[Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Participantes: Light, Maya, Alaric, Nicoxa + Nikolai

Aquí es donde verdaderamente vas a trazar el rumbo de tus acciones, donde vas a determinar tu destino, donde va a escribirse tu historia

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro

[Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Nell » Mar Nov 15, 2016 1:06 am

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Nombre: El retorno del dragón

Mundo: Bosque de los Enanitos

Introducción: Hace algunos meses un dragón despertó en el Bosque de los Enanitos y salió del mundo para causar estragos en otros. O eso decía, pues no se ha vuelto a saber nada de él.

A pesar de su actividad, y conscientes del peligro que supone, las Maestras de Tierra de Partida y Bastión Hueco idean un plan para hacerle regresar al mundo y frenarlo como sea. No será una misión sencilla. Tendrán que lidiar con los caprichos de una tirana, la singularidad de unos mineros y el rencuentro de viejas amistades.

NPC’s:
• Iwashi
• Ariasu
• Daichi
• Cid Raines
• Blancanieves
• Reina Grimhilde
• Humbert
• Minna
• 7 enanitos

Requisitos: -

Fecha de inicio: noviembre.

Notas: Se admiten mascotas, con la condición de que estas siempre acompañen a sus amos.

Apuntados: Light (Light), Sito (Nicoxa), Soda (Maya), Astro (Alaric) + Drazham (Nikolai)



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Llévala lejos, al bosque. Busca un lugar que esté apartado, en el que pueda coger flores.
Sí, Majestad.
Y allí, mi valiente y leal cazador, tú la matarás.
El hombre se escandalizó.
¡Pero Majestad, es la princesa!
¡Silencio! ―La Reina se puso en pie, haciendo valer su autoridad―. Ya conoces el castigo, si no me obedeces.
Sí…, Majestad.
No podía oponerse, como ella misma le había dicho. Las órdenes de la Reina eran ley. Y quien no lo sabía…
Pero para cerciorarme de que no me fallas, me traerás a palacio en el interior de este cofre su corazón.


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Una semana antes, Ariasu había hecho llamar a Nicoxa, Nikolai y Daichi a la biblioteca de Bastión Hueco, donde les había dicho que esperaran a que sus invitados llegaran para poder contarles a todos al mismo tiempo el motivo de aquella reunión informal. Pudieron pasar el rato leyendo o mirando las musarañas (Daichi hizo lo primero), pues el resto de participantes no hicieron acto de presencia hasta dos horas después.

La razón fue que la Maestra Ariasu había enviado a Iwashi aquel mismo día la petición a Tierra de Partida para que acudieran a verla lo más pronto posible, pues tenía noticias que comunicarles. Con todo el morro. En ese momento la Maestra Iwashi se hallaba fuera y fue un moguri quien tuvo que ponerse en contacto con ella, y luego con Light, a quien había pedido que fuera a su lugar ya que era el único Maestro disponible. Ariasu había insistido en que llevara a un par de aprendices más con ella, así que Light había encontrado a Maya y a Alaric libres para acompañarle.

Así partieron con prisa para llegar a tiempo a la cita. Entre el retraso del mensaje y la necesidad del moguri de transmitírselo a Iwashi y después a Light, incluso empleando un portal ya era tarde cuando pusieron un pie en Bastión Hueco. Y luego tuvieron que preguntar dónde estaba Ariasu y dirigirse a la biblioteca.

¡Por fin! Creía que habías abierto el portal en el fondo del mar ―dijo cuando les vio entrar, sonriendo―. Tomad asiento, ya que sois mis invitados. ―Se puso repentinamente hospitalaria.

Ariasu insistió a que los otros tres aprendices hicieran lo mismo. De ese modo acabaron los seis sentados en una mesa circular, en la que se habían olvidado de recoger unos cuantos libros que se hallaban desperdigados por ella. Daichi tamborileaba los dedos sobre la mesa, impaciente.

Iwashi ya me dijo que te mandaría a ti, aunque yo habría preferido hablarlo con ella ―refunfuñó, dirigiéndose primero a Lighy y luego al resto―. Desde que acabó todo ese rollo de la guerra y hubo de nuevo paz entre nuestros mundos, me ha estado insistiendo en que buscara a un peligroso dragón que se había despertado y liberado del Bosque de los Enanitos, y que quizá yo tuve algo que ver en ese problema… ―rectificó de inmediato―. Quiero decir, no es que yo le azuzara o le animara a que se fuera a destruir otros mundos, pero digamos que no se lo puse fácil a ellos porque ordené a uno de mis aprendices a que les molestara, entretuve a Akio y esas minucias. Es una larga historia. Que la cuente el Maestro Light si le apetece ―concluyó.

»Ahora que caigo, puede que no me estéis entendiendo nada de lo que digo. ―Miró a los aprendices presentes, sobre todo a Alaric―. Tú menos, que tienes pinta de novato. Empezaré por el principio.

Les resumió, tan resumido como pudo, que el Bosque de los Enanitos era un antiguo mundo que había estado por muchos años bajo la protección de la Orden. Hacía tiempo que vivía en paz, por lo que le prestaban poca atención. Recientemente Tierra de Partida había acudido a una misión para exterminar a un sincorazón que estaba causando estragos en el reino. Tuvieron éxito, pero por azares del destino el sincorazón estaba ligado a una criatura milenaria que fue liberada y se marchó a destruir otros mundos.

Sin embargo, no hemos vuelto a saber nada más de él y eso tenía preocupada a Iwashi. Las dos hemos estado intentando buscarle desde entonces. ―Miró de repente a Daichi―. Ahora que lo pienso, ¿tú no ibas de pequeño a menudo a jugar a ese mundo?

No. Era otro ―refunfuñó Daichi.

Tengo que enseñarte a mentir mejor. ¿Por dónde iba? Pues hemos estado buscando y nada de nada. Mi teoría es que ha estado destruyendo mundos tan lejanos que ni siquiera los conocemos, por lo que debemos dejar de preocuparnos y dejarles el asunto a la segunda o tercera generación posterior a nosotros. La teoría de Iwashi es que no ha hecho nada de lo que prometió. En cualquier caso, es peligroso y se me ha ocurrido una forma de encontrarle. Para ello, necesitamos regresar al Bosque de los Enanitos y atraerle a su antiguo refugio.

»Os he convocado para proponeros una misión conjunta entre las Órdenes. El objetivo será llamar a Bahamut, el dragón milenario, y atraparlo. Si logramos sobrevivir a ese combate. ¿¡Quién está conmigo!? ―Levantó el brazo, esperando que la secundaran. Al menos Daichi no lo hizo.

Daba igual que la ignoraran o le siguieran el juego. Ariasu ya tenía en mente llevar a cabo la estrafalaria idea. El caso es que, como en su mayoría eran aprendices, podían imaginarse que al final tendrían que obedecer quisieran o no.

Llamaré a Iwashi para ponernos de acuerdo con el plan. Por ahora solo quería dejarlo en claro a los participantes de la misión: usad este tiempo para prepararos o inventaros una enfermedad rara. Nos veremos dentro de una semana, en el camino hacia la capital donde aterrizó Tierra de Partida la última vez, salvo que la Maestra o yo os digamos algo diferente.

A Light le dijo que hiciera lo que quisiera, ya que en un principio solo quería a un Maestro de Tierra de Partida, aunque no se negaría a la participación de otro más. Posteriormente Iwashi tampoco se opuso a que colaborara.

Tuvieron aquella semana de descanso previa a la peligrosa misión, donde pudieron concienciarse, tratar de escabullirse o incluso indagar por sí mismos sobre la criatura. Las Maestras se negaron a dar más explicaciones, dado que seguían continuamente en contacto para terminar de perfilar la estrategia que llevarían a cabo.

Finalmente llegó el día señalado. Ariasu acompañó a los aprendices de Bastión Hueco y aterrizaron en el lugar señalado. Light, a petición nuevamente de Iwashi, hizo lo mismo con los de Tierra de Partida. La Maestra había estado bastante ausente durante la semana y casi no se le había visto el pelo. Una vez se reunieron todos nuevamente, acordaron esperar un poco más a que apareciera la tardona.

Mientras tanto, podían charlar, insistir con sus dudas o ponerse a llorar para tratar desesperadamente de que les retiraran de la misión suicida. El camino hacia la capital se encontraba en ese momento vacío. Aun así se apartaron a un lado, entre la vegetación, para no llamar demasiado la atención.

Daichi participaba como un aprendiz de Bastión Hueco. No se dirigió a ninguno de ellos, sino que se mantuvo aparte, ausente.


Fecha límite: 19 de noviembre.
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Light » Jue Nov 17, 2016 2:35 pm

¡Maya, Alaric! ―les llamó a cada uno tras encontrarles, estuvieran juntos o separados―. Espero que no os importe que robe un poco de vuestro tiempo, necesito que vengáis conmigo a Bastión Hueco. Ariasu quiere hablar con nosotros.

En realidad, era Iwashi quien debía acudir a aquella reunión y no él, pero se encontraba fuera y le tocaba hacer la sustitución. No le importaba en absoluto hacerle el favor aunque el mundo de Ragun y los suyos no le agradara.

Tenía prisa puesto que era tarde, así que no se entretuvo mucho hablando con los aprendices. Estiró la mano e invocó ante ellos el pasillo luminoso que les permitiría llegar a Bastión Hueco en un santiamén… o eso esperaba. Había aprendido a invocar los portales hace poco y la magia nunca había sido su fuerte.

Rezad para que no acabemos, no sé, en un agujero negro.

***


«¡Bien, no la he cagado!».

En efecto, aparecieron en la entrada del castillo de Bastión Hueco, lugar que le traía muchos recuerdos (más malos que buenos).

Caminó a paso rápido por los pasillos, en busca de Ariasu o de alguien que supiera dónde se encontraba: moguris, Maestros o aprendices que la hubieran visto. Al final, descubrió que la mujer les estaba esperando en la biblioteca de Bastión Hueco. También tuvo que preguntar por la localización de ésta, ya que no conocía demasiado el castillo.

Al fin, llegaron a la biblioteca y dieron con Ariasu y sus aprendices; entre ellos se encontraban Nikolai y Nicoxa, al tercero no le conocía. Light les dedicó a todos un saludo breve y amistoso.

¡Hola, y lo siento, pero mejor tarde que nunca! ―¡Habían llegado vivos después de todo!

¡Por fin! Creía que habías abierto el portal en el fondo del mar. ―«Será cabrona…»―. Tomad asiento, ya que sois mis invitados.

Asintió y procedió a coger sitio. Entrecruzó los dedos, con las manos encima de la mesa, y atendió a lo que tenía que decirles Ariasu, con curiosidad.

Iwashi ya me dijo que te mandaría a ti, aunque yo habría preferido hablarlo con ella. ―«Bueno, pues es lo que hay»―. Desde que acabó todo ese rollo de la guerra y hubo de nuevo paz entre nuestros mundos, me ha estado insistiendo en que buscara a un peligroso dragón que se había despertado y liberado del Bosque de los Enanitos ―Light sabía de lo que estaba hablando, sin duda. No se arrepentía de haber acudido a esa reunión―, y que quizá yo tuve algo que ver en ese problema… ―Se corrigió―. Quiero decir, no es que yo le azuzara o le animara a que se fuera a destruir otros mundos, pero digamos que no se lo puse fácil a ellos porque ordené a uno de mis aprendices a que les molestara, entretuve a Akio y esas minucias. Es una larga historia. Que la cuente el Maestro Light si le apetece.

»Ahora que caigo, puede que no me estéis entendiendo nada de lo que digo. Tú menos, que tienes pinta de novato.
―Hablaba de Alaric―. Empezaré por el principio.

Ariasu aclaró la situación a los que estaban más perdidos. Tras su explicación, intervino Light:

Ariasu intentó jodernos, pero la jugada le salió mal y al final cumplimos la misión de todas formas, qué pena ―comentaba mientras echaba una miradita a la Maestra, poniendo una sonrisa burlona, para recordarla su derrota y chincharla. Todavía le guardaba algo de rencor por aquello. A continuación, se dirigió a los aprendices, más serio―. Pensábamos que Missgunst, el Sincorazón que teníamos que destruir, era quien enloquecía a la gente del mundo con su oscuridad, pero el responsable en realidad era ese dragón. Puede llegar a poseer nuestros cuerpos, sin duda es un enemigo bastante problemático. ―Hizo una pausa, pensativo, y rememoró la conversación que tuvieron cuando tomó el cuerpo de Burke―. Hablé con él en esa ocasión y me confirmó lo que os acabo de decir, y también me dijo que quería traer el caos a otros mundos.

Sin embargo, no hemos vuelto a saber nada más de él y eso tenía preocupada a Iwashi. Las dos hemos estado intentando buscarle desde entonces. ―Parecía que Light no había sido el único que había intentado indagar sobre el dragón. Por desgracia, él no había encontrado ninguna pista―. Ahora que lo pienso, ¿tú no ibas de pequeño a menudo a jugar a ese mundo?

No. Era otro ―dijo entre dientes aquel aprendiz que no conocía.

Tengo que enseñarte a mentir mejor. ¿Por dónde iba? Pues hemos estado buscando y nada de nada. Mi teoría es que ha estado destruyendo mundos tan lejanos que ni siquiera los conocemos, por lo que debemos dejar de preocuparnos y dejarles el asunto a la segunda o tercera generación posterior a nosotros. La teoría de Iwashi es que no ha hecho nada de lo que prometió. En cualquier caso, es peligroso y se me ha ocurrido una forma de encontrarle. Para ello, necesitamos regresar al Bosque de los Enanitos y atraerle a su antiguo refugio.

»Os he convocado para proponeros una misión conjunta entre las Órdenes. El objetivo será llamar a Bahamut, el dragón milenario, y atraparlo.
―Acababa de descubrir el nombre de la criatura―. Si logramos sobrevivir a ese combate. ¿¡Quién está conmigo!?

Venga, hagámoslo. ―No mostró tanto entusiasmo como la otra Maestra, pero estaba decidido a cooperar en la captura. Aunque le habían liberado por una buena causa (la destrucción del Missgunst) se sentía responsable.

»Alaric, ¿te ves capaz? Si quieres, puedo buscar a otro aprendiz. Seguramente sea una misión muy peligrosa, te lo digo porque acabas de empezar. ―No quería ni mandarle a una muerte segura (su Maestro mentor le mataría si le pasaba algo), pero por otra parte ya le había elegido y tampoco quería prohibirle participar en la misión. Así que suya era la decisión, le estaba avisando.

De haber sabido que Ariasu quería hablar con ellos de aquella misión, hubiera buscado a otro aprendiz más experimentado. Aquel dragón… no era un enemigo cualquiera. Light no había olvidado que Bahamut podía haberles matado perfectamente tras el combate contra el Missgunst, pero al final tuvo piedad.

Y curiosa forma de hacérselo pagar: ahora iban a atraparlo. Pero hacían lo correcto de todas maneras, era por el bien de los mundos, eso lo tenía muy claro.

