[Atlántica] Panteón Marino

Trama de Fátima, Celeste, Daian, Dos y Kairi

Aquí es donde verdaderamente vas a trazar el rumbo de tus acciones, donde vas a determinar tu destino, donde va a escribirse tu historia

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro

[Atlántica] Panteón Marino

Notapor Suzume Mizuno » Mar Ene 02, 2018 1:40 am

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24 de mayo de 1017


La reina Attina se sentaba, erguida, en el trono mientras escuchaba las palabras de su hermana y de Ryota. Fruncía el ceño y movía con lentitud la cola mientras hacía girar el tridente en una mano. En momentos como ese quizá echara en falta la presencia de su padre, que había decidido cederle el trono hacía unos años. Sin embargo, cuando le llegó el momento de hablar, lo hizo con seguridad:

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Lo único que puedo recomendaros es que acudáis a Úrsula. Si en este reino hay algo que pueda ayudaros con el veneno que afecta a esa humana, sin duda ella lo sabrá. Lo siento, Ariel, si se me ocurriera otra solución, te aseguro que te lo diría.—Attina lo pensó un momento y le hizo un gesto a su hermana para que ascendiera—. Llévate el Tridente.


¡Pero hermana…!

Attina sonrió y se lo entregó con firmeza.

Sé que esta vez lo usarás bien. Te servirá para hablar en mi nombre y recordarle a Úrsula que la sentencia de muerte que pende sobre su cabeza solo se ha retrasado porque teníamos que reconstruir el reino. Nada más. Además, tú le sacarás mucha más fuerza al Tridente que yo.

Por detrás aguardaban el resto de Caballeros, con Ryota algo adelantado. El Maestro se había convertido en un elegante sireno de cola plateada, a juego con los mechones de su cabello, que se desplazaba rápidamente y sin levantar mucho ruido. No parecía muy cómodo con eso de ir con el torso desnudo, aunque fuera un torso bien moldeado, firme y fuerte, aunque no muy musculoso. El hada Miki, por su parte, se había quedado atrás con el resto de Caballeros y contemplaba con interés el salón del trono. También era un sireno, con la cola blanca a juego con su cabello. No se le daba muy bien nadar, por lo que Celeste y Fátima tenían que llevarlo de la mano cuando le tocaba nadar. No le hacía mucha gracia, pero al menos se entretenía viendo un mundo submarino como nunca había imaginado.

Hay algo más que deberíais saber —dijo Attina antes de que se marcharan—. Mis soldados vieron hace unos días a una criatura marina que no pertenecía a este mundo. A juzgar por la descripción que me dieron, podría tratarse de Xihn, pero no puedo asegurarlo. Se encontraba rondando la zona del barco hundido. Ariel os la podrá señalar de camino a la guarida de Úrsula. Puede que buscara algo por ahí...

Ariel asintió y apretó los labios. Poco después, les indicaba que la siguieran fuera del palacio.

¿Está muy lejos la guarida de Úrsula?

Si nadamos rápido, no mucho. Sebastián se conocía el camino mejor que yo, ya que acompañó a mi padre a enfrentarse con ella, pero lo recuerdo más o menos bien.

¡Yo puedo ayudar a que vayamos más rápido! Un toque de varita y…

Será mejor que no hagamos demasiada magia. Úrsula es bruja y la más poderosa de este mundo. Quizá se sienta amenazada si te ve, señor Miki.

Sería preferible guardarnos tu presencia como as en la manga.—Ryota parecía realmente molesto de no tener una, por cómo se cruzaba de brazos y luego se obligaba a estirarlos para mejorar la fluidez del movimiento.

No sé yo si se creerá que vais a traer a un Caballero tan torpe que no sabe nadar, pero de acuerdo.

Ariel rió, aunque se la notaba tensa y algo lívida. Sin duda, que durante esa época del año Eric y su hija Melody estuvieran en tierra le daba algo de sosiego. Pero no mucho. Al fin y al cabo, nadie sabía dónde estaba Xihn. La princesa apretaba fuerte el tridente contra su pecho y saludó de vez en cuando a sirenas con la que se cruzaban mientras cruzaban la capital y, después, dejaban el resplandeciente y dorado palacio atrás.

Cuando la veáis, tened mucho cuidado con Úrsula. Quedó malherida durante la guerra y si antes odiaba a la familia real, ahora todavía más. Creo que necesita su caldero para emplear la magia, pero nunca se sabe qué puede tener guardado. Es una mujer rencorosa, que ansía el poder y… manipuladora. No os dejéis engañar bajo ningún concepto por sus palabras, por favor. Y si veis algas extrañas, avisadme.

Ryota la miró de reojo y Miki también, pero ninguno de los dos dijo nada.

El resto del camino, libre de Sincorazón gracias al equilibrio de Atlántica por el despertar de la Princesa del Corazón, fue tranquilo. Había bancos de hermosos peces, algún que otro sireno, y un mundo bastante colorido con las anémonas y los hogares que salteaban el lugar.

Pero, a medida que avanzaban, la vida parecía ir quedando atrás y se fueron acercando a una falla oscura y profunda. Ariel, pálida, acarició el tridente para darse fuerzas.

Ante todo, no os separéis —dijo Ryota en voz baja—. Y no os dejéis amedrentar por Úrsula. Necesitamos la cura para el veneno o Aurora morirá. Y Xihn conseguirá completar la Llave Espada oscura. Si no es que ha contactado con Úrsula y nos está tendiendo una trampa… —añadió, y la preocupación le traicionó por un momento—. Id con cuidado.

Pronto llegarían. Hasta entonces, podían ir situándose y hacer todas las preguntas que creyeran convenientes.


Fecha límite: viernes 5 de enero.
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Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor EspeYuna » Jue Ene 04, 2018 6:31 pm

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Mencionar la posible presencia de Xihn en Atlántica le congeló el corazón a Daian. Bueno, si es que era cierto que de verdad estaba desarrollando uno y no se estaba aferrando a una mentira piadosa. Más allá de su preocupación por nadar en condiciones con su nueva aleta, color caoba y con reflejos dorados, recordó la conversación que tuvo con Fátima unas semanas antes de que Tierra de Partida volviera a mover sus fichas.

Dark Light le había revelado parte de la verdad que ella misma investigó en la biblioteca. En efecto, ella sabía que para traer de vuelta a Nadhia, hacía falta derrotar a su sincorazón. Una tarea tediosa, casi imposible, como buscar una aguja en un pajar inmenso. Pero por Tandy, ¡oh, Luz, claro que estaría dispuesta a mover cielo y tierra por cumplir su deseo! El deseo del pequeño que había estado cuidando de ella cuando apenas era un vegetal y que lo tuvo entre la vida y la muerte durante meses. Incluso si Nadhia seguía sin ser voto de su devoción, Tandy se merecía lo mejor. Y Fátima también.

Pero... ¿ella debía renunciar a su vida? En teoría, tenía toda la lógica del mundo y no tendría por qué ser una "gran pérdida" si Nadhia era la auténtica persona que debía ocupar su cuerpo. Ella era un incorpóreo, una criatura que, en muchos casos, se descontrolaba y atacaba como lo hacían los sincorazón. Gracias a Tandy no había acabado pudriéndose en su propia existencia vacía. Sin embargo, ¿hasta qué punto estaba dispuesta a entregar su vida por alguien que desperdició la suya de una forma tan cobarde y miserable? Y abandonando a sus amigos, sin buscar ayuda...

Cuando pensó en lo último que se le pasó por la cabeza, reflexionó y se sintió un poco estúpida e hipócrita. ¿No era lo mismo que estaba haciendo con Celeste en ese mismo instante? Apenas había intercambiado una palabra con ella desde que habían llegado. Se había convertido en pocos meses en una gran amiga, y ella le había contado tantas cosas, íntimas y personales... echó un vistazo rápido al cuerpo tiburón de su amiga, y a su pecho desnudo. En cierto modo, agradecía tener una mentalidad tan abierta y en parte era gracias a la experiencia de Nadhia con Fátima. Bueno, y que ella tampoco sabía diferenciar mucho entre ambos sexos. De hecho, todavía no era capaz de comprender el término de la sexualidad ni los instintos humanos asociados. Pero cuando contemplaba a Celeste, creía entender, quizás, qué significaba.

Todo era muy extraño para ella.

En resumidas cuentas, ella no le había contado que era el incorpóreo de la amiga fallecida de Fátima. Tenía miedo de que no la tratara igual. Era la primera persona que la había conocido como Daian, y no como el fantasma de Nadhia. Sus encuentros en el comedor, sus días entrenando juntas, aquellas largas noches hablando de todo un poco... no quería perder eso.

Y estaba preocupada. Todavía no estaba segura de que la Corrupción de Xihn le afectara de una forma tan intensa como a Harun o a las esencias de Fátima. Sacó el valor necesario para convencerse de que había desarrollado una nueva identidad, un nuevo corazón, gracias a la bondad de Tandy. Pero cuando Dark Light le dijo aquellas palabras, y una vez volvió a Tierra de Partida, ya no estaba tan segura.

Estaba convencida de que darle demasiadas vueltas no era la solución, sino enfrentarse a ello si se daba la ocasión. Ya le había comentado a Fátima antes de partir que hiciera lo correcto si perdía el control de su cuerpo. Si le hiciera daño a ella, la madre de tres hijos, o a Celeste, con un cuerpo tan frágil... no se lo perdonaría en la vida.

Aún así, tenía algo de confianza y orgullo. Si había sido capaz de controlar en pocos meses los recuerdos y acciones de Nadhia, quizás tuviera una oportunidad de desprenderse de la Corrupción si se daba el caso. Observó al robot que había venido con ellas y a la otra mujer. No había tenido la oportunidad de presentarse, pero estaba tan preocupada...

Y la expresión de Ryota no hacía más que empeorar su estado de ánimo. Estaba claramente preocupado. Xihn, y una bruja poderosa y manipuladora del fondo de los mares.

Algo que sí era cierto es que la princesa Ariel desprendía un aura cálida y reconfortante. Aunque la joven estuviera nerviosa y tuviera una responsabilidad enorme con el tridente en sus manos, observarla le hacía pensar que quizás hubiera un rayo de esperanza para salvar aquel mundo y acabar con Xihn. Eso quería creer.

Se adelantó a Ryota y a Fátima. También se aseguró de que Celeste no estuviera escuchando, aunque eso sería algo difícil.

Maestro Ryota, me gustaría... recibir consejo —intercambió una mirada con Fátima—. Hace poco comprendí el cien por cien de mi condición y... me gustaría saber si debería evitar contacto alguno con Xihn. Por supuesto, si se diera el peor de los casos, os pido que hagáis lo correcto. Ya sea acabar conmigo o investigar a fondo mi cuerpo para conseguir una cura contra la Corrupción. Sólo... no quiero hacerle daño a nadie. Perdone que dude. Sé que no debería flaquear en momentos así. Pero me sentiré más segura si sé que si pierdo el control no os contendréis.

Le daría las gracias por escucharle. Miró a Fátima.

Sé lo que me vas a decir. No tengo intención alguna de rendirme sin luchar —le dedicó una sonrisa—. Tandy me espera en casa.

Más relajada, decidió dejar de aletear y encontrarse con Celeste junto a los otros dos aprendices. La cogió de la mano. Fue casi instintivo.

Perdona... tenía muchas cosas en la cabeza. Siento haberte ignorado durante todo el viaje hasta aquí. De verdad.
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Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor Denna » Vie Ene 05, 2018 3:06 am

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24 de mayo de 1017


El lado oceánico de Atlántica era colorido y lleno de vida; tanto que casi podría haber pasado por un mundo libre de la amenaza de Xihn. Pero sólo casi. En algún rincón, la Oscuridad y el Caos estarían al acecho y, ante el menor despiste, devorarían el corazón del mundo y el de sus habitantes. Así había sido durante los últimos cinco años, para todos los mundos del Intersticio. Para París, para Atlántica... Para Agrabah, y también para Reino Encantado.

Resoplé, y esta vez no me quedé boquiabierta ante el torbellino de burbujas que subió por encima de mi cabeza. Tenía la mente en tres lugares distintos.

* * *


Viniste cuando mi mundo estaba en peligro. Un poco obligada, pero viniste y nos ayudaste. Así que, si hoy ocurriera algo, llámame y estaré ahí en un momento, o enviaré refuerzos.

Me sentía rara yendo hacia Atlántica, el mundo con el que menos relación tenía. Reino Encantado... Nanashi y Nithael tenían Caballeros de sobra con los que defender el mundo, o eso quería pensar, y mi afinidad a Rayo sería mucho más útil en el mundo acuático. Pero no me sentía tranquila dejándoles ir sin más.

Por eso me había acercado a Alanna. Ella, por supuesto, había sido la primera en ir junto a la Maestra, lista para defender su hogar. La habría seguido sin pensármelo dos veces, pero no sabía si estaba en mi derecho de hacerlo. ¿Cuántos de los que partían hoy temían por sus casas, sus familias? ¿Quién era yo para arrebatarles la oportunidad de defenderse?

Pensé en Heike. Ya la había dejado tirada en una ocasión. ¿Se lo tomaría mal si no iba esta vez?

Luego pensé en Nanashi, y me permití relajar un poco los hombros. Estaba segura de que lo entendería. Esto era distinto. Hoy no dejaba tirado a nadie.

Buena suerte, cielo —musité, abrazando a la chica con fuerza—. Ten cuidado con el fuego, ¿vale? Y con las dragonas locas.

