[Espacio Profundo] ¡Demasiada tecnología para mí!

[Zee]

Advertí que, por unos instantes, mi pregunta sobre las brujas había despertado el interés en Ragun. ¿Por qué la habré preguntado, te cuestionas? Bueno, la verdad es que sigo sin tener idea. Posiblemente pasaría algún viejo cuento de mi reino por mi cabeza y, especialmente con aquello de la maldición de sueño eterno, me estaría afectando sobremanera todo el asunto de la mitología y el folklore.

—Si el universo es infinito, existen infinitas posibilidades de que existan.

Aquel fue el argumento conclusivo de Ragun. Aquello era, ciertamente, posible. Pero... ¿y en Reino Encantado? ¿Habría tenido una bruja la culpa? Alejé la mirada y me senté a un lado de la ventana, con el mentón recargado sobre mi mano, y observando a través del cristal, como si quisiera ver mi viejo mundo en la lejanía.

—Creo que algún día podrás acabar con esa maldición y despertar a todos —intentó consolarme Ragun. Sonreí levemente—. Yo también tengo una meta que cumplir —confesó luego— en cuanto sea más poderoso y pueda llamarme Maestro a mí mismo; aunque para ello tendré que ser el mejor.

—Oh, estoy seguro de que lo lograrás muy pronto —le resté importancia, haciendo un gesto con mi mano—. Si no fueses fuerte, supongo que todos esos falsos rumores sobre ti no circularían por el castillo. Además, por algo has sido elegido para ser mi tutor, ¿no?

Volví a alejar mi mirada por la ventana. ¿Podría ser yo también fuerte, algún día? ¿Podría cumplir las expectativas de Ragun y levantar la maldición por mi cuenta? No... Aunque le había presumido a Nanashi de que sería perfectamente capaz de hacerlo por mi cuenta, la verdad era que no lo creía posible. Mi trabajo era despejarle el camino a quien le correspondiera aquel gran destino. Y con ello me refería a quitar a todos los Sincorazón que pudiesen estorbarle.

—Tú y un tal Fij, o algo así...—comencé de nuevo, refiriéndome a los Aprendices Veteranos de los cuales había ido hablar anteriormente, pero cuyos nombres no recordaba bien—.Y un Áivan y Hituri, ¿me parece? Vosotros tres o cuatro y otros más sois el tema de conversación de los Aprendices de más bajo nivel... A que no sabías eso, ¿eh? Unos meses más y estaréis dándonos clases a nosotros.

>>¡Oh! ¿Cuánto falta para llegar? Supongo que las Gumis son más rápidas que un Glider... o un bisonte.....

[Sombra]

—Oh, estoy seguro de que lo lograrás muy pronto —sonreí levemente ante aquella posibilidad—. Si no fueses fuerte, supongo que todos esos falsos rumores sobre ti no circularían por el castillo. Además, por algo has sido elegido para ser mi tutor, ¿no?

El muchacho se volvió a la ventana (supuse que esperando vislumbrar el mundo en cuestión)

—No creo. Todavía me falta mucho para eso. He luchado una vez contra Ronin y no necesitó tocarme siquiera para derrotarme —sonreí amargamente recordando el día que mi llave espada había mutado.

—Tú y un tal Fij, o algo así... Y un Áivan y Hituri, ¿me parece? Vosotros tres o cuatro y otros más sois el tema de conversación de los Aprendices de más bajo nivel... A que no sabías eso, ¿eh? Unos meses más y estaréis dándonos clases a nosotros.

—Te equivocas en los nombres —comenté—. Son Fyk, Ivan e Hitori —corregí al joven—. Puedo asegurar que Fyk es muy poderoso pese a su edad. Es alguien realmente valeroso. Pero hay más personas poderosas, por ejemplo está Saxor o Nadhia. Todos ellos son realmente fuertes y son geniales en lo que se les da bien.

>>¡Oh! ¿Cuánto falta para llegar? Supongo que las Gumis son más rápidas que un Glider... o un bisonte.....[/b]

Me acerqué a Simon tras aquellas palabras para preguntarle un poco sobre lo que tardaríamos en llegar.

—En tres minutos veremos el mundo —alcé la voz para que llegase a Xefil.

[Zee]

Me molestó un poco que Ragun tuviese que actuar de intermediario ante la actitud de Simon. Sólo un poco, destaco, puesto que era cierto que el hombre se hallaba, evidentemente, todavía ocupado con los controles. ¿Sería así de complicado controlar una nave Gumi o estaba teniendo problemas? Si fuese lo primero, entonces la tendría difícil si algún día se me ocurría pilotear una de esas.

