Escuché atento su historia sobre aquel tipo llamado Sendh. Por sus palabras sonaba como si este fuese una persona muy preciada para ella. Sin embargo, la chica dejó de hablar tras mencionar lo de contarle a aquel hombre sobre aquello.
—Ragun… ¿existen normas para nosotros? Bueno, supongo que… una de ellas será mantener esto en secreto fuera de aquí, al menos eso creo… y puede parecer tonto, pero… no sé realmente a lo que nos enfrentamos los que portamos la Llave Espada—La chica invocó su llave espada, una cadena del reino como la que yo mismo había tenido antes de que esta explotara. Por lo que veía todos los nuevos portadores empezaban con ella.
—Estás en lo cierto, lo primero es mantener en secreto la existencia de otros mundos. Hay un par más de normas: No meterse en los asuntos de otros mundos si esto no tiene que ver con nuestra misión y la otra es la de proteger el equilibrio entre la luz y la oscuridad—Expliqué calmadamente intentando que la chica me entendiera.
—Nunca he luchado. No sé luchar, y me da miedo ser un estorbo—Dijo finalmente. Parecía estar un poco nerviosa o triste por aquel motivo.
—Si quieres puedo ayudarte un poco, al menos para que aprendas lo más básico—Contesté invocando mi llave espada, sin embargo su contorno no se veía bien en medio de la oscuridad por lo que me fui acercando a una cercana farola hasta quedar iluminado por esta—.No te contengas, me limitaré a bloquearte o a evadirte.