[Ciudad de Paso] Corazones atados

[EspeYuna]

—Ya quedan pocos ¡Razi..! —me giré hacia Ragun cuando falló al invocar su Razia Tenebrosa, llevándose una mano a la frente... ¿estaría bajo de fuerzas? No me extrañaría, él había estado peleando bastante más que yo y había observado algunos golpes recibidos por los Sincorazón al proteger al niño. ¿Que se preocupaba por mis heridas? Las suyas podrían ser invisibles, pero era obvio que estaba exhausto.

Antes de que pudiese decir nada Ragun fue directo a por los tres Sincorazón que quedaban. Uno fue eliminado con facilidad, otro saltó por los aires... y el tercero percató el latir de mi corazón.

Pero yo estaba esperando con ganas a que viniese por mí. Recordé mi primer entrenamiento personal con Ragun. Aquel Soldado tenía muchos puntos débiles, era bastante fácil saber cuál sería su movimiento. Así es. Saltó hacia mí, alzando sus enormes garras.

—¡Piro! —invoqué. La bola de fuego abrasó al Sincorazón y lo hizo desvanecerse en la nada.

¿Habíamos acabado? Sentía unas ganas enormes de tirarme al suelo, pero me contuve, no quería parecer débil tras una batalla tan insignificante como aquella. Sólo empecé a jadear, mi arma se desvaneció en un breve destello azulado y llevé mis manos a las rodillas, inspirando y espirando.

—Ah... b-bueno... buff... —tras eso, comencé a reír—. ¿Es...estás bien, Ragun? Perdona si he llegado un poco tarde. Yo... —entonces me di cuenta de que al suelo estaban llegando unas grandes gotas de sangre—. ¡Oh! Mejor será que me tape esto —cogí mi rebeca y arranqué un puñado de tela. Eché el pelo hacia un lado y me vendé la parte del párpado, sin llegar a tapar toda mi frente, sino sólo la parte donde daba la brecha y parte de mi cabellera—. ¡Agh! —fue difícil vendarme, puesto que el roce de la quemadura con la ropa en mi hombro no ayudaba—. A...así está mejor, al menos no iré bañando el suelo de sangre. Y puede que así pare un poco la hemorragia...

Me giré hacia Ragun, quien podría estar en silencio o recriminándome por mi actual estado, pero poco me importaba. Le sonreí.

—Por fin he podido demostrar algo de mí. ¡Hemos salvado al niño!

[Sombra]

—¡Piro! —gritó Nadhia el nombre del hechizo que calcinó al sincorazón haciendo que este desapareciese dejando en su lugar un corazón que ascendió a los cielos. Me quedé mirándolo pensativo.

—Ah... b-bueno... buff... —empezó a decir cansada, aunque acabó soltando una risotada—. ¿Es...estás bien, Ragun? Perdona si he llegado un poco tarde. Yo... —la chica miró el ensangrentado suelo y como por su párpado caía gran cantidad de sangre—. ¡Oh! Mejor será que me tape esto —arrancó parte de tela de su vestimenta y la enrrolló tapando su ojo. Por un momento me acordé de Ronin ¿Habría perdido su ojo de una forma similar?—. ¡Agh! —se qa uejó mientras se vendaba—. A...así está mejor, al menos no iré bañando el suelo de sangre. Y puede que así pare un poco la hemorragia...

—Sí, estoy bien. Mejor que tú, cabe decir —sonreí ligeramente a lo que me devolvió otra aún más amplia.

—Por fin he podido demostrar algo de mí. ¡Hemos salvado al niño! —habló muy feliz. No podía negar que salvar a alguien era bastante gratificante, aunque aquella otra persona... Estuve en silencio unos instantes como guardando luto.

—¿Deberíamos irnos? —ofrecí al no tener nada más que hacer en aquel mundo. Caminé hacia la puerta del distrito tres esperando que mi compañera me siguiese y justo cuando iba a abrirla una especie de muro invisible apareció haciendo que me golpease de lleno contra él—. ¿Qué ha...?

Pero no pude terminar la frase. Un montón de piezas metálicas cayeron del suelo apilandose en una forma que me resultaba familiar salvo porque no tenía aquellos símbolos que mostraban el elemento de la pieza. Era una armadura, igual que aquella que había eliminado con Saxor, Dejay y Fyk en el Coliseo del Olimpo poco antes de la Copa Phil.