—Me quedo con el Glider, no pasa nada...

Expectante, me recargué de nuevo contra la ventana, esperando que el mundo entrara en mi campo de visión. Cuando pasaron tres minutos, decidí que había sido una mala idea asomarme por un costado, por lo que me puse de pie y me acerqué hasta donde estaban Ragun y Simon, ambos embelesados con los controles. Yo, por otro lado, por la forma que poco a poco comenzaba a definirse contra el oscuro lienzo del espacio...

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¡Una nave gigante! ¡El mundo al que íbamos era una nave gigante! No pude evitar que de mis labios escapara una expresión de sorpresa cuando la fortaleza flotante comenzó a aumentar de tamaño conforme nos acercábamos. De una u otra manera (y para mi diversión) se asemejaba a una ballena por la forma redondeada y el grisáceo color.

—Una ballena espacial. Ahora eso sería algo curioso...

Los propulsores se hallaban activados y expelían enormes columnas de fuego azul, por lo que Simon tuvo que corregir el rumbo unos grados hacia la derecha. Conforme más nos acercábamos, comencé a notar naves más pequeñas que volaban alrededor. ¿Serían naves gumi? ¿O serían naves nativas de aquel mundo? De una u otra manera, era un espectáculo bastante sorprendente, sin duda.

—Erm... ¿bajamos en el Glider o la... o la nave tiene alguna especie de muelle para gumis?

[Sombra]

En realidad, los cálculos de Simon habían sido erroneos ya que el mundo no apareció en frente nuestra hasta los casi cuatro minutos, pero bueno. Había sido bastante cercana su estimación.

—Impresionante.

Aquella nave era incluso más grande de lo que me había imaginado. Era de metal y nuestra nave gumi no era más que una hormiga frente a un gigante. No, ni siquiera llegabamos al tamaño de una hormiga, seríamos un simple piojo, como mucho.

La forma del "vehículo" era un tanto particular, no parecía ser del tipo que pudiese aterrizar por lo que deduje que era el famoso mundo de Fyk. Nunca lo había visto en persona, pero visto lo visto... Era impresionante, muy impresionante. Xefil soltó en ese momento una exclamació de sorpresa, no me extrañó en absoluto. Incluso Simon, que seguramente estaba acostumbrado a ver mundos tan sorprendentes como aquel.

No tardamos mucho en situarnos en la "orbita" de la nave. Había cientos de ellas, algunas pequeñas y otras bastante más grandes que parecían ser de transporte de mercancías.

—Erm... ¿bajamos en el Glider o la... o la nave tiene alguna especie de muelle para gumis? —preguntó Xefil en ese momento. Simon explicó brevemente que la Nave Durgon, al parecer tenía unos enormes hangares donde se podían dejar las naves por lo que nos dejaría allí, donde nos las apañaríamos como quisiesemos.

La nave entró a traves de una especie de "campo de fuerza" que parecía evitar que el oxígeno saliese de la nave nodriza y se esparciera por el espacio aunque también contaba con unas compuertas bastante gruesas que seguramente podrían resistir el impacto de cientos de asteroides.

—Es... alucinante —dejé salir por mi boca. Nyx fue el primero en salir cuando se abrió la compuerta—. No te alejes mucho —le dije en ese momento.

El lugar donde nos encontrábamos era enorme y tenía bastantes más naves aparcadas, había de diversos tipos aunque todas tenían un tamaño parecido. Fyk me había comentado que cada hangar era para un tipo de nave diferente, por ejemplo existía uno usado exclusivamente para misiones que la Federación galáctica encomendaba al Cuerpo de Defensa en el que sus padres trabajaban.

—Gracias por acercarnos, Simon —agradecí al hombre de aspecto de macarra para despedirme con una mano mientras salía de la nave. Hice un gesto a Xefil para que me siguiese.

Al fondo del hangar había unas escaleras que subían a una especie de "pasarela" que acababa en una puerta metálica bastante futurista pero extraña en cierto modo.

—Este lugar es un hangar. Se utiliza para reparar naves o simplemente dejarlas estacionadas. Al parecer hay muchos hangares más para naves más pequeñas y más grandes —expliqué lo que sabía a Xefil sobre aquel lugar.

[Zee]

La Nave Gumi de Simon atravesó un delgado velo de color celeste, como si hubiésemos cruzado por debajo de una catarata. Dejando salir una nueva exclamación de sorpresa, contemplé maravillado cómo el espectro comenzaba a subir lentamente por el cristal, como si nuestra entrada no le importara en lo más mínimo. Quise seguirlo con la mirada, pero desafortunadamente se alejó a la parte trasera de la nave conforme más nos adentramos. ¿Qué había sido esa cosa?