Llamaré a Iwashi para ponernos de acuerdo con el plan. Por ahora solo quería dejarlo en claro a los participantes de la misión: usad este tiempo para prepararos o inventaros una enfermedad rara. Nos veremos dentro de una semana, en el camino hacia la capital donde aterrizó Tierra de Partida la última vez, salvo que la Maestra o yo os digamos algo diferente.

De acuerdo. Esta misión me incumbe, pues el dragón escapó en parte por mis acciones, así que evidentemente también iré ―manifestó.

***


Light solo descansó el día previo a la misión, pues quería estar en plena forma para el tan esperado día.

Durante la semana, buscó a Iwashi (quien se encontraba bastante ausente últimamente) en múltiples ocasiones para que le comentara sus planes, con la intención de ayudar. Él ahora era un Maestro como ella y Ariasu, ¿no? Podía cooperar con ellas para diseñar la estrategia, además había hablado con Bahamut y lo conocía, por tanto quizás tenía información útil que aportar.

Si ni con esas razones le contaba los detalles, se resignaría y dejaría que ambas Maestras se encargaran exclusivamente de diseñar el plan. Al menos lo había intentado.

Se citó con Maya y Alaric (si éste no renunciaba a la misión) el día señalado, en la sala del trono. Una vez se reunieran los tres, invocaría otro Portal de Luz y partirían a su destino, tal como le había pedido Iwashi.

Y no, no aparecieron ni en el fondo del mar ni en el mundo equivocado, lo había vuelto a invocar correctamente. Fueron a parar a una pradera familiar para él, el mismo lugar en el que aterrizaron en la anterior misión: el camino que llevaba a la capital.

Para no llamar la atención, se apartó del camino principal, y después se sentó en el suelo, entre la vegetación. Y desde ahí esperó a que viniera la Maestra tardona. Si alguno de los presentes quería hacer preguntas sobre Bahamut, intentaría darles respuestas, y además entablaría conversación para matar el tiempo.

Así que al final te volviste a cambiar ―comentó a Nikolai. No le preguntó por sus razones expresamente, pero se notaba que tenía curiosidad―. Bueno, es tu decisión. ―concluyó, sin darle demasiada importancia.

En cuanto se reunieran con Iwashi, iría al grano y le haría a ésta la pregunta del millón si todavía no había obtenido respuesta.

Bueno, ¿cuál es el plan?

Estaba impaciente por escucharlo.
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Drazham » Vie Nov 18, 2016 1:24 am

¿Cuánto rato llevaban esperando? ¿Una hora? ¿Dos? Nikolai sacó el móvil del bolsillo para corroborarlo y exhaló por la nariz de cansancio. Antes de volverse a sumergir en el volumen de nociones básicas de magia espacial que tenía en la otra mano, ojeó por enésima vez a Ariasu y a los otros dos aprendices que estaban igual que él. En realidad, el libro ya lo tenía más que releído y solo lo estaba repasando por puro aburrimiento. Era mejor opción que estar mirando al tendido como un tontaina, a la espera de que los de Tierra de Partida se dignasen a aparecer.

No estaba acostumbrado a que Ariasu, la Maestra más extravagante del bastión, le reclamase para algún encargo. Ni tampoco que no tuviese la misma noción de urgencia y celeridad que Nanashi. Es más, tan solo les dijo que estaban esperando a un grupo del otro bando para contarles de que iba todo aquello.

¡Por fin! Creía que habías abierto el portal en el fondo del mar.

Asomó la vista por encima del libro para ver que, por fin, habían llegado sus invitados. Saludo con un cabeceo a Light nada más verle entrar. Le seguían una muchacha con un sombrero de pico que recordaba de su equipo en el Castillo del Olvido y un “armario ropero” con semblante duro que no le sonaba.

Frunció el ceño. ¿No había dicho Ariasu algo de que una Maestra vendría a la reunión?

Iwashi ya me dijo que te mandaría a ti, aunque yo habría preferido hablarlo con ella. ―Ah, claro, ahora que Fátima y Light eran los nuevos becarios, les tocaba hacer de recaderos para el resto de Maestro. No habían elegido peor momento para promocionar―. Desde que acabó todo ese rollo de la guerra y hubo de nuevo paz entre nuestros mundos, me ha estado insistiendo en que buscara a un peligroso dragón que se había despertado y liberado del…

Nikolai abrió mucho los ojos cual conejillo agazapado y clavó las uñas por debajo de la mesa. La verborrea continua de Ariasu se le hizo un murmullo difuso en cuanto le llegó esa dichosa palabra que esperaba no oír en bastante tiempo.

«Dragón…».

¿Aquello era una broma? Ojalá que sí. No habían pasado ni tres semanas desde la misión en Reino Encantado y volver a pensar en dragones le revolvía el estómago.

»Ahora que caigo, puede que no me estéis entendiendo nada de lo que digo.

Ni se molestó en poner mala cara ante la espontaneidad de la mujer y su forma de explicar las cosas. Se cruzó de brazos, a la espera de no amargarse más de lo que ya estaba en unos pocos segundos.

Ariasu, gracias a dios, se explayó un poco mejor, y Light cumplimentó con su información. Nikolai pudo sacar en claro que en un mundo llamado Bosque de los Enanitos se mandó un equipo para lidiar con un Sincorazón que estaba dando problemas, todo correcto a partir de ahí. Lo que le sacó una mueca fue eso de que con su eliminación, otra criatura quedó libre —el puñetero dragón, supuso— con la capacidad de manipular las mentes.
Salías de la sartén para luego caer en las brasas.

Sin embargo, no hemos vuelto a saber nada más de él y eso tenía preocupada a Iwashi. Las dos hemos estado intentando buscarle desde entonces. Ahora que lo pienso, ¿tú no ibas de pequeño a menudo a jugar a ese mundo?

No. Era otro —El otro aprendiz que no conocía de nada dio una respuesta áspera.

Tengo que enseñarte a mentir mejor. ¿Por dónde iba? Pues hemos estado buscando y nada de nada. Mi teoría es que ha estado destruyendo mundos tan lejanos que ni siquiera los conocemos, por lo que debemos dejar de preocuparnos y dejarles el asunto a la segunda o tercera generación posterior a nosotros. —Nikolai puso los ojos en blanco. Si no fuese por gente como Nanashi y, seguramente, Ryota, no se habría ni replanteado volver a Bastión Hueco con Maestras de aquel menester.

»Os he convocado para proponeros una misión conjunta entre las Órdenes. El objetivo será llamar a Bahamut, el dragón milenario, y atraparlo. Si logramos sobrevivir a ese combate. ¿¡Quién está conmigo!?

Nikolai se quedó mirando con cara de alucinado a una Ariasu que levantaba la mano cual niña pequeña. De no ser porque Light inquirió con un poco más de seriedad, se habría replanteado el levantarse de esa mesa de locos y largarse de allí. Se encogió de hombros y acabó por resignarse, no es que tuviese otra opción.

Al menos, esperaba que no fuese peor que tener a una bruja transformada en un reptil escupe llamas pisándote los talones.

Llamaré a Iwashi para ponernos de acuerdo con el plan. Por ahora solo quería dejarlo en claro a los participantes de la misión: usad este tiempo para prepararos o inventaros una enfermedad rara. Nos veremos dentro de una semana, en el camino hacia la capital donde aterrizó Tierra de Partida la última vez, salvo que la Maestra o yo os digamos algo diferente.

¿Así que una semana? Bueno, era mucho más de lo que solían darles antes de lanzarlos a una misión. Tuviese tiempo de sobra o no, cazar a la criatura que les describió Light no sería tan simple con emplear fuerza bruta o buscar auxilio en la ya recurrida magia. Era evidente que necesitaban preparar el terreno para la que se les venía encima.

Pero, exactamente, ¿cómo se preparaba uno frente a un dragón?

***


La fecha estimada llegó, y con ello, tocaba enfundarse una vez más en la armadura y visitar un nuevo mundo. Lo cierto es que la semana le vino bien para mentalizarse y no pensar tanto en el hecho de que iban tratar de capturar a una bestia milenaria que afirmaba haber desatado el caos a donde iba. Prefirió dejar la parte técnica de la caza a las Maestras y gastar su tiempo en idas y vueltas a ambas órdenes, en la búsqueda de un método que contuviese a algo como un dragón.

Y de algo le valió, pues entre las historias de algunos de sus compañeros y una pequeña búsqueda bibliográfica se enteró de ciertos detalles que les podían servir.

Ariasu los llevó hasta una pequeña carretera en mitad del campo por la que no pasaba ni un alma. Tenía entendido que la cultura y sociedad de ese mundo no eran muy dispares de la que había en el Reino Encantado. Supuso que no le pillaría desprevenido otro mundo anclado en el medievo. Sin hadas u orcos de por medio, claro.

El equipo de Tierra de Partida llegó al cabo de un rato. Sin Iwashi, otra vez, tocándole a Light volver a hacer de recadero. Ya un poco ansioso porque les faltaba una parte importante del grupo, buscó algún sitio donde sentarse y esperar a Doña Tardona.

Así que al final te volviste a cambiar. —Light se le acercó para hablar. Por el tono, Nikolai notó que el comentario iba más por la curiosidad que por otra cosa y le asintió con una inocente sonrisilla—. Bueno, es tu decisión. ―concluyó, sin darle demasiada importancia.

Ya sabes lo que me dijo tu abuela, importa más el que quieras colaborar que desde dónde lo hagas. Claro que, mucho mejor si lo haces en donde estés más a gusto —dijo con una media sonrisa y le dio una palmada en el hombro—. Por cierto, se me olvidó el otro día: enhorabuena por tu ascenso, Maestro Light.

Una vez que Iwashi llegase, Nikolai se dispuso a hacer las pertinentes preguntas a las Maestras que le rondaban tras sus últimos hallazgos.

Entonces, la idea es capturar al dragón una vez lo atraigamos a su guarida —detalló con un deje de duda. Quería saber cuánto antes como iban a hacer semejante hazaña—. ¿Se sabe con qué vamos a apresarlo después? No sé si tendrá algo que ver con esto, pero he oído de un par de personas sobre la existencia de unas “piedras” que pueden encerrar a entes tan grandes como una montaña. —Cuando le contaron semejante historia, casi dio por hecho que le estaban tomando el pelo. En fin, no iba a poner en duda la magia a estas alturas, fuese o no posible atrapar en una piedrecita a un monstruo de… ¿Le dijeron que doce o trece metros? Increíble…

Eso, a su vez, le llevó al otro tema del que se enteró durante sus interrogatorios.

Otra cosa más, ¿hay alguien más, a parte de los Caballeros, que sepa acerca de nuestro querido dragón? —preguntó, rascándose la coronilla—. No es por ser agorero ni nada, pero buscando información esta semana, me he enterado de que ciertos conocidos han estado de cacería últimamente. No solo guardaban relación con la historia del coloso que me contaron. También estaba lo del famoso Djinn que casi reduce a cenizas Agrabah. —Miró a Lait, pues sabía por boca de Saeko que participó en susodicha misión—. Y lo de que se nos colaron en Tierra de Partida y se llevaron a una bestia marina no ha tardado en extenderse por la Orden.

Sin nada más que decir, esperó a las opiniones de los demás. Una cosa era plantarle cara al dragón, que ya de por sí se las traería. Pero si por algún motivo había llegado a oídos de los Villanos Finales que esa bestia andaba suelta, no quería arriesgarse. Fuera como fuese, siempre acababan topándose con esa gente y metiéndose en unos berenjenales de cuidado.
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Ronda #1 - El retorno del dragón

Notapor Astro » Dom Nov 20, 2016 10:04 pm

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Cuando Alaric fue llamado, se encontraba en el gimnasio dándole puñetazos a un saco de boxeo, descargando rabia acumulada. Al parecer un tal Light, un maestro novato como Fátima, le requería para una misión de última hora en Bastión Hueco.
A regañadientes, pues su maestra ya le había advertido que sería habitual que otros maestros le encomendasen tareas y que no debía rechistar, se cambió de ropa a toda prisa y acudió junto con la otra aprendiza que también había sido llamada: Maya, una jovencita ―que no debía llegar ni a los quince años― con un simpático sombrero de bruja.

Rezad para que no acabemos, no sé, en un agujero negro.

Transmites mucha confianza ―gruñó Alaric.

Los tres cruzaron el portal. Destino: Bastión Hueco.

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La buena noticia: llegaron a su destino de una pieza. La mala: aquel sitio era horrible. Bastión Hueco, el famoso mundo que albergaba la otra orden de Caballeros de la Llave Espada, solo podía definirse como deprimente. Sobre todo si lo comparabas con Tierra de Partida.

Entraron en el castillo y no tuvieron que andar mucho hasta dar con una enorme biblioteca. Allí les esperaban cuatro personas: una mujer rubia con un llamativo sombrero, dos tíos, y una jovencita con un peculiar pelo de color azul. ¿Sería natural...?

¡Hola, y lo siento, pero mejor tarde que nunca!

¡Por fin! Creía que habías abierto el portal en el fondo del mar. Tomad asiento, ya que sois mis invitados.

Alaric ―dijo a modo de presentación, mientras se sentaba como los demás alrededor de la mesa.

Iwashi ya me dijo que te mandaría a ti, aunque yo habría preferido hablarlo con ella. ―Por si había dudas, la confianza en un maestro novato era escasa―. Desde que acabó todo ese rollo de la guerra y hubo de nuevo paz entre nuestros mundos, ―Oh, cierto. Fátima le había contado algo de que las dos órdenes habían estado de malas hasta hacía bien poco― me ha estado insistiendo en que buscara a un peligroso dragón que se había despertado y liberado del Bosque de los Enanitos, y que quizá yo tuve algo que ver en ese problema… ―Alaric abrió los ojos como platos. ¡Bosque de los Enanitos era el nombre que le daban a su mundo!―. Quiero decir, no es que yo le azuzara o le animara a que se fuera a destruir otros mundos, pero digamos que no se lo puse fácil a ellos porque ordené a uno de mis aprendices a que les molestara, entretuve a Akio y esas minucias. Es una larga historia. Que la cuente el Maestro Light si le apetece.

¿Un dragón? Sí, había oído rumores de que un dragón apareció fugazmente justo durante el episodio del Missgunst, pero nunca había hecho mucho caso a esas habladurías.

»Ahora que caigo, puede que no me estéis entendiendo nada de lo que digo. ―Notó que, aunque miró a todos, se centró sobre todo en él―. Tú menos, que tienes pinta de novato. Empezaré por el principio.

Gracias. ―Podía encajar algunas piezas, pero otras le confundían del todo.

Entre Light y Ariasu lo resumieron todo. El Missgunst (el sincorazón que destruyó la aldea de Alaric) estaba relacionado con el dragón, y prácticamente era culpa de todos que escapara y fuese a destruir otros mundos. Genial.