Agrabah... sería más complicado. Había pasado bastante tiempo con Badra, y nada me aseguraba que no estuviera metida en problemas. Sólo cabía esperar que la misión de rescate de Yasmín no se complicara más de la cuenta, y que Lyn exagerara un poco. Sentí la tentación de acercarme a hablar con Saeko, pero me eché atrás. Había pasado demasiado tiempo, y no parecía la misma persona, a pesar de su regreso.

Atlántica tendría que ser, sí. Crucé el Portal y respiré su aire salado, esperando que se llevara mis preocupaciones consigo. No lo hizo. Pero saber que nuestra misión era ayudar a los de Reino Encantado bastó para que me sintiera algo mejor.

Encontrar un antídoto no podía ser tan difícil con la reina de nuestra parte, ¿no?

* * *


Tendría que haberlo imaginado.

Lo único que puedo recomendaros es que acudáis a Úrsula. Si en este reino hay algo que pueda ayudaros con el veneno que afecta a esa humana, sin duda ella lo sabrá. Lo siento, Ariel, si se me ocurriera otra solución, te aseguro que te lo diría.

A Ariel no parecía hacerle nada de gracia, ni siquiera cuando su hermana le cedió el Tridente. Tirando de Miki, que todavía no le había cogido el truco a lo de nadar, me paré a pensar en qué sabía acerca de la bruja. Demasiado poco, claro estaba. Éramos muchos y ella estaba malherida, por lo que decía Attina, pero incluso en ese estado era poderosa. Me imaginaba a una especie de Maléfica con aletas —una imagen mucho menos graciosa de lo que cabría esperar—.

Y luego estaba lo de Xihn...

¿Está muy lejos la guarida de Úrsula? —preguntó Ryota.

Hablando de imágenes graciosas, sabía que era cruel por mi parte disfrutar de la incomodidad de Ryota, pero no lo hacía con maldad y, hasta ahora, había conseguido disimular bastante bien. Pobre Maestro. En realidad, cada vez tenía menos de divertido, y hasta inspiraba compasión. Ryota. Compasión. Una locura, desde luego. Si Saito pudiera verlo...

Si nadamos rápido, no mucho. Sebastián se conocía el camino mejor que yo, ya que acompañó a mi padre a enfrentarse con ella, pero lo recuerdo más o menos bien.

¡Yo puedo ayudar a que vayamos más rápido! Un toque de varita y…

Será mejor que no hagamos demasiada magia —repuso Ariel— . Úrsula es bruja y la más poderosa de este mundo. Quizá se sienta amenazada si te ve, señor Miki.

Sería preferible guardarnos tu presencia como as en la manga.

No sé yo si se creerá que vais a traer a un Caballero tan torpe que no sabe nadar, pero de acuerdo.

Sacudí la cabeza y, de improviso, pegué un coletazo.

¡Venga, venga! Seguro que para cuando lleguemos a la guarida de Úrsula ya habrás aprendido. Si yo he podido, ¿por qué tú no?

Quizás tenía algo que ver con lo de ser un tiburón y tener unas aletas y una cola enormes. Algo que, curiosamente, me hacía sentir muy orgullosa. Seguía preocupada por la misión y por cómo les iría a los demás, claro, pero era una maravilla tener un aspecto tan... impresionante. Y eso que iba con el pecho tan al aire como Ryota. Supongo que para que apareciera un sujetador había que tener algo que rellenar.

Aún así, la auténtica sorpresa era lo poco que me importaba. Hacía que me subieran los ánimos, a pesar de la situación.

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¿Tú vas bien, Fátima? —pregunté, ya que también arrastraba a Miki— . No habías hecho esto antes, ¿no?

Daian se había apartado un poco del grupo, lo cual me preocupaba un poco. Quizás es que había demasiada gente para su gusto, pero... esperaba que no hubiera otros motivos. Mejor dicho, que yo fuera uno de los motivos. Nunca se sabía. No es que le ocultara a nadie mi condición y, desde luego, con Daian había hablado de ello. Pero una cosa era hablar, y otra muy distinta verlo.

Aún así, decidí no darle importancia. Sabía que podía hablar conmigo cuando lo necesitara.

Cuando la veáis, tened mucho cuidado con Úrsula —dijo Ariel entonces—. Quedó malherida durante la guerra y si antes odiaba a la familia real, ahora todavía más. Creo que necesita su caldero para emplear la magia, pero nunca se sabe qué puede tener guardado. Es una mujer rencorosa, que ansía el poder y… manipuladora. No os dejéis engañar bajo ningún concepto por sus palabras, por favor. Y si veis algas extrañas, avisadme.

¿Algas extrañas?

Pero no se atreverá a hacer nada, ¿no? Quiero decir... somos ocho personas. Y ella está sola, ¿verdad? Y malherida. —No quería cometer el error de subestimarla y, por si acaso, añadí:—. ¿Cómo la derrotasteis la última vez?

Siempre existía la posibilidad de una trampa. Eso sí que sería un problema. Pero si de verdad estaba aliada con Xihn, ya habrían intentado algo. O eso quería pensar.

Como acudiendo a mi rescate, una mano se entrelazó con la mía, y me sorprendí un poco al encontrar a Daian.

Oh, eh. ¿Va todo bien? Pareces preocupada.

Perdona... tenía muchas cosas en la cabeza —contestó—. Siento haberte ignorado durante todo el viaje hasta aquí. De verdad.

No pasa nada. Ninguno está por la labor de hablar en un día como hoy. —Sonreí, dándole un apretón suave—. Todo saldrá bien.

Me percaté entonces de que Daian y yo íbamos cogidas de la mano y, a su vez, Fátima y yo llevábamos a Miki. Se me escapó una risita.

Vaya pintas. Cualquiera diría que somos la caballería que va a salvar el mundo.
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Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor RedXIII » Vie Ene 05, 2018 6:28 am

Alto, bien arreglado y con una flamante armadura. Un caballero de casco y espada irrumpió en una de las salas del conocido bastión de los caballeros de la llave Espada, con mirada seria y ojos llenos de rabia posó su rodilla sobre el suelo ante una de las personas que durante muchos años habían convertido aquel lugar en su hogar.

Me disculpo ante todo por irrumpir con tanta irrespetuosidad y tan poco tiempo — Posó sus manos sobre el casco que cubría prácticamente toda su cabeza y lo alzó para dejar caer su larga melena rojiza sobre sus hombros y espalda —Ho-Chan, el fénix se presenta en representación de China para apoyar a Tierra de Partida — El casco rebotó varias veces contra el suelo mientras aquella improvisada reverencia se convertía lentamente en una pose erguida.

Pero no es eso lo que quieres escuchar ¿Verdad? — Suspiró mientras sacaba de uno de sus bolsillos una caja de cartón, en su interior se hallaban cigarrillos. Como ya era costumbre se llevó uno a la boca y a continuación lo encendió con una velocidad pasmosa.

El humo no tardó en propagarse por parte de la sala, apestando todo lo que había a su alrededor —Perdona que apesten tanto, se me acabaron los otros hace tres años — Explicó —Mi nombre es Hiro si lo prefieres, Hiro Inukai, hijo de Biyakko Inukai, descendiente de los Inukami, Hogo-Sha de la Decimotercera Kazoku, defensor de China y jefe de artillería. He vuelto aquí, a Tierra de Partida para poder luchar — No le importó mucho la opinión de quienes en antaño pudo considerar compañeros, ni siquiera la de la persona que se encontraba enfrente suyo, simplemente había hecho lo que mejor se le daba, ir a su bola, y eso pretendía dejar claro.

Si más allá de China existe algo que pueda hacer daño a sus habitantes, haré todo lo posible para protegerlos, incluso si eso supone tener que volver aquí — Los ojos llenos de rabia no tardaron en mostrar pasión y determinación, algo que parecía casi extinto en el mestizo —Pero eso no quiere decir que vaya a seguir vuestras reglas — Tiró el cigarrillo al suelo y lo pisó —Aunque ya estarás acostumbrada a eso — Dio un giro y empezó a caminar hacia la salida con el casco bajo el brazo.

Siento haber sido tu peor aprendiz, Lyn. Si queréis aceptar mi ayuda, estaré en mi cuarto, si no se lo habéis dado a otro — Un aire amargo acompañó a sus últimas palabras mientras abandonada aquel lugar, dejando únicamente el apestoso humo de su cigarrillo.

***


Y entonces Mogarari alzó sus patas hasta la estantería, tuvimos que apilar veinte libros para que pudiera descender, pobre rapaz — Comentó un Moguri con cierto peinado familiar mientras tomaba una taza de té junto a otros cuatro.

Te recordaba más peludo.

Lo mismo le digo — Sorbió un poco de su té —Puede que les suene, este es Hiro, era aprendiz de Lyn y se batió en duelo contra una gran cantidad de Villanos finales — Poco recordaban aquellos Moguris al recién llegado guerrero, había pasado mucho tiempo desde que se fue, aunque uno de los presentes tuvo un vago recuerdo de cierta persona que se dedicaba a gastar bromas pesadas a los achuchables ayudantes del lugar.

Voy a mi cuarto, si necesitas algo avísame.

Yo no necesito nada ¿Y usted? — Aquella pregunta quedó sin respuesta mientras el mestizo dejaba allí a su compañero, quien aprovechó para terminar la anécdota.

***


Los pasillos de aquel lugar le traían tantos recuerdos... Pasó la mano por alguna de las paredes del lugar, incluso se detuvo a ver algunos rincones y puertas, pensando en su interior y lo que había vivido, sin embargo todo aquello se había convertido en felices recuerdos, tiempos mejores que nunca volverían, el actual panorama distaba de parecerse a lo que había vivido, y aunque había vuelto, no podía dejar de sentir que aquel no era su lugar. Pronto los pasillos que tan alegremente acababa de recorrer se tornaron fríos y oscuros, mostrando al pelirrojo la realidad de lo que sentía; un lugar que lo había apartado y olvidado por completo.

¿Por qué te fuiste? — Suspiró entre susurros mientras llegaba a la puerta de su habitación. Inmóvil permaneció delante de esta, no se veía con el valor de abrirla ¿Y si ya no era su habitación? ¿Realmente era cierto lo que sentía? ...

...

***


24 de mayo de 1017
En un lugar muy mojado.


Protestas y gemidos de desagrado sonaban todo el rato, providentes de un irascible Hiro empapado y... sin ropa... Sus piernas se habían transformado en la cola de un mamífero acuático de color negro con ciertas manchas blancas, además, detrás tenía una aleta dorsal, tal vez a algunos les recordara a ciertos animales que saltaban sobre niños por la libertad. Su pelo rojizo y largo surcaba grácil el mar a cada aletazo que daba, y su cuerpo, algo más musculoso que hace cuatro años, dejaba ver una gran cantidad de cicatrices y magulladuras.

"Necesitan gente en Atlántica, es guay, va a ser fácil, ya verás, mimimi" Maldito cabezón con pelazo — Se quejó por lo bajo —¿A quien se le ocurre traerme aquí? Está húmedo, no tengo piernas, voy desnudo, soy medio pescado, el pelo se me mete en la boca, las armas de fuego no van ¡Y encima no puedo fumar! ¿Habéis intentado encender un mechero bajo el agua? Porqué yo sí, y se rompe — Se puso de brazos cruzados mientras fruncía el ceño, mostrando así su indignación por estar allí, desde luego aquel lugar no era de sus favoritos, aunque nadaba bastante bien, seguramente por sus rasgos perrunos...

Espera ¿La otra no era un robot? — Comentó al percatarse de aquel detalle ¿Cómo lo haría Dos para adaptarse al entorno marino? Sin duda aquello era digno de ver.

...


Aunque había intentado seguir detenidamente la conversación no se había enterado muy bien del tema, sabía que tenían que encontrar a una tal Úrsula para algo de un antídoto, que había que tener cuidado con las palabras y algas extrañas y que la chica que les acompañaba tenía un flamante y dorado tridente el cual atraía las miradas de Hiro.

No tenía muchas ganas de hablar con ninguno de los presentes, sobretodo teniendo en cuenta los encontronazos violentos que había tenido con algunos, así que se dedicó a seguirles nadando de espaldas con los brazos bajo la cabeza mientras observaba lo que había a su alrededor. Sin duda aquello era hermoso y entretenido, la poca luz que había filtrándose a través del agua embellecía todo lo que se encontraba en aquel lugar, desde el aburrido coral hasta los bancos de pececillos que surcaban ágiles aquellos mares.

La grácil y pintoresca fauna que acompañó su viaje y deleitaron la vista y curiosidad del mestizo se fue deteriorando hasta prácticamente desaparecer. El lugar a donde habían llegado parecía una tierra oscura, lo cual le recordaba levemente a la ciudad Imperial cuando fue conquistada por Dark Light.

Ante todo, no os separéis. Y no os dejéis amedrentar por Úrsula. Necesitamos la cura para el veneno o Aurora morirá. Y Xihn conseguirá completar la Llave Espada oscura. Si no es que ha contactado con Úrsula y nos está tendiendo una trampa… Id con cuidado.

Puedo quedarme cerca de la entrada para avisar si pasa algo — Comentó, no le parecía muy buena idea entraran todos juntos si podía ser una trampa, además, sin sus armas poco podía hacer en aquel lugar.

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Ignoro si tenía que esperarme a la siguiente ronda, por si acaso posteo ya.
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Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor Suzume Mizuno » Vie Ene 05, 2018 10:17 pm

24 de mayo de 1017


No había sido fácil elegir regresar. Hacía años que no ponía, literalmente, el pie en Atlántica. Una parte de ella había querido acompañar a Malik a su hogar, que estaba en peligro, pero la otra la había abofeteado con la realidad. Su propio hogar quizá estuviera amenazado. No tanto como Agrabah, pero la mera posibilidad de que hubiera algo peligroso incluso con Ariel protegiéndolo hacia que el riesgo pareciera todavía más amenazante.

