Foros KHWorld

Busqué durante un rato a mi compañero por los alrededores, entre tanta gente (a pesar de que la mayoría diferían mucho con el aspecto de un humano) era difícil encontrarle, pero aún así pude verle al cabo de dar un par de vueltas por la zona.

Al igual que yo hacía, el también estaba buscandome, al menos eso parecía ya que miraba de un lado para otro intentando verme entre la multitud por lo que no perdí el tiempo y me acerqué a mi compañero sin más dilación.

—Hey —llamé levantando la mano a modo de saludo. Me fijé que en su mano llevaba una especie de mango que se parecía bastante a una de las dagas que se exponían en aquel modesto puesto—. Veo que al final la has comprado —comenté señalando al objeto.

—Sí, bueno... creo que servirá en un futuro —contesté, levantando el arma apagada y jugueteando con ella entre mis dedos—. Además, creo que era una buena oferta...

No tanto, pero supongo que Bichu me había convencido con su sueño de unirse al Cuerpo de Defensa. Y ahora que lo pensaba... ¿y si eso era sólo un engaño comercial? ¿Habría caído en su trampa? Hmmm... No importaba. Lo hecho, hecho estaba. Además, había conseguido una pieza de equipo muy interesante por un precio bastante accesible.

—¿Qué hay de ti? ¿En serio has comprado una nave? —pregunté. Desde el principio había quedado claro que el joven se hallaba bastante interesado en aquella clase de transporte; desde el momento que subimos a la de Simon. Supuse que al final no había resistido la tentación y se había ido a conseguirse una de ellas o, por lo menos, informarse al respecto.

Esperé la respuesta de Ragun mientras miraba a Nyx con curiosidad. ¿Dejaría que lo acariciara? Extendí la mano, dubitativo, mientras mi compañero hablaba.

—¿Entonces qué sigue? —cuestioné, una vez Ragun terminó. Tal vez no quedaba mucho por ver, teniendo aquella ciudad frente a nosotros.

—Sí, bueno... creo que servirá en un futuro —dijo pensativo mientras jugaba con el sable-láser. No me habría extrañado que se hubiese activado por accidente y le rebanara uno o dos dedos—. Además, creo que era una buena oferta...

—Ni idea —ladeé la cabeza—. Yo soy más de pedir por encargo cosas a los Moguris de Ciudad de Paso, tienen un buen servicio de envío a otros mundos por lo que no hace falta ir hasta allí para recoger los objetos. Hasta tienen llaveros a la venta bastante buenos, pero como a mí no me hace falta...

—¿Qué hay de ti? ¿En serio has comprado una nave? —se interesó por lo que yo había hecho mientras él compraba su arma y por lo visto, daba un paseo por la zona.

—Así es. Tenía algo de dinero ahorrado, además, si tengo que estar en alguna misión que dura varios días puedo simplemente ir a la nave y quedarme allí a dormir. Es como llevar una "casa portatil."

Nyx rugió levemente cuando Xefil acercó su mano hacia él, solía ser muy reacio a que la gente le tocase, aunque esta ocasión, tras una batalla de miradas contra mí pareció acabar convencido por lo que se dejó acariciar finalmente.

—¿Entonces qué sigue? —asaltó mi compañero con una pregunta.

Me quedé pensando unos instantes. Ya había visto un poco la ciudad, que era lo que más me interesaba mostrarle, ¿qué podría enseñarle?
—¿Qué me dices si... —medité unos segundos barajando varias alternativas—...te doy una clase de conducir?

No pude evitar soltar una pícara sonrisa.

Así que Ragun había terminado por comprarse una nave Gumi. Ambos habíamos terminado por caer en las dulces trampas del capitalismo futurista. Jamás iba a terminar por acostumbrarme: mi mundo parecía tener un sistema más simple y entendible que tanta maraña económica sobre bolsa de acciones, inflación, el 1% y no sé qué más tonterías. Aunque en los nuevos mundos el derecho de sangre ya no era un problema... eso sí era un punto para ellos.

Pero desvarío. Al final resultó que, además de que el lobo de Ragun se dejó acariciar, no pasó nada interesante. Al parecer habíamos terminado nuestra visita guiada. Por mí mejor: ya había visto demasiado en un solo día; mi mente no podría procesarlo.

Ah, pero mi tutor tenía una última idea. Y sin duda, de las... de las peores:

—¿Qué me dices si... —Ragun fingió (o tal vez realmente lo hizo) dudar por unos instantes— ...te doy una clase de conducir?

Tragué saliva y, con la cabeza gacha, como aceptando mi propia ejecución, lo seguí hasta el hangar.

***

Al final resultó que la nave había sido preparada especialmente para su nuevo dueño. Estacionada exactamente donde a Ragun se le había mencionado anteriormente (con el tanque lleno además), se hallaba la nave hogar que, más que eso, parecía un crucero de batalla armado con cañones y con un chasis bien reforzado, con estilizados detalles en dorado sobre su brillante pintura gris.



Mi tutor se situó a un lado de la nave, y Nyx y yo lo acompañamos. Presionó levemente su nuevo reloj de muñeca, dudando un poco sobre si estaba haciendo lo correcto y... De pronto nos hallábamos dentro; en un parpadeo. De inmediato el dueño del vehículo comenzó a explorarlo y estudiarlo, especialmente la cabina del piloto.

Solté unas risitas. El regreso iba a hacer bastante ameno con quien, me gustaba pensar, sería un buen amigo en el futuro. Sonriente, me resigné a seguirlo y a observar con atención cómo despegaba y piloteaba la nave, preparándome para lo que tarde o temprano estaría destinado para mí.

Sobre las clases de conducir en la nueva nave Gumi de Ragun, y el resultado que éstas tuvieron...

...bueno, esa es una historia para otro momento.