Sin embargo, no hemos vuelto a saber nada más de él y eso tenía preocupada a Iwashi. Las dos hemos estado intentando buscarle desde entonces. ―Miró a uno de sus aprendices, el que parecía más nervioso―. Ahora que lo pienso, ¿tú no ibas de pequeño a menudo a jugar a ese mundo?

No. Era otro ―contestó él, a la defensiva.

Tengo que enseñarte a mentir mejor. ¿Por dónde iba? Pues hemos estado buscando y nada de nada. Mi teoría es que ha estado destruyendo mundos tan lejanos que ni siquiera los conocemos, por lo que debemos dejar de preocuparnos y dejarles el asunto a la segunda o tercera generación posterior a nosotros. La teoría de Iwashi es que no ha hecho nada de lo que prometió. En cualquier caso, es peligroso y se me ha ocurrido una forma de encontrarle. Para ello, necesitamos regresar al Bosque de los Enanitos y atraerle a su antiguo refugio.

¿Volver a casa? No pensaba que lo haría tan pronto.

»Os he convocado para proponeros una misión conjunta entre las Órdenes. El objetivo será llamar a Bahamut, el dragón milenario, y atraparlo. Si logramos sobrevivir a ese combate. ¿¡Quién está conmigo!? ―Levantó el brazo con un gesto entusiasta para que los demás la imitasen. Alaric no lo hizo, mirándola de reojo con cara de escepticismo. ¿De verdad ella era una maestra?

Venga, hagámoslo. ―Con esto, la misión estaba sellada. Volvería a casa―. [bAlaric, ¿te ves capaz? Si quieres, puedo buscar a otro aprendiz. Seguramente sea una misión muy peligrosa, te lo digo porque acabas de empezar. [/b]

Le devolvió una mirada firme, y aunque tuvo el impulso de levantarse consiguió contenerse. Aquellas palabras, por muy buenas intenciones que tuvieran, le habían sonado casi como un insulto.

Bosque de los Enanitos es mi mundo. Si no me dejas ir, iré por mi cuenta, pero estaré allí para asegurarme de que no volvéis a desatar un nuevo monstruo como la última vez ―respondió, elevando levemente el tono de voz. Sí, no pudo evitar pagar con ellos el recuerdo de la destrucción de su aldea.

Se cruzó de brazos, con aire de enfado. ¿Pretendía que después de enterarse de todo se quedase quieto en Tierra de Partida? Já. Ese dragón podía estar destruyendo aldeas de otros mundos como la suya propia: debían pararlo.

Llamaré a Iwashi para ponernos de acuerdo con el plan. Por ahora solo quería dejarlo en claro a los participantes de la misión: usad este tiempo para prepararos o inventaros una enfermedad rara. Nos veremos dentro de una semana, en el camino hacia la capital donde aterrizó Tierra de Partida la última vez, salvo que la Maestra o yo os digamos algo diferente.

En cuanto se dio por terminada la reunión, Alaric se levantó sin mediar palabra y volvió por su cuenta a Tierra de Partida. Tenía una semana para prepararse.

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Los siete días pasaron más rápido de lo que a Alaric le habría gustado. Entrenó todo lo que pudo, pero tenía la sensación de que apenas avanzaba. El temor de acabar siendo una carga en la misión por ser un novato empezó a invadirle, aunque hacía lo que podía para quitárselo de la mente.

Llegaron al Bosque de los Enanitos, donde tras reunirse con el grupo de Bastión Hueco les tocó esperar a que llegase Iwashi (la maestra pelirroja, a la que Alaric solo había visto de lejos en los pasillos). Hasta que ella no llegase, no podían empezar.

Mientras esperaban, Alaric se mantuvo por su cuenta, con los brazos cruzados mientras observaba el paisaje. Prefería no hablar con nadie entre los nervios y que todavía andaba algo enfadado con Light. Cuando llegó el turno de dudas, fue incapaz de aportar nada, así que optó por tomárselo con filosofía y atender a las preguntas y respuestas y aprender cual buen novato.
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Sito » Jue Nov 24, 2016 2:00 pm

Menos mal que había revistas. Nicoxa estuvo ojeando una muy interesante sobre cotilleos mientras esperaba a que llegaran los invitados de los que su maestra le había hablado. Había dos aprendices más en la biblioteca, uno era Nikolai, al que no conocía demasiado y el otro ni siquiera sabía quién era. Los saludó con la mano cuando les vio y se cruzó de piernas en el sofá de manera sensual, volviendo a centrar su atención en la lectura.

Tras un rato en el que le dio tiempo a aprenderse todos los consejos de belleza que venían en la revista se abrieron las puertas de la biblioteca y llegaron las personas que estaban esperando. Se trataban de Light, Maya y un tercer chico bastante fuerte a simple vista que hizo que levantara una ceja con curiosidad.

Bueno bueno qué tenemos aquí —se acercó a él y le dio dos besos para presentarse—. Soy Nicoxa, encantada. Maya, Light, qué tal todo.

¡Hola, y lo siento, pero mejor tarde que nunca! ―se disculpó Light. Nicoxa le lanzó una mirada en tono de reproche.

¡Por fin! Creía que habías abierto el portal en el fondo del mar. ―soltó una risita al escuchar a su maestra decir eso―. Tomad asiento, ya que sois mis invitados.

Ariasu ofreció lo mismo a los aprendices de Bastión Hueco, para que se sentaran todos juntos. Nicoxa aceptó y dejó su querida revista sobre la mesa que estaban rodeando todos. Daichi (había decidido preguntarle su nombre a la maestra durante la espera) parecía impaciente por que comenzara la reunión.

Iwashi ya me dijo que te mandaría a ti, aunque yo habría preferido hablarlo con ella.Desde que acabó todo ese rollo de la guerra y hubo de nuevo paz entre nuestros mundos, me ha estado insistiendo en que buscara a un peligroso dragón que se había despertado y liberado del Bosque de los Enanitos ―Parecía ser un asunto serio, así que Nicoxa se esforzó por olvidarse de los trapos sucios de los famosos que había leído y centrarse en lo que decía la maestra―, y que quizá yo tuve algo que ver en ese problema… ―Hizo una pausa para corregirse―. Quiero decir, no es que yo le azuzara o le animara a que se fuera a destruir otros mundos, pero digamos que no se lo puse fácil a ellos porque ordené a uno de mis aprendices a que les molestara, entretuve a Akio y esas minucias. Es una larga historia. Que la cuente el Maestro Light si le apetece.

»Ahora que caigo, puede que no me estéis entendiendo nada de lo que digo. Tú menos, que tienes pinta de novato.
―se refería al hombretón de Tierra de Partida. A Nicoxa le costó no reírse porque posiblemente se encontrara más perdida que él―. Empezaré por el principio.

Tras escuchar la historia que contó su maestra, Light no tardó en dar su propia versión. Le resultó un poco creído y resultaba evidente que aún guardaba rencor hacia Ariasu por ello, pero prefirió soltar un bufido y centrarse en lo esencial de lo que escuchó de sus labios.

Vamos que fue una movida bastante fuerte, para resumir —concluyó Nicoxa con sabiduría.

Sin embargo, no hemos vuelto a saber nada más de él y eso tenía preocupada a Iwashi. Las dos hemos estado intentando buscarle desde entonces. ―Si no habían podido entre las dos maestras no sabía cómo iba a ser ella misma de ayuda, pensó―. Ahora que lo pienso, ¿tú no ibas de pequeño a menudo a jugar a ese mundo?

No. Era otro ―se apresuró a responder Daichi.

Tengo que enseñarte a mentir mejor. ¿Por dónde iba? Pues hemos estado buscando y nada de nada. Mi teoría es que ha estado destruyendo mundos tan lejanos que ni siquiera los conocemos, por lo que debemos dejar de preocuparnos y dejarles el asunto a la segunda o tercera generación posterior a nosotros. La teoría de Iwashi es que no ha hecho nada de lo que prometió. En cualquier caso, es peligroso y se me ha ocurrido una forma de encontrarle. Para ello, necesitamos regresar al Bosque de los Enanitos y atraerle a su antiguo refugio.

»Os he convocado para proponeros una misión conjunta entre las Órdenes. El objetivo será llamar a Bahamut, el dragón milenario, y atraparlo.
―se estaba temiendo eso desde hacía rato. Le parecía muy peligroso pero, a su vez, prometía ser una de las aventuras más emocionantes. Tenía sentimientos encontrados―. Si logramos sobrevivir a ese combate. ¿¡Quién está conmigo!?

Su maestra alzó la mano enérgicamente. Nicoxa lo meditó unos segundos y finalmente la imitó.

¡Venga! ¡De perdidos al río! ¿Qué puede salir mal? —prefirió no pensarlo. Demasiado tarde para arrepentirse.

Light también aceptó y finalmente todos los demás igual que él.

Llamaré a Iwashi para ponernos de acuerdo con el plan. Por ahora solo quería dejarlo en claro a los participantes de la misión: usad este tiempo para prepararos o inventaros una enfermedad rara. Nos veremos dentro de una semana, en el camino hacia la capital donde aterrizó Tierra de Partida la última vez, salvo que la Maestra o yo os digamos algo diferente.

Ya estaba todo dicho: la reunión había acabado. Nicoxa se despidió de todos y se fue a su habitación para mentalizarse de lo que podría pasar. Aún quedaba una semana.

***



Y el día llegó. Sabía a lo que se enfrentaba y por eso decidió aprovechar el tiempo: organizó varias fiestas y se compró múltiples vestidos. Fue a varios restaurantes y preparó diferentes recetas relacionadas con los cactus que cultivaba. Ligó con unos cuantos chicos para darles largas después y se hizo amiga de una juguetona iguana que se había colado por la ventana una mañana. Sólo el último día decidió ponerse seria y entrenar, quizás lograba sobrevivir contra todo pronóstico pero parecía una misión realmente complicada.

Tras un largo baño para ir lo más despejada posible Nicoxa se reunió con sus compañeros.

Hay nervios, ¿eh? —comentó a Nikolai y a Daichi—. Espero estar a la altura, nunca había partido hacia una misión tan asustada.

Viajaron juntos al lugar acordado, un nuevo mundo que a simple vista parecía pacífico y accesible. En la práctica igual era otro cantar. Rezaba porque no fuera así.

Los de Tierra de Partida no tardaron en llegar. Nicoxa se acercó a ellos para darles los buenos días y le regaló a Maya un bombón de cactus que había hecho previamente, como símbolo de buena suerte para la misión.

Al cabo de un rato llegó la maestra Iwashi y por fin podrían empezar. Algunos tenían algunas dudas al respecto de la misión y lógicamente preguntaron a la recién llegada para poder saciar su curiosidad o aportar ideas. Nicoxa por su parte aún se encontraba un poco nerviosa, por lo que decidió no intervenir y escuchar con atención lo que dijeran sus compañeros.
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v. Ficha de Nicoxa .v
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Zodiark » Vie Nov 25, 2016 12:05 pm

Con un sonoro bostezo, me presenté en el lugar donde Light nos había convocado después de dejar a Ukki durmiendo en mi habitación.

¿Por qué ha tenido que interrumpir mi siesta…? —pensé en voz alta, murmurando, mientras me frotaba un ojo—. Con lo bien que se estaba bajo ese árbol… Qué envidia, Ukki…

Reparé entonces en la presencia de un hombre, era alto y fornido, y parece que estaba esperando también. Al comienzo pensé que se trataba de un nuevo Maestro debido a su solemne apariencia, pero lo descarté rápidamente al pensar que, de tratarse de un Maestro, me lo habrían presentado junto al resto de aprendices.

Eh… Hola... ¿También te ha llamado Light? ¿Eres un aprendiz?

Tras su respuesta, procedería a presentarme:

Me llamo Maya, ¿y tú? —dije, saludando con la mano.

Daba un poco de miedo, ya que tenía una pinta bastante seria, por eso intenté mantenerme serena y mostrarme simpática y amigable. Había que empezar con buen pie si íbamos a ser compañeros.

En cualquier caso, Light abrió el portal hacia Bastión Hueco para ver a Ariasu. Pensé que si nos habían hecho ir allí se trataría de un asunto importante, así que, preguntándome de qué se trataría, atravesé el portal con un poco de miedo. Tenía el presentimiento de que iban a encomendarme una misión dura.

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Bueno, parece que no se te da tan mal lo de los portales —comenté a Light mientras miraba a mi alrededor. Efectivamente, habíamos llegado sin problemas a Bastión Hueco.

Sin perder tiempo, entramos al castillo, siguiendo a Light, que iba con un paso bastante acelerado. Al parecer íbamos algo tarde, y para colmo el Maestro parecía no saber adónde teníamos que ir, se le veía un poco perdido.

¿Es que Ariasu no te ha dado indicaciones? Bueno, es Ariasu, no sé de qué me extraño.

Finalmente la encontramos en la biblioteca. Estaba acompañada de dos de los aprendices de Bastión Hueco, Nikolai y Nicoxa, a quienes saludé con la mano tras dedicar una sonrisa a la peliazul, además de Daichi.

¡Hola, y lo siento, pero mejor tarde que nunca!

¡Por fin! Creía que habías abierto el portal en el fondo del mar. Tomad asiento, ya que sois mis invitados.

Alaric ―se presentó el hombre, de forma seca.

A mí ya me conocían de sobra, así que no hacía falta decir nada. Me limité a sentarme y escuchar lo que Ariasu tuviera que decirnos.

Iwashi ya me dijo que te mandaría a ti, aunque yo habría preferido hablarlo con ella. ―Así que aquello era cosa de la Maestra. Me preguntaba por qué había mandado a un Maestro novato en lugar de encargarse ella misma. ¿Quizá estaba ocupada ya con algo relacionado con la misión que nos aguardaba? ―. Desde que acabó todo ese rollo de la guerra y hubo de nuevo paz entre nuestros mundos, me ha estado insistiendo en que buscara a un peligroso dragón que se había despertado y liberado del Bosque de los Enanitos y que quizá yo tuve algo que ver en ese problema… Quiero decir, no es que yo le azuzara o le animara a que se fuera a destruir otros mundos, pero digamos que no se lo puse fácil a ellos porque ordené a uno de mis aprendices a que les molestara, entretuve a Akio y esas minucias. Es una larga historia. Que la cuente el Maestro Light si le apetece.

Enarqué una ceja, confusa. No tenía ni la más mínima idea de lo que estaban hablando, pues al fin y al cabo cada uno teníamos nuestras misiones y muchas veces, a menos que tuviesen consecuencias que nos afectasen a todos, no éramos conscientes de en qué habían estado metidos nuestros compañeros en otros mundos.

Ahora que caigo, puede que no me estéis entendiendo nada de lo que digo. Tú menos, que tienes pinta de novato. Empezaré por el principio.

Asentí con la cabeza. Por la mueca confusa en mi cara era bastante evidente que, efectivamente, no estaba entendiendo ni jota. Al menos me había quedado con la idea principal: un dragón había despertado en el Bosque de los Enanitos y no era muy amigable, así que obviamente era una gran amenaza. Como esperaba, no iba a ser una misión para nada fácil.