Así que, a regañadientes, decidió volver, porque ya valía de dejar de huir. Si no actuaba ahora, quizá se arrepintiera para siempre.

Idris, asegúrate de que se vayan a la cama a la hora. Y tú también, ¿eh?—había dicho, después de achuchar a sus tres hijos. Al mayor le apartó el pelo de la cara y se lo recogió tras las orejas—. Harun se queda con vosotros, así que confío en que cuidaréis bien de él. Si necesitáis algo, habladlo con Mog, ¿de acuerdo?

Luego abrazó de nuevo a Idris. Hacía tiempo que no preguntaba si iban a volver cada vez que salían a una misión, pero era sencillo ver la duda en sus ojos. Fátima no quería hacerle promesas que quizá tuviera que romper. Después se despidió de Malik con un beso.

Bajo el agua no podré usar el móvil… pero, por favor, cuídate. Sé que no tengo que decírtelo, pero igualmente.

Lo abrazó fuerte también. Era increíble que una persona pudiera acostumbrarse a dormir poco y al miedo, pero siempre que dejaba atrás su casa se le saltaban las lágrimas.

Por suerte, pronto tuvo otros problemas más acuciantes. Como aprender a nadar con una larga cola de carpa dorada, solo que era de un color rojo intenso. Se sintió muy desnuda, a pesar de que se había asegurado de traerse algo para cubrirse el pecho, y en cuanto se dio cuenta de la incomodidad de Ryota ante su propia desnudez (aunque no tenía nada de lo que avergonzarse. Era la primera vez que le veía el torso desnudo y estaba bien torneado), sintió un ramalazo de simpatía por él.

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Y también respeto por la reina y Ariel. Hasta donde sabía, el Tridente era… no como una Llave Espada, pero casi. Attina lo había cedido a pesar de las implicaciones. Eso sí que era confianza entre hermanas.

«Y yo no puedo aparecer delante de mis hermanos o mis padres de esta guisa.»

De lo único que su familia se sentiría orgullosa, cola fuera, sería de sus abdominales, vaya.

Hay algo más que deberíais saber —dijo Attina—. Mis soldados vieron hace unos días a una criatura marina que no pertenecía a este mundo. A juzgar por la descripción que me dieron, podría tratarse de Xihn, pero no puedo asegurarlo. Se encontraba rondando la zona del barco hundido. Ariel os la podrá señalar de camino a la guarida de Úrsula. Puede que buscara algo por ahí...

A Fátima se le heló la sangre. ¿Xihn? ¿En persona? Miró a Ariel de reojo y se alegró de que llevara el Tridente consigo. Después apretó la mano de Miki, que tenía una apariencia preciosa como sireno pero que nadaba bastante… mal y tenían que tirar ella y Celeste de sus brazos para que no se quedara atrás. Aun así, seguía siendo una ayuda muy importante, porque nadie lo superaba en magia. Y luego estaba Ryota. Sí. Esperaba que pudieran hacer frente a la amenaza si era necesario.

Porque su objetivo era encontrar una forma de contrastar el veneno que acabaría con la vida de Aurora en pocas horas si la misión de Nanashi y Nithael triunfaba.

Es decir, tendrían que abandonar pronto aquel lugar. Pero mientras tuvieran dudas de que Xihn andaba por ahí…. No, al menos ella no se marcharía. Si algo le pasaba a su mundo, no se lo perdonaría jamás a sí misma.

No sé yo si se creerá que vais a traer a un Caballero tan torpe que no sabe nadar, pero de acuerdo—refunfuñaba entre tanto Miki, porque Ryota le había sugerido que mantuviera su magia oculta mientras iban a ver a Úrsula. Por si acaso.

Celeste dio un coletazo con su cola de tiburón, tan fuerte que casi empujó a Fátima a un lado. Tuvo que sacudir el brazo libre para recuperar el equilibrio.

¡Venga, venga! Seguro que para cuando lleguemos a la guarida de Úrsula ya habrás aprendido. Si yo he podido, ¿por qué tú no?

Al llegar a Atlántica, la transformación de Celeste había sido radical. Su naturaleza marina, al parecer, era la de un tiburón, y era ligeramente más grande que la mayoría de las sirenas. Fátima se sentía frágil a su lado, con su cola normal y las membranas que casi le recordaban a faldas moviéndose al compás de su cuerpo. Era bonito, pero no muy útil para el combate.

Sonrió a su compañera, que se notaba satisfecha por su nuevo aspecto. Y confiada, porque llevaba su pecho al descubierto también. Se alegraba por ella, incluso en esas circunstancias.

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¿Tú vas bien, Fátima? —preguntó entonces— . No habías hecho esto antes, ¿no?

Es la primera vez, sí. Creo que me voy acostumbrando, siempre me ha gustado nadar. Se hace raro no tener dos piernas pero es mucho más rápido—respondió, agitando su propia cola.

Miró hacia Daian, que se había adelantado para hablar con Ryota. Intercambiaron una fugaz mirada y Fátima asintió. Suponía que iba a plantearle el temor que la perseguía desde hacía tiempo, sobre la influencia de Xihn y la corrupción sobre ella. No podía culparla. Quizás Ryota consiguiera que se calmara un poco… Pero incluso si no era así, Fátima estaría atenta para poder sacarla de allí si se veía un poco afectada.

Ya había tenido suficiente con ver sufrir a Harun.

Cuando la veáis, tened mucho cuidado con Úrsula —dijo Ariel cuando se habían alejado del brillante palacio de la reina Attina, así como los arrecifes de coral más bonitos y las casas dispersas de las sirenas—. Quedó malherida durante la guerra y si antes odiaba a la familia real, ahora todavía más. Creo que necesita su caldero para emplear la magia, pero nunca se sabe qué puede tener guardado. Es una mujer rencorosa, que ansía el poder y… manipuladora. No os dejéis engañar bajo ningún concepto por sus palabras, por favor. Y si veis algas extrañas, avisadme.

¿Algas?—repitió Fátima, desconcertada—. Disculpa, Ariel, pero al menos yo no me he movido demasiado a esta profundidad y solo conozco las algas de la costa. Si pudieras describirlas un poco, las identificaríamos mejor.

Pero no se atreverá a hacer nada, ¿no? Quiero decir... somos ocho personas. Y ella está sola, ¿verdad? Y malherida. —dijo entonces Celeste—. ¿Cómo la derrotasteis la última vez?

Fátima esperó, expectante, a que Ariel respondiera. Había escuchado cosas, por supuesto, y todavía sentía remordimiento por no haber participado en la batalla. De pronto, Daian se separó de Ryota y se cruzó con Fátima.

Sé lo que me vas a decir. No tengo intención alguna de rendirme sin luchar. —Su amiga sonrió—. Tandy me espera en casa.

¿Lees mentes o algo?—Fátima rió—. Y por Tandy tienes que regresar. Por Tandy y los niños, que también quieren verte.

Daian fue a ponerse al lado de Celeste, a la que le cogió la mano.

«Y puede que alguien más, ¿eh?»

Oh, eh. ¿Va todo bien? Pareces preocupada.

Perdona... tenía muchas cosas en la cabeza. Siento haberte ignorado durante todo el viaje hasta aquí. De verdad.

No pasa nada. Ninguno está por la labor de hablar en un día como hoy. Todo saldrá bien.—Acto seguido, soltó una risita—Vaya pintas. Cualquiera diría que somos la caballería que va a salvar el mundo.

Una gran familia feliz. ¿Quieres unirte, Dos?—Se volvió hacia su aprendiz, extendiéndole la mano—. ¡Y no te alejes mucho! Luego podrás volver a estudiar este mundo si quieres, ¿de acuerdo?—Hablar de familias le hizo recordar que Miki también tenía una—. ¿Cómo está tu hijo, Miki? Siento que hayas tenido que dejarlo atrás y… gracias por venir. Otra vez.

Después de aquello, soltó un momento a Miki y se acercó a Ryota.

Si es cierto que Xihn ha venido, estará buscando a Ariel. Es muy posible que termine por seguirnos. Si Úrsula no colabora, quizá deberíamos hacer que Ariel regresara pronto a Tierra de Partida…—Esperó, inquisitiva—. Y si de verdad no colabora, ¿qué haremos?


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Se me hace rarísimo coger quotes de mi propio post, madre mía.
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor Kairi » Vie Ene 05, 2018 11:11 pm

Había pasado mucho tiempo desde la última vez que Kairi salió de Tierra de Partida. La desagradable noticia de la desaparición de su mundo hizo que cayera en un profundo agujero emocional del cual veía muy difícil salir. La mayoría de los días se los pasaba en su habitación tumbada en la cama y mirando al techo. Sólo salía para comer lo justo, apenas tenía hambre. Perdió la noción del tiempo, no sabía qué día era y tampoco le importaba.

Fue gracias a la ayuda de los Maestros, sobre todo de Lyn, por la que la joven se dio cuenta de que no podía seguir así y más en la situación en la que se encontraban. Un buen día, salió de su habitación y tomó su desayuno habitual, pero en vez de volver a ella se dirigió al patio, donde realizaban el entrenamiento diario. Quizá algunos se sorprendieran de su presencia. Definitivamente había ido para entrenar. Kairi pudo ver de refilón una sonrisa en la cara de Lyn.

Pasó otro largo tiempo hasta que Kairi estuvo lista para volver a viajar por los Mundos. Ahora estaba más experimentada y hasta había ganado algo de musculatura. Además se había hecho una promesa a sí misma: detener a Xihn cueste lo que cueste. Nunca le perdonaría lo que le había hecho a su familia y a su mundo.

Su siguiente parada era Atlántica, así que partió hacía allí dejando en su habitación a un Awa-chan enfurruñado por el hecho de odiar el agua y no poder acompañarla.

* * *


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Volvía a estar en aquel lugar húmedo, con una cola de delfín con aleta dorsal incluída y sólo un par de conchas a modo de sujetador. Otra vez esa sensación de vergüenza y más al estar rodeada de gente que iba casi con las mismas pintas. Nunca había imaginado que Ryota tuvera ese torso, estaba acostumbrada a verlo con su túnica. También le sorprendió el cuerpo lleno de cicatrices de Hiro. Tuvo que desviar la mirada cuando notó algo de sonrojo en su cara. El que le hacía gracia era el hada Miki. Como no sabía nadar, tenían que llevarlo entre Fátima y Celeste. Incluso había un robot con ellos que, ahora que lo pensaba, ¿cómo no le afectaba el agua?

Ariel y su hermana Attina estaban teniendo una conversación sobre el propósito de los Caballeros. Debían encontrar un antídoto para el veneno que estaba afectando a una de las Princesas del Corazón, ya que si moría, Xihn podría completar la Llave Espada oscura y eso sería fatal. Attina le cedió el Tridente a Ariel diciendo que ella haría un mejor uso de él.

Hay algo más que deberíais saber. Mis soldados vieron hace unos días a una criatura marina que no pertenecía a este mundo. A juzgar por la descripción que me dieron, podría tratarse de Xihn, pero no puedo asegurarlo. Se encontraba rondando la zona del barco hundido. Ariel os la podrá señalar de camino a la guarida de Úrsula. Puede que buscara algo por ahí...

Xihn...—murmuró Kairi.

Al salir del palacio para dirigirse a la guarida de Úrsula, Kairi se veía tentada a ir hacia el barco hundido. Pero siendo realista, ella sola no podría con Xihn y si quería hacer las cosas bien, mejor hacer caso al Maestro e ir a por el antídoto. El paisaje marino era bello y estaba libre de Sincorazón, por lo que pudo deleitarse viendo los corales y peces de colores.

Pero no todo era belleza allí abajo. Después de nadar un rato llegaron a un lugar con ausencia de peces y colorido. Sólo había una enorme fosa en la que la oscuridad parecía reinar. Kairi notó a Ariel nerviosa. Estaban cerca.

Ante todo, no os separéis. Y no os dejéis amedrentar por Úrsula. Necesitamos la cura para el veneno o Aurora morirá. Y Xihn conseguirá completar la Llave Espada oscura. Si no es que ha contactado con Úrsula y nos está tendiendo una trampa… Id con cuidado.

Pero no se atreverá a hacer nada, ¿no? Quiero decir... somos ocho personas. Y ella está sola, ¿verdad? Y malherida. ¿Cómo la derrotasteis la última vez?

Si está sola podremos con ella, pero si está con Xihn... Eso es lo que me preocupa.
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La Historia Del Hipercor By Rmedive92
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El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.


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Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor LightHelco » Sab Ene 06, 2018 3:35 am

¡Oh! Un Trachurus trachurus, también conocido como Jurel —observaba la robot al pez, aumentando el alcance de sus ojos —. Son especímenes muy comunes y bastante codiciados por los Borquianos, su carne les vuelve locos.

>>¡Y aquí hay una Sparus Aurata o Dorada, está es la favorita de muchos organicos en general, especialmente los humanos —. Se llevó una mano al mentón… o bueno, lo que debía ser una mano a un supuesto mentón.

Todos parecían tener curiosidad por saber como la droide podía moverse o incluso sobrevivir en aquel entorno. Y ella también compartía esa curiosidad, o al menos lo había hecho hasta que llegaron al mundo. Parecía ser que la magia del cambio la había afectado de forma diferente a sus compañeros, había perdido sus piernas, sí, pero no para transformarse en una cola de una criatura marina, directamente no tenía piernas.

