Sentimientos encontrados - Ronda #8
Publicado: Lun Oct 06, 2014 12:10 am
Una pelotita rodó por el suelo como respuesta. Di un par de pasos rápido en su dirección, justo a tiempo de ver levemente cómo un brazo desaparecía por el final del pasillo. Arrugando el ceño, me agaché para leer el mensaje:
Sentir. Estúpida palabra. Estúpida, y débil. No necesitaba sentirlo para hacerlo, bastaba con quererlo. Pero eso no era lo importante. Alguien se estaba divirtiendo a mi costa, y no pensaba consentirlo más.
¿Ir a buscarle? Ni de broma. Si de verdad estaba interesado, sería él (bueno, o ella, o ellos) quien tendría que encontrarme.
Entré de nuevo en la habitación, me puse la gabardina y cogí la novela que estaba intentando leer todo este rato. Utilicé el mismo papel que me habían lanzado para anotar un nuevo mensaje y colgarlo en la puerta de mi habitación a la vez que la cerraba.
Con tranquilidad, pero atento a cualquier movimiento, salí de la zona de habitaciones y llegué hasta el vestíbulo sin notar nada raro.
Sin más, me senté en el suelo con la espalda apoyada en la fuente, y abrí el libro por la página en la que me había quedado. En un lugar tan público, seria más difícil que me siguieran atacando con moguris.
O no. Pronto lo descubriría.
Búscame, si es que sientes la necesidad de hacerlo.
Sentir. Estúpida palabra. Estúpida, y débil. No necesitaba sentirlo para hacerlo, bastaba con quererlo. Pero eso no era lo importante. Alguien se estaba divirtiendo a mi costa, y no pensaba consentirlo más.
¿Ir a buscarle? Ni de broma. Si de verdad estaba interesado, sería él (bueno, o ella, o ellos) quien tendría que encontrarme.
Entré de nuevo en la habitación, me puse la gabardina y cogí la novela que estaba intentando leer todo este rato. Utilicé el mismo papel que me habían lanzado para anotar un nuevo mensaje y colgarlo en la puerta de mi habitación a la vez que la cerraba.
Para seguir jugando, buscarme en la fuente del vestíbulo.
Con tranquilidad, pero atento a cualquier movimiento, salí de la zona de habitaciones y llegué hasta el vestíbulo sin notar nada raro.
Sin más, me senté en el suelo con la espalda apoyada en la fuente, y abrí el libro por la página en la que me había quedado. En un lugar tan público, seria más difícil que me siguieran atacando con moguris.
O no. Pronto lo descubriría.