No pude evitar ponerme nervioso. Ambos estábamos débiles, no era buena idea que nos enfrentásemos a un sincorazón poderoso.

—¡Vamonos! —grité cuando la última de las piezas, una cabeza cayó sobre el cuerpo de la armadura. No podíamos ganar aquel combate. Teníamos que huír.

[EspeYuna]

Ragun respondió a mis palabras con una sonrisa irónica, observando mi deplorable aspecto. Reí y le seguí hacia la puerta del Distrito 1, cuando optó porque nos fuéramos de la ciudad. Sería lo mejor, sin duda: en Tierra de Partida podría tratarme las heridas y vendarme en condiciones la brecha del párpado. Miedo tenía de ver la quemadura, a estas alturas no me extrañaría que se hubiese infectado.

Justo cuando Ragun llegó a la puerta que conducía al primer distrito, sentí una especie de fuerza invisible emanar de la puerta, algo extraño. Mis sospechas se confirmaron cuando mi compañero chocó contra aquella pared que bloqueaba la salida. ¿Pero qué...?

Me sobresalté cuando a nuestras espaldas cayeron grandes piezas metálicas, cuyo ruido al llegar al suelo reventaron mis tímpanos. Las piezas se fueron apilando una tras otra hasta dar la forma de un especie de soldado gigante... ¡era enorme! Me quedé paralizada en el sitio, observando el ser que pude identificar por su marca en el pecho: un Sincorazón.

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Tragué saliva. ¡Era gigantesco! Me crucé con la mirada de Ragun por unos instantes. Al verlo tan nervioso no pude evitar sentirme peor. Si mi amigo estaba asustado por su presencia, significaba que era un rival duro y que no podíamos tener posibilidades en nuestro estado.

—¡Vámonos! —gritó cuando una última pieza cayó del cielo para incrustarse como una especie de cabeza en la armadura.

El grito de Ragun me sacó del trance y comencé a correr tras él. Cuando llegamos a la puerta que conducía al Distrito 2, el alma se nos derrumbó a los dos. ¡La fuerza invisible también había llegado allí! ¿N... no había salida?

Perdí el equilibrio durante unos instantes cuando la armadura comenzó a aporrear desde abajo las paredes de alrededor nuestra. Es más, pensé que de un momento a otro la casa que se encontraba al lado nuestro podría derrumbarse.

Un silencio hizo que mis sentidos se agudizasen, esperando cualquier tipo de ataque, pero allí estábamos a salvo, ¿no? El Sincorazón era demasiado grande para pasar por aquellos sitios tan estrechos. Me comí mis palabras cuando aparecieron sus pies tras la escalinata, avanzando peligrosamente hacia nosotros.

Invoqué mi Llave-Espada para estar en guardia, pero no tenía ni idea de qué hacer. ¿Cómo podríamos escapar si las dos puertas estaban cerradas?

—Es...esto no es bueno... Ragun, ¿qué hacemos? —pregunté, aun sabiendo que él no tendría una respuesta clara.

[Sombra]

Los dos corrimos hacia la puerta del Distrito 2, estábamos acorralados. ¿Teníamos que vencer a aquella criatura estando los dos tan débiles? Era imposible sin duda. Teníamos que hacer algo para salir de allí.

Las paredes de la zona estaban siendo fuertemente golpeadas con un estrepitoso ruido que me estaba poniendo cada vez más ansioso.

—Es...esto no es bueno... Ragun, ¿qué hacemos? —preguntó Nadhia bastante nerviosa.

Una idea surgió en mi cabeza, en realidad no sabía si funcionaría pero tenía que hacerlo para estar completamente seguro.

Lancé mi llave espada al cielo haciendo que volviese en forma de Glider. Si aquello funcionaba podríamos salvarnos.

Me monté en él y di un par de vueltas alrededor de todo el Distrito para ganar velocidad. Bajé con toda la velocidad que pude y me lancé a un lado antes de que el vehículo se estrellase contra el monstruo. El cuerpo de la armadura fue lanzáda contra una pared haciendo un montón de grietas en el edificio. Me levanté viendo como el Glider desaparecía para volver a mi mano en forma de llave espada. Me di cuenta de que el sincorazón dejó de moverse, aunque no estaba derrotado en absoluto. Simplemente había logrado que "perdiese" la consciencia (si es que los sincorazón tenían algo similar). Tras aquella maniobra desesperada me sentía muy débil. Subí la callejuela quedando junto a la casa abandonada donde Nadhia estaba. El muro de la puerta que llevaba al Distrito 1 aún se mantenía ya que podía verse algo que me recordaba a un cristal casi imperceptible, sin embargo la de que conectaba con el 2 parecía haber desaparecido.