Tras una explicación algo más detallada pero muy resumida por parte de la Maestra, Light intervino:

Ariasu intentó jodernos, pero la jugada le salió mal y al final cumplimos la misión de todas formas, qué pena. Pensábamos que Missgunst, el Sincorazón que teníamos que destruir, era quien enloquecía a la gente del mundo con su oscuridad, pero el responsable en realidad era ese dragón. Puede llegar a poseer nuestros cuerpos, sin duda es un enemigo bastante problemático. ―Miré a Light con una mueca de preocupación. Realmente era un problema, pues aquello podía querer decir que quizá nos veríamos obligados a tener que luchar entre nosotros―. Hablé con él en esa ocasión y me confirmó lo que os acabo de decir, y también me dijo que quería traer el caos a otros mundos.

¿Hablaste con el dragón? —comenté boquiabierta, sorprendida e incrédula.

»¿Y qué sabemos de él? ¿De dónde viene, qué clase de poderes tiene además de poseer otros cuerpos, y si podemos contrarrestarlo de alguna forma?

Sin embargo, no hemos vuelto a saber nada más de él y eso tenía preocupada a Iwashi. Las dos hemos estado intentando buscarle desde entonces. ―Torcí la boca, decepcionada. No parecía que supiéramos mucho más acerca de nuestro enemigo, e ir a ciegas a por alguien tan peligroso empeoraba las cosas. Además, esperaba que la Maestra se encontrase bien. ¿Y si se había topado con el dragón y estaba en peligro?―. Ahora que lo pienso, ¿tú no ibas de pequeño a menudo a jugar a ese mundo?

No. Era otro ―replicó Daichi de forma seca.

Tengo que enseñarte a mentir mejor. ¿Por dónde iba? Pues hemos estado buscando y nada de nada. Mi teoría es que ha estado destruyendo mundos tan lejanos que ni siquiera los conocemos, por lo que debemos dejar de preocuparnos y dejarles el asunto a la segunda o tercera generación posterior a nosotros. La teoría de Iwashi es que no ha hecho nada de lo que prometió. En cualquier caso, es peligroso y se me ha ocurrido una forma de encontrarle. Para ello, necesitamos regresar al Bosque de los Enanitos y atraerle a su antiguo refugio.

Obviamente no podemos permitir eso, por lejanos que sean esos mundos —comenté serena, sin alterarme, después de todo ya todos conocíamos la actitud de Ariasu y sabía que no iba a darme la razón por mucho que discutiéramos. Pero me vi obligada a hablar, ya que después de lo ocurrido en Nunca Jamás y sobre todo en Villa Crepúsculo no podía consentir que algo así volviese a pasar.

»Os he convocado para proponeros una misión conjunta entre las Órdenes. El objetivo será llamar a Bahamut, el dragón milenario, y atraparlo. ―Volví a torcer la boca y encogí los hombros, mirando a los demás. Desde hacía rato sabía que aquello era lo que nos iba a tocar hacer―. Si logramos sobrevivir a ese combate. ¿¡Quién está conmigo!?

¡Venga! ¡De perdidos al río! ¿Qué puede salir mal?

Sonreí confiada ante la determinación de Nicoxa y asentí con la cabeza. Estaba claro: yo también iba a ayudar.

Venga, hagámoslo. Alaric, ¿te ves capaz? Si quieres, puedo buscar a otro aprendiz. Seguramente sea una misión muy peligrosa, te lo digo porque acabas de empezar.

Giré la cabeza hacia Alaric, esperando a ver qué respondía. Después de todo, Light tenía razón, era un aprendiz novato y por lo que habían comentado Ariasu y él no iba a ser una misión fácil, y mucho menos para alguien sin experiencia en el manejo de la Llave Espada.

Bosque de los Enanitos es mi mundo —Observé al chico sorprendida al enterarme de aquello. Sin duda iba a apuntarse, después de todo yo haría lo mismo si algo así ocurriese en Ciudad Disney—. ―Si no me dejas ir, iré por mi cuenta, pero estaré allí para asegurarme de que no volvéis a desatar un nuevo monstruo como la última vez.

Entonces está decidido, ¿no? —intervine para poner punto final a la ronda de “inscripciones”—. Vayamos a por ese Bahamut antes de que acabe con más vidas inocentes.

Llamaré a Iwashi para ponernos de acuerdo con el plan. Por ahora solo quería dejarlo en claro a los participantes de la misión: usad este tiempo para prepararos o inventaros una enfermedad rara. Nos veremos dentro de una semana, en el camino hacia la capital donde aterrizó Tierra de Partida la última vez, salvo que la Maestra o yo os digamos algo diferente.

¿Una semana? —pregunté enfadada, poniéndome de pie—. ¡Pero no sabemos de lo que es capaz ese monstruo! ¡¿Quién sabe cuánta destrucción habrá sido capaz de causar en una semana?!

Pero ya estaba decidido, y además era una orden: la misión tendría lugar una semana después. Así que resoplé, resignada, y me mentalicé para lo que estaba por venir. Lo primero que haría al regresar sería continuar con mi interrumpida siesta, y después me pondría manos a la obra a entrenar como nunca. Tenía una semana para estar en plena forma.

Así pues, tras despedirme de los aprendices de Bastión Hueco, volvimos a Tierra de Partida, y una vez allí buscaría a Alaric (que se había ido por su cuenta, había que ver qué seco y reservado era) y a Light y les ofrecería entrenar un poco juntos durante aquellos días para ir preparándonos.

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Con Ukki subido a mi hombro, entré en la sala del trono, donde había sido convocada por Light para dar comienzo a la misión. Aquella semana había sido bastante intensa, ya que había entrenado sin parar junto a Ukki, pero lejos de estar cansada, me encontraba mejor que nunca. Estaba al 100% preparada y llena de energía.

Oye, casi no he visto a la Maestra esta semana —comentaría a Light, una vez nos hubiésemos reunido—. Supongo que ha estado buscando a Bahamut, ¿me equivoco? ¿Sabes si ha descubierto algo nuevo?

De cualquier manera, era hora de ponerse en marcha, y así fue como un no muy convencido Light volvió a abrir otro Portal de Luz, que por suerte parecía haber sido exitoso, de nuevo.

Esto es el Bosque de los Enanitos, ¿no? —pregunté a Light y Alaric tras atravesar el portal para asegurarnos de que habíamos llegado sin problemas al lugar acordado, observando la pradera que se extendía frente a nosotros.

Ukki saltó de mi hombro y se puso a corretear por la hierba, buscando insectos y arrancando flores para juguetear con ellas. Yo me acerqué a los aprendices de Bastión Hueco, que nos esperaban allí, y saludé a Nicoxa con la mano. Ella, por su parte, me dio un extraño bombón que acepté con gusto.

Sabe raro —comenté con una mueca de desagrado tras introducírmelo en la boca.

»Oye, Nico —dije una vez me hube tragado el repugnante dulce y conseguí aquel desagradable sabor de la boca removiendo un poco de saliva—. ¿Qué opinas? —le pregunté mirando de soslayo a Alaric y moviendo la cabeza levemente para señalarlo con disimulo, sonriendo—. ¿Es tu tipo? Es mono, ¿no?

Sabía que Nicoxa adoraba hablar de chicos, y ya que me había llamado la atención aquel nuevo aprendiz, pensé que quizá a Nicoxa también. Además, hacían buena pareja, y como el chico parecía bastante apartado y nervioso quizá era buena idea que alguien tan extrovertido como Nicoxa fuese a hablar con él para ir estrechando lazos entre nosotros. Después de todo, íbamos a ser compañeros en una dura misión.

Al cabo del rato la Maestra Iwashi hizo acto de presencia por fin. Aquello indicaba el inicio de la misión, así que apreté los puños y respiré hondo, mentalizándome.

Bueno, ¿cuál es el plan?

Pero primero… —interrumpí—. ¿Sabemos dónde ha estado? ¿Sabemos si ha… —Tragué saliva, temerosa por hacer aquella pregunta— destruido algún mundo…?
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Nell » Mié Dic 07, 2016 2:45 am

Durante la semana, Light pudo localizar en una ocasión a Iwashi, ya que un moguri le chivó que había pasado la noche en la biblioteca. La encontró sumida en la lectura de un libro sobre leyendas. Posiblemente buscando más datos sobre Bahamut.

¿Qué cuál es el plan? ―repitió cuando Light quiso saber en qué consistiría―. Ariasu me dijo que os lo había contado. Bahamut tuvo anteriormente una estrecha relación con la Reina Grimhilde, ¿verdad? Ya sospechabas que ella había sido causante indirecta de ese desastre. Y una parte de mí fue la directa ―añadió sin tapujos―. Pienso que tienes razón y lo probaremos pronto. Vamos a atraerle a través de ella. Por lo que sé es una bruja especialmente poderosa y puede echarnos una mano si se lo pedimos. Por otro lado, hay una forma de encerrar a criaturas como él y nos hace falta una piedra especial. Ronin tiene una, aunque no puede prestárnosla. Estoy en negociaciones para conseguirla.

»Tú solo concéntrate en prepararte para Bahamut. Si no podemos capturarlo, solo quedará una alternativa.

Y ya no le dijo nada más. Por otro lado, Nikolai hizo sus indagaciones acerca de Bahamut y encontró en un libro que describía la presencia de un dragón en un mundo recién descubierto. Según el cronista, los aldeanos lo veneraban y ofrecía a los elegidos que probaran su valía en un enfrentamiento contra él. Curiosamente no se le volvía a mencionar (ni en qué resultaban esas luchas). Y también se enteró de lo de los Villanos, claro.

Los demás se pasaron la semana entrenando. Buena falta les haría.

* * *


Una vez reunidos, dedicaron un rato a esperar a Iwashi. Después del amable saludo mañanero, Daichi le dijo a Nicoxa entre tartamudeos que él la ayudaría en lo que hiciera falta. Luego se alejó cuando vio que Maya quería hablar con la muchacha. Pasaron el resto del tiempo charlando. Ariasu pisaba repetidamente el suelo con el pie en un tic nervioso, cruzada de brazos. Hasta que se hartó.

Se acabó, empezamos sin ella. La dije que estuviese aquí antes que nadie ―decidió por sí misma―. Acercaos, os hablaré de qué vamos a hacer.

En cuanto se aseguró de tenerlos a todos en círculo a su alrededor se dispuso a hablar, pero Nikolai se le adelantó con varias preguntas:

Entonces, la idea es capturar al dragón una vez lo atraigamos a su guarida. ¿Se sabe con qué vamos a apresarlo después? No sé si tendrá algo que ver con esto, pero he oído de un par de personas sobre la existencia de unas “piedras” que pueden encerrar a entes tan grandes como una montaña.

»Otra cosa más, ¿hay alguien más, a parte de los Caballeros, que sepa acerca de nuestro querido dragón? No es por ser agorero ni nada, pero buscando información esta semana, me he enterado de que ciertos conocidos han estado de cacería últimamente. No solo guardaban relación con la historia del coloso que me contaron. También estaba lo del famoso Djinn que casi reduce a cenizas Agrabah. Y lo de que se nos colaron en Tierra de Partida y se llevaron a una bestia marina no ha tardado en extenderse por la Orden.

Ariasu fue frunciendo el ceño a medida que Nikolai hacía esas puntualizaciones. Incluso le regresó el tic, y no se calmó cuando acabó.

¡Es que no me dejáis contar nada! A eso iba ahora ―se quejó―. Eso que llamas «piedras» son magicitas. Es decir, sí, piedras capaces de contener a una serie de criaturas en las que, convenientemente, se encuentra nuestro querido Bahamut. En cuanto a nuestros queridos amigos Villanos, estamos al tanto de sus agradables intervenciones en nuestros asuntos y por eso hemos priorizado ahora la captura del bicho. Yo no he tenido noticias sobre ellos en este mundo. Quizá Iwashi os diga otra cosa.

Pero primero…¿Sabemos dónde ha estado? ¿Sabemos si ha… destruido algún mundo…?

Pues no, no lo sabemos ―respondió con impaciencia―. Todos los mundos que conozco se encuentran más o menos enteros. Excepto Villa Crepúsculo. Y Vergel Radiante. Pero esos son otros temas. Hemos venido es para sacar a Bahamut de su escondrijo y encerrarlo. Hacemos lo que podemos, si ha destruido ya algo por ahí quedaba fuera de nuestra jurisdicción.

Debió de notar la cara de Maya, a quien le angustiaba la idea de que otros mundos sufrieran los azotes de la bestia, y recapituló. Si bien no retiró las palabras, intentó amenizar el ambiente.

Vamos, vamos, ¿a qué viene ese ánimo? Hoy vamos a pararle los pies, las zarpas o lo que tenga. Así que no os pongáis pesimistas.

Entonces se abrió un Portal de Luz cerca de ellos, de donde salió Iwashi, que llevaba una bolsa bajo el brazo. Hizo un efusivo saludo y se unió al círculo.

¡Por fin, la tardona!

Me retrasé por una buena causa ―se excusó―. Vamos a pasar todo el día aquí y he tenido que preparar almuerzos para todos. ¡No vamos a matar a los aprendices de hambre! Y así estaréis a tope de fuerzas.

Depositó la bolsa en el suelo y sacó ocho táperes de ella. Eran de dos colores: rojo o azul, cuatro de cada. Iwashi escogió uno rojo para ella, mientras que Ariasu tomó uno azul. El resto podían repartírselos entre los aprendices. Daichi, indeciso, cogería en último lugar.

¿Les has explicado el plan? Light me dijo que no le contaste nada de lo que acordamos.

Estaba a punto de hacerlo, pero no me dejaban ―sonrió con falsedad, dedicándole una mirada fulminante a Light.

»Sospechamos que Bahamut tuvo estuvo vinculado de alguna forma a la Reina de este mundo. Vamos a acercarnos a hablar con ella para pedirle que nos ayude. Según Iwashi, quizá sea una hechicera, lo que significa que está familiarizada con la magia y podría prepararnos algo para atraerlo; o bien usaremos la oscuridad de su corazón, que para eso he venido yo. Además, debemos conseguir la magicita con el cual encerrarle. Unos mineros la han estado buscando para nosotras y nos dijeron que estaría lista para hoy, así que tenemos que ir a por ella.

»Le sonsacaremos a la Reina el secreto de Bahamut. Si no obtenemos la magicita, aun así le convocaremos para acabar con él. Y si no hay ni dragón ni piedra, nos iremos todos a casa a descansar.

Ha sido un resumen perfecto ―le alabó Iwashi.

Nos dividiremos en dos grupos. Yo iré a la capital a hablar con la Reina. Ya he concertado la cita, nos recibirá, aunque cree que es por otro asunto. Iwashi irá a ver a los mineros, ya que ha sido quien ha estado en contacto con ellos. Nos volveremos a reunir en el bosque dentro de unas horas, estaremos en contacto por móvil y podremos acordar un lugar para enfrentarnos a la bestia. Podéis acompañarnos a cualquiera de nosotras dos.

