DesiertoTodos parecieron conformes con la idea de Light, y no tardaron en ponerse en marcha, cada uno por su lado.
Celeste y Light Badra se posicionó junto a Celeste caminando con Light cerca también. La hija del antiguo Maestro mantenía un rostro sereno, pero sus ojos mostraban una profunda tristeza.
Entre algunas de las tiendas de campaña que habían sido derribadas se podían ver cuerpos sin vida resecos como momias. La mujer intentaba evitar mirar. Pero incluso si no los veia sabía que aquellos que yacían muertos por causas diferentes al sincorazón (aplastados por las vigas de tiendas de campaña, pisoteados por alguna estampida humana...) habían sido sus amigos, su familia... Su vida.
—
Rayim… me hubiera gustado conocerle, por lo que he oído parecía ser un buen tipo. Y muy poderoso —trató de romper el hielo el Maestro logrando captar la atención de Badra—.
Después de todo él era el Maestro de mi mentor, Ronin
—[color=#804000]Así es como es recordado... —sonrió triste pese a su aparente firmeza—.
También fue el mejor padre que hubiese podido tener. Eso es algo que vuestras historias no cuentan —recordó con cierta morriña.
—
Así que has heredado sus técnicas… estaría guay verlas y aprender un poco. —Badra asintió—.
Me sorprendiste antes, y también me sorprendió que Lyn no te echara la bronca. Por cierto, ¿nunca te has replanteado convertirte en Portadora, seguir los pasos de tu padre y conocer otros mundos?—
Eso estaría bien. Seguro que serías una buena Maestra. Y todos se volverían locos por ti —añadió celeste. Por suerte para Badra, acababa de colocarse el velo para cubrir parte de su rostro y su cabello, por lo que nadie fue consciente de su rubor.
—
Sí... Cuando era pequeña pensé en pedirle a mi padre que me convirtiese en una portadora. Incluso ahora me lo planteo algunas veces —explicó—.
]Pero... No es lo mío. He consagrado mi vida a los nómadas, y ahora que solo quedamos unos pocos... Es mi deber reconstruir nuestro hogar. Soy una hija del desierto, y siempre lo seré.Acabaron alcanzando la tienda roja. Aquella zona había tenido suerte y parecía en mucho mejor estado que otras zonas del campamento, por lo que no había rastros de combate o semejante.
Badra apartó las telas que conformaban la puerta de entrada e invitó a pasar al Maestro y a la aprendiza.
No había gran cosa en el interior: Una especie de altar frente al poste que daba la forma a la tienda del chamán, un par de cofres, una cama de paja con una manta hecha de piel de caballo y un cofre algo más pequeño escondido tras el pequeño altar que la mujer no tardó en coger.
Colocó el objeto sobre el altar y lo abrió mostrando un pergamino parecido al que había tenido Saeko y que ahora estaba en posesión de Fátima. La diferencia era el contenido, ya que este contenía escritos en un lenguaje que sí podían leer, y aunque Badra había hablado de aquello como una leyenda... La forma en la que estaba escrito parecía más como si alguien hubiese vivido aquello y simplemente lo relatase.
El Rey Salomón nos había llamado. Me sorprendiera que la Princesa Kamra estuviese en la ciudad, hasta donde sabía ella vivía muy lejos de Agrabah para aprender el arte de la espada y la magia, algo que sin duda corría por sus venas gracias a ser hija de quien era.
La muchacha venía a avisarnos de un inminente impacto de una roca venida del cielo. No nos dio tiempo a prepararnos para lo que llegó.
Aquella roca había caído en un valle a un día de distancia a caballo, pero aún así hizo que la tierra temblase bajo nuestros pies, aquello no fue lo peor. El cielo se cubrió de polvo, tierra y cenizas, haciendo que ni siquiera el sol pudiese atravesar la oscuridad. Fue la noche más larga de la historia.
Muy a lo lejos, en aquella noche eterna se veía fuego. Los frondosos bosques estaban en llamas, por lo que Salomón mandó varios Djinn para apagarlas... Fue un error. Solo uno volvió con vida, y estaba tan aterrorizado que tuvimos que encerrarlo en una lámpara y guardarlo en la Cueva de las Maravillas.