Me acerqué cogeando hacia Nadhia y sonreí satisfecho con el resultado que había logrado.

[EspeYuna]

No tuve tiempo para reaccionar a la descabellada idea de mi compañero. Lanzó su Llave-Espada al cielo, invocando su Glider. Por un momento llegué a pensar que la mejor solución era despegar desde allí hacia Tierra de Partida, por muy difícil que fuese el camino de vuelta por la diferencia de coordenadas. Pero no fue así.

Ragun se subió al Glider de detalles oscuros y empezó a circular a toda velocidad por el Distrito 3, dando varias vueltas. Mientras Ragun llevaba a cabo su plan, sin saber muy bien qué iría a hacer, una de las dos piernas metálicas se alzó para aplastarme como si fuera un diminuto bicho. Conseguí saltar hacia un lado, dolorida por chocar contra la pared que daba como balcón a la plaza que se encontraba abajo. Entonces fue cuando lo vi. Ragun se dirigía a toda velocidad hacia lo que quedaba de Armadura.

—¡¡Ragun!! —grité, asustada. En un segundo bastante peligroso mi amigo saltó de su Glider. Ésta chocó contra la armadura. Busqué el cuerpo de Ragun, pero una sombra me sobresaltó al instante: la otra pierna estaba dispuesta a no fallar, y no daría tiempo a darme la vuelta e invocar algún hechizo.

Cerré los ojos, protegiéndome con mi arma.

Pero algo insólito ocurrió. Las dos piernas metálicas cayeron al suelo, y por unos instantes parecieron algo similar a la chatarra. También noté un extraño ruido, como el de unos cristales rompiéndose. Alcé la mirada y pude observar como la barrera de la puerta que conducía al Distrito 2 se desvanecía.

Mantuve mi mirada fija en las dos partes de la Armadura, no podía bajar la guardia. Fue entonces cuando Ragun apareció tras la esquina, cojeando y con una sonrisa en su rostro. Parecía satisfecho con su hazaña. Pero yo no.

No sé muy bien que me pudo pasar en aquel momento. Estaba mosqueada, enfadada con Ragun, ¿pero por qué? No pude controlar mis impulsos y le pegué en el hombro, empujándole seguidamente con rabia.

—¡¡No vuelvas a hacer eso!! —grité, al instante que dejaba de golpearle—. ¿¡Qué hubiese pasado si no...si no...!? ¡¡Idiota!!

Oh. Fue por eso. Me había asustado cuando Ragun se dirigió hacia la Armadura. Si no hubiese bajado a tiempo de su Glider... él podría... él ahora mismo podría...estar muerto.

Me calmé un poco, meditando que yo tampoco era un buen ejemplo de "supervivencia". Llena de quemaduras, con una brecha en el párpado que a saber si se habría abierto aún más, pues la hemorragia había empapado por completo mi peculiar vendaje. No tenía derecho a hablar, pero el simple hecho de haber perdido a un amigo como Ragun...

—No me vuelvas a dar otro susto así, Ragun —dejé escapar de mi boca, sin apartar la vista del suelo o de las piezas metálicas—. Por favor. No soportaría que le pasase algo a mis amigos por mi culpa.

Antes de que Ragun pudiese hacer algo, me aproximé de nuevo a él y pasé su brazo por encima de mi hombro, cogiendo parte de su peso.

—Ahora me toca a mí, y espero qu... que no te quejes —dije, dispuesta a llevarlo de vuelta al Distrito 1 por mi cuenta. Su cojeo tenía mala pinta, y podría empeorar si atravesaba el Distrito 2 sin ayuda—. No pienso soltarte.

Y comencé a caminar junto con su peso, dejando atrás el Distrito 3. Me acordé de los múltiples usos de la Llave-Espada y dejé escapar de ella un haz de luz que cerró la puerta, haciendo aparecer una especie de cerradura.

Cerraduras que sólo los poseedores de la Llave-Espada podrían abrir.

Realmente, Ragun llegaba a pesar bastante, además de que mi fuerza física no compensaba en absoluto. Intenté no parecer cansada y, aunque di unos cuantos tropezones, seguí cargando con él.