Con la destreza y maestría de un experto, Simon aterrizó su nave sin problema alguno en una estación que parecía haber sido construida precisamente para ello. Justo como había dicho antes, de hecho: un muelle para Naves Gumi. Decidió, luego de detenerse, dejarnos a mí y a Ragun a nuestra suerte. No era como si le necesitáramos, pero bueno, era nuestro boleto de regreso... o el de Nyx, por lo menos.

—No te alejes mucho —creí que Ragun me decía, a la par que bajábamos de la nave, por lo que asentí con la cabeza. Sin embargo, cuando advertí cómo el lobo se escabullía por entre nuestras piernas y comenzaba a explorar alrededor, descubrí, avergonzado, que era una orden para la mascota.

Bueno... no me haría daño permanecer cerca de todas maneras, ¿no?

—Este lugar es un hangar —comenzó a explicar mi tutor, apuntando a la enorme "galería" en la que habíamos terminado. Era un gigantesco muelle sin agua, flotante sobre el frío y oscuro espacio. Una flota entera de galeones podría llegar allí seguramente... si los galeones pudiesen volar, claro—.Se utiliza para reparar naves o simplemente dejarlas estacionadas. Al parecer hay muchos hangares más para naves más pequeñas y más grandes.

Asentí con la cabeza, aceptando la explicación de Ragun. No era muy detallada, pero tampoco era errónea... Y es que, ¿qué más podía decirse sobre aquel lugar? Más que un muelle, era como un establo para gigantescos y metálicos caballos, donde además se les daba suficiente mantenimiento para su siguiente viaje. Me pregunté si la blanca y pulcra nave de Simon necesitaba de aquellos servicios, en vista de lo bien cuidada que la tenía.

—¿Cómo llegan los Sincorazón hasta este sitio? —murmuré. Sin duda, su deseo de corromper los corazones de otros los llevaba muy, muy lejos...

[Sombra]

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Quizás te extraña un poco que diga que no hay sincorazón en la nave, pero Nell me dijera para la trama Dead Space que los sincorazón empezaron a aparecer de súbito poco antes de que la Reclusa se escapase de la prisión.

—Bueno... Al parecer este mundo no tiene sincorazón. Como más que mundo, esto es una nave supongo que no es un lugar de interés para ellos —medité sin estar muy seguro—. Por lo que sé, han aparecido varias veces, quizás una o dos veces. Pero eran casos muy aislados y no lograron hacer nada, imagino que llegarían dentro de alguna nave o algo así. Al parecer tienen un sistema de seguridad muy sofisticado en la nave, además de un grupo conocido como Cuerpo de Defensa Planetario que se encarga de ayudar a los Caballeros de la Llave Espada. Al parecer este mundo es de esos pocos que saben todo sobre nuestro trabajo, como Ciudad de Paso —expliqué lo más detalladamente posible.

Fui caminando por el hangar hacia el fondo de este, donde había una puerta doble de salida con apertura automática. Nada más me acerqué, la puerta se apartó como por arte de magia. Deducí que Xefil estaría sorprendido ante aquello.

—Esto es una puerta automática. Se abre cuando detecta seres vivos en sus cercanías. Funciona con electricidad y una serie de detectores. No conozco demasíados detalles, pero lo que importa es que son bastante comunes en mundos tecnológicos.

[Zee]

¿Los Sincorazón no se aparecían por allí? ¿Cómo era eso posible...?

Ragun teorizaba que era debido a la naturaleza del "mundo", que, más que eso, era en realidad una enorme fortaleza flotante en el Intersticio. Era posible, sí, que los Sincorazón no se acercaran demasiado puesto que la nave no tenía un Corazón... ¿pero y las centenas de personas que vivían dentro? Sus corazones debían ser más que atractivos para aquellas criaturas.

Por lo menos la nave tenía un sistema de seguridad, por si algo llegaba a suceder. Y no sólo eso, sino lo que Ragun llamaba un "Cuerpo de Defensa". Aquel sitio realmente se hallaba preparado para la lucha contra la oscuridad, así que no era nada sorprendente que también conocieran sobre la existencia de la Llave-Espada. Fue eso lo que mi tutor añadió.

¿Por qué no podían todos los mundos ser así...?

Ambos continuamos caminando, dejando poco a poco al hangar detrás nuestra. Yo no dejaba de mirar de un lado a otro, intentando encontrar algo que me llamara la atención, pero más allá de los muros metálicos y las linternas que seguramente funcionaban con electricidad, no había mucho que aprender. Tal vez... ¿no nos encontrábamos con lo "avanzado" todavía?

