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— Lo siento, Mei. Siento mucho todo lo que te ha pasado… Piensa que todavía te quedan cosas aquí, ¿verdad, Happy? —Bavol intentó animarme, le sonreí, tenía razón aún tenía a Happy—. Eres una Caballero de la Llave Espada, tienes la gran misión de ayudar a los buenos, tienes a tu gatito, sabes mucho sobre electricidad, seguro que una chica tan guapa como tú tiene montones de chicos… Hay muchos motivos para estar contenta.

Sonreí a Bavol mientras me decía todo eso. En verdad era un chico muy optimista, y bastante bueno. Aunque solo pensase en proteger lo bueno y nada más...

— Creo que debería irme…

— Ojalá lo de los chicos fuera cierto...

Bavol no podría salir así que me levanté a abrirle la puerta, mientras miraba dubitativa al chico, Happy se acercó a él con ojos de no querer que se fuera parecía querer jugar con él más. Pasar el día jugando, algo que yo casi olvidaba por mis cambios de humor cuando estaba sola o con alguien. Happy se despedía de él y yo también, cuando se fue cerré la puerta mientras miraba que podía hacer, ¿quizá leer un montón más de libros?

Happy decidió otra cosa, jugar. Y yo viendo las ganas que tenía no pude dudarlo... ¡Hacía algo de tiempo que no jugábamos todo el día! Podría dejar por un día de leer para hacer feliz al gato llamado feliz.

Mei le abrió la puerta al chico. Bavol no había sabido cómo terminar con la situación, no podía hacer nada más allí. Agarró la mano de la joven y se la apretó intentando transmitirle ánimos. Happy no se quedó atrás y se acercó al niño con cara suplicante para que no se fuera, pero era lo mejor. Bavol se agachó y tras acariciarle la cabeza, le susurró:

— Mucha suerte, Happy. Cuida de Mei, te necesita.

Seguidamente abandonó la habitación y decidió volver a su cuarto.

Conocer a Mei le había enseñado que la vida en Tierra de Partida no era sencilla para todos, algunos habían perdido bastante.

Le había revelado información sobre Bastión Hueco y la conversación se había vuelta tensa para los dos, habían tenido distintos puntos de vistas. No obstante, estaba convencido de que no sería la última vez que oiría hablar sobre ese mundo, él mismo se encargaría de recabar más información.

Sintió pena por Happy. Parecía que deseaba jugar y pasárselo bien durante un rato, la vida con Mei no debía resultarle fácil. Quizás otro día debía ir a visitarle, pero…

La situación se había vuelto bastante tensa. Apreciaba lo que le había enseñado Mei, pero no se sentía cómodo con ella, había algo en ella que no le terminaba de encajar. Bavol apretó los guantes mientras pensaba en cómo le había hecho sentir la joven, nada bien, le había transmitido demasiado dolor.

Apartó los pensamientos de su mente, ya había vivido la situación y ya no tenía por qué volver a hacerlo.