Su cuerpo terminaba en la cintura y contaba con dos pequeños propulsores de aspa con los que moverse. Este también era más cuadricular y aunque conservaba cosas de su cuerpo normal como los indicadores de salud y energía, otros como su cola o sus alas habían desaparecido totalmente. Sus brazos también habían sufrido cambios, siendo más rusticos y terminando en unas extrañas pinzas que intentaban imitar las manos, parecía que Dos era capaz de moverlas lo suficientemente bien como para agarrar cosas, pero claramente no eran manos.

Y claro, estaba su rostro. Lo primero que había descubierto es que ahora eran sus ojos los que se iluminaban y su nariz ahora era un triangulo luminoso en su frente. No tenía boca haciendo parecer como si llevara una máscara. Repasando su nuevo aspecto, Dos dedujo que había tomado forma de un robot sirena, usados para la investigación bajo el mar.

En general, Dos se encontraba bastante comoda con aquel cuerpo y lo más importante, era impermeable y resistente al agua, así que ni tan mal. Además, aquella forma le estaba ayudando a investigar la fauna y flora local, llegando a tal punto en que se separó del grupo antes de entrar en el palacio de la reina Attina por perseguir a un delfín.

Tuvo suerte de darse cuenta del despiste que había tenido y llegó a tiempo para ver como Ariel recibía el tridente por parte de la reina y daban las últimas explicaciones sobre el objetivo a cumplir: Por lo que pudo llegar a escuchar, tenían que encontrar a la bruja Ursula y obtener el antídoto para Aurora de ella. Aunque debían tener cuidado con la posibilidad de que Xihn estuviera por la zona, tanto como las artimañas que pudiera usar la tal Ursula.

Vaya, ya pensaba que tendría que pasar el mal trago de preguntarle al señor Hiro cual era la misión —miró al chico perruno levantando las manos —. No es por ofenderle, señor Hiro, pero según una gran cantidad de miembros de la Orden, tiende a ser el menos profesional del grupo y no escuchar lo que se dice.

Con el aspecto actual que tenía la droide, era difícil saber si estaba intentando mofarse o no solo mirándola a la cara, pero el tono de su voz era neutral, dejando claro que lo había dicho desde la ingenuidad de la que solía hacer gala.

Escuchó a Fátima llamándola a unirse a la línea de sirenas que habían formado detrás de Ryota. Dos se quedó mirándolas curiosa, su cabeza se ladeó a la par que las observaba.

¿Es alguna clase de ritual que realizáis los orgánicos? Me cuesta entender la función de ir en línea de esa manera —. Se rascó la cabeza con la mano —. Aunque quizá el objetivo sea no separarse, si estamos agarrados los unos a los otros, la separación será imposible ¡Bien pensado, Maestra Fátima!

Y sin dudarlo, Dos tomó la mano de la mujer con la pinza de tres dedos que era ahora la suya. También alargo la otra para hacer lo propio con Hiro, emperrada en que la razón de estar así era la que ella había dado.

¡Venga usted aquí también, señor Hiro! Y que la señorita Kairi se nos una de la misma forma, no sea que una orca se la lleve —señaló la droide con un tono alegre antes de volverse hacia su Maestra —. Maestra Fátima, tengo una pregunta. Es algo a lo que llevo dándole vueltas desde hace un tiempo y aunque he preguntado a otros portadores, me gustaría también conocer su historia. Siempre y cuando quiere responderme, claro está. La cosa es que tengo curiosidad por saber cómo obtuvo usted su Llave Espada… no la Cadena del Reino, si no la que usa en estos momentos.
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[Atlántica] Panteón Marino - Ronda #2

Notapor Denna » Mié Ene 10, 2018 2:06 am

Cuando Hiro irrumpió en «una de las salas» de Tierra de Partida —no se molestó en especificar cuál— se encontró con que el retrete habitual estaba ocupado por un pequeño Moguri.

¡¿Pero qué...?! ¡Largo de aquí! ¿No ves que ya hay alguien?

El casco rebotó contra el suelo, y el Moguri decidió que no iba a aguantar nada de aquello. Salió a toda prisa, vociferando a pleno pulmón. Por suerte para Hiro, el griterío atrajo a la persona a la que parecía buscar: Lyn.

La Maestra lo miró de arriba abajo.

Ah, es verdad. Mulán nos avisó de que te habías quedado atrás, insistiendo en que habías cambiado de idea y querías volver. Haz el favor de volver con el grupo para la próxima, ¿vale? Que, con el Caos, abrir más Portales es un riesgo innecesario.

De un manotazo, le quitó el cigarro de la boca.

Y no fumes esa guarrada aquí. Ve a buscar a Ryota, que no nos sobra trabajo. Si te veo haciendo el vago, te vuelves derechito a China. Ahí podrás refunfuñar y quejarte todo lo que quieras. Si piensas darnos problemas, no sé a qué has venido.

* * *


Maestro Ryota, me gustaría... recibir consejo.

Extrañado, Ryota redujo la velocidad para que Daian pudiera hablarle. Estaban algo alejados del resto del grupo, de modo que podrían conversar sin temor a oídos indiscretos. Ariel, por cortesía, dio una vuelta para darles intimidad.

Hace poco comprendí el cien por cien de mi condición y... me gustaría saber si debería evitar contacto alguno con Xihn. Por supuesto, si se diera el peor de los casos, os pido que hagáis lo correcto. Ya sea acabar conmigo o investigar a fondo mi cuerpo para conseguir una cura contra la Corrupción. Sólo... no quiero hacerle daño a nadie. Perdone que dude. Sé que no debería flaquear en momentos así. Pero me sentiré más segura si sé que si pierdo el control no os contendréis.

Ryota asintió con la cabeza, de nuevo imperturbable.

No te preocupes por eso. Por ahora, céntrate en la misión.

Bastante detrás de ellos, Miki ponía todo su empeño en aletear hacia delante.

No... tiene... gracia... —decía con esfuerzo—. Las hadas no estamos hechas para nadar. ¡Lo nuestro es el aire! ¡No tiene nada que ver con lo que los humanos podáis hacer!

Intenta relajarte un poco, señor Miki —aconsejó Ariel—. Estás demasiado tenso, y el agua debería llevarte, no frenarte.

Es más fácil de decir que de hacer... pero lo intentaré, sí. Ayudadme un poco, vosotras dos, anda...

Ariel supervisó su aprendizaje. Cuando llegó el turno de las preguntas, el ánimo decayó:

Esas algas... no son como nada que hayáis visto antes. Están... Eran... personas. Sirenas, e incluso seres humanos —confesó, apretando con rabia el Tridente. No. Más bien con desesperación—. Úrsula seduce a sus víctimas. Les ofrece cosas, tratos, pero nadie es capaz de cumplirlos. Y a la hora de pagar, se convierten en... en eso. Algas diminutas y arrugadas, y sus... voces...

La Princesa se estremeció.

Los contratos son legales. El vínculo que establecen entre Úrsula y sus víctimas es algo que ni el Tridente puede romper. Pero me niego a dejar que esa bruja las siga coleccionando. Por eso, si veis unas algas negras y sentís como si os siguieran con la mirada, recogedlas, os lo ruego. Attina cuidará de ellas en el palacio.

Se hizo un silencio. Vacilante, e incluso un poco intimidado, fue Miki quien lo rompió:

El Tridente solo quizás no... pero entre eso, mi magia y la de los Caballeros, quizás sí que podamos hacer algo —sugirió.

Agradecida, Ariel sonrió. Luego se volvió hacia Celeste.

Pues veréis... Fue gracias al Tridente, sobre todo. En manos de mi padre, el Rey Tritón, era el arma más poderosa del mundo. Úrsula sabrá respetar su fuerza incluso si lo llevo yo. —Sonrió, en un intento de infundirles ánimos—. No creo que intente nada malo, más allá de intentar confundirnos. Se le da muy bien, eso de decir las cosas... tergiversadas. Me temo que intentará dividirnos, quizás hacernos firmar un contrato también, o jugar con nosotros. Guardaos las espaldas los unos a los otros porque, aunque esté herida, sabemos que cuenta con muchos subordinados.

La Princesa los miró con atención.

Da igual lo que os pida, ¿de acuerdo? Aunque sea lo que más deseéis en el mundo y os parezca que está al alcance de vuestra mano... es un engaño. Hacedme caso.

Ariel parecía muy preocupada por ello, y esperó a que todos hubieran entendido bien esta parte antes de seguir nadando. Contestó a cualquier otra pregunta que pudieran tener, pero, después de eso, se sumió en un tenso silencio, sin alejar en ningún momento el Tridente de su pecho.

El niño... Bien, sí —le respondió Miki a Fátima, un poco pálido tras las palabras de Ariel—. En casa con su otro papá. Recordadme que me saque una foto —se dice así, ¿verdad?— antes de salir de este mundo. Los dos se echarían unas risas con este magnífico aspecto. —La sonrisa le suavizó un poco la expresión—. Y de nada. Cualquier cosa que pueda hacer es poca. Hasta que esto no termine, ninguno de nosotros estará a salvo de verdad, esté en el mundo en el que esté.

Luego, aprovechando que Ariel estaba distraída, Fátima nadó hasta Ryota.

Si es cierto que Xihn ha venido, estará buscando a Ariel. Es muy posible que termine por seguirnos. Si Úrsula no colabora, quizá deberíamos hacer que Ariel regresara pronto a Tierra de Partida… Y si de verdad no colabora, ¿qué haremos?

Ryota meditó la respuesta un momento.

La seguridad de Ariel es prioritaria. De nada servirá rescatar a Aurora si perdemos a otra Princesa en el intento. —Hizo una pausa, y luego le puso la mano en el hombro—. Si Úrsula no colabora y de verdad trama algo, asegúrate de que Ariel llega a Tierra de Partida. ¿Puedo encargarte su protección?

* * *


Tras eso, no tardaron en llegar a la guarida de Úrsula. Ryota echó una mirada al grupito que avanzaba cogido de las manos, pero se mordió la lengua antes de decirles nada. Ariel, que iba en cabeza, se detuvo frente a la entrada.

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Hemos llegado.

Puedo quedarme cerca de la entrada para avisar si pasa algo —sugirió Hiro.

¿No has oído al Maestro y a Ariel diciendo que no nos separemos? —le preguntó Miki, extrañado.

Ryota negó con la cabeza.

Está bien, si es lo que quiere. Pero tendrá que cuidarse solo en caso de que haya problemas.
Y así tendría que ser. Hiro podía quedarse atrás, contemplando las burbujas y algún que otro pez despistado que nadaba por ahí mientras el resto del grupo seguía adelante. No pasó nada más, de modo que podía unirse a ellos cuando quisiera.

La guarida de Úrsula pronto los recibió con una alfombra de las algas que Ariel había descrito. Tenía razón: era fácil reconocerlas. Y no es que sintieran que los miraban, es que lo hacían de forma literal con unos ojos grandes y tristes. Si nadaban cerca de ellas, incluso estirarían sus frágiles extremidades para agarrarse a sus colas y aletas, suplicantes, como pudo comprobar Kairi de primera mano.

Hay demasiadas para rescatarlas a todas —dijo Ryota, poniendo voz al pensamiento de todos.

Ariel guardó silencio. Había bajado la cabeza, y la melena pelirroja ocultaba su rostro.

Esto... es despreciable —farfulló Miki—. ¿Qué clase de magia podría hacer algo así?

¡Despreciable! ¡Ni que obligara a estas pobres almas en desgracia a firmar contratos conmigo, pececito!

De entre las sombras, una mujer inmensa llegó hasta ellos. Superaba con facilidad el tamaño de todos, Celeste incluida, y sus tentáculos negros recorrieron las paredes de la cueva. Las algas, aterrorizadas, se encogieron.

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Ariel estaba lívida, y agarraba el Tridente con tanta fuerza que parecía que fuera a romperlo. Miki, en un estado no mucho mejor, calló de inmediato. Ryota fue el primero en reaccionar:

Úrsula. Hemos venido a...

¡Sí, sí! A lo que vienen todos: negocios. Pero ¿qué clase de anfitriona recibe a unos huéspedes tan esperados en la entrada? —Úrsula rio entre dientes—. Pasad. Como si estuvierais en vuestras casas.

Ryota, que, a juzgar por su expresión, no estaba acostumbrado a que nadie le interrumpiera ni le hablara de esa manera, apretó los dientes y siguió al pulpo. Ariel fue detrás, no sin antes volverse hacia los Caballeros.

Ánimo.

Úrsula los guio hacia una sala circular. Un aroma dulzón surgía del caldero que había en el centro, tan fuerte que enseguida empezó a darles vueltas la cabeza. Ariel se puso en guardia, pero no ocurrió nada más. Podían seguir pensando con claridad, y su fuerza y su magia no se veían afectadas, fuera lo que fuera que hervía ahí dentro.

Disculpad el desorden —dijo la bruja con desinterés—. Estoy preparando una poción... cierto antídoto para las afecciones de cierta amiga que tenemos en común. No sé si me entendéis. ¿Un poco intenso, no creéis? Perfecto para tapar otros... asuntos desagradables.

Entonces, sabes que estamos aquí por Aurora.

La mujer resopló, exasperada.

¡Mi querida niña, me ofendes! Sé todo lo que ocurre en los siete mares mejor que nadie, incluso mejor que tú y tus hermanitas. Quién viene y quién se va, quién se convierte en sirena y quién en humana. Los truquitos que podéis hacer con estas armas vuestras tan especiales. Lo que se esconde en el mar e incluso lo que mora en la superficie.