Excepto tú ―señaló Iwashi a Light―. Que puedes hacer lo que quieras. Si te aburres, pon en práctica la táctica Maestra y piérdete por ahí. Vete a la zona del combate, por ejemplo, y «prepáralo todo», tú ya me entiendes. Aunque si te hemos llamado es porque podríamos necesitarte ―le guiñó un ojo con complicidad.

Mientras las Maestras hablaban, Daichi se había acercado disimuladamente a Alaric para susurrarle:

Perdona, necesito preguntarte algo. ¿Eras de este mundo, verdad? ¿Conoces a una chica llamada Blancanieves?

La reunión del grupo concluía ahí. Podían bombardear de nuevo a preguntas, que esta vez seguro que les respondían con más detalle. Además, debían decidir a quién seguir de las dos Maestras. No volverían a encontrarse hasta la batalla contra Bahamut. Que, a juzgar por lo impredecible del plan, aún podía ser evitable. Suerte para ellos.


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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Light » Mié Dic 07, 2016 11:49 pm

Oye, casi no he visto a la Maestra esta semana —comentó Maya, en cuanto se reunieron para partir todos juntos hacia el Bosque de los Enanitos—. Supongo que ha estado buscando a Bahamut, ¿me equivoco? ¿Sabes si ha descubierto algo nuevo?

Diría que no lo ha encontrado, así que vamos a atraerlo. —Iwashi le había explicado el plan, en efecto, y le daba su visto bueno. Supuso que ella o Ariasu les darían los detalles de la misión una vez todos se reunieran, así que no profundizó e invocó el Portal de luz cuanto antes para partir.


***


Light agradeció la felicitación de Nikolai y escuchó los motivos de su vuelta a Bastión Hueco. Si allí estaba más cómodo, no había nada que decir, después de todo era su decisión.

Durante la espera, le echó una breve y disimulada mirada al aprendiz de Fátima: Alaric. Sí, se notaba que no le había sentado nada bien lo que le había dicho en Bastión Hueco, aunque debía entender que era por su bien. Le comprendía perfectamente; si se tratara de su mundo, él hubiera actuado igual. No puso pegas para que participara con ellos, pero más le valía obedecer las órdenes de los Maestros y tener cuidado.

El tiempo transcurría y la Maestra Iwashi no aparecía. Light suspiró varias veces, irritado, incapaz de seguir esperando. Ariasu también estaba impaciente al igual que él y acabó dando por finalizada la espera.

Se acabó, empezamos sin ella. ―Le parecía bien, por lo que no puso pegas. Se levantó del suelo y se aproximó a Ariasu―. La dije que estuviese aquí antes que nadie. Acercaos, os hablaré de qué vamos a hacer.

Se colocaron en círculo. Ariasu se disponía a contarles el famoso plan cuando Nikolai intervino:

Entonces, la idea es capturar al dragón una vez lo atraigamos a su guarida. ¿Se sabe con qué vamos a apresarlo después? No sé si tendrá algo que ver con esto, pero he oído de un par de personas sobre la existencia de unas “piedras” que pueden encerrar a entes tan grandes como una montaña.

»Otra cosa más, ¿hay alguien más, a parte de los Caballeros, que sepa acerca de nuestro querido dragón? No es por ser agorero ni nada, pero buscando información esta semana, me he enterado de que ciertos conocidos han estado de cacería últimamente. No solo guardaban relación con la historia del coloso que me contaron. También estaba lo del famoso Djinn que casi reduce a cenizas Agrabah.
—Esa historia la conocía muy bien Light: el cristal incrustado en Saito supuso el fracaso de la misión, pues no pudieron evitar que los Villanos Finales se llevaran a Ifrit—. Y lo de que se nos colaron en Tierra de Partida y se llevaron a una bestia marina no ha tardado en extenderse por la Orden.

Light también iba a decir algo, pero Ariasu se le adelantó:

¡Es que no me dejáis contar nada! A eso iba ahora. Eso que llamas «piedras» son magicitas. Es decir, sí, piedras capaces de contener a una serie de criaturas en las que, convenientemente, se encuentra nuestro querido Bahamut. En cuanto a nuestros queridos amigos Villanos, estamos al tanto de sus agradables intervenciones en nuestros asuntos y por eso hemos priorizado ahora la captura del bicho. Yo no he tenido noticias sobre ellos en este mundo. Quizá Iwashi os diga otra cosa.

Así que les ha dado por cazar criaturas peligrosas… seguramente quieran usarlas contras nosotros. ―Pensó en voz alta. Era una conclusión bastante evidente, por lo que más les valía cazar a Bahamut antes que ellos.

Light entonces cayó en la cuenta. Aquella piedra que habían conseguido en Nunca Jamás… ¿Quizás era otra magicita? No lo sabía con certeza porque no era un experto en la materia, así que luego le preguntaría a Ariasu al respecto. Si no recordaba mal, Shinju se llevó el tesoro a Bastión Hueco.

Pero primero… ¿Sabemos dónde ha estado? ¿Sabemos si ha… destruido algún mundo…?

«Joder, espero que no», seguía teniendo en mente que ellos en parte habían sido responsables de la liberación de la bestia. Resultaba angustiante pensar que algún mundo había sido destruido por sus acciones.

Pues no, no lo sabemos. Todos los mundos que conozco se encuentran más o menos enteros. Excepto Villa Crepúsculo. ―Se puso un poco tenso y bajó la mirada―. Y Vergel Radiante. Pero esos son otros temas. Hemos venido es para sacar a Bahamut de su escondrijo y encerrarlo. Hacemos lo que podemos, si ha destruido ya algo por ahí quedaba fuera de nuestra jurisdicción.

»Vamos, vamos, ¿a qué viene ese ánimo? Hoy vamos a pararle los pies, las zarpas o lo que tenga. Así que no os pongáis pesimistas.


Asintió, y seguidamente dirigió la vista hacia el portal luminoso que acababa de abrirse. De éste salió la Maestra de Tierra de Partida, quien llevaba una bolsa bajo el brazo.

¡Por fin, la tardona!

Me retrasé por una buena causa. Vamos a pasar todo el día aquí y he tenido que preparar almuerzos para todos. ¡No vamos a matar a los aprendices de hambre! Y así estaréis a tope de fuerzas.

Juraría que aquella era la primera misión en la que un Maestro le preparaba comida y todo. Todo un detalle por parte de Iwashi. Después de que ella y Ariasu eligieran sus táperes, Light acercó lentamente su mano a un envase de color rojo y lo cogió.

Los azules eran los envenenados, ¿verdad? ―le preguntó a Iwashi, muy serio, y seguidamente miró a Ariasu―. Es broma ―añadió rápidamente, borrando un poco la seriedad del rostro. Todavía no había olvidado la jugarreta de cierta Guardiana en la ópera.

¿Les has explicado el plan? Light me dijo que no le contaste nada de lo que acordamos.

Estaba a punto de hacerlo, pero no me dejaban. ―Puso una falsa sonrisa y miró a Light, quien se limitó a encogerse de hombros.

»Sospechamos que Bahamut tuvo estuvo vinculado de alguna forma a la Reina de este mundo. Vamos a acercarnos a hablar con ella para pedirle que nos ayude. Según Iwashi, quizá sea una hechicera, lo que significa que está familiarizada con la magia y podría prepararnos algo para atraerlo; o bien usaremos la oscuridad de su corazón, que para eso he venido yo. Además, debemos conseguir la magicita con el cual encerrarle. Unos mineros la han estado buscando para nosotras y nos dijeron que estaría lista para hoy, así que tenemos que ir a por ella. ―Light llegó a ver a unos mineros en su primera visita, quizás estaba hablando de esos mismos enanitos.

»Le sonsacaremos a la Reina el secreto de Bahamut. Si no obtenemos la magicita, aun así le convocaremos para acabar con él. Y si no hay ni dragón ni piedra, nos iremos todos a casa a descansar.

Ha sido un resumen perfecto.

«La Reina Grimhilde… me pregunto si seguirá enfadada conmigo por aquello», quizás se había excedido al acusarla de ser la responsable de los ataques del Missgunst, pero seguía siendo una sospechosa y había que investigarla. Y si además podían aprovecharse de ella para llamar a Bahamut, mejor que mejor, aunque eso de usar la oscuridad del corazón no le sonaba nada bien. Por lo demás, todo el plan le parecía perfecto.

Esa reina puede tener muy malas pulgas, pero por intentarlo… habrá que cuidar las maneras delante de ella.

Nos dividiremos en dos grupos. Yo iré a la capital a hablar con la Reina. Ya he concertado la cita, nos recibirá, aunque cree que es por otro asunto. Iwashi irá a ver a los mineros, ya que ha sido quien ha estado en contacto con ellos. Nos volveremos a reunir en el bosque dentro de unas horas, estaremos en contacto por móvil y podremos acordar un lugar para enfrentarnos a la bestia. Podéis acompañarnos a cualquiera de nosotras dos.

Excepto tú. ―Iwashi señaló a Light―. Que puedes hacer lo que quieras. ―Una ventaja de ser Maestro―. Si te aburres, pon en práctica la táctica Maestra y piérdete por ahí. Vete a la zona del combate, por ejemplo, y «prepáralo todo», tú ya me entiendes. Aunque si te hemos llamado es porque podríamos necesitarte.

Entonces iré contigo, por si las moscas ―le dijo a Iwashi. Ya habría tiempo para preparar la zona de combate, la prioridad para él era asegurar la magicita―. Esa reina me odia y creo que los del castillo se han quedado con mi cara, no sería bien recibido y complicaría la misión ―razonó, rascándose la sien.

»Por cierto, hablando de piedras, en Nunca Jamás conseguimos un tesoro, una joya misteriosa de lo más peculiar. ―Recordó, girándose hacia la Maestra de Bastión Hueco―. Shinju la llevó a vuestro castillo. ¿La habéis examinado? ¿Podría ser otra de esas magicitas por un casual? En ese caso, quizás podríamos usarla si los mineros nos fallan.

En cuanto todos tomaran su decisión, preguntaran sus posibles dudas y estuvieran preparados para marcharse, se despidió del grupo de Ariasu y les advirtió:

Tened cuidado.

Ahora, había que buscar a esos mineros para preguntarles por la magicita.

¿Sabes dónde están esos mineros? Quizás los conozco, ¿son unos enanitos por casualidad? ―preguntó a la mujer pelirroja―. Si vamos a las minas, hay que atravesar un bosque oscuro si la memoria no me falla ―indicó―. Vamos.

Durante el viaje, y si tenía la oportunidad, se acercaría a Iwashi y empezaría a conversar con ella en voz baja. A solas. Quería consultarle algo que no dejaba de rondarle la cabeza.

El otro día me dijiste que fuiste la causa directa de aquel desastre. ¿Por qué? Si fue por culpa de Bahamut, posiblemente de la reina esa y… Missgunst. ―Miró a la Maestra fijamente, extrañado. Durante el combate contra aquel Sincorazón experimentó una especie de deja vú, pero no era capaz de relacionarlo con Iwashi o Wix.

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Todo sea por no hacer metagaming:

Zeix en Nunca Jamás se refiere a la joya como magicita, pero creo que ningún personaje de su trama nos dijo expresamente que era una magicita xD si me equivoco y nos lo dijeron (aunque lo acabo de revisar rápidamente y diría que no), omito la pregunta de: “¿Podría ser otra de esas magicitas?” por motivos obvios.

Y en cuanto a Missgunst e Iwashi, no llega a ninguna conclusión sobre la relación que tienen ambas, porque me parece que sus aspectos eran distintos y eso, no quiero hacer metagaming leñe xD.
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Drazham » Lun Dic 12, 2016 3:07 am

Iwashi no apareció ni a los diez o veinte minutos, como máximo, en los que estimaba que la vería llegar en glider o a través de un Portal de Luz. Nikolai soltó un gruñido y dejó caer la cabeza sobre la palma de su mano, comenzando a venirle un deja vú relacionado con la semana pasada. Si no terminó harto y sin paciencia fue porque Ariasu se le adelantó.

Se acabó, empezamos sin ella. ―Puesto que los demás no opusieron pegas, Nikolai se levantó de la piedra y se unió al corrillo en torno a la Maestra―. La dije que estuviese aquí antes que nadie. Acercaos, os hablaré de qué vamos a hacer.

Ah, no, ese cuento ya se lo conocía. Antes de que comenzase a atosigarles con explicaciones escuetas y que no llevaban a ninguna parte, Niko se le adelantó para poner los puntos sobre la ies y exponer el asunto de los Villanos y su caza de monstruos. Ni se inmutó por la cara de malas pulgas que puso la mujer, que aprendiese a detallar las misiones como dios manda.

¡Es que no me dejáis contar nada! A eso iba ahora. ―«Pues has tenido una semana entera para ilustrarnos, querida»―. Eso que llamas «piedras» son magicitas. Es decir, sí, piedras capaces de contener a una serie de criaturas en las que, convenientemente, se encuentra nuestro querido Bahamut. En cuanto a nuestros queridos amigos Villanos, estamos al tanto de sus agradables intervenciones en nuestros asuntos y por eso hemos priorizado ahora la captura del bicho. Yo no he tenido noticias sobre ellos en este mundo. Quizá Iwashi os diga otra cosa.

Nikolai no dijo nada al respecto y se cruzó de brazos. Seguía mosqueándole el asunto, y no tenía tan claro lo de «adelantarse» a esa panda de criminales cuando siempre eran ellos los que, por arte de magia, se les adelantaban. Le frustraba sobremanera, y esta vez pasaba de jugársela. No desde el incidente con el cretino de Palamecia en Reino Encantado.

Pero primero… ¿Sabemos dónde ha estado? ¿Sabemos si ha… destruido algún mundo…?

La pregunta de Maya le sacó de su pequeño arrebato interno con los Villanos y la miró con preocupación. El caso es que su pequeña búsqueda durante la semana pasada le ayudó a dar con un fragmento que relataba la existencia de un dragón al que se veneraba y retaba en combate. Lo que más le inquietaba es que el volumen no tuviese más información al respecto… y la posible razón de ello.

»Vamos, vamos, ¿a qué viene ese ánimo? Hoy vamos a pararle los pies, las zarpas o lo que tenga. Así que no os pongáis pesimistas.

En eso sí que tuvo que darle un punto a favor a Ariasu. Si estaban allí no era para desmoralizarse y ser negativos, aun sabiendo a lo que se enfrentaban. Tanto patearse Tierra de Partida y Bastión Hueco no iba a quedar en saco roto, vamos.

«Y si te entran dudas, siempre puedes pensar que te has topado con cosas peores».

Entonces vio por el rabillo del ojo el típico espectáculo de luces que montaban los ya conocidos Portales. A Iwashi apenas la conocía y no la tenía vista, por lo que supuso que la mujer pelirroja que apareció debía de ser la tardona número uno de Tierra de Partida.

¡Por fin, la tardona!