[Sombra]

Cuando me acerqué la chica tenía una cara realmente furiosa, es más decidió darme un golpe en el hombro con fuerza.

—¡¡No vuelvas a hacer eso!! —chilló realmente enfadada—. ¿¡Qué hubiese pasado si no...si no...!? ¡¡Idiota!!

¿Qué le pasaba? No entendía por qué estaba enfadada. ¿No había salvado nuestras vidas logrando desbloquear la puerta del Distrito 2? Además, lo quisiera o no había que admitir que la armadura había sido dañada y aquello significaba que para la próxima vez sería un poco más débil... A no ser que tuviese algún tipo de capacidad para regenerarse.

—No me vuelvas a dar otro susto así, Ragun —pidió sin mirarme—. Por favor. No soportaría que le pasase algo a mis amigos por mi culpa.

Quise abrir la boca, pero la chica se acercó a mí para coger mi brazo y ponerlo de forma para que pudiese llevarme a cuestas. Aparté la mirada avergonzado e intenté liberarme diciendo que no hacía falta aquello.

—Ahora me toca a mí, y espero qu... que no te quejes —mientras decía eso insistí en apartar mi brazo, pero me lo agarró con más fuerza—. No pienso soltarte —informó.

—Lo siento... —fue lo único que salió de mi boca. No había pensado en lo que podría haberme pasado de no haber salido bien, pero si no lo hubiese hecho no podríamos haber sobrevivido.

La joven me arrastró y dejamos atrás el lugar. Posiblemente la armadura despertase en un rato de nuevo y nos buscaría por el Distrito sin éxito.

Atravesamos todo el distrito dos y subimos las escaleras de este que pasaban cerca de la fuente quedando frente a la puerta que daba con el Distrito 1, nada más la atravesasemos estaríamos a salvo. Por el camino no habían aparecido sincorazón lo que había sido un verdadero alivio. Su número se había mermado bastante en aquella noche. ¿Cuántos habíamos despachado, 20 en total? El número rondaba por la veintena, tal ves unos cuantos menos. Fue entonces cuando me acordé de algo que había pasado por alto desde que Nadhia había vuelto a por mí.

—¿Dónde está Ivan? Creía que estaba contigo —pregunté con verdadera curiosidad.

[EspeYuna]

"Lo siento", había dicho Ragun. Sonreí aliviada. Realmente hubiese sido doloroso perder a un buen amigo como él. Y el hecho de que me pidiese disculpas en parte me hacía feliz, porque se había dado cuenta de lo temerario que había sido con su vida.

Avanzamos por el Distrito 2 en silencio, hasta llegar a la puerta que daba al primer distrito y, por lo tanto, sitio seguro de la ciudad.

—¿Dónde está Ivan? Creía que estaba contigo —preguntó de repente Ragun, con cierta curiosidad al pronunciar sus palabras.

A los ojos de mi compañero mis mejillas tornaron rojas y puede que mis orejas también. Me acordé de cómo me había tratado Kit, y, en realidad, lo había juzgado mal en ese aspecto. Quizás no hubiese sido interés. Puede que sólo intentara ser amable conmigo, podría ser romántico por naturaleza, pero... ahora que lo pensaba, ¿no había visto nuestras señales en el cielo? ¿Dónde narices se había metido? Aquello me daba una pista de la auténtica cara de Ivan Kit, pero mi corazón quería negar esas acusaciones. ¿Pero por qué?

Y entonces fue cuando me acordé de mi extraño comportamiento.

—E...es una larga historia —solté sin más. Y era cierto, ¿cómo le explicaba a Ragun que de buenas a primeras me había abalanzado sobre Kit? Sonrojé de nuevo avergonzada de lo que ocurrió, aun sabiendo que no había sido yo realmente quien deseaba abrazarle—. Han pasado más cosas con respecto al broche. Te las contaré por el camino de vuelta. Vas a pensar que estoy chiflad...

En cuanto abrimos las puertas del Distrito 1, un auténtico jolgorio de gente nos esperaba, gritando de rebosante felicidad, vi...¿vitoreando? ¿Pero qu...?

Solté a Ragun y lo dejé apoyarse en la pared más próxima.

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—¡Dejad de atosigarlos, por favor! —gritó una voz familiar. Era el padre del niño de siete años, al que habíamos salvado—. ¡Gracias a los dos! Había oído hablar de vosotros, los portadores de la Llave-Espada, pero nunca llegué a imaginar que correríais tanto riesgo por salvar una vida. ¡Os estoy enormemente agradecido! —decía mientras apretaba su mano con la de Ragun, en símbolo de su gratitud.