En ese momento, nos pusimos en alerta. Un incendio no podía matar de aquella forma a un Djinn, mucho menos a una docena de los que Salomón poseía. Kamra dijo que había sentido lo que Genio había visto. Un demonio. Un Djinn malvado.
Todo fue a peor. Aquel monstruo abandonó la zona de impacto y convirtió todo en un páramo de ceniza y arena. Ya no había árboles, ni animales, ni ríos o lagos. Todo había ardido o se había evaporado y el resto de Djinn no podían medirse contra él. Fue un mes muy complicado.
Aquel monstruoso Djinn de fuego convirtió Agrabah en un infierno. Daba igual a quien se encontrase delante, no tenía piedad... Y no había nadie capaz de pararlo. La magia de hielo se derretía, la de agua se evaporaba, la de fuego no le hacía nada, la de natura ardía... No teníamos posibilidades.
Los magos de la corte nos reunimos para trazar un plan de emergencia para detener en la ciudad al monstruo. La princesa Kamra fue quien trajo la respuesta en forma de pergamino tras atravesar algo que llamó Portal de Luz. El pergamino estaba escrito en un idioma desconocido. Ella dijo que era un hechizo capaz de sellar a cualquier monstruo, por muy poderoso que este fuera. Pero la cantidad necesaria de magia para tal que resultaba irrealizable. Ni siquiera el Rey Salomón era tan poderoso.
Fue entonces cuando uno de los Djinn de la corte dijo algo impensable: Ellos eran magia en estado puro. Si los sacrificábamos lograríamos tal cantidad de magia.
Y así se hizo. Los Djinn decidieron sacrificar sus vidas por el bien de Agrabah, pero no solo aquello. También la mayor parte de la gente de la ciudad, tras explicar la situación decidieron sacrificar la capacidad de utilizar la magia por culpa del gran drenaje que provocamos. Yo había decidido no dejar que mi magia fuese drenada. Tenía miedo, la magia era uno de los pilares básicos de nuestra cultura. ¿Qué sería de nosotros sin ella? Alguien, al menos unos pocos teníamos que mantenerla, para que cuando acabase ésta crisis la magia no muriese del todo, que pudiese resucitar.
Las siguientes horas fueron un caos. Sin magia, la ciudad se caía a pedazos, las alfombras dejaron de volar, los edificios flotantes cayeron al suelo, los guerreros perdieron todo poder para poder defenderse del fuego... Los muertos aumentaban por momentos mientras el fuego rodeaba toda la ciudad. No había forma de escapar... Y ese monstruo parecía divertirse haciéndolo arder todo, eliminando cualquier ruta de escape antes de empezar a masacrarnos directamente.
Preparamos la trampa en la sala del trono del palacio, a donde el Djinn parecía dirigirse y esperamos.
Kamra y su padre permanecieron allí, varios Caballeros de las espadas con forma de llave llegaron a ayudar también. Los demás que no éramos útiles en aquel momento fuimos expulsados de palacio para resguardarnos.
No vi el combate ni lo que ocurrió allí, pero sé que funcionó... Pese a que hubo caídos, entre ellos el propio Rey Salomón, que Alá lo coja en su gloria.
Las pérdidas fueron enormes y era imposible de reconstruir la ciudad. Ahora, todo era un desierto de cenizas. Los supervivientes de la ciudad decidieron contruir otra nueva Agrabah desde cero con la Sultana Kamra al mando. El lugar donde se decidió empezar a construir fue alrededor del cráter donde cayó aquel Djinn. Era por así decirlo una forma de recordarnos que estábamos vivos, que habíamos vencido la furia de un demonio. Por otra parte, unos pocos decidimos mantenernos fuera de la ciudad, convertirnos en nómadas. Sabíamos que tener poderes mágicos todavía nos marcaba como cobardes que no se sacrificaron por el bien de todos. Sí, había sido un cobarde y vivir fuera de la nueva Agrabah era una forma de castigarnos por ello.