Ryota entrecerró los ojos, pero si quería decir algo, no lo hizo. Úrsula dibujó una gran sonrisa y se acercó a lo que parecía ser su mirador para maquillarse. Mientras se arreglaba el pelo, dejó caer una perla blanca que se hundió cerca de Dos, entre ella y lo que parecía ser un pasadizo secundario. Sumido como estaba en la oscuridad, no podía ver nada más allá. De él surgía, despacio, como la tinta filtrándose en el agua, un líquido oscuro que se extendía debajo de ellos. Dos, la más cercana, notaría un cosquilleo en la parte inferior de su cuerpo.

Y, de pronto, frío. Como si tuviera nervios. Como si...

El reflejo de Úrsula le guiñó un ojo.

¡Mucho mejor! Ahora podemos hablar de negocios con tranquilidad —exclamó, sin hacer ningún comentario acerca de ese extraño líquido, que ¿corroía las paredes de la cueva? ¿Por qué lo ignoraba de esa manera?— . Tengo lo que necesitáis. ¿Qué podéis ofrecerme a cambio? Soy toda oídos.

Antes de que terminara la frase, la robot lucía lo que parecían ser dedos y pies.

* * *


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Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor EspeYuna » Vie Ene 12, 2018 9:32 am

La sonrisa de Celeste consiguió tranquilizarla un poco, aunque las palabras de Ryota no. Sabía que era un buen Maestro y que si le había dicho que se centrara en la misión, sería para que ella no fuera un peón estratégico inútil en su tablero. Sonaba egoísta en su cabeza, pero en aquel momento, se jugaban muchas cosas y no era justo recriminarle algo así. Sólo esperaba que tanto Fátima como él hicieran lo correcto si ella se enfrentaba a la peor de sus opciones: convertirse en una marioneta.

Observó de pronto al robot que los acompañaba, y se le encogió el alma. Si Fátima ya le había dejado claro que dentro de ella había nacido y crecido un nuevo corazón, ¿por qué seguía dudando de ello?

*****


La impotencia era palpable en todos. Ryota se les adelantó para dejar zanjado el tema de los prisioneros convertidos en algas negras y mugrientas. No era posible rescatarlas a todas. Eran... demasiadas. Escuchó la historia de Úrsula de la boca de Ariel y... aquellos contratos... le resultaban familiares.

Cayó en la cuenta cuando comenzó a sentir una punzada desagradable en la sien y la imagen de un joven Tandy humano y enfermo. Cierto, Nadhia fue víctima de ese tipo de negocios. Y aunque Daian no mostraba demasiada empatía por su original... sí es cierto que fue un acto valiente y bondadoso. Si no hubiera sido por su mente alocada y cabezota, quizás ella seguiría vagando en una inexistencia vacía. Quizás se hubiera convertido en un monstruo. Porque Tandy no habría tenido opción alguna de velar por ella.

Esa experiencia legada quizás podría servirle para saber cómo funcionaba la mente de Úrsula. Sin embargo, al entrar en escena la Bruja de los Mares, sintió que algo era diferente a cuando Nadhia conoció a la hechicera parásita.

No pudo evitar estremecerse con la oscuridad que emanaba el suelo, y en especial aquel líquido negro y putrefacto que corroía cada pequeño rincón de la cueva. ¿Qué pasaría si entraban en contacto con...?

¡Mucho mejor! Ahora podemos hablar de negocios con tranquilidad —exclamó, sin hacer ningún comentario acerca de ese extraño líquido, que ¿corroía las paredes de la cueva? ¿Por qué lo ignoraba de esa manera?— . Tengo lo que necesitáis. ¿Qué podéis ofrecerme a cambio? Soy toda oídos.

Contempló estupefacta, pero en silencio, los pies humanos que estaba desarrollando Dos, la robot. ¿Qué pretendía Úrsula con algo así? ¿Quizás es lo que había mencionado Ariel minutos antes? ¿Disuadirles con deseos personales?

La idea de un corazón surcó su mente, pero lo descartó de inmediato. Tenía que confiar en Fátima.

Lo importante era conseguir el antídoto para la princesa Aurora. Sin embargo, ¿qué podían ofrecerle a cambio? Estaba completamente segura de que lo único que más ansiaba era el Tridente que en aquel momento sostenía Ariel. Cualquier cosa que le ofrecieran sería una pobre minucia a su lado. A no ser que alguno de ellos se sacrificara... cosa que no estaba dispuesta a consentir.

¿Sería apropiado ir tanteando el terreno? Miró a Celeste, preocupada. La idea de poder cumplir cualquier deseo debía ser demasiado tentadora. Pero ambas ya habían hablado sobre ello, y tenía opciones más que de sobra en Tierra de Partida. Caer en la red de una usurpadora no sería un opción muy inteligente por parte de ninguno de ellos. Estaba jugando con ellos, al fin y al cabo.

Nos gustaría saber qué valor consideras equivalente al de esa pócima —sentir la mirada de la bruja le pondría el vello de punta, pero intentó mantener la compostura— ¿Un objeto mágico?
¿Quizás algún... don?


No estaba segura de que su conexión con Nadhia también le hubiera privado de concebir hijos, el precio que tuvo que pagar en su momento por la vida de Tandy. Aún así, estaría dispuesta a ofrecerlo si así podían salvar a Aurora y el resto de los mundos.

Era curioso que prefiriera sacrificar aquello antes que su vista.

O... ¿hay que pagar un precio mayor?

Un alma en esclavitud. Era lo que más temía. Y no pensaba dejar a nadie en aquel sitio, olvidado y convertido en una sucia alga marina. Ni a los aprendices que acababa de conocer, ni a sus dos maestros ni a Miki... y no. A Celeste no. Por encima de su cadáver.

Esperó la respuesta de Úrsula, vigilando la oscuridad que caía de todos los rincones.

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Siento que lo he escrito un poco con prisas, pero voy a tener un finde complicado con familia en casa más turnos de noches. ¡Espero que al menos esté bien redactado e interpretado! :3
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Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor RedXIII » Sab Ene 13, 2018 11:44 pm

Vaya, ya pensaba que tendría que pasar el mal trago de preguntarle al señor Hiro cual era la misión. No es por ofenderle, señor Hiro, pero según una gran cantidad de miembros de la Orden, tiende a ser el menos profesional del grupo y no escuchar lo que se dice. — Lo peor de todo aquello es que era cierto, aquello se clavó como mil espinas sobre la espalda del mestizo.

Veo que... sigues sin cortarte... — El rostro de Hiro ante aquella afirmación mostró una exagerada mueca de pesar.

¿Es alguna clase de ritual que realizáis los orgánicos? Me cuesta entender la función de ir en línea de esa manera. Aunque quizá el objetivo sea no separarse, si estamos agarrados los unos a los otros, la separación será imposible ¡Bien pensado, Maestra Fátima!

¡Venga usted aquí también, señor Hiro! Y que la señorita Kairi se nos una de la misma forma, no sea que una orca se la lleve — Fue agarrado de la mano por su compañera, parecía tener la intención de mantener así a todos unidos.

¡¿Que demonios?! — Aquella situación era algo violenta para Hiro, aunque en cierto modo fue la muestra de aprecio más grande que había recibido por alguien de Tierra de Partida desde su llegada, por un momento sintió que todo podía volver a ser como antes...

***


No... tiene... gracia... Las hadas no estamos hechas para nadar. ¡Lo nuestro es el aire! ¡No tiene nada que ver con lo que los humanos podáis hacer!

Intenta relajarte un poco, señor Miki. Estás demasiado tenso, y el agua debería llevarte, no frenarte.— Posiblemente uno de los motivos por los cuales se le daba tan bien nadar fuera la forma en la que se dejaba llevar por el agua, casi como si le guiara.

Es más fácil de decir que de hacer... pero lo intentaré, sí. Ayudadme un poco, vosotras dos, anda...

Hiro dejó caer pequeñas carcajadas intencionadas al ver aquello, sin duda le recordaba a la torpeza que tenían algunos Moguris al nadar.

Esas algas... no son como nada que hayáis visto antes. Están... Eran... personas. Sirenas, e incluso seres humanos. Úrsula seduce a sus víctimas. Les ofrece cosas, tratos, pero nadie es capaz de cumplirlos. Y a la hora de pagar, se convierten en... en eso. Algas diminutas y arrugadas, y sus... voces...

Los contratos son legales. El vínculo que establecen entre Úrsula y sus víctimas es algo que ni el Tridente puede romper. Pero me niego a dejar que esa bruja las siga coleccionando. Por eso, si veis unas algas negras y sentís como si os siguieran con la mirada, recogedlas, os lo ruego. Attina cuidará de ellas en el palacio.

El poder de aquel ser desconocido parecía temible, pero no le preocupaba mucho, si no hacía ningún trato con la bruja no le podía convertir en alga... ¿Verdad?

El Tridente solo quizás no... pero entre eso, mi magia y la de los Caballeros, quizás sí que podamos hacer algo.

La sirena explicó los peligros que les podían aguardar al encararse con la bruja, el poder de la palabra parecía poderoso en ella pero ¿Qué podía hacer contra alguien que no sabe ni lo que quiere?

***


Hemos llegado.

La sugerencia del pelirrojo por quedarse vigilando afloró entre los presentes.

¿No has oído al Maestro y a Ariel diciendo que no nos separemos?

Bueno, ya lo dijo antes Dos, yo no escucho — Se encogió de hombros y levantó los brazos.

Está bien, si es lo que quiere. Pero tendrá que cuidarse solo en caso de que haya problemas.

Todos entraron mientras Hiro les despedía con la mano. Se quedó unos minutos solo, mirando y comprobando los alrededores, estudiando meticulosamente la entrada y si había algo raro en ella.

Su estudio quedó detenido al ver un pececito perdido por aquel lugar, era gracioso y nadaba con cuidado, casi temeroso de cualquier peligro que se le pueda presentar.

Habiendo comprobado la entrada decidió dirigirse hacia donde estaban los demás, manteniendo la distancia para que nadie le viera, sobretodo la susodicha bruja. Se mantuvo escondido en la lejanía, espiando lo que hacían y decían, hasta el momento en que pasaron a otra sala.

Nadó hacia ellos pero fue ligeramente detenido por unos extraños tirones procedentes del suelo. Un montón de algas con ojos y lo que parecían manos extendían sus brazos hacia el mestizo, quien horrorizado se acercó a ellos para verlos mejor. Era, sin duda, un panorama entristecedor, tantas personas allí retenidas en contra de su voluntad, engañadas y castigadas de aquella forma tan cruel ¿Quien era capaz de disfrutar con aquel tormento? Acarició algunas de las algas presentes, intentando darles algo de apoyo moral.

Tranquilos, cuando podamos os sacaremos de aquí, lo prometo — Les susurró, a continuación las abandonó para volver con los demás, aunque no podía dejar de sentir un nudo en la garganta que se hacía más y más fuerte cuanto más se alejaba.

Llegó a la entrada de la sala y asomó un poco la cabeza para observar qué hacían, un liquido negro había empezado a apoderarse de las paredes y al parecer estaba haciendo ciertos... cambios en Dos, quien parecía haber desarrollado extremidades humanas.

¿Que co...nchas? — Preparó en su mano una bola lila y observó pacientemente hasta donde llegaría aquello, no podía negarles el intentar conseguir lo que buscan, pero no por ello arriesgaría sus vidas. Estaba preparado para usar la bomba de humo si en algún momento era necesaria, pero no tenía intención hacerlo a la ligera, ya que usarla sin motivo podía fastidiarlo todo.

Espero que esa cosa no me convierta en un chucho — Susurró, ignorando si había más de aquel líquido fuera de la sala.

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El uso de bomba de humo queda condicionado a caso muy extremo.

▪ Bomba de humo (HC) [Nivel 6] Lanza una bomba de espeso humo que permite la posibilidad de esconderse en ella o huir del enemigo, dura un turno, el radio del humo aumenta si está en campo abierto.
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Awards chupis:

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No hagas click aquí, despertarás a la conejita.

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Oh, no, hiciste, click, has despertado a la conejita.

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Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor Denna » Dom Ene 14, 2018 9:04 pm

Da igual lo que os pida, ¿de acuerdo? Aunque sea lo que más deseéis en el mundo y os parezca que está al alcance de vuestra mano... es un engaño. Hacedme caso.

Eso había dicho Ariel y, desde entonces, no había parado de darle vueltas a sus palabras. Si de verdad era capaz de hacer eso... Con razón había sobrevivido hasta ahora, y en libertad. Miré a mi alrededor, un poco cohibida, preguntándome cómo podría intentar engañarnos Úrsula. ¿Qué era lo que más desearía cada uno? Aparte del antídoto para el veneno, claro...

¿Fátima? Dudaba que a ella pudiera tentarla con nada. A menos que tuviera una forma infalible de proteger a sus hijos. Lo mismo podía aplicarse a Miki y a Ariel, pensé, pero algo así era imposible. ¿No? La magia siempre tenía sus límites. Incluso la de los djinn de Agrabah. Eso lo recordaba bien —y aquella era una situación muy parecida, en realidad—, y Úrsula no podía ser más poderosa que ellos.

Ryota... quería pensar que no podría ofrecerle nada, tampoco. No después de tanto tiempo. Tantas pérdidas. Y no tenía ni la menor idea acerca de Dos, Hiro o Kairi. Pero ¿y Daian?

Nos adentramos en la cueva, cuyo interior estaba sumido en las tinieblas. La única fuente de luz era un resplandor violeta, lejos de nosotros, lo bastante brillante como para iluminar el suelo.

Oh, Dios...

Hay demasiadas para rescatarlas a todas.

