Otra vez cayendo, cayendo en un mar negro, como aquella vez en Tierra de Partida. Otra vez aquella vidriera, que era igual que siempre: Yo, una imagen de Bastión Hueco y el símbolo de los sincorazón por todas partes de la vidriera. Volvía a aterrizar exactamente igual, despacio, como si flotara justo antes de tocar el suelo. Otra vez mi yo de niño estaba llorando, a lo que me volvió a mirar.
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¿Por qué tuviste que entrar ahí?─ Me dijo otra vez, llorando, con lo que volvió a correr hacia aquel portal negro.
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¡Espera!─ Dije, como aquella vez, mientras entraba en ese portal negro. Cuando intenté seguirle, unos sincorazón sombra aparecieron enfrente. Esa parte nunca había pasado antes. Me di cuenta de que tenía mi Llave Espada en la mano, así que me lancé a por ellas. Iban cayendo una tras otra, pero no se acababan nunca. Cuantas más destruía, más aparecían. Al final, inconscientemente, empecé a correr hacia aquel portal negro, el cual atravesé.
No me podía creer dónde me encontraba. Era Vergel Radiante antes de la catástrofe. Me encontraba en la gran fuente de Vergel Radiante, comiendo un helado de sal marina. Me levanté sin que yo quisiera. Mi cuerpo se movía solo. Bajé poco a poco de aquella inmensa fuente. Tras llegar al suelo, subí las escaleras para llegar a la plaza. Cuando llegué a la plaza, cambié de rumbo para ir hacia el castillo, hogar de Ansem el Sabio. Dos guardias estaban en la entrada, con sus uniformes característicos. Eran gabardinas azules, con decorados blancos, botas negras, guantes blancos, en ellos el símbolo de un corazón, nuestro escudo. En ese momento todo se bloqueó. Todo se oscureció. Entonces me dí cuenta de que el sueño no podía seguir más. Me levanté y abrí los ojos.Fyk estaba a mi lado con una cara de preocupación, mirándome.
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Esa ropa... ese chico es de Vergel Radiante.