Por mi mente acababa apenas de cruzar aquel pensamiento cuando un muro se apartó de nuestro camino cuando Ragun se aproximó a él. ¿De verdad había pasado realmente lo que creía que había pasado? Ahora había un hueco frente a nosotros, dejándonos el paso libre a otra sección de la nave. Era como el marco de...

—Esto es una puerta automática —explicó Ragun. Asentí con la cabeza. Bueno, por lo menos ahora tenía más sentido—. Se abre cuando detecta seres vivos en sus cercanías. Funciona con electricidad y una serie de detectores. No conozco demasíados detalles, pero lo que importa es que son bastante comunes en mundos tecnológicos.

—"Detectores de movimiento", ¿tal vez? —me aventuré a decir, inclusive si mi tutor había confesado no conocer los detalles. Los engranajes de mi mente comenzaron a funcionar y a formular más y más ideas—: O tal vez detecten la radiación calórica del cuerpo... ¿O la silueta? Oh, no, aquí hay más de una forma de vida inteligente con diferentes figuras... como Fyk, ¿no?

Continué hablando un poco sobre mis teorías. No entendía cómo funcionaba realmente, pero intentaba aplicar mis conocimientos a lo que se me presentaba. ¿Estaría haciendo un buen trabajo como estudiante? Di varios pasos al interior, mientras le contaba a Ragun cómo me habían explicado que el cuerpo humano irradiaba calor y...

Y blablabla.

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Perdona que mis posts estén siendo tan flojos y pasivos, pero es que no recuerdo el mundo con claridad (hace tiempo que no juego al BbS), así que estoy confiando en ti por ahora xDDD

[Sombra]

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No te preocupes, podemos tirar de zonas custrom xDD

Si de verdad quieres ver como era el mundo, te recomiendo buscar gameplays de dicho lugar, en Youtube habrá alguno, ten eso por seguro.

—"Detectores de movimiento", ¿tal vez? O tal vez detecten la radiación calórica del cuerpo... ¿O la silueta? Oh, no, aquí hay más de una forma de vida inteligente con diferentes figuras... como Fyk, ¿no?

—Supongo que serán detectores de movimiento. No creo que todos los seres de esta nave tengan la misma temperatura corporal —opiné pensando en las numerosas razas que vivían en este mundo, no todas tenían las mismas características, aunque se me hacía algo dificil imaginar razas diferentes a la humana, excepto la de Fyk, tal vez.

Xefil continuó hablando sobre diversas teorías sobre el funcionamiento de aquellas puertas y sobre las explicaciones que una amiga suya le había dado. Gracias a aquella persona, parecía que Xefil sabía bastante sobre el tema, aquello facilitaba mucho las cosas, sin duda.

Caminamos por un pasillo algo largo mientras "mi aprendiz" contemplaba algo atonito hasta el más mínimo detalle de aquel mundo.

Continuamos un poco más llegando a una puerta que al igual que la anterior se abrió a nuestro paso dando a una sala circular completamente vacía de techo bajo. Al montar, pude darme cuenta de que no parecía estar "sujeto" a la nave y por los botones que había en la pared, junto a la puerta pude deducir que aquel lugar no era nada más y nada menos que un ascensor. Nunca había montado en uno, y aquello me ponía algo nervioso. Por lo que había leído en la biblioteca se trataban de elevadores que funcionaban con energía eléctrica y que servían para subir o bajar personas o cosas de forma sencilla y sin esfuerzo físico.

El ascensor solo tenía dos botones, uno con una flecha hacia arriba con luz en su interior y otro con una hacia abajo apagada que indicaba que no había pisos más abajo.

—Nunca había montado en uno, la verdad —admití—. Esto es un ascensor, al pulsar eses botones esto se eleva llevando a otra zona. Como todo en este mundo, este aparato también funciona con electricidad, aunque también lleva engranajes, cuerdas y poleas.

Pulsé la flecha que señalaba hacia arriba.

[Zee]

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Pero no recuerdo el maldito mundo, señooooor... ¿estás customizando? xD
Perdón por el post soso, pero es que mientras siga en este plan no podré decir mucho más. Discutimos luego por privado, ¿kay? ^^

Continuamos caminando. Aquel mundo resultaba bastante interesante, para ser sincero. Inclusive algo tan sencillo como los muros y el techo se hallaban a rebosar de artefactos que no conocía. Lámparas fluorescentes de distintos colores, cableado cuyo inicio o final nunca eran reconocibles, placas que parecían estar hechas de metales desconocidos... Todo parecía tan avanzado, pero al mismo tiempo tan conocido. Era extraño. No había tenido ningún problema en entender nada de lo que había allí.

