—Los Maestros van a ir a terminar el círculo final del Castillo. O más bien a intentar adelantarlo
En definitiva, que tendrían que apañárselas solos. En realidad no era algo que molestase a la aprendiza, ya que estaba acostumbrada a ir por su cuenta. Le habría fastidiado más que Ronin y Ryota les acompañaran y no intervinieran en los combates contra los sincorazón.
—Deberíamos ir con Nithael ―dijo de pronto Ryota.
—No os preocupéis. Descansaré aquí un poco antes de ir hacia el círculo de fuego y no lo activaré hasta que lleguen ellos. No estaré vulnerable—intervino el aludido, para alivio de Hana—. No haría que nadie se preocupara por mí de esa manera. Además, así adelantamos trabajo.
Hana asintió. Cuanto antes acabaran, mejor. Ryota iba a protestar de nuevo, pero Ronin lo detuvo. Mientras Nithael no se acercara a los sincorazón, no había nada que temer, ¿no? E incluso así, el ángel podía valerse por sí mismo… normalmente.
—El proceso es bastante sencillo. Uno de vosotros ha de entonar estas palabras —empezó a decir de pronto Nithael, sobresaltando a Hana. Al parecer les iba a dar instrucciones sobre la activación de la barrera—. No os asustéis por si desafináis. Lo importante es que al pronunciar las palabras activaréis la magia del círculo.
»Claro que sólo podréis hacerlo cuando hayáis terminado el círculo. Para eso os he preparado los diseños.—Hana cogió una de las hojas, pero lo veía todo demasiado complicado. Menos mal que Malik y Kairi iban a acompañarla, porque a ella no le apetecía esa tarea. Podría dejársela a ellos―. Los que vayan al de agua necesitarán emplear agua del lago y la Llave Espada. Mojadla y terminad las circunferencias y las pocas runas. Tened cuidado, porque consumirá vuestra magia. Lo mismo con los de aire. Lo ideal, para darle más fuerza al círculo, sería esperar a que lleguen ráfagas violentas o incluso a que llueva un poco. He visto que se acercan unas nubes, así que tendréis suerte. Cuando terminéis tendréis que luchar contra los Sincorazón y uno de vosotros cantar el encantamiento mientras atrae al Sincorazón más poderoso que pueda encontrar.
—Entendido.
En realidad había entendido poco, pero tenía pensado dejar que Malik y Kairi se encargasen de las partes técnicas.
A Hana le costó reconocer el templo que había visitado un milenio atrás. De hecho, decidió firmemente no fijarse demasiado en él. No quería atormentarse con las personas que había conocido y los hechos que había vivido. Lo pasado, pasado estaba. Aquella estructura material solo era un vago recordatorio que a nadie le servía. Daba igual en qué estado se encontrara en la actualidad.
Ahora le iban a dar un nuevo uso: albergar el sello que protegería Tierra de Partida. Entraron al templo, donde encontraron el círculo incompleto, cerca del lago.
—Caballeros.
Hana dio un respingo, hasta ubicar la voz. Era Leviatán, el monstruoso ser que Ronin había llevado a Tierra de Partida desde Port Royal. Y la principal razón de que fuera poco a nadar al lago.
Le vio asomado a la orilla, llamando su atención para que se acercaran, y no pudo evitar recordar el deplorable estado en el que le habían encontrado a las orillas de Tortuga, tras el ataque de los Villanos Finales y Chihiro. Por suerte se había recuperado, aunque en aquel momento no parecía del todo bien, como no tardó en comentarles:
—¿Dónde se hallan vuestros compañeros?
―¿A quiénes te refieres? ―inquirió ella. Luego cayó en que, teniendo el círculo tan cerca de sus aguas, posiblemente estuviera enterado de todo acerca de la barrera―. Nithael y los Maestros están preparando otros círculos. Somos nosotros quienes vamos a encargarnos de este.
―Hay algo mal con estas aguas. Si estuviera aquí el ángel, podría decírselo.—Definitivamente, algo raro le pasaba. Miró fijamente a Hana, incomodando a la muchacha—. Noté que había algo extraño en lo más hondo del lago, pues desde esta mañana me encuentro débil. Debéis advertir a vuestros Maestros… O echar un vistazo. Creo que no se trata de un Sincorazón, mas no he podido comprobarlo.
Hana se esforzó por no poner los ojos en blanco o revelar lo absurdo que consideraba la propuesta. ¡Si él mismo podía bajar a comprobarlo! ¿Y qué podía haber? Solo se le ocurría que se hubiera colado algún sincorazón acuático (contradiciendo la duda de Leviatán), aprovechando que no estaba la barrera, y hubiese hecho de ese lugar su guarida. Hasta ese momento no se le había ocurrido porque tenían a una gigantesca mole guardando el lago.
Y ahora esa mole les pedía que echaran un vistazo. No había mirado a Hana por casualidad.
―¿Por qué no has podido comprobarlo? ―preguntó. Luego cayó en que era una pregunta desafortunada. Quizá estaba enfermo y, debido a su estado, no era capaz de sumergirse hasta las profundidades―. ¿Has notado algo más que te fuera extraño? Debe de haber entrado de algún modo… ―Intentó sonar conciliadora.
Entonces recordó que, supuestamente, en ese momento debían de montar entre todos el círculo y activarlo. ¡Qué mejor momento para darse un chapuzón!
―Iré a mirar para asegurarnos ―se ofreció. Empezó a quitarse los pantalones, antes de que pudieran protestar―. Volveré en cuanto lo haya registrado todo. Quizá me lleve un rato. ―Lo bastante para que les diera tiempo a activar varios círculos a ser posible.
Avanzó por la orilla, sumergiendo los pies, a una distancia prudencial de Leviatán. Al fin y al cabo, tenía una boca demasiado grande para que le fuera cómodo estar cerca. Cuando encontrara una zona con mayor profundidad, se sumergiría y se transformaría en sirena para descender hacia las profundidades y, según creía ella, perder un poco el tiempo.