Cuando Ariel nos había hablado de las algas, no me había preparado para algo tan espantoso. En realidad, no me había preparado para nada. Muda de horror, oí a Miki protestar, pero no pude prestarle atención. No sé ni cómo pude conservar el equilibrio, incapaz de apartar la mirada de aquellas pobres criaturas.

Aquel era un hechizo digno de Andrei.

¡Despreciable! ¡Ni que obligara a estas pobres almas en desgracia a firmar contratos conmigo, pececito!

Estaba aferrada a la pared, muy débil de repente, pero tuve que sacar fuerzas para alejarme con tal de que no me alcanzara un tentáculo.

«Así que esa es Úrsula...»

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Sí. Tenía un aire a Maléfica. Era la misma sensación de peligro y de poder. Y de confianza. Intenté buscar cualquier señal de nerviosismo, de desconfianza, aunque fuera, por estar en desventaja, y un frío miedo me recorrió cuando no la encontré.

Úrsula. Hemos venido a...

¡Sí, sí! A lo que vienen todos: negocios. Pero ¿qué clase de anfitriona recibe a unos huéspedes tan esperados en la entrada? Pasad. Como si estuvierais en vuestras casas.

Respiré hondo —algo muy extraño desde que me habían salido branquias— y acepé las palabras de ánimo de Ariel. Iba a necesitarlas. Miré, otra vez de reojo, a Daian para que pasara delante de mí, y se me encogió el corazón.

No sabía casi acerca de sus planes y deseos. Quería convertirse en Maestra, sí, pero... ¿Eso era todo? Imposible.

De mí sí que habíamos hablado más. Bastante más. Ahora que lo pensaba, había muy poco que no supiera sobre mí. Incluso le había confesado lo ocurrido con Andrei y La Cité.

Intenté no darle mucha importancia. Daian no era habladora por naturaleza, y por nada del mundo quería presionarla para equilibrar una balanza imaginaria. No me debía nada. Aunque mentiría si dijera que no me dolía un poco. Y más ahora, sin tener ni la menor idea de cómo intentaría atacarnos Úrsula.

¿Y yo? ¿Había algo con lo que la bruja pudiera tentarme?

Me sorprendió comprobar que no lo sabía. Nada. Fue un pensamiento que me aterrorizó.

Disculpad el desorden —dijo Úrsula, atrayendo mi atención, cuando llegamos a una amplia sala circular. Un caldero hervía en el centro. Era la cámara de una bruja—. Estoy preparando una poción... cierto antídoto para las afecciones de cierta amiga que tenemos en común. No sé si me entendéis. ¿Un poco intenso, no creéis? Perfecto para tapar otros... asuntos desagradables.

¿Amiga en común? ¿Cuándo había conocido Úrsula a Aurora?

Entonces, sabes que estamos aquí por Aurora.

¡Mi querida niña, me ofendes! Sé todo lo que ocurre en los siete mares mejor que nadie, incluso mejor que tú y tus hermanitas. Quién viene y quién se va, quién se convierte en sirena y quién en humana. Los truquitos que podéis hacer con estas armas vuestras tan especiales. Lo que se esconde en el mar e incluso lo que mora en la superficie.

¿Y qué es lo que se esconde en el mar? —pregunté, recelosa.

¿Xihn? Esa sonrisa podía significar cualquier cosa. ¿Intentaba alimentar nuestras paranoias o...?

No iba a dejar que jugara conmigo. Frialdad. Eso. Mantener la cabeza fría y pensar con objetividad, como haría Nanashi. Aunque era difícil con ese olor asqueroso impregnándolo todo.

Decidí mantenerme callada y dejar a Ryota, Fátima, Ariel y Miki negociar con la bruja. Yo no me atrevía a meterme, no fuera a decir más de la cuenta. Me limitaría a vigilar a Úrsula y a su caldero mágico, lista para invocar el escudo en caso de que intentara atacarnos de forma directa. Dudaba que fuera a hacerlo, pero por si acaso...

Lo que no pude evitar fue notar ese líquido negro que nos acechaba, ondeando bajo nuestros pies. No llegué a ver qué hacía, pero decidí avisar a Ariel —si la tenía cerca— por si no se había dado cuenta. Ella era la Princesa del mundo; sabría de qué se trataba... y si era peligroso. Y con el Tridente, podría sacarnos de aquella.

¿Verdad?
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Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor Kairi » Lun Ene 15, 2018 1:16 am

¡Venga usted aquí también, señor Hiro! Y que la señorita Kairi se nos una de la misma forma, no sea que una orca se la lleve

¿Qué? Ah...—Por alguna razón, Dos insistía en que fueran todos cogidos de la mano como si algo malo fuera a pasar por no hacerlo. Así, Kairi le cogió la mano a Hiro —¡Qué divertido!—Aquella situación la hizo sonreír por primera vez en mucho tiempo.


* * *



Esas algas... no son como nada que hayáis visto antes. Están... Eran... personas. Sirenas, e incluso seres humanos. Úrsula seduce a sus víctimas. Les ofrece cosas, tratos, pero nadie es capaz de cumplirlos. Y a la hora de pagar, se convierten en... en eso. Algas diminutas y arrugadas, y sus... voces...

Los contratos son legales. El vínculo que establecen entre Úrsula y sus víctimas es algo que ni el Tridente puede romper. Pero me niego a dejar que esa bruja las siga coleccionando. Por eso, si veis unas algas negras y sentís como si os siguieran con la mirada, recogedlas, os lo ruego. Attina cuidará de ellas en el palacio.

Típico de un ser malvado: ofrecer un trato imposible de cumplir para ganar siempre. ¿Qué clases de contratos eran esos? Tampoco le veía sentido al hecho de coleccionar algas que antes fueron personas, sólo podía imaginarse algún fetiche macabro. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Kairi.


* * *



Hemos llegado.

Estaban delante de la guarida de Úrsula. Definitivamente no era el lugar más agradable del mundo, no le hacía ninguna gracia entrar en el interior de un esqueleto de un pez gigante. Nada más entrar vio que el suelo estaba cubierto de algas. Algunas se agarraban a la cola de Kairi y la miraban suplicando salvación. Eran las algas que había descrito Ariel.

Hay demasiadas para rescatarlas a todas—dijo Ryota.

Sí, pero mejor alguna que ninguna—Kairi cogió rápidamente una de las algas que la había agarrado y se la escondió en la espalda, confiando en que su pelo la tapara. Le sabía mal por las demás, pero sólo podía llevar una.

Esto... es despreciable. ¿Qué clase de magia podría hacer algo así?

¡Despreciable! ¡Ni que obligara a estas pobres almas en desgracia a firmar contratos conmigo, pececito!

Una mujer con extremidades de pulpo gigante se les apareció. Su aspecto era temible, tanto la parte humana como la de pez.

Úrsula. Hemos venido a...

¡Sí, sí! A lo que vienen todos: negocios. Pero ¿qué clase de anfitriona recibe a unos huéspedes tan esperados en la entrada? Pasad. Como si estuvierais en vuestras casas.

Kairi no se fiaba un pelo de Úrsula, parecía demasiado amable. Avanzó junto con los demás hacia una sala con un caldero del que desprendía un olor muy fuerte que hizo que se mareara. Tuvo que taparse la nariz y la boca con una mano para evitar respirarlo.

Disculpad el desorden. Estoy preparando una poción... cierto antídoto para las afecciones de cierta amiga que tenemos en común. No sé si me entendéis. ¿Un poco intenso, no creéis? Perfecto para tapar otros... asuntos desagradables.

Entonces, sabes que estamos aquí por Aurora.

¡Mi querida niña, me ofendes! Sé todo lo que ocurre en los siete mares mejor que nadie, incluso mejor que tú y tus hermanitas. Quién viene y quién se va, quién se convierte en sirena y quién en humana. Los truquitos que podéis hacer con estas armas vuestras tan especiales. Lo que se esconde en el mar e incluso lo que mora en la superficie.

Kairi se puso nerviosa. Un líquido negro estaba envolviendo poco a poco la cueva, pero Úrsula parecía ignorarlo mientras se maquillaba. Aquello no tenía buena pinta y dudaba que el Tridente de Ariel los protegiera de eso. Debía salir de allí cuanto antes.

¡Mucho mejor! Ahora podemos hablar de negocios con tranquilidad. Tengo lo que necesitáis. ¿Qué podéis ofrecerme a cambio? Soy toda oídos.

Por mucho poder que tuviera Úrsula, no sería capaz de hacer que Islas del Destino, el mundo de Kairi, volviera a existir. Y en el caso de que pudiera, se suponía que no conocía la existencia de otros mundos. ¿O sí? De cualquier forma, prefirió no decir nada y dejar que Ryota y Ariel hablaran. Como la sirena pelirroja había dicho, no debía aceptar ningún trato de la bruja.
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El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.


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Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor Suzume Mizuno » Lun Ene 15, 2018 6:26 am

¿Es alguna clase de ritual que realizáis los orgánicos? Me cuesta entender la función de ir en línea de esa manera —Dos, que tenía una apariencia mecánica y tan llamativa como de costumbre, se rascó la cabeza—. Aunque quizá el objetivo sea no separarse, si estamos agarrados los unos a los otros, la separación será imposible ¡Bien pensado, Maestra Fátima!

Ella puso los ojos en blanco y rio para sus adentros, pero decidió no sacarla de su error.

Poco después,. Ariel respondió a su pregunta sobre las algas.

Los contratos son legales. El vínculo que establecen entre Úrsula y sus víctimas es algo que ni el Tridente puede romper. Pero me niego a dejar que esa bruja las siga coleccionando. Por eso, si veis unas algas negras y sentís como si os siguieran con la mirada, recogedlas, os lo ruego. Attina cuidará de ellas en el palacio.

Fátima se quedó mirando a Ariel sin decir palabra y con la impresión de que la sangre se le había helado en las venas. Le entraron ganas de vomitar.

El Tridente solo quizás no... pero entre eso, mi magia y la de los Caballeros, quizás sí que podamos hacer algo —dijo Miki.

Ariel sonrió, pero no dijo nada. Fátima tampoco. Si el Tridente no había sido capaz… Si había unas reglas…

«¿Quizás sacándolos de Atlántica?»

Entre tanto, Ariel respondió a la pregunta de Celeste sobre cómo vencieron a Úrsula. Relató que fue gracias al Tridente y luego insistió en que tuvieran mucho cuidado con ella.

Da igual lo que os pida, ¿de acuerdo? Aunque sea lo que más deseéis en el mundo y os parezca que está al alcance de vuestra mano... es un engaño. Hacedme caso.

La princesa parecía muy, muy preocupada. Fátima asintió con la cabeza para tranquilizarla, mientras su mirada se desplazaba de forma inconsciente hacia Daian. Sabía qué se le pasaría por la cabeza. Así que estaría atenta.

El niño... Bien, sí —le dijo Miki cuando Fátima se interesó por su hijo, en un intento de cambiar de tema—. En casa con su otro papá. Recordadme que me saque una foto —se dice así, ¿verdad?— antes de salir de este mundo. Los dos se echarían unas risas con este magnífico aspecto. —Sonrió—. Y de nada. Cualquier cosa que pueda hacer es poca. Hasta que esto no termine, ninguno de nosotros estará a salvo de verdad, esté en el mundo en el que esté.

Por desgracia, esa es la verdad. Pero seguro que una foto de sireno alegrará un poco la noche a tu familia.

Fátima se preguntó si Malik también querría una foto o si ni se le pasaría por la cabeza… Ella al menos tenía curiosidad por saber cuál sería su aspecto si viniera a Atlántica. Y la de sus hijos. Intentó no dejarse llevar por la imagen, no era el momento de distraerse con monoserías, y fue a hablar con Ryota.

Ryota se lo pensó antes de responder:

La seguridad de Ariel es prioritaria. De nada servirá rescatar a Aurora si perdemos a otra Princesa en el intento..—Le puso una mano en el hombro. Se le hizo extraño, piel contra piel, pero en cierto modo resultó algo reconfortante—. Si Úrsula no colabora y de verdad trama algo, asegúrate de que Ariel llega a Tierra de Partida. ¿Puedo encargarte su protección?

Desde luego. Me encargaré de ello.

No podían permitirse perder a otra Princesa cuando la supervivencia de Aurora pendía de un hilo.

****


La cueva de Úrsula era… era un monstruo. Era como entrar a la casa de una bruja de cuento. Solo que bajo el mar.

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Hemos llegado.

Puedo quedarme cerca de la entrada para avisar si pasa algo —sugirió Hiro.

¿No has oído al Maestro y a Ariel diciendo que no nos separemos? —replicó Miki antes de que Fátima pudiera decir nada.

Está bien, si es lo que quiere. Pero tendrá que cuidarse solo en caso de que haya problemas.

De modo que entraron sin mirar atrás y comprobaron que no tendrían que buscar mucho para dar con las algas de las que había hablado Ariel. Eran… eran… innumerables. Y tenían ojos. Y bocas. Pero eran incapaces de hablar. Aun así, se estiraron, mirándolos con expresiones desgraciadas, en un intento de tocarlos. Fátima retrocedió y se encogió un poco sin poder evitarlo, con un escalofrío de rechazo y horror.

Hay demasiadas para rescatarlas a todas —dijo Ryota.

Esto... es despreciable —farfulló Miki—. ¿Qué clase de magia podría hacer algo así?

¡Despreciable! ¡Ni que obligara a estas pobres almas en desgracia a firmar contratos conmigo, pececito!

