Contuve una sonora carcajada: ¡había ganado! Era sorprendente, rayando en lo absurdo, pero mi intuición había acertado. Con todo, me apresuré a marcharme tras estampar el sexto sello y escuchar dónde tendría lugar la séptima prueba. Por si acaso.
Cuatro llegamos a la orilla en busca de la Maestra Yami, sólo por detrás de dos aprendices que ya se marchaban. Reconocí a Saito en la lejanía, y el otro chico era, presumiblemente, de Tierra de Partida.
—
¡Habéis llegado más, qué contentas estamos! —exclamó Yami, encantada de la vida.
Antes de que pudiera reaccionar, la excéntrica Maestra —un segundo, ¿eso que llevaba en la cabeza era un nido de pájaros?— agitó los brazos en dirección a una especie de… ¿escenario? ¿Con Moguris equipados con instrumentos musicales? ¿Acaso pretendían que..?
—
¡Cantad, pequeñines, cantad! —Las palabras de Yami acabaron de confirmar mis sospechas—.
Si queréis que os demos nuestro sello, tendréis que cantarnos una bonita canción.«
Esto promete», pensé, no sin cierta maldad. ¿Qué podría cantar yo? Hacía bastante que no actuaba en público. Algo nerviosa, eché una ojeada a mis compañeras. Dos de ellas llevaban juntas toda la yincana; supuse que también cantarían en pareja. La otra chica, en cambio…
Abrí los ojos de golpe. ¡Pues claro!
—
Oye. Ya que hay que cantar, ¿qué te parece si hacemos un dueto? —sonreí, tratando de mostrarme confiada—.
Así nos repartimos la vergüenza y no será para tanto. ¿Qué me dices? Oh, por cierto, me llamo Celeste. ¿Y tú? —
Fátima. Un placer. Eh… Pues, sí, claro, muchas gracias. —Aunque parecía confundida, me alegró que aceptara. Cabía decir que yo tampoco las tenía todas conmigo, pero no iba a dejar entreverlo—.
¿Qué te gustaría cantar?—
En eso estaba pensando ahora… ¡Oh, ya sé! Escuché una hace poco que se me quedó grabada… A ver si sabes cuál es.Le susurré el título al oído. ¡Había que mantener el secretismo! Afortunadamente, Fátima pareció saber de cuál hablaba.
—
Sí, la conozco —asintió—.
Pues…
»Vamos. Ay, lo siento si me pongo nerviosa. Nunca he cantado en público…—
Es más fácil de lo que parece —reí, haciendo un gesto para restarle importancia—.
No te preocupes, hoy tenemos un público animado. Subimos al escenario, y esperé a que los Moguris empezaran a tocar para entonar la primera nota:
“No me vuelvas a dejar,
las distancias ya no tienes que guardar.
Pues por primera vez en años al fin puedo entender;
por primera vez en años lo podremos resolver.
Juntas encontraremos el camino,
con miedo no has de vivir.
Pues por primera vez en años, yo estoy junto a ti”Le hice una seña sutil a Fátima para darle ánimos y esperé.
Aclaro que los diálogos y las acciones de Fátima ya están acordados de antemano con Suzume~.