El balón en el aire hizo despertar la magia más inimaginable para la mente de cada espectador. Los gritos, la euforia, la emoción a flor de piel estalló en el pitido del silbato de Exuy. Las graderías se hicieron inmensas y el retraso fue caso olvidado, la cancha donde estaban los moguris se hizo inmensa. ¡Era hora de la Mogupelota!
Rápidamente el moguri de número uno en la espalda tomó la ventaja para agarrar la pelota en el aire e ir corriendo hacia el arco enemigo. Era increíble la velocidad que podrían alcanzar estos moguris en el campo de juego y la gente gritaba por a favor de su equipo favorito.
Algo inesperado ocurrió en ese momento, una especie de patineta se creó a los pies de Fran y a los míos. Algo así como una especie de mini gliders que nos permitiría movernos con mayor facilidad. Fue en ese instante cuando el numero 1 lanzó el balón por los cielos para ser recibido por su compañero listo para embestir el balón con su pompom. Pero a su camino salió el GuardaKupi para bloquear y disparar el peligro hacia el lado contrario.
Fran yo iré por ese lado de la cancha exclamé a mi compañero haciendo así mas fácil juzgar las acciones.
El baló fue recibido por uno de los Mogaditos para llevarla a la futura puntuación de su equipo. Rápidamente se fueron pasando el objeto con una destreza impecable evadiendo el quite del equipo contrario. Y al igual que los Darkupis la pelota fue lanzada por el aire para ser recibida con el pecho del moguri y dando una elegante vuelta hizo pasear su pompom en trecientos sesenta grados para golpear con extrema potencia.
Un fuerte grito de celebración estalló en las galerías del equipo que había insertado en el aro de Darkupis, incapaz el guardakupi de bloquear aquella veloz pelota.
Un sentimiento de emoción sentí en mi interior casi incontrolable, aquel juego era un sentimiento que se impregnaba en el cuerpo y uno tenía que dejarse consumir. Miré con una sonrisa espontanea a Fran mostrándole lo feliz que me hacía estar en ese lugar.
El balón nuevamente fue lanzado al aire para ser recibido nuevamente por el moguri uno de los Darkupis. Demostrando mayor velocidad se dirigió al arco evadiendo a todos sus posibles contrincantes. Lanzando su cuerpo preparó sus pies para lanzar aéreo sobre ellos generando un explosivo impulso, embistiendo sobre la pelota que como un rayo de luz salió disparada al arco para ser insertada en el arco. Pero nuevamente el guardakupi extendió sus brazos para congelarlos y dejarlos como cristal, listo para recibir el impacto de la rápida pelota expulsándola por los aires.
Inmediatamente el numero dos tomó el balón para conjurar piro en el balón y lanzarlo como un misil al aro. El impacto con las manos de hielo se rompieron y el moguri salió disparado hacia atrás, dentro del aro. Fran puso el silbato sobre su boca y levantando su mano hacia los Darkupis indicó que el punto era de ellos. Más gritos, más euforia.
Yagami, Akio, Ronin entre otros maestros veían emocionados el partidos con una sonrisa en sus rostros. El juego parecía ir bien, Kupi nos había salvado el día entregándonos a último momento las reglas y el juego se llevó a cabo durante los 20 minutos. Demostrando ingenio y agilidad en las formas de acertar al aro. Conjurando magias para potenciar el lanzamiento e incluso controlando el espacio.
Como cuando el moguri 3 lanzó el balón hacia el suelo esperando todos su rebote, pero se quedó pegada al suelo como si su peso hubiese aumentado, inmediatamente el moguri uno de ese equipo se impulso en aéreo para golpear el balón e insertarlo en el aro enemigo, todo en un pestañeo, dejando atónitos a todos los espectadores. Ese era la emoción de vivir la Mogupelota.
El contador llegaba a su límite y algo extraño sucedió en el juego. El balón había sido detenido por el uno de los Mogaditos, y éste, lanzando el balón al cielo se quedó paralizado. Inmediatamente noté que a sus espalda el moguri del equipo contrario estaba atrás rodeado de electricidad. Al parecer había traspasado al moguri dejándole en estado de Shock. Fue cuando un bullicio se incremento en el público alegando lo sucedido, pero en las reglas estaba claramente permitido el uso de magia.
El balón que permanecía en el aire fue agarrado por el moguri “uno” del equipo, rodeado de aire que le propulsaba en su vuelo y, a su espalda, le seguía el numero dos y cuatro. Cuando el número “uno” del equipo defensor se acercaba a su motivo, el moguri que llevaba la cabeza de esa fila soltó la pelota para ceder al tercero de la fila, ya que el segundo se armó de violencia para envestir en contra del moguri que pretendía defender la zona, siendo lanzado hacia el extremo del campo de juego. El moguri que portaba el balón, más el que quedaba de la fila, tomaron firmemente el objeto para envolverla en una carga eléctrica y el primer moguri hizo su retorno hacia atrás girando por los aires para golpear la pelota cargada.
Como un misil golpeó la pelota que iba directo al Guardakupi, pero como Fran y yo, y tal vez gente del público, nos daríamos cuenta que recibir aquella pelota sería un gran daño.
Espontáneamente Fran Salió al encuentro de la pelota para evitar el impacto, pero la velocidad de la pelota no lo hizo poder alcanzarla. Al contrario, el impacto dañó al guardakupi y a Fran, quedando ambos en estado de paralizis. Este suceso solo me dejaba a mi disposición el juzgar la jugada.
Las reglas decían bien claro que esto visto estaba permitido. Pero el bullicio de la gente y el alegato de las personas decían otra cosa, la decisión ameritaba ser pronta. Lazando mi mano al aire hice aparecer una tarjeta negra, la tarjeta de falta.
