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—¿Sabes por qué te llamo pajarito azul?—Preguntó Watson, a lo que la joven respondió con un gesto de negación con la cabeza —Pareces siempre revolotear como un pájaro, más bien como una cría... Y me sacarías una sonrisa si no fuera porque no sé sonreír...
La muchacha se rió ante aquella comparación, era bonita y nada alejada de la realidad, pero ella ya no era una niña...
—Tengo 18 años, pero mi corazón sigue siendo muy infantil —aclaró con otra sonrisa.
Cuando llegaron a la siguiente prueba, la muchacha notó tensión en su nuevo compañero, parecia como si de un momento a otro se iba a desplomar en el suelo.
—¡¡Cantad, pequeñines, cantad!
—Si te soy sincero, prefiero salir corriendo de aquí antes de cantar. ¿Te importa si te pido hacer pareja para esto? Es para no tener a todo el mundo mirándome, no quiero un ataque de pánico ahora mismo.
La joven le dio la mano a Watson y poniéndose de puntillas, le revolvió el pelo dándole un poco de ánimos y apoyo.
—Tranquilo, lo haremos genial... 1... 2... y...
Después de la actuación, Aru dio un salto de emoción, no era difícil de adivinar que a una joven tan activa le encantaba hacer cosas así.
—¿Estás bien? ¿Te lo has pasado bien verdad? —dijo la muchacha bastante animada
La mujer a la que nos acercamos fue la correcta, y así conseguimos un nuevo sello.
Al dirigirnos hacia la siguiente prueba, recibimos una sorpresa. Dos chicos aterrizaron en la orilla; no tardé en reconocer que se trataba de un muchacho que ya había visto antes y de Saito.
Las instrucciones estaban claras: había que llegar hasta el pequeño islote, casi al borde de la barrera, y hacerse con el sello. Y la idea de nadar tampoco me agradaba mucho. Nunca había sido una buena nadadora, de todas maneras. ¿Y qué mejor que probar uno de esos bellos botes?
Me acerqué sin apenas dudar y me subí a uno para empezar a remar.
—¡Eh, Jeanne! —le diría a mi amiga, si ella también había decidido coger un bote—. Algún día tenemos que echar una carrera con los botes.
¡Y otro más! Con la victoria en la prueba del piedra-papel-tijera, añadió otro sello a su tarjeta. Seis en total. Parece que la racha de mala suerte se estaba pasando, aunque todavía no podía cantar victoria.
—Venga, aún podemos remontar —animó a Saeko, que también salió vencedora en el juego de Kazuki.
Las indicaciones del Maestro les llevaron a un pequeño escenario de madera. Varios moguris con instrumentos deambulaban por los alrededores, preparándose para tocar alguna canción. ¿Y qué canción? Eso se lo explicó la encargada de llevar la séptima prueba, otra Maestra de Tierra de Partida que agitaba los brazos con gran ánimo.
—¡Cantad, pequeñines, cantad!
Nikolai se quedó petrificado ante la petición de la mujer. Cantar. Ellos.
¿Iba en serio?
—Si queréis que os demos nuestro sello, tendréis que cantadnos una bonita canción.
Pues sí, iba muy en serio. La Maestra se tendió en el suelo cual niña emocionada y les animó a que se subiesen al escenario con unas palmaditas. Refunfuñó para sus adentros que no hubiese sido una prueba de baile, en la que se hubiese lanzado de cabeza a los cuatro tablones de madera que hacían de escenario. Pero cantar… ¡Si desafinaba más que un gallo afónico!
Sin embargo, una bombilla se encendió en lo alto de su cocorota. Le daba muchísimo pudor ponerse a cantar. Pero quizás con un poco de ayuda…
Se dirigió apresurado hacia Saeko y, dejando caer la mano sobre su hombro, le propuso:
—Saeko… —Hizo una pausa para tomar un poco de aire. Tenía narices: no tenía vergüenza alguna para proponerle un baile, pero le costaba horrores pedirle eso—. ¿Querrías hacer un dueto conmigo?
Por fortuna para él, la chica accedió, sacándole una sonrisa nerviosa. La tomó del brazo y se la llevó al escenario, en donde le susurró al oído la canción que tenía en mente. Saeko le dio el visto bueno, por lo que ambos se prepararon para dar lo mejor de sí. Seguro que con ella a su lado sería capaz.