Y un ascensor. Nada sorprendente, en realidad. Y aunque Ragun intentó explicarme su funcionamiento básico, aquella cosa sin duda usaba algo más que cuerdas. Era una plataforma que se alzaba por su cuenta, de hecho. ¿Anti-Gravedad? ¿Imanes? ¿Cómo funcionaba? Aparentemente mi tutor tampoco lo tenía muy claro, pero no quise decir nada. Sencillamente me subí a ella, esperando que nos llevase a nuestro destino.

—¿Qué hay arriba...? —pregunté. Luego, algo apenado, miré a Ragun para añadir—: Erm, es más... ¿a dónde vamos?

[Sombra]

—¿Qué hay arriba...? —pregunté. Luego, algo apenado, miré a Ragun para añadir—: Erm, es más... ¿a dónde vamos?

—Es una ciudad, huele a muchos seres vivos... Aunque no son humanos —me informó de pronto Nyx haciendo que me agachase un poco para mirarle de cerca y acariciar su cabeza, cerca de las orejas. Un lugar que le encantaba y en el que solía acariciarle como "recompensa".

—Una ciudad... Supongo que era de esperarse —le dije a mi mascota. Miré a Xefil, el cual tal vez estuviese extrañado por que hablara a mi mascota como si me hubiese dicho algo realmente cuando solo había soltado unos cuantos gruñidos que se alejaban mucho de cualquier idioma entendible—. Ah, claro. No te dije nada... Por algún motivo, tengo la capacidad de hablar con él y entender lo que dice. No es que sea muy importante, pero creo que así no pensarás que soy demasíado raro —intenté sonreír un poco, aunque como siempre, no se viese.

No pasó mucho hasta que la plataforma, que tal vez funcionaba con otro sistema que no fuera el de cuerdas y engranages (ya que al parecer, los ascensores de ese tipo hacían bastante ruído) Salí a fuera con Nyx y miré maravillado la ciudad que había allí dentro. ¡Era enorme!

Decenas de edificios que se conectaban por varios caminos que pasaban a alturas impresionantes, numerosos seres de razas que no eran humanas paseando como si nada... ¡Era simplemente increíble!

¿Y aquello eran Gliders? No, no eran nuestros vehículos. Pero se asemejaban. Patinetes voladores, skates flotantes... ¿Tan avanzados estaban? No había visto nunca un mundo así.

—¿A dónde deberíamos ir? Esta ciudad da más miedo que Mundo Inexistente...

Pude ver un holograma que se acercó a nosotros mostrando publicidad sobre diferentes artículos. A nadie le importaba que un cartel flotante estuviese acosandonos, por lo que debía der normal aquello. Me di cuenta de que uno de ellos era una nave preciosa y de gran tamaño. A pesar de que podría decirse que era muy cara no era algo que no pudiese adquirir (Al fin y al cabo, el trabajo como Caballero de la Llave Espada estaba muy bien pagado) Tenía muchas ganas de controlar una de aquellas naves. Debía ser muy cómodo para moverse entre los mundos... No era la primera vez que me daba un apretón a medio camino por el intersicio de los mundos...

[Zee]

...

...así que Ragun... hablaba con su mascota. No dije nada, pero se me antojaba imposible. Aunque era cierto que Nyx parecía más inteligente que otros animales, la posibilidad de que su dueño pudiese entenderlo no tenía sentido alguno. ¿Sería posible que Ragun sólo creyera entenderle? Aunque, una vez más, si había cosas en aquel gigantesco universo que escapaban mi comprensión... ¿tal vez el chico decía la verdad?

Miré a Nyx de reojo, como si esperase que me dijese algo en cualquier momento. Pero luego sacudí la cabeza y llevé mis ojos al frente, expectante ante la visión que estaría a punto de presentarse ante mí.

Una ciudad. Y si Tierra de Partida era avanzada comparada con Reino Encantado, entonces éste sería una broma frente a lo que se alzaba ante mí. Edificios de formas tan estilizadas y materiales tan brillantes, conectados por caminos luminosos en los que absolutamente nada tocaba el suelo, pantallas de luz que aparecían sobre el mismísimo aire y comunicaban cosas incomprensibles, el sonido de los futuristas motores... Todo aquello era, simplemente, impresionante.

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Una de esas extrañas imágenes flotantes pasó en frente nuestra, mostrándonos su contenido como si quisiera anunciarnos... ¡Oh! ¡Aquello era publicidad! ¡Increíble! La pantalla de luz nos rodeó a los tres, como queriendo que le prestáramos atención. Ragun, de hecho, ya se veía interesado por un par de artículos.