La princesa Kamra sin embargo, no estaba enfadada. Nos había pedido guardar los secretos de la vieja Agrabah y que mantuviésemos vigiladas las ruinas, para que si algún día el sello fuese a ser roto pudiésemos pararle los pies antes de que fuese demasiado tarde. Con la ayuda de todos los que todavía poseíamos magia creamos un escondite para aquel pergamino con algo llamado Magia Arcana en el centro del cráter, el cual escondimos con la ayuda de la magia de tierra, con la que creamos un techo sobre el que podrían construir una parte de la ciudad.
Entre todos, creamos un intrincado sistema para poder entrar a construcciones que tuviesen que ver con el Djinn. La clave estaría en el linaje de la Sultana Kamra, su sangre. La sangre de una Mitad-Djinn y las denominadas Llave Espada.
La traducción del pergamino se esconderá sobre una de las montañas que rodean la nueva Agrabah junto a varios de los artefactos del Rey Salomón. Decidimos hundir bajo la arena toda lo que quedaba de la ciudad, de ese modo nadie sería capaz de alcanzar el interior del palacio. Como último recurso, desarrollamos un artefacto que debilita a ese Djinn, por si algún día alguien tuviese que enfrentarlo una vez más.
-Abhmed Ibn La Ahad
Al fondo de la caja había una esfera con varios surcos y formas circulares. No tenía botones ni se activaba aunque se le aplicase magia, al contrario de la bola de cristal que Malik había conseguido.
Badra suspiró.
—
Tanta muerte por esto... —comentó—.
Sus crimenes serán castigados.Cuando salieran de la tienda de campaña, verían a lo lejos a Lyn, Malik y Saeko frente al sincorazón que Badra había descrito para ellos. Aquel había sido el causante de que toda la tribu nómada hubiese tenido que huir o morir en el intento.
Malik y SaekoLa parte del campamento por la que tuvieron que pasar era la que peor lo había pasado. No había ni siquiera cadáveres, posiblemente todos se habían convertido en sincorazón allí, lo extraño era que no había aparecido ni uno... Ni tampoco parecía que iban a presentarse.
Las tiendas de campaña eran trozos de tela desgarradas, algunas con enormes manchas de sangre, pero en ningún caso encontraron los cuerpos de aquella gente, si que encontraton armas por el suelo y notables señales de que habían intentador resistir con barricadas que habían sido derribadas con demasiada facilidad. En la arena había indicios claros de que algo enorme se había ido arrastrando por la arena creando amplios surcos de varios metros de ancho.
Siguiendo aquello llegaron a la entrada de una cueva con una forma perfectamente circular que había sido excavada en la roca... Y no parecía muy natural.
—
Si ese sincorazón se ha abierto camino hasta la red de túneles podría estar en cualquier parte bajo tierra. Buscarlo llevaría mucho tiempo... ¿Quizá deberíamos hacerle salir a la superficie?—
No me gustaría morir enterrada, si te digo la verdad. Pero es verdad que aquí tenemos más espacio para luchar.Lyn miró por los alrededores pensativa hasta que sus ojos acabaron sobre unos barriles llenos de grasa de animal para lámparas.
—
Podríamos lanzar barriles ardiendo, el humo podría asustarlo y provocar que saliese —comentó—.
Echadme una mano para llevar todos esos barriles a la entrada de la cueva.Lyn cogió sin esfuerzo un barril sobre cada mano, sin embargo cada barril (que llegaban a la altura de la cintura más o menos) estaba lleno hasta los tope de grasa, por lo que Saeko y Malik tuvieron que conformarse llevando uno de cada vez.
Cuando lograron llevar todos, la Maestra abrió los barriles y colocó trozos de tela que se empaparon de aquel espeso material a los que prendió fuego con un pequeño piro.
La cueva iba cuesta abajo, por lo que con una simple patada los barriles rodaron cuesta abajo hacia el fondo. El grupo tuvo que esperar un poco a que el humo empezase a deslizarse por el techo de la cueva hasta donde estaban ellos.