Don't tell the gods I left a mess I can't undo what has been done Let's run for cover
What if I'm the only hero left You better fire off your gun Once and forever
He said go dry your eyes And live your life like there is no tomorrow, son And tell the others
To go sing it like a hummingbird The greatest anthem ever heard:
We are the heroes of our time We are the heroes of our time
Ya con el octavo sello, me encaminé hacia el mar. Por lo que había entendido, lo único que teníamos que hacer esta vez era llegar al islote nadando o en bote. Nada complicado.
O eso creía yo. Nada más llegar a la orilla, las cuatro fuimos testigos de cómo los aprendices que nos llevaban ventaja caían de bruces ante nosotras, sacados del agua por algo que no llegué a ver del todo bien. Aunque, viendo la fuerza que tenía, casi me alegré por ello.
Me acerqué a Saito y le ofrecí la mano para ayudarle a levantarse.
—Hola. Bonita fiesta —comenté con una sonrisa—. A ver si lo adivino: tenemos que burlar a tu nuevo amiguito para llegar a la isla, ¿verdad? —Señalé al sitio dónde había desaparecido la criatura.
Ya decía yo que era muy fácil…
—¿Qué vas a hacer? —le pregunté a Saito. Cuando contestó, asentí y medité un poco mi respuesta—. Ya veo. Yo cogeré el bote, parece la opción más segura y… bueno, tampoco sé nadar muy bien. Ya me las arreglaré sin la pista.
»Buena suerte. ¡Nos vemos al final de la yincana!
Me despedí de él y de Fátima con un gesto y empujé una de aquellas barquitas hasta el agua tratando de no pensar en monstruos marinos. ¡Hora de remar!
No pude terminar la frase ya que de un golpe, algo catalogado como “especie marina gigantesca y mitológica” se abalanzó sobre Light y mi persona, y con un para nada suave golpe nos mandó a volar hasta la orilla, a pesar de que ya habíamos hecho la mitad de aquel fastidioso camino a nado.
¿Acaso aquella criatura nos estaba vacilando?
Empecé a escupir arena y a tratar de sacarme la arena de los pantalones cortos cuando vi una mano extenderse ante mí, y al alzar la cabeza encontré a otra tanda de aprendices, pero en particular a Celeste ofreciéndome aquella inesperada y agradable ayuda que acepté sin rechistar para ponerme en pie.
—Hola. Bonita fiesta —Sonrió mientras observaba aquella escena—. A ver si lo adivino: tenemos que burlar a tu nuevo amiguito para llegar a la isla, ¿verdad? —Hizo señas hacia el lugar en el que había aparecido aquel ser para mandarnos a tomar por culo.
—Tampoco te creas que es tan complicado —comenté con fingida chulería—, lo que pasa que estaba tan aburrido de ir en cabeza que he pensado que competir contigo sería más divertido.
>>Y sí, hay que evitar que el monstruo malo te vea o te va a hacer lo que acabas de ver. Aunque claro, yo me he dejado pillar pero si a ti te atrapa... —realicé un exagerado gesto teatral para representar la hostia que nos habíamos llevado Light y yo.
Celeste pareció meditar durante unos instantes, en los que aproveché para fijarme en los aprendices que acababan de llegar: además de Celeste estaban Fátima, Freya y una chica a la que no reconocí.
—¿Qué vas a hacer?
Me encogí de hombros.
—La verdad es que no lo sé... si ofrecen la pista, es porque será necesaria, y me gustaría conseguirla sin que Don Pez Gigante me mandase aquí cada vez que lo intento. Pero a este paso me vais a adelantar todos, o es lo que parecerá.
—Ya veo. —Me dijo tras pensar un poco— Yo cogeré el bote, parece la opción más segura y… bueno, tampoco sé nadar muy bien. Ya me las arreglaré sin la pista.
»Buena suerte. ¡Nos vemos al final de la yincana!
>>Buena suerte a ti también, ¡más te vale que sea así!
Mientras mi morena compañera se dirigía a por uno de aquellos “barquitos”, yo me volví a tirar al mar. No quería ser masoquista ni mucho menos, pero si ahora más gente se lanzaba al mar había más probabilidades para que fuese a atacarles a ellos y no a mí... ¿verdad?
Empecé a nadar en dirección a aquella isla, esperando que la puta pista mereciese al final la pena y deseando que el monstruo no llegase a darle a Celeste.
