunque lo último ya lo sabía por el mapa.
Por un desvío podían alcanzar sorprendentemente el nivel del mar, una zona inferior. Y la cueva de la derecha conducía a la siguiente prueba, podía suponer. En cuanto al resto de caminos no parecían llevar a ningún sitio en particular, pues constituían un laberinto, así que los ignoró.
—Pues parece que toca ir a la siguiente prueba… —Light no sonaba muy entusiasmado: seguramente por el cansancio acumulado de aquellos días y por las dudas.
Fue entonces cuando Fran y Freya aparecieron (empapadas, por alguna razón). Menos mal. Light, con una sonrisa de alivio, se acercó a toda prisa a la aprendiza de Bastión Hueco.
—Cuánto tiempo. Parece que ha pasado una eternidad.
—Mi intuición nunca me falla. Eres experta en terminar en los sitios más raros.
—¡Freya!
—Lo sabía. Sabía que estabas bien. ¿Qué… os ha pasado y cómo demonios habéis logrado entrar sin la llave del portón dorado?
Al fin se habían reunido y estaría encantado de escuchar todo lo que tuvieran que decir. Él les resumiría la situación mientras se dirigían hacia la sala verde.
—Creemos que si reunimos tres plumas lograremos alcanzar el Corazón. De momento nosotros tenemos una. El jefe indio nos entregó el mapa de las cavernas, así que esto no debería suponer ningún problema. —Les mostró un momento el pergamino.
Llegaron a la siguiente sala, bastante decorada, por cierto. Ojalá no les esperara otra estatua asesina.
Allí, había una barrera mágica de color verde que les impedía ver lo que había tras ésta y una nota con información de interés. Como no, Light se acercó para examinarla.
La sala del elegido. Es el elegido por nuestro pueblo quien, afín a los poderes de la naturaleza, ha de superar este reto que lo pondrá a prueba en cuerpo y alma. Solo la barrera mágica ha de ser atravesada por él, pues nadie más cuenta con el don más preciado de todos.
—Esta ser mi prueba. El Jefe decirle a Nana que ella tener que superar una prueba muy importante, porque yo ser la elegida del pueblo. Pero... Nana tener mucho miedo.
Light se mordió el labio, algo incómodo. Solo era una niña, si le esperaba una prueba tan peligrosa como la anterior no quería que fuera sola. Pero, claro, él no tenía esos poderes de la naturaleza… (¿La magia de Tierra valdría?)
La bajó al suelo —en caso de que en ese momento siguiera cargando con ella—, se agachó y colocó las manos sobre sus hombros.
—Nana, entiendo que sientas miedo, pero en momentos como éste tienes que ser valiente. La vida de muchas personas depende de esto. Aunque no pueda pasar contigo a la prueba te seguiré apoyando, cuenta con ello. Sé que puedes hacerlo, confía en ti misma —aseguró con una sonrisa sincera: realmente confiaba en ella.
Entonces, se le iluminó la bombilla. Juraría que había leído algo de magia Natura. Volvió a releer la nota para asegurarse.
»No sé mucho de magia, pero creo que alguien afín a Natura podría atravesar la barrera… para asegurarnos. Maya, ¿podrías ir con ella? —sugirió. Si aceptaba se quedaría mucho más tranquilo. ¿Que implicaba hacer trampas? Le daba igual.
Después, una vez hubieran decidido cómo afrontar aquella prueba, se dirigiría a Fran, más serio de lo normal. Si no lo decía ahora explotaba.
—Fran, sobre lo que nos contaste el otro día. ¿Es cierto que los Sincorazón han alcanzado esta cueva? Porque… no nos hemos encontrado ninguno aún —confirmó—. ¿Es cierto que algo los retiene y que la Cerradura corre peligro? Es extraño. Dime la verdad, por favor. —La miró fijamente a los ojos—. Quizás es tarde para dudar, pero quiero asegurarme antes de continuar. La Cerradura es un tema muy delicado y ni el tesoro más valioso del mundo es excusa para intentar alcanzarla.
Después de todo, al abrir el portón y superar aquellas pruebas estaban poniendo en peligro a todo el mundo. ¿La razón? Si desbloqueaban el camino que llevaba a la Cerradura alguien malvado podía aprovecharse…
Solo esperaba que Fran no les hubiera mentido y que, tras eliminar la supuesta amenaza, pudieran sellar la cueva.