Un Glider pasó por encima mí-- ¡No, no podían ser Gliders! Pero eran vehículos que levitaban sobre el suelo, por lo que no habría mucha diferencia entre ambos. ¿Y si conseguía uno? Tal vez me ayudaría poder llevar la Llave mientras volaba sobre el enemigo.

Ignorando por unos instantes a Ragun, me alejé para seguir aquella tabla azul, esperando poder encontrar algo interesante o relacionado por el camino. Sin embargo, entre algunas criaturas que, al igual que yo, iban a pie y bloqueaban el camino, y que el vehículo era bastante veloz, terminé por perderlo de vista.

Un elefante bípedo pasó a mi lado. Un escorpión gigante con piel en lugar de exoesqueleto me hizo algunos ruidillos para que me apartara del camino. Una bolita rosa con ojos del tamaño de mi cabeza infló los mofletes tanto que se alzó por encima de la multitud como un globo.

—Increíble...

Me acerqué a un puesto, donde un insecto palo de color rojo mostraba algunas mercancías. Para mi sorpresa, me ofreció algunos artículos en mi idioma: cápsulas de viaje, comunicadores, granadas de plasma, un arma láser... Artículos de batalla, aparentemente. Para el cuerpo de defensa y... ¡los caballeros de la Llave!

—¿Y entonces, jumano, qué deseas? ¡Desde el fondo de tus túbulos torácicos!

Y en ese momento alzó algo que sin duda me interesó...

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—Wo... ¿Cuá... ¡cuánto por eso!? —pregunté, emocionado—. ¡Ragun, tienes que ver todo lo que tienen por acá!

[Sombra]

—¡Esp...! ¡Xefil! —estaba perdiéndole de vista. Me sorprendió bastante que hubiese decidido perseguir aquel monopatín. Lo suficiente como para no haber reaccionado y estuviese cerca de perderle. No sería bueno que nos separasemos, no nos convenía demasiado, jamás había estado en un mundo con tanta población por metro cuadrado, sin contar Coliseo del Olimpo, pero aquel mundo en realidad era extraño, una enorme nave a la que iban miles de personas de todo el universo a comprar materias primas y objetos de extraña procedencia, era impresionante. Con razón era un mundo tan importante.

Tras caminar un poco esquivando a la numerosa gente de todas las razas, tamaños y formas imaginables (de las cuales muy pocos eran humanos, y los más parecidos tenían rasgos animales, como Lyn) vi a Xefil en una especie de puesto que estaba en una esquina de la calle exibiendo artilugios de todo tipo. Aquello era un mercado, era algo bastante normal en cualquier mundo civilizado.

—Disculpe, humano. ¿Le interesaría comprar una Nave-Hogar? —escuché a mis espaldas una voz masculina que parecía reverberar en mi cabeza, como si estuviesen hablandome telepáticamente (algo similar a lo que me pasaba con Nyx) Al girarme vi a un ser que vestía de traje, a simple vista era una persona humana, sin embargo era excesivamente delgado y sus extremidades eran alargadas, era mucho más alto que un humano, incluso. Lo más llamativo de él era su blanca piel y la ausencia de boca, ojos o cualquier otro rasgo facial que pudiese decirse que sirviese para comer, mirar o respirar.

—Ah, yo bueno. Pues... —no sabía que contestar, nunca había hablado con un ser así, y a pesar de que estaba interesado no podría saber realmente si era buena idea comprar una nave. Tenía suficiente dinero, había ahorrado mucho y el premio de Coliseo del Olimpo había sido cuantioso. Pero aún así no estaba seguro... Había recibido clases de Navescuela y tenía carnét, aunque era muy inexperto. Por ejemplo, la nave de Simon tenía unos controles más complejos dado su tamaño, yo sabía manejar Naves-Uniplaza, pero tanto como una Nave-Hogar...

—¡Ragun, tienes que ver todo lo que tienen por acá! —me llamó en ese momento Xefil haciendo que el extraño y delgado ser observase al muchacho que acababa de llamarme.

—Parece que su acompañante le solicita, así que me despido. Sin embargo, le daré mi tarjeta. Si está interesado llámeme.

El hombre delgado se alejó entre la multitud viendose incluso cuando estaba lejos dado a su gran altura. En ese momento me acerqué a mi compañero maravillado ante lo que me mostraba.

—Woaaa... —solté sorprendido ante aquella especie de espada-láser tan hermosa—. ¿Vas a comprarla? Yo estaba pensando pasarme por una tienda de Naves espaciales. Oh, bueno... Se supone que debía enseñarte mundos con tecnología para que te acostumbrases y estoy pensando en mí mismo...