Vio a Light y a Saito volar, empujados por Leviatán desde el mar, y se quedó boquiabierta. Así que esa era la siguiente prueba… Joder, parecía que iba a doler como les pillara.
La idea era legar a un islote. Lo más seguro sería coger una barca, claro, porque seguro que dolería menos si Leviatán la pillaba y más rápido en caso de que tuviera la suerte de no encontrar obstáculos en el camino.
Aun así, la idea de conseguir una pista era seductora. Tras pensárselo un poco se lanzó de cabeza al agua. Muy probablemente acabaría volando por los aires como Light, pero por intentarlo, que no quedara.
—¡Hola, soy Aru! Me alegra ver que no soy la única chica con el pelo azul, ya me sentía algo extraña... —sonrió la otra chica pelizaulada a la vez que le tendía la mano— ¿Cómo es tu nombre?
Nicoxa puso una mueca, extrañada: ¿No la conocía? Pensaba que iba así porque la admiraba o algo, ya que Nico en verdad era bastante famosa universalmente (o eso creía)
Pues vaya, al menos ver a alguien que cuidaba su aspecto como lo hacía ella le hizo ilusión y le respondió con lindeza, cogiendo su mano para sacudirla varias veces brutalmente.
—¡Hola Aru! Qué fuerte, me encanta ese conjuntilindo que llevas, ¿donde te lo has comprado? —se acercó a su rostro y le dio seis besos en cada mejilla—. Yo soy Nicoxa, ¡un placer conocer a otra chica que usa coletas gigantes! —a continuación hizo su movimiento de pelo característico, meneando la cola como una hélice. Esperaba que Aru también lo hiciera, en plan ritual de la amistad o algo así.
Después de presentaciones y demás Nico hizo su jugada maestra y para su sorpresa ganó a la primera el reto. Todos menos Coli lo hicieron, por desgracia.
—Uf tía, qué mala suerte —le acarició la cabeza— a la próxima seguro que le ganas. Entre tú y yo...—se acercó más para susurrarle— con lo empanado que está seguro que hace la misma jugada de nuevo, así que ánimo querida.
En la siguiente prueba les esperaba una mujer algo absurda: Yami. Nico pensó que podría hacer buenas migas con ella.
Detrás suya había un escenario algo cutrecillo, con varios moguris cargando varios instrumentos musicales.
—Si queréis que os demos nuestro sello, tendréis que cantadnos una bonita canción.
¡Una canción! A Nico le pareció genial. Ella se sabía a la perfección una de las más famosas que existía. De hecho estaba casi segura que hasta los maestros de ambos bandos la cantaban y bailaban a escondidas, era imposible que no la conocieran.
Lo malo es que era a dúo, y Coli no había logrado avanzar con ella. Pensó en pedirle a Aru que fuera su pareja pero la chiquilla ya había hecho una impactante actuación junto a otro chico. Saeko seguramente se negaría así que la otra opción que veía así que conociera era Maya, la niña de Tierra de Partida. Quizás quedaba un poco rara en ella pero... seguro que accedía.
—¡Mayaaa! —gritó como una ballena en busca de sus bebés, corriendo hacia la brujita mientras saludaba con el brazo— Veo que también estás por aquí, ¿qué te parece si hacemos la canción juntas? ¡Seguro que será muy divertido!
»Esta la conoces, ¿verdad?
Se prepararon rápidamente y empezaron su actuación.
Lo habían dado todo, y se marcaron una canción realmente marchosa. Nicoxa miró emocionada a Maya, aún sudando.
A la segunda va la vencida, aunque no se diga así. Kairi consiguió de esta manera su sello y fue directamente a por la siguiente prueba.
- ¡Habéis llegado más, qué contentas estamos!
Yami estaba esperándolos muy contenta, como de costumbre. Junto a ella había un escenario de madera con un montón de Moguris trayendo instrumentos musicales.
- ¡Cantad, pequeñines, cantad! Si queréis que os demos nuestro sello, tendréis que cantadnos una bonita canción.
- Hombre, eso se me da bastante bien - Kairi subió al escenario y pensó en una bonita canción - Sí, esta valdrá.
El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.
¡Habíamos acertado! Tras encontrar a la mujer, esta nos indicó el camino que debíamos toamr para la siguiente prueba, así como qué debíamos hacer en ella: consistía en llegar a un islote. Me dirigí hacia allí junto a Freya.
