—Eso es, vamos a pasárnoslo en grande jugando entre todos —añadió con una sonrisa la droide, momentos antes de que su cara cambiara a una de alerta y su nariz se apagara poco a poco al ver que el cubo no era tan amigable con todos.
Y con el primero que lo demostró fue su Maestro, Light.
La barra de vida del joven se vació a toda velocidad, Dos no pudo llegar a decir nada antes de que los efectos de aquella pérdida absoluta de la vitalidad se reflejaran en el Portador. El cuerpo de su Maestro se deshizo al instante en datos y lo único que quedó de él fueron las palabras que todo jugador de videojuegos intenta evitar a toda costa:
—¡Maestro! —gritó la robot alterada e intentando procesar lo que había ocurrido.
¿Cómo debía sentirse en aquella ocasión? ¿Enfadada? ¿Triste? ¿Debía alegrarse porque ya no tenía que seguir a aquel humano? Si no hubiera sido porque en aquel momento, Alexis se liberó de sus ataduras y atacó al cubo, la cabeza de Dos seguramente hubiera echado humo de tanto pensar.
El ataque derribó al cubo y también libero al resto, además de abrir una salida fuera de aquel Sincorazón gigante. Con un “¡Yo también voy!”, la droide corrió tras el grupo escapando de allí antes de que volvieran a recomponerse los cables. Y vaya, parece que su nuevo y geométrico amigo la siguió al exterior.
—ERROR. ERROR. —tambaleó alarmado este, el símbolo parpadeando de la misma forma que solía hacerlo la nariz de Dos cuando estaba en alerta.
Pero Alexis volvió a atacarle, dejando claro que lo que estaba haciendo el cubo era mentir.
—Tenía mis sospechas desde el principio, pero con todo lo que ha pasado estoy segura: este Juego no es real. Estamos en una especie de realidad virtual... Nuestras mentes, mejor dicho. Nuestros cuerpos estarán dormidos en alguna parte real de La Red mientras nuestra mente juega al juego. Por eso podían cambiar las reglas y hacer todas esas locuras, pero una vez sabes lo que ocurre de verdad... El poder de la mente es más poderoso que este programa corrupto.
Espera, ¿entonces todo aquello era mentira? ¿Solo era un juego virtual? La mente de Dos tardó un poco en procesar todo aquello, pero cuando lo hizo, no pudo ocultar una sonrisa de felicidad mientras su nariz volvía a iluminarse con fuerza.
—Entonces, si esto es un juego… ¡el Maestro debe seguir vivo! Solo le habrán echado por ser tan bruto y malo jugando —llegó a esa errónea conclusión la droide, ya que no era exactamente eso lo que le había ocurrido a Light —. Además, eso explicaría el hackeo tan repentino que sufrí. Quizás haya más cosas que lo explicaran si es cierto que nos encontramos en un mundo informático, pero la forma más fácil sería accediendo a mi cuerpo. Por lo que debe ser cierto que esto solo es mi memoria.
Haciendo uso de esta, la robot intentó recordar todas las habilidades que conocía sin siquiera pasar las ordenes a su cuerpo. Si este se encontraba fuera, lejos de su alcance en estos momentos, entonces no valía la pena realizar aquella tarea, su memoria iba a tener que realizar todo aquello.
Aunque… vale, si, podían luchar y darle la paliza del siglo a aquel cubito, pero Dos seguía sintiendo algo extraño al verle. ¿Quizás fuera porque los dos eran IAs en aquel momento? Se le había quedado grabado (literalmente) el momento en que el cubo había saltado y empezado a llamarle amiga y aunque también estaba la cosa de que casi se carga a su Maestro y el resto de Portadores, algo dentro de Dos decía que debía hacer más caso al primer recuerdo.
—Oye… creo que no puedo atacarle —confesó finalmente Dos —. No sé, pero… creo que puedo entender un poco como se siente. A mí me encontraron abandonada, se supone que eso no debía haber ocurrido, pero allí estaba, junto a los cuerpos destrozados de dos de mis hermanos —empezó a relatar esta —. Y supongo que tuve suerte de que me hubieran desactivado antes de abandonarme, pero ¿y si no hubiera sido así? ¿Y si estos últimos doscientos años los hubiera tenido que pasar en soledad en aquellas ruinas?
Se les quedó mirando un rato mientras se rascaba la cabeza.
—Los orgánicos no suelen pensar en cómo se sientes las maquinas, incluso cuando les dan sentimientos. Creo que es eso lo que os ha pasado, han pensado que porque somos simples IAs no nos enfadamos o sentimos mal tras que nos menosprecien o nos dejen solos —Dos fue acercándose al cubo poco a poco y con cuidado —. Cuando el Maestro ha desaparecido casi se me achicharra la cabeza porque realmente no sabía cómo reaccionar o sentirme, era algo nuevo, pero… no algo agradable. A sí que… yo voy a quedarme con mi nuevo amigo a jugar, si esto es realmente un juego, habrá que aprovecharlo, ¿Qué dice, Cubo? ¿Echamos esa partidita al Jumpman?
Dos volvió a sonreír amablemente y extenderle la mano al Sincorazón geométrico, esperando que el resto de sus compañeros siguieran su ejemplo y quisieran volver a animarle.
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