Me retrasé por una buena causa. Vamos a pasar todo el día aquí y he tenido que preparar almuerzos para todos. ¡No vamos a matar a los aprendices de hambre! Y así estaréis a tope de fuerzas.

La ceja, notablemente enarcada, no se le bajó hasta que vio la bolsa que llevaba la mujer en el brazo. Luego, fueron ambas cejas las que subieron de sorpresa al comprender que lo de los almuerzos iba en serio. Se acercó un poco reticente hasta la bolsa y, prefiriendo no ser desagradecido por un gesto de amabilidad que tenían con ellos por una vez, alargó la mano hacia uno de los táperes azules.

Los azules eran los envenenados, ¿verdad?

«¿Qué?», miró a Light con una expresión huraña.

Es broma.

Soltando un relincho, fue a coger el táper azul. Pero se detuvo en el último momento y, tras meditarlo un par de segundos, agarró uno de los recipientes rojos. Luego, ya en su poder, no pudo evitar sentirse un poco estúpido.

¿Les has explicado el plan? Light me dijo que no le contaste nada de lo que acordamos.

Estaba a punto de hacerlo, pero no me dejaban.

Nikolai trató de mantener un rostro neutro mientras reprimía una carcajada sardónica que resonaba en su cabeza.

»Sospechamos que Bahamut tuvo estuvo vinculado de alguna forma a la Reina de este mundo. Vamos a acercarnos a hablar con ella para pedirle que nos ayude. Según Iwashi, quizá sea una hechicera, lo que significa que está familiarizada con la magia y podría prepararnos algo para atraerlo; o bien usaremos la oscuridad de su corazón, que para eso he venido yo. —Genial, otra bruja que empleaba la oscuridad. Si las cosas ya no se las pintaban tan bien con el dragón…—. Además, debemos conseguir la magicita con el cual encerrarle. Unos mineros la han estado buscando para nosotras y nos dijeron que estaría lista para hoy, así que tenemos que ir a por ella.

»Le sonsacaremos a la Reina el secreto de Bahamut. Si no obtenemos la magicita, aun así le convocaremos para acabar con él. Y si no hay ni dragón ni piedra, nos iremos todos a casa a descansar.

Ha sido un resumen perfecto.

Pues sí, no estaba de más que por una vez se enterase de la copla en todo el tiempo que llevaban planificándolo todo. Ni habían comenzado oficialmente la misión y ya estaba empezando a echar de menos a Nanashi.

Nos dividiremos en dos grupos. Yo iré a la capital a hablar con la Reina. Ya he concertado la cita, nos recibirá, aunque cree que es por otro asunto. Iwashi irá a ver a los mineros, ya que ha sido quien ha estado en contacto con ellos. Nos volveremos a reunir en el bosque dentro de unas horas, estaremos en contacto por móvil y podremos acordar un lugar para enfrentarnos a la bestia. Podéis acompañarnos a cualquiera de nosotras dos.

Excepto tú. ―Iwashi se dirigió Light―. Que puedes hacer lo que quieras. Si te aburres, pon en práctica la táctica Maestra y piérdete por ahí.

Perdón, ¿la qué? —soltó en voz alta, frunciendo el ceño.

Vete a la zona del combate, por ejemplo, y «prepáralo todo», tú ya me entiendes. Aunque si te hemos llamado es porque podríamos necesitarte.

Pues Nikolai no llegó a enterarse de nada de lo que estaba diciendo. ¿Zona de combate? ¿Prepararlo? No tenía sentido, pero por alguna extraña razón notó un resquemor que le era horrorosamente familiar, como si ya hubiese pasado por aquello antes.

Al final no le dio importancia y se encogió de hombros.

En ese caso iré con el grupo que va a ver a la Reina —anunció. No le hacía especial ilusión toparse con otra hechicera que practicaba las artes oscuras, pero si esa reina resultaba estar involucrada de verdad con el asunto del Sincorazón y el dragón, razón de más para indagar.

Una vez se organizaron todos los presentes, se despidió de los demás con un gesto.

Tened cuidado.

Procuraremos tenerlo. Vosotros también.

En cuanto tuviese oportunidad, se dirigiría a Ariasu para preguntarle:

¿Y, exactamente, como está relacionada la reina de este mundo con el dragón que estamos buscando?
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Sito » Lun Dic 12, 2016 8:13 pm

Sabe raro —soltó Maya cuando se metió en la boca el increíble bombón de Nicoxa. Ella se lo tomó como un cumplido ya que era una sensación exótica y mística la que planeaba conseguir, por lo que no le sentó mal.

»Oye, Nico —pudo decir una vez tragó definitivamente el manjar—. ¿Qué opinas? —la brujita señaló discretamente a Alaric, el fortachón que iba con ellos a la misión, y sonrió—. ¿Es tu tipo? Es mono, ¿no?

Nicoxa le miró y no pudo reprimir una sonrisita. Se llevó la mano a la boca para ocultarla, pero Maya la había calado.

Bueno, a primera vista es... interesante —respondió divertida—. Ya veremos qué pasa.

Le sacó la lengua a su amiga y se alejó un poco para esperar. Se sentó junto a Alaric sin decir nada durante un buen rato: la verdad es que no sabía qué temas podía sacarle, no parecía muy hablador.

Empezaba a entrarle sueño, así que se rascó en numerosas ocasiones los ojos hasta que finalmente ocurrió una desgracia: se le metió una pestaña por dentro, ¡con lo que odiaba eso!

Ay, mierda —susurró intentando quitársela moviendo los dedos con torpeza, agobiándose cada vez más. Se giró hacia Alaric desesperada—. ¿P-podrías ayudarme, por favor...? Se me ha metido una pestaña en mi ojo derecho, mira... —le señaló la zona algo avergonzada, aprovechando a su vez para acercarse más hacia él— ¡Es que no la veo! Qué mala pata, jo...

Esperaba que el chico la ayudara con su inocente y casual problema, al que le daría las gracias efusivamente si accedía. Si no era así se sentiría algo decepcionada y se alejaría tristemente del lugar para volver a acercarse al resto y se lo pediría a Light, que tampoco estaba mal y ahora que era un maestro debería ayudarla para mantener su reputación.

Un ratito después Ariasu cesó su movimiento nervioso de pierna, cansada ya de esperar.

Se acabó, empezamos sin ella. ―Declaró harta su maestra. Nicoxa no podía creer que existiera alguien que tardara más que ella misma―. La dije que estuviese aquí antes que nadie. Acercaos, os hablaré de qué vamos a hacer.

Se acercó hacia ella, formando a su alrededor un círculo con el resto de portadores que se encontraban allí. Sin embargo el que empezó a hablar fue Nikolai, no Ariasu.

Entonces, la idea es capturar al dragón una vez lo atraigamos a su guarida. ¿Se sabe con qué vamos a apresarlo después? No sé si tendrá algo que ver con esto, pero he oído de un par de personas sobre la existencia de unas “piedras” que pueden encerrar a entes tan grandes como una montaña.

»Otra cosa más, ¿hay alguien más, a parte de los Caballeros, que sepa acerca de nuestro querido dragón? No es por ser agorero ni nada, pero buscando información esta semana, me he enterado de que ciertos conocidos han estado de cacería últimamente. No solo guardaban relación con la historia del coloso que me contaron. También estaba lo del famoso Djinn que casi reduce a cenizas Agrabah.
—Nicoxa no tenía ni idea de lo que estaba hablando, ¡y eso que sabía todo sobre la gente famosa!—. Y lo de que se nos colaron en Tierra de Partida y se llevaron a una bestia marina no ha tardado en extenderse por la Orden.

¡Es que no me dejáis contar nada! A eso iba ahora. Eso que llamas «piedras» son magicitas. Es decir, sí, piedras capaces de contener a una serie de criaturas en las que, convenientemente, se encuentra nuestro querido Bahamut. En cuanto a nuestros queridos amigos Villanos, estamos al tanto de sus agradables intervenciones en nuestros asuntos y por eso hemos priorizado ahora la captura del bicho. Yo no he tenido noticias sobre ellos en este mundo. Quizá Iwashi os diga otra cosa.

Así que les ha dado por cazar criaturas peligrosas… seguramente quieran usarlas contras nosotros. ―Comentó Light llegando a esa conclusión.

Uy, ¿y no es un poco raro que no haya ninguna organización que luche por los derechos de las magicitas? Como los pobres están encerrados y tal quizás es posible que nuestro enemigo sea alguien desconocido... —era una posibilidad como otra cualquiera.

Pero primero… ¿Sabemos dónde ha estado? ¿Sabemos si ha… destruido algún mundo…? —Intervino Maya, temerosa de hacer esa pregunta.

Pues no, no lo sabemos. Todos los mundos que conozco se encuentran más o menos enteros. Excepto Villa Crepúsculo. ―Ojalá Nicoxa hubiera podido visitar ese mundo, cada vez que escuchaba algo sobre él se le iluminaban los ojos―. Y Vergel Radiante. Pero esos son otros temas. Hemos venido es para sacar a Bahamut de su escondrijo y encerrarlo. Hacemos lo que podemos, si ha destruido ya algo por ahí quedaba fuera de nuestra jurisdicción.

»Vamos, vamos, ¿a qué viene ese ánimo? Hoy vamos a pararle los pies, las zarpas o lo que tenga. Así que no os pongáis pesimistas.


Nicoxa tosió y miró para otro lado, justo cuando apareció un portal del que salió Iwashi. Esperaba que su retraso tuviera una buena explicación.

¡Por fin, la tardona!

Me retrasé por una buena causa. Vamos a pasar todo el día aquí y he tenido que preparar almuerzos para todos. ¡No vamos a matar a los aprendices de hambre! Y así estaréis a tope de fuerzas.

Había traído numerosos tápers, de colores rojo y azul. Al menos tenía una excusa por la tardanza, aunque le sabía un poco mal por Maya, que después de haber probado su bombón quizás tenía el listón puesto muy alto.

Oins, qué detalle —hizo un gesto con la mano como para restarle importancia al hecho de que hubiera tardado siglos en llegar y cogió uno azul, acorde a su color de pelo.

Los azules eran los envenenados, ¿verdad? ―preguntó Light inesperadamente, haciendo que Nicoxa mirara a la maestra Iwashi con una ceja enarcada―. Es broma

Parecían cosas de ellos, así que no quiso pensar nada malo y se guardó la comida.

¿Les has explicado el plan? Light me dijo que no le contaste nada de lo que acordamos.

Estaba a punto de hacerlo, pero no me dejaban. ―Miró a Light con una bella sonrisa. Si no la interrumpiera...

»Sospechamos que Bahamut tuvo estuvo vinculado de alguna forma a la Reina de este mundo. Vamos a acercarnos a hablar con ella para pedirle que nos ayude. Según Iwashi, quizá sea una hechicera, lo que significa que está familiarizada con la magia y podría prepararnos algo para atraerlo; o bien usaremos la oscuridad de su corazón, que para eso he venido yo. Además, debemos conseguir la magicita con el cual encerrarle. Unos mineros la han estado buscando para nosotras y nos dijeron que estaría lista para hoy, así que tenemos que ir a por ella. ―la aprendiza asintió a todo lo que escuchaba, no quería perderse ningún detalle.

»Le sonsacaremos a la Reina el secreto de Bahamut. Si no obtenemos la magicita, aun así le convocaremos para acabar con él. Y si no hay ni dragón ni piedra, nos iremos todos a casa a descansar.

Ha sido un resumen perfecto.

Esa reina puede tener muy malas pulgas, pero por intentarlo… habrá que cuidar las maneras delante de ella.

Nos dividiremos en dos grupos. Yo iré a la capital a hablar con la Reina. Ya he concertado la cita, nos recibirá, aunque cree que es por otro asunto. Iwashi irá a ver a los mineros, ya que ha sido quien ha estado en contacto con ellos. Nos volveremos a reunir en el bosque dentro de unas horas, estaremos en contacto por móvil y podremos acordar un lugar para enfrentarnos a la bestia. Podéis acompañarnos a cualquiera de nosotras dos.

Light, como era maestro podía hacer lo que le viniera en gana, qué morro. Nicoxa, sin embargo, no. Tenía que decidir a quien acompañaría y la idea de visitar la capital y a la reina le resultaba más atractiva.

¡Yo acompañaré a mi maestra, chicos! —informó al resto con una pose muy mona. Light les pidió que tuvieran cuidado, a lo que Nicoxa respondió con un asentimiento y les advirtió lo mismo. De todas formas tampoco se separarían mucho tiempo, dado que habían quedado más tarde en el bosque, así que...
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v. Ficha de Nicoxa .v
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Ronda #2 - El retorno del dragón

Notapor Astro » Jue Dic 15, 2016 10:22 pm

Mientras esperaban, Nicoxa (la llamativa aprendiza de pelo azul de Bastión Hueco) se acercó a Alaric con una urgencia:

¿P-podrías ayudarme, por favor...? Se me ha metido una pestaña en mi ojo derecho, mira...¡Es que no la veo! Qué mala pata, jo...

Claro.

Con todo el cuidado del mundo, aunque no fuese el más hábil para la tarea, Alaric buscó la pestaña y consiguió quitársel a la chica de un soplido (mejor eso que meterle un dedazo en el ojo). Respondería con un escueto «de nada» a sus gracias, y volvería a observar el paisaje a su aire para procurar tranquilizarse. La tensión de ser su primera misión, sumado a que estaba en su tierra natal, le tenían irritado. Y no era el único: Ariasu parecía estar apunto de abrir una grieta en el suelo de tanto darle golpecitos con el pie.

Se acabó, empezamos sin ella. La dije que estuviese aquí antes que nadie. Acercaos, os hablaré de qué vamos a hacer.

¡Por fin! Pero antes de que pudiera empezar, el rubito Nikolai le soltó un porrón de preguntas que no parecía terminarse nunca. Alaric se rascó la sien, sin entender demasiado de lo que decía. ¿De verdad hacía falta saber todo eso?

¡Es que no me dejáis contar nada! A eso iba ahora. Eso que llamas «piedras» son magicitas. Es decir, sí, piedras capaces de contener a una serie de criaturas en las que, convenientemente, se encuentra nuestro querido Bahamut. En cuanto a nuestros queridos amigos Villanos, estamos al tanto de sus agradables intervenciones en nuestros asuntos y por eso hemos priorizado ahora la captura del bicho. Yo no he tenido noticias sobre ellos en este mundo. Quizá Iwashi os diga otra cosa.

Villanos... Algo había oído.

Pero primero…¿Sabemos dónde ha estado? ¿Sabemos si ha… destruido algún mundo…?

Pues no, no lo sabemos. Todos los mundos que conozco se encuentran más o menos enteros. Excepto Villa Crepúsculo. Y Vergel Radiante. Pero esos son otros temas. Hemos venido es para sacar a Bahamut de su escondrijo y encerrarlo. Hacemos lo que podemos, si ha destruido ya algo por ahí quedaba fuera de nuestra jurisdicción.