Fátima estuvo a punto de invocar la Llave Espada, pero se contuvo en el último instante. Avanzando desde el interior de la garganta de la caverna avanzaba una criatura inmensa. Se le puso la piel de gallina al ver que toda la parte inferio era la de un enorme calamar negro. Por encima era una mujer oronda, pero elegante y con cabello blanco, y una expresión...

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A Fátima no se le pasó por alto cómo Ariel se ponía lívida y notó la mano de Miki tensa contra la suya. Sin embargo, ninguno de los dos dijo nada. Fátima también se mordió la lengua, evaluando a la mujer. Se preguntó si con ese tamaño sería una rival fuerte en cuerpo a cuerpo. Probablemente sí. Fátima no estaba acostumbrada a luchar bajo el agua, y menos contra tantos brazos extra.

Úrsula. Hemos venido a...

¡Sí, sí! A lo que vienen todos: negocios. Pero ¿qué clase de anfitriona recibe a unos huéspedes tan esperados en la entrada? —Úrsula rio con voz profunda y ronca—. Pasad. Como si estuvierais en vuestras casas.

A Ryota no le hizo nada de gracia que lo interrumpieran, pero prefirió seguirla sin comentar nada. Ariel se volvió hacia ellos y murmuró:

Ánimo.

Fátima se preguntó si habría sufrido alguna herida contra Úrsula, por cómo reaccionaba ante su presencia. O algo… relacionado con las algas… Meneó la cabeza. No era el momento.

Llegaron a una sala circular envuelta en un olor dulzón que procedía de un enorme caldero. Fátima sintió un vago mareo y soltó con cuidado la mano de Miki, por si acaso necesitaba defenderse. Con todo, no sucedió nada. Aun así, decidió intentar no acercarse demasiado al caldero.

Disculpad el desorden . Estoy preparando una poción... cierto antídoto para las afecciones de cierta amiga que tenemos en común. No sé si me entendéis. ¿Un poco intenso, no creéis? Perfecto para tapar otros... asuntos desagradables.

El corazón le dio un vuelco.

«¿Cómo lo sabe?»

Entonces, sabes que estamos aquí por Aurora.

¡Mi querida niña, me ofendes! Sé todo lo que ocurre en los siete mares mejor que nadie, incluso mejor que tú y tus hermanitas. Quién viene y quién se va, quién se convierte en sirena y quién en humana. Los truquitos que podéis hacer con estas armas vuestras tan especiales. Lo que se esconde en el mar e incluso lo que mora en la superficie.

«Pero Aurora no proviene de este mundo… ¿Acaso ya ha hablado con Xihn?»

Miró a Ryota, que tenía los ojos entrecerrados. Úrsula sonreía y se acercó a lo que Fátima identificó con un tocador para apañarse el pelo y juguetear con unas perlas. Fátima vio que Dos estaba cerca de la misma y, de pronto, notó algo extraño. Una especie de líquido que se extendía por las paredes de la cueva.

Úrsula procedió como si fuera algo normal. Quizá lo fuera, igual que lo que estaba preparando en el caldero, pero Fátima se mantuvo en guardia igualmente.

¡Mucho mejor! Ahora podemos hablar de negocios con tranquilidad . Tengo lo que necesitáis. ¿Qué podéis ofrecerme a cambio? Soy toda oídos.

Nos gustaría saber qué valor consideras equivalente al de esa pócima —dijo Daian. Fátima oyó algo tras ella y se volvió con brusquedad. Era Hiro, que había decidido unirse a ellos. Con el corazón acelerado, volvió a prestar atención a lo que Daian estaba diciendo—. ¿Un objeto mágico? ¿Quizás algún... don?O... ¿hay que pagar un precio mayor?

No.—Fátima se adelantó y puso una mano en el hombro de Daian, tirando de ella hacia atrás—. No tenemos tiempo para regateos ni para juegos, Úrsula. Sabías que íbamos a necesitar esa poción. No te preguntaré por qué, pero sin duda tendrás un precio preparado de antemano. Dilo ahora o… o… ¿Dos?—Fátima, perpleja, vio que a su aprendiza le estaba sucediendo algo. Algo que concretamente le estaba trasformando la parte inferior en… ¿pies humanos? Tras quedarse un instante en blanco, Fátima se precipitó sobre ella y tironeó para alejarla del extraño líquido sin pensarlo demasiado. Pero ¿era el líquido o el olor? ¡Luz, si seguía transformándose, estaban bajo el agua!—. ¡Qué es esto! —espetó, mirando a Úrsula—. ¡Qué es lo que pretendes, detenlo ahora mismo!

Si Úrsula no hacía nada por detener la transformación de Dos, Fátima intentaría encerrar el extraño líquido en una Prisión de agua y luego llevaría rápidamente a Dos con Miki, para que viera qué podía hacerse, mientras los demás se encargaban de Úrsula.


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▪ Prisión de agua (HM) [Nivel 20] [Requiere Poder Mágico 40 y afinidad Agua]: el usuario invoca una burbuja de agua en la que encierra a un adversario; sólo se puede escapar de ella usando magia de igual o superior nivel. Dura dos turnos.
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Ronda 3

Notapor Suzume Mizuno » Lun Ene 22, 2018 5:22 pm

Por suerte para el alga, Ariel detuvo a Kairi antes de que pudiera arrancarla. La princesa la miró con lástima pero meneó la cabeza. Sin duda, la mataría en caso de arrancarla del suelo.

Poco después, la bruja apenas arqueaba las cejas ante las acusaciones de Fátima.

¡Vaya!—Úrsula estudió el rápido cambio que estaba sufriendo Dos con ligero interés. Se acercó a su pócima y volcó el contenido de unos pocos jarrones, que atrajo con sus tentáculos, provocando un desagradable borboteo—. No tengo nada que ver con lo que está pasando, pececito, pero quizá te interesaría sacar a tu amiga cuanto antes de aquí. No creo que se le dé muy bien respirar bajo el agua si se convierte en humana.

Miki ya estaba adelantándose como podía (y no era el movimiento más elegante del mundo) cuando Ryota levantó un brazo y negó con la cabeza en silencio. Se llevó un dedo a los labios, indicándoles que no hicieran ruido, y miró fijamente a Úrsula. La bruja del mar le dedicó una sonrisa siniestra pero que venía acompañada de una mirada de comprensión. Muy despacio, apuntó con la barbilla hacia el punto del que emergía la extraña masa oscura y luego señaló la poción.

Si no tenéis intención de negociar, creo que la princesa podría dejar de apuntarme con ese Tridente de una vez. No he hecho nada ilegal, ¿no es cierto? Solo soy una vieja marchita que quiere estar tranquila…

Ariel, aferrando el Tridente, intercambió una mirada con Ryota, que asintió con la cabeza. Fátima también avanzó al lado de la princesa y, bajo las indicaciones del Maestro de Maestros, lanzó su hechizo congelante.

Apenas sí había empezado a hacer efecto cuando hubo un violento movimiento al otro lado y la cueva rugió a la vez que la esencia se precipitaba con furia hacia ellos. Ariel soltó un grito de alarma, apuntó con el Tridente y disparó un rayo tan poderoso que el mundo se tornó negro y dorado.

Entonces todo estalló.

Atlántica


Daian, Celeste y Kairi se espabilaron al cabo de una eternidad. Miki, entre gruñidos, aleteaba como podía sobre ellas y apuntaba con una varita a diestro y siniestro, levantando una especie de barrera bajo el coral en la que las había refugiado.

Frente a ellas, no muy lejos, se encontraron con un espectáculo dantesco; enormes torbellinos se elevaban hacia lo alto y conectaban con el fondo del mar. Pero se estaba levantando una tormenta de polvo y era muy difícil ver nada excepto rocas, riscos y los torbellinos sobre sus cabezas.

Además, se encontraron con que tenían otros problemas de los que ocuparse.

Como sus cuerpos.

Kairi fue la primera en darse cuenta porque los cambios eran muy evidentes, incluso si seguía siendo sirena. Bueno… ahora, un tritón. La tira que le unía las conchas del pecho se había roto, ahora que le había crecido la espalda, pero bueno, se podía sustituir con facilidad.

Lo de Daian y Celeste, en cambio, quizás las trajera por el camino de la amargura. Aparentemente nada había sido alterado. Nada… excepto sus perspectivas. Porque Daian de pronto notaba que era muy grande y con un pelo abundante y, por el contrario, Celeste se encontró con que era más delgada, pequeña. Y se estaban mirando la una a la otra en el cuerpo de la contraria.

¡Por fin despertáis! Creía que no lo haríais nunca. No es el momento para volverse locos, ¿de acuerdo? Hasta donde he podido ver a Kairi… ¿A vosotras también? Bueno, calma, calma. Creo que es el efecto del Caos. ¿Visteis la figura que salió de la cueva de Úrsula? ¿Creéis que podría haber sido la persona a la que estabais buscando?

Ninguna recordaba mucho excepto la explosión, por lo que estaban bastante perdidas. Por otra parte, pudieron comprobar que ni Ryota ni Ariel estaban cerca, por no hablar de Fátima, Dos o Hiro. Miki apretó los labios.

La princesa y Ryota fueron detrás de la figura que se escondía. Sobre los otros, no tengo ni idea de qué sucedió. Os saqué con un hechizo de teletransporte y traté de coger a los demás pero no llegué a tiempo. Mirad, no queda nada de la guarida.

Las invitó a asomarse al borde del risco en el que se encontraban y vieron lo que antes era el extraño cadáver en el que vivía Úrsula y que ahora era una suerte de… ¿agujero? Uno que se estaba tragando muchísima agua. De no ser por la barrera de Miki, la corriente las estaría arrastrando hacia el mismo.

Creo que la bruja estaba… intentando avisarnos. Creo que no hablaba de Aurora, sino de…

Miki se puso blanco y miró hacia la derecha, hacia donde más o menos estaba el palacio de Atlántica, aunque desde ahí no podían verlo. Si las otras se fijaban, notarían que una extraña luz parecía provenir de algún sitio. Y, poco a poco, se iban formando más torbellinos.

Entonces se sucedió una explosión y, no muy lejos, vieron a un ser humanoide, azul y muy, muy grande que se debatía contra una forma oscura. Una con muchos tentáculos. El hombre tenía las de ganar e invocaba corrientes para empujar a Úrsula contra uno de los acantilados, rugiendo de rabia, aunque no entendían sus palabras.

Miki miró a las chicas, titubeante.

Esa mujer es la única que podría ayudarnos con la poción pero…

¿Sería buena idea acercarse a ese desconocido? ¿Y qué pasaba con sus compañeras? O, peor aún, ¿con Ariel y Ryota que, en teoría, habían ido tras Xihn? Además, estaban los torbellinos. Tenían que moverse cuanto antes.

¿Qué debían hacer?


*



La conciencia regresó a Fátima, Hiro y Dos poco a poco. Recordarían estar bajo el agua, aquel extraño elemento oscuro devorando las extremidades de Dos. Úrsula, Ariel y el Tridente...

El aire llenó sus pulmones de nuevo. Debajo de ellos, unas largas escaleras de mármol se estremecieron.

¿Aire? ¿Escaleras? ¿Dónde estaban?

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El hogar de los Dioses quedaba a sus espaldas, cubierto de una luz dorada tan brillante que resultaba casi cegador. ¿Cómo habían llegado a Coliseo del Olimpo? El Tridente, el Caos... ambos habían causado esa explosión al chocar. Tan grande... como para mandarles a otro mundo.

Y no sólo eso. Enseguida se darían cuenta de todas las consecuencias de la magia de Úrsula, la del Tridente y la de Xihn.

Dos era una orgánica. Completamente, ya no se trataba sólo de tener dedos en los pies. Era una chica, con un corazón humano, una voz humana... no quedaba nada de su cuerpo robótico, aunque —por suerte par ella— sí que conservaba todos sus recuerdos y sus habilidades. Eso sí, ahora, para emplearlas, necesitaba algo más que accionar un comando.

Fátima también había cambiado, tanto como Dos. Además de recuperar su aspecto humano, ahora había rejuvenecido. Mucho. Su aspecto y su personalidad habían retrocedido en el tiempo, pero todavía conservaba su poder y, sí, los recuerdos de toda su vida. Pero ¿cómo se suponía que tenían que actuar ahora los tres, si la única Maestra tenía ocho años?

Los tres: dos niñas humanas... y Hiro, un gato. Un gato muy grande, lo bastante como para atacar y defenderse a sí mismo o a sus compañeras, pero un gato, al fin y al cabo. Cuadrúpedo, con bigotes y algún que otro maullido intercalado.

Y luego estaba el mundo de los humanos.

Desde ahí arriba estaban en una buena posición para ver lo que ocurría en la ciudad. Era como si Tebas fuese una isla y las olas intentaran devorarla. En aquel momento no parecía haber peligro, pero una tromba de agua había inundado las casas más bajas. Seguramente, Hércules ya habría llegado a rescatar a quienes lo necesitaran...

Tengo la sensación de que os estábamos esperando.

Reconocerían a esa mujer inmensa como Atenea, acompañada por su búho y rodeada de un halo azulado. La diosa sonrió, pero interrumpió sus preguntas antes incluso de que pudieran pronunciarlas. Se acercó a ellos, se agachó y palmó las cabezas de los tres con gran suavidad. Luego hubo un pequeño resplandor y las dos niñas se encontraron vestidas con una túnica griega de su tamaño (a Fátima le quedaba su ropa corriente pero...un poco grande).

Enseguida resolveremos vuestras dudas. O eso espero, porque lo que está pasando aquí... no tiene precedentes. —Se levantó, y el búho ululó con amargura—. Seguidme. No tengáis miedo, mortales, el Olimpo y sus dioses os dan la bienvenida.