El Hecho que se clasificara como falta permitía que el equipo dañado adquiriera la posibilidad de lanzar un impacto al aro contrario. Lo supe porque corrí desesperado donde Kupi que observaba del fondo exigiéndole que pasaba en estos casos. Para suerte él pequeño lo sabía.
El equipo atacante saco a su numero dos para preparar su golpe. Preparé el silbato en mi boca para ser tocado y al ejecutarlo el moguri desapareció de su lugar y un golpe de la pelota sonó con potencia en el lugar. Miré hacia el aro y la pelota se encontraba a su otro lado, como si hubiese viajado a la velocidad de la luz, o tal vez como si una habilidad hubiera parado el tiempo para golpear la pelota para no ser vista. Era un misterio el modo de juego de la Mogupelota, se necesitaba ser profesional para jugar.
Entre el grito de celebración alcé ambas manos para dar fin a aquel sorpresivo primer tiempo. E inmediatamente salí para acercarme al pequeño Kupi exigiéndole explicaciones:
—
¡¿Qué pretendes Kupi?! ¿Qué es lo que ocurre?—
Lo siento kupi, Exuy yo no puedo… — los ojos del ser se turbaron mirando hacia un costado, que inmediatamente miré intentando descubrir lo que miraba.
A lo lejos una sombra, que se movió rápidamente entre las orillas del estadio intentando escapar. Entonces me diriguí hace mogara quien curaba el estado del moguri y de Fran para saber si podía salir y dejar en sus manos el resto del juego.
—
¿Estará bien?—
Lo estará —dijo mogara quien ya tenía levantando a mi compañero.
—
Lo dejo en tus manos, Kupy te dirá el resto —dije entregando una simple sonrisa a Fran.
Salí apurado intentando seguir a la silueta entre el público. Me diriguí lo más rápido y por suerte noté como salía por una de las puertas de emergencia.
—
¡Alto! ¡Detente!El extraño hombre cuyos pies no se veían, cubierto por una capa negra, se detuvo en los jardines invocando tres sombras del suelo. Al instante invoqué mi arma para detener los rápidos ataques de los sincorazones.
—
¡Dime quién eres!Una carcajada se escuchó proveniente del desconocido ser. Temeroso retrocedí pensando en una especie de demonio a quien deber respeto.
—
Ay Exuy. Tenías que arruinarlo todo junto a tu amiguito Fran kupó — la capa salió desprendida por los aires dejándose ver por completo.
Para sorpresa, e inesperado, ante mi tenía a un moguri de pelo azul y prendas negras, que se mantenía volando. De pronto se dio vuelta para ver claramente su rostro y recordarlo con temor.
—
¿Que harás ahora pequeño? Ya lo has echado a perder todo. Estúpido juego, Estúpidas ganancias kupó. Ese Mog se los está engañando a todos.—
¿Que quieres decir? ¿A-a q-que te ref…—
No vale la pena decirte las cosas… pero esta me las vas a pagar. Y todos los de Tierra de Partida. Maldito seas Kupi y tu bocota… al menos le gustaba la idea de visitar Bastion hueco kupó.—
¡Basta! Deja de decir mentiras.
—
¿Mentiras? Fue él quien te mintió, kupó.—
¡No! tu lo obligaste tu lo-—
¿Yo? No seas un crio Exuy kupó. ¿Acaso no sabes qué tipo de relación tiene Kupi con Mog?Mantuve silencio apretando mis puños, intentando no explotar la ira que me provocaba hablar con el moguri.
—
Recuerdame, que algún día te arrepentirás de haberme conocido. No olvides mi nombre, no olvides a Kraspy. Por esta vez lo lograste, solo por esta vez…Los tres sincorazones se abalanzaron hacia mí, a quienes acerté con mi arma lanzándoles lejos. Invocando piros y gastando todas mis fuerzas para alejar las bestias. Ya cuando desaparecieron, Kraspy también se había esfumado.
A mis espaldas llegó Ronin a quien conté lo sucedido, lo que había pasado y a quién había conocido. Luego, alentándome, me invitó a retornar al juego y terminar lo que había empezado. Sin embargo, aunque ya no estaba el peligro ahí, la amenaza permanecía latente.
***En los asientos de apoyo aun estaba Kupi, al cual me acerqué para permanecer en ese lugar. No tenía muchas ganas de seguir arbitrando además de que Fran perecía hacerlo de maravillas.
KUPY —
¡Exuy! Te ha hecho algo, kupi — dijo el moguri con cara de espanto.
—
No… pero por qué no me dijiste nada.—
No podía, yo estaba amenazado por él kupi.—
Tu… —dije un tanto inseguro —
¿Qué relación tienes con Mog?La cara de mi amigo se asombró con la pregunta, como si le hubiese llegado al hueso. Luego de unos segundos él respondió:
—
El… es mi papá, kupi.—
¡¿Tu papá?!—
Así es, todo esto lo hice para llamar su atención… por eso llegó Kraspy a convencerme de que si iba a Bastion Hueco lograría captar la atención de mi padre. Pero esto no lo tiene que saber nadie Exuy, promételo.—
Vale, vale. Lo prometo, pero tu también prométeme que no me volverás a ocultar nada ¿eh? —dije sorprendido con la noticia.
—
gracias, lo prometo, kupi.***El partido terminó con los Mogaditos arriba por 5 puntos. Todo cumplido satisfactoriamente. Al final le conté a Fran lo sucedido, a quien acompañé hasta el pasillo de nuestros cuartos para despedirnos hasta una próxima vez. Me fui un tanto asustado, pero Ronin me había dicho que no me preocupara tanto, que pasaría a conversaciones de los maestros.
Al menos con eso pude dormir aquella noche donde quedaban los buenos recuerdos de la mogupelota.