Entonces fue cuando se acercó la madre del niño, y me pilló desprevenida, abrazándome con fuerza.

—Gracias, hija. Muchas gracias por salvar a John —me susurró al oído, a punto de echarse a llorar de nuevo—. Que una chica tan joven como tú arriesgue su vida de esa forma... sin duda eres especial. Gracias.

Iba a contestarle, feliz de sus halagos, pero algo pasaba en el ambiente. No, era yo. La mirada se me estaba nublando y la cabeza me daba vueltas. Tan... mareada...

—No... no ha...sido nada... yo... siento no haber salvado a...los demás—llegué a decir, muy arrepentida de no haber podido dar más de mí.

La mujer se dio cuenta de aquello y llamó alarmada a los demás.

—¡Esta muchacha ha perdido mucha sangre! ¡Ayudadme a llevarla con los Moguris, rápido! —sólo podía distinguir voces en la lejanía. Realmente no llegué a perder el conocimiento, sólo que me faltaban fuerzas para soportar mi propio peso o moverme siquiera —¡Muchacho, tú también tienes muy mal aspecto! ¡Ven, nos encargaremos de daros algo para aliviar el dolor!

[Sombra]

—E...es una larga historia —tartamudeó mientras empujaba la gruesa puerta de madera—. Han pasado más cosas con respecto al broche. Te las contaré por el camino de vuelta. Vas a pensar que estoy chiflad...

La chica se calló cuando pudimos ver que un grupo bastante grande de gente se había conglomerado alrededor de la calle que quedaba frente a la orfebrería. ¿Parecían contentos?

Nadhia me llevó hasta una pared donde me dejó apoyarme. Había demasiada gente cerca, aquello me molestaba mucho, resultaba agobiante. Solo quería descansar.

—¡Dejad de atosigarlos, por favor! —gritó alguien que se convirtió en algo así como una luz en medio de la oscuridad para mí—. ¡Gracias a los dos! Había oído hablar de vosotros, los portadores de la Llave-Espada, pero nunca llegué a imaginar que correríais tanto riesgo por salvar una vida. ¡Os estoy enormemente agradecido! —el hombre, que era el mismo que había aparecido mal herido antes se acercó y me tendió la mano.

—No hay de qué.

A Nadhia parecía que también le había pasado algo similar a mí pues cuando miré hacia ella estaba siendo abrazada por una mujer.

Miré hacia el cielo y cerré los ojos intentando reponer fuerzas haciendo caso omiso al gentío que me daba palmadas en la espalda. Y aún quedaba el regreso a Tierra de Partida... Me sentía tan agotado...

—¡Esta muchacha ha perdido mucha sangre! ¡Ayudadme a llevarla con los Moguris, rápido! —abrí los ojos y miré a la mujer que acababa de decir aquello. Nadhia estaba muy pálida y el paño que había cubierto su frente empezaba a chorrear mucha más sangre que antes, intenté acercarme cuando la misma mujer que había llamado a los moguris se acercó y pidió a otros habitantes de Ciudad de Paso más que me ayudasen—[b]¡Muchacho, tú también tienes muy mal aspecto! ¡Ven, nos encargaremos de daros algo para aliviar el dolor!

No tardó nada en aparecer cuatro moguris divididos en dos equipos que transportaban dos camillas. Los ciudadanos les ayudaron a tumbarnos con delicadeza. Para mí, todo lo que sucedió tras aquello quedó en blanco pues antes de darme cuenta acabé perdiendo poco a poco la consciencia entrando al mundo de los sueños.

Otra vez imágenes de mis recuerdos aparecieron llenando aquel espacio casi vacío de color negro. Al fondo del todo estaba él, otra vez. Era imposible que viese su cuerpo ya que estaba camuflado en tan espesa oscuridad, sin embargo podía sentir sus brillantes y amarillos ojos clavados en mí. Podía ver cientos de cadenas que lo atrapaban y que brillaban ligeramente, algunas de ellas estaban rotas aunque la mayoría de ellas seguían intactas.

"Bienvenido de nuevo."

—¿Quién eres? —exigí saber.

"No te molestes en preguntarme algo que sabes que no me apetece contestar."

—¿Qué eres? —pregunté de nuevo a aquella horrible criatura de tenebroso aspecto.