Poco después, finalmente, llegó Iwashi, la que faltaba.

¡Por fin, la tardona!

Me retrasé por una buena causa. Vamos a pasar todo el día aquí y he tenido que preparar almuerzos para todos. ¡No vamos a matar a los aprendices de hambre! Y así estaréis a tope de fuerzas.

Para compensar, había preparado almuerzos. ¡Comida, eso estaba mejor que tanta cháchara! Ni corto ni perezoso, el grandullón cogió uno de color azul, aunque paró un momento cuando Light comentó que llevaban veneno, pero al decir que era una broma terminó por guardarlo en la bolsa, no sin cierta incertidumbre.

¿Les has explicado el plan? Light me dijo que no le contaste nada de lo que acordamos.

Estaba a punto de hacerlo, pero no me dejaban.

»Sospechamos que Bahamut tuvo estuvo vinculado de alguna forma a la Reina de este mundo. Vamos a acercarnos a hablar con ella para pedirle que nos ayude. Según Iwashi, quizá sea una hechicera, lo que significa que está familiarizada con la magia y podría prepararnos algo para atraerlo; o bien usaremos la oscuridad de su corazón, que para eso he venido yo. Además, debemos conseguir la magicita con el cual encerrarle. Unos mineros la han estado buscando para nosotras y nos dijeron que estaría lista para hoy, así que tenemos que ir a por ella.

»Le sonsacaremos a la Reina el secreto de Bahamut. Si no obtenemos la magicita, aun así le convocaremos para acabar con él. Y si no hay ni dragón ni piedra, nos iremos todos a casa a descansar.

Ha sido un resumen perfecto.

Alaric se rascó la barbilla, pensativo. ¿La Reina? No esperaba que, además de haber vuelto aquí, fuera a tener que estar frente a la mujer más importante de todo el reino. Pero si los rumores eran ciertos, que estuviese relacionado con ese dragón no sería tan descabellado.

Nos dividiremos en dos grupos. Yo iré a la capital a hablar con la Reina. Ya he concertado la cita, nos recibirá, aunque cree que es por otro asunto. Iwashi irá a ver a los mineros, ya que ha sido quien ha estado en contacto con ellos. Nos volveremos a reunir en el bosque dentro de unas horas, estaremos en contacto por móvil y podremos acordar un lugar para enfrentarnos a la bestia. Podéis acompañarnos a cualquiera de nosotras dos.

Light, al ser maestro, se libraba. Aunque más que un maestro, parecía otro aprendiz viendo cómo le trataban las dos maestras. Mientras cada uno decidía adónde iba a ir, el chico de Bastión Hueco tan callado, Daichi, se acercó a él.

Perdona, necesito preguntarte algo. ¿Eras de este mundo, verdad? ―Alaric asintió―. ¿Conoces a una chica llamada Blancanieves?

¿Blancanieves...? Es la princesa del reino, la hijastra de la Reina. ¿Acaso la conoces?

Atendería a su respuesta y luego volvería su atención a los demás, donde la mayoría ya había elegido adónde ir.

Que sepáis que si fuera defensor de la corona, estaría muy ofendido por esas acusaciones contra mi reina —gruñó Alaric, aunque pronto soltó una carcajada para indicar que era broma—. Pero no es la primera vez que oigo rumores sobre que la reina es una bruja o que juega con artes oscuras, así que no me sorprendería que eso que decís fuese cierto. Yo también iré con Ariasu al castillo, me pica la curiosidad por verlo en persona.

Además, así se libraría de estar bajo la atenta mirada de Light. Mejor para todos. Se cruzó de brazos, esperando que todos terminasen y empezase la marcha.

Destino: el castillo.
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Zodiark » Vie Dic 16, 2016 10:58 pm

Observé como Nicoxa interactuaba con Alaric desde cierta distancia sin saber bien si aquello era alguna técnica para ligar de la chica, pero si lo era no me parecía muy efectiva. De hecho, el hombre pareció reaccionar de forma bastante seca por lo que pude apreciar, así que suspiré decepcionada. Aun así, viéndoles allí juntos me parecieron una muy bonita pareja, así que tomé la decisión: haría que se conociesen bien y se convirtiesen en pareja sí o sí.

Se acabó, empezamos sin ella. ―Me llevé una mano a la cadera y la observé arqueando una ceja. Vale, había prisa, ¿pero de verdad no podíamos esperarla unos minutos más?―. La dije que estuviese aquí antes que nadie. Acercaos, os hablaré de qué vamos a hacer.

Formamos un círculo para que Ariasu nos contase más detalles de la misión, pero Nikolai se le adelantó para hacer algunos comentarios y preguntas, aunque la verdad era que yo tenía más bien poca idea de la mitad de cosas de las que hablaba.

¡Es que no me dejáis contar nada! A eso iba ahora. Eso que llamas «piedras» son magicitas. Es decir, sí, piedras capaces de contener a una serie de criaturas en las que, convenientemente, se encuentra nuestro querido Bahamut. En cuanto a nuestros queridos amigos Villanos, estamos al tanto de sus agradables intervenciones en nuestros asuntos y por eso hemos priorizado ahora la captura del bicho. Yo no he tenido noticias sobre ellos en este mundo. Quizá Iwashi os diga otra cosa.

Miré entonces a Light, esperando una reacción. ¿Era posible que el “tesoro” de Nunca Jamás que encontramos el día que Seymour y Ánima destruyeron dicho mundo fuese una de esas magicitas?

Pues no, no lo sabemos. Todos los mundos que conozco se encuentran más o menos enteros. Excepto Villa Crepúsculo. ―contestó la Maestra de Bastión Hueco a mi pregunta―. Y Vergel Radiante. Pero esos son otros temas. Hemos venido es para sacar a Bahamut de su escondrijo y encerrarlo. Hacemos lo que podemos, si ha destruido ya algo por ahí quedaba fuera de nuestra jurisdicción.

Una expresión triste empalideció mi rostro y miré al suelo cabizbaja. Solo pensar que algo tan horrible como lo de Nunca Jamás podía repetirse me aterraba. Para colmo, en el caso de Nunca Jamás pudimos acabar salvándolo después de mucho esfuerzo y la gente de aquel mundo estaba ya reconstruyéndolo, pero si Bahamut había destruido algún mundo sus habitantes no habrían tenido la misma suerte. Imaginar lo que aquellos pobres inocentes habrían tenido que sufrir, solos ante el peligro, mientras sus hogares quedaba reducidos a la nada…

Vamos, vamos, ¿a qué viene ese ánimo? Hoy vamos a pararle los pies, las zarpas o lo que tenga. Así que no os pongáis pesimistas.

Levanté la cabeza y observé a Ariasu, intentando recobrar el ánimo como pude, y asintiendo con la cabeza, torciendo la boca para disimular mi mueca de tristeza.

Fue entonces cuando un portal de luz surgió a un lado, sobresaltándome. Por suerte, tal y como imaginaba, era el portal que la Maestra Iwashi había utilizado para reunirse con nosotros.

¡Por fin, la tardona!

Me retrasé por una buena causa. Vamos a pasar todo el día aquí y he tenido que preparar almuerzos para todos. ¡No vamos a matar a los aprendices de hambre! Y así estaréis a tope de fuerzas.

¡Eso sí que me animó! Iwashi era muy atenta, y la verdad era que a pesar de todo estaba muy orgullosa de que fuese mi Maestra.

Pues yo me quedo este —dije mientras iba a coger una de las fiambreras azules, pero de pronto Ukki se adelantó y agarró el último recipiente de color rojo, el único que quedaba después de que Light, Nikolai y la propia Iwashi cogieran los otros tres. Al parecer le había llamado más la atención—. Está bien, Ukki, está bien. Nos llevamos este.

Los azules eran los envenenados, ¿verdad? ―Miré a Nicoxa, Alaric, Daichi y Ariasu, que habían cogido las fiambreras azules, y les saqué la lengua mientras les mostraba la mía, burlona, siguiendo la broma de Light―. Es broma

¿Les has explicado el plan? Light me dijo que no le contaste nada de lo que acordamos.

Estaba a punto de hacerlo, pero no me dejaban.

»Sospechamos que Bahamut tuvo estuvo vinculado de alguna forma a la Reina de este mundo. Vamos a acercarnos a hablar con ella para pedirle que nos ayude. Según Iwashi, quizá sea una hechicera, lo que significa que está familiarizada con la magia y podría prepararnos algo para atraerlo; o bien usaremos la oscuridad de su corazón, que para eso he venido yo. Además, debemos conseguir la magicita con el cual encerrarle. Unos mineros la han estado buscando para nosotras y nos dijeron que estaría lista para hoy, así que tenemos que ir a por ella.

Torcí la boca en señal de disgusto. ¿Íbamos a confiar en una hechicera que estaba vinculada a ese monstruo y que para colmo resultaba tener “oscuridad en su corazón”? ¿Así sin más? No me hacía ninguna gracia, y de hecho todo el asunto me olía bastante mal. No creía que aquella misión fuera a acabar bien.

Le sonsacaremos a la Reina el secreto de Bahamut. Si no obtenemos la magicita, aun así le convocaremos para acabar con él. Y si no hay ni dragón ni piedra, nos iremos todos a casa a descansar.

Ha sido un resumen perfecto.

Esa reina puede tener muy malas pulgas, pero por intentarlo… habrá que cuidar las maneras delante de ella.

¿Estáis seguros de esto? Mira que yo no me fío mucho, eh… —comenté a los tres Maestros. No quería ser pájaro de mal agüero, pero sin duda aquello me parecía muy arriesgado y que dependíamos demasiado de que aquella mujer accediese a nuestra petición. Quizá teníamos que volver con las manos vacías a casa. Y quizá el próximo mundo que Bahamut atacaría sería alguno de los nuestros…

Nos dividiremos en dos grupos. Yo iré a la capital a hablar con la Reina. Ya he concertado la cita, nos recibirá, aunque cree que es por otro asunto. Iwashi irá a ver a los mineros, ya que ha sido quien ha estado en contacto con ellos. Nos volveremos a reunir en el bosque dentro de unas horas, estaremos en contacto por móvil y podremos acordar un lugar para enfrentarnos a la bestia. Podéis acompañarnos a cualquiera de nosotras dos.

Con Light, uno de los compañeros con quien mejor me entendía y compenetraba, y mi propia Maestra optando por ir a ver a esos mineros por el asunto de la magicita, estaba clara mi elección.

Ukki y yo iremos con la Maestra Iwashi.

Miré a los demás, especialmente a Nicoxa, a quien guiñé un ojo sonriente mientras señalaba a Alaric disimuladamente con un ligero movimiento de cabeza. Después, me despedí de ellos.

Suerte, y andaos con mucho cuidado con esa Reina. No sé por qué, pero no me da muy buenas vibraciones, esa mujer.

Y una vez organizados, preparados y con un delicioso almuerzo en mis manos, era hora de ponerse en marcha hacia la mina.
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Nell » Dom Dic 18, 2016 3:06 pm

Cada uno escogió un táper, más o menos desconfiado, sobre todo después de la broma de Light. Daichi esperó a Maya para coger con reticencia el último azul.

Oins, qué detalle

Es lo menos que podía hacer porque esta misión podría alargarse y os quiero bien llenos de energía. Reservadlo para cuando tengáis hambre.

Comenzaron a distribuirse según qué parte de la misma iban a cumplir. Durante ese breve momento, Daichi aprovechó para susurrarle una pregunta a Alaric, quien contestó enseguida.

¿Blancanieves...? Es la princesa del reino, la hijastra de la Reina. ¿Acaso la conoces?

Sí. Creía que estaba muerta —afirmó Daichi.

No tuvo tiempo de contarle nada más porque las Maestras abrieron el turno de dudas. Además, Iwashi les observaba a los dos

Por cierto, hablando de piedras, en Nunca Jamás conseguimos un tesoro, una joya misteriosa de lo más peculiar. Shinju la llevó a vuestro castillo. ¿La habéis examinado? ¿Podría ser otra de esas magicitas por un casual? En ese caso, quizás podríamos usarla si los mineros nos fallan.

Le pregunté si sabía de alguna de esas piedras y me dijo que no —respondió, frunciendo el ceño. No dijo nada más.

¿Y, exactamente, como está relacionada la reina de este mundo con el dragón que estamos buscando?

Os lo explicaré por el camino, porque es largo y aburrido de contar. —Se ganó una mirada de reproche de Iwashi.

Que sepáis que si fuera defensor de la corona, estaría muy ofendido por esas acusaciones contra mi reina. Pero no es la primera vez que oigo rumores sobre que la reina es una bruja o que juega con artes oscuras, así que no me sorprendería que eso que decís fuese cierto. Yo también iré con Ariasu al castillo, me pica la curiosidad por verlo en persona.

Yo no la conozco en persona —intervino Iwashi—. Pero sí conocí al Rey. Mi Maestra tenía buenos amigos en este mundo y veníamos a menudo. Después de la muerte de mi Maestra y del monarca, me distancié de este lugar. Desconozco si el nombre de Awyr sigue recordándose, probad a usarlo si os veis en algún apuro para comprobarlo.

Suerte, y andaos con mucho cuidado con esa Reina. No sé por qué, pero no me da muy buenas vibraciones, esa mujer.

Yo me encargaré de ellos. Cuidado tú con los mineros, peque, no te vayan a confundir con uno —le dijo Ariasu con malicia, aunque Maya quizá no entendiese la frase.

Os acompaño a ver a la Reina —optó Daichi.

No, te vienes con nosotros —decretó de pronto Iwashi. Lo hizo en un tono cortante, que tuvo que rectificar con menos convicción—. Seremos grupos más equilibrados. En el castillo aún te recordarán.

Hubo un breve silencio por parte de ambos. Daichi parecía querer decir algo, aunque no sabía muy bien el qué y solo hacía intentos de hablar. Fue Ariasu quien se interpuso entre ambos para mediar la situación.

Vamos a calmarnos. Los asuntos familiares os los ahorráis para cuando tengamos un dragón menos en el universo. Por el momento, Daichi se viene con nosotros porque, déjame recordarte, es uno de los nuestros y así lo ha querido él —sonrió. Luego añadió, señalando a Alaric—. Ah, este sí es vuestro, os lo devolvemos después. ¿Entendido, Iwashi?

La Maestra dio un seco asentimiento y enterró el tema. Finalmente los grupos tomaron caminos distintos. Estarían en contacto por móvil entre Maestras, y quien tuviera podía llamar a cualquiera de las dos o a alguno de sus otros compañeros. Se reunirían cuando hubiesen cumplido sus respectivas partes. Si es que tenían éxito.


Castillo de la Reina

Durante el camino hacia la capital, Ariasu les dio la pedida explicación sobre la Reina y Bahamut.