[Zee]

—¿Comprarla? No... no lo sé todavía —respondí a Ragun en cuanto terminó con sus palabras, tras referirse a aquella pequeña daga que brillaba con luz propia. Se hallaba sostenida en un soporte metálico, evidenciando que su fulgurante hoja era peligrosa.

—¡Qué dices, jumano! —intervino frenéticamente aquella extraña criatura que atendía el puesto, agitando sus pinzas con desesperación—. Nunununu, nu voy a perder ninguna venta más... ¡Si lu compras, haré un descuento especial!

Inconscientemente, mi mano se deslizó hacia mi bolsillo, tentada por aquella oferta. ¡Una daga de plasma, ni más ni menos! Sin duda alguna, sería una posesión preciada en un futuro.

—Aaah... Descuida, Ragun, ya he visto suficiente. Creo que podemos perdernos por allí un rato... ¿Por qué no vais Nyx y tú a ver las naves? Os alcanzaré en un momento...

Acto seguido, me giré de nuevo hacia el extraño insecto, dando por hecho que mi tutor preferiría echarle una ojeada a lo que tanto le estaba interesando.

—Eh... ¿tendrás eso en verde?

[Sombra]

—¿Comprarla? No... no lo sé todavía —me dijo Xefil dudoso.

—¡Qué dices, jumano! —interrumpió el extraño ser que parecía un insecto moviendo sus pinzas de forma frenética—. Nunununu, nu voy a perder ninguna venta más... ¡Si lu compras, haré un descuento especial!

Xefil pareció más convencido, fue entonces cuando respondió a lo otro que había dicho.

—Aaah... Descuida, Ragun, ya he visto suficiente. Creo que podemos perdernos por allí un rato... ¿Por qué no vais Nyx y tú a ver las naves? Os alcanzaré en un momento...

Asentí despacio y me fui alejando junto a Nyx. Miré la tarjeta donde ponía una dirección y el nombre de la empresa "Slender S.A.", por lo que se veía quedaba bastante cerca del puesto donde Xefil se había quedado por lo que no dudé en acercarme. Un ascensor daba la bienvenida al concesionario de Naves Gumi, pulsé el botón que llevaba abajo haciendo que el elevador descendiese durante unos minutos antes de llegar a un enorme hangar bien decorado, lo que daba la impresión de que querían dar una buena imágen.

—Oh, es usted. Gracias por venir —agradeció el vendedor con una voz amable. Me pregunté como podía hablar sin boca—. Tenemos una gran variedad de naves, aunque la que quería enseñarle tiene una impresionante calidad, es el último modelo de Nave-Hogar por lo que está equipada con todo lujo de detalles. Es magnífica para aquellos que viajan mucho y no quieren buscar hospedaje en el propio mundo, además dispone de un teletransportador de muy buena calidad que permite el acceso inmediato a la nave. También posee sistemas defensivos contra ataques externos, sincorazón, asteroides... La nave tiene una aleación de Orihalcon que recubre por completo la cubierta por lo que es un verdadero tanque. Ah, además también posee torretas y cañones que sirven muy bien para abrirse paso entre cinturones de asteroides o hordas de sincorazón espaciales. Es una ganga para tener todo esto, la verdad —explicó la criatura dirigiéndome al interior de una nave que era mucho más grande que la de Simon.

—Ya veo...

Dentro había gran espacio para moverse con libertad, un enorme salón, varias habitaciones y baños, cocina, despensa, frigorífico... Incluso tenía acceso para los motores y una gran y amplia sala de control con un ventanal que permitía un gran campo de visión. Finalmente, también había en el centro un mapa estelar con un gran conjunto de puntitos brillantes que estaban sobre un panel que proyectaba el holograma de la galaxia. Nada que ver con el cutre mapa que tenía de cuando Kazuki me reclutara para ir con él.

—¿Y cuánto decía que vale? —pregunté esperando una barbaridad. Sin embargo, la respuesta del alienígena fue sorprendente. No era para nada cara, me llegaba de sobra.

—...y puede pagarla a cómodos plazos mensuales. Solo tiene que firmar aquí y poner sus datos —finalizó el resto de la negociación haciendo aparecer unas hojas de papel y un bolígrafo que me tendió para que firmase y pusiese datos, como mi identificador y similares.

Leí todo antes de empezar a escribir todo lo que las hojas me pedían. El hombre delgado me ofreció la copia quedandose ellos el original. Lo típico en aquel tipo de cosas.

Me ofreció una especie de reloj (al parecer eran las "llaves" de la nave) me lo coloqué en la muñeca mientras me explicaba la utilidad de cada comando.