No pude evitar dar un salto hacia atrás (y coger del brazo a Freya para apartarla) cuando vi a dos chicos siendo arrojados hacia nosotras. Reconocí a uno de ellos como Light. Sonreí a medias, el pobre debía haberse hecho daño.
La opción de nadar hacia el islote había perdido su atractivo, visto lo visto. Así, me dirigí a los botes (con la mayoría, al parecer) para tomar uno y remar hacia el islote.
—¡Eh, Jeanne! —Escuché decir a Freya—. Algún día tenemos que echar una carrera con los botes.
—Creo que ese día ha llegado —sonreí mientras me subía a uno de ellos. Al menos tenía práctica, Bavol me había hecho remar desde la isla principal hasta allí—.¡El último que llegue tiene que pagar una ronda a los demás!
Soy un Gary Stu, mojad vuestras bragas ~(o_o)~ ¡Premios!
—Claro que sí. —le sonreí, contenta por haber pasado al maestro Kazuki al primer intento.
Menuda suerte habíamos tenido los dos, aunque yo había jugado con las primeras cosas que se me pasaron por la cabeza, no había sido tan complicado después de todo. Recogí el sello con forma de tijera y seguí con Nikolai y todos los que habíamos pasado la prueba. Pude ver a Nicoxa, que llevaba ya unas rondas con el grupo, mientras que Colinda pareció fracasar otra vez.
Las indicaciones me llevaron frente a una especie de escenario. Nos recibió una maestra de Tierra de Partida que ya conocía: Yami. No me caía muy bien, pero como ese día estaba de buen humor y la suerte me sonreía olvidé los problemas personales que tenía con ella. Encontré moguris volando de un lado para otro, nerviosos y cargando instrumentos de música. La siguiente prueba era fácil: cantar en el escenario.
Estaba barajando dentro de mi cabeza algunas canciones, hasta que alguien me tocó un hombro, llamando mi atención. Sorprendida vi que se trataba de Nikolai.
—Saeko… ¿Querrías hacer un dueto conmigo?
Asentí con la cabeza, emocionada por la idea de ir con Nikolai al escenario. Por el camino me susurró el nombre de una canción que los dos bien conocíamos, y esbozando una leve sonrisa volví a asentir.
—Está bien.
Sólo esperaba que Niko pudiese seguirme el ritmo y que la vergüenza no le frenase durante la canción. Y una vez encima del escenario y ante el público, le miré de reojo, esperando al comienzo de la canción:
Don't tell the gods I left a mess I can't undo what has been done Let's run for cover
What if I'm the only hero left You better fire off your gun Once and forever
He said go dry your eyes And live your life like there is no tomorrow, son And tell the others
To go sing it like a hummingbird The greatest anthem ever heard:
We are the heroes of our time We are the heroes of our time
Para sorpresa de nadie, Colibritany fue la única en fallar.
—Uf tía, qué mala suerte —dijo su amiga Nicoxa— a la próxima seguro que le ganas. Entre tú y yo...—Comenzó a susurrar—: Con lo empanado que está seguro que hace la misma jugada de nuevo, así que ánimo querida.
—No sé yo... pero bueno, intenta ganar por ambas —contestó mientras se despedía de ella.
Ahora tenía que intentarlo de nuevo. Otro aprendiz, Lyon, había llegado justo en ese momento por lo que al menos no estaría sola.
<<No puedo perder otra vez>> se dijo a sí misma.
"La nostalgia es como el alcohol; arruina tu juicio".
Y de golpe en la playa aparecieron un montón de personas y Moguris que desvelaron el sueño del aprendiz, era la tercera o cuarta vez que le despertaban ya.
—¡¿Se puede saber que coño pasa ahora?! — Preguntó indignado —¡Uno intenta dormir! — Levantó el puño mientras se quejaba.
Goei apareció de un portal y empezó a buscar entre la gente.
—Anda, mira, si es Goei ¡Eh, mascahojas!
—¡No me llame mascahojas! — Dijo sintiéndose bastante ofendido.
—¿A quien buscas? — Dijo mientras veía como se acercaba a todo el mundo. El Moguri, dando saltos por la arena, se acercó a Hiro y le explicó el acertijo, desgraciadamente éste no lo pilló —Bueno, siempre puedes dejarlo a la suerte.