...y escucharon un terrible sonido.
La tierra empezó a temblar anunciando la llegada de algo que no parecía quererles nada bueno.
Un enorme sincorazón con peligrosas pinzas alrededor de su boca y con un cuerpo que parecía mecánico surgió de la arena clavando sus ojos en ellos, enfurecido.
—
¡Hemos luchado contra El Alfa y vencimos! —exclamó Lyn invocando su Artesana—.
Este será pan comido.La Maestra sonrió de una forma que daba algo de miedo y sin esperar un momento más dio un amplio salto hacia la criatura, a quien asestó una potente patada que lo lanzó volando varios metros derribando un par de cajas de madera.
—
¡Como no me echéis una mano os mandaré a Selva Profunda durante un mes a entrenar supervivencia!El sincorazón se repuso del golpe y se lanzó hacia el grupo mientras abría y cerraba sus pinzas.
Tumba de Kamra—
Parece evidente lo que nos piden. Alguien debe sangrar. Y… me temo que no valdrá cualquier sangre.Aladdín frunció el ceño ante las palabras de Fátima. Yasmín escuchó atentamente.
—
Princesa, vos sois descendiente de la Sultana, ¿no es así? Quizás si es vuestra sangre… Sé que es peligroso pero, si lo hiciérais, tenemos pociones para ayudaros a recuperaros cuanto antes.»
Por supuesto no queremos haceros daño y si vuestra sangre no es la que abre la puerta, nosotros probaremos a hacerlo, pero parece más lógico que la tumba se abra ante una descendiente de la Sultana que ante desconocidos. —
No pienso permitir que le hagas daño —rugió Aladdín—.
Ya lo intentó Yafar, no lo voy a permitir ahora. Buscaremos otra manera.—
Su alteza, opino igual que mi compañera.—
Saito... ¿Tú también? —Dijo con voz quebrada. El antiguo mendigo puso su mano entre ellos y Yasmín obligándola a retroceder mientras que con su otra mano cogía el mango de su sable.
Nanashi dio un paso al frente de forma amenazadora clavando sus ojos en el muchacho, preparada para fulminarlo con un hechizo si era necesario.
—
He podido leer un poco sobre la historia de estas ruinas y creo que para poder acceder a la tumba de su antepasada necesitamos sangre de la familia real. No veo otro modo de seguir avanzando...—
Tienen razón. No tenemos muchas más alternativas... Y aún tenemos menos tiempo. Si no eres capaz de permanecer calmado tendremos que prescindir de ti.—
¡No! —gritó desenvainando su sable dispuesto a cargar contra Nanashi con furia asesina.
La Maestra de Bastión Hueco apuntó con su Llave Espada con tranquilidad.
—
¡Aladdín, silencio! —explotó Yasmín en ese instante deteniendo el inminente enfrentamiento y caminando hacia los portadores—.
Confío en ellos. Sé que Yafar intentó hacer lo mismo conmigo para abrir aquella puerta, pero ellos no lo quieren hacer para utilizarme como una herramienta. Lo hacen porque es lo que deben hacer... Y yo siento que ésto es lo correcto.La mujer cogió la daga y remangó su túnica. Tendió el arma a Saito.
—
Quiero que lo hagas tú.Aladdín envainó su arma mirando a Saito con cara de perro.
Cuando alguien decidiese llenar el cuenco con la sangre de Yasmín (podía hacerlo otra persona o en última instancia lo haría ella misma) un sonido similar al de un cristal al romperse se pudo escuchar desde la puerta. La barrera que cubría la cerradura fue eliminada.
Nanashi no perdió el tiempo y apuntó con su Llave Espada a la cerradura. En esta ocasión, el haz de luz entró en el interior del agujero y un chasquido anunció que la puerta había sido desbloqueada.
—
Prometiste curarla —siseó Aladdín a Fátima. Sin embargo, fue Nanashi quien se adelantó a lanzar un Cura++ sobre la joven Princesa. Si bien aquello no recuperaba la sangre perdida, sí fue suficiente para cerrar la herida sin dejar siquiera una cicatriz.
