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Cuando los huevos quedaron bien batidos, dejé el bol sobre la encimera y cogí la levadura y la harina que acababa de tamizar Xefil.

—Cuando los huevos estén bien batidos, mezcladlo todo y metedlo dentro de un molde en el horno. Podéis ponerle las nueces troceadas si queréis.

—Gracias —dije concentrada mientras mezclaba el chocolate fundido con los huevos y los ingredientes que acababa de pasarme Xefil—. ¿Cómo vas? —pregunté a Hiro mientras me acercaba a él, y al llegar vi que ya había puesto el horno a precalentarse—. Muy bien, gracias a los dos.

Volví al lugar donde dejé el bol y, con mucho cuidado, comencé a verter la mezcla en el molde que había sobre la encimera. Preferí no meter nueces, la verdad es que no me gustaban demasiado. Cuando acabé, sonreí y, decididamente, cogí el molde y me acerqué al horno.

No obstante, cuando estaba a punto de abrirlo, me acordé de que iba a ser mejor coger una manopla, no fuera que me quemase. Así pues, dejé el molde con la mezcla en la encimera de nuevo y comencé a buscar una manopla por la cocina y después de un par de minutos de búsqueda, encontré una. Tras ponerla en mi mano derecha, introduje el bizcocho en el horno.

—¡Genial! —exclamé entusiasmada. Era la primera vez que cocinaba, pero, desde mi punto de vista, lo estaba haciendo realmente bien—. Ahora sólo queda esperar. ¡Hishaz... Higaw... Chef, por aquí ya hemos acabado! —grité intentando llamar la atención del cocinero con la mano—. Espero que me haya salido bueno... —murmuré mientras observaba cómo mi postre se calentaba dentro del horno.

Del mismo modo que Hiro, su compañera llamo la atención del maestro con un grito, informándole de que había terminado, aunque el Maestro parecía algo ocupado no pudo acercarse al momento, acompañados de un incomodo silencio la espera parecía pasar más lenta.

—Y que ¿Alguna novedad por Tierra de Partida? — Comentó —A mi me llego una carta hace poco de un Moguri ¿Porque me envía una carta un Moguri que no conozco? — Les contó para romper el hielo.

—¿Y vosotros habéis recibido alguna carta extraña? — Les pregunto, acordándose de la extraña carta que le llego cuando conoció al maestro Akio.

Higashizawa estaba un poco ocupado, por lo que no pudo venir con nosotros al instante. Así pues, me apoyé en la encimera para esperar.

—Y que ¿Alguna novedad por Tierra de Partida? —comentó Hiro para romper el incómodo silencio que había entre nosotros—. A mi me llego una carta hace poco de un Moguri ¿Por qué me envía una carta un Moguri que no conozco?

Me encogí de hombros como muestra de que no tenía ni idea y volví a buscar con la mirada a Higashizawa, que estaba hablando con otro grupo.

—¿Y vosotros habéis recibido alguna carta extraña?

—No... Y si me la han enviado a mí no me ha llegado nada —respondí sonriendo mientras me ponía de cuclillas para observar el bizcocho de nuevo.

Después de unos segundos, vi que alguien estaba de pie a mi lado. Retiré la vista del horno y miré hacia arriba, y osbervé como el chef, que acababa de llegar, me observaba desde arriba. Me levanté y me separé del horno para que él pudiera echarle un vistazo, y después de ver cómo iba el bizcocho, me dijo que esperara a que acabara de cocinarse y entonces lo sacara y lo colocara junto a los demás platos de mi grupo.

Higashizawa fue a hablar con otro grupo, y yo volví a agacharme para observar cómo iba cocinándose el postre. Cuando el timbrecito del horno sonó para indicar que ya había acabado, me levanté, me puse de nuevo la manopla que había utilizado anteriormente y saqué la fuente donde el bizcocho estaba ya cocinado, con una pinta deliciosa, y lo puse al lado del plato que había cocinado Xefil.

—¡Genial! —dije sonriendo al ver la deliciosa pinta que tenían todos los platos de mi grupo—. ¡Creo que no lo hemos hecho nada mal, chicos!