"No tengo que decirtelo. Pero por llegar hasta aquí, te daré un regalo."

El monstruo levantó su brazo, y una de las cadenas que le envolvían estalló en fragmentos de luz que se desintegraron con el contacto del suelo. Justo en ese momento mi hombro empezó a escocerme, mi hombrera de color dorado había cambiado de color a uno negro.

—¿Qué has hecho?

"Compruébalo tú mismo."

Una sensación de vértigo me invadió haciendo que sin más, toda aquella pesadilla acabase.

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Último post de Ragun, seguiremos en la secuela :D

[EspeYuna]

Las voces cada vez sonaban más lejanas. Sentía todo mi cuerpo entumecido, con una sensación de quemazón en el hombro que no paraba de molestar y la sangre volviendo a recorrer mi rostro. Aún así, me sentía... realizada, de alguna forma.

Había salvado la vida de un niño. Del ataque de aquellas criaturas. Valía algo más que antes. Podía considerarme una auténtica aprendiz de la Llave-Espada, y podría mirarle a la cara a Akio la próxima vez que me reuniese con él.

De repente me sentí perdida entre la oscuridad, pero a gusto con ella. Una parte de mí sabía que acababa de entrar otra vez en mi mundo de pesadilla, pero realmente sentía la necesidad de descansar allí, sin el escándalo que se había montado en la plaza de la farola. Sí, aquel silencio escalofriante se había vuelto de repente en algo reconfortante y cálido. "¿Pero por qué?", pensé. ¿Por qué la oscuridad podía llegar a ser tan gentil conmigo? ¿No se suponía que la oscuridad era maldad que los portadores de la Llave-Espada debíamos eliminar? "Mantener el equilibrio", sí, pero... ¿tan terrible era el poder de la oscuridad?

Mis pensamientos se nublaron aún más cuando percaté en la lejanía aquella nostálgica melodía. ¿Quién sería el que tocara el violín? Un momento... ¿q...qué era un violín? ¡Ah, sí! Un instrumento de música, de cuerda... pero... jamás había visto uno en mi Villa. Ni su sonido. Entonces... ¿por qué lo reconocía?

Comencé a sentirme acunada de nuevo. No me había dado cuenta de que la ahora no tan horripilante criatura, envuelta en oscuridad, prestaba atención a cada una de mis facetas y expresiones con sus brillantes ojos. Pero, por alguna extraña razón, ya no me daba miedo estar cerca de ella. Es más, me abracé a ella, buscando refugio.

—¡Agh! —me quejé, sintiendo como alguien del exterior, seguramente, empezaba a curar mis heridas. Me aferré aún más al ser —. ¡A...agh!

Como respuesta a aquello, la criatura usó sus tentáculos para aliviar mi sufrimiento, acariciándome el pelo. Todo aquello se sentía tan bien... que no quería despertar.

—Sigues tan descuidada como siempre, mi Princesa —dijo, mientras... ¿reía? Y muy agradable, a pesar de su horripilante aspecto de Sincorazón—. No has cambiado en absoluto desde la última vez.

—¿P...princesa? —pronuncié, confusa por aquel término con el cuál me seguía mencionando— ¡Ugh! ¿Por qué...? Siento que te conozco, pero... no me acuerdo de ti —sentí su triste mirada y me acurruqué en su abrazo, siendo de algún modo adherida a su oscuridad, pero no me importaba—. Lo siento.

—No te preocupes —pronunció, aunque la tristeza aún invadía su voz—. Pronto volverás a acordarte de mí. Sólo necesitas tiempo... has estado mucho tiempo dormida. Y no dejaré que vuelvas a sufrir. Jamás...

Aquellas palabras eran tan sinceras que me sentí muy embriagada por ello. Pero algo no encajaba. ¿Por qué me llamaba princesa? ¿Acaso era causa del medallón de plata? ¿Me estaba equivocando quizás con...con...?

—¿E...Evangeline? —pronuncié, ante lo que el monstruo se sorprendió y me miró fijamente—. ¿Ese es... mi verdadero nombre?

La criatura alzó la mirada y se fijó en el horizonte de oscuridad que nos rodeaba. Me asomé para observar nuestro alrededor. Nos encontrábamos en medio de un pequeño islote, rodeados de... ¿agua? Un océano sin fin. Y él parecía sumido en un profundo pensamiento, como si estuviese analizando mi deducción con absoluta seriedad.