La pesada puerta de piedra se abrió hacia los laterales mostrando una entrada a las entrañas de la montaña. Una larga escalera les dio la bienvenida a una amplia sala de forma cúbica llena de objetos colocados en varias estanterías, sin embargo. Lo extraño era que no encontrarían ni un ataúd, ni un sarcófago. Solo había una llave espada clavada en el centro de la estancia.
Sin duda, era una extraña y que tenía un estilo que no habían visto nunca hasta ahora. Su filo emulaba una lengua de fuego cristalizada que salía desde el mango, cuya forma recordaba a un chakram. El mango tenía varias púas de aspecto afilado.
—
¿No era ésto una tumba? —preguntó Aladdín mirando las estanterías.
Yasmín tampoco parecía muy convencida, ella se había esperado un ataúd o algo así lleno de tesoros... Sin embargo lo único que había eran cachivaches viejos y una espada en el centro.
—
Sed bienvenidos —escucharon una voz que parecía surgir de la Llave Espada.
El arma flotó en el aire por unos instantes hasta que un cuerpo translúcido empezó a formarse desde ésta. Primero apareció una mano y después una figura femenina que se fue estilizando a la par que un precioso vestido blanco de mangas anchas y una falda similar a la de una sacerdotisa de la cultura china. Las orejas de la mujer eran extrañas, similares a las de un elfo o algún tipo de ser místico, su cabello negro era liso y largo llegándole hasta casi las rodillas. Pese aquello, parecía un cabello tan ligero y fino que flotaba a la más mínima brisa de aire.
La piel de la mujer era blanca como la nieve, sus ojos eran dorados y afilados. Todas y cada una de sus facciones eran delicadas, como si hubiesen sido esculpidas por los mismísimos dioses.
Sus labios se curvaban en una modesta y hermosa sonrisa.
—
Mi nombre es Kamra. Una portadora, al igual que vosotros. Esto que véis no es mi "yo" real, sin embargo he visto el futuro desde mi presente, sabía cuando apareceríais y por eso os he decidido dejar este mensaje y toda la ayuda que está en mi mano mandaros.>>
El futuro de este mundo depende enteramente de vosotros. Esos que llamáis Villanos Finales desean romper el sello que mantiene a Ifrit prisionero. Si lo consiguen, es posible que el monstruo acabe con lo que empezó hace ochocientos años. Podéis hacerme preguntas, intentaré contestar todas ellas, también os diré lo que pone en el pergamino que lleváis con vosotros.Yasmín abrió la boca.
—
¿Qué eres exactamente? No pareces humana, no del todo al menos.—
Soy una Semi-Djinn. Mi padre, el Rey Salomón era un humano capaz de comunicarse con los espíritus, mientras que mi madre era una mujer Djinn. Las reglas de los Djinn les impide enamorarse de humanos, pero mi madre se enamoró de Salomón, huyó con él, y me tuvieron a mí. A causa de eso, mi madre fue castigada recibiendo la mortalidad y acabó contrayendo una enfermedad que acabó con su vida. Yo en cambio, nací como una persona con una capacidad mágica muy superior al del resto de mortales, además de que mi esperanza de vida es mucho más larga que la del resto de humanos. Ahora mismo tengo doscientos quince años.—
Estás muerta, sin embargo eres capaz de hablar con nosotros, y has dicho que viste el futuro, a nosotros. ¿Cómo es eso posible? —preguntó Nanashi.
Kamra sonrió de forma enigmática.
—
La Magia Arcana es caprichosa y le gusta hacer locuras. Tal vez lo descubráis algún día, o tal vez no.Nanashi no pareció conforme con aquella respuesta, sin embargo no pidió más explicaciones, como sabiendo de antemano que no iba a obtener una respuesta más concreta. Había sido cautelosa a la hora de responderle, aunque era complicado decir por qué. La antigua sultana caminó entre Saito y Fátima.
—
¿No os gustaría preguntarme algunas cosas? Estoy segura de que podéis hacerme preguntas muy interesantes Fecha límite 11/06/2016