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Tras las puertas doradas del Olimpo, doce grandes tronos les recibieron. A excepción de uno, todos estaban ocupados por sus dioses, que discutían entre ellos a gritos. El único que parecía mantenerse al margen era Hades, aburrido, que jugueteaba con su pelo de fuego. Por ello, fue el primero en darse cuenta de su entrada.

¡Ja! Ahora sí que la habéis hecho buena, ¿eh? —inquirió, alzando la voz por encima de las demás. Podría decirse que intentaba contener la risa ante sus aspectos, pero para ello habría tenido que hacer un mínimo esfuerzo.

Ahórrate los comentarios inútiles, Hades. Estamos en un consejo de guerra.

Pues acabas de entregarnos en bandeja a los culpables...

Hera chasqueó la lengua.

¡Son niños, Hades, y humanos! —Hera echó un vistazo a Hiro y luego recapacitó—. O... mortales, al menos. Atenea, ¿para qué los has traído? El Olimpo no es sitio para... Oh, no, Zeus, abre la boca y te juro que te arrepentirás.

Con permiso —habló Atenea, antes de que Zeus pudiera contestar—, deberíamos dejarle explicarse. La Orden es aliada nuestra desde hace muchos años, y es nuestra responsabilidad como dioses de este mundo ayudarles. —De nuevo, volvió a dirigirse a ellos, pero esta vez no hincó la rodilla—. Decidnos, pequeños Caballeros. Vuestro Maestro ya nos advirtió del plan de rescatar a las Princesas del Corazón. Asumo que todavía no... no habéis terminado.

¡Claro que no han terminado, si todavía les queda esa pobre bella durmiente! —exclamó Afrodita con un suspiro. Desde que habían entrado, había estado mirándolos con gran atención a los tres—. ¿Sabéis cómo solucionaría yo eso? Con un beso de amor verdadero. Nunca falla. Pero la magia de esa hada horrorosa está fuera de mis competencias y no me metería. Oye, Hera, ¿no tienes tú cierto jardín con unas manzanas que les ayudarían...?

Esto es absurdo —interrumpió Zeus—. Su misión es importante, sí, pero ¿qué hay de Poseidón? ¿Eh? ¿Cómo explicáis que haya desaparecido de nuestro propio mundo cuando vosotros habéis llegado? Comprenderéis que no podemos defender nuestro hogar si nos falta el dios del mar, ¿verdad?

Diez dioses estallaron en otra discusión, y Hades volvió a acomodarse en su trono, dispuesto a ignorarles. No dedicó una segunda mirada al pequeño trío de Caballeros.

Que, sin duda, habían recibido mucha información de golpe. Pistas. Quizás, aquel cambio de mundo podía convertirse en un golpe de suerte. Afrodita parecía dispuesta a ayudarles, y puede que Atenea también. Unas manzanas del jardín de Hera... ¿A qué se referiría? ¿Podía de verdad ayudar a Aurora?

El problema sería llamar su atención otra vez, y mantenerla el tiempo suficiente como para dar explicaciones y preguntar. Los dioses eran muy volubles, y se ofendían con suma facilidad; eso lo sabían todos. Iban a tener que proceder con cuidado, sobre todo con Zeus y Hera.

Y luego estaba lo de Poseidón... Habían visto lo que ocurría en el mundo de los humanos. Toda esa agua entrando golpe... ellos apareciendo de repente...

Si podían adivinar qué había ocurrido con él —y qué estaba ocurriendo en Tebas en ese mismo momento—, seguro que los dioses les escucharían, ¿verdad?


Todos mantenéis vuestras habilidades originales (siempre que podáis justificarlas en vuestro nuevo cuerpo. Es decir, no os compliquéis mucho y tirad para cosas básicas, en especial Dos. Es una putada pero ¡Caos!


Fecha límite: viernes 26 de enero.
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: Ronda 3

Notapor EspeYuna » Vie Ene 26, 2018 10:48 am

Daian entreabrió los ojos con dificultad y un pitido desagradable en los oídos. Giró el cuello pero la presión de su frente le impidió hacerlo de una vez. Apretó los ojos de nuevo y respiró hondo, mientras el ruido de su entorno cambiaba. De un fuerte pitido metalizado sus oídos dieron paso al ruido de fuentes corrientes de agua.

Oh, sí. Estaban en Atlántica. ¿Qué había pasado?

Volvió a sentir cada uno de sus miembros, incluido su cola de sirena, aunque la notaba un poco más pesada. Quizás fuera por encontrarse tan aturdida tras... ¿la explosión? ¿Les había dado de lleno una explosión? Intentó recordar, dolorida.

Fátima la había defendido frente a Úrsula. Aunque le había dolido un poco que llegara a pensar que realmente iba a sacrificar algo a cambio. Había aprendido la lección de sus falsas memorias, y aunque el acto para salvar a Tandy hubiese sido valiente y digno de admiración, Nadhia siempre había tenido un problema de no valorarse a sí misma y el peso que su pérdida iba a acarrear.

Justo como había pasado.

Dos... el robot aprendiz de Fátima había empezado a transformarse en humano. Por un momento, pensó en los pies enfermos de Tandy en invierno. No. No podía cargar con memorias desagradables justo en ese momento.

¿Y Fátima? ¿¡Y Celeste!?

Lo primero que vio al abrir de nuevo los ojos y ladear la cabeza fue a Miki aleteando encima de ella y una varita esparciendo magia protectora. Observó la estructura en la que se encontraban. Parecía una especie de coral submarino.

«¿Qué... qué ocurre?»

Frente al coral en el que se encontraba a salvo vislumbró un paisaje espantoso. El inmenso océano, antes cristalino y hasta hace poco grisáceo y triste se había convertido en un escenario lúgubre y oscuro. Lo más preocupante y aterrador fue observar gigantescos torbellinos que se elevaban hacia la superficie y, quizás, terminaban en lo más profundo del mar. Le tembló el pulso por un momento. ¿El mundo de Atlántica... estaba pereciendo? ¿Quizás Xihn había encontrado su corazón...?

¡Tenemos que darnos prisa!

... eso había sido extraño. Su voz sonaba diferente. ¿Todavía tenía los oídos taponados?

«¡¡Celeste!!»

Le había recordado tanto a su voz que necesitó comprobar que se encontraba bien. Si algo le hubiera pasado... sabía que una explosión de aquellas proporciones podía suponer un enorme problema para su cuerpo si no tenía cuidado.

«¿¡Eh!?»

Ver a un tritón desconocido pero ciertamente familiar no fue su primera preocupación ni de lejos. Había alguien frente a ella, con un rostro alterado, asustado, que la observaba atónita. Como si hubiera visto la propia muerte, o algo peor. Pero, era imposible. No podía ser su reflejo, no estaba frente a un espejo, ¿o sí?

Alzó la mano para comprobarlo. Y entonces, se dio cuenta de la tez oscura de su piel. Se llevó de forma instintiva la mano al pelo, abundante, y frondoso que flotaba en el agua. No, ¡ese no era su pelo! Miró a los ojos a la chica que estaba frente suya, antes de asimilar lo que estaba pasando.

¿Ce... Celeste? —su voz. Eso es. Tenía la voz de Celeste— ¿Hemos...
hemos intercambiado...?


Habían cambiado de cuerpo. Observó su nueva cola de tiburón. Sí que era más pesada que la suya. De hecho, notaba algo de cansancio, excesivo, por todo su cuerpo. Pero no parecía estar herida. Quizás, lo más vergonzoso, fue encontrarse su pecho al desnudo.

Por un momento hizo el indicio de taparse. Pero se controló y se aproximó a Celeste, ahora en su cuerpo. Luz suya, ¿tan pequeño era su cuerpo desde la perspectiva de los ojos de su amiga? Veía su cuerpo frágil, tan delgada. Jamás pensó que debía mirarse bajo los ojos de otra persona y no frente a un espejo para darse cuenta de que necesitaba ganar músculo.

¿Te encuentras bien? ¿Te duele algo?

No parecía estar en mal estado, así que suspiró de puro alivio. Echó un vistazo al tritón que se hallaba con ellas en aquel momento, tras comprobar que ninguno de los demás estaban con ellos.

¿Ka... Kairi? —sinceramente, haber intercambiado cuerpo con Celeste podía resultar incómodo, pero transformarse en alguien del sexo contrario. Bueno, en realidad, sí que lo había hecho, ¡pero...!— ¿Eres tú? ¿Dónde... dónde están los demás?

¡Por fin despertáis! Creía que no lo haríais nunca. No es el momento para volverse locos, ¿de acuerdo? Hasta donde he podido ver a Kairi… ¿A vosotras también? Bueno, calma, calma. Creo que es el efecto del Caos. ¿Visteis la figura que salió de la cueva de Úrsula? ¿Creéis que podría haber sido la persona a la que estabais buscando?

Intercambió una mirada con las dos. No. No recordaba absolutamente nada, salvo momentos más previos como Fátima cogiéndola del hombro o la transformación de Dos.

La princesa y Ryota fueron detrás de la figura que se escondía. Sobre los otros, no tengo ni idea de qué sucedió. Os saqué con un hechizo de teletransporte y traté de coger a los demás pero no llegué a tiempo. Mirad, no queda nada de la guarida.

Daian se temió lo peor al contemplar el enorme agujero apocalíptico donde antes, según Miki, se encontraba la caverna de Úrsula. Apretó los labios, llena de impotencia. Aquellas pobres almas... habían caído en la más absoluta de las desgracias. Habían perecido en el olvido. Pero lo más importante en aquel momento era saber dónde estaban Fátima y los demás, así que intentó dejar el duelo para más tarde. Si ellos habían sobrevivido... No, estaba segura de que Fátima no moriría tan fácilmente. Tenía una familia con la que regresar. Agarró la mano de su cuerpo, donde se hallaba Celeste. Luz, era tan diminuta...

Creo que la bruja estaba… intentando avisarnos. Creo que no hablaba de Aurora, sino de…

Miki se puso blanco y miró hacia la derecha, hacia donde más o menos estaba el palacio de Atlántica, aunque desde ahí no podían verlo. Si las otras se fijaban, notarían que una extraña luz parecía provenir de algún sitio. Y, poco a poco, se iban formando más torbellinos.

¿Miki? ¿Qué ocurre?

Observó el paisaje en dirección a los ojos de Miki. Se sobresaltó al escuchar una explosión en la lejanía, y entonces, pudo diferenciar entre la oscuridad del océano una figura humanoide... pero no conseguía relacionarla con el mundo de las sirenas. No parecía ser un tritón, pero el color de su piel, azulada... ¿un ser mitológico? No estaba segura. Desde su posición sólo le escuchaba recitar un idioma desconocido. La forma oscura contra la que luchaba estaba adherida a muchos tentáculos. Un momento...¡era Úrsula! ¿Qué le había pasado?

Esto también... ¿es cosa del Caos?

Miki las miró a ambas.

Esa mujer es la única que podría ayudarnos con la poción pero…

Daian se incorporó con su nueva cola. Por la Luz, pesaba, pero tenía que comenzar a adaptarse cuanto antes. Quizás aquella sensación solo fuera producto de la explosión. Hizo ademán de acercarse a Miki y cogerle de varios hombros. Le debían la vida.

Gracias. Ha sido un milagro tenerte a nuestro lado. —entonces se giró a Kairi y a... bueno, a Celeste— Esté donde esté, Fátima querría que nos mantuviéramos unidas. Pero Ariel...

Tenía el tridente en su poder, y Ryota estaba con ella. Ellas estaban bastante más negras sin un Maestro a su lado, pero tampoco podían depender siempre de ellos.

Pero lo que le preocupaba era Xihn. No podían permitirse poner en peligro a otra princesa del corazón.

Celeste, no sé cómo nos va a afectar este cambio, yo ya... me siento muy rara. Pero no quiero separarme de ti. Perdona, estoy siendo egoísta. No debería imponerte nada.

En especial en aquellas condiciones. Sabía que podía cuidarse sola, pero le preocupaba aquel intercambio mágico.

Miki, quizás puedas comunicarte con esa criatura. Si está luchando contra Úrsula, es posible que esté de nuestro lado. Habría que asegurarse, ¿podrías? Tranquilo, te cubriríamos las espaldas. Kairi... no quiero asociarte ningún deber. Si han ido tras Xihn... sólo puede esperarse lo peor. Nosotras podemos ir tras Ariel y Ryota, o quedarnos con Miki. No sé cuál de los dos lados será más seguro, pero... sabíamos desde el principio que esto era peligroso.

No se le daba nada bien hacer de líder, o llevar una situación parecida sin que Fátima estuviera cerca. Tampoco quería obligar a nadie a nada. Pero Fátima no estaba con ella. Ni Tandy. No había nadie, salvo Celeste, que pudiera aconsejarla.

Celeste... no sé cuál es el mejor camino para ambas, pero quiero que estemos juntas en este momento. Lo siento. Pero no quiero forzarte a ir tras Xihn, si es que está luchando contra Ryota ahora mismo.

No tenía madera de líder, ni para tomar decisiones en una situación que requería rapidez. No cuando las emociones le estaban jugando una mala pasada. ¿Había sido buena idea unirse a Celeste en una misión con el Caos acechando? ¿Habría fracasado en Tierra de Dragones si ella hubiera estado cerca?

¿Qué era aquella sensación? Necesitar a alguien y temer el poder perderle. Luz, menos mal que Tandy se mantenía alejado de aquella guerra... si algo le pasara.

Lo siento. Necesito ayuda. No puedo tomar este tipo de decisiones yo sola.
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