A ver cómo os lo explico —empezó—. Hace un tiempo, apareció en este mundo un sincorazón muy fuerte llamado Missgunst que le hacía cosas muy feas a la gente. Sobre todo a las chicas guapas. Un grupo de aprendices, entre los que se encontraba ese Maestrucho, descubrió que el sincorazón se alimentaba de la fuerza de un monstruo que había permanecido en letargo durante mucho tiempo. Bahamut. Los dos establecieron una relación de cierta retribución, hasta el punto de que la oscuridad de Missgunst[ era tan poderosa que mantenía retenido a Bahamut cerca de él. Una vez el sincorazón fue derrotado, Bahamut se vio libre y se fue a otros mundos. Hasta ahí todo bien, ¿no? —se aseguró de que lo habían entendido para continuar—. La pregunta es: ¿de dónde vino Missgunst? ¿Cómo pudo doblegar hasta a un ente legendario como Bahamut? Según el informe que hicieron los aprendices, sospechaban que había alguien detrás del sincorazón, que lo controlaba como si fuera su dueño. Cuando se le informó a la Reina, no quiso saber nada del tema. Da para sospechar.

»Por eso yo estoy aquí. Nunca hubo una relación directa entre la Reina y Bahamut, aun suponiendo que fuera ella quien creara a Missgunst. Pero la Oscuridad siempre deja huella, siempre queda un rastro. Y yo lo puedo detectar.

Alcanzaron la capital, cuya principal vía les dirigía hacia el castillo, que se alzaba sobre una montaña.

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Tuvieron que atravesar la ciudad, que aún estaba desperezándose por lo que no se cruzaron con muchas personas; y ascender por la escalinata hasta la entrada. Allí dos guardias custodiaban la puerta. Ariasu les dio su nombre y les dijo que tenía una cita con la Reina. Aquel día era la única reunión concertada, así que hubo pocas formalidades. Les pidieron que esperaran hasta la llegada de otro guardia para que les guiara por el interior del castillo.

Entonces Daichi confesó algo:

Yo no debería entrar. Hace algunos años me topé con la Reina y… las cosas no acabaron demasiado bien. Seguramente aún me recuerde y eso dificultaría el encuentro. Me quedaré aquí a esperar a que acabéis.

¿Y para qué dices de venir? Luego tendré que darle la razón a Iwashi —replicó Ariasu.

Tengo que hacer unas cosas por aquí —se excusó.

Ariasu no insistió más y poco le importaban esas cosas. Frente al castillo había un patio encantador donde Daichi iba a quedarse con el consentimiento de los guardias. Cualquiera de los aprendices tenía la opción de hacer lo mismo y esperar fuera con él. Finalmente llegó el guardia que los condujo por el palacio hasta las puertas de la sala del trono, donde les pidieron que volvieran a aguardar a sus indicaciones. Ariasu se giró hacia ellos para cuchichearles:

Ahora es vuestro turno. Tenéis que sonsacarle a la Reina Grimhilde su relación con Missgunst. Dudo que llegue a reconocerlo, bastará con que le hagáis insinuarlo o que surja el tema. Entonces yo lo arreglaré. Nos ha concedido una audiencia solo por esto; algo tiene que contar, eso seguro.

Tendrían muy pocos minutos para intercambiar cualquier plan que se les pudiera ocurrir, entre cuchicheos, antes de que el guardia que les escoltaba les abriera las puertas. Ariasu estaba convencida de que la audiencia saldría bien gracias a su plan, que nuevamente tuvieron que esperar a que se ejecutara para adaptarse al mismo.

En la sala del trono, además del guardia y ellos, había dos sirvientes a cada lado de la Reina, una mujer alta y digna, sentada en su correspondiente puesto, con una expresión de divinidad que les recordaría a todos que se hallaban ante la realeza. Una realeza que tenía por vasallos a todos los habitantes de aquel mundo.

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Y a ellos les habían encargado la misión de hacerle confesar delitos de brujería.

Gracias por recibirnos, su Excelencia —dijo respetuosamente Ariasu, haciendo una reverencia. Quienes la conocían quizá atisbaran en su voz el habitual humor que le concedía siempre a las formalidades.

Decís poseer nueva información sobre el monstruo que azotó el reino hace algunos meses —La Reina fue al grano—. A pesar de que varios cazadores me aseguraron que lo habían liquidado. ¿Qué pruebas tenéis de su regreso?

Estos plebeyos le informarán de todo lo que hemos descubierto.

Entonces, detrás del trono de la Reina, apareció un hombre de cabello moreno, con la misma expresión de altivez que ella, ataviado con ropajes blancos que incidían en su rango de noble. Se encontraba entre las cortinas detrás del trono, mirando la audiencia, aunque se le apreciaba bien. Ariasu no dio muestras de notar siquiera su presencia.

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En cambio, ellos tenían otros problemas. Ariasu les había cedido la palabra y tenían que pensar muy bien qué contarle a la Reina en base a lo que pudieran haber acordado antes. La mujer aguardaba y no parecía muy paciente.


Camino a la mina

En realidad, el segundo grupo ni siquiera se movió del sitio. Iwashi esperó hasta que los que se dirigían hacia el castillo se hubieran perdido de vista para dirigirse a ambos.

¿Sabes dónde están esos mineros? Quizás los conozco, ¿son unos enanitos por casualidad? Si vamos a las minas, hay que atravesar un bosque oscuro si la memoria no me falla.

Son ellos —le confirmó—. Usaremos un Portal. Puede que el bosque no sea demasiado peligroso para nosotros, pero está lleno de sincorazón y nos retrasaría.

La Maestra abrió el Portal de Luz y se internó en él. Detrás le seguirían Light, Ukki y Maya, quienes al pasar se verían en un lugar completamente distinto, frente a una cordillera compuesta por numerosas formaciones rocosas donde, claro, debían de trabajar los mineros. Frente a ellos estaba la entrada de lo que debía ser la mina, aunque estaba vallada y había un cartel clavado en el suelo que decía PROHIBIDO EL PASO.

Y eso que les dije que venía hoy y me aseguraron que habría aquí alguien esperándome.

Pero por los alrededores no había nadie. Iwashi saltó la valla e hizo caso omiso del cartel, adentrándose en la mina. Pudieron ver que les esperaba un largo camino por un túnel iluminado tenuemente por varias antorchas. Light aprovechó ese momento para susurrarle su duda.

El otro día me dijiste que fuiste la causa directa de aquel desastre. ¿Por qué? Si fue por culpa de Bahamut, posiblemente de la reina esa y… Missgunst.

Ahora no. Centrémonos en esto, porque los enanitos quizá nos den problemas. —Y en voz alta, incluyendo a Maya y Ukki, añadió—. Echaremos un vistazo. Seguramente estén trabajando y se les haya olvidado.

Avanzaron hasta una sala más amplia, que se bifurcaba en tres direcciones. No obstante, el trayecto principal era de frente, continuando el túnel que habían dejado atrás. Los otros dos túneles eran más reducidos y parecían haberse hecho con el fin de excavar. Ah, y por las dudas, todas las paredes relucían brillantemente con montones de joyas a la espera de ser recolectadas. Si intentaban sacar alguna, comprobarían que aún estaban fuertemente arraigadas a la roca.

Iwashi señaló el frente para guiar a la comitiva, aunque quizá Light y Maya prefirieran dividirse para abarcar más espacio. A esta última le llamó la atención su mono para señalar en el túnel de la derecha que, por su iluminación, la niña solo alcanzó a ver una sombra que se escabullía en esa dirección. La Maestra seguiría por el central aunque se lo dijera.

Mientras caminaban, comenzaron a escuchar una especie de ruido de goteo. Era un sonido rítmico, que se producía cada pocos segundos y casi imposible de ubicar debido al eco del túnel.

Finalmente alcanzarían la mina principal. Pese a que todas las herramientas de trabajo estaban desperdigadas, no había ni rastro de los enanitos. El lugar estaba completamente vacío.

Puede que aún no hayan llegado —sugirió Iwashi, aunque no estaba del todo convencida.

Podían investigar libremente la mina. Iwashi se dirigiría hasta el fondo para mirar uno de los raíles donde había un carro que habían estado llenando de minerales. El goteo continuaba. Cada vez más fuerte. Más cerca.


Fecha límite: 22 de diciembre.
PD. La mina es igual que en Birth by Sleep, solo le he añadido al escenario anterior dos caminos. Os recomiendo mirar vídeos para ver un poco qué hacéis.
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Light » Jue Dic 22, 2016 12:31 am

Iwashi le confirmó que en efecto los mineros eran los enanitos y decidió que emplearían el Portal de luz como atajo para llegar antes a la mina, sin la necesidad de atravesar el bosque. Era una buena idea, sin duda.

Tras cruzar el Portal, aparecieron en la cordillera donde yacía la famosa mina, un escenario que para variar Light ya conocía. Habían colocado una valla en la entrada y además había un cartel que indicaba expresamente que estaba prohibido el paso.

Y eso que les dije que venía hoy y me aseguraron que habría aquí alguien esperándome.

Haciendo caso omiso del cartel, la Maestra se internó en las minas y Light hizo igual. Aprovechó aquel momento para preguntarle su duda, pero Iwashi optó por no responder de momento, dando prioridad al asunto que tenían entre manos. Aun así, problemáticos o no, allí no había ningún enanito que les recibiera…

Tarde o temprano alcanzaron una bifurcación de tres túneles. Iwashi señaló el camino del centro y Light, al igual que ella, tomó dicha ruta. Podían haberse dividido para abarcar más terreno, era cierto, pero de momento decidió acompañar a la Maestra, por ninguna razón en especial. Tampoco se le ocurrió la idea de separarse.

Percibió el sonido de un goteo, aunque no le despertó ningún interés. Quizás era algo normal en aquella cueva…

Llegaron a la mina principal y encontraron algunas herramientas esparcidas por la estancia. Pero de los enanitos ni rastro, parecía que se los había tragado la tierra. Entre que Iwashi les había hecho esperar un montón y que ahora los mineros no aparecían, tenía la sensación de que la misión no iba a empezar realmente nunca.

Puede que aún no hayan llegado.

Light miró fijamente las herramientas, pensativo.

Es raro... yo al menos no dejaría mis herramientas de trabajo tiradas por ahí.

Light —quien odiaba que le hicieran esperar— se dedicó a dar vueltas por la estancia, aburrido, mientras examinaba las paredes de la mina y otros posibles carros como el que estaba examinando Iwashi. Hasta que se le ocurrió una idea.

Ya sé. —Probó a transformarse en perro y a olisquear las herramientas que estaban esparcidas por la mina. Quizás, si lograba memorizar el olor impregnado en éstas, podría rastrear a sus dueños. Después de todo, su olfato mejoraba con la habilidad lunar.

Si su idea funcionaba y los enanitos seguían sin aparecer, avisaría a Iwashi, le contaría su plan e iniciaría el rastreo.

En el caso de que su plan no surtiera efecto por cualquier motivo, le comunicaría a Iwashi que volvería a la bifurcación y tomaría el camino de la izquierda para echarle un breve vistazo, sin deshacer la transformación. Tras investigarlo, regresaría con ella.

Cabía decir que el goteo se escuchaba cada vez con más intensidad… hasta el punto que empezó a interesarse un poco por éste. ¿De dónde demonios vendría?

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▪ Forma canina (HM) [Nivel 6] [Requiere Afinidad a Luna] [Personalizada] Light es capaz de tomar la apariencia de un perro corpulento y oscuro. Puede emitir los sonidos propios del animal, seguir usando el lenguaje humano, y tiene el olfato mejorado. La transformación se deshace tras dos turnos (o voluntariamente). Siempre puede alargar la transformación otros dos turnos gastando de nuevo 6 PH.
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Zodiark » Vie Dic 30, 2016 1:06 am

Ah, así que son enanos. Por eso la tonta de Ariasu ha dicho eso de que fuese con cuidado por si me confundían con uno. Qué original… —me quejé torciendo la boca, dibujando una mueca de disgusto.

Ignorando la señal de “Prohibido el paso”, la Maestra se adentró en la caverna, seguida por Light y por mí, al ver que no había nadie para recibirnos. Junto a Ukki, observé asombrada las paredes de la mina. Miles de pequeños destellos de todos los colores las iluminaban de forma puntual, creando un bello espectáculo de luces. Parecía que los mineros tendrían mucho trabajo allí, pero por suerte para ellos no les faltarían minerales y piedras preciosas que extraer.

Al alcanzar una bifurcación triple, Iwashi indicó que debíamos continuar al frente, pero en el momento en el que reanudé la marcha un Ukki bastante alterado me tiró de una trenza, gruñendo.

¡Ay, Ukki, ¿qué haces?! ¡Relájate! —exclamé enojada.

Pero entonces, al girar la vista hacia el mono, vi que señalaba hacia el camino de la derecha. Al observar en esa dirección, solo pude vislumbrar una silueta moviéndose rápidamente y desapareciendo.

¡¿Quién anda ahí?!

Arqueé una ceja, molesta, y pensé que quizá habían sido imaginaciones mías. Claro, que Ukki parecía haberse dado cuenta también…

En cualquier caso, continuamos con nuestro pequeño recorrido por las minas, aunque seguía con la mosca detrás de la oreja. Y aquella sensación de incomodidad incrementó cuando empecé a oír un sonido que retumbaba a lo lejos, como si pequeñas gotas de algún líquido estuviesen cayendo en alguna parte, igual que una gotera durante un diluvio.

Maestra Iwashi —llamaría la atención de la mujer mientras seguíamos andando—. ¿Sabe si hay algún manantial o algo parecido junto a la mina? Quizá ese molesto sonido viene de alguna filtración de agua que gotea entre las rocas.

A decir verdad, solo era pura curiosidad, dudaba que aquello nos afectase en lo más mínimo, pero en vista de que Ukki parecía algo alterado y aquel supuesto goteo no hacía más que irritarle cada vez más, estaría bien saberlo para calmarle un poco.

Finalmente, alcanzamos la mina principal. Por desgracia, los enanitos tampoco estaban allí, así que parecía que encontrarlos iba a costarnos más de lo que en un principio había pensado. Lo que sí hallamos en aquella estancia fueron sus herramientas, todas desperdigadas por el suelo. Era, cuando menos, curioso y extraño.

¿Dónde narices se han metido?

Puede que aún no hayan llegado.

Es raro... yo al menos no dejaría mis herramientas de trabajo tiradas por ahí.

A lo mejor han hecho una pausa para comer y han dejado todo de cualquier manera, y lo recogerán luego para volver manos a la obra en cuanto vuelvan.

Me senté en el suelo y jugué con Ukki durante un rato, esperando a ver si regresaban los mineros. Al cabo de un tiempo, no obstante, Light se cansó de esperar e ideó un plan: transformarse en canino y utilizar su olfato para rastrear a aquellos enanos.

Si el chico no lograba su objetivo, optaríamos por dividirnos y buscarlos por la mina. Yo, por mi parte, tomaría el camino de la derecha en la bifurcación, donde Ukki y yo habíamos visto aquella sombra. Aún seguía escamada por aquella silueta misteriosa y fugaz, y necesitaba ir a ver si de verdad mi imaginación no me había jugado una mala pasada.
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