—...y bueno, tendremos la nave preparada en este mismo Hangar lista para que usted pueda partir en cualquier momento, tendremos el Nodo Energético lleno por lo que no tendrá problema de combustible, pero le recomiendo recargar las baterías tras cada viaje —terminó de hablar.

Asentí con la cabeza y me despedí de aquel ser de la raza Slenderman (o eso me había dicho) para volver a buscar a Xefil.
Salí de la tienda en busca de mi compañero. Había tardado casi media hora por lo que tal vez él se hubiera cansado de esperar. ¿Dónde podría estar ahora? Aquella ciudad era demasiado grande.

[Zee]

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La extraña criatura asintió con la cabeza y desapareció en una parte de su pequeño puesto que no alcanzaba a ver. Escuché cómo revolvía algunas cosas, pero preferí ignorarlas mientras continuaba observando todo lo que exhibía en la mesa que tenía frente a mí. Finalmente el insecto salió de su escondite (con las antenas un poco movidas y el exoesqueleto lleno de polvo) y me tendió un trozo de plástico de color negro.

Reconocí al instante que se trataba de la empuñadura de aquella futurista daga, por lo que jalé el gatillo. Al instante un zumbido surgió del aparato y la figura de la "hoja" se extendió con rapidez, acompañada por un destello y el sonido del caliente plasma materializándose. Y sí, ésta era de color verde.

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—Tengo platines. ¿Está eso bien?

—¿Qué utra cosa si no, jumano?

Me encogí de hombros y llevé la mano a mi cinturón, esperando encontrar la pequeña bolsita de suelto que siempre llevaba allí. La tomé entre mis dedos y luego, pensando que seguramente no sería suficiente, comencé a buscar la bolsa más grande que llevaba oculta dentro de la ropa.

—¡Con estu estoy más cerca de mi sueñu! —exclamó de pronto el dependiente, sin preocuparse por ocultar su entusiasmo. Algo curioso, inquirí de inmediato:

—¿Y cuál es tu sueño, si se me permite preguntar?

El insecto se llevó una pinza a la frente, fingiendo un saludo militar, y colocándose recto y con la ¿barbilla? en alto, respondió con una voz firme:

—¡Quieru trabajar en el Cuerpo de Defensa! ¡Quieru proteger tudo lu que es importante! ¡Quiero proteger lu que más quieru en el mundo: esta nave!

Abrí los ojos levemente por la sorpresa que la frase de aquel insecto produjo en mí: el significado que se ocultaba detrás que aquellas palabras me resultaba tan familiar y especial que no pude evitar sentir una extraña tibieza en mi pecho cuando las pronunció. Una sonrisa se dibujó en mi rostro sin que me diera cuenta de ello siquiera.

Si realmente soy débil... prométame que esta necesidad de proteger lo que más quiero en el mundo, esta otra fuerza que siento tan intensamente me servirá de algo allá donde me lleve...

—¡Incluso estoy practicando el idioma jumano! ¡Nu estoy usandu ningún traductor, nununu!

Solté una risita, divertido. Y luego, sin evitar sentirme algo nostálgico, me incliné un poco más sobre la mesa.

—¿Cuál es tu nombre? —pregunté. El insecto bajó su pinza y la tendió al frente, como presentándose ante mí. En cuanto la estreché, ya había contestado:

—¡Mi nombre es Bichu!

Con una sonrisa en el rostro, deslicé la bolsita con platines sobre la mesa, hasta que estuvo al alcance del supuesto Bichu. No Bicho, como un bicho, sino... Bichu. Parecía que mi amabilidad estaba empezando a ponerlo nervioso, pues miró mi rostro con curiosidad. Eso o no había visto un "jumano" en mucho tiempo.

—Entonces, Bichu, déjame decirte algo... Nunca pierdas eso tan importante que tienes; porque, cuando menos te lo esperes, descubrirás que puedes estar hecho para... algo más grande.

Si hubiese tenido el status de Maestro, seguramente le hubiera ofrecido la Llave-Espada a Bichu en aquel preciso momento. Era... sí, era porque me recordaba a mí, supongo. Tal vez hubiese sido una decisión precipitada, pero supongo que hubiera sido una buena decisión.

Pero no tenía sentido pensar en eso ahora. Era un Aprendiz, después de todo. Tomé mi nueva daga y me alejé, no sin antes agradecerle al insecto. ¿Tal vez pudiera hablar con Ronin o Kazuki sobre él?

Pensando en eso, me alejé por el rumbo que Ragun había tomado hacía ya un rato. Ojalá no lo hubiese perdido...