—Evangeline, ¿eh? —preguntó a la nada, pensativo—. Hacía tanto tiempo que no oía ese nombre.

De repente, el sonido del violín empezó a escucharse más cercano.

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Oí pasos, aproximándose hacia nosotros. Noté como mi acompañante se posicionó a la defensiva, rodeándome con sus brazos con mayor fuerza. Yo intenté incorporarme para saber a qué se debía su comportamiento.

—¿¡C...cómo has llegado hasta aquí!? ¡Aléjate de nosotros! —gritó enfurecido, observando la silueta que tocaba la melodía. Una canción tan bonita... quería alcanzarle. Pero la criatura me lo impedía.

—No, yo quiero... ir con él. Su melodía es... preciosa —dije, hipnotizada por aquella dulce sonata que me hacía feliz. No podía evitar querer liberarme de sus tentáculos.

"Eso es, mi preciada Evangeline... ven conmigo... no tengas miedo."

Andé descalza por la arena, intentando aproximarme a la silueta que me llamaba. Me costaba caminar, pero sólo quería llegar a sus brazos.

"Eso es, un poquito más. Ya casi estás..."

Alzó el brazo, incitando a que la agarrase. Imité su acto.

"Vayamos juntos"

Estuve a punto de rozar sus dedos cuando un fuerte rugido retumbó a mis espaldas.

—¡¡No!! ¡No dejaré que te la lleves de nuevo! —y uno de sus tentáculos me agarró por una de las piernas. Volví en mí misma y la canción de sonata fue interrumpida por un chirriante estruendo. Pero no tuve tiempo para asimilar lo que acontecía en la superficie.

Mi cuerpo se había hundido en el profundo océano, dejando atrás a mi querido monstruo y a la nostálgica pieza de violín. Cerré los ojos, sumida por el sueño y el cansancio, sin fuerzas para pensar en nada.

Sólo quería volver a mi hogar... a Tierra de Partida.

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Último post de EspeYuna y fin del encuentro. Seguiremos la historia en el próximo. Chan chan chan~

[Zee]

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¡Felicitaciones! ¡Encuentro finalizado! Procedo a calificar ^^

En general, me ha agradado el Encuentro. Han sabido desenvolverse bien y complementarse entre ustedes. Si lo discutían tras bambalinas o no, no es importante, sino que lo han sabido hacer de maravilla. Un desempeño bastante alto, sí señor. Sobre la trama no tengo quejas, me ha parecido digna para los Aprendices de la Llave.
Apunto, además, que han desaparecido misteriosamente dos posts, de EspeYuna y de Sombra. No pongo penalización ni nada porque no tendría idea de cómo actuar en estos casos, y afortunadamente no ha sido tan difícil asumir qué iba en ese hueco.

Y como habéis superado el mínimo de posts, pues pasamos a lo individual.


Narrador, obtienes 28 PX. Como de costumbre, tu desempeño ha sido impecable. Debo halagar tu desenvoltura, pues describes excelentemente los pensamientos y acciones de Kit. La extensión y la ortografía, perfectas, y tu relación con los otros personajes siempre sabes cómo tomarla. Me ha parecido, sin embargo, que el nivel bajaba conforme te acercabas al final de la Trama. ¿Seguías estresado o es solamente cosa mía?

EspeYuna, obtienes 25 PX. Tuviste un muy buen desempeño, pero muchas veces la manera en la que enlazabas las cosas simplemente no me convencía. En alguno que otro post, te dejabas llevar por la velocidad y eso bajaba un tanto el nivel. Tú también controlas bastante bien a tu personaje y le das mucha vida, y eso me agrada sobremanera. Leyéndote, creo que pudiste mantener un nivel más constante.

Sombra, obtienes 22 PX. ¿Qué ha pasado? D: Errores de typeo, velocidad asesina, problemas al desenvolverte... En general, bien narrado, pero puedes hacerlo muchísimo mejor. La extensión ha estado bien y la ortografía, como ya dije, generalmente se debe a errores al escribir. Yes we can! n.n

Y agrego que...

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¡Ivan Kit sube al nivel 8! Quedan 29 PX para el siguiente nivel.
¡Nadhia sube al nivel 7! Quedan 37 PX para el siguiente nivel.
¡Ragun...! Permanece en el nivel 11... Quedan 22 PX para el siguiente nivel.

Gracias por participar y vuelvan pronto ^^