—¿A la suerte? — Preguntó mientras Hiro le cogía.
—Sí, a la suerte — Lo lanzó al aire sin previo aviso, este salió disparado como una bala de cañón, desde allí arriba podía ver a todos los que habían por la isla.
—¡Eres un puto psicó...! Oh, mira, es Moguel — Dijo mientras planeaba como podía, para no estamparse contra el suelo, hasta encontrarse con la persona que buscaba, aunque no sabía quien era.
Derhe le dio el sello a cambio de que se fuera de allí y se alejara de su camino. Había picado lo suficiente como para que le pareciera un buen trato. Se fue con los demás adonde estaba Yami, quien ya tenía preparada su prueba.
A Hana cantar siempre le daba mucha sed, así que se fue a buscar una bebida al chiringuito y a dejar que los demás fueran cogiendo su turno. Para cuando quiso darse cuenta, había un nuevo grupo esperando su oportunidad para pasar la prueba. No tenía prisa, así que de nuevo dejó que fueran adelantándose, hasta que llegó su turno. No había pensado en ninguna canción y cantó lo primero que se le vino a la cabeza.
Miro al cielo azul y al cambiar de color sin hacer ningun ruido regreso al pasado. Vuelven todos los recuerdos envueltos en luz.
Más allá y en el mar alguien siente dolor tengo la sensación de que alguien llora. ¡Qué triste estoy! Mi corazón siente el peso de la inquietud.
Y te suplico ayúdame por que destino yo puedo conocer al ver las estrellas brillar. Siempre me han sabido guiar.
Es el océano brillante azul que yo amo tanto como lo amas tú. Hay que reunir el poder para el futuro hoy proteger.
Una persona hay a quien amar. Hay un lugar al que pertenecer para salvar el azul con los sentimientos más puros que podamos mantener.
¡Bien, victoria! Saqué la lengua a Kazuki mientras me ponía el sello perezosamente en la hoja, y tas recibir sus indicaciones, corrí hacia la siguiente prueba, que era encontrar a Yami. Derhe, Kazuki y luego Yami... Parecía que la cosa iba de frikis...
—¡Habéis llegado más, qué contentas estamos!
En cuanto la encontré junto a otros aprendices, ésta señaló un escenario que había por allí.
—¡Cantad, pequeñines, cantad!
»Si queréis que os demos nuestro sello, tendréis que cantadnos una bonita canción.
Siempre había sentido que cantar era mi talento sin explotar, así que era el momento perfecto para ponerme a prueba. No sabía por qué, pero a veces sentía como si en alguna especie de universo paralelo alguna chica muy parecida a mí se dedicase a cantar... y a cazar monos, por alguna razón.
—¡Mayaaa! —me llamó Nicoxa, hablando de frikis, saludándome y corriendo hacia mí— Veo que también estás por aquí, ¿qué te parece si hacemos la canción juntas? ¡Seguro que será muy divertido!
Asentí con la cabeza, sonriente. Seguramente cantando junto a la extrovertida y tarada Nico me sería más fácil soltarme y demostrar todos mis dotes artísticos a Yami.
—Esta la conoces, ¿verdad?
Era hora de darlo todo en el escenario, así que carraspeé, y a la señal de Nicoxa nos pusimos manos a la obra para deleitar a la Maestra con nuestra sensacional actuación.
—No lo hemos hecho nada mal, ¿eh? —comentó la chica al acabar.
—Sí... —respondí, jadeando—. Ha estado genial. Si no pasamos la prueba significa que tiene muy mal gusto —añadí, susurrando para que Yami no me oyese.
Y tras un vergonzoso espectáculo, por fin Yami nos iba a dar el sello... Tuve que insistir quinientas veces para que lo pusiera en la tarjeta, encima. No era solo por tener el sello donde no era, era más por no tener tinta en la boca. Tras lograr la prueba intermedia de conseguir que Yami colocara el sello en su sitio, nos dieron las tres pistas sobre la siguiente prueba...
—¡Oye!—¿pero a qué venía esa última pista? ¡Si estaba allí delante! Como pillara al que había decidido cuáles eran las pistas, iba a tener una discusión muy gorda con él.
...Aunque gracias a eso supe casi de inmediato a quién tenía que acudir. Me alejé lo más rápido posible para buscar a esa persona.